lunes, 31 de agosto de 2015

John Coltrane a pasos de gigante.

“Quiero ser la fuerza verdadera de la bondad” Entrevista con Frank Kofsky de KPFK fm en 1966. Manejando con Coltrane. Una tarde de noviembre de 1966, Frank Kofsky tomó el tren hacia Long Island. Tenía programado pasar el día con John Coltrane. Kofsky llevó su grabador de cintas y lo que sigue a continuación es la conversación que dos hombres tuvieron mientras manejaban por la ciudad e hicieron varias paradas a lo largo del trayecto. Coltrane se había mudado a Huntington, New York con su esposa Alice y sus hijos en 1964. Vivían en una casa modesta en una calle tranquila de tres canales. Era una casa para levantar una familia. Coltrane recién había cumplido 40 años. Moriría de cancer hepático menos de un año después. Sobre Malcolm X: “Yo vivía en el centro, estaba en el hotel y veía los afiches y noté que él iba a estar por ahí. Me dije, ‘bien voy a ir para allá a ver este gato porque nunca lo he visto’. Yo estaba muy impresionado”. Sobre la hermandad: “Creo que con hermandad no habría pobreza, y también con hermandad no habría guerra”. Sobre interpretar música: “Solo espero que quien sea que escuche, lo disfrute. Si no lo disfrutan, entonces preferiría no estar ahí. Me gusta una audiencia que muestre lo que siente y responda”. Sobre agregar un saxofonista: “Eso me ayuda mantenerme vivo algunas veces porque esto es muy físico, hombre, el ritmo que he estado teniendo, es muy duro. He ganado mucho peso. Ha sido un poco duro físicamente, siento que me gusta tener a alguien ahí en caso de que yo no tenga la fuerza”. Sobre la espiritualidad: “Tengo que crecer a través de ciertas fases de esto hacia otras manera de entender y ser más consciente y alerta de que ese eso que se supone que debo entender, y estoy seguro que todo esto será parte de la música”. Sobre aprender: “Si hay algo que no entiendes, tienes que ser humilde al respecto. No vas a la escuela y te sientas y dices yo sé lo que me vas a enseñar, ¿sabes? Te sientas ahí y aprendes. Abres tu mente, absorbes. Tienes que estar tranquilo, tienes que estar sereno para hacer eso”. Los dos grandes, Miles Davis y John Coltrane, tuvieron una relación complicada. Coltrane comenzó como parte de la banda de Davis pero hacia finales de los años ’50 estaba bien encaminado a hacerse de un nombre por si mismo y se separó para tomar su camino. Ambos poseían grandes personalidades, respetaban la músicalidad uno del otro pero también eran muy competitivos, una dinámica que probablemente los empujó a realizar el profundo trabaja que cada uno produciría en los años siguientes. “Yo salía con una muchacha quien era negociante de antigüedades en Francia. Ella me dio ese saxofón soprano y yo se lo dí a Coltrane. Le di esa cosa a Trane, hombre, y probablemente todavía esté en sus manos. ¡Él probablemente murió con el saxo en su boca!” Miles Davis. Algunas de las grabaciones más influyentes de Coltrane fueron hechas mientras el firmó con Impulse Records, desde 1961 hasta 1965. Para estos álbumes, incluyendo A Love Supreme, Coltrane grabó con el Classic Quartet: Coltrane en el saxofón, McCoy Tyner al piano, Jimmy Garrison en el bajo, y Elvin Jones en la batería. Ellos grabaron el legendario A Love Supreme en el estudio de Rudy Van Gelder, en Englewood Cliffs, New Jersey en diciembre de 1964. Sorprendentemente el grupo solo interpretó A Love Supreme en vivo una vez, durante una actuación en Francia en 1965. Para ese mismo año, el cuarteto estaba empezando a disolverse y Coltrane se desplazaba hacia un estilo más abstracto. Los saxofones de Coltrane Coltrane tenía tres saxofones: uno alto, tenor y soprano. El tenor fue donado al National Museum of American History por el hijo de Coltrane, Ravi. Es un tenor Mark VI hecho en 1965, el mismo año que fue estrenado A Love Supreme, por Henry Selmer Paris, un manufacturador de instrumentos de gran acabado. El sonido de ese soprano era realmente más cercano a mí oído. Frank Kofsky: ¿Vives muy lejos de…donde estamos ahora? John Coltrane: Bien, me parece que estoy a cuatro o cinco millas de camino (risas) FK: Verdaderamente suenas como John el Granjero (risas). JC: Si hombre, cuando vengo aquí, tengo que hacer todo…conseguir todo lo que quiero. Tu sabes, voy a la tienda y hago todo eso porque no quiero regresar aquí. (Música) FK: ¿Donde tocas en tu casa? JC: En cualquier parte. Hay una habitación al lado del garaje que estoy reparando…pienso que va a ser mi cuarto de ensayos. Sabes que algunas veces construyes una habitación y termina siendo un lugar donde entras solo para ir al baño, así que no sé, espero que me guste pero… Mantengo una corneta en el piano y tengo otra en mi dormitorio. La flauta usualmente está allá atrás porque cuando llego cansado, me acuesto y practico y… FK: ¿Me dirías cuantas horas al día tocas? JC: No muchas en este momento. Pienso que es solo cuando algo trata de aparecer que de veras practico y eso es todo, no sé cuantas horas, es todo el día. (Música) JC: Hice algo tonto, me sentí insatisfecho con mi boquilla (risas).Tenía algún trabajo hecho en esta cosa y en vez de mejorarlo, lo arruiné. Eso me desanimó de verdad, porque había ciertos aspectos de esa interpretación que requiere cierta rapidez que estaba alcanzando y no la pude lograr porque había dañado la boquilla… así que tuve que recortarla (risas). Pero en ese momento, eso estaba tan vívido en mi mente, la diferencia como estaba tomando la corneta, tan pronto como la puse en mi boca, pude oírla. Podía sentirla y me detuve, me puse a hacer otras cosas. De hecho el saxo soprano es una de las razones de que empecé (risas) a desencantarme de la boquilla del saxo tenor, ¿ves? Porque el sonido de ese soprano era de verdad muy cercano a mi oído. Yo no quería admitir esta cosa porque dije que el tenor era mi saxofón, este es mi bebé pero el soprano, aun hay algo ahí, solo la voz de eso que no puedo…Es muy hermoso. De verdad me gusta. (Música: John Coltrane “My Favorite Things) FK: La gente donde me quedaba tiene una amiga, una dama joven y ella estaba en el centro, en uno de los discursos de Malcolm X, mira y observa, quien debería caer en el asiento al lado de ella sino John Coltrane (risas) JC: (risas) Si. FK: ¿Estabas impresionado con él? JC: Definitivamente, definitivamente. Sentía que tenía que ver al hombre. Estaba completamente impresionado. FK: Algunos músicos han dicho que hay una relación entre algunas ideas de Malcolm y la música. JC: Bien, yo pienso eso. La música, siendo una expresión del corazón humano o el humano siendo tal, expresa lo que está ocurriendo. La experiencia humana completa de ese tiempo particular está siendo expresada. (Música) JC: En cualquier situación que hallemos en nuestras vidas, cuando hay algo que sentimos debe ser major, debemos hacer el esfuerzo por tratar de hacerlo mejor. Así es igual en lo social, musical, político, y en cualquier departamento de tu vida. Pienso que la música es un instrumento. Puede crear el patrón de pensamiento inicial que puede crear un cambio, en el pensamiento de las personas. (Música) JC: Me refiero a que quiero ser una fuerza real de bondad. En otras palabras, se que hay fuerzas malas. Se que hay fuerzas allá afuera que le ocasionan sufrimientos a otros y miseria al mundo, pero yo quiero ser la fuerza opositora. Quiero ser la fuerza de la bondad verdadera. (Música) FK: ¿Qué buscabas John, quieres un cigarrillo, o…? JC: No, me estoy levantando porque mi espalda está humedad y necesitaba dejar la silla. FK: No tengo más preguntas programadas o improvisadas (risas) que hacerte. No sé cuando volveré a tener la oportunidad de entrevistarte con un reproductor de cintas (risas). ¿Tienes algo más que decir? JC: Bueno hombre, tú lo hiciste, creo que hiciste todo. (Música). Traducción: Alfonso L. Tusa C.

viernes, 28 de agosto de 2015

Ingrid Bergman recuerda como Ernest Hemingway le ayudó a conseguir el papel en Por Quien Doblan las Campanas.

Mike Springer. Open Culture. 20-03-2013. Ernest Hemingway tenía una mirada oscura de Hollywood. Él dijo una vez que la mejor manera para un escritor tratar con el negocio de las películas era arreglar una reunión rápida en el límte del estado de California. “Tú les lanzas tu libro, ellos te lanzan el dinero”, dijo el. “Entonces te metes en tu carro y manejas de vuelta hasta el lugar de donde viniste”. Peo Hemingway se involucró un poco más cuando llegó el momento de filmar su novela de 1940 Por Quién Doblan las Campanas, como revela Ingrid Bergman en esta entrevista de 1971 para CBC. Hemingway vendió los derechos a Paramount Pictures en parte porque quería que su buen amigo Gary Cooper, quien había protagonizado en A Farewell to Arms, interpretara el papel principal de Robert Jordan, un estadounidense voluntario en la guerra civil española a quien le encomiendan la peligrosa misión de volar un puente. Cooper estaba bajo contrato con Paramount. Bergman llamó la atención de Hemingway por primera vez cuando él vio a la actriz sueca en la versión hollywoodense de Intermezzo en 1939. A pesar de su apariencia nórdica, Hemingway pensaba que Bergman sería perfecta para el papel de la joven española María en Por Quien Doblan las Campanas. Como Bergman explica en la entrevista, Hemingway le envió una copia del libro con la inscripción, “Usted es la María en este libro”. El problema era que Bergman estaba bajo contrato con otro estudio, Selznik International Pictures. Pero los estudios ocasionalmente hacían arreglos entre sí para compartir actores, y David O. Selznik se convenció de que el proyecto de alto perfil de Hemingway sería muy beneficioso para la carrera de su joven protegida. Así que en una actitud típica, Selznik levantó todas las restricciones. El 31 de enero de 1941, Selznik envió una nota a Kay Brown, su buscador de talento quien había descubierto a Bergman en Suecia, describiéndole sus esfuerzos para conseguirle el papel a Bergman. En un pasaje citado por Donald Spoto en Notorious: The Life of Ingrid Bergman, Selznik escribe: Me tropecé con Hemingway hoy y me dijo clara y francamente que le gustaría verla interpretar el papel. También se lo dijo a la prensa hoy. Sin embargo también me dijo que en Paramount le dijeron que ella era acartonada, sin talento, y varias otras cosas…Tambien estoy supervisando personalmente una campaña de publicidad para tratar de llevar a Paramount hasta una posición donde casi tendrán que usarla. Estarás viendo estos artículo de tiempo en tiempo. Incidentalmente, Ingrid no estaba hoy en la ciudad, sino la pude haber traido para que se reuniera con Hemingway. Sin embargo, estamos haciendo los arreglos para que ella viaje hoy a ver a Hemingway en San Francisco antes que el navegue hacia China. Si ella le gusta, le pediré que vaya a la ciudad a conversar con Paramount sobre eso. ¡Si ella no consigue el papel, no será porque no se haya hecho una campaña sistemática para conseguirlo para ella! Como parte de la campaña sistemática de Selznik, él invitó a la revista Life para fotografiar el almuerzo de Bergman con Hemingway y su esposa, Martha Gelhorn, en el restaurant Jack’s de San Francisco. “Ingrid, si no actúas en la película, no trabajaré en ella”. A pesar de las maquinaciones de Selznik, Paramount le dio el papel a una de sus actrices contratadas, la bailarina de ballet Vera Zorina. Bergman tuvo que contentarse con el papel femenino principal de una pequeña película en blanco y negro llamada Casablanca. Pero luego de varias semanas de filmación de la película de Hemingway en la Sierra Nevada, Paramount se disgustó con la actuación de Zorina. Justo cuando Bergman se preparaba para Casablanca, su deseo se hizo realidad y le dieron el papel de María. Por Quien Doblan las Campanas se convirtió en el gran éxito de 1943, y Berman recibió una nominación al Oscar por su actuación. Aunque, irónicamente, fue su papel en la bajo perfil Casablanca el que selló el destino de Bergman como ícono del cine. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

