jueves, 11 de febrero de 2016
Tito Puente, afamado maestro de la música latina, fallece a los 77 años.
The New York Times. Joyce Wadler. 02-06-2000.
El tiempo, al cual Tito Puente podía hacer vibrante, pulsado, ajustado y finalmente en los punzantes ritmos del mambo, cruzar desde El Barrio en Harlem hasta el Palladium, hasta los aires de América, alcanzó al legendario director de orquesta y percusionista tarde en la noche de este miércoles, cuando falleció.
Él sufrió complicaciones luego de una cirugía de corazón abierto en el New York University Medical Center, dijo su manager, Eddie Rodriguez.
El hombre conocido popularmente como El Rey, The King, quien puso al mambo en el mapa, y quien llegó a ser casi un símbolo de la ciudad como el Yankee Stadium, había sido programado para actuar la noche del miércoles a beneficio de Christie's Auction House.
Cuando se hizo aparente que Mr. Puente, quien había enfermado mientras actuaba en San Juan con la Puerto Rican Symphony la semana pasada, no podría estar presente, él dio la orden de que su banda estuviera ahí.
¿Por qué era tan importante para Mr. Puente, con sus cinco Grammy y 118 grabaciones en acetato y CD, ir a ese pequeño espectáculo?
“Tito siempre fue un director de orquesta, el último de los reales, verdaderos directores de orquesta, en la línea de Duke Ellington y Count Basie”, dijo Mr. Rodríguez, quién había hablado con Mr. Puente el lunes antes que él ingresara al hospital. “´Él se sentía responsable. Él dijo, ‘Manten a los muchachos trabajando’. Eso era lo que siempre decía, ‘Manten a los muchachos trabajando. Porque quiero tener mi orquesta cuando salga de ahí; quiero que esté ajustada’”.
El músico latino más importante de los últimos cincuenta años y figura clave en la fusión de la música latina con el jazz, Mr. Puente, con su distintiva cara de querubín, fue un intérprete ebullente e intenso quien a menudo reia y payaseaba mientras descargaba sobre sus timbales.
“¿Qué más tengo que vender?” dijo hace unos meses cuando le preguntaron por su estilo. “No soy Ricky Martin, para ondular mis caderas y mostrar el ombligo. No tengo un a chica cantando al frente de la orquesta. Necesito que las personas vean que tengo un buen momento”.
Conocido por los más jóvenes como el hombre que escribió el éxito de Carlos Santana “Oye como va”, o quizás por la película de 1992, “The Mambo Kings”, en la cual él se interpretó a si mismo. Mr. Puente tuvo una carrera que se extendió por cinco décadas.
Había pocas estrellas del jazz de la era del bebop y más allá quienes no lo encontraban compatible como compañero de interpretación y él era una fija de la vieja serie Salsa Meets Jazz en el club nocturno Village Gate de Manhattan.
Mientras muchos grupos de jazz agregaban sonidos de jazz a los ritmos latinos, a Mr. Puente le gustaba agregar una sección de ritmo latino a un arreglo de jazz. Un buen hombre espectáculo, él no hacía trucos como al grabar “Take Five” de Dave Brubeck en tiempo cuatro-cuatro. También era incansable; aún en años recientes trabajaba en 200-300 presentaciones al año.
Pero fue el impacto de Mr. Puente al comienzo de su carrera, al llevar la música latina a una nueva audiencia al Palladium en Broadway en la 53rd Street, lo que hizo que muchos se sintieran nostálgicos y llorosos con la noticia de su muerte ayer.
“Él nos dio vida a todos”, dijo Robert Farris Thompson, un profesor de Yale University, donde Mr. Puente había sido premiado con una Chubb Fellowship este año. “Y por nosotros me refiero no solo a los puertorriqueños, sino a muchos negros, grandes números de italianos y judíos. Todos lo queríamos. Había tipos de mi edad quienes estaban envidiosos por no estar en el Moulin Rouge en los días de Toulouse-Lautrec; quienes no estuvieron en Minton’s en los días del nacimiento del bop. Yo me sentía bien por haber estado ahí en el nacimiento del mambo en Nueva York”.
