miércoles, 29 de noviembre de 2017

Cincuenta años del primer trasplante de corazón.

Entrevista con el Dr. Christiaan Barnard. Frontline. India’s National Magazine. Vol. 14 :: No. 21 :: Oct. 18-31, 1997. Dr. Christiaan Neethling Barnard, 74, es una de las celebridades del mundo de la medicina, una de las figuras más ampliamente reconocidas, reverenciadas y activas que el mundo médico ha conocido. El cirujano cardiólogo surafricano alcanzó prominencia internacional cuando, con su equipo de 20 cirujanos, ejecutó el primer trasplante de corazón humano a Louis Washkansky en el Groote Schuur Hospital de Cape Town el 3 de diciembre de 1967. Aunque el evento ocurrió en la Surafrica racista de los blancos, el evento recibió reconocimientos similares a los recibidos por Tenzing Norgay y Edmund Hillary al ascender a la cima del Monte Everest el 29 de mayo de 1953. Desde ese evento extraordinario de la historia médica, se ha practicado miles de trasplantes de corazón humano alrededor del mundo, incluyendo algunos en la India. El Dr. Barnard fue pionero dos veces al realizar la primera intervención heterotópica, o de trasplante doble de corazón el 25 de noviembre de 1974. También contribuyó en otros avances en desarrollos médicos y técnicos cardiológicos, y en un caso, en el campo de la cirugía general. Él dice que quiere ser recordado no como el pionero de los trasplantes de corazón, sino como un cirujano cardiólogo quien trató a niños y adultos en una variedad de enfermedades cardíacas, especialmente congénitas. Christiaan Barnard estudió medicina en la University of Cape Town, se graduó en 1946, e hizo su MS y PhD en cirugía (más un título en cirugía cardiovascular) en la University of Minnesota, Minneapolis, en los Estados Unidos. Despues, toda su vida profesional fue realizada en el Groote Schuur Hospital y otros hospitales de enseñanza en la Cape Town University, donde el trabajaba por un modesto salario. Se retiró de la cirugía práctica en 1981. El Dr. Barnard ha recibido doctorados honoríficos, profesorados honoríficos, diplomas médicos de honor, premios, medallas , placas, llaves de la ciudad, reconocimientos y tributos de varios países e instituciones alrededor del mundo. Ha publicado 15 libros, algunos de ellos de autoría compartida. Ellos incluyen libros académicos y populares relativos al corazón, One Life y The Second Life, ambas autobiografías; y cuatro novelas, tres de ellas en coautoría. Además, ha contribuido, de manera individual o en equipo en más de 170 artículos académicos para publicaciones profesionales, incluyendo su marca distintiva: "A human cardiac transplant: An Interim report of a successful operation performed at Groote Schuur Hospital, Cape Town" publicado en el South African Medical Journal en 1967. En las últimas tres décadas, el Dr. Barnard ha disertado en foros académicos y profesionales alrededor del mundo y es un orador desinhibido. Él dice “lo que más lamento en la vida es que en toda mi carrera profesional, trabajé bajo la nube del apartheid. Y eso me afectó mucho, más de lo que la gente piensa”. Señala que él y su familia, empezando por su padre misionario, siempre se sintieron tristes por eso, y se opusieron al apartheid, al cual el cirujano comparó públicamente, en la década de 1970, con el sistema legal instituido por los nazis en Alemania. El Dr. Barnard, quien en su época levantó controversia mediante sus cirugías aventureras, algunos de sus puntos de vista (incluyendo su abogacía por el derecho legal a la eutanasia) y también su colorido estilo de vida, dice que luego del retiro ha encontrado nuevas cosas que hacer. Además de mantenerse en contacto cercano con los desarrollos profesionales y la escritura y la lectura, se ha mantenido ocupado en su granja y ha mostrado un interés activo en la vida salvaje, la vinicultura y la