jueves, 27 de agosto de 2015

Silencio y algarabía. El titular encendió un movimiento oscilatorio rodeado de luces intermitentes en paredes cilíndricas, el efecto de vacío apenas me permitía leer: “Cuarenta años del título de Cecotto”. Entre el vértigo de la fuerza centrífuga trataba de visualizar la película de 1975, las escapadas al techo para buscar juegos de Grandes Ligas en onda corta, la timidez para mantener una conversación con las muchachas, las discusiones con papá por usar su máquina de escribir, siempre me ordenaba utilizar la máquina más destartalada en el fondo de la oficina; cuando llegado el crepúsculo veía por la ventana que caminaba que caminaba en la acera hacia la calle Mohedano, regresaba a mi máquina de escribir favorita, porque papá se había ido a jugar dominó. Las excursiones a la hacienda San Baltazar para jugar pelota en la trilla de café, el reto diario de segundo año de secundaria. Todo se arremolinó en el centro de la remembranza, junto a dos hechos puntuales de aquella épica de Johnny Cecotto en 1975. El primero titilaba alrededor de marzo, cuando un desconocido jovencito venezolano con una motocicleta artesanal arrancó entre los últimos del pelotón de salida de las 200 millas de Daytona. Sin conocer casi nada de motociclismo, me sorprendí al leer en el periódico que Cecotto había llegado tercero por delante del multicampeón mundial Giacomo Agostini. Una mañana reparábamos la bicicleta de mi amigo Leo contrareloj en el garaje, cuando parecía que perderíamos la clase de inglés, logramos reparar el neumático y arrancamos a toda velocidad por la calle Las Flores, dos cuadras ante de llegar al liceo casi chocamos con una camioneta en un cruce, levantamos la bicicleta del pavimento y entramos en ella hasta la recepción del liceo. Sudados y casi sin aliento quisimos pasar a la clase diciendo “Buenos días”, la profesora Maritza Barrios se paró frente a la puerta y dijo “What did you say?” Pasaron como dos minutos hasta recuperar el aliento y recordar el “Good morning teacher”. Otro fin de semana avanzábamos en el camino de ripio de la hacienda y nos paralizamos cuando dos perros negros atravesaron la cerca de alambre de puas desde la hacienda adyacente. Por instinto de conservación arrancamos a correr frente al cañaveral, cuando los perros casi nos alcanzaban trepamos hasta la mitad de un cocotero, ahí estuvimos como 15 minutos hasta que llegaron unos obreros y espantaron a los perros. El otro episodio ocurrió temprano una mañana sabatina, me llevé el radio de compañía mientras hacía un trabajo de castellano en la máquina de escribir. En el momento culminante de la carrera, el narrador se resignó a que Cecotto difícilmente ganaría esa prueba, en la semipenumbra de la oficina me llevé el radio cerca de la ventana y grité junto al eufórico del narrador. “Johnny Cecotto gana de manera fantástica, pasó entre los líderes Walter Villa y Giacomo Agostini”. Papá entró a la oficina para saber del escándalo, disimiludamente, mientras le hablaba de la carrera me llevé mis papeles hacia la máquina destartalada. Alfonso L. Tusa C. 27-08-2015.

Don't Worry Baby by The Beach Boys.

álbum Shut Down Volume 2 Publicación 11 de mayo de 1964 Grabación 20 de febrero de 1964 en los estudios Western Recorders, en Hollywood GéneroSunshine pop Duración 2:47 Discográfica Capitol Records Escritor(es) Brian Wilsony Roger Christian Productor(es) Brian Wilson • Fue concebido como la secuela del éxito de las Ronettes que alcanzó el puesto número 2 “Be My Baby”. Cuando Brian Wilson oyó la canción de las Ronettes en el radio se preguntó en voz alta si podría componer algo parecido. La esposa de Wilson, Marilyn le dio ánimo diciéndole “Don’t Worry Baby”. Wilson recordó eso cuando llegó el momento de escribir canciones con su amigo Roger Christian. • Brina Wilson le dijo a Goldmine en 2011 en referencia a esta canción: “La escribí con Roger Christian y me tomó ods días hacerlo. Empecé con la idea del verso y luego escribí el coro. Era una canción muy simple y hermosa. Es una pieza que llega al corazón y el alma. Así lo sentí en mi corazón. Algunos dicen que es acerca de un carro y otros dicen que trata de una muchacha, ¿Quién tiene la razón? Ambos. Trata de un carro y una mujer”. • Philip Lambert, autor de “Inside The Music of Brian Wilson, habló de las similitudes entre esta canción y “Be My Baby”: “Están en la misma clave, E Mayor, y empiezan igual. La estructura del fraseo es la misma, las progresiones de los acordes son casi las mismas, las melodías son casi las mismas”. Lambert apunta que el cambio de clave de esta canción es un toque inesperado que ayuda a hacer a esta canción memorable. La batería al comienzo tiene el mismo ritmo de “Be My Baby”. • Esta canción fue grabada en dos sesiones de 8 horas. Brian Wilson a menudo usaba a los famosos músicos de sesión de Los Angeles, pero esta vez el ensayo se hizo casi en familia: Brian tocó el piano y el bajo, Carl Wilson tocó la guitarra, y Dennis Wilson tocó la batería. • Los Beach Boys la usaron como lado B de su éxito, “I Get Around”. • B.J. Thomas la grabó en 1977. Su versión llegó al puesto 17 en Estados Unidos. • Esta canción fue usada en la película de Drew Barrymore, Never Been Kissed (Mi Primer Beso). También sonó en Good Morning Vietnam. • Billy Joel la cantó en el concierto “Tribute to Brian Wilson” transmitido el 4 de julio de 2001. • El líder de Weezer, River Cuomo, la grabó en 1993. Quince años después él incluyó su versión en su álbum como solista Alone II. Le dijo a la revista Billboard que esta canción había sido muy influyente en su estilo para escribir canciones. Cuomo explico: “Descubrí a los Beach Boys alrededor de 1992-93, para ayudarme a aprender a escribir ese tipo de melodías y armonías y progresiones de acordes, me aprendería sus canciones y grabaría mis propias versiones al estilo de Weezer, con guitarras distorsionadas. • Cuomo agrgó: “Me gusta mucho la melodía de Brian Wilson cuando dice, ‘Well, it’s been building up inside of me for oh, I don’t know how long’. Me gusta esa inocencia lírica. Es como una canción pop directa, cantando acerca de una muchacha como el opuesto a algo como los Pixies, donde la letra era abstracta. Y me gustan las grandes armonías en el coro, en realidad son armonías vocales de cinco partes, las transcribí cuidadosamente en mi habitación con mi reproductor de cintas. Pero luego agregué el elemento moderno del sonido de guitarra crujiente. Y eso es lo que de verdad me ayudó a encontrar lo que quería hacer como escritor de canciones y ejecutante en Weezer. • Al Jardine le dijo a la revista Mojo en junio de 2012 que esta fue su sesión de grabación favorita con los Beach Boys. Él recordó: “El ingeniero Chuck Britz logró un gran sonido para esa canción; la batería, el canto, el sonido del bajo Fender Precision. Hay algo especial en la manera como se dio esta canción. Casi todo acerca de ella era una época de cambio para nosotros”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

martes, 25 de agosto de 2015

La magia de los juguetes.

Cada vez que Miguelín lo llamaba al celular, Demóstenes se tropezaba en medio de los escritorios de la oficina de redacción, sabía que tenía pendiente una salida con el niño y a la vez debía terminar la investigación para el reportaje de la constante disminución de juegos en horario meridiano o vespertino en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. El tono de voz a medio camino entre la tristeza y la rabia de Miguelín, lo arrancó de sus cavilaciones sobre ¿Dónde queda el tan referido argumento de que el beisbol es un espectáculo familiar? Miguelin había averiguado que ese sábado continuaba una exposición de juguetes de todas las épocas en los espacios culturales de una entidad bancaria ubicados en La Castellana. Ante algún asomo de excusa por Demóstenes, Miguelín soltó, si ya sé…estás muy ocupado con eso de los juegos que ahora no hacen más temprano en las tardes…chao, chao. Demóstenes respiró profundo y remarcó el número de Miguelín. Está bien hijo ¿a que hora es la exposición? Si pero cálmate, el sábado te paso buscando, pero tienes que estar listo a las nueve de la mañana. De pronto veía la imagen de Lorenzo con la mirada triste luego de haberlo regañado, respiraba profundo para explicarle porque no podía comprarle aquel carrito de pedales japonés que Demóstenes tanto ansiaba manejar y tocar la corneta para que le dieran paso cuando lo manejara en el patio de su casa. Debía conformarse con imaginar que manejaba el carrito de pedales mientras los acordes de “Young at heart” llegaban desde el mueble de madera del comedor donde Lorenzo había deslizado un disco de acetato sobre el tocadiscos y acompañaba con su silbido la voz ronca de Jimmy Durante. En realidad Demóstenes pedaleaba con toda la intensidad de sus piernas sobre el triciclo de tantas aventuras entre el camino de cemento y el inmenso espacio de tierra donde se extendía el patio hacia el garaje y el lavadero. Tomaba las curvas del lavadero y el garaje tan cerradas que casi siempre iba a dar contra el suelo en el tropel del triciclo, entonces se levantaba más rápido que un boxeador ante una caída en pelea de campeonato, sabía que si lo veía Abigail, pasaría por lo menos el resto del día sin manejar el triciclo. Aquel sábado, Demóstenes tocó la puerta y Miguelín abrió con la alegría burbujeando en el rostro. Templó la mano de Demóstenes rumbo al portón del porche. Un momento, ¿No vas a pedirle la bendición a tu mamá? Brenda se asomó en la puerta de la cocina, Miguelin se estrelló contra su regazo y le dio un beso en la mejilla. En el trayecto hacia Caracas, Demóstenes hizo algunas preguntas escolares que Miguelín rechazó, ¡en vacaciones no se habla de eso! Demóstenes debió emplearse a fondo para sostener el paso redoblado de Miguelín desde la estación del metro de Altamira hasta la plaza de La Castellana. Apúrate papá, no sabemos si pueden cerrar la exposición. Luego de subir y bajar varias escaleras entraron por fín al espacio de piso de madera y paredes amarillo pálido. Miguelín intentó correr hacia una patineta oxidada de los años ’50. Demóstenes miró hacia los lados y lo apretó por el antebrazo. ¡Tranquilo hijo, ninguno de esos juguetes se va a ir de ahí! Miguelín se quedó extasiado ante un montaje de madera al fondo de la estancia, antes que Demóstenes pudiera hacer algo, Miguelín movió la manivelas y un mecanismo descorrió la magia de una escena de circo con acróbatas, payasos y un domador que me tía la cabeza en la boca de un tigre. Como pudo, Demóstenes logró separar la mano de Miguelín de la manivela. La boca abierta, los brazos estirados y los pasos rápidos se multiplicaban en el asombro de Miguelín, quería ver todo a la vez, quería meterse en los armarios sellados con placas de vidrio, sobre todo cuando vio una figura de Astroboy. Cuando Demóstenes le dijo que Astroboy era un dibujo animado japonés de mediados de los años ’60, Miguelín lo miró con incredulidad. ¿Tú conocías a Astroboy? ¡Mentira! Al entrar a la sala más grande de la exposición un ¡guao! Estalló en los labios de Miguelín. Ahí, en el medio del recinto relucían, triciclos, monociclos, bicicletas, patinetas... Miguelín recorrió varias veces el perímetro y siempre terminaba ante el carrito verde japonés de los años ’60. En medio de los recuerdos de Demóstenes, Miguelín tocó la corneta del carrito y de inmediato se acercó la muchacha cuidadora de la exposición, al ver como Demóstenes llamaba la atención de Miguelín se regresó con una sonrisa en el rostro. Ante de abandonar la exposición, Miguelin regresó a la escena del circo, quería halar una vez más el cordel amarillo que templaba las fauces del tigre para que el domador metiera la cabeza entre los dientes de sable. Atravesaron la plaza de La Castellana y entraron a Mokambo’s, Miguelín quería ver una piezas de implementos de cocina antiguos que exhibían en la vitrina de la fuente de soda, el ambiente de jazz y la voz profunda de Jimmy Durante en “Young at Heart” de pronto se llevó a Demóstenes a otra época donde él era Miguelín y Lorenzo era él. La magia del momento le hizo preguntarse por un momento ¿es que en las reuniones de la liga de beisbol se habrán paseado por una vez en lo valioso que es para un padre, una madre y sus hijos, compartir por unas horas en el estadio, en el horario apropiado para los niños? Alfonso L. Tusa C.

