miércoles, 24 de febrero de 2016

Umberto Eco, académico líder de ventas quien navegó en dos mundos, fallece a los 84 años.

Jonathan Kandell. The New York Times. 19-02-2016. Umberto Eco, un academico italiano en el enigmático campo de lo semiótico quien se convirtiera en autor de novelas lideres en ventas, notablemente el misterio medieval “El Nombre de la Rosa”, falleció este viernes 19 de febrero en su hogar de Milano. Su editor italiano, Bompiani, confirmó su muerte, de acuerdo a la agencia sde noticias italiana ANSA. No fue dada ninguna causa. Como semiótico, Mr. Eco buscó interpretar las culturas a través de sus señales y símbolos, palabras, íconos religiosos, pancartas, ropas, anotaciones musicales, hasta caricaturas, y publicó más de 20 libros de no ficción sobre estos temas mientras enseñaba en la Universidad de Bologna, la más vieja de Europa. Pero más que segregar su vida académica de su ficción popular, Mr. Eco inyectó sus siete novelas con muchas de sus preocupaciones escolásticas. Al conectar estos dos mundos, nunca fue más exitoso que con “El Nombre de la Rosa”, su primera novela, la cual fue publicada originalmente en Europa en 1980. Se vendieron más de 10 millones de copias en alrededor de 30 lenguajes. (Una adaptación de Hollywood de 1986 dirigida por Jean-Jacques Annaud y protagonizada por Sean Connery recibió solo una tibia receptividad). El libro está ambientado en un monasterio italiano del siglo 14 donde los monjes están siendo asesinados por sus correligionarios inclinados a ocultar un tratado filosófico de Aristóteles perdido por mucho tiempo. A pesar de dedicar capítulos enteros a discusiones de teología cristiana y herejías, Mr. Eco se las ingenió para proveerle una audiencia masiva al libro, un texto de suspenso detectivesco. Sus novelas subsecuentes, con protagonistas como un cruzadista clarividente de la edad media, un aventurero de buques hundidos de los años 1600 y un físico del siglo 19, también demandaban que los lectores absorbieran grandes dosis de sustancia semiótica junto con intensos cuentos ficticios. En una entrevista de 1995 con Vogue, Mr. Eco reconoció que él no era una lectura fácil. “Las personas siempre me preguntan, ‘¿Cómo es que sus novelas, que son tan difíciles, tiene cierto éxito?’” dijo él. “Estoy ofendido por esa pregunta. Es como si le preguntaran a una mujer, ‘¿Cómo puede ser que los hombres estén interesados en ti?’” Entonces con típica ironía, Mr. Eco añadió, “Me gustan los libros fáciles que me ponen a dormir inmediatamente”. Mientras Mr. Eco tenía muchos defensores en la academia y el mundo literario, los críticos de ambos campos algunas veces lo despreciaban por carecer de gravedad escolástica o talento novelístico. “Ningún artefacto cultural es muy bajo o trivial para el análisis de Eco”, escribió Ian Thompson, un biógrafo literario en The Guardian en 1999 en una revisión de “Serendipities: Language and Lunacy,” la colección de ensayos de Mr. Eco sobre como la falsas creencias han cambiado la historia. Y el novelista británico Salman Rushdie, en una severa revisión en The London Observer, se rió de la novela de Eco de 1988, “El Péndulo de Foucault”, como “carente de humor, sin carácter, completamente desierta de cualquier cosa que se parezca a una palabra hablada, y llena de circunloquios de todo tipo”. Al aparecer junto a Mr.Rushdie en un panel literario en Nueva York en 2008, Mr. Eco escogió leer el “Péndulo de Foucault”. Como una superestrella de los círculos culturales altos y populares, Mr. Eco tal crítica con ecuanimidad. “No soy un fundamentalista para decir que no hay diferencia entre Homero y Walt Disney”, le dijo a un periodista del Guardian quien exploraba su yuxtaposición de iconografía académica y pop en 2002. “Pero Mickey Mouse puede ser perfecto en sentido que lo es el haiku japonés”. Capaz de dictar charlas en cinco idiomas modernos, así como en latín y griego clásico, Mr. Eco atravesó varias veces el Atlántico para efectuar conferencias académicas, giras promocionales de libros y fiestas de coctel con celebridades. Raro, barbudo y fumador compulsivo, disfrutaba del vino barato con sus estudiantes en la noche avanzada de las tabernas de Bologna. Él y su esposa alemana, Renate Ramge, una profesora de arte y arquitectura, mantenían apartamentos en Paris y Milano y una mansión del siglo 17 una vez propiedad de los Jesuitas en las colinas de Rimini, en el mar Adriático. Tuvieron dos hijos, Stefano, un productor de televisión en Roma, y Carlotta, una arquitecta en Milano. Umberto Eco nació el 5 de enero de 1932, en Alessandria, una ciudad industrial en la región del pie de monte al noroeste de Italia. Su padre Giulio, era