ornitología. Antes de su reciente visita a India, escribió una carta describiéndose como “un gran coleccionista de animales salvajes y en mi granja tengo una gran colección de varios tipos de antílope, cebra, rinoceronte, etc” y preguntó si podría ser posible “explorar la posibilidad de importar animales desde India a través de los zoológicos indios tales como el Water Buffalo y el Indian Black Buck”. En septiembre de 1997, el Dr. Barnard visitó Mumbai, Pune y Coimbatore para participar en la BPL Mobile 1997 “Achievers of the World” con la charla “Transplantation and health in general”. Se ha hecho accesible mediante conferencias de prensa y entrevistas ampliamente cubiertas. El distinguido cirujano fue entrevistado en profundidad en Coimbatore por N. Ram de Frontline sobre desarrollos en el campo de la cirugía cardíaca, avances y dificultades en el trasplante de corazón y órganos en general, aspectos de su vida y trabajo, y algunos temas médicos, sociales y éticos: ¿Qué diferencia implica un trasplante de corazón, a grandes rasgos? Bien, si se juzga su valor por el número de pacientes operados, es muy pequeño comparado con otras operaciones como cirugía de bypass, triple angioplastia y otras. Pero representa una diferencia porque es el único tratamiento que se le puede ofrecer a pacientes a quienes se les ha destruido extensivamente los músculos cardíacos, o niños quienes nacen con un corazón muy anómalo. Y eventualmente como resultado de que el corazón está próximo a colapsar y no responde al tratamiento médico, no hay nada más que se pueda ofrecer a esos pacientes excepto el trasplante. Así que este tiene valor porque es el único tratamiento que se les puede ofrecer a tales pacientes. Usted y su equipo de 20 cirujanos hicieron el primer trasplante de corazón humano. ¿Cómo se interesó por este campo? ¿Podría darnos una idea del proceso para llegar a este evento extraordinario de la historia médica? Lo que las personas no toman en cuenta es que nosotros (en el Groote Schuur Hospital, Cape Town) para ese momento ya habíamos estado involucrados en nueve años de cirugía de corazón abierto. Empezamos en 1958, usando la máquina cardiopulmonar para hacer operaciones mayores dentro del corazón; el trasplante fue solo una progresión de nuestra habilidad para operar el corazón. Al comienzo, en 1958, solo escogíamos pacientes con defectos muy simples: un hueco en el corazón, válvulas estrechadas congénitamente, y así. Pero a medida que avanzamos fuimos capaces de efectuar operaciones más y más grandes, alrededor de la década de 1960, nos dimos cuenta de que había ciertos pacientes a quienes solo podíamos ayudar sacándoles el corazón y colocándoles uno nuevo. No había equipos mecánicos disponibles…aún no los teníamos. Para resumir, esa fue la progresión natural de la cirugía a corazón abierto. Se necesitaba la introducción de lo que es llamado circulación extra corporal para sacar la sangre del corazón y después oxigenarlo artificialmente y bombearla de vuelta. Desde que se introdujo esa técnica, los avances en cirugía cardíaca fueron la introducción de nuevas técnicas quirúrgicas. Primero, operábamos principalmente defectos congénitos del corazón. Luego empezamos a trabajar con las válvulas; introdujimos las válvulas artificiales. Luego por supuesto empezamos con la cirugía de bypass. Y así fuimos avanzando y el trasplante fue la introducción de una nueva técnica quirúrgica. Louis Washkansky, después de su cirugía pionera del 3 de diciembre de 1967, falleció 18 días después. Si. Por razones que son bien conocidas: doble neumonía, “contraída luego de la destrucción de su mecanismo de inmunidad corporal por las drogas administradas para suprimir el rechazo del corazón nuevo como proteína extraña”. Si. Hubo algunas reacciones cínicas, “Operación exitosa, el paciente colapsó” y