lunes, 24 de agosto de 2015

Una conversación con Milan Kundera

19-05-1985, domingo. Late City Final Edition Section 6; Page 72, Column 1; Magazine Desk. The New York Times. Olga Carlisle. Autora de “Voices in the Snow”, escribe frecuentemente en desarrollos culturales de Europa Oriental. Su cara estaba ensombrecida por el profundo crepúsculo de París; solo los ojos resaltaban, un azul intenso. Él habla lentamente, en francés culto, con fuerte acento eslavo. “Solo un trabajo literario que revela un fragmento desconocido de la existencia humana tiene una razón de ser”, dice él en la extensa entrevista de preguntas y respuestas que sigue. “Ser escritor no significa predicar una verdad, significa descubrir una verdad”. En los años ’80, Milan Kundera, ahora de 56 años, ha hecho por su nativa Checoslovaquia lo que Gabriel García Márquez hizo por Latinoamérica en los ’60 y Aleksandr Solzhenitsyn hizo por Rusia en los ’70. Él ha traído la Europa Oriental a la atención de los lectores occidentales, y lo ha hecho con visiones internas que son universales en su atractivo. Su llamado por la verdad y la libertad interna sin la cual la verdad no puede ser reconocida, su realización de que en la búsqueda de la verdad debemos estar preparados para acordar con la muerte, estos son los temas que le han ganado la aclamación de la crítica, incluyendo el Jerusalem Prize de literatura de la Freedom of Man in Society que recibió hace dos semanas, Las novelas más recientes de Kundera, “The Book of Laughter and Forgetting” (1980) y la del año pasado “La Insoportable Levedad del Ser”, tienen que ver con la muerte de la cultura en nuestro tiempo. Implícito en el sentimiento de la amenaza está el peligro de la guerra nuclear. Kundera trata con este peligro alegóricamente, con un irreprimible sentido de lo grotesco. Como su compatriota Milos Forman, el director ganador del premio de la academiaquien se ha adaptado al exilio y ha destacado en ociidente, Kundera, quien ha vivido en Francia desde 1975, ha sido lo suficientemente prolífico para disipar la noción popular de que los escritores arrancados de su suelo nativo pierden su inspiración. Libro versátil tras libro, el lector encuentra pasión, sentido lúdico y una fuerte dosis de erotismo.. Kundera ha tenido éxito en convertir a la Checoslovaquia de su juventud en una tierra vívida, mítica y erótica. La naturaleza de su logro puede explicar en parte porque Kundera es tan fieramente protector de su privacidad. Ningún creador de mitos os mistificador quiere ser descubierto. En una entrevista reciente, el novelista Philip Roth citó que Kundera le había dicho: “Cuando era un niño pequeño de pantalones cortos, yo soñaba con una pomada milagrosa que me haría invisible. Entonces me hice adulto, comencé a escribir, y quería ser exitoso”. “Ahora soy exitoso y me gustaría tener la pomada que me haría invisible”. Predeciblemente había una falta de entusiasmo en la voz de Kundera cuando lo llamé a su apartamento de Paris desde San Francisco, para pedirle una entrevista. La ayuda llegó desde un lugar inesperado, la memoria de mi abuelo, Leonid Andreyev el dramaturgo ruso de comienzos de siglo. Advertida por amigos mutuos que la subyugación soviética de su país había hecho que Kundera desconfiara de los rusos, todos los rusos, sentí que debía mencionar mi origen ruso. Kundera replicó que, en su juventud, había leído y admirado el trabajo de mi abuelo. Se rompió el hielo, y se fijó una fecha. Pero en una carta que recibí de él poco después, escribió: “Debo advertirle de mi mala disposición. Soy incapaz de hablar de mí y de mi vida y los estados de mi alma, soy discreto a un grado casi patológico, y no hay nada que pueda hacer contra eso. Si esto es posible para usted, me gustaría hablar de literatura”. Milan Kundera y su esposa Vera, viven en una de las tranquilas calles adyacentes de Montparnasse; su pequeño apartamento es una garita remodelada con una vista de los grisáceos techos parisinos. Lo que le da a la sala su carácter son las pinturas modernas, surrealistas de la paredes. Algunas son de artistas checoslovacos; las otras son del propio Kundera, cabezas desmesuradas multicolores y manos de largos dedos, como los de Kundera. Vera Kundera es una hermosa morena, de cabellos cortos, flaca en blue jeans. Ella nos sirve vino, y corta artísticamente pedazos de kiwi para nosotros. Mientras conversamos, me impresiono por la apreciación de mis anfitriones sobre el lado festivo de la vida parisina, la facilidad de comprar en el cercano Bon Marche, las frutas exóticas en la tienda de la esquina, las exhibiciones de arte a través del año. Pero durante la entrevista que sigue, Vera está ocupada en la habitación del lado, tipeando y contestando llamadas de larga distancia. La celebridad ha alcanzado a Kundera, y es ella quien tiene que lidiar con las preguntas que llegan de la televisión europea, el teatro y los directores de películas. Alto e inclinado, usando un sweater viejo azul, Kundera se recuesta en el brazo de una silla. Aquí, claramente, está un hombre quien está en paz consigo, bien dans sa peau, para usar la expresión francesa que él exploró en alguna extensión de “La Insoportable Levedad del Ser”. Animada por sus preguntas le cuento un poco de mi niñez de emigrante en París. Mi fascinación con Praga llega hasta esos días, cuando la poetisa rusa emigrada Marina Tsvetayeva solía visitarnos en las noches y recitaba sus versos en su voz ligeramente gutural. Un poema que nunca olvidé estaba dedicado a una de las estatuas de un puente sobre el río Vitaya, un caballero que mantiene la mirada sobre Praga: Caballero Pálido, eres el guardián del caudaloso río, de los años que pasan, mirando los anillos y tratados estrellarse con las piedras del embaulamiento. Ha habido muchas fracturas en los últimos cuatrocientos años. Eso fue en 1936 o 1937, y, aún entonces, Praga estaba muy cerca de la Alemania nazi, t también de la Rusia comunista. La inmensidad de las venideras traiciones y ruptura de promesas era imposible de imaginar. Kundera fue parte de la Primavera de Praga de 1968, la promesa de un socialismo con rostro humano que fue aplastada bajo las orugas de los tanques rusos. La publicación en Praga de la primera novela de Kundera, “The Joke” (“La Broma”), fue uno de los principales eventos de ese interludio. Escrita de manera ajustada, construída elaboradamente, “La Broma” fue un indicio del crudo absurdo de la vida en comunismo, pero también de la vida en cualquier parte, cuando se permite que la traición y la revancha corrompan el alma. El manuscrito llegó a la casa de publicación de Editions Gallimard, y muy rápidamente a la aclamación internacional. Despues de la invasión rusa en Checoslovaquia, Kundera perdió su posición como profesor en el Institudo de Estudios Cinematográficos Avanzados de Praga, y sus libros fueron vetados. Poco a poco, la vida se hizo insoportable para él, y fue empujado fuera de su país natal. Los libros que irrumpieron en el público lector occidental en los años siguientes trazaron un viaje intelectual y emocional. “Life is Elsewhere”, publicado en Estados Unidos en 1974, fue una exploración irónica de las consecuencias del fervor revolucionario y poético. “Laughable Loves” (1974) y “The Farewell Party” (1976) celebraron el amor erótico, y mezclaron hilaridad con compasión. Y en “The Farewell Party”, aparecío un nuevo elemento. Cuando uno de sus personajes principales, Jakob, decide abandonar su tierra invadida, entra en un territorio e inexplorado territorio, la tierra del exilio. Esto por supuesto, fue el panorama que se presentaba ante Kundera cuando abandonó Checoslovaquia en 1975, y fue lo primero que le pregunté en nuestra entrevista. Por casi 10 años, desde que tenía 46 años, usted ha vivido en Francia. ¿Se siente usted como un emigrante, francés, checo, o solo un europeo sin nacionalidad específica? Cuando los intelectuales alemanes salieron de su país hacia América en los años ’30, sabían que algún día regresarían a Alemania. Consideraban temporal su estadía afuera. Yo, por otra parte no tengo ninguna esperanza de regresar. Ni estadía en Francia es final, y, por lo tanto, no soy un emigrante. Francia es ahora mi único y real hogar. Tampoco me siento arrancado. Por mil años, Checoslovaquia fue parte de occidente. Hoy, es parte del imperio de oriente. Me sentiría mucho más arrancado en Praga que en Paris. ¿Pero usted todavía escribe sus novelas en checo? Escribo mis ensayos en francés, pero mis novelas en checo, porque mis experiencias de vida y mi imaginación están ancladas en Bohemia, en Praga. Fue Milos Forman, antes que usted, quién hizo conocida a Checoslovaquia ante el gran público en occidente, a través películas como “The firemen’s Ball”. De hecho, él es la encarnación de lo que llamo el espíritu de Praga, el y otros cineastas checos, Ivan Passer y Jan Nemec. Cuando Milos viene a Paris todo el mundo está asombrado y alelado. ¿Cómo es posible que un famoso cineasta pueda estar tan libre de esnobismo? En París, donde hasta una promotora de Galerias Lafayette no sabe como actuar naturalmente, la simplicidad de Forman es una provocación. ¿Cómo definiría usted el “espíritu de Praga”? “El Castillo” de Kafka y “The Good Soldier Schweik” de Jaroslav Hasek están llenos de ese espírito.Un sentido extraordinario de lo real. El punto de vista del hombre común. La historia vista desde abajo. Una simplicidad provocativa. Un genio por el absurdo. Humor con pesimismo infinito. Por cierto, un checo solicita una visa para emigrar. El oficial le pregunta, “Donde quieres ir?” “Eso no importa”, responde el hombre. Le entregan un globo terráqueo. “Por favor escoja”. El hombre mira el globo, lo gira lentamente y dice, “¿No tiene otro globo?” Además de sus raíces de Praga, ¿Cuáles otros amores literarios lo han influenciado”. Primero, los novelistas franceses Rabelais y Diderot. Para mí, el fundador real, el rey de la literatura francesa es Rabelais. Y “Jacques le Fataliste” de Diderot llevó el espíritu de Rabelais al siglo 18. No te equivoques por el hecho de que Diderot era una filósofo. Esta novela no puede ser reducida a un discurso filosófico. Es una obra de ironía. La novela más libre jamás escrita. La libertad convertida en novela. Recientemente hice una adaptación teatral de esta. Fue presentada por Susan Sontag en Cambridge, Mass., como “Jacques and His Master”. (La obra fue presentada por el American Repertory Theater en enero). ¿Mis otras raíces? La novela de Europa Central de nuestro siglo. Kafka, Robert Musil, Hermann Broch, Witold Gombrovicz. Estos novelistas son maravillosamente desconfiados de lo que Andre Malraux llamó la “ilusión lírica”. Desconfiados de las ilusiones relacionadas al progreso, desconfiados de la literatura (panfletaria) de la esperanza. Comparto su lamento acerca del ocaso occidental. No un lamento sentimental. Uno irónico. Y mi tercera raíz: la poesía moderna checa. Para mi, fue una gran escuela de la imaginación. ¿Estuvo Jaroslav Seifert entre los poetas modernos que lo inspiraron? ¿Merece el premio Nobel que recibió en 1984? Ciertamente lo merece. Se ha dicho que el fue propuesto por primera vez en 1968, pero el jurado fue prudente; temía que un premio otorgado a él fuese considerado como un gesto de simpatía hacia un país recientemente ocupado. El premio llegó muy tarde. Muy tarde para el pueblo checo, que había sido humillado. Muy tarde para la poesía checa, cuya gran época había terminado hacía rato. Muy tarde para Seifert, quien tiene 83 años. Se dice que cuando el embajador sueco fue a su habitación en el hospital para decirle del honor, Seifert lo miró por largo rato. Al final le dijo tristemente, “Pero ¿qué haré ahora con todo este dinero?” ¿Qué hay de la literatura rusa? ¿Aún le impresiona, o los eventos