miércoles, 23 de diciembre de 2015

Hinojo Silvestre y sardinas le dan a la pasta el fragante sabor de Sicilia.

David Tanis. The New York Times. 18 de diciembre de 2015. Cuando pienso en la cocina siciliana, la primera cosa que viene a la mente es el aromático hinojo silvestre, sus frondas verdes como plumas y su inconfundible esencia anisada. Sicilia esta cubierta con la hierba indígena, y esta es el aderezo de muchos platos tradicionales. Solo tiene que subir a cualquier colina para recogerla. Deténgase en el mercado al aire libre de Palermo, y también encontrará pequeños haces de hinojo silvestre para vender, una ventaja para los cocineros hogareños quienes no quieren recogerlos pero los necesitan para una variedad de platos simples regionales. Esta maccu, una sopa de habas en la cual el hinojo silvestre es el aderezo principal además de la sal y el aceite de oliva. Están los polpettini de hinojo fresco, torticas fritas con frondas cortadas mezcladas con huevos y queso gratinados. Cualquier número de sopas sicilianas y marinadas contienen hinojo silvestre jugoso y fresco, usado a través de los meses calientes, mientras que las semillas y el polen son recogidos y secados para sazonar las comidas invernales. Algunos cocineros modernos de recursos guardan su hinojo silvestre en el refrigerador, así lo pueden tener todo el año. Uno de los platos sicilianos más famosos que emplea la hierba es pasta con le sarde, una magnífica combinación de hinojo silvestre y sardinas. Estos dos ingredientes frugales son fortificados con pasas, uvas, azafrán y nueces de pino, un feliz enriquecedor árabe en un plato emparedado con historia y cocinas mezcladas. Es una combinación poco común, quizás, pero brillante. En su major expression, pasta con le sarde es un entramado perfecto de dulce y sabroso, las pasas y sal y ají picante, ajo y cebolla sofrita en aceite de oliva, la fragancia herbal del hinojo silvestre, un toque de anchoas y julianas de sardina, una pizca de azafrán. Esparcidos sobre bucatini al dente y entremezclados con crotones de pan, es una maravilla de aderezo. Probé pasta con le sarde durante mi primera visita a Sicilia, hace varios años, en el comedor de de un viejo y elegante hotel de Palermo cuyo encanto se había desteñido hacía tiempo. Este delicioso plato es común en las comunidades italoamericanas de Brooklym y Queens, lo probé por primera vez en casa de un amigo en el sur… Un mesero viejo de chaqueta blanca trajo una bandeja de plata grande con suficiente pasta con le sarde para doce personas, de la cual me sirvió una porción. Todavía puedo verla, dorada, brillante y firme. A mi regreso al Norte de California, donde yo vivía para ese momento (y donde, coincidencialmente, también crece en abundancia el hinojo silvestre), empecé a hacer pasta con le sarde semanalmente, en muchas versiones, basado en la memoria de aquella comida en Palermo. Algunas veces usaba sardinas frescas, a veces enlatadas. La hacía con atún en conserva y anchoas frescas. Trataba de usar los mejores hinojos cultivados. Intenté la versión con salsa de tomate, pero prefería la que no la tenía. Hasta hice una versión sin sardinas, solo las anchoas cortadas y crotones de pan; era deliciosa. Resulta ser, que eso lo han hecho por mucho tiempo en Sicilia, hay un nombre para eso. Pasta con le sarde a mare: pasta con sardinas en el mar. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

martes, 22 de diciembre de 2015

Entrevista de Eddy Merckx.

Cycling Weekly. 17-06-2010. Revisamos en los archivos de Cycle Sport una entrevista con Merckx de 2004. Cycle Sport visitó a Eddy Merckx en 2004 cuando ellos publicaron un trabajo dedicado al ciclista más grande de todos los tiempos. Ahora, a sus 65 años, damos un retrospectiva a lo que el hombre tenía que decir. Sentado sobre su espalda en el brillo de la falta de tiempo del restaurant del hotel Bradford Hilton, Eddy Merckx mostraba la indescifrable expresión que fue su marca de fábrica durante su carrera deportiva. Era la misma expresión que ha asustado a muchos entrevistadores antes que yo, la misma expresión que usaba cuando manejaba su bicicleta en su apogeo; desconectado, desentendido de lo que pasa a su alrededor, ‘en la zona’ como dicen hoy en el deporte. Afortunadamente es una máscara, solo la presentación por defecto de sus rasgos, la que usa cuando está solo con lo poco de Eddy Merckx que tiene para mantenerlo con él, y como lo iba a descifrar, cuando el corría verdaderamente era él. Tan pronto como yo entro a la habitación, estiré la mano y me presenté, su rostro desplegó una amplia sonrisa. La propiedad pública de Eddy Merckx estaba de vuelta. Atento, buscaba respuestas que me ayudaran, con mucho contacto de sus profundos ojos marrones. Muchos ciclistas dejan sus ojos vagar cuando hablan. Miran hacia arriba mientras piensan en una respuesta para una pregunta, indagan, tratan de recordar un sentimiento o sensación. Entonces cuando hablan, miran a la distancia, bajando por alguna ruta imaginaria quizás, recordando estar ahí. No Merckx, él te mira directo, te escruta. Es un poco tenso, pero le da presencia real a él, y hace la entrevista mucho más íntima. Bradford es un lugar divertido para encontrarse con el ciclista de carreras más grande que haya visto el mundo, pero nuestros esfuerzos para conseguir tiempo exclusivo con Eddy Merckx habían coincidido con los del Dave Rayner Memorial Fund, una fundación que apoya a los ciclistas jóvenes británicos en sus carreras en Europa, para conseguir un invitado de honor para su cena de décimo aniversario. A nivel personal era también un privilegio pasar algún tiempo a solas con el hombre quien, en términos de victorias al menos, ha llegado más allá que cualquiera en el deporte. Pero el problema con entrevistar a un ícono único como Merckx es, ¿por donde empezar? El comienzo siempre es el lugar más seguro, así que empezamos hablando de su niñez. “Tuve una niñez hermosa. Tuve padres amables y muy sensibles. No éramos ricos, pero a mi hermano menor y hermana, quienes son mellizos, y a mí nunca nos faltó nada. Mi padre era un hombre de gran carácter y mi madre muy cálida y plácida. Ambos fueron ejemplos maravillosos para mí”, dice él. La herencia de Merckx Todos somos el producto de nuestros padres, así ¿qué heredó Edy Merckx de su madre y padre? “Como todos, soy una mezcla de ambos. Mi determinación y voluntad para trabajar viene de mi padre. Él trabajó incansablemente para establecer su negocio de ventas de alimentos en el suburbio de Woluwe St. Pierre en Bruselas, donde él se mudo cuando yo era muy pequeño. Él era estricto con la disciplina, pero también tenía un poco de filósofo. He mantenido algunas de sus frases en mi cabeza por toda mi vida. “Mi lado más suave viene de mi madre. Un ejemplo de eso es el hecho de que a menudo encuentro difícil decirle no a las personas. Tal vez ellas no lo buscan, pero las personas te pueden usar si las dejas”, explica él, un poco triste. Mientras hablaba de su niñez, Merckx reía mucho. Tambieé tiene una sonrisa sentida, a veces repentina y sorprendente. Puede estar hablando seriamente, cavilando profundamente, entonces ve el lado humorístico de algo y rompe en risas. Eso es un buen alivio para la tensión. Nadie en las familias Merckx o Pittomvil, el cual era el apellido de soltera de su madre, fue ciclista o practicó otro deporte, pero la leyenda dice que Eddy Merckx tuvo su primera bicicleta a la edad de tres años y desde ese momento fue difícil separarlo de ella. “Si, iba a todas partes en bicicleta. Los locales me llamaban ‘Tour de France’. De todas formas yo era un niño a quien le gustaba estar fuera de la casa, siempre explorando, siempre metido en dificultades. Pero la bicicleta me daba más libertad, ampliaba mis horizontes”, dice él. Él obtuvo su primera bicicleta de carreras, una de segunda mano, a la edad de ocho años y admite que ya quería correr a esa edad. Pero ¿por qué? Nadie en la familia era un ejemplo a seguir. Tampoco ninguno de sus vecinos practicaba ciclismo, porque Woluwe era un suburbio de clase media, y en los años ’50 en Bélgica, era visto como un deporte de clase obrera. ¿Porqué entonces un niño de ocho años de ese tipo de entorno quería hacer algo tan ajeno a él? ¿Quién sabe?, dice él, mirando hacia el cielo. “Fue un llamado, quizás una vocación. Algo que iba a ocurrir”. Ese es un pensamiento interesante, aunque, la huella genética que creó la característica física de tal gran campeón de alguna manera lleva el mensaje a través de su cerebro. ¿Cómo la ciencia explica eso? Merckx trata: “Sentía un enorme placer simplemente al manejar una bicicleta. Me parece que las carreras fueron una razón para manejar más. Luego corrí mucho porque ese era mi ambiente. Ahí era donde me sentía a gusto, donde yo era Eddy Merckx. Amaba la carrera. En las carreras era la bicicleta, la carrera y yo. Era una felicidad, aún después de mi choque en Blois y el ciclismo se hizo más duro para mí, doloroso algunas veces, todavía era una felicidad. En una carrera no tenía controversias que enfrentar, cero organizadores, cero periodistas haciendo preguntas. Me podía expresar por mi cuenta”. El joven Merckx empezó a correr a los 12 años, con poco éxito al principio. Pero como otros muchachos de una edad similar él encontró un héroe. El suyo era Stan Ockers de Bélgica, un campeón mundial quien en un giro del destino considerando la casi muerte de Merckx en Blois, murió en un accidente mientras corría en la pista de Amberes en 1956. ¿Por qué Merckx escogió a Ockers? “Debido al Tour de France. Ockers había ganado etapas en este, ganó la camiseta verde dos veces, y terminó segundo dos veces en la general. Él siempre estaba en las noticias durante el Tour de France, y el Tour de France era todo para mí. Yo no sabía mucho de los Clásicos porque los hacían los domingos, y ese día yo solía visitar a mi abuela en su granja en Meenzel-Kiezegem, donde nací”. Meenzel-Kiezegem está en la parte flamenca de Bruselas; Merckx creció en una parte de habla francesa. Su nombre es flamenco, pero él es completamente bilingüe. Puede ser una pregunta difícil de hacer, pero ¿se considera él un flamenco o un valón de habla francesa? “Nada de eso, soy belga”, responde rápidamente. Me parece que le han preguntado eso antes. Merckx se hizo profesional en 1965 con un equipo belga, Solo-Superia. Su segundo lugar en los Campeonatos Nacionales Belgas tras Walter Godefroot lo llevó a la selección para los campeonatos Mundiales de San Sebastián, España. El ganador ese día fue Tom Simpson de Bretaña. En 1966, infeliz con la actitud que le mostró el primer líder de su equipo, Rick Van Looy, Merckx se cambió al escuadrón basado en Francia Peugeot-BP liderado por Simpson. ¿Fue ese un movimiento feliz? “Definitivamente”, y aquí rie fuerte de Nuevo. “De Tom aprendí como celebrar después de una victoria. A Tom le gustaba ganar y celebrar. Hay felicidad en la victoria, es natural celebrar”. “La atmósfera en Peugeot era totalmente diferente. Todo lo que conseguía de Van Looy y sus compañeros era ridículo, ni rastro de ayuda o consejo. Ellos eran muy desconfiados, yo todavía era un joven inexperto. Con Peugeot, y especialmente con Tom, era diferente”. ¿Qué más aprendió de Simpson? “Desde el comienzo aprendí que él era un ciclista muy bueno. Él me puso en mi lugar cuando ganó la Paris-Niza de 1967, después que pensé que estaba en camino de ganarla. Pero él también me enseñó mucho de técnica. Tom era un ciclista muy técnico, un buen descensor por ejemplo, bueno al colocarse en el pelotón o en una escapada. Me enseñó paciencia también. ‘Paso a paso Eddy’, solía decirme, “Tómalo paso a paso’. Yo estaba muy ansioso por mejorar. Más que todo, él me enseñó valentía. Tom era un tipo muy valiente” Respeto por un