El negocio que inició en su jardín podría ayudar a sanar nuestro planeta.
Margaret Hefferman.
La pasión de Jackie Heinricher por el bambú empezó en su jardín. “De niña jugaba entre las cañas de bambú dorado que plantó mi papá”, recuerda hoy a sus 47 años, “y cuando soplaba el viento sonaba una música increíble. Era mi tierra mágica”. Jackie estudió biología pesquera y pensaba trabajar en la industria del salmón en Seattle, Washington, donde vivía con su esposo Guy Thornburgh, pero había mucha competencia.
Su jardín le inspiró la idea para un negocio: luego de sembrar 20 cañizales de bambú en su granja de 2.8 hectáreas y alcanzar un éxito parcial en la propagación de especies no invasivas (para jardines pequeños, no las que crecen cinco centímetros por hora y se adueñan del terreno), creó la empresa Boo-Shoot Gardens, en 1998. Pronto notó algo que apenas ahora empieza a saber el resto del mundo: el bambú es increiblemente versátil y muy amigable con el medio ambiente. Se utiliza para fabricar cañas de pescar, patinetas, edificios, muebles, pisos e incluso ropa de vestir y de cama (la tela es tan suave como la seda). Otra ventaja del bambú es que absorbe cuatro veces más bióxido de carbono que un grupo de árboles de madera dura, y libera 35 % más oxígeno.
Jackie quería usar sus conocimientos de jardinería para contribuir a la causa ecologista, pero antes debía hallar una manera de cultivar las plantas en grandes cantidades. Era una tarea muy complicada, pues las flores de bambú producen semillas cada 50 o 100 años, y dividir una planta de bambú a menudo la mata. Así que pidió ayuda a Randy Burr, experto en cultivo de tejidos vegetales. “La gente decía que jamás lo conseguiríamos”, cuenta Jackie. “¡Algunos llevan 27 años trabajando en eso! Sin embargo yo creía en lo que estábamos haciendo, y seguimos adelante”.
Tenía razón para perseverar. Los bosques de bambú se están acabando con rapidez, y un informe de la ONU señala que aunque esta planta es altamente renovable, casi la mitad de las especies del mundo se encuentra en peligro de extinción. Jackie sabía que el bambú puede tener un gran impacto en la calidad del aire y en la economía mundial, pero sólo si se produce en cantidades masivas. Eso fue justo lo que ella y Burr lograron tras nueve años de experimentos: hallaron la manera de cultivar millones de plantas. Luego de poner esquejes esterilizados en tubos de ensayo con sales, vitaminas, hormonas vegetales y un gel de algas marinas, consiguieron que las plantas retoñaran y luego sembraron los brotes en invernaderos.
Poco después de superar ese reto, el laboratorio de Burr tuvo dificultades financieras. Jackie no tenía experiencia en el cultivo de tejidos vegetales, pero no estaba dispuesta a rendirse, así que compró el laboratorio. “Fue un salto enorme”, dice. “De pronto estaba al mando de 55 empleados (entre ellos Burr). No dormía mucho. A veces me pregunto como llegué a esto”.
Hoy día es la directora general de una próspera empresa valuada en millones de dólares, donde trabaja con especies de bambú de todo el mundo y las vende a mayoristas. “Es muy difícil cultivar esta planta sin los retoños, pero por suerte nosotros los tenemos”, señala.
El desafío que enfrenta ahora es aumentar la producción para satisfacer la demanda. Eso cuesta mucho dinero, así que está buscando maneras de atraer inversionistas. “Estamos en el comienzo de una era increíble”, afirma. “Paso mucho tiempo decidiendo en que concentrarme: en apoyar a los fabricantes de productos de bambú, en vender plantas a los jardineros, en cultivar más variedades, en instruir a los agricultores respecto al valor económico y ecológico de los bosques de bambú, o en convencer a los legisladores para que siembren bambú a la orilla de las carreteras a fin de reducir la contaminación del aire”.
Como actualmente Jackie Heinricher cultiva millones de plantas, todo eso y más es posible.
miércoles, 18 de mayo de 2011
sábado, 14 de mayo de 2011
Lo de Cañonero II iba en serio.