políticos de 1968 la hecho insípida para usted? Me gusta mucho Tolstoi. Él es mucho más moderno que Dostoievski. Tolstoi fue el primero, quizás, en comprender el papel de lo irracional en la conducta humana. El papel jugado por la estupidez, pero principalmente por el desorden de las acciones humanas guiadas por un subconsciente que es incontrolado e incontrolable. Releer el pasaje precedente a la muerte de Anna Karenina. ¿Por qué ella se suicida sin realmente quererlo? ¿Cómo se originó su decisión? Para capturar estas razones, las cuales son irracionales y elusivas, Tolstoi fotografía el torrente de la conciencia de Anna. Ella está en una carreta; las imágenes de la calle se mezclan en su cabeza con sus pensamientos ilógicos y fragmentados. El primer creador del monólogo interior no fue Joyce sino Tolstoi, en estas pocas páginas de “Anna Karenina”. Eso es reconocido rara vez. Porque Tolstoi está mal traducido. Una vez lei una traducción francesa de este pasaje. Estaba sorprendido. Lo que en el texto original es ilógico y fragmentado se convierte en lógico y racional en la traducción francesa. Como si el último capítulo del “Ulises” de Joyce fuese reescrito, y al largo monólogo de Molly Bloom le fuese dada una puntuación lógica y convencional. Por lo tanto, nuestros traductores nos traicionan. Ellos no traducen lo inusual de nuestros textos, lo poco común, lo original. Temen que los críticos los acusarán de traducir mal. Para protegerse, nos trivializan. No tienes idea de cuanto tiempo y energía he perdido corrigiendo las traducciones de mis libros. Usted habla con afecto de su padre en “The Book of Laughter and Forgetting”. Mi padre fue pianista. Tenía pasión por la música moderna, por Stravinsky, Bartok, Schoenberg, Janacek. Peleó muy duro por el reconocimiento de Leo Janacek como artista. Janacek es un compositor moderno fascinante, incomparable, imposible de clasificar. Su opera, “From the House of the Dead”, acerca de los campos de trabajo forzado, basada en la novela de Dostoievski, es uno de los grandes trabajos proféticos de nuestro siglo, como “El Juicio” de Kafka, o “Guernica” de Picasso. Mi padre ejecutaba esta música difícil en salones de concierto casi completamente vacíos. Como niño pequeño, yo odiaba al público que rechazaba escuchar a Stravinsky y aplaudía a Tchaicovski o Mozart. He retenido una pasión por el arte moderno; esta es mi fidelidad por mi padre. Pero rechacé seguir su profesión de músico. Me gustaba la música pero no me gustaban los músicos. Me molestaba el pensamiento de pasar mi vida entre músicos. Cuando mi esposa y yo dejamos Checoslovaquia, solo pudimos tomar muy pocos libros. Entre ellos estaba “The Centaur” de John Updike, un libro que me llegó profundo, un amor agonizante por el padre humillado y vencido. En “The Book of Laughter and forgetting”, usted liga la memoria de su padre con un cuento sobre Tamina, quien vive en una isla donde solo hay niños. Este cuento es un sueño, la imagen de un sueño que me obsesiona. Imagina ser forzado por el resto de tus días a permanecer rodeado por niños, sin ser capaz de hablar con un adulto.. Una pesadilla. ¿De donde viene esta imagen? No sé. No me gusta analizar mis sueños, prefiero convertirlos en cuentos. Los niños ocupan un lugar extraño en sus libros. En “La Insoportable Levedad del Ser”, los niños torturan un cuervo, y Teresa de pronto le dice a Tomás, “Estoy agradecida contigo por no haber querido niños”. Por otro lado, uno encuentra en sus libros una ternura hacia los animales. En el último, un cerdo se convierte en un personaje amigable. ¿No es esta visión de los animales un poco panfletaria? No pienso así. Un panfleto es un deseo por agradar a toda costa. Hablar bien de los animales y mirar escépticamente a los niños no puede agradar mucho al público. Podría hasta irritarlo ligeramente. No es que tenga nada contra los niños. Pero el panfleto de la niñez me fastidia. Aquí en Francia, antes de las elecciones, todos los partidos políticos tienen sus afiches. En todas partes están los eslogans acerca de un futuro mejor, y donde sea hay fotos de niños que ríen, corren y juegan. Sin embargo, nuestro futuro humano no es de niñez sino de vejez. El verdadero humanismo de la sociedad se revela a través de su actitud hacia la vejez. Pero la vejez, el único futuro que cada uno de nosotros enfrenta, nunca será mostrada en ningún afiche de propaganda. Ni de la izquierda ni de la derecha. Veo que el enfrentamiento entre la izquierda y la derecha no lo excita mucho. El peligro que nos amenaza es el imperio totalitario. Khomeini, Mao, Stalin, ¿son ellos de izquierda o derecha? El totalitarismo no es de izquierda o derecha, y en su imperio ambas perecerán. Nunca fui un creyente, pero después de ver a los católicos checos perseguidos durante el terror estalinista, sentí la solidaridad más profunda por ellos. Lo que nos separaba, la creencia en Dios, era secundario a lo que nos unía. En Praga, ellos colgaron a los socialistas y a los curas. Entonces nació una fraternidad de los ahorcados. Por esto la terca pelea entre la izquierda y la derecha me parece obsoleta y completamente provincial. Odio participar en la vida política, aunque me fascina la política como espectáculo. Un espectáculo trágico, de mortandad en el imperio de oriente; otro estéril pero divertido en occidente. Algunas veces se dice que, paradójicamente, la opresión da más seriedad y vitalidad al arte y la literatura. No seamos románticos. Cuando la opresión perdura, puede destruir una cultura completamente. La cultura necesita una vida pública, el libre intercambio de ideas: necesita publicaciones, exhibiciones, debates y fronteras abiertas. Cuando es por un tiempo, la cultura puede sobrevivir circunstancias difíciles. Despues de la invasión rusa de 1968, casi toda la literatura checa fue vetada, y circulaba solo en manuscritos. La vida abierta cultural pública fue destruida. Sin embargo la literatura checa de los años ’70 fue magnífica. La prosa de Hrabal, Grusa,Skvorecky. Fue entonces en el momento más peligroso de su existencia, que la literatura checa ganó su reputación internacional. ¿Pero cuanto tiempo puede sobrevivir siendo subterránea? Nadie sabe. Europa nunca antes había experimentado tales situaciones. Cuando se trata de la desgracia de las naciones, no debemos olvidar la dimensión del tiempo. En un estado fascista, dictatorial, todos saben que terminará algún día. Todos buscan el final del túnel. En el imperio de oriente, el túnel no tiene salida. Sin salida, al menos desde el punto de vista de una vida humana. Por eso no me gusta cuando la gente compara a Polonia con, digamos, Chile. Si, la tortura, el sufrimiento son los mismos. Pero los túneles son de longitudes muy diferentes. Y esto cambia todo. La opresión política representa aún otro peligro, el cual, especialmente para las novelas, es aun peor que la censura y la policía. Me refiero al moralismo. La opresión crea un límite muy claro entre lo bueno y lo malo, y el escritor fácilmente cae en la tentación de predicar. Desde un punto de vista humano, esto puede ser muy atractivo, pero para la literatura es mortal. Hermann Broch, el novelista austríaco a quien quiero sobre todas las cosas, ha dicho, “La única moralidad para un escritor es el conocimiento”. Solo un trabajo literario que revela un fragmento desconocido de la existencia humana tiene razón de ser. Ser escritor no significa predicar una verdad; significa descubrir una verdad. Pero ¿no es posible que las sociedades que viven la opresión ofrezcan más ocasiones para que el escritor descubra “un fragmento desconocido de existencia” que aquellas que llevan vidas pacíficas? Tal vez. Si piensas en Europa Central, ¡que prodigioso laboratorio de historia! En un período de 60 años, hemos vivido a través de la caísa de un imperio, el renacer de pequeñas naciones, la democracia, el fascismo, la ocupación alemana con sus masacres, la ocupación rusa con sus deportaciones, la esperanza del socialismo, el terror estalinista, la emigración…Siempre he estado asombrado por como la gente a mi alrededor se comporta en esta situación. El hombre se ha hecho enigmático. Se para como una pregunta. Y es fuera de ese asombro donde nace la pasión por escribir una novela. Mi escepticismo en relación a ciertos valores que son casi totalmente inatacables está enraizado en mi experiencia centroeuropea. Por cierto, la juventud usualmente es catalogada no como una fase sino como un valor. Cuando ellos gritan esta palabra, los políticos siempre tienen una sonrisa necia en sus rostros. Pero cuando yo era joven, viví un período de terror. Y fueron los jóvenes quienes apoyaron el terror, en grandes proporciones, a través de la inexperiencia, inmadurez, su moralidad de todo o nada, su sentido lírico. La más escéptica entre todas mis novelas es “Life is elsewhere”. Su tema es la juventud y la poesía. La aventura de la poesía durante el terror estalinista. La sonrisa de la poesía. La sonrisa sangrienta de la inocencia. La poesía es otro de esos valores inatacables en nuestra sociedad. Yo estaba alterado cuando, en 1950, el gran poeta comunista francés Paul Eluard aprobó públicamente el ahorcamiento de su amigo, el escritor de Praga, Zavis Kalandra. Cuando Brezhnev envía tanques a masacrar a los afganos, es terrible, pero eso es, por decir algo, normal, es algo que se espera. Cuando un gran poeta aprueba una ejecución, es un soplo que estremece nuestra imagen completa del mundo. ¿Una vida rica en experiencias hace a sus novelas autobiográficas? Ningún personaje de mis novelas es un autorretrato, ni mis personajes son el retrato de una persona viviente. No me gustan las autobiografías alteradas. Odio las indiscreciones de los escritores. Para mí, la indiscreción es un pecado capital. Cualquiera que revele la vida íntima de alguien más merece ser azotado, Vivimos en una era cuando la vida privada está siendo destruída. La policía la destruye en los países comunistas, los periodistas la amenazan en los países democráticos, y poco a poco la gente pierde su gusto por la vida privada y su sentido por esta. La vida cuando uno no se puede ocultar de los ojos de los otros, eso es un infierno. Aquellos quienes han vivido en países totalitarios lo saben, pero ese sistema solo muestra, como un vidrio de aumento, las tendencias de la sociedad moderna. La devastación de la naturaleza; la caída del pensamiento y el arte; la burocratización; la falta de respeto ante la vida personal. Sin secrecía, nada es posible, ni el amor, ni la amistad. Es completamente tarde cuando termina la entrevista, y Kundera camina conmigo hasta mi hotel, una caminata corta en la humedad de la noche parisina. Un día o dos después, los Kundera me invitan a un almuerzo de perdíz en salsa de mora, cocinada al estilo checo. Kundera es caprichoso y de corazón ligero. Él dice que lee menos y menos porque las editoriales francesas están publicando libros con letras más y más pequeñas. Él no considerará la posibilidad de que no es un argumento francés y que él necesita anteojos nuevos. Él muestra la evasividad del verdadero escritor cuando le pregunto en que ficción trabaja ahora. Pero habla voluntariosamente de su actual colaboración en una “farsa metafísica con el director de cine francés Alain Resnais. Kundera escribe el guión, y ensaya por un título. ¿Debería ser “Tres Esposos y Dos Amantes” o “Dos Esposos y Tres Amantes”? La necesidad de secrecía es desecha por un sentido de problema. Este es el Milan Kundera a quien sus amigos de 1968 recuerdan felizmente, el Kundera descuidado de “Laughable Lovers”, el libro que le gusta más de todo su trabajo, porque está ligado al período más divertido de su vida. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Harper Lee y Truman Capote: Una colaboración en el daño

