miércoles, 25 de mayo de 2016

Parte 1. Hombre vs Maraton. La quijotesca inquietud de un científico para propulsar que un corredor pase la barrera de las dos horas.

Jeré Longmanmay. The New York Times. 11-05-2016. Al lado del Mar Muerto, Israel.-- Al amanecer, el cielo y el agua parecían metálicos, plata y azul, el color de la velocidad. Una señal en la Highway 90 decía. “El Lugar más Bajo de La Tierra”. Yannis Pitsiladis, científico y provocador, había venido aquí por la misma razón que los peregrinos que padecían de bronquitis y enfisema escogieron esta región de escasa altitud entre Israel y Jordania. Había venido por el oxígeno. Un cuarto de milla (400 metros) por debajo del nivel del mar en el mar Muerto, donde la presión barométrica es alta, hay alrededor de 5 porciento más oxígeno para respirar. Se ha demostrado que el aire enriquecido naturalmente incrementa la capacidad de ejercitación de los que padecen enfermedades pulmonares crónicas. ¿Tendría el mismo efecto, se pregunto Pitsiladis, en los corredores mundiales más rápidos de larga distancia? Llevaba un barómetro de mano y registraba los cambios de elevación del terreno con su Smartphone, él había llegado en una misión de revisión para un proyecto quijotesco. Quería redefinir los límites de la resistencia humana al entrenar a un hombre para correr un maratón en menos de dos horas sin usar drogas de alto rendimiento. El Sub2 Project2, como es llamado, es un intento extraordinario, para reducir en casi tres minutos el registro mundial de 2 horas, 2 minutos, 57 minutos, establecido en 2014 en el maratón de Berlin por Dennis Kimetto de Kenya. Un maratonista rompa la barrera de las dos horas terminaría más de seis-décimos de milla por delante de Kimetto, toda una eternidad en distancia de carrera. Algunos consideran imposible la meta. Muchos son sospechosos debido al despliegue del dopaje en pista y campo, y casi nadie considera alcanzable el hecho a corto plazo. De alguna manera, una meta de dos horas es tan arbitraria como la distancia del maratón: 26 millas, 385 yardas, establecida en los Juegos Olímpicos de Londres 1908, en parte para acomodar la vista de la familia real británica. Pero los números redondos le prestan claridad al logro. Correr por debajo de dos horas sin el uso de drogas vetadas sería establecer un registro que se equipararía con los cuatro minutos en la milla (1600 metros) como prueba de la fortaleza humana. Un maratón de 1:59:59 requeriría un paso de 4 minutos, 34 segundos por milla, siete segundos más rápido que el paso del registro mundial actual. Requeriría de 85 a 90 porciento de la máxima capacidad aeróbica de un corredor, dos veces la capacidad de un hombre promedio, y una tasa cardíaca sostenida de alrededor de 160 a 170 latidos por minuto. (La tasa típica en descanso es de 60 a 100 latidos por minuto). “Lo que me excita es entender los límites del rendimiento humana”, dijo Pitsiladis, 48, un experto líder de antidopaje con el Comité Olímpico Internacional y profesor de deportes y ciencias del ejercicio en University of Brighton de Inglaterra. “¿Qué puede hacer el hombre?” Pitsiladis ha volado durante la noche a Israel desde Etiopía, tomando su habitual asiento de ventana y sintiendo menos pánico en un lugar cerca del ala y con vista al motor del jet. Estaba aterrado de volar a pesar de que a menudo ha viajado más de 200 días al año. Su máscara para dormir permaneció pegada a su frente luego del despegue, su respiración se hizo más pesada y nerviosa. La única manera que me puedo montar en un avión es con una botella de vino”, dijo Pitsiladis medio en broma luego de otro vuelo. “Pienso que voy a morir en el trayecto”. En esta temprana mañana de febrero, él estaba a salvo en tierra de nuevo, manejando un carro alquilado, estimulado con café y certeza en la cara de escepticismo e indiferencia. Los patrocinantes corporativos habían rechazado comprometerse con cualquier cosa cercana a