así sucesivamente. ¿Tuvo eso algún efecto en su moral? No. Absolutamente no. Estábamos muy apenados por la muerte del paciente, especialmente porque salió muy bien. Estábamos muy desconcertados por su muerte. Pero lo que notamos, especialmente después de su muerte, fue que no murió por su corazón; su corazón estaba en buenas condiciones cuando murió por infección pulmonar. Sabíamos que ese era el peligro de cualquier programa de trasplante, fuese un programa de trasplante de riñón o de corazón. Así que no hubo nada que ocurriera en esos 18 días que nos hiciera creer que la operación no se hubiese hecho de manera exitosa. Por lo tanto, como dije, yo estaba muy apenado pero no me desanimé por el hecho de que no sobrevivió. Como se sabe, hicimos la próxima operación a principios de enero de 1968 con un paciente sexagenario que también sufría de severas fallas cardíacas. Fuimos muy afortunados en esa instancia particular, al manejar el progreso de tal manera que el paciente se fue a casa después de estar dos meses en el hospital y vivió por año y medio después de la operación. ¿El segundo? Si, el segundo. Y esto por supuesto le mostró al mundo que esta operación podía ser hecha exitosamente hasta el punto de que el paciente podía salir del hospital y vivir una vida normal fuera del hospital. Es interesante saber que el quinto paciente que operamos vivió doce años y medio. Y el séptimo paciente que operamos vivió 23 años, murió el año pasado. Dr. Barnard, su preparación profesional y entrenamiento mostró que usted era innovativo, ambicioso, muy motivado, y quizás aventurero, excesivamente a la vista de las autoridades médicas de entonces. Ahora, mirando los pasos previos al gran evento etapa por etapa, como cirujano residente en el Groote Schuur Hospital, Cape Town (1953-56), usted fue el primero en demostrar que la atresia intestinal, un defecto congénito del intestino delgado, es causada por una circulación sanguínea insuficiente hacia el feto durante el embarazo. Eso es correcto. ¿Podria explicar, en cristiano, la importancia médica de ese descubrimiento? La importancia práctica de eso era, que esa condición no es realmente un problema de desarrollo, sino un accidente intra-uterino en el cual, por ciertas razones, fue suprimido un pequeño suplemento de sangre y entonces esa parte del intestino desapareció debido al hecho de que el intestino del feto no está lleno de bacterias. Y también demostramos que los extremos de su estrecha area tenían una deficiencia de suministro sanguíneo. Aunque hubo supervivencia, no habría suficiente suplemento de sangre para funcionar apropiadamente. Y antes que eso ocurriera, aislaríamos esa area, lo cual al final no fue muy exitoso. Demostramos que se debe hacer el aislamiento mucho antes y también sacar el area que no había muerto la cual no tenía suficiente suplemento sanguíneo. Eso incrementó tremendamente la tasa de supervivencia de esos niños. Usted nació y se crió en la SurÁfrica del apartheid. ¿Cómo se sintió al respecto de eso como joven, particularmente después de convertirse en cirujano? Al comienzo, como niños, no estábamos muy conscientes del apartheid porque en aquellos días no había leyes que te forzaran a discriminar. Pero nos percatamos más de eso después de 1948, después de la elección cuando el Partido Nacional llegó al poder y estableció las leyes que decía: Tienen que sentarse en bancos separados. Tienen que ir a zonas separadas. No te permitían salir con una chica de color o viceversa. Para mí era una situación totalmente inaceptable porque mi padre era misionero y yo crecí entre las personas de color del país. Para nosotros era totalmente normal tener personas de color en nuestra casa; ellos tomaban té y cenaban con nosotros. Mi padre, al ser un hombre muy religioso, pensaba que el apartheid iba contra las