Alexandra Alter. 09-08-2015. The New York Times Un verano hace alrededor de 85 años en un pequeño pueblo de Alabama, una chica descuidada y peleona llamada Nelle, conoció a su vecino de la casa de al lado, Tru, un chico inclinado a la lectura, de buen vestir con voz chillona y arranques de malicia. Ellos conformaron una pareja sin igual. Ella a menudo estaba descalza vestida con braga mientras que él vestía tan sofisticado que un maestro dijo que parecía un pájaro del paraíso en medio de un grupo de cuervos. Pero ambos eran excéntricos quienes se refugiaban en novelas detectivescas, y rápidamente congeniaron por su amor mutuo por Sherlock Holmes y los Rover Boys, pasaban largas tardes leyendo misterios en su santuario de la casa del árbol. Para entretenerse, empezaron a escribir sus propias historias en la máquina de escribir Underwood del padre de ella, se turnaban, mientras uno de ellos narraba, el otro tipeaba. Crecieron hasta convertirse en dos de los más grandes escritores del sur, Harper Lee y Truman Capote, y sus vidas y trabajo estuvieron interconectados mucho después de aquel primer verano. Ms. Lee se basó en esa amistad en su retrato de los personajes Scout y Dill en “Matar a un Ruiseñor” (“To Kill a Mockinbird”) y en su nueva novela recientemente estrenada, (“Go Set a Watchman”). Mr. Capote creó a la intensa, cortante y descuidada Idabel Thompkins de su primera novela, “Other Voices, Other Rooms”, a partir de Nelle. Ellos trabajaron juntos en el libro de crímen real de Mr. Capote “A Sangre Fría” (“In Cold Blood”), luego se separaron luego que Mr. Capote dejara de acreditarla apropiadamente. Su amistad rota ha sido restaurada ha sido restaurada, al menos en ficción, en una inminente novela de grado medio, “Tru & Nelle” de Greg Neri. Aunque Ms. Lee y Mr. Capote han sido individualmente el tema de numerosas biografías, documentales y películas, “Tru & Nelle” es el primer libro que enfoca principalmente su vínculo infantil. “Solo fue asunto de sentarse ahí, no podía creer que nadie se había percatado de esto”, dijo Mr. Neri, autor de seis libros para adolescentes, incluyendo “Ghetto Cowboy”. “Ambos ella y Truman usaron sus vida reales como punto de partida de su ficción, me dije que si ellos lo hicieron, tal vez yo también podría”. “Tru & Nelle”, la cual será lanzada la próxima primavera, seguirá el estreno este año de los trabajos de ficción no publicados de Mr. Capote, quién falleció en 1984, y Ms. Lee, 89, quién vive en Monroeville, Ala., su pueblo natal, en un hogar de cuidados. El mes pasado, HarperCollins estrenó “Go Set a Watchman”, una novela que Ms. Lee escribió y guardó hace casi 60 años. En octubre, Random House publicará una colección de cuentos extraviados que Mr. Capote escribió cuando era un adolescente u hombre joven. Ambos libros arrojarán luz sobre el desarrollo creativo de estos autores, su envejecimiento y sus lazos con el sur. “Ellos usaron el mismo pueblo, personas y eventos, pero de manera diferente y los vieron diferentes”, dijo Mr. Neri. “Go Set a Watchman” la cual transcurre 20 años después de “Mockinbird” cuando Scout es una mujer adulto, está puntualizada por recuerdos de las aventuras de su niñez con su hermano Jem, y su mejor amigo Dill, la figura de capote: “Él era un individuo pequeño, flaco, con cara de ángel y la destreza de una comadreja”, escribió Ms. Lee. “Él era un año mayor que ella, pero ella era más alta por una cabeza”. En una escena de “Watchman” que refleja un incidente real de la niñez, Dill, Scout y Jem hacen la imitación de un acto bautista, y terminan con un bautismo en el estanque de los peces. Para su mortificación, su celebración es interrumpida por invitados a cenar, el ministro y su esposa. En la realidad, Nelle, Truman y su primo imitaron un espectáculo de carnaval en una ocasión similar, que sorprendió a los visitantes, un episodio bordado en el libro de Mr. Neri. La venidera colección de Mr. Capote también contiene historias desarrolladas en un pequeño pueblo del sur como Monroeville, donde ambos vivieron como niños. Peter Haag, dueño de Kein & Aber, la cual publica a Mr. Capote en alemán, se tropezó con ellas mientras investigaba en el archivo de Capote de la biblioteca pública de Nueva York. Algunas piezas han aparecido en revistas escolares, pero la mayoría nunca habían sido publicadas. Unas pocas fueron impresas el año pasado en alemán, en una revista alemana. “Las historias aportan amplia evidencia de que Capote había encontrado su propia voz a una edad muy temprana, y al mismo tiempo, tuvo que trabajar duro para desarrollarla”, dijo David Ebershoff, quién está editando el libro de historias para Random House, en un correo electrónico. Nacidos con año y medio de diferencia, los jóvenes Harper y Truman tenían imaginaciones activas y madres distantes. Ninguna de ellas encajaba bien en una pequeña comunidad sureña. “Nelle era muy ruda para las muchachas, y Truman le temía a los muchachos, por lo que se respaldaba en ella, era su protectora”, recordó un amigo de la familia, Charles Ray Skinner en “Mockinbird”, la biografía de Ms. Lee por Charles J. Shields. Cuando los burlistas del patio escolar acosaban a Truman, quien era pequeño para su edad, Nelle, quien era más joven, lo protegía a puñetazo limpio. Ms. Lee, quien dejó de dar entrevistas formales en los años ’60, una vez describió sentirse vinculada a Mr. Capote por “una angustia común” y dijo de su niñez, “Vivíamos en nuestra imaginación la mayor parte del tiempo”. Mr. Capote recordó en una entrevista que los dos a menudo se sentían como “personas aisladas”. A Mr. Neri se le ocurrió la idea de una novela acerca de la amistad entre los escritores en febrero de 2014, cuando veía “Capote” la película biográfica protagonizada por Philip Seymour Hoffman, y recordó el pasado que los escritores compartieron como niños. Como seguidor de mucho tiempo del trabajo de los autores, de Mr. Capote en particular, Mr. Neri se preguntó porque nadie había escrito un libro acerca de la infancia de ellos. Empezó a investigar sus vidas, a leer biografías y entrevistas. Algo del material más rico vino de Jennings Faulk Carter, el primo de Mr. Capote y frecuente co-conspirador duarnte las escapadas de Tru y Nelle. Mr. Carter aportó una historia oral detallada a Marianne Moates Weber para su libro, “Truman Capote’s Southern Years”. “Estas historias eran sorprendentes, eran coloridas y destacadas y divertidas y trágicas”, dijo Mr. Neri en una entrevista telefónica desde Tampa, Fla., donde vive. “Tru & Nelle” se despliega muy cerca de la realidad. Empieza con su primer encuentro un verano en Monroeville, cuando Nelle tenía 6 años y Truman 7, y termina con una escena dramática cuando miembros encapuchados del Ku Klux Klan llegan a un a fiesta de Halloween de la cual Truman era anfitrión. De acuerdo al recuento dado por el primo de Mr. Capote, los miembros del Klan llegaron porque se enteraron que había invitados afroamericanos en la fiesta de disfraces, y se fueron luego que el padre de Nelle, A.C. Lee, los enfrentara. La novela termina con una nota agridulce, cuando Truman se va a Nueva York poco después de la fiesta de Halloween, cuando tenía como 8 años de edad. La historia real es mucho más complicada. Mr. Capote siguió visitando Monroeville en el verano. Publicó su primera novela cuando tenía poco más de veinte años. Ms. Lee, animada por éxito de él, se mudó a Nueva York para escribir cuando tenía 23 años, a pesar de los reclamos de su familia. Pero su amistad se vio afectada por la amargura y la rivalidad. Mr. Capote envidió el éxito de “Mockinbird”, la cual ganó el premio Pulitzer. Se corrieron rumores alegando que el había escrito “Mockinbird” para Ms. Lee. Ella se molestó cuando Mr. Capote la relegó en sus agradecimientos de “In Cold Blood”, luego de haberlo ayudado en la investigación y de contribuir con 150 páginas de notas escritas a máquina. Hacia el final de su vida, Mr. Capote bebía y usaba drogas con mucha frecuencia, despotricaba de muchos de sus amigos, incluyendo a Ms. Lee. Murió de complicaciones hepáticas a los 59 años. “Las drogas y el alcohol no causaron su insanidad, ellos fueron el resultado de esta”, escribió Ms. Lee a un amigo. Es difícil medir la influencia literaria, y es imposible decir como Harper Lee y Truman Capote pudieron haber desarrollado creatividad en el aislamiento, si no hubiese interactuado como escritores jóvenes. Mr. Neri ofrece una teoría hacia el final de su novela, cuando Tru propone un pacto: “ ‘Vamos a hacer un trato: Escribiré, pero solo si tú también prometes escribir. Entonces podremos enviarnos nuestras historias por correo’, dijo él, esperanzado”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