contador en una firma de metales; su madre, Giovanna, era oficinista ahí. De niño, Umberto pasaba horas cada día en el sótano de su padre, leyendo la colección ecléctica del viejo; Julio Verne, Marco Polo y Charles Darwin y aventuras de historietas. Durante la dictadura de Benito Mussolini, el recordaba usar el uniforme fascista y ganar el premio de un concurso de escritura para jóvenes fascistas. Luego de la segunda guerra mundial, Mr. Eco se unió a una organización de jóvenes católicos y se convirtió en su líder nacional. Renunció en 1954 durante las protestas contra las políticas conservadoras del Papa Pio XII. Pero Mr. Eco mantuvo un fuerte vínculo con la iglesia, al escribir su tesis doctoral de 1956 en la Universidad de Turín sobre Santo Tomás de Aquino. Él llegó a enseñar filosofía y luego semiótica en la Universidad de Bologna. También ganó fama en Italia por sus columnas semanales de cultura popular y política para L’Espresso, la principal revista del país. Pero fue la publicación de “El Nombre de la Rosa” lo que catapultó a Mr. Eco al reconocimiento mundial. El monje-detective de la novela William de Baskerville, fue nombrado por uno de los casos de Sherlock Holmes, “El Perro de los Baskerville”. La novela es narrada por un joven novicio quien acompaña a William a través de su investigación de los asesinatos del monasterio y actúa como el doctor medieval Watson. En otra alusión literaria, esta vez con el escritor ciego argentino Jorge Luis Borges, fijo una de sus historias en un biblioteca enciclopédica, Mr. Eco nombró al villano de la novela Jorge de Burgos y lo retrata como el bibliotecólogo ciego del monasterio. De Burgos y sus cómplices efectúan sus asesinatos para prevenir el descubrimiento de un supuesto tomo perdido de Aristóteles que exalta el papel del humor. Los asesinos creen que el libro es un instrumento de satan. En “El Péndulo de Foucault”, su segunda novela, Mr. Eco cuenta la historia de León Foucault, un físico francés de los años 1800 quien ideó un mecanismo para demostrar la rotación de La Tierra. A pesar de mezclar alusiones a la Kabbalah, las fórmulas matemáticas y los personajes de Disney, la novela también se convirtió en un éxito de ventas mundial, aunque no recibió la casi aclamación unánime que los críticos prodigaron a “El Nombre de la Rosa”. El patrón se repitió con las otras novelas de Mr. Eco, las cuales eran a menudo subestimadas por la crítica pero devoradas por los lectores a pesar de su densa prosa y conceptos difíciles. Al revisar la cuarta novela de Mr. Eco, “Baudolino” (2000), en The New York Times, Richard Bernstein escribió que esta “le hará preguntarse como un narrador tan habilidoso como Mr. Eco terminó produciendo una novela tan formulada y confusa como esta”. Ambientada en las disputas religiosas y guerras del siglo 12, “Baudolino” se convirtió en la novela de tapa dura más vendida de todos los tiempos en Alemania y fue éxito comercial en el mundo. La crítica fue más benevolente con la tercera novela de Mr. Eco, “La Isla del Día Anterior” (1994), en la cual un italiano de la nobleza, quien no sabe nadar, sobrevive en los restos de su barco naufragado en un punto del océano Pacífico tropical donde la línea originaria divide un día de otro. “Eco ha abandonado su familiar edad media para crear una celebración extravagante con las obsesiones del siglo diecisiete”, escribió un analista en The New York Times, aludiendo las muchas anécdotas y explicaciones del autor sobre la filosofía, política y supersticiones de Europa en esa época. El pasado otoño, Houghton Mifflin Harcourt public una nueva novela de Eco, “Número Cero”, traducida por Richard Dixon. La historia, ambientada en 1992, gira alrededor de un escritor fantasma quien es empujado hacia un submundo de medios políticos y conspiraciones de asesinato, con una sugerencia de que Mussolini no murió realmente en 1945 sino que vivió escondido por décadas. “Esta novela menos voluminosa, la cual se siente como una simple diversión comparada con sus trabajos más épicos, sin embargo no dispone de ideas ni energía”, escribió John Williams en The New York Times Book Review. Mr. Eco recibió el reconocimiento literario más alto de Italia, el premio Strega; fue nombrado Chevalier de la Légion d’Honneur por el gobierno francés, y fue miembro honorario de la American Academy of Arts and Letters. Mientras continuaba seguía haciendo sentir incómodos a sus pares académicos con su celebridad de cultura pop, Mr. Eco no veía contradicción en su estado dual. “Me veo como un profesor serio quien, durante los fines de semana, escribe novelas”, dijo él. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario