lunes, 20 de agosto de 2012

Las locuras de Cruz Marcano

El pugilismo siempre fue un deporte de carisma, empuje, fuelle, sesos y muchísima voluntad. En tiempo pasado existían innumerables boxeadores que disponían de 3,4 y hasta de las 5 herramientas. Por eso había una competitividad inmensa que atraía la atención del público. En la década de los años ’60 del siglo pasado, el boxeo pasaba momentos difíciles cuando Delio Amado León y Carlos González, hombres de la prensa deportiva radial y escrita, decidieron crear una empresa de promoción de pugilistas. La llamaron Gondel. Pronto el panorama empezó a mostrar mejorías. Delio y Carlos se fueron al oriente del país. De allá regresaron con una pléyade de boxeadores cumaneses, todos entrenados por el maestro Heli Montes. Pedro Gómez, su hermano Antonio. Félix Márquez. Alfredo Marcano. José García. José Luis Vallejo. Cruz Marcano. Aquí se detiene la cinta. Quizás el más talentoso de todos los pugilistas cumaneses. Disponía de una voluntad magnífica. Montes refirió que en una ocasión se inscribió para correr un maratón en Cumaná. Mientras el sol se hacía más incandescente en el añil cumanés, Marcano apretaba con remates sostenidos que exigían al pelotón delantero. Entre los corredores se escuchaban quejidos, y desde el público gritaban “amarren a ese loco”. Marcano era un gran manejador de la esgrima y también tenía pesadas las manos. En más de una ocasión escupía el protector bucal para provocar a sus contrincantes. Les decía muchas groserías para hacerlos molestar y luego los dominaba a placer. La primera vez que Heli Montes llevó a Cruz Marcano a Caracas, fue en un intercambio entre las selecciones del Distrito Federal y el estado Sucre. Empezaron a promocionar como uno de los enfrentamientos más llamativos de la velada al del “Pavito” Hernández versus Cruz Marcano. Marcano era un insigne desconocido en la capital. Hernández era la sensación del momento en su peso, venía arrasando con cuanto pugilista le pusieran por delante. Los periodistas le decían a Montes que mejor cancelara la pelea porque el “Pavito” iba a destrozar a ese flaquito coco pelado. El Maestro, asintió con la cabeza, sonrió. Se dijo para sus adentros. “Estos no saben de quién están hablando”. Cruz parecía querer desprender la pera loca y Montes le reclamó que se controlara mientras le sostenía el saco. Toda esa fuerza la debía guardar para el cuadrilátero. Hubo de darle dos manotazos en la espalda. Tan pronto empezó el combate el público empezó a corear al “Pavito”. A medida que las arremetidas de Marcano llegaban con más intensidad al rostro y el cuerpo del “Pavito”, los gritos empezaron a calmarse, hasta que lo único que se oía en el recinto era el roce de las botas de boxeo sobre la lona y los impactos de los guantes en la cara. Los periodistas quisieron entrevistar a Marcano luego de la pelea. Montes tuvo que pasar varios minutos para convencerlo de hablar con los fablistanes. A regañadientes conversó con los periodistas. Varios monosílabos llenaban de silencio el momento. Sólo al final el púgil lanzó su ataque sostenido ante la desconsideración que habían tenido con un boxeador desconocido. “¡Averiguen primero. Pregunten. Revisen el record de peleas. Solo así podrán hablar pendejadas con propiedad!”. Entre las peleas más recordadas de Marcano aparece la que efectuó el 20 de diciembre de 1968 ante el futuro campeón de los welter jr., Antonio Cervantes, “Kid Pambelé”, y la que realizó el 15 de agosto de 1969 ante su coterraneo cumanés Alfredo Marcano. Ambas reyertas en el peso pluma. Ante Pambelé, luego de descifrar su estilo, empezó a provocarlo y cayó en la trampa. En el cuarto asalto lo conectó de llenó y Pambelé se fue a la lona. Contra Alfredo, la pelea fue muy dura en los primeros cinco asaltos, su tocayo le dio una lección de boxeo. A partir del sexto Alfredo se puso los patines y nunca se detuvo a intercambiar con “el loco” que lo perseguía y le gritaba. El veredicto inicial fue una victoria para Alfredo. Cruz Marcano se soltó de sus segundos y lo llamó para seguir peleando. “¡Vente que ahora si te voy a reventar!”. Luego los árbitros rectificaron y el resultado fue empate. Cuando Cruz Marcano falleció en un accidente automovilístico mientras viajaba de Caracas a Cumaná el 22 de agosto de 1970, era una de las grandes promesas de pugilismo venezolano. A pesar de haber perdido una decisión ante el mexicano Memo Morales, Marcano disponía de todas las herramientas para disputar el titulo mundial de los plumas. Alfonso L. Tusa C.

jueves, 2 de agosto de 2012

Vente Ruben

La voz fluia ronca a un costado de la pedana donde rechinaban los zapatos de los esgrimistas. Luego de vencer al egipcio Ayman Fayez en dieciseisavos de final. Empece a escuchar con mas volumen la canción de Serrat. Hoy puede ser un gran dia plantéatelo asi. La apretada anotación 15/13 hizo mas telúrico el eco que llegaba desde Mexico 1968. Yo se que tu puedes Ruben. En octavos de final los chirridos de la pedana describian semicírculos que dibujaban una pugna feroz ante el suizo Max Heinzer, quinto en la clasificacion mundial. Por radio escuchaba los comentarios del narrador, recordaba la gesta del Morochito Rodriguez . Los semicírculos abrian una ventana donde se atisbaba, los cuartos de final. Limardo salia vencedor 15/11. La espera desde 1968 se erguia retadora y Ruben Limardo seguía apretando la espada con determinación. Tu perteneces aquí, se que lo vas a lograr. Vamos Ruben, echale pichon. La voz se ahogo cuando el venezolano salio adelante 14/6 ante el campeón mundial italiano Paolo Pizzo. Cuando el europeo reacciono la voz gritaba mas duro. Vamos Ruben, si se puede. Resistio el temporal y cuando se quito la mascara tenia 15 puntos por 12 de : Pizzo. Toda la emoción de un país resonaba desde Cumana hasta Ciudad Bolivar, rebotaba en las paredes del recinto londinense, silbaba en la ilusión de romper aquella sequia de oro olímpico. En semifinales Limardo salto a la pedana frente al verdugo de Silvio Fernandez. Una lucha muy cerrada de nervios metálicos. Por cada punto del estadounidense Seth Kelsey, Limardo rispostaba. En el aire vibraba aquella voz de 1968. Tienes que llegar hasta aquí, esta soledad es fastidiosa. Salto y levanto las manos cuando Ruben vencio 6/5. Llego el momento de la verdad, la voz se multiplicaba en cada centímetro de la pedana. Se colaba entre los chirridos metálicos. Reclamaba una satisfacción para todo un país sediento de buenas noticias. Por eso cuando el bolivarense empezó a dominar el match ante el noruego Bartosz Piasecki, de descolgó hasta que la puntuación final marco 15/10. Lo hiciste Ruben, buena esa, yo sabia que ibas a llegar. Ahora viene lo mas escalofriante Ruben, ese momento cuando ponen el himno nacional, porque tu sabes que en ese instante todo un país siente junto esa letra, la digiere, y no cuesta ser venezolano porque se entiende que cuando hay un plan, disposición y disciplina cualquier mezquindad o sectarismo fenece en las alas de la libertad. Alfonso L. Tusa C.