martes, 18 de agosto de 2015

Sir Alf Ramsey

Nobby Stiles lo dijo todo en 1966: ‘Usted lo hizo, Alf, no hubiésemos sido nada sin usted’. Todos estuvieron de acuerdo. Brian Glanville. The Guardian. Sábado, 1 de mayo de 1999. Sir Alf Ramsey, distinguido futbolista y aun más distinguido director técnico, quien llevó a Inglaterra a su única Copa Mundial en 1966 en Wembley, donde Geoff Hurst tuvo un hat-trick y hubo un gol aún ardientemente reclamado, venciendo a Alemania Occidental, ha fallecido a los 79 años. Aunque el ganaría muchos honores como jugador y técnico, curiosamente llegó tarde al juego, se hizo profesional con Southampton solo cuando tenía 24 años. Alfred Ernest Ramsey nació el 22 de enero de 1920 en Dagenham, Essex, un alejado pueblo del extremo oriental, su proyecto original era hacerse negociante de alimentos; podrían hacerse analogías fuera de lugar con ‘Grocer’ Heath, el antíguo primer ministro, Ramsey tuvo poco éxito en su objetivo original. Pero eso nunca lo privó de hacerse entender por los jugadores que dirigió inicialmente, con éxito casi ilimitado. Enrolarse en el ejército, más precisamente en la Duke of Cornwall’s Light Infantry, en 1940, terminó siendo el punto de inflexión de su vida. Southampton se fijó en él cuando jugó para su batallón contra ellos. Southampton ganó el juego 10-0, pero Ramsey los había impresionado lo suficiente para ser firmado en la formación amateur. Entonces era centrodelantero con una poderosa pierna derecha, pero luego de convertirse en profesional en 1944, el técnico del Southampton, Bill Dodgin Sr lo convirtió en extremo derecho. Impresionado por la estabilidad del extremo izquierdo del Manchester City, Sam Barkas, y animado a practicar por el antíguo extremo izquierdo del Porstmouth, Bill Rochford, Ramsey ganó su primer juego con Inglaterra en diciembre de 1948 contra Suiza en Highbury, luego perdió su puesto en el club y en la selección del país el año siguiente ante Bill Ellerington. La pérdida del Southampton fue ganancia para Tottenham. Su técnico, Arthur Rowe, firmó a Ramsey en el verano de 1949, y este se convirtió en el jugador más influyente del equipo de ‘empujar y correr’ el cual ganó la segunda y primera división en temporadas seguidas. Apodado ‘el general’, él era una influencia de calma y seguridad para todo el equipo. Tenía una zancada pequeña, y se apoyaba mucho en su mediocampista derecho, Bill Nicholson, y su puntero derecho, Sonny Walter. Pero su sentido de posicionarse era excelente, siempre tocaba la pelota con destreza, y sus pases de regreso al arquero, Ted Ditchburn, a menudo quebraban un ataque y servían otro. Tales pases hacia atrás, sin embargo, tuvieron su némesis, notablemente en 1951 cuando uno de ellos costó un gol crucial en una semifinal de FA Cup en Villa Park contra Blackpool. Ramsey jugó por primera vez en una Copa del Mundo en 1950 en Brasil, incluyendo el doloroso juego de Belo Horizonte cuando perdieron 1-0 ante Estados Unidos. Por todo él ganó 32 juegos con Inglaterra. En 1955, se convirtió en director técnico del entonces poco conocido equipo de tercera división, Ipswich Town. Aprovechó con astucia los escasos recursos, usó al frágil veterano escocés Jimmy Leadbetter como ala izquierda profunda, supliendo así un fuerte reemplazo para Ted Phillips y Ray Crawford, Ramsey llevó a Ipswich a la promoción en su segunda temporada (1956-57). En 1961 ganaron la segunda división y, emulando el logro del Tottenham una década antes, se llevaron el campeonato de la Premier en 1962. Ramsey era apoyado lealmente por la familia patricia Cobbold, que era dueña del equipo. Podía haber un gran contraste entre él y el desinhibido director, John Cobbold, pero los dos hombres se complementaban admirablemente. Ese año, Ramsey también se hizo cargo del equipo de Inglaterra, al enterarse de que su país organizaría la Copa del Mundo de 1966. De manera inesperada, él anunció que Inglaterra ganaría la Copa del Mundo. Las cosas empezaron mal cuando, a principios del año siguiente, perdieron 5-2 ante Francia en Paris un un juego clasificatorio para la Eurocopa de Naciones, pero desde ahí en adelante, Ramsey empezó a construir el tipo de equipo que él quería. Él nunca tuvo miedo de hacer cambios. Las finales de la Copa Mundial estaban bien adelantadas cuando, habiendo hecho énfasis en los aleros, decidió que los que él tenía no estaban funcionando, y los sacó, entonces empezó a usar el sistema 4-4-2 el cual sería su “maravilla sin aleros”. Existían quienes sentían que aunque esto eventualmente ganó la Copa Mundial, la estrategia le hizo un gran daño al futbol inglés, gracias a sus imitadores, en los años por venir. La decisión de sacar a Jimmy Greaves, el delantero más fino de su tiempo, y el anotador más prolífico, también causó una gran controversia. Pero la crítica nunca molestó a Ramsey. Su lealtad con su equipo era absoluta, su desdén por la prensa rara vez era disimulado. El futbol, decía él, era algo que consideraba inmensamente importante. Aquellos quienes no habían jugado a nivel profesional estaban más allá de los límites. El empate tardío, de alguna manera fortuito que logró Alemania Occidental en al final de la Copa Mundial en Wembley encontró a Ramsey en su momento de más inspiración. Dos días antes, cuando el equipo inglés entrenaba en Rochampton, y él decidió omitir a Greaves, le preguntaron si aún pensaba que ganaría la Copa Mundial. Hubo una pausa estrangulada hasta que alfinal contestó, ‘Si’. Mientras los disgustados jugadores ingleses se dispersaban sobre la grama, Ramsey les dijo, ‘Ya lo han ganado una vez. Ahora deben ganarlo de nuevo’. Con la ayuda del gol controversial gol de Geoff Hurst que se estrelló en el travesaño, ellos lo hicieron, ante lo cual el pequeño Nobby Stiles, mantenido en el equipo por Ramsey a pesar del disgusto oficial de la Football Association luego que este había cometido falta ante Jacky Simon, de Francia, frente al palco real, sollozó, ‘¡Lo hiciste Alf! No hubiéramos sido nada sin ti’. Ramsey tuvo un equipo excelente en la Copa Mundial de México en 1970 y pudo haber llegado más lejos de los cuartos de final si Gordon Banks, un magnífico portero, no hubiese bebido un vaso de cerveza fatal para quedar fuera de ese juego crucial, el cual, al final perdieron ante Alemania Occidental en León después que Inglaterra ganaba 2-0. A través del torneo, Ramsey estuvo acosado por los ecos de sus comentarios de la competencia de 1966, luego de un accidentado juego contra Argentina en cuartos de final. Los jugadores argentinos virtualmente armaron disturbios luego del juego, y un furioso Ramsey había proclamado que él esperaba, que en semifinales, Inglaterra se encontrara con un equipo que quisiera jugar futbol ‘y no actuar como animales’. En los años posteriores, pareció perder su toque. Se perdieron los juegos cruciales y él fue forzado a dejar su trabajo, antes que terminara su contrato, en 1974. Fue un triste final, y hubo otro cuando regresó infructuosamente a la dirección técnica de clubes con Birmingham City. Parecía haber perdido su harmonía con los jugadores, y se retiró a Ipswich, donde vivió una vida reclusiva con ocasionales apariciones en el periodismo. Fue nombrado caballero de la reina en 1967, se casó con Vickie Answorth en 1951. Ella y su hija adoptiva, Tania, le sobreviven. Sir Alf Ramsey falleció el 28 de abrill de 1999 en Ipswich, Suffolk. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

