lunes, 20 de julio de 2015
Entrevista de Spiegel con Alexander Solzhenitsyn: ‘No le temo a la muerte’
En una entrevista con Spiegel, el prominente escritor ruso y premio Nobel de literatura Alexander Solzhenitsyn discute la turbulenta historia de Rusia, la versión de la democracia de Putin y su actitud hacia la vida y la muerte.
Spiegel: Alexander Isavevich, cuando entramos lo encontramos trabajando. Parece que aún a la edad de 88 años usted aún siente la necesidad de trabajar, aunque su salud no le permite caminar alrededor de su hogar. ¿De donde saca esa fuerza?
Solzhenitsyn. Siempre he tenido esa fuerza interior, desde mi nacimiento. Y siempre me he dedicado a trabajar con alegría, a trabajar y a la batalla.
Spiegel: Hay cuatro mesas en este lugar. En su libro nuevo “Mis Años Americanos”, el cual será publicado en Alemania este otoño, usted recopiló lo que solía escribir mientras caminaba en el bosque.
Solzhenitsyn: Cuando yo estaba en el gulag, algunas veces hasta escribía en los muros de piedra. Solía escribir en pedazos de papel, luego memorizaba lo escrito y destruía los pedazos.
Spiegel: ¿Y su fuerza no lo abandona ni en los momentos de enorme desesperación?
Solzhenitsyn: Si. A menudo pensaba: Sea cual sea el resultado que deba ser, déjalo ser. Y entonces las cosas salían bien. Parece como si algo bueno salía de eso.
Spiegel: No estoy seguro que usted tuviera la misma opinión cuando en febrero de 1945 el servicio secreto militar arrestó al Capitán Solzhenitsyn en Prusia Oeriental. Porque, en sus cartas desde el frente, Solzhenitsyn estaba criticando a Josef Stalin, y la sentencia por eso era ocho años en los campos de prisión.
Solazhenitsyn: Fue al sur de Wormditt. Recién habíamos quebrado el cerco alemán y marchábamos hacia Konigsberg (ahora Kaliningrad) cuando fui arrestado. Yo siempre era optimista. Y mantenía y era guiado por mis vistas.
Spiegel: ¿Cuales vistas?
Solzhenitsyn: Por supuesto, mis vistas desarrolladas en el curso del tiempo. Pero siempre he creído en lo que hice y nunca actué contra mi consciencia.
Spiegel: hace trece años cuando usted regresó del exilio, estaba disgustado al ver la nueva Rusia. Usted rechazó un premio propuesto por Gorbachov, y también se negó a aceptar un reconocimiento que Yeltsin quería ofrecerle. Ahora usted ha aceptado el State Prize el cual le fue otorgado por Putin, el antíguo jefe de la FSB agencia de inteligencia, cuya predecesora la KGB lo persiguió y denunció a usted cruelmente. ¿Cómo se entiende esto?
Solzhenitsyn: El premio de 1990 fue propuesto no por Gorbachov, sino por el Consejo de Ministros de la República Socialista Federativa Soviética Rusa, entonces una parte de la Unión Soviética. El premio iba a ser por “El Archipiélago de Gulag”. Decliné la propuesta, porque no podía aceptar un premio por un libro escrito con la sangre de millones.
En 1998, el país estaba en su punto bajo, con gente en la miseria, este fue el año cuando publiqué el libro “Rusia en Colapso”. Yeltsin decretó que yo sería honrado con la orden de estado más alta. Respondí que era incapaz de recibir un premio de un gobierno que había llevado a Rusia a tal debacle.
El State Prize actual no es entregado personalmente por el presidente, sino por una comunidad de grandes expertos. El Concejo de Ciencia que me nominó para el premio y el Concejo de Cultura que apoyó la idea incluyen a algunas de las personas más altamente respetadas del país, todas ellas autoridades en sus respectivas disciplinas. El presidente, como cabeza de estado, premia a los laureados en el día de fiesta nacional. Al aceptar el premio expresé mi esperanza de que la amarga experiencia rusa, la cual he estado estudiando y describiendo toda mi vida, sea una lección para nosotros, que nos mantenga lejos del desastre.
Vladimir Putin, si, él fue un oficial de los servicios de inteligencia, pero no fue investigador de la KGB, ni fue jefe de un campo en el gulag. El servicio en inteligencia foránea, no es negativo en ningún país, algunas veces hasta ocasiona elogios. George Bush padre no fue muy criticado por ser exjefe de la CIA, por ejemplo.