los 30 millones de dólares que Pitsiladis consideraba costaría Sub2 Project. “Los patrocinantes dicen que es muy bueno para ser verdad”, dijo él. “Como el viaje del hombre a Marte”. Esa incredulidad no lo hizo vacilar. A diferencia de muchos científicos deportivos, Pitsiladis ve valor, no riesgo, al proponer ideas provocativas, aun si ellas terminan siendo incorrectas. “La ciencia es un proceso de dudar y experimentar”, dijo Peter Weyand de Southern Methodist University en Dallas, quien es el experto en biomecánica del Sub2 Project. “Es un proceso de descarte”, dijo Weyand. “Yannis es un buen ejemplo de alguien con la voluntad de dar un salto de fe y generar una hipótesis que rete la sabiduría convencional y ejecutarla con actitud, ‘No me voy a detener ante el estancamiento potencial; no me voy a sentir como un científico fracasado’. Eso es importante. Es en parte como la ciencia avanza”. Retar el convencionalismo Con los tiempos haciéndose cada vez más rápidos, la mayoría de los científicos deportivos cree que el maratón de dos horas es más un asunto de cuando que de condicionalidad. Desde 1998, el registro mundial del maratón ha bajado en 3 minutos y 8 segundos. Michael Joyner, un investigador de la Clinica Mayo, predijo en 1991 que era posible terminar el maratón en 1:57:58. Pero numerosos expertos predijeron que las dos horas no serían alcanzadas hasta 2028 o 2035 o quizás 2041. Pitsiladis consideró extremadamente conservadores esos pronósticos. Empezó su Sub2 Project a finales de 2014 con una pagina web, recaudación de fondos y reclutamiento de científicos. Creía que su meta podía lograrse a finales de 2019, años antes de lo que comunmente se pensaba posible. Su consorcio de científicos usaría los últimos conocimientos, y desarrollaría adelantos vanguardistas, en nutrición, biomecánica, genética, eficiencia para correr, entrenamiento, estrategia de carrera y medicina deportiva para hacer el maratón por debajo de las dos horas. Las ganancias incrementales, creían los científicos, podían sumarse para llegar al logro. Y quizás nueva tecnología y conocimientos emergerían para ampliar los beneficios, como cuando el hombre aspiraba llegar a la luna. Los expertos del Sub2 usarían data para confrontar hábitos, tradición, consenso. Ellos diseñarían programas de entrenamiento para individuos, empleando la ciencia para ayudar a los corredores de Etiopía y Kenya y otros lugares quienes habían tenido actuaciones fantásticas usando poco la ciencia. Ellos retarían todo lo que las personas pensaban que sabían acerca de las carreras de larga distancia, como entrenar y hasta si usar zapatos. “No sabemos nada acerca de la ciencia del entrenamiento”, dijo Pitsiladis. “Digo de verdad que nada. Cuando digo eso, las personas se molestan mucho”. “Cantidades de energía” fue la forma como los científicos describieron a Pitsiladis. Es joven, bien parecido, extrovertido, visto como encantador por quienes lo apoyan y arrogante por algunos detractores. Se viste casualmente, con jeans y ropa ajustada de correr, y a veces se dispersa cuando hace malabares con proyectos académicos. Tiene un sentido de los dramático y frenético. Sus palabras se disparan con urgencia. Las ideas burbujean como en una clase de química de volcanes. En una charla de TEDx en Chipre en noviembre, acerca del futuro, Pitsiladis flanqueaba a un diseñador de Londres, Ryan Genz, quien se especializa en tecnología de ropa. Genz había hecho un traje que aceptaba tarjetas SIM y permitía a los usuarios hacer y recibir llamadas, así como un traje que podía mostrar mensajes de Twitter. Pitsiladis dijo que quería desarrollar ropa inteligente para corredores que suministrara información en tiempo real: composición del sudor, ritmo cardíaco, tasa de respiración, temperatura corporal. Esta data podía mostrarse en pantallas de televisión como si los corredores fuesen autos de carrera Formula Uno. Quizás nanotecnología incrustada en la