lunes, 30 de mayo de 2016
Alexi Pappas se cambia de carril desde lejos.
Sam McManis. 23 de mayo de 2016. The New York Times.
Eugene, Ore.—El bucle de cabello de Alexi Pappas, se movía tan ajustado como el cronómetro del entrenador, se desenrollaba lentamente mientras ella completaba su ejercicio con rapidez, los mechones precipitaban por su nuca como una figura de Medusa.
Mientras Pappas regresaba trotando hacia la zona lateral de Hayward Field, sudada y erguida, para recoger el bolso de sus zapatos y sorber líquido de una botella plástica luego de completar el intervalo de ejercicios post carrera, los seguidores esperaban.
Las corredoras adolescentes, algunas con bucles propios, otras con cola de caballo, bajaron para buscar tomarse fotografías, o autógrafos, o solo una palabra y una sonrisa de Pappas, una corredora profesional de larga distancia cuyo espíritu libre fuera de la pista, quizás más que sus actuaciones en esta, la ha convertido en una figura de culto en el mundo insular de pista y campo.
Una corredora universitaria, Alyssa Harmon de Northwest Christian University, quién había competido en la misma invitacional que Pappas esa noche, la Oregon Twilight del 6 de mayo, hasta desprendió su número para que se lo firmara. Pappas tomó el número de la carrera, se ajustó la cinta verde para mantener intacto el volumen de su bucle y escribió con letra zurda y gótica, “Vinimos a Oregon, lo hicimos nuestro hogar, ahora corremos con determinación no importa si juntas o separadas”.
Escondidas atrás, muy tímidas para acercarse pero proyectando niveles altos de adoración, estaban dos corredoras de escuela secundaria, Rachael Reiter y Booy Rogers.
“Me gusta el bucle”, dijo Reiter. “Me gusta eso de ella. El bucle casi tiene su propio club de seguidores en Twitter. Traté de correr un vez con un bucle. Se deshizo por completo. Ella lo puede mantener”.
¿Como resgistrar este fenómeno? Pappas tiene 26 años de edad, es una corredora de clase mundial, entre las siete mujeres más rápidas de Estados Unidos en los 5000 y 10000 metros, impresionante, aún así no parece merecedora de veneración.
De ascendencia griega, su abuela nació allí, Pappas tiene la doble nacionalidad y ha sido aceptada en el equipo olímpico 2016 de Grecia en los 10000 metros, al haber logrado fácilmente la marca mínima de 32 minutos, 15 segundos (ella terminó en 31:46.85) en una carrea en Stanford, Calif, el 1 de mayo.
Aún así, su atractivo trasciende de lejos sus resultados. Pappas es una poetisa, ensayista, actriz y cineasta cuya película semi-autobiográfica , “Tracktown”, ambientada en Eugene y en la cual ella protagoniza como una corredora de media distancia que busca una vida estable en un deporte de dedicación exclusiva, tendrá su estreno el 4 de junio en el festival de Cine de Los Ángeles.
Pappas escribe una columna mensual de poesía para la revista Women’s Running, tocando temas que incluyen la sublime esencia de correr atrás (“hundida en mí como el te”) y el dulce dolor de acelerar (sus interioriades “atragantando jadeos de picos de pajaritos”).
Sus ensayos sobre la vida de las carreras, incluyendo observaciones acerca del entrenamiento con hombres, han aparecido en varias páginas web de carreras. También ha actuado en comedia en Los Angeles; escribió una obra de teatro de un acto, “The Lonely Boy Eats Lunch With His Lunch”, fue escenificada en darmouth College, su alma mater; y co-escribió la película “Tall as the Baobab Tree”, dirigida por su novio, Jeremy Teicher, quien también co-dirigió “Tracktown” y fue nombrado por Filmmaker Magazine como una de las “25 Nuevas Caras del Cine Independiente” en 2013.
Pappas puede ser la única atleta élite de pista y campo quien cita a William Faulkner de memoria, y es casi cierto que es la única quien rechazó ofertas de becas completas para hacer una maestría de escritura de Columbia, Southern California y de la University of California, Irvine, para correr profesionalmente.
Más allá de sus objetivos, es su visión de mundo descuidada, absurda, expresada via redes sociales, sus publicaciones de Twitter parte Tony Robbins motivacional, parte Tom Robbins surrealista, y su falta de pretensión de ser atleta profesional lo que atrae seguidores, primordialmente muchachas adolescentes quienes corren campo traviesa, hasta ella.