amigo ¿Pore so fue que él asistió al funeral de Simpson, efectuado en Harworth en Inglaterra? “Tom era un colega caído. Yo tenía que ir. Su muerte fue impactante. Yo estaba sentado en la casa, viendo las noticias en televisión y apareció. Sentía que debía hacer algo práctico. ¿Pero qué? Ir al funeral era la única cosa práctica que yo podía hacer”. Merckx reconoce que él no es un académico. “Yo odiaba la escuela, amaba practicar deportes, pero odiaba estar dentro de cualquier edificación. Me fui tan pronto como pude. Eso causó fricción en casa, especialmente con mi padre. Pero era típico de él que apoyara mi decisión, especialmente cuando veía que yo amaba lo que había escogido, el ciclismo, y lo estaba haciendo bien”, dice él. Sin embargo, hay un tema del cual él sabe mucho, y ese es el arte. “Amo las finas artes, mi artista favorito es René Magritte, él es un surrealista belga. Una vez tuve un Miró, y me lo robaron. Salvador Dalí es otro de mis favoritos. Pienso que ese tipo de arte es fascinante y estimulas los pensamientos”. Hacia finales de 1967 Merckx fue campeón mundial, al ganar regularmente los Clásicos y preparándose para su enfática victoria en el tour de France de 1969, la victoria de la que se siente más orgulloso, y aún destaca sobre todas las otras en su mente. Él tenía muchos dones, ganar parecía fácil. Merckx intimidaba a sus contendores. Fue su período dorado, cuando habla de esto no puede dejar de sonreir. Pero entonces todo cambió en Blois. Los sueños se vinieron abajo. “El choque de Blois fue terrible para mí. Desde ese día el ciclismo se convirtió en sufrimiento”, dice él. ¿Cuáles fueron exactamente las lesiones que tuvo? “Muchas. Me tomaron puntos de sutura en la cabeza y tenía laceraciones y traumatismos por todas partes, pero esas lesions sanaron. Fui afortunado en el sentido de que pude haber muerto, pero el problema que me causó el choque fue el daño que me dejó en la espalda”, revela Merckx. “Lo que ocurrió fue que mis caderas fueron desalineadas de mi cuerpo. Eso significaba que mis piernas también estaban desalineadas del resto de mi cuerpo. Después de ese día nunca me volví a sentir cómodo en mi bicicleta. Yo jugaba con mi posición y cambiaba los ángulos de mi cuerpo. Yo mantenía mis bicicletas, todas sutilmente diferentes, todas listas para correr, pero nunca encontré la comodidad. Antes de Blois puedo decir que no sufrí en ninguna carrera de bicicletas, ni en el Tour de France. Solo presionaba los pedales cuando quería, eso era todo lo que tenía que hacer”. “Luego del choque nunca fue igual. El dolor cambiaba día a día, algunos días lloraba en mi bicicleta, otros estaba bien. Una vez, hacia el final de mi carrera, fue muy desagradable que mientras subía la colina Alsemberg en Bruselas, me preguntaba si llegaría a la cima. Pensaba que tendría que bajarme de la bicicleta y caminar, y esa no es una colina muy empinada o larga. Mi espalda se convirtió en mi debilidad. Aún me afecta hoy. No puedo trotar para mantenerme en forma debido a mi espalda”. Parece increíble que Merckx ganara la mayoría de sus carreras después de una lesión tan debilitante. ¿Habría ganado más carreras si eso no hubiese ocurrido? “Np, no más carreras, pero yo habría gando con más facilidad, más margen. Habría ganado etapas de carreras, como hice en el Tour de 1969, por muchos minutos en vez de solo unos pocos”. El primer momento de desespero El sufrimiento se hizo más aparente a medida que pasó el tiempo. El Tour de 1970 pareció una victoria indiscutible, pero entonces vino 1971 y un disgusto a manos de Luis Ocana. Él mostraba la derrota en la cara durante el Tour de France hasta que el español chocó. ¿Cómo se sintió eso? “Eso fue terrible, fue una lección. Ese año, ese Tour, fue un punto bajo. Después reconocí que tenía que tomar en serio mi problema en la espalda, contraté osteópatas y trabajé duro con los ejercicios específicos para mejorar mi espalda. Mi espalda me estaba quitando poder, pero en 1972 la controlé mejor, la manejé mejor”, dice él. Ese fue el año cuando Merckx hizo un ataque exitoso al record mundial de la hora. ¿Habría llegado más lejos si no hubiese estado afectado por su lesión en la espalda, y hubiera hecho más si hubiese tenido mas tiempo para entrenamiento especializado, considerando que su intento fue hacia el final de una temporada donde él había competido en 127 carreras y ganó 50 de ellas? “En cuanto a la lesión de la espalda, si, habría hecho muchos metros más. En referencia al entrenamiento especializado, hice todo lo que pude. Consulté médicos deportivos, quienes tenía experiencia con el deporte en la altitud, porque logré mi record en Ciudad de México. Entrené en casa del entrenador con una máscara de oxígeno, respiraba la misma mezcla de aire que encontraría en la altitud. Tambien usé el mejor equipo disponible para el momento”. “Hablando como un entusiasta del ciclismo me habría gustado haber tenido los equipos que se usaron para el record los años posteriores. También, habría llegado más lejos en una pista moderna bajo techo. En México todo fue al aire libre, donde el viento siempre es un problema. Esperas por las mejores condiciones, pero al final tienes que tomar lo que haya”, dice él. Eddy Merckx siempre ha dicho que sufrió mucho para romper el record de la hora. ¿Hubo algún momento durante el intento cuando él pensó que tendría que parar? “Nada de parar, sufrí, particularmente en el intervalo del minuto 40 al 50. Después de eso el sufrimiento fue el mismo, pero los minutos pasaron más fáciles, de manera que resistí”. ¿Piensa él que el nuevo record atlético de la hora es una buena idea; sacar el elemento de las mejoras en los equipos crean una comparación más valida? “Si, eso muestra algo, pero las pistas no son las mismas, las condiciones no pueden ser las mismas, otras cosas tampoco. Un record de aquellos tiempos es un record”. Temprano en la entrevista Merckx había hablado de su dificultad para decir no. ¿Siente él que corrió mucho durante su carrera, y pudo la cantidad de carreras que realizó haber acortado su carrera? “No pienso que la cantidad de carreras que hice recortó mi tiempo como ciclista, pero el hecho de que continuase el Tour de France de 1975 luego de haber chocado definitivamente lo recortó”. Resistiendo en exceso “Mi preparación para esa carrera había sido problemática, y en realidad no estaba en la mejor condición de salud cuando la empecé. Êro luego del choque, en el cual me fracturé el hueso malar, sufrí como no se puede imaginar. No podía comer nada que no fuese líquidos. Tuve que correr con el estómago vacío”. ¿Por qué continuó? “Tenía que hacerlo por el bien de la carrera, por honor y por mis compañeros de equipo. Ellos dependían de mi premio en dinero. Recuerde que aún así terminé segundo”, dice él con orgullo. “Lo que debía haber hecho fue pagarle a mis compañeros de mi bolsillo y salir de la carrera. Entonces tal vez hubiese recuperado mi fuerza y pude haber sido competitivo en 1976”. Estar pendiente de sus compañeros es importante para Merckx. Patrick Sercu nos dijo que fue Merckx quien se encargó de las negociaciones para confeccionar su equipo final, aunque ya su corazón no latía por el ciclismo. El lo hizo para que sus compañeros de equipo tuviese sueldo por otro año. Él también les conseguía trabajo a sus antíguos compañeros en su fábrica de bicicletas, aunque él no le da importancia. “Fue solo a tres de ellos”, dice con modestia. Sin embargo, su equipo era muy importante para él. Él demandaba lealtad, pero como sus acciones al no abandonar el Tour de 1975, el también devolvía lealtad. ¿Cuál de los compañeros de Merckx resaltan en su mente? “No puedo escoger uno. Joseph Bruyere, si, Roger Swerts y Jos Huysmans también. Ellos son opciones obvias, porque a menudo estuvieron conmigo hacia el final de las carreras, pero hubo otros quienes habían hecho sus trabajos mucho antes. No los veías traer botellas, pararse para ayudar a otros ciclistas quienes se habían accidentado. Su trabajo era hecho antes de la final, pero también era importante”. Valor y victoria. Sus sentimientos acerca de sus compañeros de equipo eran los de un hombre leal y honorable. Lealtad y honor son palabras que la gente usa regularmente cuando describe a Eddy Merckx. Si había alguna crítica de él, siempre ha sido por la misma cosa, su deseo de ganar cada carrera en la cual competía. Sin embargo, Mercks está en total desacuerdo con esa crítica. “Una carrera tiene que tener un ganador”, dice él, agitándose. “El asunto de una carrera es encontrar un ganador. ¿Cómo puedes participar sin tratar de ganar? ¿Cómo puedes ser criticado por ejecutar el objeto de tu trabajo? Escogí las carreras, por lo tanto escogí ganar. Un médico trabaja para curar, de seguro un deportista trabaja para ganar, ¿o no?” “Es divertido, pero cada gran deportista tiene esa actitud y cada gran deportista es criticado por eso. Michael Schumacher está hoy en la misma posición que estaba yo. Ellos dicen que él está matando su deporte por simplemente hacer lo que se supone deber hacer, hacer lo que requiere el deporte. No entiendo eso”. Él ladea la cabeza, pero se permite una leve sonrisa, nosotros los mortales debemos parecer un grupo divertido desde donde él está sentado. ¿Por cual de sus competidores tenía Merckx más cuidado? “Felice Gimondi, porque él tenía muchas razones para resentir de mí, pero nunca sentí que lo hizo. Él es un poco mayor que yo y mientras me desarrollaba como ciclista, él ya había ganado el Tour de France en su primer intento. Gimondi ganó el Giro d’Italia y Clásicos como la Paris- Roubaix, también”. “El ciclismo era suyo hasta mi llegada, aún así él siempre fue el epítome de la dignidad por la manera como se conducía durante las muchas batallas que tuvimos. Yo admiraba su fortaleza de carácter, su cortesía, también. Él era muy dedicado, casi ascético. Él corría como un caballero y le daba mucho crédito a nuestra profesión”, dice Merckx. ¿Qué hay acerca de su vida hoy? ¿Disfruta Merckx los compromisos a los que va, como el que atendió en Bradford aquella noche? “Si, me gusta conocer personas. No es bueno estar solo por mucho tiempo, te puedes hundir en el pasado y eso es insano. A veces no entiendo el interés en mí, y es un poco abrumador. En Bretaña hay muchos grandes campeones ahora, me gustaría aplaudirlos”, dice él, mirando con misticismo genuino. Inspiración interna. Siempre me ha gustado preguntarle a los ciclistas de otras épocas cuando habrían preferido haber tenido sus carreras, ¿ahora o durante el período cuando lo hicieron? Todos dicen que el dinero ofrecido en el ciclismo de hoy es motivador, y Merckx está de acuerdo con ellos en eso. Pero la mayoría dice que ha encontrado la presión para actuar hoy mucho más difícil, y estaban contentos de haber corrido cuando lo hicieron. Muchos también dicen que sienten que había un mayor sentido de camaradería entre los ciclistas en tiempos pasados. Merckx no. Él acepta lo de la camaradería, pero dice: “La presión más grande para actuar venía de mí. Nadie podía poner más presión en mí para ganar que yo. Nadie tenía que motivarme, excepto cuando supe que finalmente todo había terminado a comienzos de 1978. Entonces nadie pudo motivarme, había decidido irme”. Merckx simplemente se quedó sin energía en 1977. Dos años antes, él pudo haber ganado su sexto Tour, pero 1976 fue gastado revisando los costos en términos de enfermedad por mantenerse en la carrera de 1975. ¿Qué sintió al correr en 1977 en comparación con las sensaciones que había tenido al correr antes? “No fue diferente hasta que la temporada llegó a su apogeo. Me preparé bien y gané mi primera gran carrera, el Tour del Mediterraneo, pero tan pronto como empezaron a llegar más carreras mi cuerpo falló. Seguí sufriendo