martes, 7 de mayo de 2019
John Havlicek, uno de los Celtics más grandes de todos los tiempos, fallece a los 79 años de edad.
John Powers The Boston Globe. 25 de abril de 2019.
John Havlicek, el superestrella inesperado que convirtió a un jugador de la banca en una carrera de Salón de la Fama y se convirtió en líder anotador de todos los tiempos de los Celtics de Boston, falleció este jueves 24 de abril en Jupiter, Fla.
Cada una de las 16 temporadas de Mr. Havlicek fue jugada con el uniforme de los Celtics, 13 de ellas como estrella. Estableció registros para la liga en juegos efectuados (1270) y temporadas seguidas de 1000 puntos (todas las 16), mientras jugaba para distintas dinastías- Era conocido por sus grandes pulmones y una ética de trabajo épica, constantemente se fajaba en el tabloncillo segundo a segundo y mantenía al tope sus destrezas cuando otros baloncestistas anunciaban su retiro.
“Havlicek robó el balón” es todavía una de las grandes exclamaciones en la historia del deporte, emitida por el narrador Johnny Most y repetida por un incontable número de aspirantes a jugador en caimaneras a través de la región muchos años después.
Mr. Havlicek sufría de mal de Parkinson. Su deceso fue confirmado por los Celtics.
“John Havlicek es uno de los jugadores más destacados en la historia de los Celtics de Boston, y la fachada de muchos momentos relevantes de la franquicia”, dijeron los Celtics en una declaración. “John era bueno y considerado, humilde y gracioso. Era un campeón en todos los sentidos, y mientras nos unimos a su familia, amigos y aficionados en el luto de su pérdida, nos sentimos muy agradecidos por toda la alegría e inspiración que nos trajo”.
El inquilino del Salón de la Fama Bill Russell, quien jugara junto a Mr. Havlicek por siete años antes de entregarle la capitanía, dijo, “Él es el mejor jugador que haya visto”.
Los ocho anillos de campeonato de Mr. Havlicek fueron terceros tras los 11 de Russell y los 10 de Sam Jones.
“Si no me hubiese dislocado el hombro en 1973, definitivamente habríamos ganado ese año”, reflexionó él. “Y si hubiéramos mantenido a Paul Silas y a Westy (Paul Westphal) podíamos haber conseguido otro”.
Aunque Mr. Havlicek promedió más de 20 puntos por juego como jugador que cumplía todo tipo de trabajo, a pesar de clavar aproximadamente un balón por década, él era mejor conocido por una jugada defensiva que salvó la temporada de 1965 y permitió a los Celtics ganar su octavo título.
Con Boston ganando por un punto ante Filadelfia y cinco segundos por jugar en el séptimo juego de la serie final de la Conferencia Este en el viejo Boston Garden, los 76ers tenían posesión del balón con oportunidad de ganar el juego.
La narración radiofónica de Most sigue siendo la más famosa en la historia de la franquicia: “Hal Greer pone el balón en juego. ¡Hace un pase en profundidad y Havlicek se lo roba! ¡Se la pasa a Sam Jones! ¡Todo ha terminado!
Aunque Mr. Havlicek, quien estaba marcando a Chet Walker, estaba de espaldas a Greer, tenía un sentido innato para ubicar la pelota en el aire.
“Yo sabía que él tenía cinco segundos para penetrar, así que empecé a contar, 1001, 1002, 1003”, recordó Mr. Havlicek. “Usualmente algo ha ocurrido para entonces. Así que a los 1003 y medio, empecé a apresurarme un poco más”.
El estilo meticuloso de Mr. Havlicek en el baloncesto se reflejaba en la precisión de su vida diaria.
“Sus ropas están colgadas con espacios de media pulgada entre ellas en el escaparate de casa”, dijo su esposa, Beth, cuyo marido doblaba sus medias en un gancho del camerino y se peinaba en el entretiempo. “Todo desde el botiquín de medicinas hasta las gavetas del escaparate y el garaje es mantenido de esa manera. John probablemente nació de esa manera”.
Estrella de varios deportes,
John Joseph Havlicek, cuyo padre emigró desde Checoslovaquia, nació en un pueblo carbonero y acerero del este de Ohio y vivía en el piso superior de la tienda de alimentos de sus padres. Su abuelo y tíos trabajaban en las minas. Aunque de chico daba frecuentes muestras de debilidad (”El llanto y la enfermedad eran mis marcas de fábrica”), Mr. Havlicek se convirtió en un atleta excepcional en varios deportes.