lunes, 17 de agosto de 2015

Ciento un días: Una entrevista con Asne Seierstad

Encontrando las historias humanas de Bagdad antes, durante y después de la invasión de Estados Unidos. Lisa Katayama. Martes, 12 de mayo de 2005. A principios de marzo de 2003, ante la inminencia de una invasión estadounidense, las grandes compañías de medios de comunicación sacaron de Bagdad a sus corresponsales. Un puñado de intrépidos reporteros independientes permanecieron alrededor, entre ellos la joven periodista noruega Asne Seierstad. Seierstad empezó a trabajar como periodista en los años ’90, cubriendo la guerra de Chechenia, donde ella desarrolló fuertes visiones sobre la manera apropiada de reportar un conflicto. “Es difícil cubrir una guerra cuando tienes idea de lo que ocurre allá abajo, no tienes la opinión de la gente, no los has conocido, y estás cansada de las mentiras y la propaganda”, explica Asne. “Yo realmente tuve que ir y ver por mí misma”. Desde entonces ha aplicado este acercamiento a sus reportes de los conflictos de Serbia, Kosovo, y Afganistán, y su primer libro, El Librero de Kabul, fue un recuento de la vida en Afganistán antes, durante y después de la salida de los talibanes. Seierstad reportó para varios medios desde Bagdad entre enero y marzo de 2003. Su nuevo libro, Ciento un días, salió de esta experiencia. El reportaje de Irak de Seierstad es fresco, honesto, y determinadamente enfocado en historias humanas a pequeña escala. “Deseo haber podido escribir una novela sobre esto, porque de nuevo pienso que mientras más humanas son las historias que cuentas, más puedes poner al lector dentro de la cabeza de alguien más y ser profundo.”. En una visita reciente a San Francisco, ella se sentó con Mother Jones para hablar de su trabajo. Mother Jones: Escribe en su prólogo, “Nunca he trabajado en condiciones más difíciles que lo que hice en Irak”. ¿Qué fue tan difícil sobre reportar la guerra en Irak comparado a Kosovo, Chechenia, o Afganistán? Asne Seierstad: Durante la dictadura, las personas tenían mucho miedo de hablar acerca de lo que pensaban. Era como el período de Stalin en la Unión Soviética en los años ’30. Lo que fuera que preguntaras, lo que te respondían era banalidades y frases seguras, frases que les habían enseñado para decirlas a los extranjeros. Siempre estábamos peleando por conseguir una cita o una historia. También teníamos que gastar mucho tiempo y dinero con la burocracia para obtener visas e ir a conferencias de prensa. Durante una guerra, tienes que ser muy cuidadosa, en verdad no puedes ir a donde quieras. En Irak, teníamos que estar en Bagdad todo el tiempo, no podíamos salir de la ciudad. Por lo cual no éramos libre del todo. MJ: ¿Como era la atmósfera en Bagdad antes de la Guerra? ¿Qué decía la gente y como cambió eso a lo largo de su estadía allí? AS: La atmósfera era cautelosa. Podías sentir las nubes de la guerra acercarse, pero no las podías ver, como cuando sabes que se avecina una tormenta. Al comienzo, la gente no quería hablar mucho de la guerra. Ellos fácilmente decían frases contra Bush o contra el bombardeo, pero estaban algo así como relajados. Cuando la guerra se hizo inminente, emergió la rabia, y la gente empezó a gritar y llorar. Nadie sabía como iba a ser esta guerra, si se usaría armas químicas u otros tipos de armas nuevas de las que nunca habíamos oído. Hubo muchos rumores, entre los periodistas y entre la población. MJ: ¿Cuáles eran las actitudes hacia el régimen de Saddam y hacia los Estados Unidos? AS: Pienso que la población estaba dividida. Definitivamente había una parte que apoyaba la venidera guerra para salir del dictador. Muchos musulmanes shiitas eran los más afectados por la dictadura, ellos eran los más golpeados por las campañas de limpieza donde él (dictador) mató y tomo como prisioneros a decenas de miles de personas. Si habías perdido muchos miembros de tu familia en los campos de tortura, de seguro querría salir de ese hombre a cualquier costo. También había personas quienes saludaron a los estadounidenses cuando estos llegaron. Luego estaban esos nacionalistas iraquíes o Baatistas quienes eran totalmente opuestos a la guerra por razones políticas. Y luego tenías una gran porción de la población que estaba indefensa y era contraria a la guerra porque tenían miedo de que las bombas cayeran en sus casas, sobre sus hijos, que se destruyera la ciudad, ellos pensaban que debía haber otros medios. Parecía que los iraquíes estaban muy conscientes de la situación. Ellos dijeron, estábien, Bush quiere esta guerra, no hay nada que lo pueda detener. Pienso que muchos quienes apoyaron la guerra ahora le han dado la espalda a los estadounidenses. Están disgustados porque ven que no vinieron a liberarlos, porque de verdad no han hecho nada para proteger a la población. MJ: ¿Hasta donde llegaba, según su percepción, el culto a la personalidad de Saddam? AS: Esa es una pregunta difícil. Algunas personas definitivamente tenían lavado el cerebro. Todavía me pregunto acerca de mi traductora, Aliya. Ella parecía ser una niña de Saddam, nacida en una familia sunita, quien nunca sufrió nada. Ella no tuvo ninguna pérdida en su familia. Ella no creció para aprender algo sobre la política. Solo creció para admirar a este gran hombre que estaba en todas partes, había afiches, estatura, oraciones para él, canciones para él. Ella traducía sus discursos. Ella no dudaba de él. Pensaba que era el hombre más grande, y se sintió muy humillada y en trance cuando nos paramos a ver la caida de la estatua de Saddam en Bagdad. Pienso que ir alrededor de las prisiones y hablar con aquellos quienes han sido afectados tendría un efecto en ella, pero creo que ella aún diría que antes tenía una vida mejor. Algunas veces hablo con ella por teléfono y ella dice: “Lo peor ahora es que no tenemos idea de lo que ocurrirá mañana, que ocurrirá en mi camino a casa. No tenemos influencia en nuestras propias vidas”. MJ: ¿Puede hablar un poco de su relación con Aliya? AS: Había despedido a mi primera traductora porque no había ninguna conexión. Estaba sentada afuera del Ministerio de Información con mi computadora, pensaba ¿Qué puedo hacer si una traductora? Y ahí estaba esa mujer grande parada ahí. Le pregunté en ingles: “Hey, ¿Qué está leyendo? Y ella dijo, “Oh, lo mismo de siempre”. Y pensé, Esa es una respuesta interesante, porque en Irak se supone que debes decir que los periódicos son interesantes. Y entonces empezamos a conversar, y me di cuenta que ella hablaba muy bien el inglés, lo cual no hacía la mayoría de los traductores. Así que hice los trámites para emplearla como traductora, y ella estaba feliz de trabajar conmigo. Ella dijo, “Te protegeré, pase lo que pase. Ahora te escondes detrás de mi espalda, y yo me esconderé detrás de la tuya cuando vengan los estadounidenses. Pero ella también era agente del régimen, así que su trabajo era controlarme y traducir. No era realmente una amistad, sino una especie de respeto mutuo. Ella también se quedó durante la guerra cuando todos se fueron, e iba a trabajar todos los días. Peleábamos un poco, nos gustábamos un poco, y a veces ella era como un poste de seguridad en mi vida. Realmente me gustaba el hecho de que ella estaba más asustada que yo. Ella decía que era muy peligroso, o que no deberíamos ser estúpidas, es tan peligroso como es. Ella tomaba esas decisiones a veces, no las seguía sin pensar. Cuando llegaron los estadounidenses, ella cayó en un tipo de coma depresivo, y algunas veces era sarcástica salo para hacerse revivir. Y entonces al final, después de ver los campos de tortura, ella dijo, “Tal vez nosotros no le importábamos a Saddam”. Esa fue una frase muy dura de decir para ella, porque Saddam siempre había sido el gran héroe de su vida. MJ: ¿Piensa usted que muchos iraquíes pasaron por la misma desilusión? AS: Si has vivido en una dictadura por treinta años, estás acostumbrado a que la gente miente. Si lees que Saddam era un tirano, pensarás que eso es solo propaganda estadounidense. No hay una base real para que ellos juzguen que es correcto y que está errado. Pienso que algunas personas lo quieren de vuelta y no reconocen realmente como era él. Pero ahora hay periódicos que hablan de esto, por lo que sería una opinión. Aliya fue al lugar de los acontecimientos, observó y escuchó a las personas. MJ: ¿Cuáles fueron las ventajas y desventajas de ser una reportera blanca en Irak? ¿Le permitió esto posicionarse de una manera que quizás habría sido más difícil de conseguir para los hombres? AS: Como mujer, pienso que te puedes comunicar mejor con las mujeres, especialmente en una sociedad musulmana, pero pienso que todo depende principalmente de ser una persona agradable. Como periodista, tienes que tratar de ser agradable, directo y honesto, tan honesto como puedas ser, por supuesto. Algunas veces usas tu encanto si tienes que hacerlo. En esta guerra, era básicamente que yo estaba más interesada en las historias humanas. Cuando tienes ese interés, pienso que serás capaz de encontrar esas historias, seas hombre o mujer. MJ: ¿Está contenta con la clase de historias que encontró? AS: Pienso que di lo mejor de mí. Por supuesto, siempre había ese hambre por entedner más y conocer más personas, pero en una dictadura, tú sabes que no puedes tenerlo todo. Conecté las historias humanas que consideré más interesantes, me enfoqué en Aliya y también en los dos conductores, Abbas y Amir, quienes empezaron como los mejores amigos, pero cuando la estatua cae ellos lloran por razones diferentes. Ahora ellos no se hablan. Abbas está trabajando para las fuerzas estadounidenses, y Amir apoya a los bombarderos suicidas. Así que eligieron caminos totalmente diferentes, aunque dos caminos violentos. Y luego tienes a Aliya, quién está haciendo su trabajo, ella forcejea con su situación. Es el eterno papel de una mujer, aunque ella no piensa así de eso. Aún en una guerra, alguien tiene que hacerse cargo de la vida diaria. Alguien tiene que alimentgar y vestir a los niños. Como mujer, aceptas la situación, te adaptas a ella, y das lo mejor, mientras los hombres escogerán la violencia. MJ: En varios puntos de su libro, la encontramos en la oficina del Ministerio de Información implorando quedarse en Irak después que su tiempo acordado, diez días, se hubiese agotado. ¿Por qué piensa que ellos la dejarán quedarse tanto tiempo? AS: primero que nada, yo tenía un protector, Kadim, debí haberle gustado. Porque para la mayoría de las personas, eran diez días, sin discusión, te tenías que ir. Él debió haber confiado en mí, porque tomó mi dinero. Todos lo hacían pero el tenía que ser cuidadoso con eso. Yo también traté de hacer mi papel de trabajar para ocho periódicos. Porque la cosa es, ellos querían la cobertura, pero querían tan pocos como fuera posible de nosotros, para controlarnos. Por lo que dije, está bien trabajaré para ocho periódicos de ocho países. ¿No preferirías tenerme a mi que a ocho periodistas? MJ: ¿Qué le hizo querer quedarse mientras otros periodistas se estaban yendo? AS: Cuando estás ahí, hasta empacar tus valijas e irse toma un esfuerzo. Yo no quería irme, quería ver lo que estaba pasando. En muchas de estas situaciones mi curiosidad es más grande que mi miedo. Y despues está este sentimiento que dice, voy a estar bien. Pensaba, hay 5 millones de personas, y yo soy solo una de esos 5 millones. En los preliminares de la guerra ves niños jugando en la calle, y piensas, ah, voy a estar bien. MJ: En un punto de su libro, usted urge a un joven finlandés quien había ido a Bagdad para ser un escudo humano, a largarse. ¿No es eso un poco paradójico? AS: Pienso que eso fue algo totalmente emocional. Había otros escudos humanos y no me importaban. Este hombre era joven, me recordaba a mi hermano. No quería que eso le ocurriera a mi hermano. También, su misión había terminado. Si, hubiera sido un símbolo si ellos fuesen asesinados mientras estuvieran vinculados a esas instalaciones, y ellos había sido valientes al ir allí, pero la guerra era inevitable. Él también era uno de los pocos occidentales, la mayoría de los otros escudos humanos ya se habían ido, y él estaba ahí por su cuenta. MJ: ¿Por qué se fue cuando lo hizo? AS: Había tenido suficiente. Estaba tan exhausta, tan cansada, y no podía pensar, y durante los últimos días tuve que forzarme a trabajar. Estaba interesada en la historia, y por eso también me quedé tanto como lo hice, pero cuando te cansas, también te asustas. Despues que terminó la guerra, la violencia estaba creciendo. La gente disparaba en las calles, ere territorio sin ley. Yo pensaba, He sobrevivido la guerra, no quiero que me maten ahora. Hice mi trabajo, y me estaba asustando. Pienso que cuando empiezas a asustarte, es tiempo de irse. Pienso que me quedé otras dos semanas después que terminó la guerra. MJ: ¿Ha regresado? AS: No. Y ahora no regresaría. Cuando estás ahí, olvidas que hay paz afuera. La situación era tan intensa en los preliminares de la guerra, y yo quería quedarme para ver el fin. Era una gran historia, un evento mundial, y yo estaba tan enfocada en encontrar lo que había ocurrido en esa guerra. Pero ahora que estoy afuera, no regresaría allí. Tambien, los peligros son diferentes. En aquel entonces, al menos teníamos un sentido de colectividad, podíamos ser golpeados por las bombas, pero de alguna manera no tenía ese gran miedo a ser tomada como rehén o usada como escudo humano. Hoy, el miedo de ser secuestrado es muy grande para mí. En mi trabajo, yo primero que nada sigo mi intuición, y ahora dice no. Como corresponsal de guerra, tienes que sopesar el riesgo que corres contra la historia que puedes conseguir. Justo ahora no puedes caminar las calles, estarías estancado en un hotel, sin ser capaz de pasar más de 10 minutos en un lugar porque alguien podría reportar que ahí está un extranjero. La violencia ha aumentado, y también el peligro de ser impactado por balas perdidas, ser secuestrado, o seguir el destino de Marla Ruzicka, a quien conocí, quien murió en el carro bomba el 16 de abril. MJ: ¿Tiene usted una opinión de cómo los medios de Estados Unidos cubrieron la guerra? AS: Me parece que muchos de ellos son patrióticos al hablar de “nuestras tropas” y “nuestros muchachos” y “moverse hacia la democracia” sin ir a la profundidad del conflicto. Cuando voy por ahí y leo mi libro, dando los nombres y rostros iraquíes, muchas personas me dicen, “Esta es una historia que nunca oímos. Nunca llegamos a conocer los iraquíes, para nosotros ellos son solo los iraquíes o los insurgentes”. Si usted nunca presenta las historias humanas, termina satanizando a un país y su gente. Si usted nunca vio sus rostros u oyó sus nombres, sus llantos, o aun las historias no violentas ordinarias, ellos se convierten en el enemigo. Al poner un rostro humano en el enemigo, tal vez encuentres que él no es tu enemigo. Pienso que eso falta en los medios estadounidenses. MJ. Su libro es inusual, parte reportaje de guerra, parte memoria, parte estudio cultural, y al mismo tiempo, muy lírico, casi poético. ¿Qué la inspiró a escribir su libro de esa manera? AS. Creo en la literatura. Deseo haber podido escribir una novela acerca de esto, porque de nuevo pienso que mientras más historias humanas cuentes, mas pones al lector dentro de la cabeza de alguien más y le das visión interna. Para lograr eso no puedes usar el lenguaje tan directo del periódico. Tienes que tratar de encontrar otras vías. Siempre trato de describir la situación tal cual es. Trato de encontrar oraciones que creo cuentan la historia de la mejor manera. Hasta mis artículos son más literarios que las historias ordinarias nuevas. MJ: Usted se maneja muy exitosamente para mantener su tendencia política fuera de la narrativa. ¿Fue eso deliberado? ¿Y fue difícil? AS: No es tan difícil. No hay periodista sin opiniones, y no existe la verdadera objetividad, pero podemos acercarnos a ella. Si yo fuese más vieja, tal vez sería más aguda, pensaría está bien, ahora lo sé. Al ser relativamente joven, estoy aquí para aprender. Me gustaría que mi libro le diera a las personas visión interna de la guerra antes y después, pero pienso que nadie podría leer mi libro y de pronto cambiar su pensamiento acerca de la guerra. Quiero escribir para todos. MJ: ¿Piensa usted como si estuviese compartiendo su verdadera opinión? AS: Al ser corresponsal de guerra, y haber cubierto cuatro guerras, se que las guerras muy pocas veces resuelven las cosas. Mira a Chechenia. Comenzó como una pequeña invasión hace diez años, y ahora 10 % de la población ha sido asesinada en 10 años. La ocupación ha sido tan dura y ahora ellos recurren a los ataques terroristas, lo cual también es nuevo. Eso no ha resuelto nada. Kosovo es un desastre. Afganistán es un desastre. Creo que las consecuencias de una guerra son tan rudas que debería ser siempre el último recurso. En esta guerra los Estados Unidos no lo intentaron todo. Los inspectores de armas de las Naciones Unidas estaban rogando que les dieran más tiempo. Y no hubo nada que Saddam Hussein pudo haber hecho en esos meses. ¿Cuál era el apuro cuando ves lo que está pasando hoy? No había un plan para la paz. Pienso que esa es una de las peores cosas, que había todo ese gran apuro y obviamente no había coordinación, ni siquiera tropas suficientes para mantener segura la ciudad. MJ: ¿Qué es lo próximo para usted? AS: Me voy a tomar un tiempo libre. Ha sido mucho, escribir dos libros y cubrir tres guerras en los últimos cinco años, y cuatro guerras en diez años. Necesito recuperarme. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

Chantal Akerman toma el camino emocional en su película sobre ‘Maman’.