resfriados y otras enfermedades menores, lo cual raramente me ocurría antes. Empecé a sentir quebrantos y lesiones también”. “Aún así fui sexto en el Tour de Francia ese año, y gané 17 carreras. ¿No le gustaría a los belgas tener alguien quien terminara sexto en el Tour ahora?” dice él, con el rostro brillante. “Pero dentro de mí sabía que estaba ido. Las dificultades que tuve para armar el equipo de 1978 fueron el punto final. Dije cuando paré en la primavera de 1978 que el barril estaba vacío, y lo estaba”. ¿Qué piensa del ciclismo de hoy, que piensa de la idea del ProTour por ejemplo? “Hablando a grandes rasgos, pienso que es una buena idea. Eso debe mejorar el perfil alrededor del mundo de las carreras además del Tour de Francia. El Tour siempre ha sido importante. Si le preguntas a los ciclistas porque escogieron al ciclismo, apuesto que el 90 porciento diría que es debido al Tour de Francia”, dice él. “Pero desde que el deporte consiguió más publicidad mundial, asi como personas de más países se involucraron, es solo el Tour de Francia que es visto. El ProTour podría cambiar eso y subir el perfil de otras carreras que conocemos bien en Europa pero no son conocidas en otras partes, como los Clásicos por ejemplo”. Preocupaciones conceptuales. “Pero veo que puede haber dos posibles problemas con el ProTour. Los equipos involucrados van a tener que hacer más carreras, por lo tanto tendrán que ser más grandes y tener presupuestos más grandes. El otro problema es el de las carreras muy pequeñas, o las nuevas. ¿Va a ser capaces de continuar? Estoy involucrado con el Tour de Qatar; necesitamos ocho equipos para esa carrera, hasta ahora solo tenemos dos asegurados para la edición de 2005”, dice Merckx. Al hablar del ciclismo moderno, el tema de la carrera ciclística del hijo de Eddy, Axel Merckx no puede ser ignorado. “Tengo que decir que admiro a Axel por lo que ha hecho. Fue valiente de parte de él convertirse en ciclista. Él es como yo y le gusta dejar que sus piernas hablen, así que estuve muy complacido por su medalla de bronce olímpica. Él sabe que fue algo propio de él, algo que yo no conseguí”, dice el con orgullo, pero entonces la llama de la competitividad flamea un poco. “Por supuesto cuando hice la ruta en 1964 ellos solo me respaldaron en el último kilometro. Y si yo hubiese ido a México en 1968, ¿quien sabe lo que hubiera hecho? Pero los Juegos Olímpicos entonces eran para aficionados, y yo era profesional”, agrega él sin asomo de sonrisa. No está siendo irónico. En caso de que alguien lo dudara, Eddy Merckx pudo haber ganado una medalla olímpica, y obviamente importa que lo sepamos. De vuelta a la carrera de Merckx, ¿Cuál de sus muchos talentos, habilidad natural, dedicación, inteligencia, siente él que fue el que hizo la diferencia, el que puso su cabeza y hombros de record por encima, y probablemente fuera de alcance, de cualquier otro ciclista profesional? “Mi habilidad natural. Tenía un organismo muy bueno, producía mucho poder. Yo tenía velocidad, especialmente luego de una larga carrera, tenía fortaleza, pero más importante que todas esas cosas es que tenía una gran constitución. Muchos ciclistas tienen las habilidades naturales correctas, pero se necesita buena salud para explotarlas. Se necesita ser capaz de lidiar con el entrenamiento constante, las carreras, viajar y los constantes cambios de comida, clima y condiciones del tiempo. También están las entrevistas, reunirse con patrocinantes y las presentaciones. Debes hacer todo esto t aun mantenerte sano”, dice él. Bajar el ritmo “Hasta los dos años finales de mi carrera yo pude hacer eso. Aún ahora estoy ocupado, pero mi ritmo de vida no me molesta mucho, aunque recientemente he tenido que ser un poco más cuidadoso, cuidando lo que como y el peso. Pero ahora estoy cerca de los 60 años de dad, recuerda”, señala Merckx. Merckx puede lucir cansado. Algo de esto es debido a que él ha vivido todo esto en miles de recepciones, y durante varios miles de entrevistas. Pero entonces algo, algún tema, le interesa y su rostro cobra vida y sus ojos chispean. Francamente, aunque yo lo sé, fui agarrado fuera de base cuando dijo que estaba cerca de los 60. Él estaba muy interesado en saber porque estábamos haciendo este ejemplar especial de Cycle Sport, y especialmente interesado en los ciclistas con los que habíamos hablado. Recordé sus nombres: Walter Godefroot, Patrick Sercu, Felice Gimondi, etc. Escuchó solemnemente cada uno de ellos y sonrió con aprobación. Entonces, al saber de su enfrentamiento de 30 años, no pude resistir agregar. “Tambien hemos hablado con tu nuevo amigo, Freddy Maertens”, le dije. El rostro de Merckx rompió en una risa repentina. “Oh, si Freddy. Estuvimos juntos en television la semana pasada en Bélgica. Hizo un gesto al colocar su brazo alrededor de una compañía imaginaria sentada junto a él. “Estoy feliz de eso. Ha pasado mucho tiempo entre nosotros dos. Mucho tiempo”. Él lució lejano de Nuevo, la esfinge estaba de vuelta. ¿Quizás tenía un momento con sus lamentos? Entrevistar una leyenda siempre es interesante, para el entrevistador al menos. Eddy Merckx no había mostrado ninguna falta de paciencia, y contestó todo sin parecer reservarse. Yo estaba feliz, pero tengo que decir que su mejor respuesta fue dada esa noche durante una entrevista posterior a la cena frente a los invitados del Dave Rayner Fund. Fue una pregunta que le hizo el maestro de ceremonias de esa noche, el antiguo campeón mundial Hugh Porter. Hugh había seguido partes de la carrera de Eddy y llegado al momento decisivo del Tour de Francia de 1969. Fue donde, en el tope de la subida de Tourmalet con 130 kilómetros por recorrer, Merckx, ya con la camiseta amarilla, atacó y se escapó solo para ganar la etapa por ocho minutos. “¿Por qué hizo eso?”, preguntó Porter. Merckx, con los reflectores enfocando su cara, está perdido por un momento. Él buscan en su mente un tipo de lógica que entendiéramos, algo que fuésemos capaces de relacionar. Se barajan diferentes ideas, pero no hay nada lógico de lo que él hizo ese día. De pronto él se da cuenta y su rostro colapsa en una inocencia de niño, encoge sus hombros, sonríe y dice, “Porque soy loco”. Eso relaja a todos. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Dos entrevistas con Raymond Carver

Traducción: William L. Stull. © copyright 1995-96 Clockwatch Review Inc., all rights reserved ________________________________________ La muerte de Raymond Carver a los cincuenta años en 1988 recortó la carrera del cuentista estadounidense más influyente desde Ernest Hemingway. Pero eso no terminó la escritura de Carver ni su influencia. Los años que siguieron a la muerte de Carver han mostrado un flujo estable de trabajos póstumos gracias en gran parte a los esfuerzos de su viuda, la escritora Tess Gallagher. Estos abarcan desde el último libro de poemas escrito por Carven, A New Path to the Waterfall (1989) (Un Nuevo camino a la Cascada) hasta algunos de sus primeros esfuerzos literarios: No Heroics Please: Uncollected Writings (1991) y Carnations: A Play in One Act (1992). The biographical volumes Carver Country (1990), . . .When We Talk About Raymond Carver (1991), y Remembering Ray (1993) han mantenido viva su memoria, como tambien lo han hecho los documentales televisivos Dreams Are What You Wake Up From (Los sueños son aquello de lo que te despiertas) (1989) y To Write and Keep Kind (Escribir y mantenerse amable) (1992). Y por supuesto está Short Cuts, la visión hollywoodense de Robert Altman del mundo de Carver. Como Raymond Carver seguramente sabía, cuando el hombre muere el escritor tiene la última palabra, hasta el punto de lo definitivo de cada palabra. (Piense en el muy estimado poema de Carver, “Gravy”, una despedida publicada en The New Yorker tres semanas después de su muerte). A pesar de la desaparición del hombre, la conversación con el escritor continúa. Durante la vida de Carver su principal medio de diálogo con los lectores fue la entrevista, un medio al cual el se sometía con prestancia a pesar de su timidez natural. Al compilar Conversaciones con Raymond Carver (1990) los editores localizaron unas 50 entrevistas de Carver (en lenguajes que iban desde el alemán al japonés) e incluyeron 25 en el libro definitivo. Ahí, Carver el escritor una vez más tiene la última palabra. “Tengo un libro que terminar”, le asegura él al interlocutor. “Soy un hombre afortunado”. Traducidas abajo están dos entrevistas de Raymond Carver que no han sido publicadas previamente en inglés. La primera, con el periodista literario francés Claude Grimal, ocurrió durante una visita a París en la primavera de 1987. (Para detalles del viaje, ver “European Journal” de Tess Gallagher en Antaeus de otoño 1988). La segunda conducida por Silvia Del Pozzo para el semanario Milanese Panorama, data de la primavera de 1986. En cada caso, la ocasión de la entrevista fue la publicación de uno o más de los libros de Carver traducidos a otros lenguajes, un proceso que se ha intensificado desde su muerte. De hecho la única edición completa de sus trabajos en siete volúmenes está impresa en japonés, no en inglés. En las entrevistas de abajo Carver habla de su vida y escrituras, tomado cuidado de dejar a un lado etiquetas y abstracciones. Defiende la forma del cuento en la tierra de Maupassant, y en el país de Bocaccio juega al padrino literario de una nueva generación de escritores estadounidenses. Una nota clave destacada en ambas entrevistas es la invocación de Carver del grito de batalla modernista de Hemingway: “La prosa es arquitectura, no decoración interior, y el Barroco terminó”. Orgulloso de proclamar se herencia estadounidense aún cuando rinde homenaje a los maestros europeos, Raymond Carver habla, como siempre, a título personal. William L. Stull. ________________________________________ Las historias no vienen de la nada Claude Grimal ________________________________________ Luego de haber publicado ediciones francesas de Cathedral (1985) y What We Talk About When We Talk About Love (1986) (De que hablamos cuando hablamos de amor), Ediciones Mazarine publica ahora Will You Please Be Quiet, Please? (¿Estarás tranquilo, por favor?), una tercera colección de cuentos de Raymond Carver. Este fue el primer trabajo importante de Carver. Fue publicado en Estados Unidos en 1976 y nominado para un National Book Award en 1977. El libro contiene veintiuna historias, cada una tiene alrededor de diez páginas. En la primera “Fat”, una mesera cuenta a dos amigas desinteresadas, Rudy y Rita, que ella tenía por cliente a un gordo, el hombre más gordo que había visto. “Es una historia divertida, dice Rita, pero puedo ver que ella no sabe que hacer con eso”. El lector se siente un poco como Rita. Los personajes beben té, van a la cama. La historia termina con una inesperada frase optimista del narrador: “Mi vida va a cambiar. Lo puedo sentir”. En la segunda historia, “The Idea”, una pareja observa a un vecino quién sale a su jardín para espiar a su propia esposa desvestirse en la habitación. Más tarde la misma noche el narrador, la fisgona mujer quien con su esposo ha observado al fisgón esposo a través de la calle, esparce insecticida sobre ejércitos de hormigas que han aparecido debajo del fregadero de su cocina. Todo ese tiempo ella exclama, “Esa basura…¡La idea!” En "Put Yourself in My Shoes" (Ponte en mis zapatos), los Myers visitan a una pareja cuya casa han alquilado, amoblado, para un seinester. La pareja, con el pretexto de que Mr. Myers es escritor, le cuenta a él y a su esposa historias extrañas, entonces los acusa de haber secuestrado sus pertenencias, o de haberlas desordenado o extraviado. A través de todo esto Myers estalla en risas. Cuando los Myers se van, Paula Myers exclama, “Ellos