miércoles, 23 de noviembre de 2011

La pelea del frasquito.

A medida que se acercaba noviembre crecía la expectativa por la pelea por el título mundial de los pesos mosca. Desde el penúltimo salón del primer pasillo de la escuela José Luis Ramos, varias veces me encontré hablando sólo. “Será que Betulio acompañará a Vicente Paul Rondón, Alfredo Marcano y Antonio Gómez para que Venezuela tenga cuatro campeonatos mundiales”. Juan, Leo y Santiago se reían cada vez que me sorprendían en aquella meditación.

Betulio González se iba a enfrentar con el filipino Erbito Salabarría por la corona de los mosca del Consejo Mundial de Boxeo. Desde principios de mes anunciaban la pelea por Radio Caracas Televisión. “Sábado 20 de noviembre de 1971. Betulio González buscará la cuarta diadema universal para Venezuela en 1971”.

A medida que se acercaba la pelea, en cada recreo sacaba las páginas deportivas de El Universal y El Nacional. Una vez la pelota de baloncesto cayó en las raíces del flamboyant del medio del patio. Juan estiró el cuello. “No creo que Betulio tenga chance de ganar. En abril perdió con el japonés Ohba”. Le respondí que en esa ocasión le habían robado la pelea a Betulio. “Hasta los mismo japoneses pitaron a los árbitros y al campeón”. Juan agarró la pelota y le dio un puntapié mientras se quejaba de que Betulio era pura corredera y no se paraba a cambiar golpes. En el periódico decían que después de la pelea con Ohba, Betulio había derrotado al californiano Tony Moreno por decisión en 10 asaltos, al dominicano Natalio Jiménez por decisión en 10 asaltos y al filipino San Sacristán por decisión en 12 asaltos en la eliminatoria para pelear por el título de Salabarría.

La noche siguiente registré los cerros de la revista Sport Gráfico que mis hermanos guardaban bajo la cama. Entre las hojas amarillentas encontré una especie de biografía de Betulio. “Sus sueños de boxeador empezaron a los 14 años cuando vio la película “Pepe, el Toro”, donde el famoso actor Pedro Infante interpretaba a un aguerrido boxeador. En 1965 inició su carrera en el amateur. Allí representó a su estado en varias competencias importante. Nunca tuvo oportunidad de integrar la selección nacional debido a que tenía por delante a un gigante llamado Francisco “Morochito” Rodríguez, Félix Márquez, Luis “Lumumba” Estaba y Armando “Mono” Mendoza.

Saltó al profesional en 1968 bajo la tutela de Ángel Atilio Leal. Debutó el 24 de abril de aquel año y venció por nocaut técnico en tres asaltos a Elio Monzant.

Hilvanó una seguidilla de diez victorias hasta que el primero de agosto de 1969 entabló con el argentino José Brizuelas en Caracas. El 19 de septiembre de ese año, en Maracaibo, Betulio venció por decisión en 10 rounds a Brizuelas y quedó listo para disputar el campeonato nacional mosca ante Héctor Criollo.

El 10 de octubre noqueó a Criollo en 7 asaltos, en Caracas. Entonces el cumanés Félix Márquez retó a González. Betulio realizó tres peleas que ganó por la vía de la anestesia. El 06 de marzo de 1970 se efectuó el esperado combate ante Márquez, aunque sin la corona en juego. Con esta pelea renació una añeja rivalidad entre caraqueños y zulianos, aunque Márquez venía del estado Sucre, fue adoptado como local. Los capitalinos se quejaban de que Betulio era un estilista que arriesgaba poco y algo cómico en el ensogado, al tiempo que Márquez se había ganado los afectos de la afición por la agresividad mostrada en cada combate.

El 20 de noviembre me senté en los muebles de ratán del comedor. Felipe ajustó la nitidez de la imagen y Miguel Thoddé empezó a describir los movimientos de González y Salavarría. Los asaltos avanzaban y los púgiles se mantenían amagando sin concretar. Thoddé se preguntaba si la pelea había comenzado o estaban en una sesión de sombras.

Las páginas de Sport Gráfico regresaron a mi campo visual. Carlos González escribió una reseña que resaltaba la espectacularidad del combate donde Félix Márquez fue muy superior a Betulio, quién había derrochado coraje, pero había quedado claro que no era el mejor. Márquez arrebató el invicto a Betulio, más este continuaba siendo el campeón nacional. Betulio volvió al ring el 17 de abril de 1970 y derrotó por decisión al colombiano Nestor Jiménez en una pelea insípida. Luego fue derrotado, vía tarjetas, por el dominicano Ignacio Espinal el 08 de mayo.