El sábado 15 de mayo de 1971 escondí la cara entre la cobija y la almohada cuando los primeros rayos de luz tamizaron a través de las persianas. El chorro del lavamanos y la cascada de la regadera se confundieron con las voces de Felipe y Jesús Mario. La voz del primero emergía mezclada con la espuma de la pasta dental. “La carrera es en la tarde. Esta vez si la van a transmitir por radio. Menos mal porque ni siquiera Rafael El Plástico pudo hacer que aquí se viera Venevisión ni el canal 8”. Me quité la almohada de los ojos y la cobija fue a dar al piso. Un golpe de jabón sobre el piso dejó colar la voz de Jesús Mario. “¿Sabes la hora exacta? Es para saber a que hora me tengo que venir del juego de voleibol”. En cuanto Felipe regresó al dormitorio y sacó su ropa del escaparate, saqué dos motas de espuma jabonosa y la estrujé sobre mi rostro, convertí el cepillo dental en un tren hasta sentir un fresco que me llegaba a la garganta. Me subí a la cama y de un salta agarré mis cuadernos de cuarto grado. Mamá entornó los ojos cuando me vió afilando el grafito del lápiz en la mesa del comedor. “Hoy si es verdad que hay que anotar el día y la hora. ¿Y eso que estás haciendo la tarea escolar tan temprano?” A la distancia escuchaba la tertulia de mis hermanos. Fue la primera vez que oi levantar la voz a Jesús Mario. “¿Tú de verdad crees que Cañonero va a volver a ganar hoy en una carrera donde todos esos caballos que venció seguro vendrán con todo por la revancha? Los expertos dicen que cañonero no podrá repetir la carrerav anterior”. Ignoro si fue que me concentré en la tarea pero no oí respuesta alguna de Felipe.
A media mañana salí para arrancar el óxido acumulado en mis piernas luego de pasar alrededor de una hora resolviendo la tarea escolar. En la esquina los hijos de Clemente ayudaban a su papá a reparar los frenos de unos carros. Las voces de una discusión templaron mis pasos en dirección de la escuela “José Luis Ramos”. Dos hombres de mediana edad parecían enzarzados en una disputa sin cuartel. “¡Ya vas a ver que Cañonero no pasa de hoy! ¡Eso fue un lechazo! ¡Está compitiendo contra los mejores caballos del mundo!” “Bueno pero él ya le ganó a esos caballos. Por algo sería ¿no? ¿Qué quieres apostar? Le voy un sancocho de guaraguara en el río a que Cañonero vuelve a ganar hoy”. Sólo los gritos que venían del patio posterior de la escuela me sacaron de la discusión. Salté por un hueco de la alambrada. Un puñetazo había descargado la pelota de goma en línea hacía el tubo que servía de segunda base.
El audio de las carreras de caballos llegaba a la escuela desde las casas adyacentes. A medida que avanzaba el mediodía cada vez volteaba más hacia la alambrada trasera de la escuela. Varias veces mis compañeros me llamaron la atención. “Si no le vas a prestar atención del juego entonces te sales”. Cuando escuché la voz de Aly Khan “…estamos próximos para la partida aquí en el Hipódromo de Pimlico, Maryland, Estados Unidos de América…” corrí hacia el hueco de la alambrada. Al pisar la acera toda la vegetación de la calle Bolívar era sólo una mancha verde hasta que salté la baranda del jardín. Cuando entré al cuarto Felipe y Jesús Mario le daban más volumen al radiecito transistor. “…Radio Barcelona en Barcelona, La Voz del Tigre en El Tigre, Radio Upata en Upata..” En ese momento se cortó la transmisión y el narrador de guardia dijo: “… y Radio Cumaná en Cumaná.”
