lunes, 14 de octubre de 2019
Eliud Kipchoge Rompe la Barrera de las Dos Horas en la maratón.
En Viena, el keniano alcanzó una marca que una vez se creyó inaccesible. Pero su tiempo, 1:59:40, no será reconocido como registro mundial.
Andrew Keh. The New York Times. 12 de octubre de 2019.
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Viena—En una nublada tarde sabatina de Viena, en una ruta escogida especialmente para la velocidad, en un espectáculo atlético de proporciones históricas, Eliud Kipchoge de Kenia corrió los 42 kilómetros en el una vez inconcebible tiempo de 1 hora 59 minutos 40 segundos.
Al convertirse en la primera persona en cubrir el maratón en menos de dos horas, Kipchoge, de 34 años de edad, logró una marca deportiva de proporciones casi míticas en el mundo de las carreras, al atravesar una barrera temporal que muchos consideraban intocable solo hace pocos años.
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Kipchoge, un ganador de ocho grandes maratones y tres veces medallista olímpico, se golpeó dos veces el pecho cuando cruzó la línea de llegada en el Prater Park de Viena, cubierto de hojas secas, donde se desarrolló la mayoría de la carrera en una larga recta de camino pavimentado recientemente, con redomas en cada extremo.
Vitoreado por una multitud de espectadores, fue llevado en hombros por los miembros de su equipo, incluyendo a los 41 corredores profesionales quienes actuaron como marcadores del paso durante la carrera.
Para Kipchoge, el hecho apenas pulió sus credenciales como el maratonista más grande del mundo.
“Juntos, cuando corremos, podemos hacer de este un mundo hermoso”, dijo Kipchoge después de terminar.
Por toda su magnitud, el logro será apreciado como algo simbólico. El impresionante tiempo, que fue 10 segundos más rápido que el 1:59:50 planificado por Kipchoge y su equipo, no será reconocido oficialmente como registro mundial porque no fue alcanzado bajo las condiciones de un maratón abierto y porque presentó una profusa rotación de marcadores de paso profesionales.
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Lo que le faltó al evento en reconocimiento oficial, pareció recuperarlo con teatro y proclamaciones grandiosas.
La carrera, organizada por la compañía petroquímica INEOS, tuvo un ciclo de publicidad y auge comercial que la hacía parecer más a una pelea de pesos pesados que a una prueba atlética.
Los organizadores llamaron la marca de las dos horas como “la última barrera del atletismo moderno” y trataron de imponer un hashtag, nohumanislimited, en las redes sociales.
Kipchoge comparó varias veces un potencial maratón por debajo de dos horas con el primer viaje del ser humano a la superficie de la luna.
“La presión sobre mis hombros fue muy grande”, dijo Kipchoge, quien reveló que había recibido una llamada del Presidente Uhuru Kenyatta de Kenia, la noche antes de la carrera.
Cualquier que haya sido el alcance del logro, requirió una prodigiosa cantidad de planificación.
Al buscar el ambiente más adecuado para que Kipchoge intentara tal hazaña, los organizadores del evento habían escogido a Viena: No era muy caliente, ni muy fría y para nada montañosa. La altitud, 540 pies sobre el nivel del mar, estaba bien, y estaba solo a un huso horario de distancia del campamento de entrenamiento de Kipchoge en Kaptagat, Kenia, donde había trabajado los últimos cuatro meses bajo la asesoría de su entrenador de mucho tiempo, Patrick Sang.
Había llevado una existencia monástica allí, comiendo, durmiendo y ejercitándose con el único propósito de correr rápido. A su entrenamiento normal, agregó ejercicios enfocados en la fuerza para disminuir la tensión en sus pantorrillas.
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El sábado, Kipchoge mostró las señales más sutiles de tensión en su rostro en la primera mitad de la carrera y cayó un par de segundos por debajo del paso deseado en algunos trechos. Corrió los últimos metros del maratón con sus labios doblados en una sonrisa gentíl. Despues, caminó con una cojera apenas perceptible.
“En el deporte no hay garantías”, le dijo Jim Ratcliffe, el multimillonario fundador de INEOS, a Kipchoge después de la meta. “Pudiste haber tenido un mal día. Pero tuviste en realidad un buen día”.
Kipchoge había intentado vencer la barrera de las dos horas antes. En 2017, en un evento similar organizado por Nike, corrió un maratón en 2:00:25 alrededor de una pista de automóviles en Monza, Italia. Fue de lejos el maratón más rápido corrido alguna vez, pero no fue reconocido oficialmente como marca mundial porque no fue corrido bajo las condiciones normales de carrera.
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Desde entonces, y en grandes maratones reconocidos oficialmente, Kipchoge produjo los dos tiempos más rápidos de la historia para el momento cuando fueron ejecutados, al conseguir un tiempo de marca mundial de 2:01:39 en Berlin en 2018 y 2:02:37 el pasado abril en Londres.
“Berlin fue acerca de correr un registro mundial”, dijo Kipchoge la semana pasada. “Viena es acerca de correr y hacer historia, como el primer hombre en la luna”.
Llegó a Austria el martes, pero la fecha exacta de comenzar el intento no empezó hasta el día siguiente, y el tiempo preciso de arrancar no fue fijado hasta la tarde del viernes.
Lo que se materializó el sábado fue quizás la ruta de maratón más finamente ajustada, cuidadosamente orquestada de la historia.
Kipchoge salió de su hotel a las 4:50 am y desayunó avena.
A las 8:15 am, después de una espera de tres horas que llamó “el momento más difícil de mi vida”, salió desde el Reichsbrücke, un pintoresco puente que cruza el Danubio, y atravesó un trecho del camino en bajada que lo llevó hacia el parque. Allí, corrió en un circuito de alrededor de 9.6 kilómetros planos, de los cuales más del 90 porciento se desarrollaron en línea recta. Parte de la ruta fueron pintadas con líneas para resaltar el camino más rápido.
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Kipchoge, quien usó una franelilla blanca, zapatos blancos (Nike, aun no lanzados al mercado, manufacturados con piezas de fibra de carbón) y mangas blancas en sus brazos, tuvo un apoyo inmenso. Corrió detrás de un carro eléctrico que se movía a un ritmo de 4:34 minutos por milla (con un segundo carro de repuesto) y con su grupo de marcadores de paso rotativos (35 en la ruta, seis en la reserva) entre quienes se encontraban algunos de los mejores corredores de larga distancia del mundo, incluyendo antiguos medallistas mundiales y olímpicos como Bernard Lagat y Matthew Centrowitz.
Esos pasistas, que usaban franelas negras y expresiones severas, formaban un bolsillo protector y aerodinámico alrededor de Kipchoge, cinco de ellos corrían al frente en formación de V abierta y dos más en la retaguardia. Sabían exactamente donde correr gracias a un patrón de gruesos y verdes rayos laser proyectados sobre la calle por el carro del cronómetro. En momentos predeterminados, los siete pasistas hacían espacio para que otro grupo de siete deslizara y tomara el testigo.
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Un miembro del equipo en una bicicleta pedaleaba periódicamente dentro del pelotón para facilitarle a Kipchoge un coctel de carbohidratos pesados, en geles y fluidos.
“Mirar ese tiempo de 1:59:40, me emociona mucho”, dijo Lagat, doble medallista olímpico.
En la recta final, cuando era un hecho que la marca estaba al alcance, los marcadores de paso, el carro cronómetro y los ciclistas acompañantes, todos se echaron a un lado, dejando a Kipchoge sumergirse solo en los gritos y el aplauso de la multitud.
Despues de cruzar la meta, Kipchoge saltó a los brazos de su esposa, Grace, y de sus hijos. En todos sus años de competición, todas las medallas y victorias y marcas de su carrera, esta fue la primera vez que su familia lo veía correr en persona.
Abdrew Keh es un corresponsal internacional que cubre los deportes en Berlin. Previamente ha cubierto Major League Baseaball y la NBA y ha reportado la copa mundial de futbol y los Juegos Olímpicos.
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Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 23 de septiembre de 2019
Entrevista con Michael Connelly. Los Fundamentos Claves de la Narrativa.
About Writing Roland
www.writerstudio.com.au/about-writing/michael-connelly-interview-key-fundamentals-of-storytelling
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El Arte y la esencia de Escribir.
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Haber leído prácticamente todos los libros de Michael Connelly y haberme inspirado en su personaje, Detective Harry Bosch, para escribir mi novela No Man’sLand, significó un gran retorno a mis raíces periodísticas, al sentarme con él en el Wharf durante el 2015 SydneyWriter’s Festival para entrevistarlo.
Es un verdadero maestro de la esencia de la escritura y me siento muy afortunado de hacerle todas esas preguntas que han estado burbujeando en mi subconsciente por años. Me complace decir que me pareció un tipo muy decente
Sus libros, de los cuales se han vendido 58 millones de copias en todo el mundo, han sido traducidos a 39 idiomas, y han ganado docenas de premios, incluyendo el Edgar. Ahora Bosch es una serie televisiva que cuenta con Connelly como guionista y productor. Se transmite en Australia en SBS One, desde el 29 de julio de 2015.
Nunca le mostró sus primeras dos novelas a nadie. Su tercera novela, el Black Echo, fue publicada en 1992 y ganó el Mystery Writer’s of America Edgar Award. Desde entonces nunca ha detenido su carrera como escritor. Hoy todo lo que hace es escribir y promover sus libros.
