martes, 17 de mayo de 2016

50 años después de la revolución cultural, un hijo espera respuestas acerca de la muerte de su padre.

Chris Buckley. The New York Times. 14-05-2016. Beijing—Cincuenta años después que su padre fuese asesinado, Chen Shuxiang aún se pregunta que le ocurrió a su cuerpo ensangrentado. Él guarda una nota arrugada desde entonces que le permitiría buscar entre los destrozos de la revolución cultural y pagarle a los estudiantes fanáticos quienes golpearon a su padre hasta matarlo para que lo cremaran. Nunca encontró el cuerpo de su padre. Desde entonces, ha esperado las respuestas, y esperaba que los estudiantes quienes mataron a su padre se arrepintieran, al envejecer y decir que lo lamentaban. Ninguno lo ha hecho. Mr. Chen todavía espera por una consideración franca del legado de la revolución cultural de Mao, y también China. “Justo antes que él muriera, a mi padre ni siquiera se le permitió un sorbo de agua”, dijo Mr. Chen, 72, un maestro retirado quien vive al noroeste de Beijing, a una caminata de pocos minutos de donde vivió su padre. “Es algo de lo que no me gusta pensar ni siquiera ahora, pero me gustaría saber de los que hicieron esto”. “¿Por qué se lo llevaron? ¿Dónde terminaron sus cenizas? Medio siglo despues que Mao Zedong comenzara la revolución cultural, su ruta tumultuosa de enlistar a los chinos ordinarios para purgar al país de enemigos ideológicos, muchos de los que vivieron esa época creen que su legado aún aterra a su país. Desde su inició oficial el 16 de mayo de 1966, hasta que terminó con la muerte de Mao en 1976, quizás un millón o más de personas fueron asesinadas, decenas de millones fueron perseguidas, la economía se estancó, y miles de monumentos históricos y culturales fueron destruidos. El partido comunista condenó oficialmente el movimiento en 1981, declarándolo “responsable del atraso más severo y las pérdidas más pesadas” sufrido por la república del pueblo desde su fundación en 1949. Pero China tiene aún que enfrentar de lleno esa época. El partido últimamente se ha hecho más hostil a la hora de analizar a Mao, al no mostrar voluntad para responder preguntas intrigantes acerca del poder desaforado que ostentaron Mao y su partido, o devastar las memorias de una época cuando los perpetradores a menudo se convertían en víctimas. La supresión de la memoria ha bloqueado que el episodio se ventile, y la consiguiente asignación de culpabilidad, muchos quienes lo resistieron creen que eso ayudaría a que el país avance. Los historiadores de China a menudo no pueden publicar sus investigaciones acerca de la revolución cultural. Los libros de texto se saltan ese período. Muchas personas jóvenes no tienen idea de que sus escuelas fueron una vez campos de batalla para los estudiantes militantes, conocidos como los guardias rojos. Este año, el gobierno no ha celebrado ningún memorial por el aniversario y ha desautorizado el luto público. “El partido comunista mantiene el poder, y esto es una marca oscura contra si”, dijo Chen Bing, un estudiante para el momento en la escuela donde el padre de Mr. Chen fue asesinado. “Si eso se publicita mucho, es como dañar su propia reputación”. Muchos sobrevivientes, los antíguos guardias rojos e historiadores dijeron que la reticencia oficial había permitido una nostalgia peligrosa por la época de Mao. Ellos no ven el riesgo de una repetición a escala completa de la revolución cultural. El Presidente Xi Jinping no tiene el apetito de Mao por la prepotencia, y la sociedad china es de lejos menos rígida y aislada ahora. Pero muchos dijeron que temían por un retorno a la táctica política dura, el fanatismo ideológico y los pronunciamientos absolutistas que alimentaron la furia de los guardias rojos, las tropas políticas juveniles de choque de Mao. Sus miedos han crecido bajo Mr. Xi. La familia del presidente sufrió mucho durante la revolución cultural. Su padre fue purgado por Mao y perseguido por los guardias rojos, y Mr. Xi se movía alrededor de la ciudad mientras el conflicto consumía la ciudad. Pero en un giro que los historiadores aún intentan descifrar, como político adulto Mr. Xi ha reverenciado públicamente a Mao. Y desde que asumió el poder en 2012, los críticos han detectado trazas de Mao mientras ha apretado sobre la disidencia y amasado un poder formidable. “Si los fantasmas de la revolución cultural no son dispersados y se les permite crecer, nos