Me quise sentar en la cama. Una vez que la voz de Aly Khan inundó el cuarto se acabó la gravedad, empezamos a flotar con cada resuello del narrador. “Atención oyentes de toda Venezuela, acaba de cuadrar el caballo Cañonero…. Se va a la punta Eastern Fleet…dominando Eastern Fleet el Preakness Stakes…” Felipe agitaba los puños sobre las rodillas. Quería meterme por los orificios de la corneta para ver la carrera. “…ya Cañonero va a controlar a Eastern Fleet…los primeros 400 en 23 2/5…” Jesús Mario se tropezó en el baño y chocó contra la puerta, levantó los brazos bajo el marco de la puerta y dijo varias palabras sin pronunciarlas. El torrente de aquella voz me hacía saltar en las ancas de Cañonero. El cabeza a cabeza que se mandó Cañonero con Eastern Fleet es el más emocionante que haya visto. Fueron alrededor de 800 metros donde oscilaba el puntero de un milímetro a otro. “…peleando Eastern Fleet con Cañonero, 47 clavados los primeros 800. Eastern Fleet por dentro, Cañonero por fuera. El caballo Cañonero va en las manos acompañando a Eastern Fleet..” Felipe se movía de una esquina a otra de la cama con cada metro de carrera, los resortes sonaban cual timbal de los Carrizos Pre-Colombinos. Quería cerrar la ventana para escuchar mejor la carrera, la imnercia del momento sólo me dejaba respirar a duras penas. “…Eastern Fleet por dentro…Cañonero por fuera 70:02 los 1200…entran en la recta final y ya Cañonero con el campeón de Venezuela Gustavo Ávila está dando cuenta de Eastern Fleet. Sin embargo Eastern Fleet se le resiste y vuelve a la pelea por dentro…” Jesús Mario saltó a su cama y luego bajó las manos. En mi mente resonaba “¡Vamos Cañonero, vamos!” Felipe le dio todo el volumen al radio. “…Cañonero por fuera dominando el Preakness Stakes…Cañonero para todo el mundo…Venezuela asegurando la segunda prueba de la triple con el gran Gustavo Ávila….Ganó Cañonero…” La algarabía que tronó en el cuarto la escuchamos en toda la cuadra y a lo lejos retumbó un cohete.
Cañonero II impuso record en Preakness Stakes con 1:54:00. En 1984 Gate Dancer bajó el tiempo a 1:53:60.
Alfonso L. Tusa C.
A media mañana salí para arrancar el óxido acumulado en mis piernas luego de pasar alrededor de una hora resolviendo la tarea escolar. En la esquina los hijos de Clemente ayudaban a su papá a reparar los frenos de unos carros. Las voces de una discusión templaron mis pasos en dirección de la escuela “José Luis Ramos”. Dos hombres de mediana edad parecían enzarzados en una disputa sin cuartel. “¡Ya vas a ver que Cañonero no pasa de hoy! ¡Eso fue un lechazo! ¡Está compitiendo contra los mejores caballos del mundo!” “Bueno pero él ya le ganó a esos caballos. Por algo sería ¿no? ¿Qué quieres apostar? Le voy un sancocho de guaraguara en el río a que Cañonero vuelve a ganar hoy”. Sólo los gritos que venían del patio posterior de la escuela me sacaron de la discusión. Salté por un hueco de la alambrada. Un puñetazo había descargado la pelota de goma en línea hacía el tubo que servía de segunda base.
El audio de las carreras de caballos llegaba a la escuela desde las casas adyacentes. A medida que avanzaba el mediodía cada vez volteaba más hacia la alambrada trasera de la escuela. Varias veces mis compañeros me llamaron la atención. “Si no le vas a prestar atención del juego entonces te sales”. Cuando escuché la voz de Aly Khan “…estamos próximos para la partida aquí en el Hipódromo de Pimlico, Maryland, Estados Unidos de América…” corrí hacia el hueco de la alambrada. Al pisar la acera toda la vegetación de la calle Bolívar era sólo una mancha verde hasta que salté la baranda del jardín. Cuando entré al cuarto Felipe y Jesús Mario le daban más volumen al radiecito transistor. “…Radio Barcelona en Barcelona, La Voz del Tigre en El Tigre, Radio Upata en Upata..” En ese momento se cortó la transmisión y el narrador de guardia dijo: “… y Radio Cumaná en Cumaná.”