La Importancia del Personaje.
Uno de los verdaderos placeres de las novelas de Connelly es que el lector se siente totalmente en sintonía con sus personajes principales Bosch y Micky Haller, un abogado, en la serie Lincoln Lawyers. Se ve y siente el mundo a través de sus ojos, se entiende su motivación y lógica y se experimenta el viaje con ellos.
“Todo tiene que ver con el personaje, personaje, personaje”, dijo Connelly. “Siempre busco algo que revele quien es Bosch. Siempre busco algo que agregue una pequeña nota de carácter. Puede ser un recuerdo, o una línea de diálogo interno o un pedazo de historia de fondo”.
De hecho, le dio el nombre de Hieronymus Bosch a su personaje (aunque todos lo llaman Harry), por el pintor holandés del mismo nombre porque eso le da la oportunidad de añadir otro detalle del personaje. Las pinturas de Bosch dibujan un mundo que se fue por el camino equivocado y recuerdan a Connelly la escena del crimen.
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Personaje y estructura – Las dos caras de la moneda. Una existe para revelar la otra.
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Le dije como en nuestras clases a menudo citábamos a Sean Ryan, el creador de la serie detectivesca de televisión por cable, The Shield, al hablar de estructura. Ryan dijo que lo que determinaba el proceso de escritura de las historias de la serie no eran las pistas, las armas, o los asesinatos sino el arco emocional del personaje.
“Eso es correcto”, dijo Connelly. Esas cosas (las pistas, las armas, etc.) son parte de la mística de escribir este tipo de historias. En algun momento no importan, pero son necesarias”.
De acuerdo a Connelly, lo que mejor revela el carácter de Bosch y lo hace resonar con el escritor y el lector, son las escenas.
“Cuando regreso a cinco escenas de los libros de Harry Bosch que he escrito en veinte años”, dijo él, “las escenas que destacan no son las de él arrestando a alguien o disparándole a un malandro, son las de Harry negociando con políticos o tratando de trabajar en la burocracia”.
Él cita una escena de uno de sus libros, la cual recuerdo bien, donde una burócrata no le facilita a Bosch la información que necesita para su caso. Asi, que cuando ella sale de la oficina, Bosch desplaza el escritorio. Cuando ella regresa tropieza con el escritorio y derrama su café, lo cual genera un ambiente de justicia poética.
“Esos detalles del personaje”, dijo Connelly, “definen todo lo que es Harry Bosch”.
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El Corazón de una Historia.
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Le dije a Connelly que para esta entrevista traté de articular una explicación de porqué sigo regresando a sus novelas.
Lo que logré fue esto. Que hay un tema intrínseco que subyace en sus libros, el cual creo llama la atención de muchas personas. Resumí mis pensamientos en las siguientes oraciones.
La realidad de la experiencia humana es que como Bosch, estamos solos en un mundo retador y a menudo hostil. Lo que le permite a Bosch seguir adelante es su compromiso por tomar la próxima decisión correcta sin importar sus circunstancias personales. Y al final de muchas historias, lo que lo salva es su apertura para amar sin importar si es una mujer o su hija.
“No había pensado en eso de esa manera”, dijo Connelly. “Pero me gusta lo que dice. Su sentido de justicia, o todos importan o nadie importa, es la esencia de ese personaje. Alguien sincero en un mundo muy caótico ciertamente es atractivo”.
Entonces traté de articular lo que creía era una de las razones por la que los lectores como yo se conectaban con tales personajes tan profundamente.
Cuando leemos acerca de alguien como Bosch actuando noblemente, eso nos hace sentir bien por Bosch, por la humanidad y por nosotros. Cuando nos imaginamos actuando como Bosch si estuviésemos en una situación similar.
“Esa línea, me gustaría pensar que puedo actuar de la misma forma, resuena conmigo”, dijo Connelly. “Pienso que eso es lo que muchos escritores quieren hacer”.
“Las personas me preguntan a menudo que si soy como Harry Bosch. Me gustaría pensar que actuaría como Harry cuando se presente la oportunidad, cuando las cosas se complican y alguien tiene que dar la cara. Espero ser capaz de hacer eso”.
Todos lo esperamos.
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Prácticas de trabajo
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Cuando Connelly empezó a escribir sus primeras novelas, solía trabajar de noche como si tuviese un trabajo a tiempo completo como reportero del crimen en un periódico. En el presente escribe cuando quiere. Pero cuando empieza una historia nueva, le gusta escribir en una habitación oscura, con la misma lámpara con que escribía hace veinte años.
No lleva un conteo de palabras o fija un número de horas. Lo más importante para él es hacer algo que haga avanzar su historia todos los días.
“Un avance en la historia puede ser cualquier cosa”, dijo él, “un párrafo, una línea de la historia o una pieza de diálogo. Tan pronto como hago avanzar la historia, he tenido un buen día. Si tengo un par de centenares de buenos días, tendré un libro”.
“Tomo un poco de la embestida de un toro herido. Siempre releo lo que escribí el día anterior para ubicarme en mi historia y crear el momento del día. Y cuando escribo y algo no sale bien, sigo adelante porque sé que regresaré y lo arreglaré. Para mí todo tiene que ver con el momento”.
Él investiga mucho y siempre va al lugar de todas las escenas de sus novelas, pero no toma notas o fotos. Y solo usa lo necesario para hacer avanzar la historia.
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Cuando llega el momento de sentarse a escribir, dice que se sienta y a menudo escribe un montón de porquería, se permite cometer errores a lo largo del camino, mientras caza la inspiración con un palo.
Cree mucho en el poder de reescribir y editar. “Reescribir es lo máximo”, dijo él. “Si se logra o no, todo está en la reescritura”.
Pensamientos finales sobre escribir.
“Nunca lamas tu dedo y lo sostengas en el viento”, dijo Connelly. “Cuando se trate de lo que quieras escribir. Mira dentro de ti. ¿Qué tipo de historia quieres escribir? ¿De que clase de personajes quieres escribir?
“Si quieres ser escritor, entonces escribe. No pienses en eso, hazlo. Cada experiencia de escritura es un proceso de aprendizaje. Mientras más lo haces, mejor estarás”.
Dijo que intenta mantenerse escribiendo novelas con el procedimiento de Bosch.
“Lo que sea que quiera hacer como escritor puede ser hecho en ese marco de trabajo”, dijo él. “Espero escribir por otros 20 años. Tengo una fuerte conexión con Harry y la manera como ve el mundo. Me gusta tenerlo en mi vida. Es lo que hace que todo valga la pena”.
Pienso exactamente de la misma forma acerca de mi personaje principal Russell Carter en No Man’s Land. Estoy en el segundo libro de la serie y me gusta compartir el viaje con Carter mientras eso nutre mi espíritu a diario. Ese es una de los grandes placeres de escribir ficción.
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Traducción: Alfonso L. Tusa C. 22 de agosto de 2019.
lunes, 2 de septiembre de 2019
Steve Cucchiaro Explica la Matemática del Velerismo.
El matemático de MIT hizo carrera en las finanzas y sabe que el curso de la carrera es otro sistema complejo que necesita ser analizado.
John Clarke. The New York Times. 29 de agosto de 2019.
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Después de años de largas horas construyendo un negocio de mil millones de dólares, el inversionista Steve Cucchiaro de Boston, vendió su compañía y regresó a lo que lo hace feliz: el velerismo. El una vez miembro del equipo olímpico de velerismo de Estados Unidos, encuentra un balance entre administrar un negocio nuevo y el velerismo.
“Me siento como si tuviera la oportunidad de competir contra los mejores del mundo y navegar a los niveles más altos de los años 1970”, dijo Cucchiaro de 67 años. “Me alejé del velerismo, pero después de pasar algun tiempo empecé a extrañarlo”. Regresó al velerismo en serio en 2014 y competirá en la Maxi Yacht Rolex Cup en Flow, su Nautor’s Swan 601. Esta conversación ha sido editada y condensada.
¿Cuándo empezó a practicar velerismo?
Mi papá me puso en contacto con el velerismo. Él era un niño de Boston, y estaba en un programa que iniciaba a los niños en el velerismo, de otra manera no tendría esa oportunidad. Años después, cuando yo tenía unos 4 años, mi papá fue invitado a unirse a la asociación local de velerismo. Recordó lo mucho que le había gustado el velerismo de niño, así que empezamos a competir como familia.
Finalmente, mi papá sugirió que tomara el velero y empezara a competir con mis amigos. Hacía eso cada sábado en un 110, un bote de 24 pies. Participábamos y usualmente llegábamos últimos o penúltimos, pero fue una buena experiencia de aprendizaje.
Usted fue a MIT y obtuvo un grado en matemática ¿Ese pensamiento analítico le ayudó como velerista?
El equipo de velerismo era muy importante. Me convertí en capitán, y clasificamos como Nº 1 del país por un tiempo.
Algo que aprendí en MIT como matemático fue como analizar sistemas complejos. Eso me ha ayudado en los negocios y en el velerismo. El mundo entero está lleno de sistemas complejos. La ruta de las carreras de velerismo es un sistema complejo. Los mercados de inversión son un sistema complejo. A veces las cosas parecen ser aleatorias, como cambiará la dirección del viento o la manera que se comportan los mercados, pero no lo son. Todas son relaciones de causa efecto. Se puede usar la matemática para distinguir entre el azar y la señales reales de causa efecto.
