miércoles, 13 de diciembre de 2017
El Poder Estelar de Johnny Hallyday (Jimi Hendrix fue su artista alternativo)
Dana Thomas. The New York Times. 7 de diciembre de 2017.
Pocas personas en Estados Unidos habían, o han sabido de Johnny Hallyday, la estrella de rock conocido como el Elvis de Francia, quien falleció esta semana a la edad de 74 años. Pero como dijera una vez el gurú de las relaciones públicas francés, Gilles Plaquet, “En Francia, desde 1945, ha habido tres estrellas: de Gaulle, Brigitte Bardot y Johnny Hallyday”.
Como prueba de esto, para celebrar su cumpleaños 50, en junio de 1993, Mr. Hallyday realizó tres mega conciertos en el estadio Parc des Princes de Paris, cada uno tuvo una audiencia de 60.000 personas y contó con una tarima de 120 metros; una plataforma construida en la base militar de la ciudad francesa de Strasbourg, que simulaba los rascacielos de Nueva York; 100 miembros de su club de motocicletas Harley Davidson, el Desperados, lo escoltó a través de un puente sobre la multitud; una banda de 20 músicos; un grupo grande de coristas sexy; un ballet de carros estadounidenses; acróbatas saltando desde los techos; y fuegos artificiales.
Antes de eso, Mr. Hallyday se sentó en su casa de la 16th Arrondissement de Paris para reflexionar sobre su carrera, en una entrevista que se publica aquí por primera vez.
¿Cuántos discos ha grabado usted?
No lo sé. De verdad no lo sé. Muchos. En los años ’70 hacíamos discos con la misma frecuencia con que íbamos al cine. Podíamos hacer un disco en seis semanas. Ahora eso nos lleva seis meses. En el último disco, el cual hicimos en Nueva York, trabajé con Richie Sambora de Bon Jovi. Jon Bon Jovi, está escribiendo dos canciones para mi próximo disco, con Richie. Richie es un buen amigo mío, y estoy orgulloso de eso, porque honestamente, me gusta lo que hace.
¿Qué es el rock ‘n’ roll?
Ya no hay más rock ‘n’ roll. Para mí el rock ‘n’ roll murió al final de la década de 1960. Hay música básica, pero no rock ‘n’ roll. No me gusta el rap. No lo odio. Escucharía uno bueno, pero nunca lo interpretaría.
¿Hay música pop buena?
No mucha. En Francia la única es de Vanessa Paradis. Lo que tiene adentro, lo que ella da que nunca puedes aprender. Ella es como Brigitte Bardot. Brigitte Bardot no era una buena actriz pero nadie podía interpretar un papel como ella lo hacía porque tenía algo más. Vanessa es igual.
Cuénteme de sus inicios en la música.
Tenía 16 años de edad cuando grabé mi primer disco. No quería ser cantante. Quería ser actor y fui a la escuela de teatro en Paris, pero era costoso y las personas quienes me criaron no tenían tanto dinero. Así que empecé a tocar rock ‘n’ roll en clubes de baile los fines de semana para pagar mis clases de actuación. Entonces me convertí en cantante.
Usted dijo “quienes me criaron”. ¿Eso significa que no eran sus padres?
Mi padre dejó a mi madre cuando yo tenía seis meses de edad, y mi madre era modelo y no podía hacerse cargo de mí. Así que la hermana de mi padre se encargó de mí, y ella tenía una hija quien era bailarina, quien se casó con un estadounidense llamado Lee Halliday. Ellos me llevaron de gira. Mi nombre es Jean-Philippe Smet, pero adopté el nombre Johnny Hallyday porque ellos me llamaban John. Fui criado por un estadounidense.
¿Es por eso que siempre se ha inclinado por el rock estadounidense? ¿Y hace versiones francesas de canciones estadounidenses?
Si. Mis músicos favoritos son estadounidenses. A principios de los años ’60, Eddie Cochran y Gene Vincent. Despues, Creedence Clearwater Revival, y después, un poco Rick James. Y Jimi Hendrix.
Él fue my artista alternativo por un tiempo. Lo descubrí en Londres en un club una noche. Yo estaba con Otis Redding, comíamos en el restaurant del club, y oimos esa guitarra increíble. Fuimos a ver quien estaba tocando, y era Jimi. Yo estaba por empezar una gira por Europa, y necesitaba un artista alternativo, le dije, “¿Quieres ser mi complemento?” Y el dijo, “Si”. Así que estuvo de gira conmigo por seis meses, y nos hicimos amigos.
Despues que él hizo “Hey Joe”, me dijo, “Tengo una versión que no estoy usando ¿La quieres?” Le dije, “Si”. Fui a Londres y grabé “Hey Joe” en francés, con Jimi Hendrix tocando la acústica. Esa fue una número 1 por dos meses.
Despues de eso, él se convirtió…bien tu sabes de Jimi. Empezó a tomar todas esas drogas, y luego falleció. Alguien a quien extraño en mi vida es a Jimi. Jimi fue uno de mis pocos mejores amigos. Odio a las drogas por eso. Las drogas se han llevado a todos los buenos amigos que conocí.
¿Le gusta ser una estrella?
No. No mucho.
¿Por qué?
Bien, porque es dificil vivir la vida siendo estrella. Yo era muy joven cuando empecé. Siento como si hubiera perdido mi vida adulta. Como compartir con una mujer, ser estrella ha afectado todo. Me refiero a que no puedo vivir una vida normal con una mujer. Una mujer quien quiera tener hijos. Me gustaría tener una vida normal, con esposa e hijos que llevar a la escuela, pero no sé si sería capaz. Es difícil encontrar esa mujer. Estoy intentándolo, espero encontrarla antes de morir.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
sábado, 9 de diciembre de 2017
‘Serpico’ de Sidney Lumet: La Lucha de un Hombre Honesto contra el Sistema.
Cinephillia&Beyond.
La leyenda dice que cuando Al Pacino le preguntó a Frank Serpico por qué le había soplado el silbato a la corrupción de la policía de Nueva York, Serpico respondió, ‘Si no lo hubiera hecho, ¿quien sería cuando escuchara una pieza musical?’ Al haberse unido al cuerpo policial en 1959, Serpico trabajó con dedicación por 12 años, lidiando constantemente con la carga de saber que una gran parte de la fuerza policial estaba sucia. Cuando finalmente decidió que estaba harto de eso y habló con sus superiores, fue forzado a resistir muchos sobornos de parte de sus compañeros policías, que terminaron en un sospechoso incidente que algunos claman que fue orquestado por la policía, recibió un disparo en la cara durante un allanamiento por drogas. Desilusionado, Serpico viajó a Suiza, y regresó a Estados Unidos en 1980. Pero su historia llegó pronto a los titulares y alcanzó una audiencia más amplia de lo que se pudiera haber imaginado.
El Serpico de Sidney Lumet fue crítico y taquillero, lanzando a Al Pacino al estrellato total. Él ya era bien conocido por su papel en El Padrino de Francis Ford Coppola, pero Serpico fue donde floreció en toda su pasión y gloria, al cargar la película en sus hombros y dando la incomparable actuación de un ser humano enfocado, apasionado y sobre todo complejo. En esa época, Martin Bregman era un gerente capaz, que representaba a una variedad de personas de la industria del cine, pero quería saltar hacia el lado de la producción. Al enterarse de Peter Maas y su libro ‘Serpico’, Bregman decidió que ese iba a ser su primer intento en la producción, inmediatamente adquirió los servicios de Pacino para el crucial papel. Waldo Salt fue empleado como guionista, y Norman Wexler se unió pronto al proyecto con la misión de resumir el guión y limpiar su estructura. Sidney Lumet solo llegó a la silla de director después que el cineasta John G. Avildsen salió del proyecto debido a algunas diferencias que tuvo con Bregman. Arthur J. Ornitz estaba detrás de la cámara, fue empleada la legendaria editora Dorothea ‘Dede’ Allen, y Michael ‘Mikis’ Theodorakis aportó la música. Finalmente todas las piezas estaban juntas, con todos los ingredientes apropiados para una verdadera película clásica.
El aire de realismo era especialmente importante para Lumet, lo cual explica por qué prácticamente utilizó actores desconocidos junto a Pacino, para que la audiencia no se distrajera y se enfocara en la historia a capacidad completa. El deseo de hacer parecer la película tan auténtica como fuera posible también llevó a Lumet a filmar Serpico en 110 diferentes lugares de Nueva York.
Aunque el productor fue advertido de que no era un buen tiempo para hacer un drama policial, porque se habían hecho muchas películas policiales de baja calidad los años previos, parece que la audiencia olvidó eso. Una de las principales razones por las que Serpico fue recibida de manera tan entusiasta fue precisamente por el tiempo cuando fue estrenada. Estados Unidos estaba plagado por el escándalo de Watergate, un golpe en la cara que dejó a muchos estadounidenses con la necesidad de reexaminarse a si mismos y su fe en el gobierno y la ley. No es difícil imaginar porque la historia de un oficial de policía honesto y dedicado que se levanta contra el sistema corrupto, motivaría al cinéfilo promedio.
Serpico todavía es una de las actuaciones más impresionantes de uno de los actores más grandes de Hollywood, un estudio detallado de personaje moldeado convenientemente en el formato de un atractivo drama policial, y una película ejecutada magistralmente con un tema que aun es relevante e intenso como lo fue en los setenta.
“Leí el guión y pensé, otra película de policías. Entonces Waldo Salt vino con un guión con el que me podía relacionar y yo estaba allí. Entonces conocí a Frank Serpico. En el momento cuando le estreché la mano y lo miré a los ojos, comprendí lo que podía ser esa película. Pensé que había algo alli que podía interpretar. Salí con los policías una noche, lo hice por unos cinco minutos y dije, ‘No puedo hacer ese trabajo’. Así que me mantuve al lado de Frank lo suficiente para sentirlo. Una vez estábamos en mi casa alquilada de playa en Montauk. Estábamos sentados mirando el agua. Y pensé, bien, voy a ser como los demás y haré una pregunta necia, la cual fue, ‘¿Por qué Frank? ¿Por qué lo hiciste?’ Él dijo, ‘Bien, Al, no lo sé. Me parece que tengo que decir que sería porque…si no lo hubiese hecho, ¿quién sería yo cuando escuchara un poco de música?’ Me dije, ¡que manera de justificarse! Ese es el tipo de persona que él era. Disfruté su compañía. Había dolor en sus ojos”. Al Pacino, the Playboy Interview.
Serpico puede ser la película fundamental de Sidney Lumet. Una mezcla de realismo urbano, personajes de carácter y narrativa concisa, Serpico también es una gran película de la ciudad de Nueva York que hace uso expresivo de sus numerosas locaciones en Manhattan, el Bronx, Brooklyn, y Queens. Al Pacino aporta una gran actuación como el policía de Nueva York, idealista y excéntrico quien puso en evidencia la corrupción en el departamento de policía. El estilo comprometido y poco pretencioso de Lumet aparece a todo dar en esta discusión de amplio rango, la cual ocurrió luego de una grabación especial de un guión nuevo de Serpico, pocos meses después que Lumet recibiera un Oscar honorario. Cortesía de Pinewood Dialogues, Moving Image Source.
¿Conoció usted al verdadero Serpico? ¿Cómo era él?
Lumet: Si. Conocí a Frank, era un tipo fascinante.Siempre tuve un presentimiento con él. No sé, Al y yo hablábamos de eso; no sé si Al coincidía conmigo. Siempre sentí que él era un rebelde, punto. Que si actuaba de esa manera porque había sido panadero (Risas). Que cualquiera que estuviese por encima de él, automáticamente era su enemigo. Gracias a Dios él tenía el trabajo que tenía. Pero sabes que una vez, Bob Leuci dijo algo fascinante que creo es verdad, porque Bob lo dijo, y le creo. Al hablar de corrupción, él dijo, “En cualquier momento, cinco por ciento de la policía es irremediablemente corrupto, cinco por ciento nunca será corrupto, y el otro noventa por ciento se comportará de acuerdo a la atmósfera del departamento”. Con eso quiso decir, ¿Quién es el comisionado de la policía? Empezando con eso, y el filtrado. Siempre pensé que eso era fascinante, porque se aplicaba a la situación de Serpico, era una época terrible. Me refiero a que algo como la Knapp Comission no fue reportado suavemente, eso no fue organizado suavemente. Ni funcionaban ligeramente. Y por supuesto, no hubo resultados. Sabes, por tres años las personas mantuvieron sus narices limpias.
¿Qué hay de usted? Me refiero, ¿Cómo es hacer una película? Parece un acto de coraje, también, hacer una película.
¡A todos le gusta! (risas). Todos quieren estar en la película. Pienso que todos quieren dirigir. No, esta película fue divertida, porque filmaba en locaciones, trabajaba en locaciones, trabajaba en hospitales. Y no solo no hubo problemas, hubo mucha ayuda, desde todas partes. Entre esta película y Prince of the City y Tarde de Perros, la gente decía, “Has hecho muchas películas antipolicía”. La cosa fascinante de que me percaté es que ellos no piensan que son antipolicía. No solo les gusta esas películas, les fascinan porque como me lo han dicho una y otra vez, “Así es como en realidad ocurren las cosas”. Soy cuidadoso de no caer en el melodrama. No sobredramatizo; no llevo un conteo de choques. Ellos entienden eso. Serpico nunca traicionó a sus amigos porque no tenía amigos. (Risas). Pero Leuci traicionó a los tipos con quienes trabajaba por siete años.
Usted dijo en su libro que tenía cierta ambivalencia sobre el personaje, alguien quien fue una piedra en el zapato y siempre denunciando, ese fue el personaje que Pacino interpretó, pero Pacino hizo que usted quisiera al personaje. Y usted mostró a la vez el lado excéntrico de él.