Me quise sentar en la cama. Una vez que la voz de Aly Khan inundó el cuarto se acabó la gravedad, empezamos a flotar con cada resuello del narrador. “Atención oyentes de toda Venezuela, acaba de cuadrar el caballo Cañonero…. Se va a la punta Eastern Fleet…dominando Eastern Fleet el Preakness Stakes…” Felipe agitaba los puños sobre las rodillas. Quería meterme por los orificios de la corneta para ver la carrera. “…ya Cañonero va a controlar a Eastern Fleet…los primeros 400 en 23 2/5…” Jesús Mario se tropezó en el baño y chocó contra la puerta, levantó los brazos bajo el marco de la puerta y dijo varias palabras sin pronunciarlas. El torrente de aquella voz me hacía saltar en las ancas de Cañonero. El cabeza a cabeza que se mandó Cañonero con Eastern Fleet es el más emocionante que haya visto. Fueron alrededor de 800 metros donde oscilaba el puntero de un milímetro a otro. “…peleando Eastern Fleet con Cañonero, 47 clavados los primeros 800. Eastern Fleet por dentro, Cañonero por fuera. El caballo Cañonero va en las manos acompañando a Eastern Fleet..” Felipe se movía de una esquina a otra de la cama con cada metro de carrera, los resortes sonaban cual timbal de los Carrizos Pre-Colombinos. Quería cerrar la ventana para escuchar mejor la carrera, la imnercia del momento sólo me dejaba respirar a duras penas. “…Eastern Fleet por dentro…Cañonero por fuera 70:02 los 1200…entran en la recta final y ya Cañonero con el campeón de Venezuela Gustavo Ávila está dando cuenta de Eastern Fleet. Sin embargo Eastern Fleet se le resiste y vuelve a la pelea por dentro…” Jesús Mario saltó a su cama y luego bajó las manos. En mi mente resonaba “¡Vamos Cañonero, vamos!” Felipe le dio todo el volumen al radio. “…Cañonero por fuera dominando el Preakness Stakes…Cañonero para todo el mundo…Venezuela asegurando la segunda prueba de la triple con el gran Gustavo Ávila….Ganó Cañonero…” La algarabía que tronó en el cuarto la escuchamos en toda la cuadra y a lo lejos retumbó un cohete.
Cañonero II impuso record en Preakness Stakes con 1:54:00. En 1984 Gate Dancer bajó el tiempo a 1:53:60.
Alfonso L. Tusa C.
miércoles, 4 de mayo de 2011
La afición de Papá
Lo había visto jugar dominó muchas noches, me llegaba hasta la esquina en frente a la bodega de María La Catira para pedirle unas monedas a fin de ir al cine.
Sabía cuanto le agradaba el fútbol, mientras trataba de entender el béisbol siempre hacía analogías. “¡Ah, eso de extrainning es como la prórroga en el futbol!” Las veces que lo vi siguiendo la liga italiana de fútbol le preguntaba cual era su equipo favorito, un largo silencio se extendía, disimuladamente cambiaba la conversación o levantaba el brazo hacia el televisor “Caramba ¿viste esa jugada?”
Siempre compraba Il Corriere Della Sera en Cumaná para llevárselo a unos amigos de Cumanacoa. Muchas veces se quedaba un rato leyendo aquel periódico frente al volante del carro, por lo general pasaba unos cinco minutos hojeándolo, luego lo ordenaba, lo doblaba y lo dejaba sobre el asiento del copiloto. Una tarde del sol más encendido de Cumaná Papá pasó de largo los cinco minutos cuando iba por quince me levanté del asiento trasero con un reguero de hilos de sudor bajando desde la cabeza a la cara. Los titulares llenaban el primer cuarto de página de un reportaje. “La tragedia di Superga….Il Grande Torino”. Varias fotografías de un avión lleno de humo y los rostros de varios futbolistas ilustraban varios lugares de la página. “Papá ¿qué es la tragedia de Superga y el Grande Torino?”
Me quedó mirando mientras se mordía la lengua y respiraba profundo. “Es una historia muy triste y muy larga”. Insistí varias veces sobre el tema. Siempre me respondía que “Después te cuento”. De lo que si hablaba era del próximo juego que haría el Torino en la Liga italiana y sus posibilidades de ganar.
Andando el tiempo empecé a investigar en Internet y en hemerotecas y empecé a develar aquella larga historia que papá prefirió callar. Los pasillos de la red me dejaron saber que el 04 de mayo de 1949 a las 17:05 el avión Fiat G.212 CP que llevaba al equipo de Torino en su interior, se estrelló contra el murallón del terraplen posterior de la Basílica de Superga en las afueras de Torino. Hubo 31 víctimas mortales, incluyendo 18 jugadores del mítico equipo turinés, oficiales del club, periodistas y la tripulación del avión. Venían de disputar un partido de despedida para el futbolista luso Xico Ferreira en Lisboa contra el SL Benfica.
