martes, 22 de diciembre de 2015

Entrevista de Eddy Merckx.

Cycling Weekly. 17-06-2010. Revisamos en los archivos de Cycle Sport una entrevista con Merckx de 2004. Cycle Sport visitó a Eddy Merckx en 2004 cuando ellos publicaron un trabajo dedicado al ciclista más grande de todos los tiempos. Ahora, a sus 65 años, damos un retrospectiva a lo que el hombre tenía que decir. Sentado sobre su espalda en el brillo de la falta de tiempo del restaurant del hotel Bradford Hilton, Eddy Merckx mostraba la indescifrable expresión que fue su marca de fábrica durante su carrera deportiva. Era la misma expresión que ha asustado a muchos entrevistadores antes que yo, la misma expresión que usaba cuando manejaba su bicicleta en su apogeo; desconectado, desentendido de lo que pasa a su alrededor, ‘en la zona’ como dicen hoy en el deporte. Afortunadamente es una máscara, solo la presentación por defecto de sus rasgos, la que usa cuando está solo con lo poco de Eddy Merckx que tiene para mantenerlo con él, y como lo iba a descifrar, cuando el corría verdaderamente era él. Tan pronto como yo entro a la habitación, estiré la mano y me presenté, su rostro desplegó una amplia sonrisa. La propiedad pública de Eddy Merckx estaba de vuelta. Atento, buscaba respuestas que me ayudaran, con mucho contacto de sus profundos ojos marrones. Muchos ciclistas dejan sus ojos vagar cuando hablan. Miran hacia arriba mientras piensan en una respuesta para una pregunta, indagan, tratan de recordar un sentimiento o sensación. Entonces cuando hablan, miran a la distancia, bajando por alguna ruta imaginaria quizás, recordando estar ahí. No Merckx, él te mira directo, te escruta. Es un poco tenso, pero le da presencia real a él, y hace la entrevista mucho más íntima. Bradford es un lugar divertido para encontrarse con el ciclista de carreras más grande que haya visto el mundo, pero nuestros esfuerzos para conseguir tiempo exclusivo con Eddy Merckx habían coincidido con los del Dave Rayner Memorial Fund, una fundación que apoya a los ciclistas jóvenes británicos en sus carreras en Europa, para conseguir un invitado de honor para su cena de décimo aniversario. A nivel personal era también un privilegio pasar algún tiempo a solas con el hombre quien, en términos de victorias al menos, ha llegado más allá que cualquiera en el deporte. Pero el problema con entrevistar a un ícono único como Merckx es, ¿por donde empezar? El comienzo siempre es el lugar más seguro, así que empezamos hablando de su niñez. “Tuve una niñez hermosa. Tuve padres amables y muy sensibles. No éramos ricos, pero a mi hermano menor y hermana, quienes son mellizos, y a mí nunca nos faltó nada. Mi padre era un hombre de gran carácter y mi madre muy cálida y plácida. Ambos fueron ejemplos maravillosos para mí”, dice él. La herencia de Merckx Todos somos el producto de nuestros padres, así ¿qué heredó Edy Merckx de su madre y padre? “Como todos, soy una mezcla de ambos. Mi determinación y voluntad para trabajar viene de mi padre. Él trabajó incansablemente para establecer su negocio de ventas de alimentos en el suburbio de Woluwe St. Pierre en Bruselas, donde él se mudo cuando yo era muy pequeño. Él era estricto con la disciplina, pero también tenía un poco de filósofo. He mantenido algunas de sus frases en mi cabeza por toda mi vida. “Mi lado más suave viene de mi madre. Un ejemplo de eso es el hecho de que a menudo encuentro difícil decirle no a las personas. Tal vez ellas no lo buscan, pero las personas te pueden usar si las dejas”, explica él, un poco triste. Mientras hablaba de su niñez, Merckx reía mucho. Tambieé tiene una sonrisa sentida, a veces repentina y sorprendente. Puede estar hablando seriamente, cavilando profundamente, entonces ve el lado humorístico de algo y rompe en