Con el velerismo, noté que hay algo de probabilidad y azar, pero también hay patrones. Al estudiar el clima, se puede determinar si este es un día cuando este va a variar y oscilar en un rango, o empezar en una dirección y cambiar a otra. Dependiendo de los sistemas del clima, se puede aumentar la comprensión de eso y entonces cambiar la estrategia.
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También estuvo en el equipo olímpico de velerismo de Estados Unidos. Cuénteme de eso.
Clasificamos y ganamos la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de 1979. Antes de los juegos Olímpicos de 1980, el Presidente Carter dijo que boicotearía esos juegos debido a la invasión soviética de Afganistán. Me sentí muy mal por todos los atletas que habían estado entrenando toda la vida. Yo había estado trabajando a medio tempo. En ese momento, decidí que dejaría de navegar y trabajaría a tiempo completo.
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Ahora que está de vuelta en el velerismo ¿Le gusta el aspecto de ensamblar un equipo?
Cuando pongo junto a un equipo de veleristas, veo a las personas alcanzar metas. Veleristas diferentes tienes fortalezas diferentes. Algunos son buenos en la manera como maniobran el bote, mientras otros son particularmente buenos en como recogen las velas o ajustan el rig para hacerlo rápido. Luego están las fortalezas en táctica, decisión y estrategias. Esa es mi fortaleza. Trato de estar un paso o dos por delante de otros botes y trato de ser consistente.
Me gusta armar un equipo que sea muy cooperativo internamente, donde las personas se ayuden realmente entre sí, sin gastar energía compitiendo entre ellas, sino para que el equipo como un todo sea super competitivo y utilice todas sus energías para ser lo mejor posible. Al pelear internamente se gasta y desperdicia mucha energía.
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¿Qué tal es estar de vuelta en el velerismo de competencia?
La diferencia más grande es que hay veleros más grandes, lo cual significa equipos más grandes. Eso me ha permitido reconectarme con grandes amigos veleristas de los años 1970 y 1980. En vez de una tripulación de dos, es una de 10 o 15. Es casí como una gran reunión. Que cosa tan maravillosa de hacer después de todos estos años.
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Traducción: Alfonso L. Tusa C. 31 de agosto de 2019.
martes, 20 de agosto de 2019
¿…y qué fue de aquel país?
Aún resonaba en el entorno el murmullo del agua contra las piedras. El hombre de cabellos platinados hacía señas hacia el tronco de la ceiba que se erguía a un costado del río. “¡Apúrate chico, después tu abuela me llama la atención y no me gusta que me estén regañando a esta edad!” Siempre que íbamos a darnos un chapuzón parecía que éramos fugitivos, que teníamos el tiempo contado. Él decía que aún tenía que limpiar el aserrín y ordenar las puertas que había cepillado ese día, “…mañana debo entregarlas a primera hora…” Yo le insistía tanto que hacía más de una semana que no íbamos a bañarnos en Los Ipures, le recriminaba que era un esclavo de la carpintería, que el terminaba soltando el formón, y se secaba el sudor, mientras tomaba las llaves del Hillman, “Está bien pero solo va a ser un baño de media hora, la vamos a contar desde el momento en que lleguemos a Los Ipures”. Entonces yo le replicaba “No señor el tiempo se va a contar desde que entremos al río”. Luego de una mirada solemne, él estiraba los labios y asentía. Abuelo apenabas pasaba cinco o diez minutos en el agua y salía como eléctrico a vestirse, decía que estaba cerca el atardecer y después el frío le taladraba la piel. Entonces empezaba una discusión atropellada, él pretendía que nos largáramos. Yo le reclamaba que apenas habíamos llegado. Solo cuando el sol titubeaba mediante reflejos que teñían el cielo de carmesí, yo ensayaba varios saltos a través de siete piedras asomadas en la superficie. Mientras me ponía el pantalón de caqui detrás de la ceiba, abuelo encendía el motor y el Hillman resonaba como si fuese a explotar, cada aceleración me hacía llevar las manos a los oídos. “¡Ya…eso atormenta!”
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En medio de las curvas enrevesadas que corcoveaban junto al canal de riego, varios montículos de arbustos zigzagueaban la orilla de la carretera. Cada cien metros había un parapeto con pomalacas, jobitos o nísperos. Cuando vi el primer balde volteado con tres paqueticos de papel de cuaderno cosidos con hilo y aguja, le hice señas a abuelo para que se detuviese, solo que acababa de acelerar y fue imposible detenerse. Mi silencio prolongado le hizo darme dos palmaditas en el hombro. “Sé que te gustan mucho las semillas de merey”: Dos o tres kilómetros más adelante, avisté otro balde en medio de la penumbra del ocaso. Abuelo aminoró la marcha. “¿Tú que eres, gato o lince?” Pasamos como dos minutos llamando a los vendedores, miraba y remiraba los paqueticos. Abuelo me dijo en voz baja “Ni se te ocurre tocarlos”. Finalmente, cuando regresábamos resignados al carro, una voz cantarina restalló detrás de la casa de bahareque. Una señora de cabellos lisos y rostro bronceado sacó varias semillas de merey del bolsillo de su vestido y nos las ofreció. Abuelo aprobó la calidad, y le pagó por dos paqueticos a la señora, ella insistió en regalarme un paquetico, luego de varias negativas abuelo accedió, cuando regresaba contento al Hillman, él me templó por la mano derecha “¿Cómo se dice?” Me dirigí a la señora e incliné el rostro. “¿Muchas gracias”. La mirada de abuelo se mantuvo filosa hasta que arrancó el carro, “Siempre te he dicho que hay que ser agradecido y respetuoso, muy respetuoso”.
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Saboreaba las semillas de merey mientras disfrutaba de la brisa fresca del atardecer que entraba por las ventanillas. A la salida de las curvas de Gamero, justo antes de Las Charas, vimos relumbrar el escarlata fosforescente de un triángulo de seguridad. Me quedé mirando a abuelo cuando detuvo el Hillman unos cincuenta metros delante de un Ford Falcon verde oliva. “¿Por qué siempre tiene que pararse cuando ve a alguien en problemas?” Abuelo sabía lo que yo pensaba, por eso me miraba con los ojos entrecerrados como diciendo: “¡Cállese, eso no es asunto suyo!” Se presentó y el semblante del hombre cambió por completo, como si le hubiese vuelto el alma al cuerpo. Después de revisar el motor, el radiador y el resto de las partes automotrices; abuelo me dijo que sacara los cables de auxilio debajo del asiento del piloto mientras el sacaba la batería del Hillman. Luego de varios intentos el Ford arrancó, pero al poco rato se volvió a apagar. Luego de repetir esa rutina varias veces abuelo le dijo que la batería estaba dañada. El tipo se llevó las manos a la cabeza. Abuelo regresó con un mecate amarillo y se metió debajo del Ford, ajustó varios nudos en el chasis y le dijo que lo iba a remolcar hasta Cumaná. El hombre casi se abrazó con abuelo, pero a él no le gustaba ese tipo de efusividades. Le preguntó en que parte de la ciudad vivía. Llegaron a Cumaná a eso de las seis y media de la tarde, las sombras empezaban a decretar la noche. Abuelo me miraba por el rabillo del ojo. “¿Ves porqué es importante regresar a la hora convenida o un poco antes?” Subimos al barrio San Francisco por la iglesia Santa Inés. Había unos muchachos jugando pelota de goma en la calle Sucre. Abuelo se sorprendió de que el Hillman pudiese avanzar en la subida del cementerio. Cuando llegamos a la casa del dueño del Ford, abuelo me dijo que llamara a los muchachos y los invitó a tomarse unos refrescos en la bodega de la esquina. “¿Cómo hicieron ustedes cuatro para resistir el peso de ese carro?”
Alfonso L. Tusa C. 20 de agosto de 2019. ©
sábado, 3 de agosto de 2019
Cumanacuerismos: Bar Restaurant La Fuente.
Había que rodar unos ochocientos metros, o quizás un kilómetro, tal vez kilómetro y medio. En esa época me parecía una gran distancia, salir dela calle La Florida, el solar de asfalto frente al hospital, la calle Las Flores, las siete cuadras que recorría hasta el centro, era como un viaje espacial. Aunque aquello seguía siendo el valle de Cumanacoa, cuando trascendíamos los linderos de La Represa y avanzábamos en la carretera flanqueada por los cañaverales, me parecía un viaje a lo desconocido. Una curva antes de llegar había una estación de combustible, si mal no recuerdo era de gasóleo, había una publicidad muy llamativa, un poste blanco de algunos tres metros de altura, en el tope tenía un escudo rojo con números blancos, se leía Philips 66. Lo primero que me llamaba la atención de aquel viaje, era que papá empezaba a disminuir la velocidad del carro y los sonidos entraban por las ventanillas. El impacto del río sobre las piedras al costado derecho templaba mis ojos hacia la cinta brillante que saltaba junto a unas escaleras que subían a una especie de salón con techo de ramas de cocotero. Justo antes del rótulo que decía San Salvador había una entrada, donde papá dobló a la derecha y estacionó el carro entre dos pilotes de concreto.