enseñanzas de Dios. Despues que el Partido Nacional llegó al poder, me dijo muchas veces: “Cuando ellos le preguntaron a Dios cual era el mandamiento más importante, Dios le dijo, ‘Debes amar a Dios de alma y corazón’. Y el segundo, era, ‘Debes amar al prójimo como a ti mismo’”. Mi padre dijo: ¿Cómo puedes amar a tu prójimo como a ti mismo cuando practicas esas discriminaciones?” Así que nosotros como familia siempre nos opusimos y luchamos contra el apartheid. Las personas piensan que todos los que se oponían a apartheid estaba en la cárcel. Eso no es completamente cierto. Por ejemplo, en la década de 1970, yo dí una charla en la South African Chamber of Commerce, y lo poco que dije fue, “Porqué merecemos ser llamados nazis”. Comparé las leyes que los nazis hicieron contra los judíos con las leyes que hizo el apartheid. Por ejemplo, los nazis tenían una discriminación laboral: los judíos no tenían acceso a ciertos trabajos, el cual también era el caso del apartheid. Los nazis tenían ciertas areas donde los judíos no podían ir; decían, “Juden Verboten”. Nosotros teníamos “Whites Only”. Los nazis tenían ghettos; nosotros teníamos territorios segregados. ¡Debo decir que esa charla no fue muy popular! ¿Fue esa charla reportada en la prensa? Oh, si. El hombre que habló después de mi, dijo, “Esta charla ha generado suficiente calor como para derretir un helado”. La charla fue posible debido a que SudÁfrica tenía muy mala publicidad, y el gobierno estaba muy, muy interesado en que hubiese algunas buenas noticias: “Un doctor surafricano ha hecho el primer trasplante de corazón”. Me trataron extremadamente bien. ¡Me sirvieron cena y vino, yo era el muchacho de ojos azules! Entonces di una charla una noche en la cual le dije a las personas: “Quiero que me ayuden a responder ciertas preguntas. Cuando voy a otros lugares, me hacen estas preguntas y soy incapaz de responderlas”, dije: “¿Cómo respondo cuando me preguntan, ‘¡Dr. Barnard, usted tiene personas en casa quienes trabajan para usted y usualmente son negros. Cuando su hijo está enfermo, ellos cuidan de él, lo alimentan, lo bañan. Pero cuando ese niño va al hospital y esa trabajadora es una enfermera, ella no puede cuidar al niño! (A las enfermeras negras no se les permitía cuidar pacientes blancos)”. Hice esas preguntas y ellos inmediatamente se molestaron mucho por el hecho de que empecé a oponérmeles, porque ellos me consideraban muy importante. De hecho, pocos días después de eso, cuando ahora leo lo que le ocurrió a las personas quienes se oponían al gobierno, creo que pudo haber un atentado a mi vida. Pocos días despues que hice esa declaración, mi esposa y yo fuimos a un restaurant. Cuando salimos del restaurant un carro nos embistió. Casi nos matan. Arrestaron a un negro, según ellos, fue él, pero fue hallado no culpable en la corte de justicia debido a que el magistrado dijo que no había evidencia absoluta de que hubiese estado allí. Hubo personas quienes dijeron que había un carro esperando a un lado de la calle y que ellos vieron al carro ir directo sobre nosotros. Ahora, cuando se escucha lo que le ha ocurrido a quienes se oponen al apartheid, eso pudo haber sido un atentado contra mi vida porque me oponía al apartheid. ¿Cuándo fue eso? Alrededor de 1972-73. Los horribles efectos del apartheid sobre las personas negras son bien conocidos. ¿Qué hay de su impacto sobre los blancos, especialmente de los intelectuales y profesionales como usted? Me alegra que usted haga esa pregunta porque muchas personas creen que solo los negros sufrieron debido al apartheid. Eso no es cierto. Los blancos sufrieron severamente. Primero, pagábamos impuestos onerosos para financiar el apartheid, porque teníamos que pagar las tierras que tenían y mantener las leyes que tenían. Fuimos aislados por el mundo exterior aún como