La pelea avanzaba entre los adjetivos de Miguel Thodde y las quejas de Felipe. “En esa pelea no pasa nada”.

La revancha ante Márquez se realizó en 15 de junio de 1970. Betulio llegaba con marca de 16 victorias, dos reveses y un empate. Márquez mostraba récord de 10 triunfos y un empate. Era el favorito de los entendidos y el público que otra vez llenó el Nuevo Circo. Esta vez Betulio cambió el planteamiento de la pelea al seguir las ordenes de Juan Medina, su nuevo entrenador, debía sacar partido de su mejor boxeo y evitar pararse a intercambiar golpes con Márquez. Siguió las instrucciones y pese a casi perder por nocaut en el séptimo round, completó la pelea y se adjudicó la victoria por decisión dividida.

El 03 de agosto también se desquitó de Ignacio Espinal al vencerlo por nocaut en el décimo round en Maracaibo.

A partir del duodécimo asalto Felipe adelantó su asiento hasta casi meter la cara en la pantalla del televisor. Guillermo Vílchez comentaba que ocurría algo extraño en la esquina de Salavarría. “Algo se traen entre manos el entrenador y los “seconds”. Se meten mucho las manos en los bolsillo y a cada momento se hablan en los oídos”.

El 18 de septiembre Betulio venció por decisión en 10 asaltos al argentino Ubaldo Duarte quién había noqueado a Félix Márquez en Puerto Cabello. Desde ese momento el público de la capital empezó a tomarlo en serio. Se afianzaba en el noveno lugar del ranking de la AMB. Luego subió al segundo lugar al noquear en sucesión a los mexicanos José García y Rodolfo López. La AMB ordenó una pelea eliminatoria entre el venezolano y el filipino Bernabé Villacampo, segundo aspirante del monarca Masao Ohba.

La pelea fue a 12 asaltos y se realizó el 21 de diciembre en Caracas. El panorama se presentaba cuesta arriba para Betulio. El asiático tenía una foja de 35 victorias y 3 reveses. Había ostentado la corona mundial. Betulio hizo alarde de velocidad y logró superar por amplio margen a su adversario. La pelea ante Ohba se aproximaba a pasos agigantados. González noqueó al mexicano Lucio del Río el 20 de febrero de 1971 y todo quedó listo para disputarle el cetro mundial a Ohba el 01 de abril.

Al sonar el campanazo final, Felipe bostezó y se retiró al fondo del comedor. Los jueces decretaron tablas. Se formó un maremagno alrededor del ring hasta que el presidente de la Comisión de Boxeo del Zulia, Ramón Barrios subió al ensogado y declaró nuevo campeón mundial a Betulio, alegando que Salavarría había utilizado sustancias prohibidas. Luego el Presidente del Consejo Mundial de Boxeo ordenó congelar el título hasta que el comité ejecutivo de la entidad se reuniera y decidiera en base a los resultados de los examenes practicados al contenido del frasquito. El test arrojó que el asiático había consumido anfetaminas, sustancia ilegal. A finales de diciembre de 1971 el CMB reiteró a Betulio González como nuevo campeón mundial del peso mosca con la condición de brindarle la revancha a Salavarría en un lapso de tres meses.



Alfonso L. Tusa C.

martes, 8 de noviembre de 2011

Un tren humeante

El ferrocarril cruzaba en diagonal el cuadrilátero, registraba las verticales, escrutaba las horizontales, la lona se iba llenando de rieles cargados de esgrima, protectores bucales apretados, temperaturas de fusión, y sobre todo un gancho de izquierda que relumbraba en lo más intenso del enfrentamiento. Esa es la imagen que ilustró mis ojos cuando me enteré que Joe Frazier había dejado este mundo bajo una andanada de impactos de un cáncer hepático este lunes 07 de noviembre de 2011.

La pantalla del Zenith tenía un vendaval de interferencias, la voz del narrador nos hacía buscar a los boxeadores entre el ruido del televisor. Papá abrió la puerta y pasó de largo hasta el poste de la antena, tuvo un intercambio de impactos con el tubo de acero tan o más vibrante que la de Alí con Frazier. “No me vine de jugar dominó para ver puras rayas”.

Billy Joe Frazier nació el 12 de enero de 1944 en Laurel Bay, Carolina del Sur. En sus días infantiles era llamado Billy Boy por su padre Rubin y su madre Dolly. A los 13 años abandonó la escuela y se fue a perseguir el sueño de ser como Joe Louis, Ezzard Charles o Archie Moore.