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Era un ambiente expansivo, de imaginación híbrida entre el Baedeker 2000 de Andrés Eloy Blanco y las Trizas de Papel de José Antonio Ramos Sucre. Todo un caleidoscopio de sentimientos que empezaba al lanzar la mirada hacia el costado izquierdo. Las paredes tenían diseños en rombos y paralelas infinitas de caña brava y el techo mostraba un brillo apagado de láminas de cinc dispuestas en escalones espaciados de conexiones intercaladas hacia espacios atmosféricos que traían oxígeno, vahos de caña de azúcar y graznidos de gavilanes. Por lo general me le escapaba a papá y me escurría en el salón donde estaba la rockola, para mí era una versión ruidosa y obesa del robot de “Perdidos en el Espacio”, me acercaba con desconfianza, imaginaba que de pronto salían monstruos espaciales armados hasta los dientes. Las luces de la parte superior descubrían un mapa de cartulina blanca donde estaban dispuestas en duplas todas las canciones de su geología. Vi a un tipo de anteojos oscuros meter una moneda en una rendija lateral y empezó a sonar un bolero de Javier Solís “Si Dios me quita la vida…antes que a ti..” El tipo caminaba tan ladeado que casi se iba de bruces.
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Regresé con una locha y un medio, papá me advirtió que iba a estar pendiente del tipo de música que iba a poner. Pasé como cinco minutos escrutando todos los compartimientos del menú de la rockola, Yester me, yester you… de Stevie Wonder, El Retrato de Mamá de José Luis Rodríguez, Acompáñame de Enrique Guzmán, Noches de Blanco Satén de La Casa del Sol Naciente, Cuando un hombre ama a una mujer de Percy Sledge, Como yo te quiero de Cherry Navarro, Tú la vas a perder de Los Darts, Que me importa el mundo, de Rita Pavone, La Rubia y la Trigueña de Billo’s Caracas Boys, La Danza de la Chiva de Los Melódicos. Metí el medio en la ranura y presioné L45. Mis Costumbres. Tom Jones. Un brazo mecánico se movió y sacó un disco 45 rpm de una bandeja y lo colocó bajó la aguja. El tipo de los anteojos oscuros se levantó con cara de pocos amigos. Papá vino casi corriendo y me dijo: “¡Lo primero que te dije y vas a poner esa música alborotada!”. Me fui hasta el fondo de la estancia y desde allí tarareaba la canción en mi mente, cuando papá se fue, empecé a chasquear los dedos .
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Entre el salón de la rockola y el patio de mesas de cemento que se extendía bajo un techo vegetal de jabillos, bucares y apamates; había una entrada diagonal de algunos diez metros de longitud. Allí se extendía la línea de bowling más original e inolvidable que he visto. Sobre el cemento rústico, habían dispuesto una superficie de madera pulida. Al fondo se erigían diez pines algo más pequeños del tamaño normal. El bolo había que solicitarlo al dueño, era algo más pequeño y más liviano que los usados en el bowling convencional. Por lo general jugaban los adultos, aunque también dejaban jugar a los niños con la condición de que sus padres los vigilaran. Papá me dijo que todo ese aparataje lo había hecho el carpintero de Cumanacoa, uno que tenía su taller frente a la escuela Pedro Luis Cedeño. Cada vez que empezaba un juego con papá, me hacía prometer que cuando dijera que era suficiente no me iba a molestar y cada vez lo miraba con cara de pocos amigos cuando decía que había terminado el juego. No había espacio para tomar impulso, era casi como un juego con metras inmensas y tampoco había canales, el que lanzaba desviado perdía el turno siguiente.
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Lo más impresionante y emocionante de La Fuente residía en la atmósfera que se respiraba al llegar a la orilla del río, la brisa se engarzaba en los escalones que bajaban hasta el agua y la vista se perdía en el verdor de los cañaverales. El sonido del agua contra las piedras invitaba a recorrer cada uno de los recovecos de aquel curso de río brioso y salvaje, cada roca saltada planteaba una aventura, cada resbalón me retaba a subir más entre la chorrera, entre la potencia de la corriente. Podían pasar siete horas, el atardecer descorría las cortinas sobre cualquier tarde sabatina, y entonces lamentaba que era hora de partir, siempre regateaba dos minutos más para un último chapuzón, para una postrera zambullida en busca de algún guijarro redondeado que atesorar para recordar los detalles de esos momentos, pero solo sacaba piedras triangulares o deformes. De salida convencía a papá para que comprara una bolsita de maní salado, aun puedo saborear ese maní, las maniobras de papá para salir del estacionamiento y la paciencia para subir hasta la carretera, había que tener cuidado con los carros que venían de San Salvador, los que venían desde Cumanacoa se sentían en el puente.
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Alfonso L. Tusa C. 03 de agosto de 2019. ©
lunes, 29 de julio de 2019
Carlos Cruz Diez: Su cinética anclará siempre las emociones de los venezolanos en el aeropuerto.
Ayer mientras veía una película en televisión pasaron un micro del Maestro Diez, había fallecido luego de un largo periplo por los andariveles del arte, por la incandescencia de la cinética, por el vértigo de los colores en movimiento. En ese momento sentí, recordé que un país más que el territorio, las costumbres o los restos que pueden quedar de él a consecuencia del totalitarismo, son todos los seres humanos incansables, tenaces, perseverantes, estudiosos que siguen buscando respuestas, posibilidades de superación, aristas para trascender a mejores estadios de afecto verdadero, de progreso amplio, de instinto expresivo. Entonces la imagen profunda, alargada, vertiginosa de todas esas líneas de colores inesperados, acechantes de todo lo que llevamos por dentro cuando pisamos los parajes de ese aeropuerto, inundó mi vista y toda la mente se recargó de nostalgia, del dolor que lleva por dentro todo aquel cuando se aleja de su lar patrio, no por motivos de trabajo o placer, sino empujado por las garras de los malvados, por las fauces de la tiranía, por las zarpas del totalitarismo. Entré por un momento al taller artístico del maestro Cruz Diez y lo vi soltar los brazos hasta estirar todo el pecho para diseñar, orquestar, forjar el entramado, el laberinto sensorial de aquellos colores sublimados, evaporados, alborozados con trazos de una emoción contenida, de una voz escondida que aparece para decirnos que hay muchas aristas, muchas cotas, muchos recovecos en el laberinto y en muchas de ellas, hay elementos que nos pueden servir para iniciar un renacimiento. Lo vi trabajar con sus herramientas de ingeniero, de carpintero, de electricista, sobre muchas facultades que pocos recuerdan hay en el alma del venezolano y olía mucho a pundonor, a arepa pilada, a perinola, a papagayo de veradas tiernas pero resistentes, a Ramoncito en Cimarrona a ritmo de cuatro, a gurrufío de chapas ruidosas, a bienmesabe de coco y guanábana, a alfondoque y majarete.
Su mirada era profunda y sus pasos livianos, imperceptibles, casi flotantes sobre la realidad implacable, urgente, que reclama gestión y diligencia, empeño y obstinación, pundonor y entrega, todo a la vez, todo en ráfaga, sin descanso, con mucha prisa y poca pausa. Escuché su voz grave y fluida, llena de efusividad, cuajada de convicción; apretaba tornillos, ajustaba hilos, delineaba más las asíntotas de la realidad y la imaginación de grandes logros, de grandes metas. De pronto esas persianas inmensas del suelo del aeropuerto parecieron cerrase, y en un tris se abrieron y mostraron todo el remolino emocional que amenaza reventar todas las costillas hasta fundir el esternón de cada venezolano forzado a abandonar su tierra por motivos muy evidentes aunque la historia oficial se esmere en mostrar lo contrario. Entonces percibía la sonrisa natural, angulosa, inmaculada del maestro, la policromía burbujeaba en sus anteojos, la diligencia brotaba en su mirada, se veían caminos muy definidos en el laberinto, muy claros en la disposición a hurgar en las heridas, muy prestos a discutir con la nostalgia hasta convertirla en aquellos días de mañanas relucientes, de mediodías de pabellón y atardeceres de parrillas.
Percibía la sensación de solaz y escape de aquella obra a medio camino entre la pintura y la escultura a la entrada del Centro Plaza, ahora entiendo que mi mayor empeño por regresar a ese espacio residía y reside en las ansias por volver a dejar escapar la mirada en ese túnel de esperanza y libertad que despliega esa y todas las obras del Maestro Diez. Cada visita al Centro Plaza recarga mis sentidos, martilla mis ideas, me abofetea y me dice “Si es posible rozar la justicia y templarla hacia la realidad, hace falta mucho trabajo, mucha dedicación, pero de eso trata la vida, de que la suerte te encuentre trabajando”.
Entonces vuelvo a escuchar una de las últimas frases del Maestro en el micro: “Somos un país de afecto, de amigos, y eso hay que conservarlo a como dé lugar”.
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Alfonso L. Tusa C. 29 de julio de 2019. ©
sábado, 6 de julio de 2019
Maya Moore Deja el Baloncesto. Un Prisionero Necesita su Auxilio.
Moore, una estrella de la WNBA, dijo que quería llevar a la acción las conversaciones de justicia social. Ahora está en una temporada sabática para tratar de colaborar para liberar a un hombre que ella cree fue encarcelado injustamente.