transmitían miedo”. Su esposo mira la calle en silencio. “Él estaba en el final de una historia”. Los personajes de Carver, extraídos desde el centro de Estados Unidos, son amenazados en su trabajo, su amor, su equilibrio, su identidad. Siempre son atrapados en un momento de verdad: revelación, dificultad, angustia, fascinación. Estos sentimientos permanecen incomprensibles, tan inexplicables que es seguro decir que el arte preciso y sutil de Carver es un arte de efectos, nunca de causas. Las oraciones de Carver, directas y al grano, vuelan al objetivo, en historias que el autor dice “deben dejar al lector con una gran sensación de misterio, pero nunca un sentimiento de frustración”. Raymond Carver leyó varios de sus cuentos en la Village Voice Bookstore (6, rue Princess) en abril de 1987. La librería lo recibiría de nuevo en junio para una lectura de su poesía. Claude Grimal: ¿Por qué escogió escribir cuentos en vez de, dígamos, novelas? Raymond Carver: Circunstancias de la vida. Yo era muy joven. Me casé a los dieciocho años. Mi esposa tenía diecisiete; estaba embarazada. Yo no tenía dinero para nada y teníamos que trabajar todo el tiempo para alimentar dos hijos. También era necesario que yo fuera a la universidad para aprender a escribir, y era simplemente imposible empezar algo que me hubiera tomado dos o tres años. Así que me puse a escribir poemas y cuentos. Me podía sentar en una mesa, empezar y terminar en una sentada. CG: ¿Se considera tan buen poeta como cuentista? ¿Y cual es la relación que ve entre su poesía y su prosa? RC: Mis cuentos son más conocidos, pero para mí, prefiero mi poesía. ¿La relación? Mis cuentos y mis poemas son cortos. (Risas). Los escribo de la misma forma, y diría que los efectos son similares- Hay una compresión del lenguaje, de la emoción, eso no se encontrará en la novela. El cuento y el poema, he dicho a menudo, son más cercanos entre sí que el cuento y la novela. CG: ¿Enfrenta el problema de la imagen de la misma forma? RC: Ah, la imagen. Sabe, no me siento, como alguien me dijo, que yo centro mis poemas o mis cuentos en una imagen. La imagen emerge desde la historia, no de la otra forma. No pienso en términos de imagen cuando escribo. CG: ¿En cual tradición poética se ubica? RC: Veamos.. No me importa Wallace Stevens. Me gusta William Carlos Williams. Me gusta Robert Frost, y muchos contenporaneos: Galway Kinnell, W.S. Merwin, Ted Hughes, C.K. Williams, Robert Hass, muchos poetas contemporaneous. Ahora mismo hay un renacimiento de la poesía en Estados Unidos. Y de la prosa también, especialmente entre los cuentistas. CG: ¿Por ejemplo?CG: For example? RC: Hay muchos trabajos buenos en proceso en Estados Unidos en estos momentos. Es una buena época para los escritores. Los cuentos se venden bien. Hay una cantidad enorme de talento joven. Yo edité una antología, The Best American Short Stories 1986, y descubrí escritores de los que nunca había oído, todos ellos muy buenos. Entre los contemporáneos, admiro a Richard Ford, Tobias Wolff, quien es un escritor en sus inicios, Jayne Anne Phillips por algunas de sus historias, Ann Beattie, Barry Hannah, Grace Paley, Harold Brodkey, ciertas historias de John Updike y Joyce Carol Oates. El inglés Ian McEwan. Tambien me gustan las historias de una escritora muy joven, Amy Hempel. Y Richard Yates, quién vivió en Francia en los años ’50. CG: ¿Está pensando en escribir una novela? RC: Bien, hoy en día puedo escribir lo que quiera, no solo cuentos, así que tal vez lo haré. Tengo un contrato para otra colección de cuentos. La mayoría de ellos está escrita, y saldrá en enero. Después de eso, veré. Después de mi primera colección, todos querían que escribiera una novela. Había muchas presiones. Hasta acepté un adelanto para escribir una novela…y en vez de eso escribí cuentos. No sé, en todo caso estoy pensando en escribir una historia más larga…que podría convertirse en novela. Pero no siento ninguna compulsión por escribir una novela. Escribiré lo que quiera escribir. Me gusta la libertad que tengo ahora. He escrito poesía y ensayos, también ensayos autobiográficos, de John Gardner, quien fue mi maestro, de mi padre, de mis problemas con el alcohol que superé en 1977. Hasta ahora el editor está muy agradado; mis cuentos se están vendiendo bien. Todo va de maravillas. CG: ¿Como ves el hecho de que en Francia tus últimas colecciones de cuentos fueron publicadas antes que la primera? RC: Bien, la ventaja es que los cuentos de Cathedral son más desarrollados y que este libro nuevo atraerá lectores que no se habrían interesado por What We Talk About When We Talk About Love. Al final, no sé…Si, pienso que el editor tomó una buena decisión. CG: ¿Piensa que entre su primer libro y el último usted ha cambiado su manera de escribir? RC: Si, mucho. Mi estilo es más completo, más generoso. En mi segundo libro, What We Talk About When We Talk About Love, las historias fueron muy ajustadas, muy cortas, muy comprimidas, sin mucha emoción. En mi último libro, Cathedral, las historias tienen más alcance. Son más completas, fuertes, más desarrolladas, y más esperanzadoras. CG: ¿Es esto algo que hizo intencionalmente? RC: No, no intencionalmente. No tengo ningún programa, pero las circunstancias de mi vida han cambiado. He dejado de beber, y tal vez tengo más esperanzas ahora que soy más viejo. No se, pero pienso que es importante que un escritor cambie, que haya un desarrollo natural, y no una decisión. Cuando termino un libro, no escribo nada por seis meses, excepto un poco de poesía o un ensayo. CG: Cuando escribe sus historias, ¿escribe con la idea de un todo que será una colección? ¿O usted las considera independiente una de otra? RC: Pienso en ellas como un todo. Las escribo y poco a poco la idea de un todo toma forma. CG: ¿Cómo escoge los títulos de sus colecciones? RC. Generalmente es el título de la mejor historia. Pero tambien es el título más emocionante. What We Talk About When We Talk About Love es un título irresistible. CG: ¿Cuales historias son sus favoritas? RC: "Cathedral." "A Small, Good Thing". Hay muchas historias que ya no me gustan más pero no te diré cuales. Me gustaría publicar unos “cuentos selectos” pero no una colección completa de mis cuentos. CG: "A Small, Good Thing" es el resultado de reescribir un cuento previo, "The Bath", que está en What We Talk About When We Talk About Love. RC: Si. “The Bath” apareció en una revista. Ahora no recuerdo que premio ganó, pero la historia me molestaba. No me parecía terminada. Aún había cosas por decir y mientras escribía Cathedral (Nuca escribí un libro más rápìdamente que ese, permítame decir en una pasada, no me tomó más de dieciocho meses), las cosas me ocurrieron. La historia “Cathedral” me parecíó completamente diferente de todo lo que había escrito antes. Yo estaba en un período de generosidad. Miré a “The Bath” y encontré que la historia estaba como una pintura incompleta. Así que la reescribí. Ahora está mucho mejor. Alguien hasta hizo una película de ella, un amigo de Hollywood. Los australianos también, ellos hicieron una película de “Feathers”. Vi la primera película y pareció buena, así como la segunda. Ellos le ponen al pavo real, el juego de dientes. Es muy divertida. CG: ¿Podría hablar hacer de los finales de sus historias? ¿Por ejemplo el final de Cathedral? RC: Bien, el personaje ahí esté lleno de prejuicios contra los ciegos. Él cambia; crece. Nunca había escrito una historia como esa. Era la primera historia que escribía desde que terminé What We Talk About When We Talk About Love, y había dejado pasar seis meses. Entonces, cuando escribí la historia, sentí que era de verdad diferente. Sentí un ímpetu real al escribirla y eso no ocurre con cada historia. Pero sentí que estaba en algo. Sentí que era muy emocionante. El hombre vidente cambia. Se pone en el lugar del ciego. La historia afirma algo. Es una historia positive y me gusta mucho por esa razón. La gente dice que es una metáfora de otra cosa, del arte, de hacer…Pero no, pensé en el contacto físico de la mano del ciego con su mano. Todo es imaginario. Nunca me ocurrió nada como eso. Bien, hubo un descubrimiento extraordinario. Lo mismo me ocurrió en "A Small, Good Thing". Los padres están con el panadero. No quisiera decir que esta historia levanta el alma, pero aún así, termina con una nota positiva. La pareja es capaz de aceptar la muerte de su hijo. Eso es positivo. Hay una comunión de puntos. Las dos historias terminan con una nota positiva, y me gusta mucho eso. Estaré muy feliz si estas dos historias perduran. CG: ¿Es el elemento autobiográfico importante en sus historias? RC: Lo es para los escritores que me gustan más: Maupassant, Chekhov. Las historias tienen que venir de alguna parte. En cualquier caso, las que me gustan lo hacen. Tiene que haber líneas de referencia que vienen del mundo real. CG: Eso es verdad para usted cuando escribe, pero ¿Piensa usted que su biografía puede ayudar al lector? RC: No, para nada. Es solo que uso ciertos elementos autobiográficos, algo como una imagen, una oración que oi, algo que vi, que hice, y entonces trato de transformarlo en algo más. Si, hay un poco de autobiografía y, espero, mucha imaginación. Pero siempre hay un pequeño elemento que lanza una chispa, para Philip Roth o Tolstoi, para Maupassant, para los escritores que me gustan. Las historias no vienen de la nada. Hay una chispa. Ese es el tipo de historia que más me interesa. Por ejemplo, para “Fat”, mi esposa, mi primera esposa, trabajaba como mesera y vino a casa una noche y me contó una historia de que había tenido como cliente a un hombre enorme quien hablaba de si en primera persona del plural: “Nos gustaría algo más de pan… Vamos s disfrutar el postre especial”. Eso me impresionó; lo hallé extraordinario. Y esa fue la chispa que dio impulso a la historia. Escribí la historia años después, pero nunca olvidé lo que mi esposa me había contado. Entonces, mucho después, me senté a trabajar y me pregunté cual sería la mejor forma de contar esta historia. Fue una decisión consciente. Decidí escribirla desde el punto de vista de la mesera, no de mi esposa, sino de la mesera. CG: Y el final de la historia, donde la mujer dice que su vida va a cambiar, ¿Cómo explica eso? RC: No lo explico. Ahí también traigo algo positivo, tal vez. CG: Es una historia en tiempo presente. RC: Si. Ese fue el teimpo que ne pareció más apropiado. Las cuatro o cinco historias que publiqué ese año en The New Yorker fueron en tiempo presente. No sé porque. Es una decisión que tomé no sé porqué. Parte de la decisión se toma por su cuenta, pero no quería llevarle a pensar que eso es algo misterioso. Esa es la manera como es. CG: ¿Trata usted de escribir en idioma estadounidense? RC: Seguro. Algunas veces se ha dicho que tengo buen oído para el diálogo, y así sucesivamente. Ciertamente no pienso que la gente habla de la manera como escribo. Es como Hemingway. Tambien se ha dicho que él tenía buen oído, pero él lo inventaba todo. Las personas no hablan de esa manera para nada. Es una cuestión de ritmo. CG: ¿Qué importancia le da al diálogo en sus historias? RC: Es importante. Este debe avanzar el argumento o iluminar al personaje, y así. No me gusta que las personas hablen sin razón, pero me gusta el diálogo entre personas quienes no se escuchan entre sí. CG: ¿Podría hablar de sus temas? RC: Un escritor debe hablar de cosas que sean importantes para él. Como sabe, he enseñado en universidades, por unos quince años. Tuve tiempo ahí para otro trabajo, y nunca escribí una sola historia sobre la vida universitaria porque es una experiencia que no dejó marcas en mi vida emocional. Tiendo a regresar en el tiempo y a las personas que conocí bien cuando era más joven y a quienes dejaron