risas. Eso es un buen alivio para la tensión. Nadie en las familias Merckx o Pittomvil, el cual era el apellido de soltera de su madre, fue ciclista o practicó otro deporte, pero la leyenda dice que Eddy Merckx tuvo su primera bicicleta a la edad de tres años y desde ese momento fue difícil separarlo de ella. “Si, iba a todas partes en bicicleta. Los locales me llamaban ‘Tour de France’. De todas formas yo era un niño a quien le gustaba estar fuera de la casa, siempre explorando, siempre metido en dificultades. Pero la bicicleta me daba más libertad, ampliaba mis horizontes”, dice él. Él obtuvo su primera bicicleta de carreras, una de segunda mano, a la edad de ocho años y admite que ya quería correr a esa edad. Pero ¿por qué? Nadie en la familia era un ejemplo a seguir. Tampoco ninguno de sus vecinos practicaba ciclismo, porque Woluwe era un suburbio de clase media, y en los años ’50 en Bélgica, era visto como un deporte de clase obrera. ¿Porqué entonces un niño de ocho años de ese tipo de entorno quería hacer algo tan ajeno a él? ¿Quién sabe?, dice él, mirando hacia el cielo. “Fue un llamado, quizás una vocación. Algo que iba a ocurrir”. Ese es un pensamiento interesante, aunque, la huella genética que creó la característica física de tal gran campeón de alguna manera lleva el mensaje a través de su cerebro. ¿Cómo la ciencia explica eso? Merckx trata: “Sentía un enorme placer simplemente al manejar una bicicleta. Me parece que las carreras fueron una razón para manejar más. Luego corrí mucho porque ese era mi ambiente. Ahí era donde me sentía a gusto, donde yo era Eddy Merckx. Amaba la carrera. En las carreras era la bicicleta, la carrera y yo. Era una felicidad, aún después de mi choque en Blois y el ciclismo se hizo más duro para mí, doloroso algunas veces, todavía era una felicidad. En una carrera no tenía controversias que enfrentar, cero organizadores, cero periodistas haciendo preguntas. Me podía expresar por mi cuenta”. El joven Merckx empezó a correr a los 12 años, con poco éxito al principio. Pero como otros muchachos de una edad similar él encontró un héroe. El suyo era Stan Ockers de Bélgica, un campeón mundial quien en un giro del destino considerando la casi muerte de Merckx en Blois, murió en un accidente mientras corría en la pista de Amberes en 1956. ¿Por qué Merckx escogió a Ockers? “Debido al Tour de France. Ockers había ganado etapas en este, ganó la camiseta verde dos veces, y terminó segundo dos veces en la general. Él siempre estaba en las noticias durante el Tour de France, y el Tour de France era todo para mí. Yo no sabía mucho de los Clásicos porque los hacían los domingos, y ese día yo solía visitar a mi abuela en su granja en Meenzel-Kiezegem, donde nací”. Meenzel-Kiezegem está en la parte flamenca de Bruselas; Merckx creció en una parte de habla francesa. Su nombre es flamenco, pero él es completamente bilingüe. Puede ser una pregunta difícil de hacer, pero ¿se considera él un flamenco o un valón de habla francesa? “Nada de eso, soy belga”, responde rápidamente. Me parece que le han preguntado eso antes. Merckx se hizo profesional en 1965 con un equipo belga, Solo-Superia. Su segundo lugar en los Campeonatos Nacionales Belgas tras Walter Godefroot lo llevó a la selección para los campeonatos Mundiales de San Sebastián, España. El ganador ese día fue Tom Simpson de Bretaña. En 1966, infeliz con la actitud que le mostró el primer líder de su equipo, Rick Van Looy, Merckx se cambió al escuadrón basado en Francia Peugeot-BP liderado por Simpson. ¿Fue ese un movimiento feliz? “Definitivamente”, y aquí rie fuerte de Nuevo. “De Tom aprendí como celebrar después de una victoria. A Tom le gustaba ganar y celebrar. Hay felicidad en la victoria, es natural celebrar”. “La atmósfera en Peugeot era