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Kurt Streeter. The New York Times. 30 de junio de 2019.
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JEFFERSON CITY, Mo. — Una de las jugadoras más grandes del baloncesto manejó por un sendero estrecho llamado el camino de no más víctimas. Esa vía conducía a la prisión.
Estacionó frente al Jefferson City Correctional Center, una penitenciaría de máxima seguridad en Missouri central rural. Atravesó las pesadas puertas del frente esa mañana de mayo e hizo cola con dos docenas de personas: los padres, hijos, nietos y amigos de los reclusos.
Algunos se acercaron para conocerla, Maya More de la WNBA, pero nadie en la tensa y silenciosa sala le prestó atención.
Cada visitante, incluida Moore, dos veces medallista de oro olímpico, dos veces campeona de la NCAA y cuatro veces campeona de la WNBA, esperó para ser escoltado por guardias armados hasta una gran sala llena de reclusos.
Moore estaba allí para ver al recluso Nro. 101145. Se trata de Jonathan Irons, quien cumple condena de 50 años. En 1998, un jurado le encontró culpable de atraco y asalto con arma mortal. El tenía 16 años de edad cuando ocurrió el crímen.
Moore está convencida de que Irons fue condenado injustamente. “No más victimas”, dijo ella, haciéndose eco del nombre del camino por el que había manejado, lo cual reconoce lo hecho injustamente a los reclusos. Su cabeza se agitó con desdén. “Cada vez que vengo aquí, pienso en eso. La hipocresía”.
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Su decisión asombró a los aficionados.
Ha pasado poco más de un mes de la 23ra. temporada de la WNBA, pero Moore no está con su equipo las Lynx de Minnesota. Está fuera por todo el año, tal vez más. A los 30 años de edad, sana y en su mejor momento, está haciendo algo virtualmente impensable para una atleta de su estatura: tomarse un año sabático, un viaje lejos de la lucha por el campeonato.
Ella contesta con lo que dice es un llamado de Dios. La mayor parte de su vida, otros la han definido como “la Reina Invencible” y la “Superestrella Perfecta”. Ahora ella cree que Dios quiere que ella se aleje de la competencia y considere lo que es realmente importante.
Cuando Moore anunció su partida en febrero, estremeció la WNBA, a sus aficionados y a muchas personas cercanas a ella.
“Todos estábamos atónitos”, dijo Geno Auriemma, quien fue su entrenador en la University of Connecticut. “Pensé, ‘Epa ¿Qué ocurre? ¿Hay algo en lo que Maya necesita privacidad? ¿Es algo personal?’ Todavía estoy muy sorprendido”.
El baloncesto la quiere de vuelta. Sin embargo, ella le dijo a The New York Times, que un regreso era improbable. “No sé como va a ser el futuro”, dijo ella. “Vamos a meternos en esa incómoda tensión por un año y veremos”.
Sus razones son complejas. El desgaste es una. Hasta las mejores jugadoras del baloncesto profesional femenino ganan mucho menos que sus contrapartes masculinos. Para aumentar sus ganancias, ella ha jugado en muchas ligas alrededor del mundo, con poco descanso. El desgaste, dijo ella, ha pasado la factura.
Para apreciar lo que ella describe como “el llamado”, uno tiene que entender por qué visitó la prisión de Jefferson City en mayo. Los atletas están hablando de incrementar la urgencia respecto a los temas sociales, pero pocos están tan comprometidos como Moore. Convencida de que Irons ha sido victimizado por un sistema de justicia racista, ha invertido dinero y tiempo en un esfuerzo por liberarlo.
Hacer la diferencia mediante un caso, dijo Moore, puede desencadenar un movimiento creciente para cambiar la jurisprudencia estadounidense.
El día siguiente a su visita a la prisión, Moore manejó hacia el Cole Country Courthouse, donde un juez consideraría la petición de Irons para reabrir su caso. Moore asistiría al tribunal con miembros de su familia. Han crecido tan cercanos a Irons que lo llaman “Big J” y lo tratan como uno de los suyos.
Juntos, dijo Moore, “convertirán en algo justo una terrible violación de derechos”.
Ella encontró un nuevo propósito en su viejo hogar.
Parece ser que a través de algo que buscaba para su futuro, Moore ha llegado a Jefferson City.
Allí fue que ella nació, donde descubrió el baloncesto a los 3 años de edad, cuando su madre, Kathryn Moore, colocó un aro de plástico en una puerta de su pequeño apartamento.
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“Eso no fue suficiente para ella”, dijo Kathryn Moore.
Cuando Kathryn estaba embarazada de Maya, se mudó desde Los Angeles para Jefferson City, que tenía menos de 45.000 habitantes. Kathryn era soltera, pero muchos primos de ella vivían en el pueblo. Reggie Williams y su esposa, Cherilyn, fueron dos baluartes. Se convirtieron en padrinos de Maya, estuvieron presentes para su bautizo en una pequeña iglesia del centro y en sus juegos de baloncesto de la escuela primaria y bachillerato básico.
El desgaste empezó. Equipos competitivos. Expectativas. La presión que siempre está conectada con ser el mejor.
Moore se mudó con su madre para Atlanta y llevó a su equipo de secundaria a tres campeonatos estadales. Rápidamente creció hasta los dos metros de estatura. Pulió su juego y se ganó comparaciones con Michael Jordan. De vuelta en Jefferson City, sus primos habían llegado a conocer a Irons a través del ministerio de la prisión. Estaban impresionados por su amigabilidad y disposición para aprender. “Había algo acerca de él”, dijo Reggie Williams. “Solo una paz”.
Durante su año final, Moore y sus primos fueron de vacacione a un lago cercano a Jefferson City. Williams había desarrollado tanto interés por el caso de Iron que pasó meses investigándolo. Un día en el lago, distribuyó varios archivos del tribunal en una mesa y los estudió.
“¿De qué trata todo esto?” pregunto Moore “¿Por qué estás haciendo esto?”
Ella estaba impactada por los hechos desnudos. Irons era un pobre adolescente afroamericano quien había sido tratado como adulto y condenado por un jurado blanco en su totalidad. El crimen fue violente e involucró una pistola, pero no se encontró ningún arma. Ninguna evidencia de sangre, ni huellas de pisadas o dactilares conectaba a Irons con el crimen. Su sentencia de 50 años fue entregada en un juicio que terminó cuando el tenía 18 años, la edad de Moore.
‘Estoy aquí’, dijo ella, ‘porque me importa’.
Moore recuerda el día cuando conoció a Irons, comenzando con el impacto de las puertas de la prisión detrás de ella. Eso la hizo temblar. Esto fue hace doce años, justo antes de que ella se convirtiera en estrella en UConn.
Irons estaba escéptico, Aún se acostumbraba al hecho de que la familia de Moore se estaba convirtiendo en parte importante de su vida. Pensó que la adolescente Moore estaba ahí para una visita de trámite.
Ella se sentó frente a él. Dijo que quería oir su historia. De donde era él. Como había sido su crecimiento.
‘Estoy aquí’, dijo ella, ‘porque me importa’.
Él se desplomó en lágrimas.
Jugaron damas. Moore ganó. “No pienso que notó lo competitiva que soy”, dijo ella riendo. “gané, y eso es todo. No le voy a dar otra oportunidad”.
Entonces suavizó la voz. “No hasta que salgo de allí”.
‘Ella es luz. Pura luz’.
En una tarde reciente, Irons se sentó en una sala aislada para una entrevista. Estaba limpio, afeitado y llevaba una camisa gris holgada. Un guardia estaba cerca. Irons sonreía. Llamó a Moore una salvavidas que le da esperanza.
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“Ella es luz”, dijo él. “Pura luz”.
Al crecer pobre, sin recursos, le prestaba poca atención a la escuela. Se mantenía en la calle. “Soy el primero en admitir que no era un muchacho modelo”, dijo él. “Fui un delincuente juvenil, tomé muchas malas decisiones”.
Pero dijo que había cambiado. Como prueba, ofreció una serie de recomendaciones de la administración de la prisión.
Fue enfático: No cometió el crimen por el cual fue hecho prisionero.
Eso ocurrió en O’Fallon, Mo., un suburbio de clase trabajadora predominantemente de raza blanca en San Luis, la noche del 14 de enero de 1997. Un hombre de 38 años de edad, Stanley Stotler, regresaba a su hogar y fue asediado por un atracador, dice el registro del tribunal. Hubo disparos, dos del atracador con una pistola calibre .25, y uno de Stotler en auto defensa. Los registros muestran que él había ido a buscar su pistola 9 milímetros cuando oyó algo en su closet.
El atracador huyó, pero Stotler, quien no pudo ser localizado para esta historia, estaba herido seriamente. Una de las balas del atracador le había pegado de lleno en la sien derecha, pero fue capaz de llamar a la policía.
Una semana después, Irons fue arrestado. El día del crimen, él había estado en el vecindario de Stotler con una pistola. Aunque tenía 16 años, un delito menor previo por cometer infracciones con un carro significó que fuese calificado como adulto.
Su juicio empezó el 19 de octubre de 1998.
Una pieza de evidencia clave fue el testimonio del detective en la audiencia antes del juicio: Describió un interrogatorio en el cual Irons dijo que había irrumpido en la casa de Stotler pero no podía recordar más nada porque había estado borracho.