una fuerte impresión en mí… Algunas de mis historias recientes tiene que ver con ejecutivos. (Por ejemplo, esa en The New Yorker, "Whoever Was Using This Bed", donde la gente discute cosas que los personajes de mis primeras historias nunca discutirían). Él es un hombre de negocios, y así sucesivamente. Pero la mayoría de la gente de mis historias es pobre y salvaje. La economía, eso es importante…No me siento un escritor político y aún así he sido atacado por críticos del ala derecha estadounidense quienes me acusan de no pintar una imagen más sonriente de Estados Unidos, por no ser lo suficientemente optimista, por escribir historias de la gente que no tiene éxito. Pero estas vidas son tan válidas como las de los triunfadores. Si, tomo el desempleo, los problemas de dinero, y los problemas maritales como hechos de la vida. La gente se preocupa por su renta, sus hijos, su vida hogareña. Eso es básico. Eso es como el 80-90 porciento, o Dios sabe como vive mucha gente. Escribo historias acerca de la población subterránea, la gente quien no siempre tiene quien hable por ellos. Soy una especie de testigo, y además, esa es la vida que viví por mucho tiempo. No me veo como un vocero pero si como un testigo de estas vidas. Soy un escritor. CG: ¿Como escribe sus historias y como las cierra? RC; Para el final, un escritor debe tener sentido del drama. No se llega al final milagrosamente. Lo encuentras al revisar la historia. Yo reviso, quince, veinte veces. Me quedó con las distintas versiones…no lo hacía en el pasado pero lo hago ahora debido a los coleccionistas de libros. Me gusta el trabajo físico de escribir. No tengo procesador de palabras, pero tengo alguien quien me tipea y me devuelve los textos corregidos en limpio…entonces los reviso y los reviso. Tolstoi reescribió La Guerra y La Paz siete veces y la revisó hasta el último minuto antes de imprimir. ¡He visto fotografías de las pruebas! Me gusta esa preocupación por el trabajo bien hecho. CG: Entonces de seguro no le gusta Kerouac, quien dijo haber escrito On the Road en una sola sentada frente a la máquina de escribir, con un gran rollo de papel. RC: Si, aunque me gusta mucho On the Road. Pero no el resto de su trabajo. Es indescifrable. Está muy envejecido. CG: Y tal vez Kerouac mentía. RC: Si, los escritores son grandes mentirosos (Risas). CG: ¿Incluído usted? RC: (Risas) Dios mío, no, yo no. Soy la excepción. CG: ¿Cuáles escritores le interesan? RC: Cuando enseñaba, escogía los escritores que me gustaban y quienes me fueron útiles como escritor joven. Flaubert, sus cuentos y sus cartas, Maupassant (acerca de quién he escrito un poema, “Ask Him”, Chekhov, Flannery O'Connor, una novela de William Gass y sus ensayos críticos, Eudora Welty… CG: ¿Y Heminway, con quien usted es a menudo comparado? RC: He leído mucho de él. Cuando yo tenía 19 o 20 años de edad leía mucho, y Hemingway fue parte de lo que leí. Hemingway me interesaba más que por ejemplo, Faulkner, a quién leía a la vez. Estoy seguro de que aprendí de Hemingway, no lo dudo, especialmente de sus primeros trabajos. Me gusta su trabajo. Si me comparan con él, me siento honrado. Para mí las oraciones de Hemingway son poesía. Hay un ritmo, una cadencia. Puedo releer sus primeras historias y las encuentro tan extraordinarias como siempre. Me queman tanto como siempre. Es una escritura maravillosa. Él dijo que la prosa es arquitectura y que la época del Barroco se terminó. Eso me agrada, Flaubert dijo casi lo mismo, que las palabras son como piedras con las cuales construimos una pared. Creo en eso por completo. No me gustan los escritores descuidados cuyas palabras no tienen fundamento, son muy resbalosas. CG: Pero usted habla mucho de secretos y nunca dice cuales son. Hay cierta frustración para el lector debido a lo abrupto, digamos la desconexión al final de sus historias. Usted frustra a sus lectores. RC: Ni siquiera sé si conozco como escribir historias. Yo escribo. No tengo un programa. Hay personas quienes son capaces de decir que una historia tiene que progresar, alcanzar un tope, y así sucesivamente. Yo no sé. Escribo la mejor historia que puedo…La historia debe revelar algo, pero no todo. Debe haber cierto misterio en la historia. No, no quiero frustrar al lector, pero es verdad que yo creo una expectativa y no la cumplo. CG: ¿Usted piensa que hay fisgonería en sus historias? A menudo hay personas quienes espían a otras, quienes se fascinan con la vida de sus vecinos. RC: Eso es verdad. Pero puede decirse que toda la ficción es como eso. Escribir es decir cosas que uno normalmente no le dice a la gente. (Risas). En “Neighbors” hay una fisgonería, y en “The Idea”, también, con la pareja vieja, la carga sexual. Si de hecho. Y en “Neighbors”, luego de ver el apartamento de los vecinos la pareja se excita sexualmente. CG: El sexo en sus historias parece impulsado al observar la vida privada de otros. Por ejemplo, en “Feathers”, en “Neighbors”… RC: Pero no hay mucho de sexo en mis historias. Las historias son muy agradables, y así es el sexo. Es agradable, no caliente. Es verdad que el sexo en mis historias, cuando lo hay ocurre fuera del escenario o mecánicamente…Pero no sé. CG: En “The Idea” usted pone dos cosas juntas que no parecen ir juntas: la pareja quien espia a sus vecinos del lado y las hormigas debajo del fregadero. Usted pone juntas cosas que no parecen tener conexión alguna. RC: Si. Pero la conexión parece no solo posible sino inevitable. No sé como explicarla. Una vez más, no tengo un programa cuando escribo estas historias. Empecé la historia sin saber que iba a utilizar lo de las hormigas. Cuando empiezo no sé donde voy. Pero tengo ilustres predecesores en este respecto. Cuando a Hemingway le preguntaron un día si sabía como iba a terminar una historia cuando la empezaba, el dijo: “No, no tengo idea”. Flannery O’Connor también dijo, que escribir es descubrimiento. Ella no sabía que iba a pasar de una oración a la otra. Pero como dije, usted no llega milagrosamente al final. Tiene que tener sentido del drama. Y usted descubre el final en la escritura, o en la reescritura, porque creo firmemente en reescribir. Al reescribir, el tema, como la palabra tema me incomoda un poco, digamos el tema de la historia al reescribir, el sentido de la historia, entonces, cambia un poco cada vez. CG: ¿Está usted al corriente de lo que se está escribiendo en Francia? RC: Hmm, no…no desde la “novela nueva”. (Esa es buena, ¿no?). Pero parece que los cuentos no son populares en Francia. Me dijeron el año pasado que había apenas diez libros de cuentos publicados. ¿Qué pasa? ¡Con un ancestro como Maupassant! Entrevista traducida desde "L'Histoire ne descend pas des nuages," Europe [Paris] 733 (May 1990): 72-79. Pie de página traducido desde una versión más corta publicada de la entrevista: "Raymond Carver qui écrit des histoires sur 'les gens qui ne réussissent pas'" La puinzaine littéraire [Paris] 485 (1-15 May 1987): 8. ________________________________________ Soy una especie de padre para ellos. Silvia Del Pozzo ________________________________________ Muchos consideran al “minimalista” Raymond Carver el padre de los jovenes escritores de hoy. Aquí está el porqué. Cuando Arnoldo Mondadori publicó Cathedral, una colección de cuentos de Raymond Carver en Italia, en 1984, la atención crítica se redujo a una estrecha élite. Sin embargo, muchos escritores jóvenes de los años ’80 reconocen a este escritor tímido, el poeta de un Estados Unidos provincial, semi-industrail, banal y deprimido, como un precursor y maestro. Carver es el maestro de un género, el cuento, y de un estilo: que los críticos han etiquetado “minimalismo”. Panorama le pidió a Carver que comentara sobre las nuevas estrellas de la ficción estadounidense. Silvia Del Pozzo: ¿Son Leavitt, Ellis y McInerney parte real de un movimiento literario? Raymond Carver; Movimiento nos es la manera correcta de llamarlo. Ellos son todos distintas personalidades, no pertenecen a ningún círculo o grupo literario. Pero algo los aglutina, por ejemplo, el redescubrimiento de la forma del cuento y el placer de escribir bien. Son los editores quienes los han estado leyendo como un fenómeno real. Hasta hace una década, los editores se arriesgaban a publicar una colección de cuentos solo cuando el autor se había probado como novelista. Pero estos muchachos no son Updike; han salido de la oscuridad como “fenómenos literarios” precisamente con colecciones de cuentos. Eso es lo nuevo: los editores han descubierto que el cuento tiene un mercado, y lo que es más, lucrativo. SDP: Algunos críticos y algunos escritores jóvenes lo reconocen a usted como el “padre” de la nueva ola. ¿Está usted de acuerdo? RC: Solo soy el padre de mis hijos. Pero pienso que mi experiencia y éxito ha entusiasmado a muchos escritores jóvenes a seguir mis pasos. SDP: Aún así, muchas personas ven trazas de “minimalismo” en el estilo de los escritores jóvenes. RC: Los críticos a menudo usan el término “minimalista” cuando discuten mi prosa. Pero esa es una etiqueta que me molesta: sugiere la idea de una visión estrecha de la vida, de ambiciones bajas, y horizontes culturales limitados. Y, francamente, no creo que ese sea mi caso. Seguro, mi escritura es concisa y tiende a evitar cualquier exceso. Hay un dicho de Hemingway que podría tomar para ilustrar mi caso: “La prosa es arquitectura. Y esta no es la edad del Barroco” SDP: Pero ¿No oye usted algún eco de su estilo en la prosa de estos escritores jóvenes? RC: Si hablamos solo de un eco, estoy de acuerdo. Estos jóvenes han leído mucho. Han asimilado los clásicos y los contemporáneos. Ellos no reflejan ningún estilo particular. Entre mis trabajos, ellos quizás han tomado más en cuenta a What We Talk About When We Talk About Love. Esto fue publicado en 1981: cuentos cortos, casi chispazos, construidos exclusivamente con diálogos. Pero desde entonces yo también he cambiado, y he escrito Cathedral. SDP: ¿Cómo describiría usted el estilo de los jóvenes escritores? RC: Su prosa es vigorosa, altamente realística, y a la vez fresca, poética. SDP: ¿Pueden ellos ser considerados voceros de los estadounidenses de 20 años? RC: Ellos solo son voceros de si mismos. Quizás, considerados como grupo, puede decirse que ellos recrean el mundo de un joven Estados Unidos hoy. Pero las realidades de las personas jóvenes de Estados Unidos son muy diversas y difíciles de unir. Digamos que ellos son voceros de una minoría educada. SDP: Pero ¿Qué ideales expresan ellos? RC: Si nos referimos a ideales sociopolíticos, diría que estos escritores son absolutamente indiferentes de cualquier tipo de compromiso, presión, o batalla política. Ellos escriben de si mismos, de sus problemas psicológicos, sus relaciones con sus pares. Ellos no tienen mensaje político que transmitir, ni siquiera uno negativo. SDP: ¿Están ellos prometiendo o algo más? RC: En mi opinión estos muchachos ya han vivido su promesa. Su nivel técnico es muy alto. De seguro, algunos de ellos serán capaces de llegar muy lejos. Traducido desde “Sono quasi il loro papa," Panorama [Milan] 23 March 1986: 95. ________________________________________ William L. Stull es profesor de retórica en la University of Hartford, donde por muchos años fue director del programa de escritura. Él ha editado cuatro libros de o acerca de Raymond Carver: Conversations with Raymond Carver , with Marshall Gentry (1990); No Heroics, Please: Uncollected Writings (1991); Carnations: A Play in One Act (1992); y, con su espopsa, Maureen P. Carroll, Remembering Ray: A Composite Biography of Raymond Carver (1993). Traducción: Alfonso L. Tusa C.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Detalles ocultos por mucho tiempo revelan la crueldad de los atacantes en Munich 1972.