Su lado excéntrico y su lado de piedra en el zapato. Eso fue muy triste, porque Al compartió con él por alrededor de un mes antes que empezáramos a filmar. Y yo llegué tarde a la película, reemplacé a otro director. Solo tuve cinco semanas de preparación. No se había escogido los lugares de filmación, no se había hecho nada. Pero yo estaba claro en algo. Le dije a Al, “No socialices mucho con él. Porque él se tiene que ir”. Y Al dijo, “¿Qué quieres decir?” Le respondí, “¿vas a aceptar filmar con el viendo desde los alrededores?” Por supuesto, él vio el punto de lo que quería decir. Y cuando se lo dije a Frank, se lo puse de esta manera, “Frank no te puedo tener aquí durante la filmación, ni en los ensayos. Eso afectaría mucho a todos, incluyendo a Al. Le rompí el corazón. Se fue. Desde entonces no me ha hablado.
Entonces, ¿usted nunca supo como le pareció a él la película?
Si, yo estaba ahí cuando el la vio. Sentí que le debía eso. Y le gustó.
Una de las cosas que perdura positiva en el tiempo es el retrato de la ciudad, las locaciones. Usted está en todas partes de la ciudad en esta película. Está en Queens, muy cerca de Astoria; está en Brooklyn, el Bronx, Manhattan. ¿Podría hablar un poco del proceso de selección de locaciones y de trabajar en Nueva York?
Cuando empiezas una pelicula, decides no solo de lo que va a tratar, sino de la manera como quieres contar la historia, lo cual es una forma muy simple de esa palabra terriblemente complicada que se sigue usando, llamada “estilo”. “Estilo es ¿Como quieres contar la historia? Lo grande acerca de Nueva York es que te permite, estando en las locaciones, sin ir para nada a un estudio, escoger cualquier estilo que quieras. La ciudad es capaz de inspirar muchos sentimientos diferentes, muchos estados de ánimos diferentes, muchas declaraciones. Hasta el presente, he tenido setecientas locaciones aquí que nunca he usado.
¿Cómo es el proceso de selección de locaciones?
Aburrido (Risas). Paseas en un carro y vas a esta cuadra y esa cuadra, “Para aquí”. Sales, miras, tomas nota. Regresas al carro y, de verdad es aburrido. Excepto que es emocionante cuando empiezas a obtener la acumulación de lo que has mirado. Hay un momento en una película, cuando trabajas en ella, donde quieres, esperas, eso no siempre ocurre, que esta empiece a hablar contigo. Una de las cosas maravillosas acerca de mirar locaciones es cuando estas te hablan. Si tengo que cambiar las cosas, solo voy a otra locación. No quiero cambiar eso, quiero que lo que esté allí funcione para mí. En casi cada instancia, cada locación en la que he trabajado me permitió hacer más de lo que tenía en mente en principio, me dio más de lo que imaginaba.
Me parece que eso también ocurre con el vestuario. No sé que tanto recuerda usted la selección de la ropa o sombreros, pero esa es una parte importante de la película. Y usted ha hablado de la importancia del vestuario para que un actor encuentre a su personaje.
Anna Hill Johnstone, quien trabajó en esta película, y muchos otras películas mías hasta que se retiró, una de las maravillas de ella era que tenía la habilidad de lograr el estilo de la película, sin que notaras que el estilo se estaba manifestando. Gracias a Dios que el tiempo de duración es largo, así que nunca ves como ocurre el estilo, porque cambia a través de la película. Luego de largas discusiones, Anna Hill se aparecía con la solución increíble. Y estoy asombrado de que nunca nadie haya notado que a medida que nos internamos en las escenas de la corte, las personas aparecen más y más negras; la vestimenta se hace más oscura, hasta que finalmente en una escena de la corte, todos visten de negro. Nunca ves como ocurre eso.
También me impresionó que la iluminación es un factor, que usted usa las sombras a través de la película.
Bien, hay un límite para controlar la locación. En los interiores, se puede hacer lo que se quiera, pero en exteriores, obviamente, todo dependerá de la presencia o ausencia de sol. No hubo un intento deliberado de hacer eso en la película. Hubo un intento, como se puede ver con Al, para hacerlo más y más oscuro.
Usted ha hecho tres películas con Dede Allen; quiero preguntarle como es trabajar con ella. Ella es una editora muy brillante. Usted hizo Tarde de Perros y The Wiz con ella.
Bien, ¿qué se puede decir de Dede?
Y asumo que usted estuvo muy involucrado en el proceso de edición. Asumo que usted estuvo involucrado en cada parte.
Ellos no pueden sacar los palillos sin que yo esté allí. (Risas). Pero Dede es otra cosa. Es fascinante. No sé cuantos de ustedes son estudiantes de cine o consiguen las revistas más esotéricas. Las personas siempre hablan acerca de editar. Solo hay tres personas que saben si una película está bien editada o no: el director, el camarógrafo y el editor.. Nadie más lo sabe. Porque puede parecer maravillosamente editada, pero solo Dios sabe que fue omitido, puede parecer terriblemente editada, pero fue filmada tan mal que es un milagro que la historia tenga sentido. (Risas). No puedes saber eso. Recuerdo una vez, he olvidado con cual película que hice, apareció una revisión, y hablaba prolongadamente de la edición de Dede, y que se podía ver “El Estilo de Edición de Dede Allen”. Bien, la persona quien se hubiera lanzado del edificio Empire State habría sido Dede, porque ella se enorgullecía de convertirse en la editora que ese director particular quería. Ella trabajaba totalmente diferente con George Roy Hill en comparación a como lo hacía conmigo. Trabajaba totalmente diferente con Warren Beatty a como lo hacía con cualquiera de nosotros. Se adaptaba a cualquier película y director. Y donde era más brillante era que si yo tenía una imagen de la manera que yo sentía que la escena debería ser editada, ella podía recrear mi intención mejor de lo que yo lo hubiera hecho. Y ella adivinaba mi intención. No se trataba de algo que ella quería incluir en la película. Ella veía lo que yo buscaba, y podía lograrlo mejor que yo, lo cual es muy difícil.
¿Qué tanto de ese trabajo tenía que ver con las actuaciones, mirando a diferentes tomas y escogiendo las mejores actuaciones, o con cosas más estructurales?
Bien, la selección de cual toma para tal actuación ocurre muy temprano. Nos sentamos, y Dede se ubica a mi lado, y vemos las dos o tres tomas que hemos hecho, y yo digo, “Toma uno, toma tres”, Y esa será la selección. Y la única razón por la que cambiaríamos sería una razón técnica.
Ha habido muchos comentarios ahora, mirando hacia atrás, acerca de la década de 1970, y el período de comienzos de los setenta considerado una época dorada, un momento muy sorprendente de la cinematografía. Y como alguien quien ha trabajado desde los años cincuenta hasta ahora, ¿Lo ve usted de esa forma? ¿Fue usted capaz de hacer películas más provocativas, interesantes? ¿Hubo una apertura en ese período inicial de los setenta?
No pienso que sea así. Me parece que lo mismo que ocurría antes, ocurre ahora. (Risas). El problema ahora es serio, porque todo es tan corporativo, que cada estudio es propiedad de algo más grande que el estudio. Es algo ridículo, que Columbia Pictures haya rescatado a Sony Corporation. Sony Pictures de ese año aportó el margen de ganancia de Sony, el cual fue de pérdida de dinero, con todos los iPods y lo que sea que hacen, sus televisores. De hecho, ahora, después de la venta de armamento el factor más grande en la balanza de pagos en Estados Unidos son armamentos de entretenimiento, número uno, entretenimiento, número dos. Eso significa libros, discos, películas, DVD, etc. Pero eso es lo enorme que es ahora. Que hoy una pelicula pueda ganar un billón de dólares, como dijo el tipo en la película, “Eso es dinero en serio”. (Risas).
Bien, una de las cosas que se dice de los setenta es que llegó un punto cuando Hollywood empezó a buscar películas costosas. ¿Piensa usted que Hollywood podía seguir haciendo peliculas modestas antes de eso?
Para nada. La memoria de las personas es corta. Como se sabe, los términos bajo los cuales se proyecta una película en un teatro o en una cadena de teatros, siempre son negociables. Pueden variar desde el estudio obteniendo diez por ciento y el teatro noventa, hasta el estudio obteniendo noventa y el teatro diez por ciento. Y todo eso esta abierto a la negociación, para cada película. Por ejemplo, cuando yo era un muchacho, si querías que tu película se exhibiera en el Radio City Music Hall en Navidad, ellos se quedaban con el noventa por ciento; y tu con el diez, ¡ porque ellos no necesitaban tu película ! Tenían a las Rockettes. (Risas). No, en serio. Lo que te daba eso era que ganabas publicidad en el resto del país, “Como vista en Radio City Music Hall”. Pero el teatro en sí, era un factor poderoso en el estreno y la distribución de la película. De manera que el caos de la exhibición en la actualidad no es peor de lo que siempre fue. El otro día fui a ver Capote en un complejo de ocho teatros, se proyectaba en cuatro de ellos. Podías empezar a ver la película cada media hora, (Risas) lo cual era maravilloso. Pero eso es rudo para las otras películas.
¿Qué tal era Dino De Laurentis como productor?
Oh, ah. Siento un gran afecto por él. Era cruel y encantador; tenía un gran gusto; era un gran cocinero; y amaba las películas, amaba las películas. Pasamos un gran momento con esta película, hasta que la terminé. Yo no quería ninguna música para esta película. En aquellos días yo no tenía edición final. Dino quería música y yo sabía que si no hacía algo al respecto, el regresaría a Italia y Nino Rota caería largo a largo sobre la alfombra del piso. (Risas). Supe de manera accidental que un maravilloso compositor y gran activista político de nombre Mikis Theodorakis, un compositor griego, recién había salido de la cárcel. El gobierno griego de esa época era fascista, y él había pasado más de un año en la cárcel. Y supuse, que caramba, que él iba a necesitar dinero (Risas). Lo encontré en Paris, veinticuatro horas luego de ser liberado. Salió de Grecia de inmediato. Lo encontré en Paris y le dije la verdad. “Mikis, no pienso que la película necesite música, pero estoy aterrorizado de lo que pueda ocurrir si no le busco una, porque entonces Dino le pondrá una. Pensé que esto podía ser maravilloso para ti, porque sé lo que hay en el presupuesto y podrías ponerte rápidamente en setenta y cinco mil dólares con esto”. También le dije, “Voy a tomar el próximo vuelo”. (Risas). Él llegó a Nueva York el día siguiente; su vuelo estuvo retrasado. Estaba esperando por él en Technicolor, en la sala de proyecciones; llego alrededor de las dos am. Proyectamos la película. Le gustó mucho. Dijo, “Tienes toda la razón, no debería tener música…sin embargo…” (Lo estaba retando y el me retaba a la vez. Era encantador). (Risas). Sacó un cassette de su bolsillo. Dijo, “Hace muchos años, escribí algo pequeño que podría servir para la película”.(Risas). Yo dije, “Oh, maravilloso, maravilloso”. Él dijo, “Pero hay un problema. No sabía de esta película, y he programado hacer una gira en Estados Unidos con una pequeña orquesta griega y vamos a estar en eso por unos cuatro meses”. Él dijo, “Así que no podré estar contigo en la sala de edición”, lo cual llamamos una ‘sesión de ajustes’, donde nos sentamos y avanzamos en la película, y digo, “Deberíamos tener música aquí”, y él dice, “Me gustaría tratar algo aquí”, etc. Llamamos eso ‘ajustes’. Él dijo, “No puedo hacer una sesión de ajustes porque me voy pasado mañana…y no puedo estar en la sesión de grabación…” En otras palabras, él se iba, eso era todo (Risas). Y yo estaba encantado con eso, le dije, “No sé si lo conoces Mikis, pero tenemos un maravilloso arreglista aquí llamado Bob James.. Es básicamente un pianista de jazz, un músico brillante. Y sé que sentiría un gran honor por trabajar contigo. Así que puedo hacer la sesión de ajustes con Bob, y mientras él hace sus arreglos, estoy seguro de que Dino consentirá en enviarlo a cualquier ciudad donde estés con tu orquesta, y…” James también era un gran pianista, “Y él, estoy seguro, interpretará los arreglos, y tú…” Ves, y así fue la manera como solventamos eso. La razón por la cual yo quería tanto a Theodorakis era, número uno, que él venía de un tremendo éxito con la película de Jules Dassin, Nunca en Domingo, (tararea la música), eso era de él, yo sabía que él tenía un gran reputación en Europa, era un sólido alero izquierdo, y había cumplido una sentencia en la cárcel; (Risas) y sabía que Dino estaría muy agradado de que él participara en esta película. Y como ves, pienso que hay alrededor de catorce minutos de música en toda la película.
—A Pinewood Dialogue with Sidney Lumet
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Adivina quién viene a cenar (1967)
Detalles curiosos.
Official Sites:
Sony Movie Channel [United States]
Pais:
USA
Lenguaje:
Inglés
Fecha de estreno
12 de Diciembre de 1967 (USA)
Lugares de filmación:
Columbia/Sunset Gower Studios - 1438 N. Gower Street, Hollywood, Los Angeles, California, USA
-En la escena cercana al final donde Spencer Tracy expresa su memorable soliloquio, Katharine Hepburn puede ser vista llorando al fondo. Eso no era actuación:: ella sabía cuan gravemente enfermo estaba su amante de mucho tiempo y estaba afectada por la demostración de él acerca de cómo el amor verdadero prevalece a través de los años.
- Katharine Hepburn nunca vio la película completa, dijo que las memorias de Tracy eran muy dolorosas.