ropa podía enfriar o calentar el cuerpo si fuese necesario. “Queremos llevar la carrera a la sala y hacer que las ropas contribuyan a los resultados que conseguimos”, dijo Pisiladis. Sobre todo, la investigación de Pitsiladis busca explorar y posiblemente conseguir reconocimiento del mundo de los corredores. Muchos maratonistas de élite, de hecho, corren alrededor de 120 millas semanales como entrenamiento. Pero había poca ciencia para sustentar ese régimen, dijo Pisiladis. Quizás 75 millas semanales funcionarían igual para muchos corredores, o tal vez cualquier entrenamiento razonable lo haría. Un método de entrenamiento popular es conocido como “vivir en lo alto, entrenar en lo bajo”. Al vivir en un lugar elevado, los atletas estimulan la producción de glóbulos rojos para compensar los niveles bajos de oxígeno en el aire. Al entrenar en o cerca del nivel del mar, son capaces de mantener la intensidad de sus ejercicios porque hay más oxígeno disponible. Vivir en lo alto, entrenar en lo bajo está respaldado por alguna evidencia. Pero Pitsiladis no está convencido completamente de su eficacia, al decir, “Apostaría que eso está errado y que es mejor vivir en lo alto y entrenar en sitios más altos”, como a menudo lo hacían quizás dos de los corredores de largas distancias de la historia, Haile Gebrselassie y Kenenisa Bekele de Etiopía. “Puede que eso no funcione, pero intentémoslo a ver que pasa”, añadió Pitsiladis. Pitsiladis quería explorar entrenando a varias altitudes, desde el enriquecido en oxígeno Mar Muerto hasta 5.500 pies, hasta 11.500 pies, o hasta 13.000 pies. Él podría suministrar oxígeno suplementario durante el entrenamiento si fuese necesario. Quizás el cuerpo sería estimulado a producir aún más glóbulos rojos en lugares más elevados. Y el cerebro podría adaptarse a esos enervantes e hipóxicos ejercicios, produciendo resultados de carrera más rápidos al nivel del mar. “Es casi el equivalente a correr con pesas en los pies y entonces cuando las quitas sientes que vuelas”, dijo Pitsiladis. Como estudiante de doctorado, Pitsiladis experimentó dándole a los corredores un vaso de crema batida como comida pre-carrera. La idea era usar la grasa para ayudar a retardar el consumo de carbohidratos, la mayor fuente de combustible del cuerpo durante el ejercicio de al intensidad. Pero Pitsiladis había llegado a creer que el maratón de dos horas podría ser logrado mejor bombardeando el sistema con glucosa. De hecho, Owen Anderson, un consultor de Sub2 Project quién entrenó correcaminos kenyanos élite en Michigan, le daba a sus atletas de 8 a 10 onzas de una bebida deportiva antes de la carrera para acostumbrarse a una sensación de inflación. (Beben más durante la competencia). Para acostumbrarse a una sensación incómoda en el estómago, los corredores algunas veces practicaron comiendo ugali, una crucífera keniana, o col antes de entrenar. “Mis corredores pueden comer una cena de Sichuan china antes de correr”, dijo Anderson en broma. Contra las convenciones, Pitsiladis teorizó que la segunda mitad de un maratón de dos horas sería corrida más rápida, no más lenta, que la primera mitad. A medida que los corredores queman combustible y se hacen más livianos durante una carrera, dijo él, deberían hacerse más económicos, necesitar menos oxígeno para mantener una cierta velocidad. Cuando los corredores bebían, Pistsiladis creía, que podían ganar segundos preciosos al exprimir fluido dese una bolsa en vez de abrir una botella, como hacen los corredores de élite en el trayecto. Y quizás, dijo él, necesitaban beber menos o nada en la segunda mitad de un maratón de dos horas. En lugar de eso, podrían enjuagar sus bocas con una solución de carbohidratos y escupirla. La investigación ha mostrado que el cerebro podía ser engañado para hacerle creer que venían más carbohidratos en camino, induciendo a los músculos a trabajar más duro. Pitsiladis y sus colegas del Sub2 también querían