Spiegel: Toda su vida usted ha llamado la atención a las autoridades para que se arrepientan por los millones de víctimas del gulag y el terror comunista. ¿Fue este llamado realmente escuchado?
Solzhenitsyn: Me he acostumbrado al hecho de que, a través del mundo, el arrepentimiento público es la opción más inaceptable para el político moderno.
Spiegel: El presidente ruso actual dice que el colapso de la Unión Soviética fue el desastre político más grande del siglo XX. Él dice que es tiempo de parar este hurgar masoquista en el pasado, especialmente porque hay intentos “desde afuera”, como dice él, para provocar un enfrentamiento injustificado entre rusos. ¿No ayuda esto a aquellos que quieren que las personas olviden todo lo que ocurrió durante el pasado soviético del país?
Solzhenitsyn: Bien, hay una creciente preocupación en todo el mundo sobre como los Estados Unidos manejarán su nuevo papel como la única superpotencia mundial, lo cual sobrevino como resultado de los cambios geopolíticos. Tanto el “hurgar en el pasado” como esa combinación de “Soviético” y “Ruso”, contra lo cual yo hablaba a menudo en los años ’70, no ha terminado en Occidente, o en los país exsocialistas, o en las antiguas repúblicas socialistas. La vieja generación política de los países comunistas no estaba lista para el arrepentimiento, mientras la nueva generación solo está muy feliz por denunciar sus sufrimientos y presentar acusaciones, con el Moscú actual como un blanco conveniente. Actúan como si se hubiesen liberado heroicamente a si mismos y ahora llevan una vida nueva, mientras Moscú ha permanecido comunista. Sin embargo, tengo esperanzas de que esta fase insana terminará pronto, que todas las personas que han vivido en comunismo entenderán que el comunismo representa las páginas más amargas de su historia.
Spiegel: Incluyendo a los rusos.
Solzhenitsyn: Si todos pudiéramos tomar una mirada sobria a nuestra historia, entonces no veríamos más esta actitud nostálgica del pasado soviético que predomina ahora entre la parte menos afectada de nuestra sociedad. Ni los países de Europa Oriental y antiguas repúblicas de la Unión Soviética sentirían la necesidad de ver en la Rusia histórica la fuente de sus sinsabores. No se debería relacionar las influencias negativas de los líderes individuales o los regímenes políticos a una falla innata de los rusos y su país. No se debería atribuir esto a la “psicología enferma” de los rusos, como a menudo se hace en Occidente. Todos estos regímenes de Rusia solo podían sobrevivir mediante la imposición de un terror sangriento. Debemos entender claramente que solo la aceptación voluntaria y consciente por parte de las personas de su culpa puede asegurar la curación de una nación. No disculpar los reproches externos, por otro lado, es contraproducente.
Spiegel: Aceptar la culpa de uno presupone que uno tiene suficiente información de su pasado. Sin embargo, los historiadores se quejan de que los archivos de Moscú no son tan accesibles ahora como lo fueron en los años ’90.
Solzhenitsyn: Es un asunto complicado. No hay duda, sin embargo, que en Rusia ocurrió una revolución de archivos en los pasados 20 años. Miles de archivos han sido abiertos; los investigadores ahora tienen acceso a cientos de miles de previamente documentos clasificados. Cientos de monografías que hacen públicos a estos documentos ya han sido publicadas o están en preparación. En paralelo a los documentos desclasificados de los ’90, hubo muchos otros publicados los cuales nunca pasaron por el proceso de desclasificación. Dmitri Volkogonov, el historiador militar, y Alexander Yakovlev, el exmiembro del Politburó, estas personas tuvieron la suficiente influencia y autoridad para conseguir acceso a cualquier archivo, y la sociedad está agradecida con ellos por sus valiosas publicaciones.