totalmente diferente. Todo lo que conseguía de Van Looy y sus compañeros era ridículo, ni rastro de ayuda o consejo. Ellos eran muy desconfiados, yo todavía era un joven inexperto. Con Peugeot, y especialmente con Tom, era diferente”. ¿Qué más aprendió de Simpson? “Desde el comienzo aprendí que él era un ciclista muy bueno. Él me puso en mi lugar cuando ganó la Paris-Niza de 1967, después que pensé que estaba en camino de ganarla. Pero él también me enseñó mucho de técnica. Tom era un ciclista muy técnico, un buen descensor por ejemplo, bueno al colocarse en el pelotón o en una escapada. Me enseñó paciencia también. ‘Paso a paso Eddy’, solía decirme, “Tómalo paso a paso’. Yo estaba muy ansioso por mejorar. Más que todo, él me enseñó valentía. Tom era un tipo muy valiente” Respeto por un amigo ¿Pore so fue que él asistió al funeral de Simpson, efectuado en Harworth en Inglaterra? “Tom era un colega caído. Yo tenía que ir. Su muerte fue impactante. Yo estaba sentado en la casa, viendo las noticias en televisión y apareció. Sentía que debía hacer algo práctico. ¿Pero qué? Ir al funeral era la única cosa práctica que yo podía hacer”. Merckx reconoce que él no es un académico. “Yo odiaba la escuela, amaba practicar deportes, pero odiaba estar dentro de cualquier edificación. Me fui tan pronto como pude. Eso causó fricción en casa, especialmente con mi padre. Pero era típico de él que apoyara mi decisión, especialmente cuando veía que yo amaba lo que había escogido, el ciclismo, y lo estaba haciendo bien”, dice él. Sin embargo, hay un tema del cual él sabe mucho, y ese es el arte. “Amo las finas artes, mi artista favorito es René Magritte, él es un surrealista belga. Una vez tuve un Miró, y me lo robaron. Salvador Dalí es otro de mis favoritos. Pienso que ese tipo de arte es fascinante y estimulas los pensamientos”. Hacia finales de 1967 Merckx fue campeón mundial, al ganar regularmente los Clásicos y preparándose para su enfática victoria en el tour de France de 1969, la victoria de la que se siente más orgulloso, y aún destaca sobre todas las otras en su mente. Él tenía muchos dones, ganar parecía fácil. Merckx intimidaba a sus contendores. Fue su período dorado, cuando habla de esto no puede dejar de sonreir. Pero entonces todo cambió en Blois. Los sueños se vinieron abajo. “El choque de Blois fue terrible para mí. Desde ese día el ciclismo se convirtió en sufrimiento”, dice él. ¿Cuáles fueron exactamente las lesiones que tuvo? “Muchas. Me tomaron puntos de sutura en la cabeza y tenía laceraciones y traumatismos por todas partes, pero esas lesions sanaron. Fui afortunado en el sentido de que pude haber muerto, pero el problema que me causó el choque fue el daño que me dejó en la espalda”, revela Merckx. “Lo que ocurrió fue que mis caderas fueron desalineadas de mi cuerpo. Eso significaba que mis piernas también estaban desalineadas del resto de mi cuerpo. Después de ese día nunca me volví a sentir cómodo en mi bicicleta. Yo jugaba con mi posición y cambiaba los ángulos de mi cuerpo. Yo mantenía mis bicicletas, todas sutilmente diferentes, todas listas para correr, pero nunca encontré la comodidad. Antes de Blois puedo decir que no sufrí en ninguna carrera de bicicletas, ni en el Tour de France. Solo presionaba los pedales cuando quería, eso era todo lo que tenía que hacer”. “Luego del choque nunca fue igual. El dolor cambiaba día a día, algunos días lloraba en mi bicicleta, otros estaba bien. Una vez, hacia el final de mi carrera, fue muy desagradable que mientras subía la colina Alsemberg en Bruselas, me preguntaba si llegaría a la cima. Pensaba que tendría que bajarme de la bicicleta y caminar, y esa no es una colina muy empinada o larga. Mi espalda se convirtió en mi debilidad. Aún me afecta hoy. No puedo trotar