No hubo notas del interrogatorio, ni grabaciones. Irons fue interrogado sin abogado o guardián, y ningún oficial de policía estaba presente. El detective, quien falleció, no pudo ser contrastado durante el juicio porque estaba enfermo.
Irons siempre ha negado haber hecho tal confesión. En la sala de aislamiento de la prisión, dijo que había tenido una pistola ese día, pero que no era una clibre .25. Dijo que estuvo simplemente en el vecindario equivocado, en el momento equivocado, en la época equivocada.
Durante los años 1990, la Casa Blanca y el Congreso aprobaron penas rudas para jóvenes agresores, muchos de ellos muchachos y hombres pobres afroamericanos barridos por la policía, sus convicciones en algunos casos fueron cambiadas años después por pruebas forenses u otra nueva evidencia.
“No sean suaves con él porque es joven”, sentenció el fiscal de la causa durante el juicio de Irons. “Es tan peligroso como cualquiera que lo triplique en edad. Necesitamos enviarle un mensaje a ciertas personas jóvenes, si quieren actuar como adultos, van a ser tratados como tal”.
Irons fue condenado el 4 de diciembre de 1998. Varias apelaciones fueron desestimadas.
Lo que él más recuerda de sus primeros años en prisión es la soledad y el miedo.
“Era un niño, rodeado de hombres curtidos”, dijo él. “Pensé que siempre sería yo solo contra el mundo. Que nunca habría nadie de afuera que me apoyara”.
Ella lo veía como a un hermano.
Moore había crecido dando la justicia por sentado. Pero durante la universidad, ella empezó a considerar a Irons como un hermano.
Era duro ir a Jefferson City para hacer visitas, pero ellos se mantenían en contacto de la mejor manera. Ella le enviaba libros de sus escritores espirituales favoritos. A veces antes de los grandes juegos de ella, hablaban por teléfono.
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Se estaba formando un vínculo.
El baloncesto elevó a Moore en 2011, su primer año como profesional, cuando ayudó a las Lynx a ganar el campeonato de la WNBA y fue nombrada mejor novata de la liga. Tres años después, fue nombrada jugadora más valiosa de la WNBA.
Cuando no competía en los juegos de la WNBA, ella estaba de nuevo compitiendo por la medalla en los Juegos Olímpicos o liderando equipos campeones en las ligas más lucrativas de Europa o China.
Aunque Moore es una hogareña quien comparte su casa de cuatro pisos en Atlanta con su madre, rara vez asistía a su iglesia local o visitaba su numerosa familia. Disponía de poco tiempo para descansar, para todo menos para su deporte.
Entonces llegó el verano de 2016.
∙ Philando Castile, afroamericano de 32 años de edad, fue herido de muerte por un policía en Minnesota.
∙ Alton B. Sterling, afroamericano de 37 años de edad, fue herido de muerte por un policía en Louisiana.
Cinco oficiales de Dallas fueron fatalmente atacados por un sniper durante una protesta de acerca de la brutalidad policial.
En un juego de la WNBA de ese verano, Moore y sus compañeras de las Lynx usaron franelas negras sobre sus uniformes. En la parte delantera se leían las frases: “El Cambio empieza con Nosotros. Justicia y Credibilidad”. En la espalda: “Las Vidas Negras Importan”, junto a los nombres de Castile y Sterling, más el escudo de la policía de Dallas.
Hubo reacción inmediata, pero Moore dijo, “Había encontrado mi voz”.
Con Irons en mente, ella empezó a hablar de un tema: reformar el sistema de justicia criminal, con énfasis en el cambio de la manera como los fiscales ejecutan sus trabajos.
Abogados y jueces, llegó a creer ella, necesitaban una mejor comprensión “de que los cuerpos negros y marrones son más vulnerables debido a la historia de nuestro país, que nuestro sistema de justicia históricamente ha operado con espíritu racista”.
“Eso es verdad”, dijo ella, “pero no una verdad reconocida”.
Moore no puede decir cuando regresará al baloncesto.
Su punto de inflexión en el baloncesto llegó en 2018.
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Moore recuerda haber llamado a Cheryl Reeve, la entrenadora de las Lynx, al final de la temporada regular. Le dijo a Reeve que su agenda exhaustiva había agotado su deseo de seguir jugando. Batalló con el sentimiento de que estaba abandonando el equipo. Ella dijo que Reeve, quien rechazó una solicitud de entrevista para esta historia, la convenció de que no tenía que ser perfecta todo el tiempo.
Oir eso, dijo Moore, la ayudó a drase cuenta de que estaba bien dar un paso al costado.
Algunos aficionados han especulado acerca de que Moore está tratando de forzar un cambio hacia Atlanta Dream. O que está tratando de conseguir que la WNBA aumente los salarios desde un techo de 120.000 $ por temporada.
Ella niega que esté buscando nuevo equipo en la WNBA, las jugadoras, dice ella, merecen mejores remuneraciones, pero el período sabático de Moore ha incluido dejar de lado los grandes salarios de las ligas de otros países. El dinero no es la razón por la que no usa el uniforme este año.
¿Cuándo regresará al baloncesto?
“La palabra’ incertidumbre’ es la respuesta más ajustada, la que siento más apropiada”, dijo ella.
¿Hay la posibilidad de que no regreses?
“Cierto, esa es la incertidumbre. La incertidumbre es otro año fuera, o potencialmente…”
¿El retiro?
“Esa es una posibilidad”, dijo ella, “pero no quiero hablar tan pronto”.
Su vida es mucho más simple ahora. Sin el extenuante ajetreo de los viajes ni la alta presión de los juegos. Moore pasa la mayor parte de su tiempo en su hogar de Atlanta. Allí duerme, visita a sus primos, practica con su guitarra acústica y presta voluntariado en un centro del vecindario en un lugar que antes fue un fumadero de crack. Asiste a estudios bíblicos y canta en un coro en Passion City Church.
Cuando puede, ve jugar a las Lynx por televisión, pero la antigua pasión por estar en la cancha ya no existe.
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‘Todavía estamos en la pelea’.
Moore está contribuyendo con los costos de uno de los mejores abogados defensores de Missouri para que trabaje en el caso de Irons. El abogado trabaja en lo que Irons ve como su oportunidad final para conseguir la libertad: una solicitud para reabrir el caso la cual se basaría principalmente en una mirada a la evidencia de huellas dactilares y en nuevos testimonios de los expertos.
Esto fue lo que llevó a Moore hasta Jefferson City en mayo, hasta la prisión, y luego al tribunal de fachada de piedra.
Se esperaba que el juez Daniel Green decidiera en si permitir una revisión de evidencias este verano.
A Irons no se le permitió presentarse. Moore se sentó junto a su familia en una de las filas de atrás, preguntándose si el juez rechazaría la petición sobre el tema. Escuchó a uno de los abogados de Irons construir su argumento. Oyó al fiscal decir que no debería haber revisión porque Irons ya había agotado sus recursos.
Moore se puso tensa.
El juez Green garantizó otra audiencia para agosto, pero no para enfocarse en si Irons debería ser liberado. Primero, el juez quería oir los argumentos de la reclamación del fiscal de que el caso debería permanecer cerrado.
Mientras Moore y su familia abandonaban el tribunal, parecían compungidos.
“Al menos aun tenemos una oportunidad”, dijo ella. Le pidió a su familia que perseverara y creyese, como lo habían hecho durante sus carreras por el campeonato.
“Todavía estamos en la pelea”, dijo ella. “Vamos a tener que ser pacientes. Tendremos que esperar para encontrar la respuesta”.
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Traducción: Alfonso L. Tusa C. 05 de julio de 2019.
viernes, 5 de julio de 2019
Mantener la Diversión en los Deportes Infantiles.
“La evidencia muestra que lo que hace verdaderamente divertidos los deportes para los niños es el esfuerzo duro, hacer progresos, ser buen deportista, experimentar un entrenamiento positivo”, dijo un doctor de medicina deportiva.
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Perry Klass, MD. 01 de julio de 2019. The New York Times.
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Un nuevo reporte clínico sobre los deportes organizados para niños, preadolescentes y adolescentes de la American Academy of Pediatrics sigue prestando atención a la pregunta de la diversión.
El reporte indica evidencia de los muchos beneficios que la participación en deportes tiene para los niños, desde adquirir destrezas motoras hasta desarrollar una autoimagen positiva, desde las fuertes interacciones sociales hasta altos niveles de actividad física y buen manejo del peso. Pero especialmente en los niños más jóvenes, todo esto debería generarse a partir del deseo del niño por salir y jugar, y los niños que participan en deportes organizados deberían tener también mucho tiempo para actividades menos formales con los amigos.
“Eso no tiene que ver necesariamente con ganar”, dijo la Dra. Kelsey Logan, la directora de medicina deportiva del Cincinnati Children’s Hospital, y coautora de la declaración. “La evidencia muestra que lo que hace verdaderamente divertidos los deportes para los niños es el esfuerzo duro, hacer progresos, ser buen deportista, experimentar un entrenamiento positivo”.
