viernes, 4 de diciembre de 2015

Gino Bartali: El hombre quien ayudó a salvar los judíos italianos.

James Masters, CNN. 29-10-2014. Gino Bartali fue un ciclista italiano quien se convirtió en héroe de una nación luego de su consagración en dos ruedas. Él ganó tres ediciones del Giro d’Italia y triunfó dos veces en el Tour de France. “Él nunca pidió ni aceptó ninguna recompensa, porque era bueno y sencillo y no pensaba que alguien hiciera el bien por una recompensa”. (Primo Levi, If This is A Man) Gino Bartali quería mantenerlo para sí. ¿Cómo pudo un hombre tan famoso y reverenciado, mantener un secreto tanto tiempo? “Lo que es bueno es algo que haces, no algo de lo que hablas”, explicó Bartali una vez. “Algunas medallas se llevan en el alma, no en la chaqueta”. Él era la versión italiana de Babe Ruth, un hombre cuya personalidad, carácter y éxito trascendían el deporte. En los años ’30, Bartali, un hijo de Toscana, era uno de los mejores ciclistas del mundo, un hombre admirado por todos. Había ganado tres títulos del Giro d’Italia, uno de los tres eventos principales europeos de ciclismo, además de su triunfo en el Tour de France de 1938 y era el muchacho de los afiches en el país. Y aún para un hombre quien vivió su vida bajo el completo examen del público, una nueva película, My Italian Secret (Mi secreto italiano) revela un lado muy diferente de la destacada vida de Bartali. Dirigida por Oren Jacoby, la película muestra como Bartali fue parte de un movimiento secreto de resistencia italiano el cual ayudó a esconder a los judíos del país durante la invasión nazi de 1943. Al usar el manubrio de su bicicleta para esconder papeles forjados de identidad, Bartali buscaba a los judíos escondidos y les entregaba sus visas de salida las cuales les permitían escapar del traslado a los campos de la muerte, a él se le acredita el salvamento de las vidas de 800 personas. “Él nunca habló de lo que hizo durante la segunda guerra mundial”, dijo Jacoby. Las personas lo querían, lo adoraban. Italia estaba muy orgullosa de él. “Él arriesgó su vida para salvar a otros y esa es una historia que Italia empieza a conocer”. Ruedas de fortuna. Nacido en Florencia en 1914, Bartali era un católico devoto cuyos padres fueron casados por el Cardenal local, Elia Angelo Dalla Costa. “Los héroes verdaderos son otros, aquellos quienes han sufrido en su alma”. Gino Bartali. Fue Dalla Costa quien reclutó a Bartali para su red secreta en un tiempo cuando buena parte del territorio italiano había sido cedido a los nazis. En 1938, el régimen fascista de Italia, liderado por Benito Mussolini, aprobó una serie de leyes antisemitas las cuales privaban a los judíos de trabajar en el gobierno o en educación, vetaban el matrimonio interracial y los sacó de sus posiciones en los medios. Mientras algunos de los judíos del país huyeron antes del advenimiento de la segunda guerra mundial, aquellos quienes se quedaron permanecieron inermes hasta que los alemanes empezaron las deportaciones en 1943. Fue en ese tiempo que Dalla Costa, trabajando con el Rabbi Nathan Cassuto, creó un sistema que involucraba conventos, monasterios y miembros del público general para esconder judíos mediante todo tipo de maneras ingeniosas. Aún luego que Cassuto fuera arrestado por los alemanes, deportado y enviado a la muerte, la red secreta continuó operando. Usando la excusa del entrenamiento de larga distancia, Bartali manejaba por cientos de millas entregando documentos mientras la policía secreta fascista simplemente lo dejaba pasar debido a su admiración por el ciclista. Cada vez que era detenido, él simplemente pedía que no tocaran su bicicleta porque esta tenía un ajuste técnico para desarrollar altas velocidades. Eventualmente, Bartali fue forzado a esconderse en el pueblo de Citta Di Castello en Umbria, donde escondió a la familia Goldenberg. En el libro, Road to Valor escrito por los hermanos Aili y Andres McConnon, Giorgio Goldenberg recuerda como las acciones de Bartali salvaron su vida y las vidas de su familia. “No hay duda de cualquier tipo para mí de que él nos salvó la vida”, dijo Goldenberg, quien se escondió en el sótano de Bartali hasta la liberación de Florencia en 1944. “Él no solo salvó nuestras vidas sino que ayudó a salvar las vidas de centenares de personas. Él puso su vida y la de su familia en peligro para hacerlo”. “En mi opinión, él fue un héroe y debe ser reconocido como héroe del pueblo italiano durante la segunda guerra mundial”. No fueron solo los rescatados quienes estaban agradecidos con Bartali, aquellos quienes estaban involucrados en crear los papeles forjados en Assisi tomaron coraje de la temeridad del ciclista. Al haber trabajado en el negocio del forjamiento de papeles, Trento Brizi explicó como la influencia de Bartali le dio el coraje en un tiempo cuando los nazis empezaron a sospechar. En el libro Road to Valor, Brizi dijo: “La idea de tomar parte en una organización que contaba con un campeón como Gino Bartali entre sus miembros, me llenó de tanto orgullo que mi miedo pasó a un segundo plano”. De acuerdo a Yad Vashem, el museo del holocausto en Jerusalem, 7.680 de 44.500 judíos italianos fueron asesinados por los nazis. Mientras muchos italianos ayudaron a desafiar los intentos de Adolf Hitler por barrer a los judíos de Europa, el alto perfil de Bartali significó lo que arriesgó al jugar un juego peligroso. Y aún así, de acuerdo a Aili McConnon, él