“Lo que sea que yo soy para estas muchachas, estoy feliz de serlo”, dijo Pappas. “El bucle es algo que, si tu cabello es largo lo suficiente, cualquiera lo puede hacer. Esa es una conexión con las corredoras jóvenes. En vez de twitear, ‘Solo corrí 100 millas esta semana’, lo cual no es sano para ellas de cualquier manera, ¿por qué no una foto de mi cabello?”
“Por cierto, no empecé esto”, dijo ella del interés en su peinado. “Un equipo de escuela secundaria de Oregon me había tuiteado una foto de todas ellas usando el ‘Bucle de Alexi’. Yo lo retransmití. Todo partió desde ahí”.
Ella se detuvo para recoger una greña de cabello que había escapado de la tomuza de cabello a lo Marge Simpson sobre su cabeza, y entonces pasó sus manos por la mesa de picnic rojo fuego que sirve como pieza central en el estudio de edición de películas de South Eugene que comparte con Teicher. Su sonrisa se desvaneció; sus ojos marrones se desorbitaron. Se puso seria.
“Pero no soy un personaje de dibujos animados”, dijo ella. “Las personas leen mi poesía y esto y aquello, y cuando me ven en la pista, piensan que será un, ¡ta-da!, un espectáculo o algo. En casa, casi siempre estoy tranquila o durmiendo”.
Moldeada por el pasado.
Entonces, ¿qué hace a Pappas correr…y escribir… y actuar… y emocionarse por voluntad propia?
Eso podría ser la respuesta a su crianza en Alameda, Calif., un pedazo de territorio entre Oakland y la bahía de San Francisco.
Su madre, Roberta, cometió suicidio cuando Alexi tenía 4 años de edad. Pappas tenía pocas memorias de su madre, en realidad memorias de memorias, y era muy efusiva en sus elogios para su padre, John, y su hermano mayor, Louis, por criarla (“Louis me enseño a afeitarme las piernas; mi papá me llevaba a hacer las compras domésticas) en una casa carente de influencia femenina.
Cuando tuvo la edad suficiente, Pappas habló con su padre y los amigos íntimos de su madre, buscaba entender las acciones de su madre pero también simplemente saber como era ella.
“ ¿Cómo puede alguien estar tan triste para querer abandonar?” dujo Pappas. “Lo que pienso es que quizás ella no tenía a alguien con quien compartir lo que estaba viviendo. Sus amigos íntimos me dijeron que ella no hablaba o se expresaba, al menos no como lo hago yo”.
Como adolescente, Pappas optó por no ser tan aislada. Ella en vez de eso abriría su vida interior como se mueve una ventana francesa con una brisa rígida.
Alexi trata de ser abierta y hablar hobestamente con las personas”, dijo Teicher, quién conoció a Pappas en Dartmouth cuando estudiaban cine y teatro. “Ella habla de sus miedos y que tan duras pueden ser las cosas. Por eso es que las personas se le acercan. Eso es algo que yo también, como novio, admiro”.
“Hacer una película independiente es difícil. Es duro mantenerse empujando hacia adelante y ser positivo como en sus carreras. Pero ella me hace seguir adelante”.
Para Pappas, auto-expresión es una forma de auto-preservación.
“Cuando pienso en mi mamá, eso me hace… No sé, digamos que por eso es que al menos alguien sabe todo de mí”, dijo ella. “Me refiero, a que si tengo un mal sandwich, se lo diré a Jeremy. Si veo una hoja rara en una carrera, tal vez se convierta en un tuit de poesía. Lo hago de tal manera que las personas sepan las cosas que ocurren dentro de mi”.
Los variados intereses de Pappas, así como su intención de compartirlos, han levantado algunas cejas en Eugene, donde la población toma las carreras muy seriamente. Pappas y otros dicen que han oído la crítica de que ella podría mejorar sus tiempos si dejara de dividir sus intereses.
“Ella es criticada desde todos los ángulos, la película y pista y campo”, dijo Jordan Hasay, una corredora élite de larga distancia quién fue compañera de equipo de Pappas en el equipo de campo traviesa de la University of Oregon que ganó el título femenino de NCAA 2012. (A Pappas le fue concedido un quinto año de elegibilidad luego de graduarse en Darmouth y corrió para Oregon mientras completaba la maestría).
“Pero eso es lo que funciona para ella”, dijo Hasay. “Se encuentra felicidad en areas diferentes. No sería suficiente para ella enfocarse en una sola cosa. Eso no la amedrenta, la estimula”.
