viernes, 3 de agosto de 2018

Una delfina preñada. Un disparo fatal. Una tendencia preocupante.

Sarah Mervosh. The New York Times. 01 de agosto de 2018. Esta historia comienza en una playa de Mississippi, donde una delfina nariz de botella apareció muerta un día de esta primavera. Un hombre encontró al animal inánime en el agua, en abril y llamó a Marine Mammal Studies (Estudios de Mamíferos Marinos), que se ocupa de delfines varados y realiza necropsias o autopsias de animales, dijo Moby Solangi, director ejecutivo de la organización. Como no había señales visibles de violencia, los restos no fueron examinados de inmediato. Pero en julio, los veterinarios disecaron a la delfina y encontraron algo inesperado: una bala alojada en el pulmón del animal. La delfina había recibido un disparo mortal, y además, la necropsia reveló que estaba preñada con una criatura completamente formada, la cual también murió. Ahora, se ha ofrecido una recompensa de 11.500 $ por ayudar a resolver el caso. Es el último ejemplo de violencia contra delfines al norte del Golfo de México, lo cual dicen los expertos se está convirtiendo en algo común. Desde Florida hasta Texas, 21 delfines han sido hallados muertos con heridas de disparos desde 2002, de acuerdo a datos de la National Oceanic and Atmospheric Administration. Otros dos fueron atacados con flechas, y otro fue ultimado con un destornillador. La mayoría de las muertes fue registrada en la década pasada. La tendencia induce muchas preguntas ¿Quién le dispararía a un amigable delfín? ¿Y por qué? Stacey Horstman, coordinadora de la conservación del delfin nariz de botella para la agencia, quien lleva el registro de la data, tiene una teoría. La llama “el efecto dominó” de alimentar delfines en su ambiente natural. Cuando las personas le dan alimentos a los delfines en el mar, dijo ella, los animales aprenden a acercarse a los botes y enseñan a sus crías a hacer lo mismo. Algunos hasta sacan sus cabezas fuera del agua y abren sus bocas. “Son como cualquier animal salvaje, como los osos en Yellowstone”, dijo Ms. Horstman. “Cuando los delfines son alimentados, eso cambia su conducta”. Cuando los delfines se acercan a los botes, también pueden apoderarse de las carnadas, lo cual hace que los pescadores sean retaliativos, dijo ella. Entre las pasadas matanzas de delfines en las cuales el responsable ha sido identificado, dijo ella, “varios de ellos han sido pescadores frustrados”. Acercarse a los humanos también pone a los delfines al alcance de personas quienes podrían herirlos por deporte o diversión. En 2014, un joven admitió haber atacado a un delfín nariz de botella con una flecha de caza, de acuerdo al N.O.A.A. Se entregó una recompensa de 24.000 $ por la información que ubicó al perpetrador en ese caso, dijo Ms. Horstman. Ahora, una gran recompensa se ofrece otra vez, esta vez en relación a la matanza de la delfina preñada. La delfina había llevado a su cría por todo el período de gestación de 12 meses y estaba casi lista para parir cuando fue asesinada, dijo Mr. Solangi, del Institute for Marine Mammal Studies. Aunque esta delfina fue arrastrada hacia la playa, Mr. Solangi teme que quien quiera que le disparó haya matado otros delfines que no han sido hallados. “Generalmente cuando alguien empieza a dispararle a los animales, no lo hace solo una vez”, dijo él. “Es el mismo caso del asesino serial”. Espera que la recompensa, ofrecida por los defensores de los derechos de los animales y su conservación, ayude a capturar al matón. Molestar o matar delfines salvajes es castigado con cárcel y multa. Mientras tanto, Ms. Horstman espera llegar hasta los cómplices involuntarios de este tipo de hechos, aquellos quienes alimentan a los delfines salvajes. “El público piensa que eso es una conducta inocente”, dijo ella. Pero agregó, “No pueden ver el efecto dominó de ese simple acto, ese aparente simple acto de darle algo de comida a un delfín”. Traducción: Alfonso L. Tusa C. 03 de agosto de 2018.

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