rechazó aceptar cualquier crédito por su papel en salvar vidas judías. “Él era muy modesto sobre eso”, dijo ella a CNN. “Él mantuvo un profundo sentido de que muchos habían sufrido a una capacidad mucho mayor que él. Él no quería estar en la luz pública o disminuir las contribuciones de otros. “Como ciclista y competidor, él podía ser un real hablador. Era muy orgulloso y competitivo”. Pero lo que lo hacía tan fascinante, era su otra cara, la modestia que poseía”. “Héroes reales”. En septiembre de 2013, el heroismo de guerra de Bartali fue honrado en Israel cuando fue nombrado como un “Righteous Among the Nations” by Yad Vashem el memorial oficial de Israel a las víctimas del holocausto. Mientras Bartali raramente hablaba de sus acciones antes de fallecer en 2000, su hijo, Andrea, asistió a la ceremonia y conoció a los sobrevivientes, incluyendo a Goldenberg, quien había sido ayudado por las acciones de su padre. Fue Andrea quién ayudó a sacar la contribución de su padre en tiempos de guerra a la conciencia pública luego de años de secrecía. “Cuando las personas le decían ‘Gino, eres un héroe’, él replicaba, ‘No, no. Quiero ser recordado por mis logros deportivos’”, le dijo Andrea Bartali a los reporteros en su visita a Israel en 2013. “Los héroes verdaderos son otros, aquellos quienes han sufrido en su alma, en su corazón, en su espíritu, en su mente, por sus seres queridos. Esos son héroes verdaderos. Yo sólo soy un ciclista”. “Gino Bartali salvo mi vida y la vida de mi familia”. Giorgio Goldenberg. My Italian Secret ha tenido un afecto profundo de la sociedad italiana. Su proyección en el Festival de Cine de Roma fue ampliamente elogiada por los críticos y ha ayudado a Italia a empezar a reconocer su pasado, de acuerdo a Jacoby. “Estábamos impresionados por la acogida que la película tuvo en Italia”, añadió el director de la película, cuya herencia judía viene del lado paterno. “Pienso que este tópico no había sido tocado ni pensado desde la guerra. Fue la oportunidad de Italia para reflexionar y ponerse en contacto con un capítulo de la historia que no había sido tratado”. Al haber pasado un verano en Roma a los 19 años de edad, la historia de los judíos de Italia y con que naturalidad los italianos manejaban el desafío a los nazis había estado siempre en la mente de Jacoby. Mientras él pasó un tiempo aprendiendo de algunos de los grandes directores italianos como Federico Fellini (Casanova), Ina Wertmuller (Seven Beauties), y Pier Paolo Pasolini (Salo), fue su encuentro con un cineasta polaco lo que le dejó una impresión duradera. “Un día el profesor que dictaba el curso, un cineasta polaco llamado Marian Marzynski, me llevó a almorzar a un café del ghetto de Roma, a unos metros de una placa en memoria del cerco de los judíos de Roma en 1943”, recordó Jacoby. “Él me dijo como había sobrevivido al Ghetto de Varsovia como un niño escondido, protegido primero por gente normal y después, por curas en un monasterio, quienes arriesgaron sus vidas para ayudarlo a escapar”. “Nunca pensé, en 1975, que casi 40 años después me sería dada la oportunidad de contar la historia de niños italianos quienes fueron escondidos y salvados, junto a la historia de Gino Bartali y de algunos héroes quienes arriesgaron sus vidas por hacerlo”. ‘Il Morbo di K’ Mientras el heroismo de Bartali ha llamado mucho la atención, la historia del médico Giovanni Borromeo es igualmente destacable. Fue por causalidad que Jacoby, al filmar en Roma durante una toma inicial, se encontró con el hijo de Borromeo, Pietro. “Oímos que un tipo quería hablar con nosotros sobre la película”, recordó Jacoby. “Así que vino y se reunió con nosotros para almorzar y lo que nos contó fue increíble, absolutamente increíble”. El Dr. Borromeo era un cirujano romano quien trabajaba en el hospital católico Fatebenefratelli de la isla Tiberina en Roma. Allí el escondió a centenares de judíos después de idear un cuento de una enfermedad “mortal” que había azotado el hospital. “El Dr. Borromeo inventó una enfermedad para asustar a nazis y asi evitar que estos revisaran el hospital”, dijo Jacoby. “Él la llamaba 'Il Morbo di K’ y la usaba para proteger a los judíos a quienes escondía. “Él les decía a los nazis, ‘hey, muchachos si quieren pueden venir pero pueden contraer esta enfermedad y se pueden morir’”. “Él salvó a muchas personas, pero eso no se supo hasta que algunos de los que salvó aparecieron en nuestras tomas. Eso fue increíble”. Bartali siguió su intento de ser recordado por su éxito ciclístico, su segundo Tour de France en 1948 fue destacable porque ocurrió una década después de su primera victoria. Fue solo más adelante en su vida, después de conocer a la hija de Cassuto que accedió a hablar acerca de sus experiencias, aunque él insistía en no ser grabado. Mientras los logros ciclísticos de Bartali son recordados cada año en un evento dedicado al él y su acérrimo rival, Fausto Coppi, la carrera anual Settimana Coppi e Bartali, su legado sigue vivo en todo el mundo. “Él nos escondió a pesar de saber que los alemanes estaban matando a todos los que escondían judíos”, dice el hijo de Goldenberg en la película de Jacoby. “Él estaba arriesgando no solo su vida sino la de su familia. Gino Bartali salvó mi vida y la de mi familia. Eso está claro porque si él no nos hubiese escondido, no teníamos a donde ir”. Traducción: Alfonso L. Tusa C. .

No hay comentarios:

Publicar un comentario