El entrenador de Pappas, el olímpico Ian Dobson, dijo que no solo aceptó sino que celebró las decisiones de ella. Cuando se estaba filmando “Tracktown” el año pasado en Eugene, lo cual forzó a Pappas a perder tres semanas de entrenamiento, Dobson no lo objetó, dijo él. Él dijo que el hecho de que Pappas “llegara tarde al deporte”, refiriéndose a la universidad, le dio “piernas más frescas” y más madurez.
Pero eso también puede ser una desventaja cuando se trata de correr con estrategia y recoger las variaciones del entrenamiento, dijo Dobson.
“Tal vez ella estaría mejor si la película durara esto de tiempo”, dijo Dobson, manteniendo sus manos pocas pulgadas separadas, “en vez de mucho tiempo”, sus manos ahora se separaron mucho más.
“Pero si la película no estuviera ahí, pienso que eso no sería bueno en nada para ella”, dijo él. “Alexi tiene momentos en su vida. Por eso es que corre con todo. También tiene la habilidad para estar enfocada en más de una cosa sin bajar la guardia en ninguna”.
‘Un Bucle de Potencial’
Las personas, eso parece, tienen que aceptar a Pappas en sus términos.
Ella fue una de las principales corredoras de distancia de la preparatoria en California como estudiante de primer año en Bishop O’Dowd High School de Oakland pero corrió en medio de entrenadores quienes querían que se enfocara exclusivamente en correr.
“Yo tenía 16 años, con cabellos rizados y frenillos, y quería explorar el futbol, el centro de estudiantes, el teatro y los muchachos”, dijo Pappas.
En Dartmouth, ella fue la “corredora más lenta del equipo” en su primer año porque quería “ir a fiestas y explorar toda la experiencia universitaria”, dijo ella. Ahora, al entrenar con el Oregon Track Club Elite, ella aplica su entrenamiento cruzado, los ejercicios y el centro de su trabajo entre sus proyectos de cine. Edita su escritura y entonces descansa en la tienda de acampar levantada alrededor de su cama.
“La película y el trabajo creativo me han mantenido sana”, dijo Pappas. “En un día promedio, terminaré mis ejercicios, mi rutina post ejercicio, y regreso aquí excitada para trabajar en la película. Traeré mi escudilla de hojuelas de maíz para desayunar en la oficina de Jeremy y mirar lo que él edita”.
“No puedes correr 24 horas al día. Hay un beneficio físico y mental en tener algo más en tu vida”.
Teicher, un autoproclamado sedentario, dijo: “Hay muchas emociones superpuestas entre lo que estamos tratando de hacer como cineastas y lo que ella trata de hacer como atleta. Es incómodo y retador”.
Pappas, en su perspectiva ligeramente distorsionada, se ve como, bien, cierto tubérculo para el consumo.
“Siempre he pensado en mi como una patata, donde empiezas como esta cosa”, dijo ella. “No puedes comer una patata cruda, pero eres un bucle de potencial. Te puedes convertir en un número de cosas, desayuno, almuerzo, cena. Las patatas pueden ser un lujo a lado de una costilla o en puré, o podrías ser papas fritas acompañando a una humilde hamburguesa. Me siento excitada ahora porque las carreras y el cine son en lo que mi ser de patata se está convirtiendo”.
Teicher rió. “¿Tu ser de patata?” dijo él.
“Si”, dijo ella. “Las otras cosas acerca de las patatas: Ellas no se descomponen de la manera como lo hacen otras comidas. No se descomponen. Les crecen ojos y te piden que las conviertas en algo. He querido convertirlas en algo, y siempre con ojos brillantes y sin miedo”.
Pero Pappas reconoce cierta cantidad de, si no miedo, entonces trepidación excitada para el futuro inmediato. Ella pasará la mayor parte del verano, cuando no esté en Los Angeles para el festival de cine, haciendo entrenamiento en terrenos elevados con el equipo olímpico griego de pista en Font Romeu, en la frontera de España y Francia; compitiendo en los campeonatos europeos; y entonces regresar a Mommoth, Calif., para más entrenamiento de altitud con su mentor, Deena Kastor, antes de salir hacia Rio de Janeiro en agosto para los Juegos Olímpicos.
“Esto podría abrir todo un mundo nuevo para mi y mi alcance en las carreras”, dijo Pappas. “Estoy oficialmente en el equipo, y ahora soy la propietaria de la marca nacional de los 10K, luego de mi tiempo en Stanford. Ha habido un puñado de artículos acerca de mí en Grecia. Es muy excitante”.
¿Mencionaron esos artículos el bucle?
Dificil de decir, dijo ella. La barrera del lenguaje y todo eso.
“Mi misión”, dijo ella, “es ser conversadora en el verano de manera de compartir con mis compañeros nuevos”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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