- Spencer Tracy falleció 17 días después de terminada la filmación.
- La escultura de bronce de tres pulgadas de Spencer Tracy que a parece en la película fue hecha por Katharine Hepburn y fue uno de los artículos incluidos en la subasta de sus bienes en 2004. El busto fue el artículo más solicitado y por el cual se pagó más dinero con 316.000 $, los estimados precedentes a la subasta estaban en la vecindad de los 3.000 – 5.000 $.
- Katharine Hepburn es la única estrella cinematográfica en ganar cuatro premios de la academia (hasta 2009) por sus papeles protagónicos en Morning Glory (1933), Guess Who’s Coming To Dinner (1967), The Lion in Winter (1968), y On Golden Pond (1981),
- El personaje de la hija de Katharine Hepburn es interpretado por la sobrina real de Hepburn, Katharine Houghton.
- Como Katharine Hepburn, el productor y director Stanley Kramer también puso a la orden su salario como garantía para aplacar la preocupación de los estudios cinematográficos por tener a Spencer Tracy en el elenco debido a su delicado estado de salud.
- Debido al estado de salud de Tracy, el lenco siempre trabajó con dos guiones, uno con Tracy, otro sin él. Típicamente, Katharine Hepburn llevaba a Tracy en la mañana, trabajaban hasta que ella decidía que él estaba muy cansado, entonces se iban. Sidney Poitier, quien había ganado el Oscar al mejor actor por Lilies of the Field (1963), estaba intimidado por trabajar con dos leyendas, y prefería actuar ante sillones vacíos.
- Esta película aún se exhibía en los cines cuando Martin Luther King fue asesinado. Originalmente había una línea de la película donde Joey (Katherine Houghton) le dice a la señora del servicio doméstico que viene otra persona a cenar, a lo cual Tillie (Isabel Sanford) responde, “¿Quién, el reverendo Martin Luther King? Cuando King fue asesinado, el estudio inmediatamente llamó a los cines que exhibían la película y les dio instrucciones de eliminar esa escena,
- Katharine Hepburn tuvo que poner su salario como garantía para efectuar esta película porque Spencer Tracy estaba tan enfermo que el estudio no confiaba en que estuviese vivo para el final de la película.
-Mr. Prentice (Roy Glenn) le dice a su hijo (Sidney Poitier) “En 16 o 17 estados ustedes violaràn la ley. Serán criminales”. Para el momento cuando las personas vieron la película ya eso no era verdad. El 12 de junio de 1967, la corte suprema de Estados Unidos declaró inconstitucionales las leyes anti integración racial en el caso Loving versus Virginia.
- Joey le dice a su padre, “Aun si tuvieras alguna objeción, no lo dejaría ir ahora, aunque fueras el gobernador de Alabama. Me refiero a si mamá lo fuese”. Joey hace esa corrección en referencia al hecho de que durante la filmación de esa película, el gobernador de Alabama era una mujer, Lurleen Burns Wallace, la esposa del varias veces gobernador de Alabama, notorio segregacionista, George Wallace.
- Esta película fue decisiva para terminar las consideraciones de mercadeo de cómo los trabajos cinematográficos que tenían temas y personajes afroamericanos eran rechazados por las audiencias de los estados sureños de Estados Unidos. En ese respecto, la película fue un éxito tan en todo Estados Unidos, incluyendo el sur, que el factor mercadeo nunca más fue considerado como impedimento para el estreno de cualquier película.
- Los anteojos de Spencer Tracy nunca tuvieron cristales durante la película.
- Este fue el debut cinematográfico de Katharine Houghton.
- Sidney Poitier nació el 20 de febrero de 1927; era solo 13 años menor que el actor que interpretó a su padre, Roy Glenn, quien nación el 3 de junio de 1914, y solo 7 años menor que la actriz que interpretó a su madre, Beah Richards, quien nació el 12 de julio de 1920. Sin embargo, Katharine Houghton, quien nació el 10 de marzo de 1945, estaba espaciada apropiadamente en edad con los actores que personificaron a sus padres, Spencer Tracy, nació el 5 de abril de 1900 (45 años mayor), y Katharine Hepburn nació el 12 de mayo de 1907 (38 años mayor).
-Spencer Tracy recibió una nominación póstuma al premio de la academia al mejor actor por la película “Adivina quien viene a cenar” (1967). Su viuda, Louise, asistió a la ceremonia en caso de que él ganara. Sin embargo el premio fue para Rod Steiger por “Al calor de la noche” (1967) la cual también protagonizó Sidney Poitier.
-Ocurrió el debut cinematográfico de Isabel Sanford, quien luego ganó fama como Louise en The Jeffersons (1975). En 1981, ella se convirtió en la primera mujer afroamericana en ganar un premio Emmy como actriz principal en una serie de comedia. Irónicamente, D’Urville Martin (Frankie) apareció en los dos pilotos de All In The Family como Lionel Jefferson.
- John le dice a Matt que Joey “siente que todos nuestros hijos serán el presidente de Estados Unidos y todos tendrán maravillosas administraciones”. En 1960, siete años antes que esta película fuese estrenada, un estudiante negro de economía llamado Barack Obama y una estudiante blanca de antropología llamada Ann Durham se conocieron, se enamoraron y se casaron. Como los personajes de John y Joey en esta película, Barack y Ann era una pareja interracial que se conoció en la University of Hawaii durante una época cuando las relaciones y matrimonios interraciales aún eran tabú o hasta ilegales en muchas partes del país. En 2008, el hijo de Barack y Ann Obama, Barack Obama, se convirtió en Presidente de Estados Unidos.
- Cuando el Dr. John Prentice (Sidney Poitier) hace la primera llamada de larga distancia a sus padres en Los Angeles, le pregunta a la operadora por el tiempo y el costo. Al final de la llamada él deja 2.20 $ sobre el escritorio para cancelar la llamada. Ajustada a la data de inflación US. CPI, la misma llamada en 2015 costaría 16.07 $.
- En algunas tomas se puede ver claramente la cabeza y manos de Katharine Hepburn temblando debido a una enfermedad hereditaria, cuando le sirve un trago al reverendo justo después de su segunda visita.
- Esta es la novena y última película que Spencer Tracy y Katharine Hepburn hicieron juntos.
- Nominada por Kathleen Turner como su película favorita de todos los tiempos en la encuesta AFI.
- Samantha Eggar y Mariette Hartley fueron consideradas para el papel de la hija interpretado por Katherine Houghton.
- Cuando Joey y John salen de la galería al comienzo de la película, el Cartright Hotel se ve brevemente al frente. Ese hotel permanece virtualmente intacto y está en 524 Sutter Street, San Francisco.
Curiosidades
Los temas de trivia a continuación pueden explicar puntos importantes del argumento de la película.
Cuando la película fue concebida y estrenada por el productor-director Stanley Kramer, uno de los cineastas más liberales de Hollywood, el matrimonio entre afroamericanos y caucásicos aún era ilegal en 14 estados. Hacia el final de la producción, la corte suprema de Estados Unidos generó su decisión en Loving v. Virginia. La decisión de Loving fue realizada el 12 de junio de 1967, dos días después de la muerte de Spencer Tracy, quien había interpretado a un blanco liberal quien acepta a regañadientes el matrimonio de su hija con un negro. En Loving, la corte decidió por unanimidad que las leyes de matrimonio anti-integración de razas eran inconstitucionales. En su opinión, el juez principal Earl Warren escribió, “El matrimonio es uno de lo “derechos civiles básicos del hombre’, fundamental para nuestra existencia y supervivencia. Negar esa libertad fundamental sobre una base tan débil como las clasificaciones raciales contenidas en estos estatutos, clasificaciones totalmente subversivas del principio de igualdad de la décimocuarta enmienda, es privar a todos los ciudadanos del estado de la libertad sin el debido proceso de ley. La décimocuarta enmienda demanda que la libertad de elección para casarse no sea restringida por la discriminación racial. Según la constitución estadounidense, la libertad para casarse o no con una persona de otra raza es potestad del individuo y no puede se infringida por el estado”. Interesantemente, Kramer se mantuvo en la línea del padre afroamericano interpretado por Roy Glenn, quien le dice a su hijo interpretado por Sidney Poitier, “En 16 o 17 estados ustedes estarán violando la ley. Serán Criminales”. Esto se debió debido a que Kramer notó que, a pesar de la modificación de la ley, la pareja debería enfrentar muchos prejuicios que requerirían de un gran amor para que su matrimonio sobreviviera, lo cual fue el mensaje que da el personaje de Tracy en una escena de ocho minutos que es el climax de la película. La escena que resume el tema de la película fue la última que Tracy filmó en la misma, y fue la última vez que aparecería en una película. Llevó una semana tomar la escena y al final, todo el elenco le dio una ovación de pie. Él falleció poco más de dos semanas despues al salir de un local de filmación por última vez.
Aunque todos los personajes son vistos sentados en la mesa del comedor mientras aparecen los créditos en la escena final, la cena no se ve por ninguna parte.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
miércoles, 29 de noviembre de 2017
Cincuenta años del primer trasplante de corazón.
Entrevista con el Dr. Christiaan Barnard.
Frontline. India’s National Magazine. Vol. 14 :: No. 21 :: Oct. 18-31, 1997.
Dr. Christiaan Neethling Barnard, 74, es una de las celebridades del mundo de la medicina, una de las figuras más ampliamente reconocidas, reverenciadas y activas que el mundo médico ha conocido. El cirujano cardiólogo surafricano alcanzó prominencia internacional cuando, con su equipo de 20 cirujanos, ejecutó el primer trasplante de corazón humano a Louis Washkansky en el Groote Schuur Hospital de Cape Town el 3 de diciembre de 1967. Aunque el evento ocurrió en la Surafrica racista de los blancos, el evento recibió reconocimientos similares a los recibidos por Tenzing Norgay y Edmund Hillary al ascender a la cima del Monte Everest el 29 de mayo de 1953.
Desde ese evento extraordinario de la historia médica, se ha practicado miles de trasplantes de corazón humano alrededor del mundo, incluyendo algunos en la India. El Dr. Barnard fue pionero dos veces al realizar la primera intervención heterotópica, o de trasplante doble de corazón el 25 de noviembre de 1974. También contribuyó en otros avances en desarrollos médicos y técnicos cardiológicos, y en un caso, en el campo de la cirugía general. Él dice que quiere ser recordado no como el pionero de los trasplantes de corazón, sino como un cirujano cardiólogo quien trató a niños y adultos en una variedad de enfermedades cardíacas, especialmente congénitas.
Christiaan Barnard estudió medicina en la University of Cape Town, se graduó en 1946, e hizo su MS y PhD en cirugía (más un título en cirugía cardiovascular) en la University of Minnesota, Minneapolis, en los Estados Unidos. Despues, toda su vida profesional fue realizada en el Groote Schuur Hospital y otros hospitales de enseñanza en la Cape Town University, donde el trabajaba por un modesto salario. Se retiró de la cirugía práctica en 1981.
El Dr. Barnard ha recibido doctorados honoríficos, profesorados honoríficos, diplomas médicos de honor, premios, medallas , placas, llaves de la ciudad, reconocimientos y tributos de varios países e instituciones alrededor del mundo. Ha publicado 15 libros, algunos de ellos de autoría compartida. Ellos incluyen libros académicos y populares relativos al corazón, One Life y The Second Life, ambas autobiografías; y cuatro novelas, tres de ellas en coautoría. Además, ha contribuido, de manera individual o en equipo en más de 170 artículos académicos para publicaciones profesionales, incluyendo su marca distintiva: "A human cardiac transplant: An Interim report of a successful operation performed at Groote Schuur Hospital, Cape Town" publicado en el South African Medical Journal en 1967.
En las últimas tres décadas, el Dr. Barnard ha disertado en foros académicos y profesionales alrededor del mundo y es un orador desinhibido. Él dice “lo que más lamento en la vida es que en toda mi carrera profesional, trabajé bajo la nube del apartheid. Y eso me afectó mucho, más de lo que la gente piensa”. Señala que él y su familia, empezando por su padre misionario, siempre se sintieron tristes por eso, y se opusieron al apartheid, al cual el cirujano comparó públicamente, en la década de 1970, con el sistema legal instituido por los nazis en Alemania.
El Dr. Barnard, quien en su época levantó controversia mediante sus cirugías aventureras, algunos de sus puntos de vista (incluyendo su abogacía por el derecho legal a la eutanasia) y también su colorido estilo de vida, dice que luego del retiro ha encontrado nuevas cosas que hacer. Además de mantenerse en contacto cercano con los desarrollos profesionales y la escritura y la lectura, se ha mantenido ocupado en su granja y ha mostrado un interés activo en la vida salvaje, la vinicultura y la ornitología. Antes de su reciente visita a India, escribió una carta describiéndose como “un gran coleccionista de animales salvajes y en mi granja tengo una gran colección de varios tipos de antílope, cebra, rinoceronte, etc” y preguntó si podría ser posible “explorar la posibilidad de importar animales desde India a través de los zoológicos indios tales como el Water Buffalo y el Indian Black Buck”.
En septiembre de 1997, el Dr. Barnard visitó Mumbai, Pune y Coimbatore para participar en la BPL Mobile 1997 “Achievers of the World” con la charla “Transplantation and health in general”. Se ha hecho accesible mediante conferencias de prensa y entrevistas ampliamente cubiertas. El distinguido cirujano fue entrevistado en profundidad en Coimbatore por N. Ram de Frontline sobre desarrollos en el campo de la cirugía cardíaca, avances y dificultades en el trasplante de corazón y órganos en general, aspectos de su vida y trabajo, y algunos temas médicos, sociales y éticos:
¿Qué diferencia implica un trasplante de corazón, a grandes rasgos?
