lunes, 3 de diciembre de 2012

Sucedió un 24 decembrino

Tanto me escondí en los armarios donde papá guardaba papel, carpetas y demás insumos de su oficina que mamá terminó arrancando el Fiat y salió para Cumaná con Camelia, Olga y Norys. Espero te comportes bien y llegues temprano con tu papá. Alberto, recuerda que hoy es Nochebuena. En el rostro de mamá refulgieron varias perlas de ansiedad. ¡Está bien te vas aquedar con tu papá. Pero de ponerte la camisa manga larga no te vas a salvar y nada de irte a jugar pelota para el solar de asfalto! Papá sacó una colección de estampillas, la primera que reunió de niño. Pensando que me impresionaría con ellas se fue tranquilo a la oficina. Las ilustraciones de los sellos me atraparon hasta que empezaron a llegar gritos desde el solar. Sin otro jugador no podemos jugar. La mirada levitaba entre las advertencias de mamá y los muchachos reunidos en medio del asfalto. Entré de puntillas a la sala y dejé las estampillas en el recibo. Atravesé el porche y llegué entre los arbustos de tabaquero. Me enviaron a jugar right field . El primer batazo que dieron por esos predios me hizo correr sobre un pedregal lleno de gamelote. Mis zapatos se enzarzaron entre las piedras y en un intento obstinado me lance en el pastizal con el brazo estirado hasta que la pelota aterrizó en el guante. Sentí varios aguijonazos en el codo. Los muchachos brincaron y celebraron el out . Pero luego se estrujaron los ojos. La mancha escarlata que abarcaba desde arriba del codo hasta la muñeca, los espantó. Arranqué varias hojas de tabaquero y las apliqué en la herida, el ardor les cambió el verde claro por otro muy oscuro. Papá esperaba con los brazos en jarra en la esquina. Te dejé emocionado con las estampillas y mira cómo te raspaste todo el brazo. Eres un caso serio. ¿Quién le explica ahora esto a tu mamá? El contacto con el agua fría me hizo ver estrellitas. Pero cuando papá aplicó el mercurocromo vi toda la vía láctea. ¡Ay mamá querida! Bueno ¡ A ti no te gusta jugar pelota! ¡Ahora tienes que aguantar! Por más que papá trató de inventar otra historia, mamá intuyó lo ocurrido. Yo sabía que te ibas a sumergir en la oficina. Ahora si es verdad que te vas a tener que poner la camisa manga larga. Pasé toda la noche abriendo los botones y soplándome el pecho. El calor de Cumaná apretaba. Me dormí con el brazo izquierdo sobre el pecho. En medio del sueño sentí un frío en el brazo y me pareció ver a mamá. La mañana siguiente le dije, anoche te vi cuando el Niño Jesús te dio mi regalo. Alfonso L. TUSA C.