deslizaremos hacia otra revolución cultural”, dijo Bu Weihua, un antiguo guardia rojo quien asistió a la escuela secundaria donde Mr. Chen fue estudiante y luego maestro. Mr. Bu se convirtió en uno de los historiadores de la época más respetados de China. “Más restos de la retórica de la revolución cultural, métodos y doctrinas, flotarán”. Para muchos, las recientes denuncias de partido comunista de un desarrollista de bienes raíces quien acosaba a Mr. Xi fueron reminiscentes de las purgas de la revol.ución cultural. Otros han criticado una reciente actuación para elogiar a Mao en el gran salón del pueblo como señal de disturbio. Las personas que no experimentaron la revolución cultural saben solo que muchos oficiales fueron perseguidos, pero no saben que el número de personas ordinarias quienes sufrieron fueron 10 veces, 100 veces más”, dijo Yan Jisheng, un historiador chino quien ha estado bajo la presión oficial por sus estudios críticos de la era maoísta, en un discurso reciente en Beijing. “Desafortunadamente, hoy en día hay algunas personas haciendo de todo desde el poder para cubrir los maquillar los errores de la historia”. La revolución cultural fue la campaña de Mao para purgar a los enemigos internos quienes, dijo él, habían sido seducidos por el capitalismo y los compromisos “revisionistas” de la Unión Soviética. Los estudiantes conformaron grupos de la guardia roja para fortalecer la voluntad de Mao, él les dio su bendición, y el tumulto se incrementó, especialmente en las escuelas, donde los estudiantes condenaron maestros y oficiales. Antes de retirarse, Mr. Chen fue instructor en la prestigiosa Tsinghua University High School, el lugar de nacimiento del primer grupo de guardias rojos. Pero aún cuando los estudiantes pasaron desde los discursos contra los maestros a la humillación física, con sombreros de brujas y desfiles, a las golpizas, Mr. Chen pensó que su familia estaba a salvo. Fechas Clave 1966 Temiendo que sus enemigos internos buscaran subvertir su revolución, Mao empieza la revolución cultural. Los estudiantes forman los grupos de guardias rojos para fortalecer su régimen. Los ataques se multiplican sobre los disidentes de Mao. 1967 Oficiales radicales y guardias rojos atacan a los líderes. Muchos líderes caidos son perseguidos y torturados. Los enfrentamientos por la dirección de la revolución cultural se profundizan. Mao trata de controlar a través de sus guardias rojos más radicales. 1968 Las autoridades empiezan a enviar millones de jóvenes urbanos al campo. El partido comunista expulsa al antiguo Presidente Liu Shaoqi, y este muere el año siguiente luego de un trato brutal. Una campaña para “limpiar las clases de rango” cobra muchas vidas. 1969 Marshal Lin Biao es declarado aparente heredero de Mao. Lin Biao muere en un accidente aereo en 1971 luego de un altercado con Mao. 1972 El Presidente Richard Nixon visita China. El Premier Zhou Enlai supervise los esfuerzos por restaurar la economía. Los años siguientes, los líderes expulsados regresan a sus oficinas. Pero Mao sigue protegiendo a sus aliados izquierdistas. 1976 El Premier Zhou muere en enero, seguido por Mao en septiembre. Poco después que Mao muere, su heredero Hua Guofeng y otros oficiales determinan el arresto de los principales aliados radicales de Mao, el Grupo de los Cuatro. Su padre era de clase trabajadora, un operador de calderas de educación rudimentaria cuyo padre había hecho el mismo trabajo. Su madre lavaba ropa para conseguir ingresos extra. Mr. Chen, el mayor de siete hijos, se había resignado a no entrar a la Universidad para ayudar a mantener a sus hermanos. Consiguió trabajo como instructor en la misma escuela secundaria donde había estudiado. Pero la noche del 27 de agosto de 1966, mientras doblaba la esquina de la casa de su familia, vio más de una docena de jóvenes con uniformes verdes y cintas rojas en los brazos, el uniforme de los guardias rojos, dijo Mr. Chen. Un vecino vio a Mr. Chen y lo saludó a la distancia. Cuando regresó esa noche, la casa estaba hecha un desastre. Sus hermanos y hermanas gritaban; los alimentos que su madre preparaba para la cena fueron estrellados contra las paredes y el piso; sus padres habían desaparecido. La mañana siguiente, su madre, Liu Wancai, regresó a casa, apenas podía hablar, sus ropas estaban desgarradas, su rostro ensangrentado. “¿Y papá?” preguntó Mr. Chen, de acuerdo a sus memorias