Valerio Bacigalupo, Aldo Ballarin, Dino Ballarin, Emile Bongiorni, Eusebio Castigliano, Rubens Fadini, Guglielmo Gabetto, Ruggero Grava, Giuseppe Grezar, Ezio Loik, Virgilio Maroso, Danilo Martelli, Valentino Mazzola, Romeo Menti, Piero Operto, Franco Ossola, Mario Rigamonti, Giulio Schubert. (Entrenadores) Egri Erbstein, Leslie Levesley.
Aquel equipo era considerado uno de los más fuertes del mundo en aquella época. Había ganado 5 campeonatos de liga seguidos desde la temporada 1942-43 hasta la 1948-49 (los campeonatos 1943-44 y 1944-45 no fueron disputados a causa de la Segunda Guerra Mundial), el club granata vivía los mejores momentos de su historia. Diez de los once jugadores de la selección italiana pertenecían al Torino.
Tambien fallecieron los dirigentes el equipo (Arnaldo Agnisetta, Ippolito Civalleri) y sus acompañantes y tres de los mejores periodistas deportivos italianos: Renato Casalbore (fundador de Tuttosport), Renato Tosatti (Gazzetta del Popolo) y Luigi Cavallero (La Stampa). Vittorio Pozzo el director técnico de la selección italiana de la década de los años 30 fue llamado entre varios para identificar los cadáveres. El jugador Sauro Tomá que padecía un menisco lesionado se salvó milagrosamente del accidente.
Cada vez que jugaba la selección italiana y aplicaban el fastidioso “catenaccio” papá ladeaba la cabeza y dejaba de ver el televisor por momentos. “No siempre fue así. Hubo una época cuando atacaban a la mínima oportunidad. El Grande Torino jugaba 4-2-4”.
La tragedia tuvo un impacto tremendo en Italia. El Torino fue proclamado campeón del torneo y los rivales presentaron formaciones juveniles cuando les correspondía enfrentarlo. Medio millón de personas fue a la plaza principal de Torino para despedir a los campeones.
El club River Plate de Argentina jugó un partido amistoso a beneficio de los familiares de los jugadores fallecidos, el 26 de mayo de 1949, contra un combinado llamado Torino Símbolo. El equipo argentino viajó con todas sus figuras (Alfredo Di Stéfano, Ángel Labruna, Amadeo Carrizo y Pipo Rossi). Aún cuando el costo de las entradas fue bastante alto el estadio se llenó a reventar.
Años más tarde el equipo de Torino de tradicional camiseta borravino, estrena una camiseta alternativa blanca con banda transversal violeta en el pecho, similar a la del River, en homenaje y agradecimiento al club argentino. Al enterarse de este hecho el club millonario devuelve gentilezas en 1975 jugando varios partidos con una camiseta violeta.
En 1994, la empresa Adidas confecciona un nuevo modelo para River que como tercer alternativa tenía nuevamente una camiseta color granate, en un nuevo homenaje a 45 años del trágico y solidario hecho. En la actualidad, el equipo de Torino tiene como divisa alternativa la camiseta blanca con la banda violeta.
En la temporada 2008-2009 el equipo argentino presentó el modelo nuevamente en un acto con la presencia de Zinedine Zidane y Enzo Francescoli, en honor a los 60 años de la tragedia, y también aprovechando que este color hizo furor en la temporada otoño-invierno en Buenos Aires.
Una mañana sorprendí a papá leyendo un ejemplar del Corriere Della Sera que guardaba en la última gaveta de su escritorio. Cuando se levantó para ir a calentar el carro en el garaje. Agarré el periódico. “La llamada ‘Tragedia de Superga’ conmocionó a todo un país y a todo el mundo del fútbol. Frustró de golpe las esperanzas de un club que estaba en lo mejor y diezmó seriamente las aspiraciones de la selección italiana que al año siguiente disputaría el Mundial de 1950. De esta forma, para poder competir al nivel esperado, el equipo tenía que encontrar fórmulas para ponerse al nivel de las grandes potencias futbolísticas del momento. Así, adoptó un sistema ultradefensivo basado en el trabajo duro, los marcajes férreos al hombre y las faltas tácticas, una actitud natural en el fútbol en condiciones de inferioridad”.