Como en los últimos pocos años, nadie ha sido capaz de evitar en procedimiento de desclasificación. Desafortunadamente, este procedimiento lleva más tiempo de lo que uno quisiera. Sin embargo los documentos de los archivos más importantes del país, los Archivos Nacionales de la Federación Rusa (ANFR), son accesibles ahora como en los ’90. La FSB envió 100.000 materiales de investigación criminal a ANFR a finales de los ’90. Estos documentos permanecen disponibles para ciudadanos e investigadores. En 2004-2005 ANFR publicó los siete volúmenes de “La Historia del Gulag de Stalin”. Yo cooperé con esta publicación y te puedo asegurar que estos volúmenes son tan comprensibles y confiables como pueden ser. Los investigadores de todo el mundo confían en esta edición
Spiegel: Hace alrededor de 90 años, Rusia fue estremecida primero por la Revolución de febrero y después por la Revolución de octubre. Estos eventos aparecen como un leitmotif a través de sus trabajos. Hace pocos meses usted reiteró en un largo artículo su tésis una vez más: el comunismo no fue el resultado del régimen político ruso previo; la Revolución Bolchevique fue posible solo por el pobre gobierno de Kerensky en 1917. Si se sigue esta línea de pensamiento, entonces Lenin solo fue una persona accidental, quién solo fue capaz de ir a Rusia y tomar el poder con el apoyo alemán. ¿Le hemos entendido correctamente?
Solzhenitsyn: No lo han hecho. Solo una persona extraordinaria puede convertir la oportunidad en realidad. Lenin y Trotski fueron políticos excepcionalmente ágiles y vigorosos quienes manejaron en un corto período de tiempo la debilidad del gobierno de Kerensky. Pero permítame corregirlo: la “Revolución de octubre” es un mito generado por los ganadores, los bolcheviques, y tragado en su totalidad por los círculos progresistas de Occidente. El 25 de octubre de 1917, ocurrió un violento golpe de estado de 24 horas en Petrogrado. Fue brillante y completamente planificado por Leon Trotsky, Lenin aún estaba escondido para evitar ser llevado a la justicia por violación de soberanía. Lo que llamamos “la Revolución rusa de 1917” fue en realidad la Revolución de febrero.
Las razones que ocasionan esta revolución de hecho tienen su fuente en la condición prerevolucionaria de Rusia, y yo nunca lo he concebido de otra manera. La Revolución de febrero tiene hondas raíces, lo he mostrado en “La Rueda Roja”. La primera entre estas era la prolongada y mutua desconfianza entre quienes tenían el poder y la sociedad educada, una amarga desconfianza que hizo imposible cualquier compromiso, cualquier solución constructiva para el estado. Y la responsabilidad más grande, entonces, por supuesto recae en las autoridades: ¿Quién sino el capitán es el culpable del hundimiento del barco? Por eso usted puede de hecho decir que la Revolución de febrero fue causada por “los resultados del previo régimen político ruso”.
Pero esto no significa que Lenin fuera “una persona accidental” por ningún motivo; o que la participación financiera del Emperador Wilhelm fuese inconsecuente. No hubo nada natural para Rusia en la revolución de octubre. La revolución rompió la espalda de Rusia. El terror rojo desplegado por sus líderes, su voluntad para ahogar a Rusia en sangre, es la primera y mayor prueba de esto.
Spiegel: Su reciente trabajo de dos volúmenes “200 Años Juntos” fue un intento por sobreponerse a un tabú contra discutir la historia común de rusos y judíos. Estos dos volúmenes han provocado principalmente perplejidad en Occidente. Usted dice que los judíos son la fuerza que encabeza el capital global y están entre los principales destructores de la burgesía. ¿Debemos concluir desde su rico entramado de fuentes que los judíos tienen más responsabilidad que otros por el fallido experimento soviético?
Solzhenitsyn: Precisamente evito lo que implica su pregunta. No busco ninguna suerte de anotación o comparaciones entre la moral y la responsabilidad de unas personas u otras; más allá de eso, excluyo completamente la noción de responsabilidad de una nación hacia otra. Todo lo que busco es autorreflexión.
Usted puede obtener la respuesta a su pregunta del propio libro: “Todas las personas deben responder moralmente por todo su pasado, incluyendo el pasado vergonzoso. ¿Responder por cuales medios? Intentando comprender: ¿Cómo pudo ser permitida tal cosa? ¿Dónde está nuestro error en todo esto? ¿Y podría esto ocurrir de nuevo? Es en ese espíritu, específicamente, que sería pertinente contestar para los judíos, para los degolladores revolucionarios y los rangos dispuestos a servirles. No contestar ante otras personas, sino ante si mismos, ante su consciencia, y ante Dios. Así como los rusos debemos contestar, por las masacres, por esos inmisericordes campesinos incendiarios, por esos enloquecidos soldados revolucionarios, por esos marineros salvajes”.