médicos. Recuerdo que un día fui a Dallas y estaba con un amigo de Siria. Llegamos al hotel con las valijas y el botones tomó nuestro equipaje. Nos oyó hablar, teníamos acento extranjero, él le preguntó a mi amigo, “¿De donde es usted?” Él le respondió, “De Siria”. Luego dijo, “¿Usted, de donde viene?” Le dije, “De SurÁfrica”. Él soltó mi equipaje y dijo, “No le llevo el equipaje a surafricanos”. Había muchos congresos médicos donde no éramos bien recibidos, por ejemplo, en los países escandinavos. Tampoco había becas de investigación internacionales para nosotros. Así que no hay duda de que el hombre blanco también sufrió como resultado del apartheid. Respecto al impacto de las sanciones de vida y trabajo en SurÁfrica, usted es seguidor del cricket y sabemos lo que le ocurrió al cricket surafricano cuando estaba en su apogeo. Si. Sabemos de su impacto en jugadores talentosos como Graeme y Peter Pollock, Lindsay, Colin Bland, Barry Richards y particularmente la generación de relevo, la cual nunca tuvo una oportunidad debido a que el apartheid racista puso al deporte surafricano fuera de competencia. Eso debió haber creado un ambiente muy duro y retador para individuos excepcionalmente talentosos, y se sabe que las personas se crecen ante los retos. Pero lo que ocurrió fue esto: ellos eran ambiciosos; como dices, eran muy talentosos, no podían probar completamente su talento, así que se fueron. Muchos profesionales también se fueron. Muchos de mis colegas médicos, excelentes doctores, se fueron porque no podían tolerar vivir bajo el sistema del apartheid. Fue muy triste para esas personas. Siempre digo que el lamento más grande de mi vida es que trabajé bajo la nube del apartheid toda mi carrera profesional. Eso me afectó mucho, más de lo que la gente piensa. Y aún así, usted parece haber tenido un registro honorable al oponerse a eso. Pero eso me acarreó grandes dificultades. Era muy difícil tener un buen equipo de trabajo bajo esas circunstancias. Por ejemplo, como dije, no nos permitían tener enfermeras negras para cuidar a los pacientes. No nos permitían tener pacientes negros y blancos en la misma habitación. ¿Qué hay de las transfusiones de sangre? A ellos no les importaba eso. No les preocupaban las donaciones de órganos ni las transfusiones. No les importaba que operaras a un hombre negro en un quirófano donde había operado a un blanco, no les importaba porque supongo que lo ignoraban. Escribí un libro llamado The Unwanted, en el cual hay dos personajes, un doctor blanco y otro negro. Ahí mostré que tan injustamente eran tratados los estudiantes negros de medicina. Teníamos un salón de charlas con estudiantes sentados y un lugar donde con pacientes en una cama y estudiantes los conferencistas hacían demostraciones. Teníamos estudiantes de color y estudiantes negros en nuestras clases, no muchos pero los había. ¡Si traían un paciente blanco, esos estudiantes tenían que levantarse e irse de inmediato! No les permitían observar la demostración. Peor aún, no les permitían observar los oficios post-mortem de los pacientes blancos. Era increíble. El gobierno del Partido Nacional era realmente paranoíco respecto a los blancos, negros y de color. ¿Me permite hablar de su carrera antes del primer trasplante de corazón? Luego de completar sus estudios de doctorado en cirugía en la University of Minnesota en 1958, usted regresó al Groote Schuur Hospital de Cape Town como cirujano cardiólogo. Usted es acreditado con la introducción de la cirugía de corazón abierto en SurÁfrica. ¿Puede decirnos algo acerca de esa experiencia? Fui muy afortunado. En realidad estaba haciendo cirugía general en esa etapa y por accidente conseguí una posición en la University of Minnesota en Minneapolis. Resultó ser que esa era una de las pocas areas por aquellos días, donde exploraban la