privadas publicadas. “Fue asesinado”, dijo su madre. “Es verdad. Murió a mi lado”. Ms. Liu y su esposo fueron arrestados por los guardias rojos, y él fue acusado de ser un “enemigo de clase”, le dijo ella a Mr. Chen. La famila paterna de Mr. Chen alguna vez había sido dueña de un terreno de tres acres, suficiente para etiquetar al padre como terrateniente, anatema de la revolución. La turba de adolescentes metió a la pareja en la parte trasera de un camión y los llevó a una escuela donde fueron torturados al estilo militar, con correas de cuero, la herramienta favorita de los guardias rojos; una cuerda de saltar convertida en látigo; y zapatos con clavos sobresalientes, dijo Ms. Liu. La turba luego llevó a la pareja a otra escuela donde continuaron las torturas, incluyendo tubos de hierro. El padre, Chen Yanrong, 37, insistía en que la etiqueta de terrateniente estaba equivocada; su familia hacía tiempo había abandonado la propiedad. Peron en aquel entonces, dicho el Mr. Chen joven, “mientras más negabas algo, más te torturaban”. Mientras yacía sobre su sangre, Chen Tanrong suplicaba por agua. Los estudiantes dijeron no, y él dejó de respirar poco después. “Hubo algo de azar sobre quienes fueron torturados”, dijo Guobin Yang, un profesor de la University of Pennsylvania y autor del estudio nuevo, “The Red Guard Generation and Political Activism in China”. “La cosa más importante era en verdad mostrar que nosotros, la organización, éramos los verdaderos revolucionarios”. De acuerdo a posteriores cifras oficiales, 1722 personas fueron asesinadas en el tumulto que atravesó Beijing en agosto de 1966. Hubo probablemente más, incluyendo suicidios y personas asesinadas luego de ser expulsadas de la ciudad. Los guardias rojos que se llevaron a los padres de Mr. Chen venían de una de las principales escuelas de la ciudad, Peking University High School, de acuerdo a su madre como a posteriores documentos oficiales. Ellos estaban entre las primeras oleadas de guardias rojos, quienes eran usualmente el resultado de los partidos oficiales. Luego Mao la emprendió contra su propia élite política, y cuando la primera oleada cayó en desgracia, se dio lugar a las facciones “rebeldes” de guardias rojos que libraron sangrientas batallas contra otras facciones de guardias rojos. El día siguiente de que su padre fuese asesinado, Mr. Chen pidió a los guardias rojos de su escuela que escribiesen una nota que le permitiera ir a Peking University High School para pagarle a los guardias rojos de allí por la cremación. Pero en la puerta de la escuela, él oyó a las personas decir que durante la noche habían ocurrido muchas torturas y que habían sacado dos cadáveres. Asustado, Mr. Chen se fue sin entrar a ver el cuerpo de su padre. Aún tiene la nota, pegada en la parte trasera de un portarretratos. Su madre falleció en 2011, y nunca fue capaz de identificar a sus torturadores. La familia dejó un espacio en su tumba para los restos de su esposo, si alguna vez son encontrados. Luego de la muerte de Mao en 1976, la familia recibió 2500 renminbi, equivalente a alrededor de 380 $ a la tasa de cambio actual pero una suma más generosa en aquel entonces, en compensación por la muerte del padre. Peking University High School tambien le entregó a la familia una declaración reconociendo que los guardias rojos de esa escuela, quienes se llamaban Grupo de Combate Bandera Roja, habían matado al padre. Pero nadie nunca ha salido a asumir responsabilidad por la muerte, dijo Mr. Chen. Peng Xiaomeng, una antígua líder del grupo Bandera Roja quien ahora esta en sus sesenta avanzados, ha trabajado con un nombre diferente como editora de una revista de políticas económicas de Beijing. Contactada por teléfono, ella preció sorprendida de que le preguntaran por eventos de hacía 50 años pero dijo que no recordaba el episodio. “De verdad no sé si fue el grupo Bandera Roja”, dijo ella. “No tengo más que decir”. Mr. Chen mantiene los recuerdos de su madre, los cuales fueron corroborados por documentos oficiales. “Aún hoy, estas personas son todas así, todas evaden su responsabilidad”, dijo él, con su voz entrecortada. “Ellos dicen: ‘Yo no estaba en la escuela. Yo no estaba en la concentración. Yo no sabía’”. “Después de 50 años”, dijo él, “ellos no han conseguido que alguien los entienda”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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