Bien, si se juzga su valor por el número de pacientes operados, es muy pequeño comparado con otras operaciones como cirugía de bypass, triple angioplastia y otras. Pero representa una diferencia porque es el único tratamiento que se le puede ofrecer a pacientes a quienes se les ha destruido extensivamente los músculos cardíacos, o niños quienes nacen con un corazón muy anómalo. Y eventualmente como resultado de que el corazón está próximo a colapsar y no responde al tratamiento médico, no hay nada más que se pueda ofrecer a esos pacientes excepto el trasplante. Así que este tiene valor porque es el único tratamiento que se les puede ofrecer a tales pacientes.
Usted y su equipo de 20 cirujanos hicieron el primer trasplante de corazón humano. ¿Cómo se interesó por este campo? ¿Podría darnos una idea del proceso para llegar a este evento extraordinario de la historia médica?
Lo que las personas no toman en cuenta es que nosotros (en el Groote Schuur Hospital, Cape Town) para ese momento ya habíamos estado involucrados en nueve años de cirugía de corazón abierto. Empezamos en 1958, usando la máquina cardiopulmonar para hacer operaciones mayores dentro del corazón; el trasplante fue solo una progresión de nuestra habilidad para operar el corazón. Al comienzo, en 1958, solo escogíamos pacientes con defectos muy simples: un hueco en el corazón, válvulas estrechadas congénitamente, y así. Pero a medida que avanzamos fuimos capaces de efectuar operaciones más y más grandes, alrededor de la década de 1960, nos dimos cuenta de que había ciertos pacientes a quienes solo podíamos ayudar sacándoles el corazón y colocándoles uno nuevo. No había equipos mecánicos disponibles…aún no los teníamos.
Para resumir, esa fue la progresión natural de la cirugía a corazón abierto.
Se necesitaba la introducción de lo que es llamado circulación extra corporal para sacar la sangre del corazón y después oxigenarlo artificialmente y bombearla de vuelta. Desde que se introdujo esa técnica, los avances en cirugía cardíaca fueron la introducción de nuevas técnicas quirúrgicas. Primero, operábamos principalmente defectos congénitos del corazón. Luego empezamos a trabajar con las válvulas; introdujimos las válvulas artificiales. Luego por supuesto empezamos con la cirugía de bypass. Y así fuimos avanzando y el trasplante fue la introducción de una nueva técnica quirúrgica.
Louis Washkansky, después de su cirugía pionera del 3 de diciembre de 1967, falleció 18 días después.
Si.
Por razones que son bien conocidas: doble neumonía, “contraída luego de la destrucción de su mecanismo de inmunidad corporal por las drogas administradas para suprimir el rechazo del corazón nuevo como proteína extraña”.
Si.
Hubo algunas reacciones cínicas, “Operación exitosa, el paciente colapsó” y así sucesivamente. ¿Tuvo eso algún efecto en su moral?
No. Absolutamente no. Estábamos muy apenados por la muerte del paciente, especialmente porque salió muy bien. Estábamos muy desconcertados por su muerte. Pero lo que notamos, especialmente después de su muerte, fue que no murió por su corazón; su corazón estaba en buenas condiciones cuando murió por infección pulmonar. Sabíamos que ese era el peligro de cualquier programa de trasplante, fuese un programa de trasplante de riñón o de corazón.
Así que no hubo nada que ocurriera en esos 18 días que nos hiciera creer que la operación no se hubiese hecho de manera exitosa. Por lo tanto, como dije, yo estaba muy apenado pero no me desanimé por el hecho de que no sobrevivió. Como se sabe, hicimos la próxima operación a principios de enero de 1968 con un paciente sexagenario que también sufría de severas fallas cardíacas. Fuimos muy afortunados en esa instancia particular, al manejar el progreso de tal manera que el paciente se fue a casa después de estar dos meses en el hospital y vivió por año y medio después de la operación.
¿El segundo?
Si, el segundo. Y esto por supuesto le mostró al mundo que esta operación podía ser hecha exitosamente hasta el punto de que el paciente podía salir del hospital y vivir una vida normal fuera del hospital. Es interesante saber que el quinto paciente que operamos vivió doce años y medio. Y el séptimo paciente que operamos vivió 23 años, murió el año pasado.
Dr. Barnard, su preparación profesional y entrenamiento mostró que usted era innovativo, ambicioso, muy motivado, y quizás aventurero, excesivamente a la vista de las autoridades médicas de entonces. Ahora, mirando los pasos previos al gran evento etapa por etapa, como cirujano residente en el Groote Schuur Hospital, Cape Town (1953-56), usted fue el primero en demostrar que la atresia intestinal, un defecto congénito del intestino delgado, es causada por una circulación sanguínea insuficiente hacia el feto durante el embarazo.
Eso es correcto.
¿Podria explicar, en cristiano, la importancia médica de ese descubrimiento?
La importancia práctica de eso era, que esa condición no es realmente un problema de desarrollo, sino un accidente intra-uterino en el cual, por ciertas razones, fue suprimido un pequeño suplemento de sangre y entonces esa parte del intestino desapareció debido al hecho de que el intestino del feto no está lleno de bacterias. Y también demostramos que los extremos de su estrecha area tenían una deficiencia de suministro sanguíneo. Aunque hubo supervivencia, no habría suficiente suplemento de sangre para funcionar apropiadamente. Y antes que eso ocurriera, aislaríamos esa area, lo cual al final no fue muy exitoso. Demostramos que se debe hacer el aislamiento mucho antes y también sacar el area que no había muerto la cual no tenía suficiente suplemento sanguíneo. Eso incrementó tremendamente la tasa de supervivencia de esos niños.
Usted nació y se crió en la SurÁfrica del apartheid. ¿Cómo se sintió al respecto de eso como joven, particularmente después de convertirse en cirujano?
Al comienzo, como niños, no estábamos muy conscientes del apartheid porque en aquellos días no había leyes que te forzaran a discriminar. Pero nos percatamos más de eso después de 1948, después de la elección cuando el Partido Nacional llegó al poder y estableció las leyes que decía: Tienen que sentarse en bancos separados. Tienen que ir a zonas separadas. No te permitían salir con una chica de color o viceversa.
Para mí era una situación totalmente inaceptable porque mi padre era misionero y yo crecí entre las personas de color del país. Para nosotros era totalmente normal tener personas de color en nuestra casa; ellos tomaban té y cenaban con nosotros. Mi padre, al ser un hombre muy religioso, pensaba que el apartheid iba contra las enseñanzas de Dios. Despues que el Partido Nacional llegó al poder, me dijo muchas veces: “Cuando ellos le preguntaron a Dios cual era el mandamiento más importante, Dios le dijo, ‘Debes amar a Dios de alma y corazón’. Y el segundo, era, ‘Debes amar al prójimo como a ti mismo’”.
Mi padre dijo: ¿Cómo puedes amar a tu prójimo como a ti mismo cuando practicas esas discriminaciones?”
Así que nosotros como familia siempre nos opusimos y luchamos contra el apartheid. Las personas piensan que todos los que se oponían a apartheid estaba en la cárcel. Eso no es completamente cierto. Por ejemplo, en la década de 1970, yo dí una charla en la South African Chamber of Commerce, y lo poco que dije fue, “Porqué merecemos ser llamados nazis”. Comparé las leyes que los nazis hicieron contra los judíos con las leyes que hizo el apartheid. Por ejemplo, los nazis tenían una discriminación laboral: los judíos no tenían acceso a ciertos trabajos, el cual también era el caso del apartheid. Los nazis tenían ciertas areas donde los judíos no podían ir; decían, “Juden Verboten”. Nosotros teníamos “Whites Only”. Los nazis tenían ghettos; nosotros teníamos territorios segregados.
¡Debo decir que esa charla no fue muy popular!
¿Fue esa charla reportada en la prensa?
Oh, si. El hombre que habló después de mi, dijo, “Esta charla ha generado suficiente calor como para derretir un helado”. La charla fue posible debido a que SudÁfrica tenía muy mala publicidad, y el gobierno estaba muy, muy interesado en que hubiese algunas buenas noticias: “Un doctor surafricano ha hecho el primer trasplante de corazón”. Me trataron extremadamente bien. ¡Me sirvieron cena y vino, yo era el muchacho de ojos azules!
Entonces di una charla una noche en la cual le dije a las personas: “Quiero que me ayuden a responder ciertas preguntas. Cuando voy a otros lugares, me hacen estas preguntas y soy incapaz de responderlas”, dije: “¿Cómo respondo cuando me preguntan, ‘¡Dr. Barnard, usted tiene personas en casa quienes trabajan para usted y usualmente son negros. Cuando su hijo está enfermo, ellos cuidan de él, lo alimentan, lo bañan. Pero cuando ese niño va al hospital y esa trabajadora es una enfermera, ella no puede cuidar al niño! (A las enfermeras negras no se les permitía cuidar pacientes blancos)”.
Hice esas preguntas y ellos inmediatamente se molestaron mucho por el hecho de que empecé a oponérmeles, porque ellos me consideraban muy importante. De hecho, pocos días después de eso, cuando ahora leo lo que le ocurrió a las personas quienes se oponían al gobierno, creo que pudo haber un atentado a mi vida.
Pocos días despues que hice esa declaración, mi esposa y yo fuimos a un restaurant. Cuando salimos del restaurant un carro nos embistió. Casi nos matan. Arrestaron a un negro, según ellos, fue él, pero fue hallado no culpable en la corte de justicia debido a que el magistrado dijo que no había evidencia absoluta de que hubiese estado allí. Hubo personas quienes dijeron que había un carro esperando a un lado de la calle y que ellos vieron al carro ir directo sobre nosotros. Ahora, cuando se escucha lo que le ha ocurrido a quienes se oponen al apartheid, eso pudo haber sido un atentado contra mi vida porque me oponía al apartheid.
¿Cuándo fue eso?
Alrededor de 1972-73.
Los horribles efectos del apartheid sobre las personas negras son bien conocidos. ¿Qué hay de su impacto sobre los blancos, especialmente de los intelectuales y profesionales como usted?
Me alegra que usted haga esa pregunta porque muchas personas creen que solo los negros sufrieron debido al apartheid. Eso no es cierto. Los blancos sufrieron severamente. Primero, pagábamos impuestos onerosos para financiar el apartheid, porque teníamos que pagar las tierras que tenían y mantener las leyes que tenían.
Fuimos aislados por el mundo exterior aún como médicos. Recuerdo que un día fui a Dallas y estaba con un amigo de Siria. Llegamos al hotel con las valijas y el botones tomó nuestro equipaje. Nos oyó hablar, teníamos acento extranjero, él le preguntó a mi amigo, “¿De donde es usted?” Él le respondió, “De Siria”. Luego dijo, “¿Usted, de donde viene?” Le dije, “De SurÁfrica”. Él soltó mi equipaje y dijo, “No le llevo el equipaje a surafricanos”.
Había muchos congresos médicos donde no éramos bien recibidos, por ejemplo, en los países escandinavos. Tampoco había becas de investigación internacionales para nosotros. Así que no hay duda de que el hombre blanco también sufrió como resultado del apartheid.
Respecto al impacto de las sanciones de vida y trabajo en SurÁfrica, usted es seguidor del cricket y sabemos lo que le ocurrió al cricket surafricano cuando estaba en su apogeo.
Si.
Sabemos de su impacto en jugadores talentosos como Graeme y Peter Pollock, Lindsay, Colin Bland, Barry Richards y particularmente la generación de relevo, la cual nunca tuvo una oportunidad debido a que el apartheid racista puso al deporte surafricano fuera de competencia. Eso debió haber creado un ambiente muy duro y retador para individuos excepcionalmente talentosos, y se sabe que las personas se crecen ante los retos.
Pero lo que ocurrió fue esto: ellos eran ambiciosos; como dices, eran muy talentosos, no podían probar completamente su talento, así que se fueron. Muchos profesionales también se fueron. Muchos de mis colegas médicos, excelentes doctores, se fueron porque no podían tolerar vivir bajo el sistema del apartheid. Fue muy triste para esas personas. Siempre digo que el lamento más grande de mi vida es que trabajé bajo la nube del apartheid toda mi carrera profesional. Eso me afectó mucho, más de lo que la gente piensa.
Y aún así, usted parece haber tenido un registro honorable al oponerse a eso.
Pero eso me acarreó grandes dificultades. Era muy difícil tener un buen equipo de trabajo bajo esas circunstancias. Por ejemplo, como dije, no nos permitían tener enfermeras negras para cuidar a los pacientes. No nos permitían tener pacientes negros y blancos en la misma habitación.
¿Qué hay de las transfusiones de sangre?
A ellos no les importaba eso. No les preocupaban las donaciones de órganos ni las transfusiones. No les importaba que operaras a un hombre negro en un quirófano donde había operado a un blanco, no les importaba porque supongo que lo ignoraban. Escribí un libro llamado The Unwanted, en el cual hay dos personajes, un doctor blanco y otro negro. Ahí mostré que tan injustamente eran tratados los estudiantes negros de medicina. Teníamos un salón de charlas con estudiantes sentados y un lugar donde con pacientes en una cama y estudiantes los conferencistas hacían demostraciones. Teníamos estudiantes de color y estudiantes negros en nuestras clases, no muchos pero los había. ¡Si traían un paciente blanco, esos estudiantes tenían que levantarse e irse de inmediato! No les permitían observar la demostración. Peor aún, no les permitían observar los oficios post-mortem de los pacientes blancos. Era increíble. El gobierno del Partido Nacional era realmente paranoíco respecto a los blancos, negros y de color.