para mantenerme en forma debido a mi espalda”. Parece increíble que Merckx ganara la mayoría de sus carreras después de una lesión tan debilitante. ¿Habría ganado más carreras si eso no hubiese ocurrido? “Np, no más carreras, pero yo habría gando con más facilidad, más margen. Habría ganado etapas de carreras, como hice en el Tour de 1969, por muchos minutos en vez de solo unos pocos”. El primer momento de desespero El sufrimiento se hizo más aparente a medida que pasó el tiempo. El Tour de 1970 pareció una victoria indiscutible, pero entonces vino 1971 y un disgusto a manos de Luis Ocana. Él mostraba la derrota en la cara durante el Tour de France hasta que el español chocó. ¿Cómo se sintió eso? “Eso fue terrible, fue una lección. Ese año, ese Tour, fue un punto bajo. Después reconocí que tenía que tomar en serio mi problema en la espalda, contraté osteópatas y trabajé duro con los ejercicios específicos para mejorar mi espalda. Mi espalda me estaba quitando poder, pero en 1972 la controlé mejor, la manejé mejor”, dice él. Ese fue el año cuando Merckx hizo un ataque exitoso al record mundial de la hora. ¿Habría llegado más lejos si no hubiese estado afectado por su lesión en la espalda, y hubiera hecho más si hubiese tenido mas tiempo para entrenamiento especializado, considerando que su intento fue hacia el final de una temporada donde él había competido en 127 carreras y ganó 50 de ellas? “En cuanto a la lesión de la espalda, si, habría hecho muchos metros más. En referencia al entrenamiento especializado, hice todo lo que pude. Consulté médicos deportivos, quienes tenía experiencia con el deporte en la altitud, porque logré mi record en Ciudad de México. Entrené en casa del entrenador con una máscara de oxígeno, respiraba la misma mezcla de aire que encontraría en la altitud. Tambien usé el mejor equipo disponible para el momento”. “Hablando como un entusiasta del ciclismo me habría gustado haber tenido los equipos que se usaron para el record los años posteriores. También, habría llegado más lejos en una pista moderna bajo techo. En México todo fue al aire libre, donde el viento siempre es un problema. Esperas por las mejores condiciones, pero al final tienes que tomar lo que haya”, dice él. Eddy Merckx siempre ha dicho que sufrió mucho para romper el record de la hora. ¿Hubo algún momento durante el intento cuando él pensó que tendría que parar? “Nada de parar, sufrí, particularmente en el intervalo del minuto 40 al 50. Después de eso el sufrimiento fue el mismo, pero los minutos pasaron más fáciles, de manera que resistí”. ¿Piensa él que el nuevo record atlético de la hora es una buena idea; sacar el elemento de las mejoras en los equipos crean una comparación más valida? “Si, eso muestra algo, pero las pistas no son las mismas, las condiciones no pueden ser las mismas, otras cosas tampoco. Un record de aquellos tiempos es un record”. Temprano en la entrevista Merckx había hablado de su dificultad para decir no. ¿Siente él que corrió mucho durante su carrera, y pudo la cantidad de carreras que realizó haber acortado su carrera? “No pienso que la cantidad de carreras que hice recortó mi tiempo como ciclista, pero el hecho de que continuase el Tour de France de 1975 luego de haber chocado definitivamente lo recortó”. Resistiendo en exceso “Mi preparación para esa carrera había sido problemática, y en realidad no estaba en la mejor condición de salud cuando la empecé. Êro luego del choque, en el cual me fracturé el hueso malar, sufrí como no se puede imaginar. No podía comer nada que no fuese líquidos. Tuve que correr con el estómago vacío”. ¿Por qué continuó? “Tenía que hacerlo por el bien de la carrera, por honor y por mis compañeros de equipo. Ellos dependían de mi premio en dinero. Recuerde que aún así