En Ohio State, donde el entrenador de futbol americano Woody Hayes lo reclutó sin éxito como mariscal de campo, Mr Havlicek jugaba primera base en el equipo de beisbol y en segundo año fue jugador regular en el equipo Buckeye de baloncesto que ganó su único campeonato nacional en 1960.
Dos años después, los Celtics lo seleccionaron de séptimo en el draft de la NBA y esperaban que no se decidiera por el futbol americano profesional, porque los Browns de Cleveland habían escogido a Mr. Havlicek en la séptima ronda de ese draft aunque él no había practicado ese deporte desde la escuela secundaria.
Luego que Mr. Havlicek fuese el último corte del campo de entrenamiento de los Browns, regresó a Boston y comió su primera comida en la cafetería Hayes-Bickford frente al Garden.
“Miren lo que tenemos aquí”, dijo maravillado el entrenador Red Auerbach mientras miraba a Me. Havlicek en constante movimiento durante la primera práctica del equipo.
Como los Celtics venían de su cuarta temporada seguida ganando el campeonato y estaban cargados de estrellas establecidas como Bob Cousy, Tom Heinsohn, Jones, y Russell, su novato fue inmediatamente considerado como substituto.
“Llegué en una gran situación donde tenía a todos esos veteranos a mi alrededor”, observó Mr. Havlicek quien era apodado “Hondo” por su parecido con John Wayne en aquella película de 1953. “Y en el proceso de ósmosis, me parece, me convertí en una de las personas en quienes ellos podían delegar”.
La versatilidad de Mr. Havlicek como piloto y alero lo convirtió en un sexto hombre natural, un papel creado por su compañero de equipo Frank Ramsey, quien se retiró después de la temporada siguiente.
“Pienso que las personas enfatizan mucho en los jugadores que comienzan el partido”, observó Mr. Havlicek, quien disfrutaba sus asignaciones. “El énfasis debería hacerse en los minutos jugados”.
Mr. Havlicek, quien promedió casi 37 minutos por juego durante su carrera, tenía una fuerza extraordinaria, apoyado en unos pulmones tan grandes que sus placas de rayos X tenían que ser tomadas por separado. Él estaba muy orgulloso por su durabilidad y confiabilidad; solo perdió 33 de 1303 juegos de temporada regular y salió del juego por faltas cometidas solo 21 veces.
“Debería haber una tecla gigante pegada a su espalda”, dijo Russell una vez. “Solo lo llamabas y tocabas, clic, clic, clic, y lo metías a jugar 48 minutos”.
Mr. Havlicek no tenía problema para estar en el tabloncillo el tiempo reglamentario y más allá.
“Estoy listo para jugar 48 minutos todo el tiempo”, decía él. “Descanso en los tiros libres y en los tiempos pedidos por los entrenadores”.
Marcar a Mr. Havlicek, quien se movía constantemente, era una tarea muy exigente.
“Era como un correcaminos que te hacía correr por cada atajo, por cada canal de irrigación, cortafuegos o baranda de corral”, observó el gerente general de los Lakers de los Angeles Pete Newell, cuyo equipo de la University of California perdió el título ante Ohio State en la final de 1960. “Tenías que correr muchísimo cuando jugabas contra él”.
La capacidad de Mr. Havlicek para mantenerse activo todo el tiempo juego tras juego fue muy valorada durante la reconstrucción de los Celtics al comienzo de la década de 1970, luego del retiro de Russell y Jones, cuando se convirtió en lo que Auerbach llamaba “las agallas del equipo”.
“Me convertí en el viejo del equipo en un año, debido a los retiros”, observó Mr, Havlicek.
Para entonces había asumido que estaba cerca del final de su carrera.
“Para ser honesto, nunca pensé que duraría más de ocho o nueve años”, dijo Mr. Havlicek. “Cuando llegué, ese era más o menos el límite”.
Aun así a los 30 años de edad, él era la piedra angular del equipo, lideraba la liga en minutos jugados.
“Es un jugador completo…lo tiene todo”, dijo Hensohn, quien jugó tres temporadas con Mr. Havlicek y lo dirigió otras nueve. “No depende de nadie”.