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La Dra. Michele LaBotz, profesional de medicina deportiva cerca de Portland, Me., y miembro del concejo de medicina deportiva y acondicionamiento AAP, dijo: “Mucho de lo que dirige el complejo industrial deportivo es, cual fue la actuación de tu equipo este año, a corto plazo”. Pero como alguien a quien le importa estos jóvenes atletas, dijo que le preocupa más el desarrollo de ellos a largo plazo, tanto en términos de habilidades atléticas y “su habilidad para avanzar y tomar buenas decisiones”.
Los padres de preadolescentes más jóvenes deberían “considerar la variedad a medida que sus hijos se mueven”. Si todo lo que hacen es un deporte de carreras como el futbol, dijo ella, no están haciendo todos los movimientos que necesitan. “Hay que capacitar a los niños más pequeños para mover sus cuerpos de tantas maneras como sea posible, tanto en el deporte organizado y también en los juegos informales”, dijo.
“Los niños más jóvenes necesitan variedad, no repetición, ese es un gran error que veo una y otra vez”, dijo la Dra. LaBotz. Ella puede ver padres con hijos de 8-9 años de edad cuyo entrenador de futbol quiere que dejen la natación por el futbol sala, por ejemplo, y “esa no es la decisión correcta”. Los niños deben balancear un deporte de carreras como el futbol con otro que usa más la parte superior del cuerpo como beisbol o natación, o tenis, dijo ella, o con una actividad que requiera más control de movimiento como las artes marciales, o gimnasia, o danza.
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La Dra. Logan dijo que algunos niños, aunque participan en deportes de conjunto, pueden no estar lo suficientemente activos que requiere su salud. “Los padres y los pediatras asumen que en el deporte organizado, los niños obtienen suficiente actividad física, pero eso podría no ser cierto”, dijo ella. “Podría haber muchos períodos de inactividad en la práctica”.
Varios estudios han observado esto en deportes diferentes, dijo ella, y la manera de educar a los entrenadores con estrategias para incrementar la cantidad de actividad desde moderada hasta vigorosa para cada integrante del equipo. “Observa lo que tu hijo hace en el campo”, dijo la Dra. Logan. “Te podría sorprender lo que ves”.
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Para los niños quienes hacen ejercitaciones vigorosas, descansar también es importante. “Entrenar duro es importante, le digo esto a los pacientes todo el tiempo, pero también es importante recuperarse totalmente”, dijo la Dra. LaBotz. “Al ejercitarte destrozas tu cuerpo, este se hace más fuerte en el período de recuperación entre ejercitaciones. “Si los niños juegan en varios equipos, o llegan a casa del beisbol a lanzar pelotas en el patio, pueden estar cambiando poco sus cuerpos”.
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Los niños necesitan unos días a la semana alejados del deporte organizado, y también necesitan períodos más largos de descanso, al menos un par de bloques de cuatro semanas cada año alejados de manera que su actividad solo sea jugar casualmente con amigos.
Y ante toda la importancia de los entrenadores y compañeros de equipo, los estudios muestran que los padres son imprescindibles. “La relación entrenador-atleta es increíblemente importante”, dijo la Dra. Logan, pero la evidencia muestra que los padres tienen un papel más central en apoyar a los niños para obtener el máximo en su actividad deportiva.
“El deporte organizado debe ser diseñado a la medida de la etapa de desarrollo del niño, no solo de su edad”, dijo la Dra. Logan, así que es particularmente importante estar seguro de que el entrenador esté trabajando con los niños en la manera apropiada desde el punto de vista del desarrollo. Los padres pueden jugar papel importante aquí, buscando que sus hijos vean para que están listos de acuerdo a su desarrollo, y no forzándolos a destiempo hacia situaciones que pueden ser frustrantes.
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Cuando ella ve niños con lesiones relacionadas al deporte en su práctica, la Dra. LaBotz dijo, que se enfoca en entender la mecánica detrás de la cual eso ocurrió, y como puede ser prevenido. “El mejor pronosticador de las lesiones futuras es la lesión pasada”, dijo ella. “¿Qué es lo que lleva a ese niño a lesionarse?”
También ve a los niños con lesiones crónicas y de sobreexposición, dijo ella, y “hago la charla de recuperación una y otra vez”. Habla de la importancia del descanso apropiado, acerca del papel que cumple tener suficientes horas de sueño en la prevención de lesiones, acerca de la cantidad correcta de los tipos correctos de nutrición, “obtener lo que se necesita de las comidas antes que depender de los suplementos”.
A veces, dijo ella, esto implica explicar a los padres, quienes han llegado a sentir que los carbohidratos deben ser evitados a todo costo, que estos son de hecho “el mejor, el combustible más efectivo para los atletas jóvenes”. Les dice que si no tienen carbohidratos a la mano, “el cuerpo dañará los músculos, y se ha trabajado muy duro para construirlos”.
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La Dra. Logan dijo que ha empezado a conversar con los padres acerca del tema del abuso de los entrenadores y de lo que tienen que buscar en un programa para comprobar que el ambiente es seguro. “La mayoría de los padres no hace ninguna pregunta de la organización deportiva promotora”, dijo ella. Recomienda una lista de revisión desarrollada por la Dra. LaBotz, disponible en la página web de AAP.
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La Dra. LaBotz señala que “las formas más prevalentes de abuso en los deportes de conjunto ocurren entre compañeros de equipo, acoso, persecución”. Ella habla con los padres acerca de prestar atención a la experiencia emocional del niño en el equipo. Hay que estar pendientes del mismo tipo de señales que se podrían ver con el acoso en otros contextos ¿Está tu hijo rehuyéndole a sus compañeros? ¿Pareciera estar cambiando la personalidad de tu hijo? Y más que todo, hay que seguir hablando, seguir haciendo preguntas, mantenerse involucrados con los hijos.
“Los padres juegan un absoluto papel esencial en apoyar el progreso del niño, las destrezas, el desarrollo, la alegría”, dijo la Dra. Logan. Los padres deberían vigilar otros aspectos de la vida de los niños, asegurarse de que están durmiendo bien, que se están alimentando bien. “Tengo muchas conversaciones acerca de cómo el deporte organizado encaja con el resto de la vida del niño”, dijo la Dra. Logan.
A veces los adultos, la programación y la presión pueden alejar la diversión de los niños que originalmente querían salir y jugar, dijo la Dra. LaBotz. “He aprendido a preguntarle al niño directamente: ¿Te estás divirtiendo? En el deporte hay solo una respuesta correcta: Debería ser, ‘Si, seguro’ con algo de entusiasmo”.
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Traducción: Alfonso L. Tusa C. 05 de julio de 2019.
Boston hagámos esto.
Kemba Walker. Boston Celtics. 1 de julio de 2019.
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Esta fue una decisión extremadamente dura, y espero que las personas de ambos lados lo tomen de la mejor manera.
Le debo a Charlotte todo, hombre. Todo.
No soy el tipo más grande, ni el más ruidoso, ni el más rápido. He tenido detractores toda la vida. La noche del Draft, en 2011, no fue nada diferente. Oi cada chisme. Si, fue bueno en la Universidad…pero ¿estás apunto de convertirlo en tomarlo por la lotería? Se oyen muchas conversaciones como esa, y eso te afectará. Sin embargo, Charlotte, y la organización de los Hornets, se aseguraron de que eso nunca me alcanzara.
Y la manera como aseguraron eso es que, después de ser escogido como novena opción, tuve esta conversación cara a cara con el dueño del equipo.
No era cualquier dueño de equipo.
Se trataba de Michael Jordan.
Me llamó…y por supuesto reconocí su voz de inmediato. (Recuerdo haber pensado en ese momento, algo así como…Caramba, es Mike). Y con calma y amabilidad dijo: “Kemba, creemos en ti. Quiero que sepas eso. Creemos en ti, esperamos grandes cosas”.
Para algunas personas, eso probablemente suene como una vieja conversación cualquiera. Pero lo que hay que entender es…es como si dijera: ¡Es Mike. Es Air Jordan! Es el más grande, punto. Y tienes al más grande, punto, no solo escogiéndote tan alto en el draft…sino también hablándote de lo mucho que espera de ti.
Hombre, no exagero cuando digo que esas palabras de MJ cambiaron mi vida.
Y luego no fue solo MJ. De verdad, desde el primer día, toda la organización de los Hornets, creyó en mí. La ciudad entera de Charlotte creyó en mí. El estado entero.
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Pienso que como los Hornets son una franquicia joven en esta liga, las personas tienen la idea de que sus aficionados son tal vez más del tipo casual. Pero si se ha pasado algún tiempo en Carolina, se sabe que para nada ese es el caso. La cultura de los aros está muy arraigada en esa area. Ellos lo entienden y lo respetan. Así que en un lugar como ese… cuando ellos te toman como uno de los suyos. Y creen en ti, y siempre te respaldan en todo momento. Eso significa todo.
Solo quería agradecerles.
Agradecerles por dejarme ser miembro de su comunidad.
Agradecerles a personas como Elizabeth y Mike Peeler. Y si no lo saben, ellos son esa vieja pareja de super fanáticos de los Hornets que asiste a casi cada juego en casa. Los conoci durante mi año de novato, y conversamos mucho…y muy pronto nos hicimos buenos amigos, y hablábamos en los juegos todo el tiempo. Eso produjo la agradable tradición donde ellos me invitaban a cenar una vez al año. Los brownies caseros de Mrs. Peeler…de seguro los voy a extrañar.