terminé segundo”, dice él con orgullo. “Lo que debía haber hecho fue pagarle a mis compañeros de mi bolsillo y salir de la carrera. Entonces tal vez hubiese recuperado mi fuerza y pude haber sido competitivo en 1976”. Estar pendiente de sus compañeros es importante para Merckx. Patrick Sercu nos dijo que fue Merckx quien se encargó de las negociaciones para confeccionar su equipo final, aunque ya su corazón no latía por el ciclismo. El lo hizo para que sus compañeros de equipo tuviese sueldo por otro año. Él también les conseguía trabajo a sus antíguos compañeros en su fábrica de bicicletas, aunque él no le da importancia. “Fue solo a tres de ellos”, dice con modestia. Sin embargo, su equipo era muy importante para él. Él demandaba lealtad, pero como sus acciones al no abandonar el Tour de 1975, el también devolvía lealtad. ¿Cuál de los compañeros de Merckx resaltan en su mente? “No puedo escoger uno. Joseph Bruyere, si, Roger Swerts y Jos Huysmans también. Ellos son opciones obvias, porque a menudo estuvieron conmigo hacia el final de las carreras, pero hubo otros quienes habían hecho sus trabajos mucho antes. No los veías traer botellas, pararse para ayudar a otros ciclistas quienes se habían accidentado. Su trabajo era hecho antes de la final, pero también era importante”. Valor y victoria. Sus sentimientos acerca de sus compañeros de equipo eran los de un hombre leal y honorable. Lealtad y honor son palabras que la gente usa regularmente cuando describe a Eddy Merckx. Si había alguna crítica de él, siempre ha sido por la misma cosa, su deseo de ganar cada carrera en la cual competía. Sin embargo, Mercks está en total desacuerdo con esa crítica. “Una carrera tiene que tener un ganador”, dice él, agitándose. “El asunto de una carrera es encontrar un ganador. ¿Cómo puedes participar sin tratar de ganar? ¿Cómo puedes ser criticado por ejecutar el objeto de tu trabajo? Escogí las carreras, por lo tanto escogí ganar. Un médico trabaja para curar, de seguro un deportista trabaja para ganar, ¿o no?” “Es divertido, pero cada gran deportista tiene esa actitud y cada gran deportista es criticado por eso. Michael Schumacher está hoy en la misma posición que estaba yo. Ellos dicen que él está matando su deporte por simplemente hacer lo que se supone deber hacer, hacer lo que requiere el deporte. No entiendo eso”. Él ladea la cabeza, pero se permite una leve sonrisa, nosotros los mortales debemos parecer un grupo divertido desde donde él está sentado. ¿Por cual de sus competidores tenía Merckx más cuidado? “Felice Gimondi, porque él tenía muchas razones para resentir de mí, pero nunca sentí que lo hizo. Él es un poco mayor que yo y mientras me desarrollaba como ciclista, él ya había ganado el Tour de France en su primer intento. Gimondi ganó el Giro d’Italia y Clásicos como la Paris- Roubaix, también”. “El ciclismo era suyo hasta mi llegada, aún así él siempre fue el epítome de la dignidad por la manera como se conducía durante las muchas batallas que tuvimos. Yo admiraba su fortaleza de carácter, su cortesía, también. Él era muy dedicado, casi ascético. Él corría como un caballero y le daba mucho crédito a nuestra profesión”, dice Merckx. ¿Qué hay acerca de su vida hoy? ¿Disfruta Merckx los compromisos a los que va, como el que atendió en Bradford aquella noche? “Si, me gusta conocer personas. No es bueno estar solo por mucho tiempo, te puedes hundir en el pasado y eso es insano. A veces no entiendo el interés en mí, y es un poco abrumador. En Bretaña hay muchos grandes campeones ahora, me gustaría aplaudirlos”, dice él, mirando con misticismo genuino. Inspiración interna. Siempre me ha gustado preguntarle a los ciclistas de otras épocas cuando habrían preferido haber tenido sus carreras, ¿ahora o durante el período