explorar preguntas básicas. ¿Cuál es la forma óptima para correr? Se sabía mucho de la biomecánica de la velocidad, pero poco acerca de la carrera de distancia larga. Los maratonistas corren con ritmos más variables que los velocistas, dijo Weyand, el biomecánico, pero probablemente hay un patrón ideal para minimizar los costos energéticos y reducir o retardar la fatiga. Identificando la mejor manera de correr. Muchos de los mejores maratonistas usan de 10 a 20 porciento menos energía que otros corredores entrenados. Cómo ellos corren tan económicamente, está siendo examinado en la búsqueda del maratón de menos de dos horas. “No pienso que el prospecto de reducir un minuto para una élite masculina sea irracional con una forma de intervención, basada en lo que sabemos ahora, dijo Weyand. “Y podría ser más”. Encontrarse con el escepticismo. Aún algunos de los corredores más grandes, sin embargo, dudaban que un maratón de dos horas fuera posible. ¿Podía el cuerpo tener suficiente combustible de carbohidratos para correr tan lejos, tan rápido? ¿Reduciría el cerebro la velocidad de las piernas por auto-preservación? “No puedo decir que eso sea posible”, dijo Bekele, la estrella etíope, triple campeón olímpico de pista a quién Pitsiladis enlistó para el Sub2 Project con la esperanza, en que los ajustes y arranques del corredor, podían servir un día para probar algunas de sus teorías con él. “Para mi eso es imposible, tal vez”, dijo Bekele. “Nunca se sabe. Tal vez en 10 años hay algo diferente. Tal vez alguien crea una nueva tecnología”. Los escándalos de dopaje también han convertido al mendo de las carreras en un lugar mucho más cínico de lo que era en 1954 cuando Roger Bannister de Inglaterra rompió la barrera de los cuatro minutos en la milla. Cuarenta kenyanos han resultado positivos para sustancias vetadas en años recientes. Etiopía también ha sido afectada por el dopaje, y Rusia ha sido suspendida de las competiciones internacionales de pista y campo, lo cual podría extenderse hasta los Juegos Olímpicos de Rio de janeiro en 2016. Lamine Diack de Senegal, un antíguo presidente del cuerpo gobernante de pista, está acusado de haber recibido más de 1 millón de dólares en sobornos para disimular las pruebas positivas de drogas de los atletas rusos. Permanece bajo investigación de las autoridades francesas. “No creo que deberíamos estar apurando el paso” para alcanzar el maratón de dos horas, dijo Mary Wittenberg, una antigua directora de de carrera del maratón de la ciudad de Nueva York y una voz influyente en las carreras internacionales de larga distancia. “Pienso, que en un período de la historia de este deporte donde el dopaje se ha convertido en una preocupación real, deberíamos hacer algo para regresar a las carreras y la competencia y no a los hechos sobrehumanos”, dijo Wittenberg. “Se pone mucho incentivo con el dinero y la gloria. Pienso que eso puede aumentar el riesgo de que alguien pudiese hacer trampa”. Ross Tucker, un fisiólogo de ejercicios de Sur África quien ha estudiado corredores de élite, escribió quizás los comentarios más ácidos a los objetivos del Sub2 Project. Tucker dijo que Pitsiladis y su equipo han hecho promesas exageradas de lo que la ciencia podría lograr al tratar de producir un descenso del 2.4 porciento del tiempo más rápido del maratón para 2019. Los africanos orientales ya reciben entrenamiento y consejos científicos de primera línea y tienen décadas de experiencia y grandes incentivos económicos para inspirar sus actuaciones, escribió Tucker en SportsScientists.com cuando empezó el Sub2 Project. Estos corredores, escribió él, “se rien de los occidentales por sus monitores de ritmo cardíaco y controles porque ellos ya entienden muy bien sus cuerpos”. A menos que una nueva generación completa de corredores sea descubierta, escribió Tucker, solo la tecnología irrestricta, como el dopaje o resortes en los zapatos, produciría un maratón de