¿Me permite hablar de su carrera antes del primer trasplante de corazón? Luego de completar sus estudios de doctorado en cirugía en la University of Minnesota en 1958, usted regresó al Groote Schuur Hospital de Cape Town como cirujano cardiólogo. Usted es acreditado con la introducción de la cirugía de corazón abierto en SurÁfrica. ¿Puede decirnos algo acerca de esa experiencia?
Fui muy afortunado. En realidad estaba haciendo cirugía general en esa etapa y por accidente conseguí una posición en la University of Minnesota en Minneapolis. Resultó ser que esa era una de las pocas areas por aquellos días, donde exploraban la posibilidad de usar la máquina cardiopulmonar para hacer cirugía cardíaca. Me interesé en eso y empecé a investigar. Cuando terminé mis estudios allí y quería irme en 1958, el jefe del departamento se las arregló para darme suficiente dinero para comprar una máquina cardiopulmonar. Entonces la adquirí y la envié a SurÁfrica.
¿No había impuesto de salida?
(Risas) No, no recuerdo haber tenido problemas con eso. Entonces empecé a entrenar personas en ese campo y fueron entrenados lo suficiente. ¡Nadie sabía de eso excepto yo! Cuando estuvieron entrenados, empecé las operaciones de corazón abierto usando mi máquina cardiopulmonar. Recuerdo que la paciente que operé era una muchacha llamada Joan Pick. Ella me vino a ver hace como un año: ahora es una mujer adulta con hijos. Avanzamos haciendo operaciones más complicadas, introdujimos válvulas cardíacas y cuidado intensivo.
De hecho, usted desarrolló un nuevo diseño de válvulas cardíacas artificiales.
Si, eso es correcto. Desarrollamos lo que es llamado la válvula de bajo perfil, la cual es delgada. La nuestra fue la primera válvula de bajo perfil; las válvulas que se usaban entonces era muy grandes y no me gustaba la idea de poner una cosa tan grande dentro del corazón. Desarrollé una válvula que era más plana.
Y empezó a trabajar con trasplantes cardíacos en perros.
Si. A menudo fui criticado por los anti-vivi-seccionistas por experimentar con animales pero no conozco otra alternativa. Tuvimos que usar animales para determinar los peligros de la máquina cardiopulmonar, para optimarla y junto a ella varias técnicas quirúrgicas. Hice muchos trasplantes en perros antes de ejecutar el trasplante cardíaco humano para practicar la técnica. Entonces, cuando íbamos a realizar el trasplante heterotópico, necesitamos un animal cuyo pecho se pareciera a uno humano, debido a lo de los dos corazones. Así que nos cambiamos a los babuinos.
Despues del 3 de diciembre de 1967 hubo una escalada de trasplantes de corazón. Creo que en los siguientes 12 meses se hicieron 101 trasplantes de corazón.
Si.
Pero entonces por una complejidad de razones todo pareció oscurecerse. Leimos de problemas emergentes, tales como dificultades con el rechazo inmunológico del corazón trasplantado, pobres tasas de supervivencia de pacientes, preocupación acerca de la procura de los recursos para una aplicación tan limitada. Parecía que los cirujanos estaban in retreat.
De hecho, hablo de esos problemas en mis charlas. Hubo un tremendo incremento y luego, alrededor de 1971, se detuvieron todos los trasplantes. Pienso que la razón principal es que muchos centros no estaban preparados adecuadamente para hacer la operación. Ellos pensaban que después de hacer el trasplante envías al paciente a su casa, lo das de alta. Sabíamos que se necesitaba un cuidado médico mucho más intenso después de la cirugía que el se tiene en una cirugía de corazón ordinaria. Dijeron, “Eso no vale la pena”, usando los argumentos que has citado.
Dijimos, “Sabemos que podemos ayudar y dar a los pacientes una vida mejor”, y como le dije, tuvimos pacientes que vivieron 12 años y medio y 23 años. Esos fueron los primeros pacientes. Continuamos el trabajo.
Muy pocos médicos. Usted, el Dr. Norman Shumway…
Solo tres de nosotros. Yo, Shumway, y un doctor de Francia (no recuerdo su nombre).
Y usted y el Dr. Shumway desarrollaron métodos que mejoraron significativamente las tasas de supervivencia, al punto de que 50 por ciento de los pacientes vivió al menos cinco años.
En aquellos días, 50 por ciento de los pacientes vivió alrededor de un año. Eso disminuyó en cinco años, por cinco años fue 35-40 por ciento.
¿Usted nunca tuvo dudas acerca de esto?
No. Nunca tuve dudas. Oía todos esos argumentos incluso en reuniones médicas. Las personas me insultaban, pero lo divertido es que eventualmente tuvieron que tragarse sus palabras y empezaron a trabajar de nuevo con pacientes de trasplante.
En un sentido, eso debió haber sido como escalar el Everest. Fue muy difícil en aquellos días y hoy cientos de personas lo hacen.
Eso es correcto. Es como cuando los niños se paran frente a la piscina y les preocupa que el agua está muy fría. Entonces uno salta y dice, “no es tan malo”. Y todos empiezan a saltar y a nadar.
Leí una cifra, en una reseña periodística acerca de usted, de que aproximadamente se habían realizado 32.000 trasplantes de corazón en unos 270 centros alrededor del mundo en las tres décadas pasadas.
No conozco el total. No he llevado ese seguimiento pero el número debe andar por ese orden.
Usted fue el primero en implantar un segundo corazón en un humano y conectarlo al corazón enfermo para proveer circulación sanguínea.
Pensamos en una conexión en paralelo.
¿Cómo ocurrió eso?
Operé a un hombre quien era gran amigo de mi hijo mayor, el cual para ese momento era estudiante de medicina. Mi hijo estaba muy emocionado para estar en quirófano, pero estuvo afuera en el area de operaciones.
Este fue el único paciente que operé a quien el corazón no le quiso arrancar, el corazón trasplantado no quiso arrancar una vez que fue insertado. Intenté por horas de hacerlo funcionar pero no quiso arrancar. Así que tuve que apagar la máquina cardiopulmonar y dejar que ese hombre muriese en la mesa de operaciones.
Cuando salí, mi hijo me abordó y me dijo, “Papá ¿qué ocurrió? Le respondí, “Él murió”. Preguntó: “¿Por qué murió?” Le dije, “Murió porque el corazón nuevo no fue capaz de bombear suficiente sangre para mantenerlo vivo”. Y el dijo, “Pero ¿porqué no le volviste a poner su corazón; al menos eso lo hubiera mantenido vivo”.
Esa noche pensé en esa observación y decidí que el corazón viejo podía estar enfermo y podía no ser capaz de darle una buena vida al hombre. Pero todavía tenía suficiente funcionalidad para mantener vivo a ese individuo. Así que al conectar el segundo corazón de manera de asistir al viejo ¿por qué no dejar al viejo para que haga lo que es capaz de hacer?
Y si eso falla, ¿puede hacer otro trasplante?
Seguro. Se puede sacar el otro. Siempre lo he explicado. Cuando se tiene un caballo halando una carga en una cuesta y el caballo se cansa y empieza a desfallecer, se tiene dos formas de resolver el problema. Se puede sustituir al caballo cansado con otro fresco al frente de la carroza: ese es el trasplante ortotópico. O se puede dejar allí al caballo viejo y agregar un caballo fresco: ese es el trasplante heterotópico. Se puede notar la ventaja de tener los dos caballos. Si algo le ocurre al caballo nuevo, el viejo todavía está allí para evitar que la carga se vaya abajo.
¿Había suficiente espacio para hacer eso?
El corazón reside en el medio y hacia la izquierda. Coloqué el segundo corazón en el medio y hacia la derecha. Puedo mostrarte placa de rayos X de ambos corazones: se puede ver que hay espacio más que suficiente para dos corazones.
Usted continuó en su profesión como jefe de jefe de la unidad cardiológica en el mismo hospital donde se entrenó como cirujano residente, hasta 1983. Creo que usted se retiró de la práctica activa quirúrgica a la edad de 61 años. ¿Es esa una buena edad para retirarse para un cirujano cardiólogo?
Debí haberme retirado antes (risas). Creo que para ser bueno en tu profesión, cuando te levantas en la mañana debes estar enfocado en la profesión, debe querer ir a trabajar. Recuerdo los días cuando, si tenía que escoger entre ponerme un par de guantes quirúrgicos y una mujer, habría escogido el par de guantes quirúrgicos porque eso me daba mucha satisfacción. Entonces llegó una etapa cuando no era tan satisfactorio ponerme los guantes. Cuando me levantaba en las mañanas, buscaba excusas para no ir a operar. Y me di cuenta: “Ahora es el momento de renunciar porque no estás enfocado en tú trabajo”.
En realidad me retiré cuatro años antes de cuando debía hacerlo. Aún siento que debí haberme retirado uno o dos años antes porque al final no tenía las ganas. Mi Registrar me llamaba y decía “Tenemos un donante para trasplante”, y yo le respondía que siguiera adelante. Ni siquiera me levantaba para ir al hospital. Lamento haber seguido trabajando un poco más.
Debe haber alguna analogía de cricket al respecto.
Si (risas)-
Mucho tiempo, muy tarde.
Y la parte afortunada de eso es que cuando me retiré no me senté sin nada que hacer. Tenía muchas otras cosas que podía hacer.
El precio de la celebridad: usted debió haber sido perseguido por los paparazzi, entre otros, en su tiempo.
Si.
¿Le molestaba eso?
Bien, eso interfería. No estoy contra las personas que escriben de mí mientras escriban la verdad. ¡Pero en esos países ellos distorsionan absolutamente las historias! Cuando estás tratan de mujeres, entonces tu esposa quien está en casa ve las fotos y las historias y, por supuesto, se molesta.
Déjame darte un ejemplo. Una vez fui a un lugar en SurÁfrica. Mi esposa no pudo ir conmigo. Era una especie de cena bailable y a mitad del evento los organizadores me pidieron que posara con el equipo del hotel, así que me paré junto al equipo del hotel y había una muchacha pequeña muy agradable, una de las meseras, a mi lado. Ellos tomaron una foto del grupo ahí y entonces…
¿Alteraron la foto?
Si (risas). Y entonces le pregunté a la muchacha si le gustaría bailar conmigo. Ella bailó una vez conmigo y allí terminó todo. Un fin de semana después, ese fue el titular de primera página de uno de nuestros principales periódicos de fin de semana: “¡Barnard acaramelado con una mesera!” Y como dijiste, cortaron la foto de manera que solo apareciera yo y la muchacha en ella.
Yo conocía al editor de ese periódico y lo llamé por teléfono: “Le digo, ¿Cómo pudo hacer algo como eso?” ¿Sabe cual fue su respuesta? “Pensé que eso era divertido?” Mi esposa no pensó que eso era divertido, tampoco mi familia. Tales cosas de verdad me molestan mucho.
También, cuando mienten acedrca del trabajo que hago. Puedo darte muchos ejemplos de cómo distorsionaron lo que ocurrió en la realidad, respecto al donante y respecto al paciente.
¿Cuáles considera usted los principales desarrollos médico y técnico en el campo del trasplante de corazón desde que usted se retiró?
¿Desde que se hizo el primer trasplante?
Si, desde que se hizo el primero.
Pienso que hubo tres avances principales. Uno fue que desarrollamos mejores métodos para preservar el corazón, para mantener el corazón en buenas condiciones después de ser removido del donante. Eso se logró inyectando el corazón con una solución paralizante, la cual lo paraliza por completo de manera que no se mueve para nada. Y también enfriándolo. El segundo fue que desarrollamos mucho mejores vías de diagnosticar el rechazo, lo cual fue muy importante porque…
¿También se anticiparon al rechazo?
Si, nos anticipamos al rechazo, diagnosticándolo, también monitoreando el progreso de nuestro tratamiento. Eso es algo que no teníamos al principio. Lo extraño es que en realidad, los métodos que usábamos al principio eran, ahora lo notamos, totalmente de poco fiar. El tercero fue la introducción a comienzo de la década de 1980 de mejores drogas inmunodepresivas. Eso hizo una gran diferencia. Los trasplantes de todo tipo de órganos mejoraron después de 1980, con la introducción de la ciclosporina. Más y más drogas nuevas se han introducido.
Creo que esos, son los tres avances principales en trasplante de corazón. La técnica quirúrgica no ha cambiado. Es exactamente la misma que hicimos al principio.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Sangre, Sudor, Esfuerzo y Lágrimas: Interpretar a Churchill en la Pantalla.
Julie Bloom. The New York Times. 03-11-2017.
Batalló con distinción y mantuvo casi cada oficina principal en Bretaña. Comandó un país en medio e la guerra mundial y es acreditado por inventar la red de seguridad social. Ha sido llamado imperialista y belicista. Borracho y racista. Ganó el premio Nobel de Literatura, solo Shakespeare ha sido tan prolífico en su producción literaria, y realizó más de 500 pinturas a lo largo de su vida. Algunos aseguran, que él solo salvó la civilización.
Winston Churchill fue un líder complejo y contradictorio a diferencia de cualquiera en la historia reciente. También representa uno de los papeles más buscados y exigentes para cualquier actor que se valore.
“Podía pitchear. Podías batear. Podía corer”, dijo Gary Oldman en una entrevista reciente. “El propio todo-terreno”.
Mr. Oldman, un león británico a su manera, interpreta a Churchill en “DarkestHour” (supuesta a estrenarse este 22 de noviembre). La película, dirigida por Joe Wright, describe los 28 días de 1940 cuando Churchill fue nombrado primer ministro y finalmente convenció a Bretaña de enfrentar a Hitler, cuando estaba en juego el destino del mundo. La película es el estudio de un personaje a menudo tenso, que expone los momentos de duda de Churchill y la resistencia que enfrentó del pueblo, su partido y su rey.