posibilidad de usar la máquina cardiopulmonar para hacer cirugía cardíaca. Me interesé en eso y empecé a investigar. Cuando terminé mis estudios allí y quería irme en 1958, el jefe del departamento se las arregló para darme suficiente dinero para comprar una máquina cardiopulmonar. Entonces la adquirí y la envié a SurÁfrica. ¿No había impuesto de salida? (Risas) No, no recuerdo haber tenido problemas con eso. Entonces empecé a entrenar personas en ese campo y fueron entrenados lo suficiente. ¡Nadie sabía de eso excepto yo! Cuando estuvieron entrenados, empecé las operaciones de corazón abierto usando mi máquina cardiopulmonar. Recuerdo que la paciente que operé era una muchacha llamada Joan Pick. Ella me vino a ver hace como un año: ahora es una mujer adulta con hijos. Avanzamos haciendo operaciones más complicadas, introdujimos válvulas cardíacas y cuidado intensivo. De hecho, usted desarrolló un nuevo diseño de válvulas cardíacas artificiales. Si, eso es correcto. Desarrollamos lo que es llamado la válvula de bajo perfil, la cual es delgada. La nuestra fue la primera válvula de bajo perfil; las válvulas que se usaban entonces era muy grandes y no me gustaba la idea de poner una cosa tan grande dentro del corazón. Desarrollé una válvula que era más plana. Y empezó a trabajar con trasplantes cardíacos en perros. Si. A menudo fui criticado por los anti-vivi-seccionistas por experimentar con animales pero no conozco otra alternativa. Tuvimos que usar animales para determinar los peligros de la máquina cardiopulmonar, para optimarla y junto a ella varias técnicas quirúrgicas. Hice muchos trasplantes en perros antes de ejecutar el trasplante cardíaco humano para practicar la técnica. Entonces, cuando íbamos a realizar el trasplante heterotópico, necesitamos un animal cuyo pecho se pareciera a uno humano, debido a lo de los dos corazones. Así que nos cambiamos a los babuinos. Despues del 3 de diciembre de 1967 hubo una escalada de trasplantes de corazón. Creo que en los siguientes 12 meses se hicieron 101 trasplantes de corazón. Si. Pero entonces por una complejidad de razones todo pareció oscurecerse. Leimos de problemas emergentes, tales como dificultades con el rechazo inmunológico del corazón trasplantado, pobres tasas de supervivencia de pacientes, preocupación acerca de la procura de los recursos para una aplicación tan limitada. Parecía que los cirujanos estaban in retreat. De hecho, hablo de esos problemas en mis charlas. Hubo un tremendo incremento y luego, alrededor de 1971, se detuvieron todos los trasplantes. Pienso que la razón principal es que muchos centros no estaban preparados adecuadamente para hacer la operación. Ellos pensaban que después de hacer el trasplante envías al paciente a su casa, lo das de alta. Sabíamos que se necesitaba un cuidado médico mucho más intenso después de la cirugía que el se tiene en una cirugía de corazón ordinaria. Dijeron, “Eso no vale la pena”, usando los argumentos que has citado. Dijimos, “Sabemos que podemos ayudar y dar a los pacientes una vida mejor”, y como le dije, tuvimos pacientes que vivieron 12 años y medio y 23 años. Esos fueron los primeros pacientes. Continuamos el trabajo. Muy pocos médicos. Usted, el Dr. Norman Shumway… Solo tres de nosotros. Yo, Shumway, y un doctor de Francia (no recuerdo su nombre). Y usted y el Dr. Shumway desarrollaron métodos que mejoraron significativamente las tasas de supervivencia, al punto de que 50 por ciento de los pacientes vivió al menos cinco años. En aquellos días, 50 por ciento de los pacientes vivió alrededor de un año. Eso disminuyó en cinco años, por cinco años fue 35-40 por ciento. ¿Usted nunca tuvo dudas acerca de esto? No. Nunca tuve dudas. Oía todos esos argumentos incluso en reuniones médicas. Las personas me insultaban, pero lo divertido es que eventualmente tuvieron