Spiegel: En nuestra opinión, de todos sus trabajos, “El Archipiélago de Gulag” provocó la resonancia pública más grande. En este libro usted mostró la naturaleza misantrópica de la dictadura soviética. Mirando hacia atrás hoy, ¿puede decir usted hasta que punto este libro ha contribuído a derrotar el comunismo en el mundo?
Solzhenitsyn: Usted no debería hacerme esa pregunta, un autor no puede hacer tales evaluaciones.
Spiegel: Parafraseando algo que usted dijo alguna vez, la historia oscura del siglo XX tenía que ser enfrentada por Rusia por el bien de la humanidad. ¿Han aprendido los rusos las lecciones de las dos revoluciones y sus consecuencias?
Solzhenitsyn: Parece que están empezando a hacerlo. Un gran número de publicaciones y películas sobre la historia del siglo XX, aunque de calidad irregular, son evidencia de una demanda creciente. Más recientemente, el canal de televisión estatal “Russia” transmitió una serie basada en los trabajos de Varlam Shalamov, mostrando la verdad cruel y terrible de los campos de Stalin. La serie no fue alterada.
Y, por cierto, desde el pasado febrero he estado sorprendido e impresionado por las prolongadas, acaloradas y de gran escala discusiones que ha provocado mi previamente escrito y ahora republicado artículo sobre la Revolución de febrero. Estaba complacido de ver el amplio rango de opiniones, incluyendo aquellas opuestas a la mía, porque ellas demuestran la disposición para entender el pasado, sin el cual no puede haber un futuro significativo.
Spiegel: ¿Cómo cataloga usted el período de gobierno de Putin en comparación con sus predecesores Yeltsin y Gorbachov?
Solzhenitsyn: La administración de Gorbachov fue sorprendente y políticamente cándida, inexperta e irresponsable hacia el país. No fue un gobierno sino una renuncia acéfala de poder. La admiración que recibió de Occidente solo fortaleció su convicción de que su gestión era correcta. Pero hay que dejar claro que fue Gorbachov, y no Yeltsin, como se dice ahora ampliamente, quién permitió primero la libertad de expresión y el movimiento ciudadano de nuestro país.
El período de Yeltsin fue caracterizado por una no menos irresponsable actitud hacia las vidas de las personas, pero de otras maneras. En su premura por tener propiedades privadas antes que estatales tan pronto como fuera posible, Yeltsin empezó un remate masivo multimillonario en dólares, del patrimonio nacional. Buscando ganar el apoyo de los líderes regionales, Yeltsin respaldó directamente el separatismo y aprobó leyes que favorecían y fortalecían el colapso del estado ruso. Esto, por supuesto, privó a Rusia del papel histórico por el que había trabajado tan duro y desmejoró su posición en la comunidad internacional. Todo esto con aún más aplausos de Occidente.
Putin heredó un país vigilado y perplejo, con una población empobrecida y desmoralizada. Y él empezó a hacer lo que era posible, una restauración lenta y gradual. Estos esfuerzos no fueron reconocidos, ni apreciados, inmediatamente. En cualquier caso, es difícil encontrar ejemplos en la historia cuando los pasos de un país para restaurar su fuerza fueron hallados favorables por otros gobiernos.
Spiegel: Gradualmente se ha hecho claro para todos que la estabilidad de Rusia es beneficiosa para Occidente. Pero hay una cosa que en particular nos sorprende. Cuando hablaba de la forma adecuada del estado para Rusia, usted siempre estuvo a favor de un gobierno civil, y usted contrastó este modelo con la democracia occidental. Luego de siete años del gobierno de Putin podemos observar totalmente el fenómeno contrario: El poder está concentrado en las manos del presidente, todo está orientado hacia él.
Solzhenitsyn: Si, he insistido en la necesidad de un autogobierno local para Rusia, pero nunca he contrastado este modelo con la democracia occidental. Por el contrario, he tratado de convencer a mis amigos ciudadanos citando ejemplos de sistemas de autogobierno local altamente efectivos como los de Suiza y Nueva Inglaterra, los cuales vi de primera mano.
En su pregunta usted confunde autogobierno local, el cual es posible que esté en el nivel más elemental, cuando las personas conocen a sus oficiales elegidos personalmente, con la dominación de unas docenas de gobernadores regionales, quienes durante el período de Yeltsin estaban muy felices de apoyar al gobierno federal para suprimir cualquier iniciativa de autogobierno local.
Hoy sigo estando extremadamente preocupado por el lento e ineficiente desarrollo del autogobierno local. Pero finalmente ha empezado a ocurrir. En tiempos de Yeltsin, el autogobierno local fue afectado por el nivel regulatorio, mientras el “poder vertical” del estado (la administración de Putin centralizada de arriba abajo) cada vez delega más y más decisiones a la población local. Desafortunadamente, este proceso aún no tiene carácter sistemático.
Spiegle: Pero apenas si hay alguna oposición,
Solzhenitsyn: Por supuesto, una oposición es necesaria y deseable para el sano desarrollo de cualquier país. Escasamente se puede encontrar a alguien de oposición, excepto por los comunistas, como en los tiempos de Yeltsin. Sin embargo, cuando usted dice “casi no hay oposición”, probablemente se refiere a los partidos políticos de los años ’90. Pero si le da una mirada desprejuiciada a la situación: hubo un rápido declive de las condiciones de vida en los ’90, eso afectó a tres cuartos de las familias rusas, y todo bajo la “pancarta democrática”. Pocos se preguntan, porque la población no se acerca más a esta pancarta. Y ahora los líderes de estos partidos no pueden siquiera ponerse de acuerdo en como compartir portafolios en un ilusorio gobierno a la sombra. Es lamentable que aún no haya una oposición constructiva, clara y a gran escala en Rusia. El crecimiento y desarrollo de una oposición, así como la madurez de otras instituciones democráticas, llevará más tiempo y experiencia.
Spiegel: Durante nuestra última entrevista usted criticó las reglas electorales para los diputados del estado Duma, porque solo la mitad de ellos eran elegidos directamente en sus constitucionalidades, mientras en la otra mitad, los representantes de los partidos políticos, eran dominantes. Despues de la reforma electoral hecha por el presidente Putin, no hay constitucionalidad directa para nada. ¿No es esto un paso atrás?
Solzhenitsyn: Si, pienso que es un error. Soy un crítico consistente y convencido del “parlamentarismo de partidos”. Apoyo la elección de representantes verdaderos de las personas, no partisanos, quienes estén vigentes en sus regiones y distritos; y quienes en caso de trabajo insatisfactorio pueden ser destituídos. Entiendo y respeto la formación de grupos con principios económicos, cooperativos, territoriales, educativos, profesionales e industriales, pero no veo nada orgánico en los partidos políticos. Los vínculos motivados por razones políticas pueden ser inestables y a menudo tienen ulteriores motivos egoístas. Leon Trotski lo dijo con precisión en la revolución de octubre: “Un partido que no se esfuerza por la toma del poder, no vale nada”. Hablamos de buscar beneficio para el partido a expensas del resto de las personas. Esto puede ocurrir si la toma es pacífica o no. Votar por partidos impersonales y sus programas es un substituto falso de la única verdadera manera de elegir a los representantes de las personas: votar por una persona real, por un candidato real. Esta es la esencia detrás de la representación popular.
Spiegel: A pesar de los altos ingresos de las exportaciones de petroleo y gas, a pesar del desarrollo de una clase media, hay un gran contraste entre ricos y pobres en Rusia. ¿Qué se puede hacer para mejorar esa situación?
Solzhenitsyn: Pienso que la brecha entre ricos y pobres es un fenómeno extremadamente peligroso en Rusia y necesita de la atención inmediata del estado. Aunque muchas fortunas fueron amasadas mediante allanamientos en tiempos de Yeltsin, la única manera razonable de corregir la situación hoy no es perseguir las grandes empresas, los dueños actuales están tratando de manejarlos tan efectivamente como puedan, sino darle espacio a la pequeña y mediana empresa. Eso significa proteger a los ciudadanos y pequeños empresarios de las leyes arbitrarias y de la corrupción. Eso significa invertir los ingresos de los recursos naturales nacionales en infraestructura nacional, educación y salud. Y debemos aprender a hacerlo sin robo ni fraude.
Spiegel: ¿Necesita Rusia una idea nacional, y a que se debe parecer?
Solzhenitsyn: El término “idea nacional” es poco claro para mí. Uno podría pensar en eso como un entendimiento ampliamente compartido entre las personas sobre el estilo de vida deseado para su país, una idea que mantenga el control sobre la población. Un concepto unificador que pueda ser útil, pero nunca deber ser creado artificialmente o impuesto desde arriba hacia abajo por los poderosos.