cuando lo hicieron? Todos dicen que el dinero ofrecido en el ciclismo de hoy es motivador, y Merckx está de acuerdo con ellos en eso. Pero la mayoría dice que ha encontrado la presión para actuar hoy mucho más difícil, y estaban contentos de haber corrido cuando lo hicieron. Muchos también dicen que sienten que había un mayor sentido de camaradería entre los ciclistas en tiempos pasados. Merckx no. Él acepta lo de la camaradería, pero dice: “La presión más grande para actuar venía de mí. Nadie podía poner más presión en mí para ganar que yo. Nadie tenía que motivarme, excepto cuando supe que finalmente todo había terminado a comienzos de 1978. Entonces nadie pudo motivarme, había decidido irme”. Merckx simplemente se quedó sin energía en 1977. Dos años antes, él pudo haber ganado su sexto Tour, pero 1976 fue gastado revisando los costos en términos de enfermedad por mantenerse en la carrera de 1975. ¿Qué sintió al correr en 1977 en comparación con las sensaciones que había tenido al correr antes? “No fue diferente hasta que la temporada llegó a su apogeo. Me preparé bien y gané mi primera gran carrera, el Tour del Mediterraneo, pero tan pronto como empezaron a llegar más carreras mi cuerpo falló. Seguí sufriendo resfriados y otras enfermedades menores, lo cual raramente me ocurría antes. Empecé a sentir quebrantos y lesiones también”. “Aún así fui sexto en el Tour de Francia ese año, y gané 17 carreras. ¿No le gustaría a los belgas tener alguien quien terminara sexto en el Tour ahora?” dice él, con el rostro brillante. “Pero dentro de mí sabía que estaba ido. Las dificultades que tuve para armar el equipo de 1978 fueron el punto final. Dije cuando paré en la primavera de 1978 que el barril estaba vacío, y lo estaba”. ¿Qué piensa del ciclismo de hoy, que piensa de la idea del ProTour por ejemplo? “Hablando a grandes rasgos, pienso que es una buena idea. Eso debe mejorar el perfil alrededor del mundo de las carreras además del Tour de Francia. El Tour siempre ha sido importante. Si le preguntas a los ciclistas porque escogieron al ciclismo, apuesto que el 90 porciento diría que es debido al Tour de Francia”, dice él. “Pero desde que el deporte consiguió más publicidad mundial, asi como personas de más países se involucraron, es solo el Tour de Francia que es visto. El ProTour podría cambiar eso y subir el perfil de otras carreras que conocemos bien en Europa pero no son conocidas en otras partes, como los Clásicos por ejemplo”. Preocupaciones conceptuales. “Pero veo que puede haber dos posibles problemas con el ProTour. Los equipos involucrados van a tener que hacer más carreras, por lo tanto tendrán que ser más grandes y tener presupuestos más grandes. El otro problema es el de las carreras muy pequeñas, o las nuevas. ¿Va a ser capaces de continuar? Estoy involucrado con el Tour de Qatar; necesitamos ocho equipos para esa carrera, hasta ahora solo tenemos dos asegurados para la edición de 2005”, dice Merckx. Al hablar del ciclismo moderno, el tema de la carrera ciclística del hijo de Eddy, Axel Merckx no puede ser ignorado. “Tengo que decir que admiro a Axel por lo que ha hecho. Fue valiente de parte de él convertirse en ciclista. Él es como yo y le gusta dejar que sus piernas hablen, así que estuve muy complacido por su medalla de bronce olímpica. Él sabe que fue algo propio de él, algo que yo no conseguí”, dice el con orgullo, pero entonces la llama de la competitividad flamea un poco. “Por supuesto cuando hice la ruta en 1964 ellos solo me respaldaron en el último kilometro. Y si yo hubiese ido a México en 1968, ¿quien sabe lo que hubiera hecho? Pero los Juegos Olímpicos entonces eran para aficionados, y yo era profesional”, agrega él sin asomo de sonrisa. No está siendo irónico. En caso de que alguien lo