dos horas en el marco de tiempo de Pitsiladis. “Esto es relaciones públicas, un asunto de mercadeo, tiene que ver con la traducción de la ciencia y su ‘venta’ al mundo deportivo”, escribió Tucker. “Pienso que esto no es de ayuda”. Otros se han preguntado si los grandes avances científicos son necesarios para generar un maratón sorprendente. Andy Jones, un miembro del consorcio Sub2, dijo que las dos horas podrían estar al alcance hoy al reunir un grupo de los mejores maratonistas mundiales, pagándoles comisiones por presentación y bonos por los tiempos, y mejorando las búsquedas para reducir el roce aerodinámico. “Pienso que probablemente el talento está ahí”, dijo Jones, un psicólogo de la University of Exeter en Inglaterra. “No pienso que necesariamente cambiemos el entrenamiento de alguien. Pienso que la mejor opción es reunirlos en las mejores condiciones posibles, para trabajar juntos, y tener el paquete de inversión apropiado para que eso ocurra”. Pitsiladis llamó a Tucker “profesor de pupitres” y sintió que él podía levantar sospechas acerca de uso de drogas. El número de atletas que usa sustancias vetadas en los niveles más altos de la carrera de maratón es probablemente “muy alto”, concedió Pitsiladis. Pero si alguien podía contribuir para restringir el dopaje, era él. Pitsiladis es miembro de la comisión médica y científica del Comité Olímpico Internacional. Y está al frente de crear la próxima generación de pruebas de drogas para el mejorador sanguíneo conocido como EPO para detectar su conexión con la huella digital de los genes. Todos los corredores quienes participan en el Sub2 Project deben someterse a un régimen expandido de pruebas sanguíneas y de orina, realizadas independientemente. “Quiero vencer a los que están en drogas”, dijo Pitsiladis, agregando: “Quiero decir, en un sentido, si, se han tomado drogas, pero no mis atletas, y he enfrentado la barrera de las dos horas sin ellas. Eso rompe el argumento ‘Voy a usar drogas porque funcionan más que la ciencia’”. Comenzando una Aventura. El Sub2 Project no es el primer viaje de Pitsiladis a la incertidumbre y lo desconocido. Es un aventurero en una familia de aventureros. Luego de la segunda guerra mundial, su padre, Tony, salió de Grecia a los 11 años de edad, navegó con extraños a una vida nueva en Australia. El Pitsiladis mayor luego le contaba a su hijo historias exóticas: al trabajar como extra en la película apocalíptica de 1959 “On the Beach”, protagonizada por Gregory Peck; al negociar para conseguir un puesto en la tribuna VIP en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956. La vida de Yannis Pitsiladis ha sido patética, evidente en su ancestro griego, su acento surafricano, sus títulos avanzados obtenidos en Escocia e Inglaterra. Se rompió la barbilla cuando era adolescente mientras se lanzó de cabeza por una pelota en un intento por convertirse en voleibolista de calibre olímpico para Grecia. Si no tuvo los genes para el voleibol, bromeaba, tendría el ADN de la perseverancia. “Le digo todo el tiempo, ‘Baja la intensidad, un día te vas a caer’”, dijo Jos Hermens, un holandés olímpico en 1976 y dirigente de muchos corredores de la élite mundial, quien ayuda a financiar el Sub2 Project. En los pasados 16 años, Pitsiladis ha viajado desde Jamaica hasta Africa Oriental para coleccionar muestras de ADN de cerca de 1000 campeones olímpicos y mundiales y otras estrellas de varios deportes. Cree en la primacía de los genes para influenciar la habilidad atlética. “Escoge bien a tus padres”, le gusta decir en sus charlas. Pero también considera que la dominancia de los kenyanos y etíopes en las carreras de larga distancia en buena parte se debe a factores culturales y socioeconómicos. En otras palabras, dijo él, los genes necesitan el ambiente apropiado para manifestarse. En su charla de TEDx en Chipre, Pitsiladis describió un estudio suyo que encontró que los niños kenyanos realizaban 170 