Se han hecho innumerables películas acerca de Churchill, pero Mr. Wright se enfocó en este período particular porque revela la incertidumbre acerca de este hombre. “Estaba fascinado por el retrato de Churchill como ser humano”, dijo Mr. Wright. “Se ha convertido en tal tipo de ícono que o es intocable o es un demonio. No se puede bajar de su lugar y lanzarlo al foso sin mirarlo a los ojos”.
La película también trata de entender a Churchill a través de su uso del lenguaje, con el sonido de las máquinas de escribir constantemente como música de fondo. “Esos son los discursos más simbólicos de la historia del idioma inglés y fueron escritos en 28 días, así que el tema es como surgieron esos discursos y como él llegó a expresar la voluntad y el sentimiento de la nación”, agregó Mr. Wright.
En una de las escenas más agitadas, Churchill se dirige con vehemencia ante la cámara de los comunes, insistiendo en que los británicos necesitan enfrentar la amenaza nazi a cualquier costo: “Si fallamos, entonces todo el mundo, incluyendo los Estados Unidos, incluyendo todo lo que hemos conocido y cuidado, se hundirá en el abismo de una nueva era oscura más siniestra, y quizás más prolongada, a la luz de la ciencia pervertida. Por tanto hagamos nuestros deberes, y asegurémonos de que si el imperio británico y su comunidad dura mil años, los hombres aún dirán, “Esa fue su mejor hora”.
Pronunciar esas palabras es un sueño para los actores, pero el papel también representa un riesgo enorme, dijo Mr. Oldman, donde fácilmente se puede caer en la caricatura. “A menudo él es retratado como viejo, gruñón, un quejumbroso. Lúgubre y gritón”, dijo Mr. Oldman, “Así es como lo he visto ser interpretado y pienso que eso contaminó mi idea de él”.
Para llegar hasta el hombre detrás de esas bocanadas de cigarrillos, estereotipos, ayudado por el maquillaje, Mr. Oldman pasó cuatro meses investigando y preparándose para el papel, viendo películas, leyendo muchos de sus libros y los de sus biógrafos como Martin Gilbert y hasta de políticos como Boris Johnson. Visitó las casas de la familia Churchill, Chartwell y Blenheim Palace, y habló con personas que lo conocieron. Descubrí a un hombre quien no era tan gordo como todos pensamos que era en 1940 y quien en realidad tenía un paso atlético. Se movía en todas direcciones, tenía una especie de stop que se dirigía hacia adelante”, dijo Mr. Oldman. “Hay un brillo real en los ojos, y tiene humor. El Churchill que vi y descubrí tenía encanto”.
Mr. Oldman también pasó un tiempo en los salones de guerra de Westminster donde fueron tomadas esas decisiones y se sentó en la silla del gran hombre. “En el brazo izquierdo de la silla estaban las marcas que había hecho Churchill con sus uñas•, recordó el actor. “Y en el brazo derecho había rayones del anillo que solía usar. Estuvo en esa silla a través de la guerra, así que se puede imaginar la tensión y ansiedad a las que estuvo sometido”.
Lo que amuchas personas ahora se les dificulta notar, añadió él, es “que tan cerca estuvo del desastre” y que él era contrario a la guerra. “Sus palabras más poderosas y hermosas fueron acerca de los horrores de la guerra”.
Con “Darkest Hour”, Mr Oldman se una a una larga fila de actores quienes han interpretado a Churchill, incluyendo a Albert Finney, Richard Burton y hasta una actuación satírica de Christian Slater.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 27 de noviembre de 2017
Al árbitro le gustaría que vieran el juego, no a ella.
Bibiana Steinhaus, la primera mujer en arbitrar un juego de futbol en una liga europea de primera categoría, reconoce su estado de pionera pero no le agrada.
Andrew Keh. The New York Times. 04-11- 2017.
HANOVER, Alemania — La mayoría de los árbitros preferiría pasar la tarde en la silla odontológica que ver su nombre en los encabezados de un periódico. En su mundo, el anonimato implica que se hizo bien el trabajo.
Así que hay que disculpar la mirada esquiva de Bibiana Steinhaus cuando piensa en las distintas veces que se ha visto involucrada en el ciclo de noticias futbolísticas. Está el juego masculino que ella ofició hace siete años cuando un jugador tocó accidentalmente sus senos. Está la vez en 2014 cuando Pep Guardiola, entonces técnico del Bayern Munich, puso su mano, en el hombro de ella, primero con disgusto, luego disculpándose, mientras ella trabajaba como cuarto árbitro. Está el juego de la copa alemana, cuando Frank Ribery se desató las trenzas de su zapato antes de un tiro libre.
Steinhaus, 38, dejó a un lado esos momentos cuando ocurrieron, pero para su desmayo, cada incidente fue grabado en un video, y cada uno es exhibido fuera de proporción.
“Me reviento el lomo trabajando 20 años”, dijo Steinhaus con una sonrisa cortante, “¿y soy famosa por eso?”
Eso, y ahora, mucho más. Una tarde esta semana, Steinhaus, cuya carrera ha incluido oficiar las finales de cada competición mundial de futbol femenino de mayores, resumió los vigorosos meses pasados de su vida. En septiembre, alcanzó un nuevo tope profesional, arbitrar su primer juego en la Bundesliga, el máximo nivel del futbol alemán. Al hacer eso, se convirtió en la primera mujer que arbitra un juego en una de las principales ligas de Europa.
Al tratar los vestigios de un resfriado con sorbos de te de menta caliente, ella osciló entre el profesionalismo (“Hago el mismo trabajo que todos mis colegas”) y la excitación por el logro (“¡Esta es la Bundesliga! ¡Esto es maravilloso!”), todo mientras reconocía el estado multidimensional de ser la pionera en un campo dominado por los hombres.
“No celebro eso”, dijo ella de un estado que aun se siente algo incómodo. “Lidio con eso”.
Aún así, ese primer juego en la Bundesliga, el 10 de septiembre, frente a una multitud de 49.118 personas en Berlin, le dio a Steinhaus una visión diferente de la magnitud de la fama. Hertha B:S.C., el anfitrión, ofreció boletos a mitad de precio “Bibiana tickets” a las aficionadas, y Reinhard Grindel, el presidente de la federación alemana de futbol, presenció el juego desde la tribuna.
Para Steinhaus, la hija de un árbitro aficionado la cual tomó su primer curso de arbitraje a los 15 años de edad, la promoción a la Bundesliga fue la realización de un sueño de toda la vida. Pero fue en el bombardeo de mensajes que recibió antes, durante y después del juego que ella empezó a entender hasta que punto otras personas estaban involucradas en su logro”. “Estás abriendo las puertas para todas nosotras”, le escribió una amiga árbitro.
Su promoción resaltó en un reciente período de progreso para las mujeres en su profesión. En 2016, la FIFA fusionó por primera vez los cursos de entrenamiento para hombres y mujeres. Y en el verano, siete mujeres, incluyendo a Carol Anne Chenard, fueron seleccionadas para trabajar en juegos de la Copa Mundial sub-17 de India, y una, Esther Staubli de Suiza, actuó como árbitro principal en un juego de la fase de grupos.
Pero ninguno de esos pasos, dijo Chenard, se puede comparar con ver a su amiga de mucho tiempo arbitrar un juego en una de las mejores ligas del mundo.
“Eso de verdad puede llevar a las personas a pensar diferente”, dijo Chenard del ascenso profesional de Steinhaus. “Pienso que puede ser un mensaje importante de que las cosas van a cambiar, y eso no tendrá que ser una historia resaltante de las noticias la próxima vez que ocurra”.
Ser definida por su profesión antes que por su género sigue siendo un trabajo en progreso. Steinhaus, por ejemplo se sonríe, por ejemplo, cuando se señala que a pesar de su prominencia en el juego sigue siendo referida como la “Novia de Howard Webb”, por ciertos medios noticiosos y aficionados al futbol. Ella ha mantenido una relación con Webb, un árbitro inglés retirado, por varios años, y viaja a Nueva York para visitarlo cada cierto tiempo, él vive allí y trabaja para Major League Soccer.
“¿Ese es mi estado? ¿De verdad?” dijo Steinhaus. “Por supuesto que estoy orgullosa de ser esa chica. Pero nadie dice, ‘Ese es el novio de Bibiana Steinhaus’”.
Steinhaus tenía 15 años de edad cuando dio sus primeros pasos para formarse como árbitro, y en cino años fue certificada para oficiar por la federación alemana de futbol. Se encontró con un trabajo complejo: Cada juego representaba un mundo de 90 minutos dentro de un mundo donde tenía la tarea de interpretar reglas y tomar decisiones sobre 22 siques únicas y delicadas.
Pero era buena en eso: A medida que su carrera avanzó, fue designada para arbitrar en torneos femeninos de mayores y una cantidad de grandes juegos, incluyendo la final femenina de los Juegos Olímpicos de 2012, y la final de la última liga de campeones femenina. Desde 2007, ha estado arbitrando juegos masculinos en la segunda división alemana.
Al ascender en la clasificación, Steinhaus cultivaba en simultaneo una carrera como oficial de policía. En la actualidad, aún trabaja 25 horas semanales para el departamento de policía regional, aunque su agenda y celebridad creciente la han confinado a un escritorio en los últimos dos años.
“Es difícil ser policía en la calle cuando las personas solo quieren hablar de futbol”, dijo ella.
En el terreno de juego, Steinhaus generalmente deja a un lado el efecto que el género tiene en su trabajo. Cuando le preguntan si piensa que los incidentes con Guardiola y Ribery hubiesen ocurrido si ella fuese hombre, ella dijo, “Tal vez, tal vez no”. Pero ella no ha rehuido ese tema.
En 2015, por ejemplo, durante un juego de segunda división en Alemania, Steinhaus le mostró una segunda tarjeta amarilla a Kerem Demirbay, un centrocampista del Fortuna Dusseldorf. Mientras salía del terreno, Demirbay se devolvió hacia Steinhaus y dijo, “Las mujeres no tienen lugar en el futbol masculino”.
Steinhaus había oído del abuso en los estadios numerosas veces, su madre, Renate, no ha asistido a ninguno de sus juegos desde que oyó una infinita andanada de profanidades y comentarios sexistas dirigidos a su hija en un juego de tercera división hace varios años, pero esa fue la primera vez que eran dirigidos a ella explícitamente en el terreno.
“Me dije: ¿Debo ignorar eso? Esto es el colmo”, dijo Steinhaus.
Ella incluyó el incidente en su reporte del juego, y la liga suspendió a Demirbay por cinco juegos.
Aún así, el papel del pionero, un símbolo de cambio, es algo con lo que Steinhaus no se siente del todo cómoda.
“Para mí, no es una gran cosa”, dijo ella. “Pero debo lidiar con eso porque es algo importante para otras personas”.
Pero antes de aquel primer juego en la Bundesliga en Berlin, ella dijo que sintió un reto diferente. Se dijo que quería hacerlo bien para retribuir a la confianza de las personas quienes le dieron esa oportunidad. Y de pronto se sintió comprometida de que tenía que hacer su trabajo bien para beneficio de todas las mujeres del mundo que podrían venir detrás de ella.
“Porque si esto no funciona aquí, tal vez no habrá una persona en sus países quien les dé la oportunidad”, dijo ella.
Por supuesto, el juego, como los centenares que había oficiado antes, y un puñado más despues, ocurrió sin novedades. En pocas semanas, la magnitud del momento desapareció gradualmente, y sus asignaciones no fueron más eventos mediáticos.
Para su segundo juego en la Bundesliga, a mediados de octubre, la cobertura de su actuación se limitó a unos pocos párrafos en el periódico local. Justo de la manera que ella quería.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
martes, 14 de noviembre de 2017
Tristeza furtiva.
Al escuchar la voz quebrada de GianLuigi Buffon en la radio fue inevitable ver tu mirada ausente aquella tarde de junio de 1970, quizás el llanto de Buffon era más profundo que tus suspiros, la oncena italiana había quedado fuera del mundial de 2018.
Siempre me incliné por lo venezolano, aunque simpatizaba mucho con tu música, tus chocolates y tus spaghetti al pesto. En casa solo hablabas castellano, tenía que espiar tus conversaciones telefónicas con la nonna, o las tertulias con tus amigos para aprender las elocuencias del italiano y las tortuosidades del siciliano. Te sorprendías cada vez que te preguntaba algo de lo que hablabas en italiano con tus amigos. Puedo ver clarita tu sonrisa en aquel puesto de revistas de una estación de tren italiana, tuviste que comprarme el suplemento de tiras cómicas porque te dije en castellano lo que estaba escrito en italiano. No te podías explicar que yo supiera que el Toppolino era Mickey Mouse y Paverone era el Pato Donald.
Por eso sabía de las emociones lejanas de tu mirada, cada noche cuando regresabas de Cumaná, me colaba hasta tu oficina y revisaba Il Corriere Della Sera, si el Torino había ganado, eras el primero que se sentaba a cenar, si había perdido o empatado, te quedabas unos quince minutos dando teclazos espaciados en la máquina de escribir más vieja de la oficina.
Aquella tarde de junio respiraste profundo despues del gol de Carlos Alberto que sentenció el tricampeonato de Brasil. Llovía a cántaros y mis tíos maternos te gastaban bromas por la goleada. Le dijiste a mamá que nos íbamos a Cumanacoa. Al encender el Plymouth Century, el narrador en la radio decía que Gianni Rivera había entrado a jugar. “A buena hora lo va a meter a jugar”. Siempre criticaste a Ferruccio Valcareggi por no alinear juntos a Rivera y Sandro Mazzola. Esa tarde permaneciste como hasta las 7:30 pm en tu oficina. Cuando te pregunté por los spaghetti al pesto, dijiste que no tenías hambre.