Sam Borden. The New York Times. 01-12-2015. En septiembre de 1992, dos viudas israelíes fueron a la casa de su abogado. Cuando las mujeres llegaron, el abogado les dijo que había recibido algunas fotografías durante su reciente viaje a Munich pero creía que ellas no deberían verlas. Cuando ellas insistieron, él les pidió que lo dejaran llamar a un doctor para que estuviese presente cuando las vieran. Ilana Romano y Ankie Spitzer, cuyos esposos estaban entre los atletas israelíes tomados como rehenes y asesinados por terroristas palestinos en los Juegos Olímpicos de Munich, rechazaron la petición. Ellas vieron las fotos que por décadas les dijeron que no existían, y entonces acordaron no hablar de ellas en público. El ataque a la Villa Olímpica permanece como uno de los episodios más horribles del deporte. Los ocho terroristas, representaban un brazo de la Organización de Liberación Palestina, irrumpieron en los apartamentos donde estaban alojados los atletas israelíes antes del amanecer del 5 de septiembre de 1972. Eso empezó una pesadilla internacional que duró más de 20 horas y terminó con un desastroso fallido intento de rescate. El tratamiento de los rehenes ha sido por mucho tiempo tema de especulación, pero una muestra más vívida, y alarmante del ataque está emergiendo. Por primera vez, Ms. Romano, Ms. Spitzer y los miembros de las familias de otras víctimas están decidiendo hablar abiertamente acerca de documentación previamente desconocida por el público en un esfuerzo por darle a sus seres queridos el reconocimiento que ellos creen merecen. Entre los detalles más contundentes están estos: Los miembros del equipo olímpico israelí fueron golpeados y, al menos en un caso, castrados. “Lo que ellos hicieron fue que le cortaron sus genitales a través del interior y abusaron de él”, dijo Ms. Romano de su esposo, Yossef. Su voz se incrementó. “¿Puede imaginar a los otros nueve sentados alrededor amarrados?” continuó ella, hablando en hebreo a través de un traductor. “Ellos vieron eso”. Ms. Romano y Ms. Spitzer, cuyo esposo, Andre, era entrenador de esgrima en los Juegos de Munich y murió en el ataque, describieron por primera vez la magnitud de la crueldad durante una entrevista de la película próxima a estrenarse “Munich 1972 & Beyond”, un documental que sigue en el tiempo la larga batalla de las familias de las víctimas por ganar el reconocimiento público y oficial para sus seres queridos. Se espera que la película sea estrenada a comienzos del año entrante. En entrevistas subsecuentes con The New York Times, Ms. Spitzer explicó que ella y los miembros de las familias de otras víctimas solo supieron de los detalles de cómo fueron tratadas las víctimas 20 años después de la tragedia, cuando las autoridades alemanas liberaron centenares de páginas de reportes que previamente habían negado que existían. Ms. Spitzer dijo que ella y Ms. Romano, como representantes del grupo de miembros de las familias, vieron primero los documentos aquella noche sabatina de 1992. Una de las hijas de Ms. Romano se iba a casar tres días después, pero Ms. Romano nunca consideró diferir ese momento; había esperado mucho tiempo. Las fotografías eran “tan feas como pude haber imaginado”, dijo Ms. Romano. (The New York Times revisó las fotografías pero decidió no publicarlas por su naturaleza gráfica). Mr. Romano, un campeón de levantamiento de pesas, fue tiroteado cuando trató de de sobreponerse a los terroristas al comienzo del ataque. Luego fue dejado morir en frente de los otros rehenes y castrado. Otros rehenes fueron golpeados y les provocaron serias lesiones, incluyendo huesos fracturados, dijo Ms. Spitzer. Mr. Romano y otro rehén murieron en la Villa Olímpica; los otros nueve fueron asesinados durante un intento de rescate fallido luego que se movilizaran con sus captores a un aeropuerto cercano. No fue claro si la mutilación de Mr. Romano ocurrió antes o después que muriese, dijo Ms. Spitzer, aunque Ms. Romano dijo que creía que ocurrió después. “Los terroristas siempre dijeron que no fueron a matar a nadie, ellos solo querían liberar a sus amigos de una prisión en Israel”, dijo Ms. Spitzer. “Ellos dijeron que fue por lo ocurrido en la operación de rescate en el aeropuerto que ellos mataron al resto de los rehenes, pero no es verdad. Ellos fueron a golpear personas. Ellos fueron a matar”. Por mucho de las pasadas dos décadas, Ms. Spitzer, Ms. Romano y Pinchas Zeltzer, el abogado, mantuvieron los detalles para si, aunque por lo menos emergió un reporte prominente de las imágenes. Cuando Ms. Romano regresó a casa aquella noche, le dijo a sus hijas que las fotos eran “difíciles” y dijo que no debían preguntarle más acerca de ellas. Sus hijas lo aceptaron. En varios momentos de los próximos 20 años, Ms. Romano dijo, que ella hizo referencias ocasionales a la mutilación de su esposo, pero siempre mantuvo escondidas las fotografías del episodio. De acuerdo a Ms. Spitzer, la confusión acerca de lo que había ocurrido con la víctimas existió desde el principio. Los cuerpos de las víctimas fueron identificados por familiares o amigos en Munich, Ms. Romano dijo que un tío de su esposo identíficó su cadáver pero solo le mostraron su rostro, y por la ley judía, los entierros fueron realizados casi inmediatamente después que los cuerpos fueron enviados a Israel. Debido a que mucha de la atención de los oficiales israelíes después de los ataques se enfocó en asuntos de seguridad y errores de los oficiales olímpicos y alemanes que habían permitido la entrada de los terroristas, la consideración del estado de las víctimas muertas había sido una prioridad solo para sus familias. “Preguntamos por más detalles, pero nos dijeron, una y otra vez, que no había nada”, dijo Ms. Spitzer. En 1992, luego de hacer una entrevista para una estación televisiva alemana respecto al vigésimo aniversario del ataque en la cual ella expresó frustración por no saber exactamente que le pasó a su esposo y sus compañeros, Ms. Spitzer fue contactada por un hombre quien dijo que trabajó para una agencia del gobierno alemán con acceso a los registros sobre el ataque. Inicialmente, Ms. Spitzer dijo, el hombre, quien permaneció anónimo, le envió cerca de 80 páginas de reportes policiales y otros documentos. Con esos documentos, Mr. Zeltzer, el abogado, y Ms. Spitzer presionaron al gobierno alemán para que liberara el resto del archivo, que incluía las fotografías. Luego de recibir el archivo, las familias de las víctimas demandaron al gobierno alemán, al gobierno regional bávaro y a la ciudad de Munich por un “concepto deficiente de seguridad” y los “serios errores” que frustraron la misión de rescate, de acuerdo a la queja. La demanda fue dejada de lado debido a regulaciones de limitación de estatutos. Sin embargo, las familias han enfocado por mucho tiempo sus esfuerzos en asegurar un lugar para el recuerdo de sus seres queridos en el entramado del movimiento olímpico. Luego de décadas de reuniones, las familias de las víctimas, se sintieron retribuidas cuando el Comité Olímpico Internacional, dirigido por un nuevo presidente, Thomas Bach, accedió este año a dar ayuda financiera para un memorial permanente en Munich. Tambien hay planes para recordar a las víctimas de Munich en los Juegos de verano de 2016 en Rio de Janeiro. Las víctima serán incluidas en un momento de recuerdo para todos los atletas quienes han fallecido en los Juegos Olímpicos; Ms. Spitzer y Ms. Romano continúan presionando para que los atletas israelíes de Munich sean recordados aparte de los atletas quienes murieron en competencia, alegan que sus muertes fueron el resultado de maldad premeditada. “El momento cuando vi las fotos, fue muy doloroso”, dijo Ms. Romano. “Recordé hasta ese día a Yossef como un hombre joven con una gran sonrisa. Recordé sus facciones hasta ese momento”. Ella dudó. “En ese momento, se borró el Yossi que conocí”, dijo ella. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Los mares crecientes amenazan a una nación vulnerable.