Un músico quien a menudo decía que había “nacido con ritmo”, Ernest Anthony Puente nació el 20 de abril de 1923, en Harlem Hospital y creció en 110th Street, de Madison, en la vecindad entonces conocida como Spanish Harlem, o el Barrio. Sus padres eran inmigrantes puertorriqueños; su padre trabajaba en una fábrica de hojillas de afeitar; tenía una hermana menor y un hermano menor. La vida no era fácil: el padre de Tito, dijo Mr. Puente en una entrevista para The New York Times en abril pasado, era un apostador. Su hermano murió a los 4 años en una caída de las escaleras de emergencia.
El joven Tito fue baterista desde que se recordaba, tocaba muy duro y seguido, en la mesa de la cocina con ollas y latas, que los vecinos recomendaron a su madre que le consiguiera lecciones de música a su hijo. Ella lo hizo, aunque para conseguir los 25 centavos que costaba una lección tenía que registrar los bolsillos de se esposo cuando este dormía.
Tito estudió piano, luego batería, luego timbales, un montaje de tambores, cencerro, listones de madera y otros instrumentos de percusión, los cuales proveían registros altos de ritmos para bandas latinas. También jugueteó con la idea de convertirse en bailarín, al actuar en la vecindad con su hermana, Anna. Las muchachas, admitió Mr. Puente en una entrevista en el otoño de sus años, estaban “locas” por él.
Pero la música tenía prioridad. La gran oportunidad de Tito llegó en los años ’40, cuando los Estados Unidos entraron a la segunda guerra mundial. El baterista de la Orquesta de Machito, una de las primeras bandas en fusionar el jazz y la música latina, fue reclutado, y Tito tomó su lugar. Pocos años después, Tito salía de Central Commercial High en Manhattan; la banda, diría el años después, fue una escuela para él.
Mr. Puente sirvió en la naval durante la segunda guerra mundial. La suya no fue una Guerra sin eventos; sirvió en nueve batallas, luego recibiría un reconocimiento presidencial.
También sufrió una pérdida personal: su hermana falleció.
Su educación musical, sin embargo, continuó. Mr. Puente conoció al trompetista de jazz Charlie Spivak en el transporte aéreo Santee, y Mr. Spivak le enseñó arreglo de jazz.
Despues de la guerra, Mr. Puente estudió en la escuela de música Juilliard bajo la tutela de G.I. Bill. Pero el énfasis de la escuela en la música clásica lo dejaba sin descanso. En 1948 inició su propia banda, los Picadilly Boys. Luego, dijo que no quería una banda cuyo nombre pudiera ser confundido con algo en el menú (picadillo es una carne con papas), él cambió el nombre por Tito Puente Orchestra.
Su toque distintivo al principio, al poner la percusión al frente, ocurrió por necesidad.
“Los tipos bien parecidos siempre estaban adelante, la percusión siempre atrás”, dijo Mr. Puente en una entrevista con The Toronto Star. “Pero los hombres de adelante necesitaban tomar su clave rítmica de la percusión, y alguien sugirió poner el ritmo al frente. Ahora todo el mundo lo hace”.
El primer éxito de Mr. Puente, “Abaniquito”, llegó un año después. A comienzos de los años ’50 la banda se había convertido en la Tito Puente Orchestra y llenaba el Palladium de Nueva York. El mambo era el rey, y Tito Puente era el rey del mambo, al grabar piezas favoritas como ''Barbarabatiri,'' ''El Rey del Timbal'' and ''Mambo Gallego''. A finales de los años ’50, Mr. Puente fusionaba cha-cha, el baile latino caliente de los Catskills, con composiciones de big band. Las personas que oyeron a Mr. Puente tocar en el Palladium todavía se emocionan al recordar su sonido.
“Él era un genio ¿estamos? El hombre que te hacía levantar de la silla, sin importar quien eras, para bailar”, dijo Cuban Pete Aguilar, quien conoció a Mr. Puente cuando era un muchacho, tocando batería en el sótano en El Barrio y quien años después sería el coreógrafo de “The Mambo Kings”. “Había una rivalidad entre él y otro director de orquesta, Tito Rodríguez, cuando los dos se encontraban para retarse, cuando salían a tocar todo lo que tenían, el mundo sabía que estaban tocando”.