En los últimos períodos históricos estos conceptos han sido desarrollados en Francia, por ejemplo después del siglo XVIII, en el Reino Unido, los Estados Unidos, Alemania, Polonia, etc. Cuando en la Rusia post-soviética empezó la discusión por “desarrollar una idea nacional”, traté de enfriarla con la objeción de que luego de las derrotas devastadoras que habíamos experimentado, era suficiente una tarea: rescatar a las personas moribundas.
Spiegel: Pero Rusia siempre está sola. Recientemente las relaciones entre Rusia y Occidente se han enfriado, y esto incluye las relaciones ruso-europeas. ¿Cuál es la razón? ¿Cuáles son las dificultades de Occidente para entender a la Rusia moderna?
Solzhenitsyn: Puedo nombrar muchas razones, pero las más interesantes son psicológicas, el choque de las esperanzas ilusorias contra la realidad. Esto ocurrió en Rusia y en Occidente. Cuando regresé a Rusia en 1994, el mundo occidental y sus estaban prácticamente enceguecidos. Esto no fue causado tanto por conocimiento real o decisión consciente, sino por el disgusto natural con el régimen bolchevique y su propaganda antioccidental.
Esta actitud empezó a cambiar con el cruel bombardeo de la OTAN en Serbia. Es justo decir que todas la capas de la sociedad rusa fueron profunda e indeleblemente afectadas por esos bombardeos. La situación empeoró cuando la OTAN empezó a utilizar su influencia para llevar a las repúblicas exsoviéticas a su estructura. Esto fue muy doloroso en el caso de Ucrania, un país cuya cercanía con Rusia está definida por millones de lazos familiares entre nuestras personas, familiares viviendo a ambos lados de la frontera nacional. De un solo golpe, estas familias podían ser separadas por una nueva línea divisoria, el borde de un bloque militar.
Así que, la percepción de Occidente como un “caballero de la democracia” ha sido reemplazada con la disgustada creencia de que el pragmatismo, a menudo cínico y egoísta, yace en el fondo de las políticas occidentales. Para muchos rusos esto fue una gran desilusión, una ruptura de ideales.
Al mismo tiempo Occidente disfrutaba su victoria luego de terminar la guerra fría, y al observar los 15 años de anarquía bajo Gorbachov y Yeltsin. En este contexto fue fácil acostumbrarse a la idea de que Rusia se había convertido en casi un país del tercer mundo y permanecería así por siempre. Cuando Rusia empezó a recuperar algo de su fuerza como economía y estado, la reacción occidental, quizás de manera subconsciente, basada en miedos pasados, fue el pánico.
Spiegel: Occidente asoció eso con la exsuperpotencia, la Unión Soviética.
Solzhenitsyn: Lo cual es muy malo. Pero aún antes de eso, Occidente se engañó a si mismo, o tal vez ignoró la realidad a conveniencia, al reconocer a Rusia como una joven democracia. Por supuesto que Rusia aún no es un país democrático; apenas empieza a construir la democracia. Es muy fácil poner a Rusia a lidiar con una larga lista de omisiones, violaciones y errores.
¿Pero no estiró Rusia su mano clara y decididamente para ayudar a Occidente después del 11 de septiembre? Solo una crisis psicológica, o peor una miopía desastrosa, pueden explicar el rechazo irracional de Occidente a esta mano. Tan pronto como Estados Unidos aceptó la importante ayuda de Rusia en Afganistán, inmediatamente empezó a hacer nuevas solicitudes. En cuanto a Europa, sus reclamaciones ante Rusia están basadas en los miedos acerca del aspecto energético, miedos in justificados.
¿No es un lujo para Occidente tener a Rusia de su lado ahora, especialmente frente a los nuevas amenazas? En mi última entrevista en Occidente antes de regresar a Rusia (para la revista Forbes en abril de 1994) dije: “Si miramos al futuro lejano, se puede ver un momento del siglo XXI cuando Europa y Estados Unidos necesitarán a Rusia como un aliado”.
Spiegel: Usted ha leído a Goethe, Schiller y Heine en el original alemán, y siempre ha tenido la esperanza de que Alemania fuese el puente entre Rusia y el resto del mundo. ¿Usted cree que los alemanes aún pueden jugar ese papel?