Coral Davenport. The New York Times. 01-12-2015. Ebeye, Marshall Islands. Linber Anej video hacia la marea baja para halar pilotes de concreto y pedazos de metal hacia la costa y reconstruir un rompeolas provisional frente a su casa. La barrera temporal no tiene capacidad para contener los embates del mar que regularmente inunda los ranchos y las calles enlodadas con agua salada y aguas negras, pero cada día excepto los domingos, Mr Anej se une a un grupo de hombres y muchachos para halar el dique de vuelta a su lugar. “Es insano, lo sé”, dijo Mr. Anej, 30, quien vive con su familia de 13 miembros, incluyendo a sus padres, hermanos e hijos, en una casa de cuatro habitaciones. “Pero esta es la única opción que hemos tenido”. Parado cerca de su casa en el límite de un barrio recargado de ranchos de hojalata, él dijo, “Siento como si viviéramos bajo el agua”. A mundos de distancia, en los salones de conferencia de hoteles lujosos en París, Londres y Washignton, Tony A. deBrum, el ministro de asuntos externos de Marshall Islands, cuenta las historias de hombres como Mr. Anej para convencer a los políticos más poderosos de los peligros que enfrenta su nación insular en el océano Pacífico con el aumento del nivel del mar, y además para darle forma legal y financiera al acuerdo principal de las Naciones Unidas para cambio climático que se negocia ahora en París. El foco de Mr. deBrum apunta hacia las carteras occidentales, reclamando indemnización por “daños y perjuicios” en el parlamento de negociadores, por la destrucción ocasionada por las poderosas naciones industrializadas en el ambiente global. Muchas otras naciones bajas están amenazadas por el incremento del nivel de los mares. En Bangladesh, un 17 porciento del territorio podría estar inundado para 2050, desplazando alrededor de 18 millones de personas. Pero las Marshall Islands tienen una carta importante bajo la manga: Bajo un acuerdo de 1986, los 70.000 residentes de las Marshall, debido a sus vínculo militares de larga data con Washington, tienen libertad para emigrar a los Estados Unidos, una opción que se hará más visible a medida que el agua avance sobre las costas de las islas. El debate sobre daños y perjuicios ha sido intenso debido al lenguaje final del acuerdo de París podría requerir que los países desarrollados, primero y principal los estados Unidos, entreguen miles de millones de dólares a los países vulnerables como las Marshall Islands. Los republicanos viejos del congreso desde ya se preparan para una batalla, ellos dicen a favor de los contribuyentes estadounidenses. “Nuestros constituyentes temen que le están solicitando garantías que a los Estados Unidos para fortalecer economías extranjeras a expensas de los trabajadores estadounidenses”, escribieron 37 senadores republicanos el mes pasado. “Ellos también son escépticos respecto a enviar miles de millones ganados con mucho esfuerzo a los gobiernos oficiales de las naciones en desarrollo”. Mr. deBrum se mantiene firme. “Para nosotros no tiene sentido ir a París y regresar con algo que dice, ‘En pocos años, su país estará bajo las aguas’”, dijo Mr. deBrum en una entrevista desde su casa adyacente al mar en Majuro, la capital de las Marshal Islands. “Vemos el daño que ocurre ahora. Tratamos de vencer al mar”. En la batalla global del cambio climático, los lideres de las naciones insulares de tierras bajas vulnerables han buscado por mucho tiempo llamar la atención hacia su clamor. Han realizado eventos simbólicos como un gabinete de reunión bajo el agua, huelgas de hambre y discursos desesperados ante las Naciones Unidas. Esos esfuerzos han tenido poco impacto en las políticas económicas y energéticas que dictan los gobiernos en respuesta al cambio climático. Mientras tanto, Mr. Anej y millones como él enfrentan la realidad de estar estancados ante la desaparición de las costas. “Soy el más viejo, no puedo abandonar a mis padres”, dijo él. “Pero no quiero que mis hijos se hundan aquí”. En el mundo de los grandes negociadores climáticos, sin embargo, Mr. deBrum ha hecho adelantos. Se las arregla para intarr a las reuniones del Major Economies Forum, un grupo de 17 potencias mundiales convocadas por el secretario de estado John Kerry para hablar de política energética más allá de la reunión de París. Él es acreditado ampliamente por introducir o fortalecer puntos cruciales en la versión del acuerdo sujeta a emerger desde París, en particular, por ponerle un precio a la destrucción causada por el cambio climático. Él ha presionado para convocar reuniones cada cinco años después de la reunión de París para discutir la importancia de las políticas internacionales de reducción del carbón. Mr. deBrum nota que el ministro del ambiente de Brasil, uno de los mayores contaminadores de carbón del mundo, ha citado el plan de las pequeñas Marshall Islands para reducir su huella de carbón como una influencia en el ambicioso plan de Brasil por hacer lo mismo. Para Mr. deBrum un planeta recalentado no es abstracto. A medida que aumenta el uso de combustibles fósiles se incrementan los gases que atrapan el calor en la atmósfera, el planeta se calienta, y las sabanas glaciales de Groenlandia y la Antártida se funden en los océanos. Se proyecta que los niveles del mar van a aumentar de 30 centímetros a un metro alrededor del mundo para finales de siglo, según ha concluido una serie de reportes científicos internacionales. La mayoría de las alrededor de mil Marshall Islands, se dispersan sobre 29 atolones de coral estrechos en el Pacífico sur, están a menos de 2 metros sobre el nivel del mar, y solo unas pocas tienen más de una milla de ancho. Para los Marshallenses, el poder destructivo de los mares crecientes es algo a lo que no puede escapar parte de la vida diaria. Los vientos de cambio del calentamiento global han elevado los niveles del mar en el Pacífico sur alrededor de treinta centímetros los últimos 30 años, más rápido que en cualquier parte. Los científicos están estudiando si esos vientos de cambio variables tienen algo que ver con el cambio climático. Pero agregue a este problema un futuro aumento del nivel del mar ocasionado por el cambio climático, y los isleños quienes hoy experimentan inundaciones por oleajes reiterados una vez al mes o dos podrían ver como sus hogares dejan de ser habitables en las próximas décadas. En vecindarios como el de Mr. Anej, luego que las mareas llenas de aguas negras entraron a las casas, la fiebre y la disentería siguieron pronto. En otras islas, el flujo de agua salada ha penetrado y contaminado el suplemento de agua dulce subterráneo. En Majuro, las mareas de inundación deterioraron cientos de hogares en 2013. La escuela primaria cerró por casi dos semanas para alojar familias. Ese año, el aeropuerto cerró temporalmente luego que las mareas inundaran la pista de aterrizaje. Tales dificultades, denunciadas por Mr. deBrum, tienen siognificado en Washington porque lo que ocurra en las Marshall Islands afecta a los Estados Unidos, la política de inmigración, la seguridad nacional y el pago de impuestos. Los dos países tienen una historia complicada. Durante la guerra fría, la milicia de los Estados Unidos detonó 67 bombas nucleares en o próximo a los cercanos atolón Bikini y atolón Enewetak, después de primero reubicar a los isleños de Bikini en diferentes lugares alrededor de las Marshalls. A los 9 años, Mr. deBrum estaba pescando con su padre cuando vio el relámpago de una e las pruebas en el horizonte. “En segundos, el cielo entero se puso rojo, como un tazón de pescado sobre mi cabeza, y sangre sobre él”, recordó él. El trato ofrecía: una puerta abierta a los Marshallenses e isleños de Bikini. Esa ganga ha adoptado comunidades de miles de isleños de Marshallen Springdale, Ark., y Salem, Ore., que huyen de un futuro de inundaciones. Ese acuerdo de 1986 tambien estableció un fondo del gobierno de Estados Unidos para mantener a los isleños de Bikini mientras ellos continúen viviendo en las Marshall Islands. Ahora los isleños de Bikini quieren usar ese fondo para mudarse a los Estados Unidos. En los primeros años de su carrera como oficial público, Mr. deBrum, 70, trabajó como agente diplomático para ayudar a su país a recuperarse del impacto de las pruebas nucleares. Ahora su foco ha cambiado a indemnizar los costos del cambio climático. “Tony ha sido un gran actor en el asunto de daños y perjuicios”, dijo Todd Stern, el principal negociador de cambio climático de Estados Unidos. “Él tiene mucha credibilidad en estas negociaciones”. Como Mr. Obama busca un legado en la política del clima, los oficiales de su administración han animado a Mr. deBrum a poner a las Marshall Islands como un símbolo de los peligros del cambio climático. La administración Obama puede haber favorecido algunos de los esfuerzos de Mr. deBrum, pero se ha quedado corta en respaldo oral que habría mantenido legalmente a los países ricos como responsables de daños y perjuicios. En marzo, Mr. deBrum recibió a Esther Kia’aina, la oficial de la administración Obama quien supervisa la relación del gobierno con los isleños, le mostró el impacto del aumento del nivel del mar en su país. Y el mes pasado en Washington, se reunió con miembros del congreso, les solicitó que apoyaran la petición de los isleños de Bikini. Los esfuerzos están mostrando algunos resultados. El 20 de octubre, Ms. Kia’aina envió una carta al congreso, pidiendo a los legisladores pasar una cuenta que permitiría a los isleños de Bikini reestructurar los términos de su fondo para mudarse a los Estados Unidos. En asuntos de defensa, el valor estratégico de las Marshall Islands para los Estados Unidos ya no descansa en el territorio de pruebas nucleares en el Pacífico sino en Kwajalein, el atolón más grande las Marshall, el cual es el escenario del Ronald Reagan Ballistic Missile Defense Test Site. Los 1.200 estadounidenses que viven en la base lanzan misiles, operan programas de armas espaciales y siguen las investigaciones de la NASA, apoyados por un presupuesto anual de 182 millones de dólares. Cerca de 900 trabajadores Marshallenses toman un ferry en la base todos los días para apoyarlos. El Pentágono, el cual tiene un contrato de inquilinato en Kwajalein hasta 2066, ha comisionado estudios científicos sobre el impacto que tendrá el aumento de los niveles del mar en la misión de la base. En 2008, un flujo de marea inundó la base y destruyó todos los suplementos de agua dulce de la isla. Los militares respondieron con máquinas costosas desalinizadoras y rompeolas de riprap, un granito fortificado usado en ingeniería hidráulica. Ese es el tipo de adaptación que Mr. deBrum quiere ver en las islas donde su gente vive, y eso no sería barato. Entre los términos más contenciosos a ser negociados en Paris estará un pliego, presentado durante la reunión de cambio climático de 2009 en Copenhagen por Hillary Clinton, la secretaria de estado para entonces, según el cual los países ricos movilizarían 100.000 millones de dólares anualmente en 2020 para ayudar a los países pobres a controlar sus emisiones de gases de invernadero y adaptarse a los impactos del cambio climático. Los países ya han establecido un “Green Climate Fund” para recibir contribuciones. Mr. Obama ha realizado una donación inicial de 3000 millones de dólares por parte de Estados Unidos. “Estaremos entre los primeros 15 paises en la cola”, dijo Mr. deBrum. Él vislumbra elevar las ciudades Marsahallenses tanto como 3 metros, y construir nuevos sistemas de drenaje. “Eso nos podría garantizar al menos 20 años”, dijo él. Por el momento, en Majuro, la capital de Marshall Islands, la adaptación al aumento del nivel del mar, es de baja tecnología. En el vecindario de Jenrok, un cementerio cercano al mar ha sido erosionado por las olas crecientes, alrededor de diez filas de urnas y lápidas han sido arrastradas hacia el mar. Para adaptarse, los Marshallenses sepultan sus muertos en tumbas de concreto sobre la tierra, pero las olas crecientes han empezado a mover esas también. En el extremo occidental de Majuro, en la comunidad de Laura, los granjeros como Kakiana Ebot cultivan fruta de pan para vender en el mercado central de la isla. Pero el árbol de fruta de pan de Ms. Ebot recientemente se pudrió y murió, dijo ella, víctima de la saturación del suelo con agua salada y el rocío de agua salada en las hojas, dice ella. Con la pérdida del árbol, dijo ella, viene la pérdida de cerca de 30 dolares diarios por la venta de la fruta. En una granja administrada por el gobierno, Steve Lipton, un oficial de producción de cultivos del ministerio de agricultura de las Marshall Islands, está experimentando con híbridos resistentes a la sal de cultivos como taro y cassava. “hacemos el suelo más salado y vemos que sobrevivirá, porque sabemos que empeora la situación”, dijo él. En reuniones internacionales, desde el Major Economies Forum hasta la asamblea general de las Naciones Unidas, Mr. deBrum habla frecuentemente de la muerte del cultivo de fruta de pan en su isla, para ilustrar la sorprendentes pero concretas maneras en que el incremento de los niveles del mar está afectando vidas y crecimiento económico. Pero todo este despliegue diplomático, la defensa de Mr. deBrum de una pequeña nación insular devorada por un vasto océano no siempre es escuchada. En una conferencia reciente convenida para discutir el acuerdo de París, el ministro del ambiente Prakash Javadekar de India escuchó sus puntos, entonces respondió bruscamente, “¿Y qué?” Traducción: Alfonso L. Tusa C.