que tragarse sus palabras y empezaron a trabajar de nuevo con pacientes de trasplante. En un sentido, eso debió haber sido como escalar el Everest. Fue muy difícil en aquellos días y hoy cientos de personas lo hacen. Eso es correcto. Es como cuando los niños se paran frente a la piscina y les preocupa que el agua está muy fría. Entonces uno salta y dice, “no es tan malo”. Y todos empiezan a saltar y a nadar. Leí una cifra, en una reseña periodística acerca de usted, de que aproximadamente se habían realizado 32.000 trasplantes de corazón en unos 270 centros alrededor del mundo en las tres décadas pasadas. No conozco el total. No he llevado ese seguimiento pero el número debe andar por ese orden. Usted fue el primero en implantar un segundo corazón en un humano y conectarlo al corazón enfermo para proveer circulación sanguínea. Pensamos en una conexión en paralelo. ¿Cómo ocurrió eso? Operé a un hombre quien era gran amigo de mi hijo mayor, el cual para ese momento era estudiante de medicina. Mi hijo estaba muy emocionado para estar en quirófano, pero estuvo afuera en el area de operaciones. Este fue el único paciente que operé a quien el corazón no le quiso arrancar, el corazón trasplantado no quiso arrancar una vez que fue insertado. Intenté por horas de hacerlo funcionar pero no quiso arrancar. Así que tuve que apagar la máquina cardiopulmonar y dejar que ese hombre muriese en la mesa de operaciones. Cuando salí, mi hijo me abordó y me dijo, “Papá ¿qué ocurrió? Le respondí, “Él murió”. Preguntó: “¿Por qué murió?” Le dije, “Murió porque el corazón nuevo no fue capaz de bombear suficiente sangre para mantenerlo vivo”. Y el dijo, “Pero ¿porqué no le volviste a poner su corazón; al menos eso lo hubiera mantenido vivo”. Esa noche pensé en esa observación y decidí que el corazón viejo podía estar enfermo y podía no ser capaz de darle una buena vida al hombre. Pero todavía tenía suficiente funcionalidad para mantener vivo a ese individuo. Así que al conectar el segundo corazón de manera de asistir al viejo ¿por qué no dejar al viejo para que haga lo que es capaz de hacer? Y si eso falla, ¿puede hacer otro trasplante? Seguro. Se puede sacar el otro. Siempre lo he explicado. Cuando se tiene un caballo halando una carga en una cuesta y el caballo se cansa y empieza a desfallecer, se tiene dos formas de resolver el problema. Se puede sustituir al caballo cansado con otro fresco al frente de la carroza: ese es el trasplante ortotópico. O se puede dejar allí al caballo viejo y agregar un caballo fresco: ese es el trasplante heterotópico. Se puede notar la ventaja de tener los dos caballos. Si algo le ocurre al caballo nuevo, el viejo todavía está allí para evitar que la carga se vaya abajo. ¿Había suficiente espacio para hacer eso? El corazón reside en el medio y hacia la izquierda. Coloqué el segundo corazón en el medio y hacia la derecha. Puedo mostrarte placa de rayos X de ambos corazones: se puede ver que hay espacio más que suficiente para dos corazones. Usted continuó en su profesión como jefe de jefe de la unidad cardiológica en el mismo hospital donde se entrenó como cirujano residente, hasta 1983. Creo que usted se retiró de la práctica activa quirúrgica a la edad de 61 años. ¿Es esa una buena edad para retirarse para un cirujano cardiólogo? Debí haberme retirado antes (risas). Creo que para ser bueno en tu profesión, cuando te levantas en la mañana debes estar enfocado en la profesión, debe querer ir a trabajar. Recuerdo los días cuando, si tenía que escoger entre ponerme un par de guantes quirúrgicos y una mujer, habría escogido el par de guantes quirúrgicos porque eso me daba mucha satisfacción. Entonces llegó una etapa cuando no era tan satisfactorio ponerme los guantes. Cuando me levantaba en las mañanas, buscaba excusas para no ir a operar. Y me di cuenta: “Ahora es el momento de renunciar porque no estás enfocado en tú trabajo”. En realidad me retiré cuatro años antes de cuando debía hacerlo. Aún siento que debí haberme retirado uno o dos años antes porque al final no tenía las ganas. Mi Registrar me llamaba y decía “Tenemos un donante para trasplante”, y yo le respondía que siguiera adelante. Ni siquiera me levantaba para ir al hospital. Lamento haber seguido trabajando un poco más. Debe haber alguna analogía de cricket al respecto. Si (risas)- Mucho tiempo, muy tarde. Y la parte afortunada de eso es que cuando me retiré no me senté sin nada que hacer. Tenía muchas otras cosas que podía hacer. El precio de la celebridad: usted debió haber sido perseguido por los paparazzi, entre otros, en su tiempo. Si. ¿Le molestaba eso? Bien, eso interfería. No estoy contra las personas que escriben de mí mientras escriban la verdad. ¡Pero en esos países ellos distorsionan absolutamente las historias! Cuando estás tratan de mujeres, entonces tu esposa quien está en casa ve las fotos y las historias y, por supuesto, se molesta. Déjame darte un ejemplo. Una vez fui a un lugar en SurÁfrica. Mi esposa no pudo ir conmigo. Era una especie de cena bailable y a mitad del evento los organizadores me pidieron que posara con el equipo del hotel, así que me paré junto al equipo del hotel y había una muchacha pequeña muy agradable, una de las meseras, a mi lado. Ellos tomaron una foto del grupo ahí y entonces… ¿Alteraron la foto? Si (risas). Y entonces le pregunté a la muchacha si le gustaría bailar conmigo. Ella bailó una vez conmigo y allí terminó todo. Un fin de semana después, ese fue el titular de primera página de uno de nuestros principales periódicos de fin de semana: “¡Barnard acaramelado con una mesera!” Y como dijiste, cortaron la foto de manera que solo apareciera yo y la muchacha en ella. Yo conocía al editor de ese periódico y lo llamé por teléfono: “Le digo, ¿Cómo pudo hacer algo como eso?” ¿Sabe cual fue su respuesta? “Pensé que eso era divertido?” Mi esposa no pensó que eso era divertido, tampoco mi familia. Tales cosas de verdad me molestan mucho. También, cuando mienten acedrca del trabajo que hago. Puedo darte muchos ejemplos de cómo distorsionaron lo que ocurrió en la realidad, respecto al donante y respecto al paciente. ¿Cuáles considera usted los principales desarrollos médico y técnico en el campo del trasplante de corazón desde que usted se retiró? ¿Desde que se hizo el primer trasplante? Si, desde que se hizo el primero. Pienso que hubo tres avances principales. Uno fue que desarrollamos mejores métodos para preservar el corazón, para mantener el corazón en buenas condiciones después de ser removido del donante. Eso se logró inyectando el corazón con una solución paralizante, la cual lo paraliza por completo de manera que no se mueve para nada. Y también enfriándolo. El segundo fue que desarrollamos mucho mejores vías de diagnosticar el rechazo, lo cual fue muy importante porque… ¿También se anticiparon al rechazo? Si, nos anticipamos al rechazo, diagnosticándolo, también monitoreando el progreso de nuestro tratamiento. Eso es algo que no teníamos al principio. Lo extraño es que en realidad, los métodos que usábamos al principio eran, ahora lo notamos, totalmente de poco fiar. El tercero fue la introducción a comienzo de la década de 1980 de mejores drogas inmunodepresivas. Eso hizo una gran diferencia. Los trasplantes de todo tipo de órganos mejoraron después de 1980, con la introducción de la ciclosporina. Más y más drogas nuevas se han introducido. Creo que esos, son los tres avances principales en trasplante de corazón. La técnica quirúrgica no ha cambiado. Es exactamente la misma que hicimos al principio. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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