Solzhenitsyn: Si. Hay algo predeterminado en la atracción mutua entre Alemania y Rusia. De otra manera, esta atracción no habría sobrevivido a dos guerras mundiales.
Spiegel: ¿Cuales poetas, escritores y filósofos alemanes han influenciado más en usted?
Solzhenitsyn: Schiller y Goethe estuvieron muy presentes en mi niñez y adolescencia. Después estuve impresionado con Schelling. Aprecio altamente la gran tradición musical alemana. No puedo imaginar mi vida sin Bach, Beethoven y Schubert.
Spiegel: Occidente conoce muy poco de literatura rusa moderna. ¿Cuál es, en su opinión, la situación actual de la literatura rusa?
Solzhenitsyn: Los períodos de cambios rápidos y fundamentales nunca fueron favorables para la literatura. Los trabajos significativos, para no mencionar los grandes trabajos, siempre han sido creados en todas partes en períodos de estabilidad, ya sea una estabilidad buena o mala. La literatura moderna rusa no es la excepción. El lector educado de hoy está mucho más interesado en no ficción, memorias, biografías, y prosa documental. Sin embargo, creo que la justicia y la consciencia no serán lanzadas a los cuatro vientos, sino que permanecerán en las bases de la literatura rusa, eso puede servir para iluminar nuestro espíritu y mejorar nuestra comprensión.
Spiegel: La idea de la influencia de la cristiandad ortodoxa en el mundo ruso puede ser identificada a lo largo de sus trabajos. ¿Cuál es la calificación moral de la iglesia rusa? Pensamos que hoy se está convirtiendo en una iglesia estado, como lo fue hace siglos, una institución que en la práctica legitimiza a la cabeza del Kremlin como el representante de Dios.
Solzhenitsyn: Por el contrario, debería sorprendernos que nuestra iglesia haya ganado una posición tan independiente durante los pocos años desde que se liberó del yugo total del gobierno comunista. No se debe olvidar el horrible costo humano que sufrió la iglesia ortodoxa rusa a través de casi todo el siglo XX. La iglesia está levantándose desde sus rodillas. Nuestro joven estado post-soviético está aprendiendo a respetar a la iglesia como una institución independiente. La “Doctrina Social” de la iglesia ortodoxa rusa, por ejemplo, va mucho más allá que los programas del gobierno. Recientemente Metropolitan Kirill, un prominente entusiasta de la posición de la iglesia, ha hecho repetidos llamados para reformar el sistema de impuestos. Sus puntos de vista son completamente diferentes de los del gobierno, aún asi los ventila en público, en la televisión nacional. En cuanto a la “legitimación de la cabeza del Kremlin” ¿te refieres al servicio funerario de Yeltsin en la catedral principal y a la decisión de no tener una ceremonia funeral civil?
Spiegel: Tambien eso.
Solzhenitsyn: Bien, esa fue probablemente la única manera de controlar la rabia pública, y evitar posibles manifestaciones de rabia durante el entierro. Pero no veo razón para tratar la ceremonia como el nuevo protocolo de los funerales de todos los presidentes rusos en el futuro. En cuanto se refiere al pasado, nuestra iglesia mantiene oraciones contínuas por el descanso de las víctimas de las masacres comunistas de Butovo cerca de Moscú, de las islas Solovetsky y otros lugares de entierros masivos.
Spiegel: En 1987 en su entrevista con el fundador de Spiegel Rudolf Augstein, usted dijo que era muy duro para usted hablar de religión en público. ¿Qué significa la fe para usted?
Solzhenitsyn: Para mí la fe es la base y el soporte de la vida de uno.
Spiegel: ¿Le teme usted a la muerte?
Solzhenitsyn: No, no le temo más a la muerte. Cuando yo era joven la muerte temprana de mi padre dejó una sombra sobre mí, él murió a los 27 años, yo temía morir antes de hacer realidad mis planes literarios. Pero entre los 30 y los 40 años de edad mi actitud ante la muerte fue de calma y estabilidad. Siento que es algo natural, pero no significa el final, en la existencia de uno.
Spiegel: Le deseamos muchos años de vida creativa.
Solzhenitsyn: No, no. Es suficiente.
Spiegel: Alexander Isavevich, le agradecemos por esta entrevista.
Entrevista realizada por Christian Neef y Matthias Schepp.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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