minutos de actividad moderada a vigorosa durante el día, comparados con los 20 a 40 minutos de los europeos. “La vida era un tipo de deporte” para los etíopes y kenyanos, dijo Pitsiladis, mientras ellos caminaban y corrían largas distancias en un estilo de vida pastoral. Con un aporte de 500.000 dólares del gobierno japonés, el consorcio Sub2 planea empezar a secuenciar los genomas de todos los campeones cuyos ADN Pitsiladis ha coleccionado. “El escenario ideal es que la mayoría de ellos, o todos ellos, tuviera un número de genes variables que son muy raros en la población”, dijo Pitsiladis, agregando: “Sabemos que los genes son importantes. Solo que no sabemos cuales son los importantes”. Él quiere empezar a desarrollar regímenes individualizados de entrenamiento, basado no solo en como se sintió un corredor un día particular sino en la respuesta de sus biomarcadores. ¿Cuáles genes se activaban y desactivaban cuando se alcanzaba el nivel de intensidad de ejercicio conocido como umbral de lactato? ¿Cuáles genes indicaban la producción de glóbulos rojos o titilaban como luz roja en un cruce de vía férrea, señalando deshidratación y daño muscular? “Podríamos decir, ‘Cuando el entrenamiento se desarrolla bien, los biomarcadores están en esta zona, así que dejémosle relajarse’”, dijo Pitsiladis. “O cuando se desvían de esta, podría ocurrir daño, así que mantengámosle retrasado o no lo llevemos a la carrera. Nadie está haciendo eso”. Relativamente hay poco financiamiento para la ciencia deportiva, especialmente si se compara con la investigación biomédica. Pitsiladis a veces a puesto dinero de su bolsillo para financiar sus proyectos. En una ocasión, su investigación de genética fue patrocinada por un restaurant indio de Glasgow. El costo personal fue alto también. Fue consumido por el trabajo. Su matrimonio entró en crisis. Se divorció. Él asumió la culpa. “Imagina a tu esposa si rehipotecas la casa para pagar tus proyectos de trabajo”, dijo Pitsiladis. “Pienso que te mandará a la porra”. Pero su antigua esposa, Mariny Kapsali, y sus dos hijos adolescents regresaron recientemente con él y apoyan su Sub2 Project. “Me temo que Yannis pone la barra muy alta”, dijo Kapsali de 48 años, una investigadora farmacológica. “Pero no, no significa no para él. Si hay un problema, él no se detendrá hasta resolverlo”. Buscando un lugar. El Mar Muerto mantuvo un potencial intrigante como lugar para entrenar y correr. La Highway 90 del lado israelí es mayoritariamente plana. También lo son los islotes que cruzan el mar. Los momentos mas refrescantes del dia en enero y febrero están cerca de lo que Pitsiladis estimó que sería la temperatura ideal de carrera, aproximadamente de 46 a 48 ºF, de esa manera los corredores no gastarían energía para enfriar sus cuerpos. “Es un poco más caliente de lo que queremos”, dijo Pitsiladis, “pero el beneficio del oxigeno agregado al estar debajo del nivel del mar podría darnos una ventaja”. Los hombres sanos promedio, junto a los corredores y ciclistas bien entrenados, han mejorado sus actuaciones cuando les proveen un aire enriquecido con oxígeno en un laboratorio. Pero nadie ha hecho estudios de campo con los maratonistas más rápidos del mundo, dijo Pitsiladis. Él especuló que los principales kenyanos y etíopes, quienes dominan el maratón, podrían beneficiarse doblemente en el Mar Muerto. Ellos tienen una mayor capacidad para trasladar oxigeno por vivir y entrenar en lugares altos, y tendrían más oxígeno para respirar debajo del nivel del mar. Podrían estirar los músculos de una manera que no sería posible en lugares altos y presumiblemente serían capaces de correr más rápido al percibir menos esfuerzo. Los corredores también podrían corregir una condición observada en algunos atletas de alto entrenamiento conocida como hipoxemia arterial inducida por el entrenamiento. Los maratonistas élite tienen un ritmo cardíaco tan vasto, son capaces de circular su