Gino Bartali: El hombre quien ayudó a salvar los judíos italianos.

James Masters, CNN. 29-10-2014. Gino Bartali fue un ciclista italiano quien se convirtió en héroe de una nación luego de su consagración en dos ruedas. Él ganó tres ediciones del Giro d’Italia y triunfó dos veces en el Tour de France. “Él nunca pidió ni aceptó ninguna recompensa, porque era bueno y sencillo y no pensaba que alguien hiciera el bien por una recompensa”. (Primo Levi, If This is A Man) Gino Bartali quería mantenerlo para sí. ¿Cómo pudo un hombre tan famoso y reverenciado, mantener un secreto tanto tiempo? “Lo que es bueno es algo que haces, no algo de lo que hablas”, explicó Bartali una vez. “Algunas medallas se llevan en el alma, no en la chaqueta”. Él era la versión italiana de Babe Ruth, un hombre cuya personalidad, carácter y éxito trascendían el deporte. En los años ’30, Bartali, un hijo de Toscana, era uno de los mejores ciclistas del mundo, un hombre admirado por todos. Había ganado tres títulos del Giro d’Italia, uno de los tres eventos principales europeos de ciclismo, además de su triunfo en el Tour de France de 1938 y era el muchacho de los afiches en el país. Y aún para un hombre quien vivió su vida bajo el completo examen del público, una nueva película, My Italian Secret (Mi secreto italiano) revela un lado muy diferente de la destacada vida de Bartali. Dirigida por Oren Jacoby, la película muestra como Bartali fue parte de un movimiento secreto de resistencia italiano el cual ayudó a esconder a los judíos del país durante la invasión nazi de 1943. Al usar el manubrio de su bicicleta para esconder papeles forjados de identidad, Bartali buscaba a los judíos escondidos y les entregaba sus visas de salida las cuales les permitían escapar del traslado a los campos de la muerte, a él se le acredita el salvamento de las vidas de 800 personas. “Él nunca habló de lo que hizo durante la segunda guerra mundial”, dijo Jacoby. Las personas lo querían, lo adoraban. Italia estaba muy orgullosa de él. “Él arriesgó su vida para salvar a otros y esa es una historia que Italia empieza a conocer”. Ruedas de fortuna. Nacido en Florencia en 1914, Bartali era un católico devoto cuyos padres fueron casados por el Cardenal local, Elia Angelo Dalla Costa. “Los héroes verdaderos son otros, aquellos quienes han sufrido en su alma”. Gino Bartali. Fue Dalla Costa quien reclutó a Bartali para su red secreta en un tiempo cuando buena parte del territorio italiano había sido cedido a los nazis. En 1938, el régimen fascista de Italia, liderado por Benito Mussolini, aprobó una serie de leyes antisemitas las cuales privaban a los judíos de trabajar en el gobierno o en educación, vetaban el matrimonio interracial y los sacó de sus posiciones en los medios. Mientras algunos de los judíos del país huyeron antes del advenimiento de la segunda guerra mundial, aquellos quienes se quedaron permanecieron inermes hasta que los alemanes empezaron las deportaciones en 1943. Fue en ese tiempo que Dalla Costa, trabajando con el Rabbi Nathan Cassuto, creó un sistema que involucraba conventos, monasterios y miembros del público general para esconder judíos mediante todo tipo de maneras ingeniosas. Aún luego que Cassuto fuera arrestado por los alemanes, deportado y enviado a la muerte, la red secreta continuó operando. Usando la excusa del entrenamiento de larga distancia, Bartali manejaba por cientos de millas entregando documentos mientras la policía secreta fascista simplemente lo dejaba pasar debido a su admiración por el ciclista. Cada vez que era detenido, él simplemente pedía que no tocaran su bicicleta porque esta tenía un ajuste técnico para desarrollar altas velocidades. Eventualmente, Bartali fue forzado a esconderse en el pueblo de Citta Di Castello en Umbria, donde escondió a la familia Goldenberg. En el libro, Road to Valor escrito por los hermanos Aili y Andres McConnon, Giorgio Goldenberg recuerda como las acciones de Bartali salvaron su vida y las vidas de su familia. “No hay duda de cualquier tipo para mí de que él nos salvó la vida”, dijo Goldenberg, quien se escondió en el sótano de Bartali hasta la liberación de Florencia en 1944. “Él no solo salvó nuestras vidas sino que ayudó a salvar las vidas de centenares de personas. Él puso su vida y la de su familia en peligro para hacerlo”. “En mi opinión, él fue un héroe y debe ser reconocido como héroe del pueblo italiano durante la segunda guerra mundial”. No fueron solo los rescatados quienes estaban agradecidos con Bartali, aquellos quienes estaban involucrados en crear los papeles forjados en Assisi tomaron coraje de la temeridad del ciclista. Al haber trabajado en el negocio del forjamiento de papeles, Trento Brizi explicó como la influencia de Bartali le dio el coraje en un tiempo cuando los nazis empezaron a sospechar. En el libro Road to Valor, Brizi dijo: “La idea de tomar parte en una organización que contaba con un campeón como Gino Bartali entre sus miembros, me llenó de tanto orgullo que mi miedo pasó a un segundo plano”. De acuerdo a Yad Vashem, el museo del holocausto en Jerusalem, 7.680 de 44.500 judíos italianos fueron asesinados por los nazis. Mientras muchos italianos ayudaron a desafiar los intentos de Adolf Hitler por barrer a los judíos de Europa, el alto perfil de Bartali significó lo que arriesgó al jugar un juego peligroso. Y aún así, de acuerdo a Aili McConnon, él rechazó aceptar cualquier crédito por su papel en salvar vidas judías. “Él era muy modesto sobre eso”, dijo ella a CNN. “Él mantuvo un profundo sentido de que muchos habían sufrido a una capacidad mucho mayor que él. Él no quería estar en la luz pública o disminuir las contribuciones de otros. “Como ciclista y competidor, él podía ser un real hablador. Era muy orgulloso y competitivo”. Pero lo que lo hacía tan fascinante, era su otra cara, la modestia que poseía”. “Héroes reales”. En septiembre de 2013, el heroismo de guerra de Bartali fue honrado en Israel cuando fue nombrado como un “Righteous Among the Nations” by Yad Vashem el memorial oficial de Israel a las víctimas del holocausto. Mientras Bartali raramente hablaba de sus acciones antes de fallecer en 2000, su hijo, Andrea, asistió a la ceremonia y conoció a los sobrevivientes, incluyendo a Goldenberg, quien había sido ayudado por las acciones de su padre. Fue Andrea quién ayudó a sacar la contribución de su padre en tiempos de guerra a la conciencia pública luego de años de secrecía. “Cuando las personas le decían ‘Gino, eres un héroe’, él replicaba, ‘No, no. Quiero ser recordado por mis logros deportivos’”, le dijo Andrea Bartali a los reporteros en su visita a Israel en 2013. “Los héroes verdaderos son otros, aquellos quienes han sufrido en su alma, en su corazón, en su espíritu, en su mente, por sus seres queridos. Esos son héroes verdaderos. Yo sólo soy un ciclista”. “Gino Bartali salvo mi vida y la vida de mi familia”. Giorgio Goldenberg. My Italian Secret ha tenido un afecto profundo de la sociedad italiana. Su proyección en el Festival de Cine de Roma fue ampliamente elogiada por los críticos y ha ayudado a Italia a empezar a reconocer su pasado, de acuerdo a Jacoby. “Estábamos impresionados por la acogida que la película tuvo en Italia”, añadió el director de la película, cuya herencia judía viene del lado paterno. “Pienso que este tópico no había sido tocado ni pensado desde la guerra. Fue la oportunidad de Italia para reflexionar y ponerse en contacto con un capítulo de la historia que no había sido tratado”. Al haber pasado un verano en Roma a los 19 años de edad, la historia de los judíos de Italia y con que naturalidad los italianos manejaban el desafío a los nazis había estado siempre en la mente de Jacoby. Mientras él pasó un tiempo aprendiendo de algunos de los grandes directores italianos como Federico Fellini (Casanova), Ina Wertmuller (Seven Beauties), y Pier Paolo Pasolini (Salo), fue su encuentro con un cineasta polaco lo que le dejó una impresión duradera. “Un día el profesor que dictaba el curso, un cineasta polaco llamado Marian Marzynski, me llevó a almorzar a un café del ghetto de Roma, a unos metros de una placa en memoria del cerco de los judíos de Roma en 1943”, recordó Jacoby. “Él me dijo como había sobrevivido al Ghetto de Varsovia como un niño escondido, protegido primero por gente normal y después, por curas en un monasterio, quienes arriesgaron sus vidas para ayudarlo a escapar”. “Nunca pensé, en 1975, que casi 40 años después me sería dada la oportunidad de contar la historia de niños italianos quienes fueron escondidos y salvados, junto a la historia de Gino Bartali y de algunos héroes quienes arriesgaron sus vidas por hacerlo”. ‘Il Morbo di K’ Mientras el heroismo de Bartali ha llamado mucho la atención, la historia del médico Giovanni Borromeo es igualmente destacable. Fue por causalidad que Jacoby, al filmar en Roma durante una toma inicial, se encontró con el hijo de Borromeo, Pietro. “Oímos que un tipo quería hablar con nosotros sobre la película”, recordó Jacoby. “Así que vino y se reunió con nosotros para almorzar y lo que nos contó fue increíble, absolutamente increíble”. El Dr. Borromeo era un cirujano romano quien trabajaba en el hospital católico Fatebenefratelli de la isla Tiberina en Roma. Allí el escondió a centenares de judíos después de idear un cuento de una enfermedad “mortal” que había azotado el hospital. “El Dr. Borromeo inventó una enfermedad para asustar a nazis y asi evitar que estos revisaran el hospital”, dijo Jacoby. “Él la llamaba 'Il Morbo di K’ y la usaba para proteger a los judíos a quienes escondía. “Él les decía a los nazis, ‘hey, muchachos si quieren pueden venir pero pueden contraer esta enfermedad y se pueden morir’”. “Él salvó a muchas personas, pero eso no se supo hasta que algunos de los que salvó aparecieron en nuestras tomas. Eso fue increíble”. Bartali siguió su intento de ser recordado por su éxito ciclístico, su segundo Tour de France en 1948 fue destacable porque ocurrió una década después de su primera victoria. Fue solo más adelante en su vida, después de conocer a la hija de Cassuto que accedió a hablar acerca de sus experiencias, aunque él insistía en no ser grabado. Mientras los logros ciclísticos de Bartali son recordados cada año en un evento dedicado al él y su acérrimo rival, Fausto Coppi, la carrera anual Settimana Coppi e Bartali, su legado sigue vivo en todo el mundo. “Él nos escondió a pesar de saber que los alemanes estaban matando a todos los que escondían judíos”, dice el hijo de Goldenberg en la película de Jacoby. “Él estaba arriesgando no solo su vida sino la de su familia. Gino Bartali salvó mi vida y la de mi familia. Eso está claro porque si él no nos hubiese escondido, no teníamos a donde ir”. Traducción: Alfonso L. Tusa C. .