Luego de rechazar una oferta de un millón de dólares para emigrar a la American Basketball Association en 1969, Mr. Havlicek dejó claro que esperaba ser compensado como el hombre importante del equipo. “Ahora es mi turno”, dijo él. “Por años, los mejores contratos fueron para otros jugadores del equipo, podía entenderlo. He alcanzado todos los patrones que los Celtics usan para recompensar a sus jugadores”.
Buscando la manera
Lo que distinguía a Mr. Havlicek de sus compañeros de equipo y los rivales era su atención obsesiva por los detalles, los cosméticos de su casillero estaban ordenados en orden descendente de altura.
“Soy un hombre de rutina y disciplina”, dijo él. “Todo en mi vida ha sido planificado”.
Pero cuando se trataba de encontrar maneras de jugar a pesar las lesiones sufridas en la postemporada, Mr. Havlicek era muy creativo. Luego de dislocarse el hombro derecho en el tercer juego de la serie final de la conferencia este en 1973, contra los Knicks de Nueva York, él se hizo el mejor de los vendajes y lanzó con su mano izquierda por el resto de la serie.
Al sufrir de fascitis plantar en el pie izquierdo al comienzo de los playoffs de 1976, Mr. Havlicek se puso hielo seis veces como le fue indicado, y perdió solo tres juego, y jugó 58 minutos en la épica victoria de triple tiempo extra ante los Suns de Phoenix en el Garden, que aseguró el décimo tercer título de Boston.
“Pienso que no te debería importar un poco de dolor si te pagan por jugar”, dijo él.
En 1977, cuando un derrame de líquido sinovial en la rodilla izquierda dificultaba sus lanzamientos, Mr. Havlicek simplemente inventó una rutina de emergencia.
“Gancho de mano izquierda, gancho de mano derecha, saltar en un pierna”, dijo él. “Lanzar con un medio salto…”
Aunque su excepcional condición física pudo haberle permitido jugar varios años más, Mr. Havlicek decidió retirarse a los 38 años de edad, al final de la temporada 1977-78, en la cual jugó los 82 partidos. Usó un frac en su juego final contra Buffalo en el Garden (“Debes usar ropa especial en ocasiones especiales) y jugó 41 minutos, anotó 29 puntos.
“Voy a recordar más a las personas de la tribuna”, dijo Mr. Havlicek, cuyo número 17 fue retirado el octubre siguiente. “Y a las pancartas que cuelgan del techo”.
Si hubiese jugado dos temporadas más, Mr. Havlicek habría sido compañero de equipo de Larry Bird, con quien una vez realizó un duelo uno a uno luego que Bird alardeara que habría dominado a Havlicek si hubiese jugado contra él.
“Dije, ‘Bien, hagámoslo ya’”, dijo Mr. Havlicek. “Hice un movimiento para tomar el balón, pero al hacerlo lo golpeé en una zona muy delicada. Él cayó y se quedó en el suelo por dos minutos. Le dije, ‘Es todo. Perdiste. No eres lo suficientemente duro como para haber jugado en mi época”.
Mr. Havlicek pudo haber pasado su retiro pescando, lo cual había sido una vocación de toda la vida. Por más de tres décadas, patrocinó un torneo de pesca de celebridades en Martha’s Vineyard a beneficio de Genesis Foundation for Children.
Como había ahorrado mucho de su salario e invertido desde temprano en los restaurantes Wendy’s, su situación económica era segura.
“No tengo que trabajar si no quiero”, dijo.
Mr. Havlicek no tenía interés en ser entrenador o ser un hombre de negocios convencional.
“Cuando me retiré, no quería estar en la situación de trabajar de 9 a 5”, dijo.
En lugar de eso, Mr. Havlicek se convirtió en orador de varias firmas, incluyendo a Xerox, cuyos competidores japoneses se parecían a los Lakers. Durante sus días como jugador activo, los Celtics tuvieron marca de 5-0 en las series finales de la NBA contra Los Angeles.
“El tipo es el embajador de nuestro deporte”, dijo su rival por mucho tiempo, Jerry West. “John siempre dio lo mejor de sí cada noche y tenía tiempo para todos, compañeros de equipo, aficionados, la prensa. Simplemente es el atleta ideal que todos esperan”.
Mr. Havlicek deja a su esposa Beth, y sus hijos Jill y Chris.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. 01 de mayo de 2019.
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