En los años ’60, Mr. Puente empezó a colaborar con otros músicos de Nueva York, incluyendo a Celia Cruz, quien se convertiría en la Reina de la Música Latina para su rey, con el trombonista Buddy Morrow, con Woody Herman. En 1963 grabó “Oye Como Va”, la cual 12 años después sería un éxito de Carlos Santana. En 1968, Mr. Puente tuvo su propio show de televisión, ''The World of Tito Puente''.
Los años ’70 fueron un punto bajo para Mr. Puente.
“Fue un tipo de época de boogaloo, y había otros tipos de modas no musicales, y el tenía que hacer cosas para mantenerse al día con los Jones que no eran tan buenos para sus grabaciones”, dijo Johnny Rodriguez, el gerente de giras de Mr. Puente por mucho tiempo.
Pero en los años ’80, y particularmente en los ’90, él estaba de vuelta. Grabó con los músicos de jazz, Phil Woods, George Shearing, James Moody, Dave Valentin, Hilton Ruiz y Terry Gibbs; él y su banda a menudo actuaban con orquestas sinfónicas.
También se convirtió en una especie de símbolo de la identidad puertorriqueña en Nueva York, al aparecer prominentemente en los desfiles puertorriqueños. En 1995, Mr. Puente abrió un comedor popular de 250 asientos en City Island.
La novela de Oscar Hijuelos ''The Mambo Kings Play Songs of Love”, la cual dio origen a la película “The Mambo Kings”, también ofreció una dulce reivindicación. En esa historia dos hermanos cubanos se mudan a Nueva York en los años ’50 y forman una banda de mambo; Mr. Puente es presentado como el Rey, el centro del universo del mambo.
“Nunca pensé en tocar en esos lugares, escribir esa música, experimentar todo eso, que habría una película de eso”, dijo Mr. Puente en The Times. “Es un tiempo y lugar que ha sido sobreestimado”.
Y en un plano más personal: “Finalmente estoy rindiendo cuentas. Es muy malo que eso haya ocurrido en esta etapa de mi vida, pero mejor ahora que nunca”.
La vida personal de Mr. Puente, como la de todo gran director de orquesta, no fue sencilla. Durante la guerra, al partir, él se casó con su novia de mucho tiempo, Mirta Sanchez. En 1947 tuvieron un hijo, Ronald. El matrimonio terminó en divorcio. Hoy ambos viven en Nueva York.
En los años ’50, Mr. Puente también tuvo una larga relación con Ida Carlini, una bailarina, que ahora vive en Miami, ella dice que conoció a Mr. Puente en el Palladium cuando tenía 15 años. (“Del tipo de Abby Lane, jovial”, recuerda un asiduo del Palladium, aún enamorado muchas décadas después). El hijo de ellos, Richard Anthony Puente, nació en 1953. Él se hizo músico.
Ahí siguió una relación de 30 años con Margaret Acencio, con quien Mr. Puente tuvo un hijo, Tito Puente Jr., músico, y una hija, Audrey Puente, pronosticadora del tiempo en el Canal 4. Ms. Acencio y Mr. Puente se casaron, le dijo Mr. Puente a The Times, hace “cuatro o cinco años”, con su hijo de 28 años y su hija de 30 como padrino y dama de honor de sus padres. No hubo luna de miel.
“No he tomado una vacación en toda mi vida”, dijo Mr. Puente en esa conversación hace cuatro meses. “Déjame hacerte una pregunta: ¿Has conocido a un músico que haya tomado una vacación? ¿Sabes cuando estás de vacaciones? Cuando el teléfono no suena”.
Mr. Puente, en esa conversación, estaba feliz, con el espíritu elevado. Estaba grabando, él creía que su disco 119. Dijo que se sentía de maravillas, como un niño de 12 años.
Al preguntarle en esa conversación que le gustaría al Rey en su obituario, no se molestó en dar una respuesta seria.
O tal vez lo hizo.
“Nada”, dijo Mr. Puente, en ese perfecto ritmo del músico. Entonces, riendo, lo que le gustaba mucho hacer, “O tal vez que pongan un par de timbales en mi tumba”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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