Más por la emoción del narrador que por la nitidez de la imagen nos enteramos de los avances imparables de Frazier buscando la pelea adentro mientras Ali lo mantenía a raya a punta de jabs y bailoteos. Papá reclamaba que “ese manganzón se pare a pelear. ¡No le da pena que el pequeño lo persigue y el lo que hace es correr!”.

Yank Durham descubrió a Frazier en un gimnasio de Filadelfia sudando la gota gorda para perder peso. Lo apodo “Smokin’ Joe” (Joe el humeante) porque cada vez que le daba los últimos consejos antes de salir a pelear le decía “Sal a pelear y haz que salga humo de tus guantes”. De la mano de Durham, Frazier ganó el campeonato de los guantes de oro y la medalla áurea en los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964.

Luego mis hermanos empezaron a justificar a Alí por su posición de no ir a la guerra del VietCong. Felipe decía que fue injusto encarcelarlo por no ir a una guerra ajena. Jesús Mario alegaba que si Alí perdía era por haber permanecido todo ese tiempo tras las rejas. Mientras tanto la voz del narrador hacía ver la pelea en toda su magnitud.

Frazier saltó al profesional en 1965 y ganó sus primeros 11 desafíos por la vía rápida. Para el invierno de 1968 tenía marca de 21-0.

Papá refirió que Frazier tenía razón cuando había dicho que Ali había renegado de sus orígenes al renunciar al nombre que le dieron sus padres. “Que no me venga con ese cuento de, nombre de esclavos, ese concepto lo lleva cada quién en su cabeza, y aún cuando en algún momento hayan sido esclavos, le corresponde a cada quién modificar esa situación, y para eso no hay que cambiar de nombre, hay que demostrar que los seres humanos merecen respeto”.

En febrero de 1970 Frazier se apoderó del título de los pesos pesados de la Asociación Mundial de Boxeo. Y en el verano de aquel año Alí ganó una batalla en los tribunales que le permitió recuperar su licencia para boxear. Luego venció a Jerry Quarry y Oscar Bonavena para dejar todo listo para la “Pelea del Siglo”, el 08 de marzo de 1971.

En el round 15 las modulaciones del narrador subieron hasta la platabanda, Papá se levantó de la silla, Jesús Mario descruzó los brazos y Felipe se atragantó con un vaso de agua. Frazier había logrado colocar su mortífero gancho izquierdo a la mandíbula y Alí había caìdo por tercera ocasión en su carrera.

Luego vendría la revancha en una pelea a 12 asaltos en enero de 1974. Alí ganó por decisión unánime. Frazier se quejó que su contrincante pasó todo el tiempo agarrándose de él.

Mis hermanos respiraron profundo cuando Alí se levantó a la cuenta de cuatro y continuó fajándose con aquel tren indetenible. Puños arriba, metía los hombros para buscar espacio, embestía con la cabeza al tiempo que los brazos parecía aspas de radiador.

El punto culminante de aquella rivalidad llegó el 01 de octubre de 1975 en Manila, cuando Frazier y Ali se batieron en una espeluznante pelea que sacó no sólo humo sino los vahos más ardientes de dos pugilistas que salieron a dejar el alma sobre aquel ensogado. Alí empezó mandando. Frazier arremetió a mediados de la pelea hasta que Alí lo golpeó varias veces en la cara a partir del round 12. Frazier se fajó con él y seguía hacia adelante a pesar del vendaval. Hasta que las hematomas cerraron por completo su ojo izquierdo y no pudo salir para el décimoquinto asalto. “Es lo más cerca que he estado de la muerte”, declaró Alí al final del combate.

Al conocer la decisión Felipe y Jesús Mario protestaron y anunciaron que Ali se desquitaría.

Toda la intensidad de aquella enemistad empezó a cambiar cuando en marzo de 2001 Alí dijo que en el fragor de la rivalidad había expresado cosas que nunca debió decir. Frazier respondió que era tiempo de abrazarse, de reunirse y conversar, que la vida era muy corta. Cuando la lucha de Frazier contra el cáncer se hizo pública, Alí declaró: “Mi familia y yo tenemos a Joe y a su familia en nuestras oraciones diarias”.

Papá se levantó de la silla soltó que había que reconocer que Frazier había ganado en buena lid.

Yank Durham dijo una vez de Frazier: “He tenido muchos boxeadores con mucho más talento bruto que él, pero ninguno tiene más dedicación ni fuerza que Joe”.



Alfonso L. Tusa C.