sangre de siete a ocho veces por minuto a través de los pulmones, dijo Pitsiladis, que mientras corren a altas velocidades en o cerca del nivel del mar, algunos han experimentado un descenso de la saturación de oxígeno en sus glóbulos rojos. “No todos los corredores élite tienen eso”, dijo Pitsiladis, “pero algunos si. Típicamente son los mejores”. Comparó la hipoxemia con un bus viajando tan rápido que los pasajeros no tenían tiempo de subir a bordo y ocupar los asientos. “Este lugar puede ayudar a corregir eso”, dijo él., “porque hay más oxígeno disponible”. Sobre el mar en este paisaje bíblico, las montañas al final del desierto de Judea se teñían de rojo y luego se hacían tan amarillas como leones. Pitsiladis hablaba con excitación. Tendría que llevar atletas élite allí y conducir los experimentos apropiados, por supuesto. Estaba animado por la posibilidad. “Podemos venir y hacer entrenamientos y carreras en un ambiente como este, este es probablemente el mejor lugar del planeta para hacerlo.”, dijo Pitsiladis. La temperatura de invierno pudiera ser la apropiada, “y hay más oxígeno que en cualquier otro lugar, y el terreno es plano”, añadió él. “¿Qué más quieres?” Al atardecer en el Mar Muerto, el cielo toma las tonalidades azul y naranja de una llama de gasolina. Los maratonistas están acostumbrados a correr en la mañana. Pero alguna investigación sugirió que los atletas podrían tener un rendimiento ligeramente mejor al final de la tarde, cuando la temperatura corporal y los niveles hormonales llegan a un punto máximo, los músculos se hacen más flexibles y la función pulmonar también está en su tope. Pitsiladis tuvo una misión final en su viaje de búsqueda: una carrera de cinco o seis millas a lo largo de los islotes que hay en el mar, bordeando grandes pozos donde fueron extraídos minerales. El viento podría ser fuerte en este area, al cruzar la Highway 90 desde el desierto. Un intento para establecer una marca para la distancia en la media maratón 2007 Dead Sea fue afectado por el viento. Quizás sería más calmado en el agua. Tal vez sería el lugar para correr una carrera. El viento persistió este día de febrero, y pequeños riscos de sal en los caminos hacían un poco complicado encontrar el paso. Pero los riscos podían ser solventados, dijo Pitsiladis. Quizás algunas pantallas podían aplacar el viento. Si los mejores corredores se reuniesen aquí para tratar de bajar de las dos horas, no tendrían un tiempo de salida estricto, como ocurre en los maratones de las grandes ciudades. La carrera podría ser pospuesta por un día o dos hasta que las condiciones se acercaran a las ideales. El Mar Muerto podría también ser un lugar para experimentar más con la tecnología satelital, la cual Pitsiladis había probado en el maratón de Dubai en los Emiratos Árabes Unidos, al medir la temperatura del suelo en cada sección del trayecto en tiempo real. Recientemente, él obtuvo 30 termómetros pequeños que los corredores podían tragar para registrar sus temperaturas a través de la carrera. “Quiero ser capaz de relacionar la temperatura del suelo con la temperatura corporal”, dijo Pitsiladis. “Que efecto tiene eso?” Se le podría pasar información al corredor, dijo él, quizás de alguien quien pasara en una motocicleta y pudiese alertar, “Al doblar la esquina, es más fresco, aprieta más”, o “Es más caliente, baja el paso”. Todas estas ideas son especulativas. Pero hablan de la tendencia de Pitsiladis hacia la innovación y su rechazo a rendirse ante la ortodoxia. “Yannis es muy bueno cuestionando la sabiduría común”, dijo Barry Fudge, un antíguo estudiante de doctorado suyo quién es el jefe de tolerancia de la federación británica de pista y campo. “En esta coyuntura, la mayoría de las personas diría, ‘No, no, no, tienes que estar loco’. Bien, Yannis es lo suficientemente loco para hacerlo”. Traducción: Alfonso L. Tusa C. 20-05-2016.

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