Nicolas Rapold. 05-08-2015. The New York Times. A los 25 años de edad, la cineasta belga Chantal Akerman hizo un trabajo distintivo de más de tres horas con su película de 1975 donde hace la crónica de las rutinas obsesivas de una esposa ama de casa. Pero eso apenas fue el comienzo. En las décadas siguientes, Ms. Akerman fue pionera de un cine de observación paciente a través de largas tomas, creo películas de ensayo de manera que atrajeron legiones de imitadores, hizo un musical o dos, realizó mediciones reflexivas de la frontera Estados Unidos-México y del bloque Oriental, diseñó instalaciones de video para grandes galerías, y filmó una película sobre chistes judíos. Pero su proyecto más reciente, “No Home Movie” una visita íntima y extensa a su madre, quién falleció a la edad de 86 años, en abril de 2014, que la llevó a lugares donde no había esperado ir. “Pienso que si hubiese sabido que esto iba a terminar así, no hubiera insistido en hacerlo”, dijo Ms. Akerman de la experiencia emocional en una entrevista telefónica la semana pasada. El lunes, “No Home Movie” tendrá su estreno mundial en la competencia internacional del Festival de Cine de Locarno, Suiza, y marca un nuevo trabajo como directora para Ms. Akerman quien tiene 65 años. Ella filmó la película en el apartamento de Bruselas de su madre, Natalia (Nelly) Akerman, con imágenes adicionales de viajes a Israel. Cándida y muy sentida, principalmente consiste de conversaciones, ya sea en persona en una cocina ordenada o a distancia por Skype, y serenas observaciones de “Maman” desde sus labores. Las crónicas cotidianas y las conversaciones de amplio rango juntas ofrecen una visión de la vida diaria de su madre y páginas desde una historia personal que llega tan lejos como a su tiempo en Auschwitz. Realizada en varios meses, “No Home Movie” es un retrato agradable de la cercanía entre madre e hija y del irreprimible amor maternal, pero también, a medida que la salud de su madre se deteriora, una estimación de la mortalidad. “La mayoría de mis películas tocaban a las personas pero no de esta forma tan directa”, dijo Ms. Akerman. “Ellas eran más implosivas que explosivas. No pienso que pueda regresar a hacer el tipo de cosas que hice antes”. “No Home Movie” se une a una filmografía que ha dejado honda huella en el cine de vanguardia, reconocida más recientemente por una retrospectiva casi completa en el Institute of Contemporary Arts en Londres (en curso hasta el 1 de octubre), extensivas restauraciones del Royal Belgian Film Archive, y un nuevo documental sobre ella, también exhibido en Locarno. Su aclamación de la crítica es afirmada por varias instancias desde los críticos principales como J. Hoberman, estudios académicos con longitud de un libro, un lugar en el “Sight & Sound” de las mejores películas, y las ediciones Criterion Collection DVD. La obra maestra de Ms. Akerman de 1975 “Jeanne Dielman, 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles” muestra una gran sombra con su meticulosa, distanciada observación, encuentra belleza en la banalidad pero también expresando una fiera angustia. Su trabajo pionero de no ficción y ensayo encauza la memoria y el desplazamiento con lo que podría llamarse una claridad ambigua y, siempre, un cariñoso sentido de la composición, el color y la presencia del lugar. El fermento cinemático e ideológico de los años ’70 fue crucial para Ms. Akerman, quien pasó un tiempo de formación en Nueva York, el tema de su estudio epistolar de 1977 “News from Home”, y de trabajo absorbido por los cineastas de vanguardia. Los experiemntos de las décadas por venir fueron todos propios de ella, desde el musical y los pastiches de drama y ritmo de los ’80 (“Tout Une Nuit”, “Golden Eighties”), a través de sus viajes por la Europa Oriental post-comunista (la travesía “D’Est”), Israel (Là-bas”), América del Sur (“Sud”) y donde fuera. Tambien dirigió dos retadoras adaptaciones de novelas: la magnífica, sensual “La Captive” de Proust; y su más reciente película, “Almayer’s Folly”, una saturnina reestructuración de la primera novela de Joseph Conrad, filmada en Camboya. Con “No Home Movie”, los temas de desplazamiento que drenan a través de su trabajo finalmente llegan a su destino. “Aún si tengo un hogar en Paris y algunas veces en Nueva York, donde quiera que estuviera diciendo que tengo que ir a casa, significaba que iba con mi madre”, dijo Ms. Akerman con los tonos profundos de sobrevoz familiar y monólogos que definen muchas de sus películas. “Y no hay más hogar, porque ella no está ahí, y cuando yo fui la última vez, la casa estaba vacía”. “No Home Movie” es un testamento especialmente conmovedor debido a la devastadora historia que yace enterrada en el pasado de su madre, Durante la segunda guerra mundial, luego de huir a Bélgica desde Polonia, Nelly Akerman fue enviada a Auschwitz; su esposo fue escondido en Bruselas, pero otros familiares murieron. El trauma dejó choques de ansiedad a través de la obra de la cineasta, a menudo expresados de manera oblícua. En la película más nueva (cuyo título refleja el descalabro y la devastación causados por el holocausto) Chantal Akerman trata de encauzar el tema de frente, pero la reticencia de su madre es contundente. “Ella nunca quiso hablar de Auschwitz”, dijo Chantal Akerman. “Una vez le pedí que me contara más, y ella dijo, ‘No, me volvería loca’. Así que hablábamos alrededor de ese momento, o antes, o después, pero del propio momento, nunca. No directamente”. En su lugar, en la película Ms. Akerman y su madre abarcan una variedad de tópicos grandes y pequeños: anécdotas familiares, historias de un amorío secreto, remembranzas de los días escolares, el cambiante lugar del judaísmo en sus vidas, y si la carne de la cena sabe bien. Es un ir y venir entretenido, con Chantal Akerman tomando soplos de dinamismo una y otra vez; su madre solo pierde su postura para soltar cumplidos. “Había mucho amor de parte de ella, y yo no estaba consciente de eso”, dijo Ms. Akerman. Se refería a la indisposición de su madre a dejar que una conversación de larga distancia se hiciera cercana, dijo Ms. Akerman, “Yo sabía que ella me amaba, pero cuando veo ese momento de Skype, es como si realmente hubiese un amorío entre las dos”. “No Home Movie” muestra a madre e hija más cercanas en pantalla de los que habían estado en trabajos pasados, aunque gravita la separación final de la muerte. Al encontrar la técnica fresca para expresar las circunstancias, Ms. Akerman emplea un trabajo de cámara sostenida con las manos, en vez de un trípode, ella dejaba su pequeña cámara en mesas y otras superficies, como “otro tipo de mueble”, y hasta usa un Blackberry para ambientar fotos de Israel. Los momentos más audaces podría ser el inicio de la película: casi cuatro minutos de toma de un árbol estremecido por el viento, una metáfora de fortaleza. El resultado de 40 horas de trabajo, “No Home Movie”, que tiene 115 minutos de duración, hace su debut en un festival cuyas ambiciosas selecciones a menudo tienen una deuda estilística con el trabajo del director. En su última película, Ms. Akerman sale hacia adelante otra vez. Y lejos de crear una elegía segura y estática, ella ha encontrado “un pasaje hacia algo más”, como ella deja ver, en lo que suena como términos cinemáticos y emocionales. “No estaba de duelo cuando estaba haciendo eso”, dice ella del proceso de editar la película y las muchas imágenes de su madre. “Fue todo lo contrario: Yo estaba viviendo, no en duelo”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

viernes, 14 de agosto de 2015

Bob Timmons, 91, un entrenador exigente quien desarrolló a un corredor estrella, ha fallecido.

Franl Litskyaug. 05-08-2015. The New York Times. Bob Timmons, un antíguo marino de guerra cuyos grandes logros como entrenador ayudaron a Jim Ryun a convertirse en el corredor de la milla de Estados Unidos más celebrado de los años ’60, falleció este martes 4 de agosto en Lawrence, Kan. La University of Kansas anunció su muerte en su página web. Timmons fue el entrenador principal de esa universidad entre 1965 y 1988, ganó cuatro títulos de la N.C.A.A. y 15 títulos Big Eight mientras preparaba a un grupo estelar de atletas que rompió 16 record mundiales y ganó siete clasificaciones olímpicas. Ninguno de sus logros fue tan celebrado como el de Ryun, un nativo de Kansas, alto y espigado quien sobresalía sobre su pequeño entrenador. Ryun corrió en tres Juegos Olímpicos y se convirtió en dueño del record mundial en las pruebas de 880 yardas y 1500 metros. Timmons lo había entrenado antes en Wichita East High School en Kansas, donde, en 1963, Ryun hizo el equipo como estudiante de segundo año a los 16 años luego de fallar para entrar en la escuadra de su junior high school. En su primer evento, Ryun corrió la milla en 4 minutos 32 segundos. Para su cuarta prueba, su tiempo había bajado a 4:21, y Timmons le dijo que tenía el potencial para convertirse en el primer corredor de secundaria en bajar de la marca mágica de los cuatro minutos. Un año después Ryun alcanzó la predicción, al correr la milla en 3:59.0. Un año después de eso, ganó el campeonato nacional de la Amateur Athletic Union en 3:55.3.El tiempo más rápido de su carrera fue 3:51.1, en 1967, un registro mundial que duró casi nueve años. Timmons practicaba un tipo de disciplina ruda pero exuberante que provenía de sus tres años en la marina, cuando peleó en el Pacífico Sur durante la segunda guerra mundial. “Bob Timmons fue probablemente el entrenador más exigente de todos los tiempos, empujaba a sus corredores hasta el límite, llevó a algunos a la grandeza y a otros al fracaso”, escribió la revista Runner’s World en 2009. El artículo decía, “Para tener éxito en su programa, tenías que confiar en que el exigente sargento conocía tu cuerpo mejor que tú”. Una vez Timmons sacó a un atleta de su equipo universitario por beber cerveza en vacaciones. Otra vez envió al capitán del equipo a casa desde una prueba de campeonato nacional porque no se había afeitado. Pero a mediados de su carrera, Timmons relajó sus prácticas, concluyó que había estado usando ideas anticuadas. “Yo usaba un deporte para vender un estilo de vida”, le dijo a Track & Field News en 1973. “Siento que ya no puedo hacer más una contribución a la vida del atleta, que no puedo cambiarlos; ellos son muy viejos y maduros. Estamos ganando, pero me siento equivocado. No me identifico con lo que veo”. “Pero cuando se llega a esto, el problema era yo. Tenía que dejar de entrenar o cambiar”. Le dijo a sus atletas de su problema y cambió. Robert Leroy Timmons nació el 20 de junio de 1924, en Joplin, Mo., y creció en Pittsburg, Kan. Logró un grado y una maestría en educación física en Kansas. Él entrenó a los equipos de escuela secundaria en Kansas en pista, campo traviesa y natación por 14 años. Un nadador de la escuela secundaria, Jeff Farrell, ganó dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de 1960. Timmons se convirtió en entrenador de pista de primer año en la University of Kansas en 1964, y un año después, luego de un breve período como entrenador de Oregon State, regresó a Kansas como entrenador principal. Además de Ryun, entrenó a atletas tan sobresaliente como los velocistas Cliff Wiley y Mark Lutz, el jabalinista olímpico Sam Colson, los garrochistas olímpicos Jan Johnson y Terry Porter, y el saltador de altura Tyke Peacock. Setenta y siete de sus atletas fueron N.C.A.A allAmericans. Despues de retirarse de Kansas, Timmons se convirtió en artista, escultor y entrenador de pista y voleibol en la escuela secundaria. Donó a la University of Kansas su granja de 96 acres de las afueras de Lawrence, Rim Rock-Farm, como su recorrido de campo traviesa. (Ryun trabajó en el Congreso entre 1996 y 2007, como representante republicano de un distrito de Kansas). A Timmons le sobreviven su esposa, Pat; un hijo, Dan; tres hijas, Rebecca, Priscilla y Susan, conocida como Tammie; y dos nietos, dijo la universidad. Timmons sintió que podía ser recordado como un entrenador de línea dura. Pero Candace Dunback, quién supervisa el Salón de la Fama de University of Kansas, dijo una vez: “Él me ha expresado su lamento por ser muy duro. Él sabía que Jim Ryun lo podía manejar, pero no todos eran Jim”. Ryun no tenía de que lamentarse. “Hubo quienes no lo hicieron en el programa de Timmons”, dijo él, “pero muchos de nosotros lo hicimos y nos convertimos no solo en mejores atletas, sino en mejores seres humanos”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.