El miércoles de aquella semana de junio, por más que lo disimulaste, vi cuando te serviste un vaso de vino blanco adicional, justo en ese momento habían anunciado en la radio que Rivera había marcado el gol de la victoria en la semifinal ante Alemania. Una hora después, sacaste varios dulces árabes de esos que llaman mabrume, y cuando yo aun saboreaba el pistacho almibarado, sacaste unos chocolates suizos que te había enviado la nonna.
Despues, en 1974, un domingo de playa, escuchaste en la radio como la Polonia de Lato y Szarmach eliminaba a la squadra azzurra en la primera ronda del mundial de Alemania. Fuiste a buscar el dominó al carro, veinte minutos después, te encontré recostado en el asiento, me dijiste que te habías quedado dormido.
Otra tarde de junio, esta de 1978, había participado en una jornada de pintar las paredes del liceo Luis Beltrán Sanabria. Al regresar a casa, mamá me dijo que tenías como media hora encerrado en la oficina. Cuando apreté la manija de la puerta, escuché tus lamentos: “¿Cómo esposible que Dino Zoff se vaya a dejar hacer dos goles desde fuera del área!” Holanda 2 – Italia 0. Por más que te dije que te habían hecho los huevos en salsa que tanto te gustaban y que no te había pellizcado tu pan campesino, dijiste que tenías trabajo que hacer.
Un mediodía de julio de 1982, me resigné a no ver el Brasil-Italia; una cadena presidencial inhabilitó la transmisión televisiva. Solo descubrí que había una emisora de radio transmitiendo el juego, casi en el descuento. Italia 3 – Brasil 2. Para ese momento ya no estabas en este mundo, pero te vi asumir el ritual de triturar los ajos, albahaca, piñones y tomates, mientras esperabas que los spaghetti estuvieran al dente, te serviste hasta tres vasos de vino blanco y sacaste un chocolate Toblerone del fondo de una gaveta.
No sé que hubieras hecho o dicho con esta eliminación de Italia del mundial de futbol. Lamento no haberte preguntado como habías asumido la descalificación de 1957. ¿Habrías dicho que te sentías mal y te retiraste a tu recámara? ¿O se te atragantaron las palabras como a Buffon cuando te preguntaron por la descalificación italiana?
Alfonso L. Tusa C. 14-11-2017.
martes, 31 de octubre de 2017
Carlos Moreán y el Germen de Los Darts
Extracto de mi manuscrito "Entre Melodías. Una Semblanza de Carlos Moreán".
Las sombras impregnadas de puntos luminosos vestían a la avenida Bogotá con tonalidades de atardecer cuando el resplandor meridiano sonaba intenso en la atmósfera. El muchacho de manos inquietas apretaba cada zancada, parecía un atleta de caminata en los metros decisivos. Una granizada de sonidos metálicos, se mezclaba con los choques de las bolas de billar, y el ulular de las chicharras. La vista de varios muchachos halar palancas en aquellas cajas cubiertas de vidrio donde una esfera metálica chocaba contra varias defensas y tocaba varias campanitas, detenía en seco el paso arrollador del caminante.
En esa avenida Bogotá vivían Augusto De Lima y Oscar Franco. Un día veo que dos tipos se pegan de la maquinita donde estaba jugando, y pasaba el tiempo y seguían ahí. Estreché los ojos y cuando abrí las manos, Augusto habló: ‘Tranquilo mi pana. Es que un señor nos dijo que había un muchacho que sabe tocar cuatro y guitarra y se la pasa jugando maquinita en la avenida Bogotá y nos dijimos, ‘eso tiene que ser en la cafetería Gargantúa’. En las películas mexicanas de los años 50’, salía un personaje al que llamaban Gargantúa. Era un tipo corpulento con unos mazos por brazos que trituraba a sus enemigos. Al principio no entendía porque al dueño y a la cafetería los llamaban así, porque este Gargantúa era flaco, hasta que una vez se presentó una discusión por el pago de una cuenta. La voz del dueño se oía a tres cuadras.
‘Queríamos saber si ese eres tú. Nosotros queremos formar un grupo musical, yo tengo una guitarra española y Oscar también tiene otra guitarra…’ Pasé varios segundos antes de responder, les veía las caras, quería saber si no estaban echando broma. ‘Ya va, espérense un momento, déjenme terminar de jugar porque Gargantúa no me va a regresar la plata’. Oscar puso una mano sobre el vidrio de la maquinita. ‘¡Claro que es! Yo lo he visto tocar cuatro varias veces con un grupo en Los Mangos’.
Desde ese momento el trío empezó a reunirse con frecuencia progresiva, para intercambiar puntos de vista y ensayar. Cada día aprendían un nuevo secreto de la guitarra y se iban desprendiendo de la novatería. Hablaban de sus canciones preferidas y empezaban a hurgar y a descubrir lo que significaba cada uno de esos signos con bolitas y líneas inclinadas dispuestos sobre las líneas del papel. Una tarde discutieron hasta de Mozart y Beethoven. Carlos levantó la voz para zanjar la disputa de Oscar y Augusto. “Mi abuela me contó que Beethoven llegó a componer música estando completamente sordo y Mozart ya componía a los 5 años. No veo porque tanta peleadera si los dos fueron muy grandes.
Cada vez que Carlos estaba en lo más emocionante de un juego de maquinita llegaba Oscar.
__Ya sabía que estabas aquí. Vamos que sólo nos queda una hora para ensayar. Augusto se cansó y se fue a comprar una reina pepiada.
Carlos haló la palanca y la esfera metálica impactó como siete campanitas y un escándalo de victoria resonó en la caja vertical del aparato. La grabación de una melodía almibarada seguida de una ovación, estremecía toda la caja al ritmo de varias luces intermitentes que relampagueaban sobre el metal de las campanitas y las superficies pulidas de los dibujos que tanto atraían a los muchachos de aquellas épocas.
__Siempre que estoy en la parte más emocionante del juego pasa algo.
Oscar se quedaba un rato esperando en la puerta hasta que Carlos se despedía de los toques metálicos y los gritos de fondo que salían de la maquinita. Ese día el ensayo era en el apartamento donde vivía Augusto. “Luego de las primeras afinaciones, nos mirábamos a los ojos, apretábamos los labios y empezábamos a hacer ajustes con los instrumentos. Recuerdo que pegábamos el bajo a la puerta del baño para que nos sirviera de caja de resonancia. Ese rebote sónico nos lanzaba a ejecutar sin parar por más de media hora. Sólo cuando entraba algo de viento por la ventana del baño, bajaba la amplificación del sonido pero casi de inmediato retomábamos la música y allí en medio de esa energía, llegaban inspiraciones más profundas que podían mejorar las armonías preexistentes. Eso nos aglutinaba más como grupo. Empezaban a darse todas las conexiones directas propias de un equipo. Cantábamos y tocábamos hacia delante y atrás, regresábamos a una parte de la música que queríamos mejorar y allí surgían nuevas proposiciones incluidas variaciones en la letra, aunque luego volviéramos a la versión original. Muchas veces logramos darle un sello muy original a más de un tema por eso cada día buscábamos más espacios para ensayar. Si nos encontrábamos por casualidad hablábamos de la nueva variación que había hallado cada quién de la canción original que ensayábamos.
A partir de ese momento empecé a fastidiar en la casa para que me compraran una guitarra. En la casa de Oscar tenían varios instrumentos, entre ellos un bajo Hoffner, costaba 500 bolos, eso era mucho real, allí siempre me prestaban una guitarra. Ninguno de los tres teníamos amplificador. Empezamos a hacer ‘vacas’ para completar el costo del amplificador entre lo que le daban de mesada a cada quién. Es la vena romántica de quién siente pasión por algo. Después cuando empezamos a tocar con cierta formalidad, cada quién agarraba cien bolívares y el grueso del pago era para comprar nuevos instrumentos”.
Los tres muchachos afinaban las guitarras, arrancaban las melodías llegaban a un clímax, pero al final se mordían los labios. Carlos tamborileaba los dedos sobre las cuerdas.
__Falta algo que termine de asentar la música.
Augusto tocó varias veces la puerta del baño con la punta de los dedos.
__Me parece que lo que nos hace falta es una batería.
Oscar se pasó la mano por la nuca.
__¿Y cómo hacemos para conseguir un baterista?
Augusto sonó los dedos en la palma de la mano.
__Coño, aquí al lado vive Rafael Pimentel. Lo llaman ‘Pajarito’. Se la pasa tocando en los tubitos de las afueras del edificio, improvisando con las manos. A lo mejor puede aprender a tocar la batería.
El trío se llegó hasta la entrada del edificio y encontraron a ‘Pajarito’ descargando en los tubos. Augusto se adelantó.
__Mira, sabes que estamos formando un conjunto. Pero necesitamos un baterista ¿Tú crees que puedas tocar?
__Yo no sé tocar esa vaina, pero con probar no pierdo nada.
El flamante cuarteto inició sus ensayos. La primera batería era un servilletero, dos palitos de gancho. Después ‘Pajarito’ se compró unas baquetas, le costaron doce bolívares y tres semanas privándose de algunas meriendas, de la pepsicola y de las maquinitas. Pronto los ritmos que sacaba en los tubos del edificio desarrollaron la armonía y la melodía de un músico en ciernes.
Ya para ese momento, mi mamá aflojó un poco. Como vio que la cosa iba en serio, pasábamos varias horas ensayando, reuníamos para comprar instrumentos. Entonces dijo: ‘Si no puedes con el enemigo, únete a él’, y me compró la guitarra Eco, de un micrófono, sin estuche y sin nada. Éramos coetáneos, pero ellos me llevaban ventaja en el manejo de los instrumentos porque los premiaban por ser buenos estudiantes. Yo hasta repetí segundo año de bachillerato. La condición de mi mamá era ‘Estudia y te dejo ensayar música’. La primera batería que compramos, tuvo un gran apoyo en los 250 bolívares que le dio su papá a Pajarito como incentivo por su buen desempeño académico. Era una batería Letima y costó como 300 bolívares. Un redoblante, un tamborcito, un bombo y un platillo. Para ese momento ensayábamos en Santa Mónica. En casa de Oscar Franco.
El repiqueteo de Pajarito sobre los platillos junto con el diálogo de guitarras eléctricas de Augusto y Carlos, detuvo a una amiga de la madre de Oscar. Las notas de “Despeinada” se detuvieron por un momento. La señora dejó el vaso de carato de mango sobre la mesa del comedor y corrió hacia la sala.
__Muchachos. Nosotros tenemos un cumpleaños este viernes. ¿Será que ustedes podrían ir a tocar en mi casa?
Carlos intercambió miradas con Oscar y Augusto. Pajarito seguía intercalando la percusión de los platillos con el redoblante. Cuando acordaron ir a tocar, Pajarito remató con dos impactos al bombo. Por fin iban a tocar “Presumida”, “Twist and shout”, “La plaga”, “Popoditos”, “Despeinada”, “¿Quién puso el gong?” y media docena de las versiones de los grupos mexicanos de rock and roll. Todas versiones de canciones cuya idioma original era el inglés. Quizás una de las fuentes de inspiración para muchos grupos que se iniciaban en esa época era Enrique Guzman y los Teen Tops, Palito Ortega, César Costa y tantos otros pioneros del rock en español. “De Elvis muy pocas versiones, creíamos nosotros, después descubrimos que el “Rock de la cárcel” y “La Plaga” eran versiones de temas interpretados por él. También nos alegramos mucho cuando supimos que el autor de la letra de “Despeinada” era Palito Ortega, eso nos dio más ánimos para creer que éramos capaces de salir adelante con un grupo propio. Nadie habló de honorarios. En el momento que los muchachos recogían sus equipos, la señora se acercó con un billete de cincuenta.
Enrique Guzmán fue mi ídolo de adolescencia. Para mí era como Frank Sinatra o Mahatma Gandhi. Toda una celebridad. A través de sus canciones con los Teen Tops fue que empezó a gustarme el rock and roll, junto a los Beatles. (Los escuchaba por el programa de Clemente Vargas Jr, o el de Eduardo Morel. No recuerdo si los transmitían simultáneos y cambiaba de emisora cuando pasaban comerciales; o si uno venía detrás del otro y me iba a preparar un pan con mantequilla y diablitos entre uno y otro. También escuchaba rock and roll en el programa “Tuyon” de Chepe Pérez Meléndez), Después me enteré que había nacido en Caracas de padres mexicanos. Exactamente la situación opuesta a la mía que nací en Ciudad de México, Colonia Cuauhtemoc, calle Londres 12, edificio 12, de padres venezolanos. Allí viví los primeros dos años de mi vida. No recuerdo nada, ni siquiera si me dieron algún tetero de chile, aunque no creo porque soy más bien de baja frecuencia. Creo que me hubiera convenido un tetero de chile, a lo mejor no me hubiera casado tanto. En un festival de Onda Nueva me encontré con Enrique y entrando a un salón se dio un trancazo con el marco de una puerta. “¡Chinga tu madre. Cabrona. Que madrazo me dí!” Aún sobándose la cara y los mechones de cabello descompuestos, me acerqué para comentarle el paralelismo de nuestras trayectorias. La expresión de rabia y dolor empezó a dar paso a una sonrisa. ‘Ah. Muy bien paisano. Me alegra mucho que compartamos tanto. Mucho gusto paisano’” Me quedé unos segundos sin pestañar. Allí estaba el tipo que tanto había escuchado en la radio. Él que había vivido sus primeros años en El Valle. Él de La Plaga, Buen Rock esta noche, Lucila, Maybelline, Presumida, Popotitos, Quien puso el bomp, Despeinada. Quería preguntarle de sus correrías por las calles de El Valle en Caracas. Si algunas de sus canciones tuvieron algo de inspiración en sus vivencias venezolanas. Empezó a sonar “Esperaré” de Armando Manzanero en Onda Nueva. Enrique la empezó a tararear, lo acompañé con modulaciones de guitarra y batería. “Caramba, paisano, usted tiene muy buen ritmo ¿por qué no intentamos un dúo vocal?” Sonreí, jugué con varios nombres para el dúo ¿Teen Darts? ¿ValleCuau? Me preguntó que estaba maquinando. “Nada paisano, fantasías de aficionados con sus ídolos”. El tipo se fue chasqueando los dedos. A medida que se alejaba quería gritarle ¡Gracias por el recuerdo!.