Cuando papá regresó de calentar el carro le volvía a preguntar por “Il Grande Torino”. Entonces me contó está anécdota: “ El 27 de mayo de 1964, el Inter de Helenio Herrera disputa la final de la Copa de Europa contra un envejecido Real Madrid. En el túnel de vestuarios del Prater vienés un joven italiano de nombre Sandro se queda de piedra contemplando a Alfredo Di Stéfano, su ídolo. Luis Suárez, socarrón, le dice que se quede ahí mirando a Alfredo, que ellos van a jugar la final. Sandro marca dos goles, es el hombre del partido, y el Inter gana su primera Copa de Europa. Cuando el árbitro señala el final, Sandro sólo quiere llegar hasta Di Stéfano para intercambiar las camisetas pero en su camino se cruza Puskas: "Enhorabuena, yo jugué contra tu padre, eres digno de ser su hijo". De esa manera Sandro Mazzola se quedó la camiseta de Puskas.
Alfonso L. Tusa C.
Sabía cuanto le agradaba el fútbol, mientras trataba de entender el béisbol siempre hacía analogías. “¡Ah, eso de extrainning es como la prórroga en el futbol!” Las veces que lo vi siguiendo la liga italiana de fútbol le preguntaba cual era su equipo favorito, un largo silencio se extendía, disimuladamente cambiaba la conversación o levantaba el brazo hacia el televisor “Caramba ¿viste esa jugada?”
Siempre compraba Il Corriere Della Sera en Cumaná para llevárselo a unos amigos de Cumanacoa. Muchas veces se quedaba un rato leyendo aquel periódico frente al volante del carro, por lo general pasaba unos cinco minutos hojeándolo, luego lo ordenaba, lo doblaba y lo dejaba sobre el asiento del copiloto. Una tarde del sol más encendido de Cumaná Papá pasó de largo los cinco minutos cuando iba por quince me levanté del asiento trasero con un reguero de hilos de sudor bajando desde la cabeza a la cara. Los titulares llenaban el primer cuarto de página de un reportaje. “La tragedia di Superga….Il Grande Torino”. Varias fotografías de un avión lleno de humo y los rostros de varios futbolistas ilustraban varios lugares de la página. “Papá ¿qué es la tragedia de Superga y el Grande Torino?”
Me quedó mirando mientras se mordía la lengua y respiraba profundo. “Es una historia muy triste y muy larga”. Insistí varias veces sobre el tema. Siempre me respondía que “Después te cuento”. De lo que si hablaba era del próximo juego que haría el Torino en la Liga italiana y sus posibilidades de ganar.
Andando el tiempo empecé a investigar en Internet y en hemerotecas y empecé a develar aquella larga historia que papá prefirió callar. Los pasillos de la red me dejaron saber que el 04 de mayo de 1949 a las 17:05 el avión Fiat G.212 CP que llevaba al equipo de Torino en su interior, se estrelló contra el murallón del terraplen posterior de la Basílica de Superga en las afueras de Torino. Hubo 31 víctimas mortales, incluyendo 18 jugadores del mítico equipo turinés, oficiales del club, periodistas y la tripulación del avión. Venían de disputar un partido de despedida para el futbolista luso Xico Ferreira en Lisboa contra el SL Benfica.
Valerio Bacigalupo, Aldo Ballarin, Dino Ballarin, Emile Bongiorni, Eusebio Castigliano, Rubens Fadini, Guglielmo Gabetto, Ruggero Grava, Giuseppe Grezar, Ezio Loik, Virgilio Maroso, Danilo Martelli, Valentino Mazzola, Romeo Menti, Piero Operto, Franco Ossola, Mario Rigamonti, Giulio Schubert. (Entrenadores) Egri Erbstein, Leslie Levesley.
Aquel equipo era considerado uno de los más fuertes del mundo en aquella época. Había ganado 5 campeonatos de liga seguidos desde la temporada 1942-43 hasta la 1948-49 (los campeonatos 1943-44 y 1944-45 no fueron disputados a causa de la Segunda Guerra Mundial), el club granata vivía los mejores momentos de su historia. Diez de los once jugadores de la selección italiana pertenecían al Torino.