dudara, Eddy Merckx pudo haber ganado una medalla olímpica, y obviamente importa que lo sepamos. De vuelta a la carrera de Merckx, ¿Cuál de sus muchos talentos, habilidad natural, dedicación, inteligencia, siente él que fue el que hizo la diferencia, el que puso su cabeza y hombros de record por encima, y probablemente fuera de alcance, de cualquier otro ciclista profesional? “Mi habilidad natural. Tenía un organismo muy bueno, producía mucho poder. Yo tenía velocidad, especialmente luego de una larga carrera, tenía fortaleza, pero más importante que todas esas cosas es que tenía una gran constitución. Muchos ciclistas tienen las habilidades naturales correctas, pero se necesita buena salud para explotarlas. Se necesita ser capaz de lidiar con el entrenamiento constante, las carreras, viajar y los constantes cambios de comida, clima y condiciones del tiempo. También están las entrevistas, reunirse con patrocinantes y las presentaciones. Debes hacer todo esto t aun mantenerte sano”, dice él. Bajar el ritmo “Hasta los dos años finales de mi carrera yo pude hacer eso. Aún ahora estoy ocupado, pero mi ritmo de vida no me molesta mucho, aunque recientemente he tenido que ser un poco más cuidadoso, cuidando lo que como y el peso. Pero ahora estoy cerca de los 60 años de dad, recuerda”, señala Merckx. Merckx puede lucir cansado. Algo de esto es debido a que él ha vivido todo esto en miles de recepciones, y durante varios miles de entrevistas. Pero entonces algo, algún tema, le interesa y su rostro cobra vida y sus ojos chispean. Francamente, aunque yo lo sé, fui agarrado fuera de base cuando dijo que estaba cerca de los 60. Él estaba muy interesado en saber porque estábamos haciendo este ejemplar especial de Cycle Sport, y especialmente interesado en los ciclistas con los que habíamos hablado. Recordé sus nombres: Walter Godefroot, Patrick Sercu, Felice Gimondi, etc. Escuchó solemnemente cada uno de ellos y sonrió con aprobación. Entonces, al saber de su enfrentamiento de 30 años, no pude resistir agregar. “Tambien hemos hablado con tu nuevo amigo, Freddy Maertens”, le dije. El rostro de Merckx rompió en una risa repentina. “Oh, si Freddy. Estuvimos juntos en television la semana pasada en Bélgica. Hizo un gesto al colocar su brazo alrededor de una compañía imaginaria sentada junto a él. “Estoy feliz de eso. Ha pasado mucho tiempo entre nosotros dos. Mucho tiempo”. Él lució lejano de Nuevo, la esfinge estaba de vuelta. ¿Quizás tenía un momento con sus lamentos? Entrevistar una leyenda siempre es interesante, para el entrevistador al menos. Eddy Merckx no había mostrado ninguna falta de paciencia, y contestó todo sin parecer reservarse. Yo estaba feliz, pero tengo que decir que su mejor respuesta fue dada esa noche durante una entrevista posterior a la cena frente a los invitados del Dave Rayner Fund. Fue una pregunta que le hizo el maestro de ceremonias de esa noche, el antiguo campeón mundial Hugh Porter. Hugh había seguido partes de la carrera de Eddy y llegado al momento decisivo del Tour de Francia de 1969. Fue donde, en el tope de la subida de Tourmalet con 130 kilómetros por recorrer, Merckx, ya con la camiseta amarilla, atacó y se escapó solo para ganar la etapa por ocho minutos. “¿Por qué hizo eso?”, preguntó Porter. Merckx, con los reflectores enfocando su cara, está perdido por un momento. Él buscan en su mente un tipo de lógica que entendiéramos, algo que fuésemos capaces de relacionar. Se barajan diferentes ideas, pero no hay nada lógico de lo que él hizo ese día. De pronto él se da cuenta y su rostro colapsa en una inocencia de niño, encoge sus hombros, sonríe y dice, “Porque soy loco”. Eso relaja a todos. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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