Una de las canciones que más disfrutaba de Enrique Guzmán era ‘Cien kilos de barro’ la versión en español de ‘Hundred pounds of clay’ compuesta por Luther Dixon, Bob Elgin y Kay Rogers. La cantaba Gene McDaniels. Ciertamente la versión original era muy, muy buena. Tenía un swing de rock and roll suave. Un sonido especial. Quizás la versión de Enrique no llegó al mismo nivel de aceptación de la inglesa. Pero eso no significa que no calara en el público latino. En español el ritmo de la canción bajó hasta convertirse casi en una balada. Aún chasqueo los dedos cuando escucho: ‘He took a hundred pounds of clay…’ Y después hasta fantaseaba con idear nuevas versiones en español: ‘Con sólo barro los formó, en su creación perfecta…’ Es una de esas canciones que cuando escucho la música me sube el ánimo que tenga en ese momento”.
Las últimas veces que he escuchado ‘Cién kilos de barro’ ha sido en el programa de Napoleón Bravo ‘Gente en ambiente’. Resulta inevitable regresar a los años sesenta y encontrarme en todos los sitios que frecuentaba por aquellos días cuando sonaba esa canción. Algunos domingos, mientras escucho la canción me voy a esos lugares y hago el contraste entre lo que había antes y lo que hay ahora. Casi siempre vuelvo a casa nostálgico, con una mezcla intermitente de edificaciones y personas del pasado que afloran entre las estructuras y personalidades del presente, parece un cuento de fantasmas que hablan contigo y hasta sientes la textura de aquellos ‘Cién kilos de barro’ a través de las emisoras de radio que desaparecieron en el tiempo. Luego paso como media hora tratando de modelar cada uno de aquellos días hasta encontrar algún punto de conexión con la actualidad, termino renunciando ante tantas diferencias.
Enrique Guzmán nació en Caracas el 01 de febrero de 1943. Siempre tuvo inclinaciones musicales. Vivió con sus padres Jaime Guzmán Esparza y Elena Vargas de Guzmán en la urbanización El Valle. Allí asistió a la escuela primaria. A los 12 años regresó a México junto a sus progenitores. En 1957 conoció a los hermanos Jesús y Armando Martínez mientras patinaba en el Deportivo Chapultepec. Allí surgió la idea de conformar un conjunto musical con los Martínez y Sergio Martell, denominaron Los Teen Tops a su banda de rock. Originalmente Guzmán era la voz grave del grupo pero Armando enfermó de la garganta en la primera presentación del grupo en la radio y Guzmán debió tomar su lugar y se quedó ahí definitivamente. De esa época Guzmán compuso dos temas: Pensaba en ti y La ronchita. La primera disquera con que firmaron fue Columbia México por intermedio del señor Jesús Hinojosa, bajo su cuenta y riesgo porque ese genero distaba de garantizar ventas. El primer sencillo de 78 rpm que grabaron contenía La plaga y El rock de la cárcel, adaptaciones al español de Good Golly Miss Molly, de Little Richard y Jailhouse Rock, de Elvis Presley. De esa época también data su primer long playing que tenía entre otras canciones: Confidente de secundaria. Buen rock esta noche. Lucila. Muchacho triste y Solitario.
__Tengan, para que se compren unos refrescos.
Esa vez nos fuimos a comer unos sandwiches en Los Chaguaramos. El olor del pan tostado se mezcló con una melodía que venía detrás del mostrador “She loves you, yeah, yeah, yeah…” Me detuve antes de llegar a la mesa. Aquel ritmo, aquellos fraseos, nunca los había escuchado. La segunda vez que escuché esa canción, fue un sábado por la noche en un programa de Clemente Vargas Jr. que no me lo pelaba, el tipo tenía una voz impresionante y no sé de donde sacaba tanta buena música, cuando me estaba quedando dormido se aparecía con alguna canción que nunca había escuchado de cualquier grupo de rock del momento o que apenas empezaba a oírse, y hasta contaba alguna anécdota de él con la canción o de los integrantes del grupo. Podía estar reventándome con las ganas de ir al baño, o mamá me llamaba porque quería que la ayudara con algo que hacía, pero hasta que no sonaba el último acorde de la canción no despegaba el oído del radio que guardaba en la mesa de noche, trataba de seguir al detalle cada nota en un afán por escribir música en el pensamiento, muchas veces mamá venía a ver por qué no contestaba. ‘¿Qué es lo que pasa contigo Carlos? Tengo como media hora llamándote. Seguro que andas en algo que tiene que ver con la música’.
Me acostaba con el radio transistor escondido bajo la almohada y escuchaba: ‘Y ahora les presento un cuarteto que está causando furor no sólo en Inglaterra, También en Estados Unidos y el resto de Europa. Les presento a los Beatles…’ De John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr me enteré cuando vi el long playing de los cuatro rostros en penumbras detrás de una vidriera. Me quedé como unos quince minutos tratando de descifrar la leyenda de la contraportada reflejada en un espejo. A mí me gustaba el rock and roll, pero no era lo que más me gustaba. Desde que escuché a los Beatles mis esquemas empezaron cambiar. Sus letras siempre me llamaron la atención, tenían una propuesta diferente, hablaban de sentimientos desde un ángulo que permitía ver otros componentes de la pena, el dolor y el despecho. Pasaba horas intentando descifrar el significado en inglés y después era todo un reto pasarlo al castellano. Fue un gran aprendizaje para mí, porque me ayudó a desarrollar mi propia voz, mi propia inspiración, aunque por eso me gané más de cien mil gritos de mi mamá. Abría la puerta del cuarto y entraba como un ventarrón. ‘¡Muchacho! ¡Tengo como media hora llamándote! Ya pensaba que te habías ido para el liceo. Me tenía que arrancar el cuaderno y el lápiz de la mano. ¡Ya sabía que se trataba de algo de música y ese bendito grupo de los Beatles! Tienes que estudiar, eso de ganarse la vida como músico es sólo para los fenómenos y no te veo nada extraordinario tocando esa guitarra. A veces parece que te confundieras con las notas’. Había algo en aquellas guitarras perseguidas por voces incansables, acompasadas con un ímpetu propio de la juventud. Las palmas contínuas y los gritos sorpresivos enhebraban con la originalidad de la música. Cada vez que había un cambio de ritmo sentía que llegaba a otro planeta. Pasé como media hora convenciendo al dependiente de la discotienda para que me dejara leer la contraportada. La revisé como siete veces y cada vez que llegaba a la mitad del texto volvía a la primera línea. Una de las canciones que más me gustaba de aquel primer disco de acetato de los escarabajos británicos, era ‘Til there was you’ (Meredith Wilson), una balada clásica de los años cincuenta. Puede parecer muy convencional, pero tiene algo muy especial que llega más allá de una canción romántica, no sé si eran las alternancias en los solos de guitarra, los cambios de tono en la voz cantante, pero esa canción tenía y sigue teniendo un algo especial que me hace despegar al menos por un instante de lo que esté haciendo o pensando. En ese momento supe que mi vida musical iba a estar relacionada de alguna manera con aquellos tipos que venían de un puerto inglés llamado Liverpool. Antes de eso un señor que todavía trabaja en Venevisión llevó su disco “Dinner in Caracas” y lo hizo girar a 33 rpm bajo la aguja del tocadiscos de la casa. Las orquestaciones y los arreglos de aquellos valses y joropos venezolanos le daban una dimensión especial a la música folklórica sin olvidar sus raíces. Desde ese momento supe que quería ser un músico como Aldemaro Romero. Quería componer, sentarme a escribir, a arreglar, pararme frente a una orquesta y mover la batuta con toda la propiedad de un director consumado. Sabía que eso llevaba años de estudio y dedicación y muchísimos ensayos. La primera vez que me senté a componer rompí como 15 páginas en 15 minutos. Mi abuela vino corriendo y abrió las manos. “Carlitos tienes que tener más calma. Esto es un proceso gradual, de muchísima paciencia y dedicación”.
Una de las composiciones del Maestro Aldemaro Romero que más me impresionó de un disco que escuché una vez en una tienda musical fue “Doña Mentira”. Aquella introducción de trompetas y violines me hizo entender que la música típica venezolana iba mucho más allá de arpa cuatro y maracas, que podía recorrer en su máxima expresión, sin perder un ápice de autenticidad, cada uno de los instrumentos desde el oboe hasta el violoncello. Le pedí al dueño que me mostrara la carátula del disco, se llamaba “Maracaibo”. Le pedí por favor que repitiera el segundo surco del labo “B”, cuando intenté que lo repitiera otra vez me dijo que iba a tener que comprar el disco. Pasé como una semana tratando de reunir el costo del acetato, dejé de comprar meriendas y el fin de semana corté la grama de varios jardines. El sábado en la mañana llegué con el disco, en ese momento no conocía la letra, la escuché por primera vez en el disco de Onda Nueva de Ilan Chester. “Que no y que si..te oigo decir… Doña Mentira ya me tienes hasta aquí…No mientas más…te cansarás…he decidido no dejarme engañara más…A pesar de todo yo no me incomodo por el tiempo que perdí…”
De aquellas tardes y noches buscando canciones en el radio, se me quedó tatuada en la piel una melodía que define la originalidad de una época. Los sonidos marcaban cada línea, cada luz, cada imagen. De pronto sentía que flotaba en una atmósfera de juegos a cualquier hora, de momentos interminables, de esperar a mamá para que me diera para ir al cine, de correr a buscar a mis amigos justo después de almorzar para ir a jugar. Bobby Vinton soltaba sus fraseos sobre un fondo de algodón y de inmediato la respiración se me disipaba. Nunca me sentí mejor escuchando una canción, aún cuando por casualidad la oigo en estos días me parece estar de nuevo a comienzos de los años sesenta. “She wore…blue velvet…bluer than velvet was the night…softer than satin was the light…from the stars…”
Pasaba minutos ensayando distintas tonalidades de silbidos, a veces me iba al piano e intercalaba los sonidos labiales con el impacto de las teclas, toda una experiencia sonora que me llevó a perfeccionar mi silbido en medio de mis balbuceos pianísticos. Hubo una mañana que repitieron la canción como cuatro veces, el locutor comentaba que la habían solicitado 67 oyentes, algo pocas veces visto. Internalicé tanto la canción que la profesora de castellano me llamó a su escritorio. Sus ojos parecían tizones congelantes. “La próxima vez que me dirija a usted y se quede en la luna, se me sale del aula”. Entonces practiqué algo que muy pocas veces he podido repetir, tarareé la canción en ejercicio de “bocca chiusa” y atendí la clase de conjugación verbal sin perder el hilo de ninguna de las dos. Tanto que cuando me solicitaron conjugar un verbo lo hice al ritmo de “Blue Velvet”.
Hubo una canción que me despertó mucha curiosidad, el locutor la anunció como rock and roll, la interpretaba Fats Domino. Sin embargo me pareció que algo dejaba ver que la pieza tenía un origen lejano al rock and roll. Clemente Vargas Jr., me sacó de dudas. Al terminar la canción habló del origen de música country de Jambalaya. Hank Williams Sr., la escribió y fue difundida en julio de 1952. Jambalaya es el nombre de un plato típico cajun de raíces españolas y francesas, se prepara con arroz, pollo, camarones, cerdo y pimienta. Poco tiempo después la escuché en el mejor ritmo que pueda tener. Los Supersónicos la versionaron en 1965, parecía que ellos eran los compositores, por la fluidez como emergía la música de sus instrumentos y el entusiasmo con que decían: “Estaba yo de visita en un pueblo… en donde todos andan a caballoo…”
Nosotros seguíamos ensayando y nos aprovechamos de que Oscar era socio del Club Táchira para conseguir nuestras primeras presentaciones formales en público. Allí conocimos a un señor, de quién no recuerdo el nombre, que se ofreció para ser nuestro representante. Era periodista del diario La Verdad y nos hizo varias entrevistas. A través de él fue que conseguimos nuestra primera presentación en televisión en el programa que moderaban los Hermanos Hernández y Rosario Prieto en el canal 8: “El Club del Clan”. Era un musical juvenil donde también s dieron sus pininos otros grupos como: Los Supersónicos, Los Clippers, Los Dinámicos, Los Dangers, Los Claners, Las Cuatro Monedas y solistas como: Nancy Ramos, Trino Mora, Cherry Navarro y muchos otros. Para ese momento ya habíamos decidido el nombre del grupo. Cada quien metió un nombre en una funda de almohada y el papelito que salió decía “Darts”, el nombre venía de aquel automóvil Dodge Dart. Entonces la mayoría de los grupos tenían nombre de carros: Los Impala, Los Boneville, etc. A mí al principio no me gustaba ese nombre, pero era el acuerdo que habíamos hecho. Después me fui adaptando y me empezó a gustar. Cuando logramos llegar al primer lugar en la cartelera de éxitos musicales y reeditamos la hazaña varias veces, ver el nombre de los Darts al tope de la lista era siempre una gran alegría. Entonces si sentía toda la brisa fresca tras las ventanillas de un Dodge Dart a toda velocidad y comprendí mejor las razones de mis compañeros para elegir aquel nombre.
Alfonso L. Tusa C.
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