Tambien fallecieron los dirigentes el equipo (Arnaldo Agnisetta, Ippolito Civalleri) y sus acompañantes y tres de los mejores periodistas deportivos italianos: Renato Casalbore (fundador de Tuttosport), Renato Tosatti (Gazzetta del Popolo) y Luigi Cavallero (La Stampa). Vittorio Pozzo el director técnico de la selección italiana de la década de los años 30 fue llamado entre varios para identificar los cadáveres. El jugador Sauro Tomá que padecía un menisco lesionado se salvó milagrosamente del accidente.
Cada vez que jugaba la selección italiana y aplicaban el fastidioso “catenaccio” papá ladeaba la cabeza y dejaba de ver el televisor por momentos. “No siempre fue así. Hubo una época cuando atacaban a la mínima oportunidad. El Grande Torino jugaba 4-2-4”.
La tragedia tuvo un impacto tremendo en Italia. El Torino fue proclamado campeón del torneo y los rivales presentaron formaciones juveniles cuando les correspondía enfrentarlo. Medio millón de personas fue a la plaza principal de Torino para despedir a los campeones.
El club River Plate de Argentina jugó un partido amistoso a beneficio de los familiares de los jugadores fallecidos, el 26 de mayo de 1949, contra un combinado llamado Torino Símbolo. El equipo argentino viajó con todas sus figuras (Alfredo Di Stéfano, Ángel Labruna, Amadeo Carrizo y Pipo Rossi). Aún cuando el costo de las entradas fue bastante alto el estadio se llenó a reventar.
Años más tarde el equipo de Torino de tradicional camiseta borravino, estrena una camiseta alternativa blanca con banda transversal violeta en el pecho, similar a la del River, en homenaje y agradecimiento al club argentino. Al enterarse de este hecho el club millonario devuelve gentilezas en 1975 jugando varios partidos con una camiseta violeta.
En 1994, la empresa Adidas confecciona un nuevo modelo para River que como tercer alternativa tenía nuevamente una camiseta color granate, en un nuevo homenaje a 45 años del trágico y solidario hecho. En la actualidad, el equipo de Torino tiene como divisa alternativa la camiseta blanca con la banda violeta.
En la temporada 2008-2009 el equipo argentino presentó el modelo nuevamente en un acto con la presencia de Zinedine Zidane y Enzo Francescoli, en honor a los 60 años de la tragedia, y también aprovechando que este color hizo furor en la temporada otoño-invierno en Buenos Aires.
Una mañana sorprendí a papá leyendo un ejemplar del Corriere Della Sera que guardaba en la última gaveta de su escritorio. Cuando se levantó para ir a calentar el carro en el garaje. Agarré el periódico. “La llamada ‘Tragedia de Superga’ conmocionó a todo un país y a todo el mundo del fútbol. Frustró de golpe las esperanzas de un club que estaba en lo mejor y diezmó seriamente las aspiraciones de la selección italiana que al año siguiente disputaría el Mundial de 1950. De esta forma, para poder competir al nivel esperado, el equipo tenía que encontrar fórmulas para ponerse al nivel de las grandes potencias futbolísticas del momento. Así, adoptó un sistema ultradefensivo basado en el trabajo duro, los marcajes férreos al hombre y las faltas tácticas, una actitud natural en el fútbol en condiciones de inferioridad”.
Cuando papá regresó de calentar el carro le volvía a preguntar por “Il Grande Torino”. Entonces me contó está anécdota: “ El 27 de mayo de 1964, el Inter de Helenio Herrera disputa la final de la Copa de Europa contra un envejecido Real Madrid. En el túnel de vestuarios del Prater vienés un joven italiano de nombre Sandro se queda de piedra contemplando a Alfredo Di Stéfano, su ídolo. Luis Suárez, socarrón, le dice que se quede ahí mirando a Alfredo, que ellos van a jugar la final. Sandro marca dos goles, es el hombre del partido, y el Inter gana su primera Copa de Europa. Cuando el árbitro señala el final, Sandro sólo quiere llegar hasta Di Stéfano para intercambiar las camisetas pero en su camino se cruza Puskas: "Enhorabuena, yo jugué contra tu padre, eres digno de ser su hijo". De esa manera Sandro Mazzola se quedó la camiseta de Puskas.
Alfonso L. Tusa C.
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