Tengo que darle un espaldarazo especial a mis cuatro protegidos: Jalilah, Miles Caleb and Devyn. Ellos son mis héroes, hombre. Significan todo para mí. Eso nova a cambiar con mi partida, de hecho soy su mentor para toda la vida, y nos mantendremos en contacto. Pero quiero agradecerles, porque han sido esenciales en hacerme sentir parte de esta ciudad. Desde nuestras visitas a Dave & Buster’s, hasta ir de compras de implementos escolares, hasta reflexionar sobre la vida. Si me detengo con ellos, es porque eso me hace sonreir. Y aunque no los voy a avergonzar hablando mucho de sus tarjetas de reporte…déjenme decir que estoy muy orgulloso de lo que han logrado.
Agradezco a mis compañeros de equipo, mis hermanos. A Biz, con quien empecé este viaje en la NBA, ha sido un placer crecer contigo. A Marv, a quien siempre admiraré, gracias por todas las conversaciones de tarde en la noche. A MKG…tu familia se convirtió en mi familia. A JLamb, caramba pasamos de muchachos a hombres. Ya sabes como nos fajamos. A Cody por cargar la marca hacia él una y otra vez sin quejarse por tener el balón. ¡Eres grande! A Frank, gracias por las risotadas. A Nic, gracias por siempre ser tú. A Billy, gracias siempre tener esa actitud positiva todos los días de la semana. A Bake, Devonte, Miles y Malik, ¡gracias por permitir que me convirtiera en su hermano mayor! Y a TP, la leyenda…gracias por enseñarme a ver el juego con una completa y nueva perspectiva.
Gracias a mis viejos compañeros de equipo quienes me mostraron el camino: Big Al, Gerald Henderson, SaganaDiop, D.J. Augustin, Ben Gordon, Derrick Brown, Chris Douglas Roberts (CDR), Troy Daniels, Reggie Williams, Corey Higgins, Matt Carroll, Brendan Haywood, Jason Maxiell, JanneroPargo, Ramon Sessions, Courtney Lee, Gary Neal, Corey Maggette, Jeff Adrien, Tyrus Thomas, Boris Diaw….. y la lista sigue.
Gracias, una vez más, a Mike. El Goat en todos los sentidos.
Y finalmente…quiero reconocer a toda la organización de los Hornets, de arriba abajo. Lamento que no hayamos sido capaces de pasar al próximo nivel, y hacer un poco más de lo que hicimos. Pero aún si nos quedamos cortos en algunas de nuestras metas, eso no cambia lo orgullosos que me siento de lo que construimos juntos aquí.
Este lugar es especial. Y mientras este verano fue el momento adecuado para mi partida hacia otra fase de mi carrera, eso no le está quitando nada a la fanaticada ni ala franquicia de los Hornets. Si alguien de la liga preguntara por mi consejo, le animaría a que firmara con ustedes, sin dudar. Le diría que se trata no solo de grandes personas de baloncesto, sino de grandes personas, y hablo de eso en el sentido positivo.
Le diría que con ese grupo joven de Charlotte, el cielo es el límite.
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Y ahora para la ciudad de Boston, y los aficionaos de los Celtics de todas partes, como dije: Soy más del tipo tranquilo. De pocas palabras. Lo diré en un minuto. Principalmente quería decir un breve hola, y decirles un poco de mí, para que sepan que esperar.
Soy un líder a mi manera. Nunca voy a gritar a nadie en la cancha, o ponerme super negativo. No es mi estilo. Lo que hago es enorgullecerme de apoyar a mis compañeros de equipo para ser mejores. Soy ese tipo de líder por ejemplo. Me gusta hacerlo de manera directa.
¡Siempre estoy buscando mejorar! Estuve por primera vez en el equipo de estrellas de la NBA la temporada pasada, pero no trato de sentirme satisfecho por eso. Trato de ganar motivación. Cada año, mi meta es simple; mejorar, ir más allá.
Asumo mi responsabilidad como profesional muy seriamente, pero en primer lugar también trato de no perder la perspectiva de porque estoy aquí. Amo este juego. Así que vamos a fajarnos por los tobos…vamos a fajarnos por esas paradas…pero diré algo más: vamos a divertirnos allá afuera. Y pueden apostar a que va a ser divertido vernos jugar.
Y una última cosa acerca de mí: Soy un ganador. Siempre he sido un ganador. Es lo que soy, o al menos lo que trato de ser, cada vez que piso la cancha. Cuando pienso en mi futuro con este equipo, y como ahora voy a estar jugando con los Celtics…Me siento como si se tratase de un juego en el cielo. Quiero ganar a aquí con toda mi alma, estoy emocionado de probarme como ese tipo de jugador en esta liga. Quiero elevarme en esa tradición ganadora de Boston. Quiero llevar a este equipo de vuelta a la cima.
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Pienso que eso era todo lo que quería escribir aquí.
Gracias por tomarse el tiempo para leer estos pensamientos.
Charlotte….. ustedes serán mi gente por siempre. Son familia. Los amo.
Y Boston…..los veré en septiembre. Estoy listo. Listo de verdad.
Hagamos esto.
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Traducción: Alfonso L. Tusa C. 03 de julio de 2019.
martes, 7 de mayo de 2019
John Havlicek, uno de los Celtics más grandes de todos los tiempos, fallece a los 79 años de edad.
John Powers The Boston Globe. 25 de abril de 2019.
John Havlicek, el superestrella inesperado que convirtió a un jugador de la banca en una carrera de Salón de la Fama y se convirtió en líder anotador de todos los tiempos de los Celtics de Boston, falleció este jueves 24 de abril en Jupiter, Fla.
Cada una de las 16 temporadas de Mr. Havlicek fue jugada con el uniforme de los Celtics, 13 de ellas como estrella. Estableció registros para la liga en juegos efectuados (1270) y temporadas seguidas de 1000 puntos (todas las 16), mientras jugaba para distintas dinastías- Era conocido por sus grandes pulmones y una ética de trabajo épica, constantemente se fajaba en el tabloncillo segundo a segundo y mantenía al tope sus destrezas cuando otros baloncestistas anunciaban su retiro.
“Havlicek robó el balón” es todavía una de las grandes exclamaciones en la historia del deporte, emitida por el narrador Johnny Most y repetida por un incontable número de aspirantes a jugador en caimaneras a través de la región muchos años después.
Mr. Havlicek sufría de mal de Parkinson. Su deceso fue confirmado por los Celtics.
“John Havlicek es uno de los jugadores más destacados en la historia de los Celtics de Boston, y la fachada de muchos momentos relevantes de la franquicia”, dijeron los Celtics en una declaración. “John era bueno y considerado, humilde y gracioso. Era un campeón en todos los sentidos, y mientras nos unimos a su familia, amigos y aficionados en el luto de su pérdida, nos sentimos muy agradecidos por toda la alegría e inspiración que nos trajo”.
El inquilino del Salón de la Fama Bill Russell, quien jugara junto a Mr. Havlicek por siete años antes de entregarle la capitanía, dijo, “Él es el mejor jugador que haya visto”.
Los ocho anillos de campeonato de Mr. Havlicek fueron terceros tras los 11 de Russell y los 10 de Sam Jones.
“Si no me hubiese dislocado el hombro en 1973, definitivamente habríamos ganado ese año”, reflexionó él. “Y si hubiéramos mantenido a Paul Silas y a Westy (Paul Westphal) podíamos haber conseguido otro”.
Aunque Mr. Havlicek promedió más de 20 puntos por juego como jugador que cumplía todo tipo de trabajo, a pesar de clavar aproximadamente un balón por década, él era mejor conocido por una jugada defensiva que salvó la temporada de 1965 y permitió a los Celtics ganar su octavo título.
Con Boston ganando por un punto ante Filadelfia y cinco segundos por jugar en el séptimo juego de la serie final de la Conferencia Este en el viejo Boston Garden, los 76ers tenían posesión del balón con oportunidad de ganar el juego.
La narración radiofónica de Most sigue siendo la más famosa en la historia de la franquicia: “Hal Greer pone el balón en juego. ¡Hace un pase en profundidad y Havlicek se lo roba! ¡Se la pasa a Sam Jones! ¡Todo ha terminado!
Aunque Mr. Havlicek, quien estaba marcando a Chet Walker, estaba de espaldas a Greer, tenía un sentido innato para ubicar la pelota en el aire.
“Yo sabía que él tenía cinco segundos para penetrar, así que empecé a contar, 1001, 1002, 1003”, recordó Mr. Havlicek. “Usualmente algo ha ocurrido para entonces. Así que a los 1003 y medio, empecé a apresurarme un poco más”.
El estilo meticuloso de Mr. Havlicek en el baloncesto se reflejaba en la precisión de su vida diaria.
“Sus ropas están colgadas con espacios de media pulgada entre ellas en el escaparate de casa”, dijo su esposa, Beth, cuyo marido doblaba sus medias en un gancho del camerino y se peinaba en el entretiempo. “Todo desde el botiquín de medicinas hasta las gavetas del escaparate y el garaje es mantenido de esa manera. John probablemente nació de esa manera”.
Estrella de varios deportes,
John Joseph Havlicek, cuyo padre emigró desde Checoslovaquia, nació en un pueblo carbonero y acerero del este de Ohio y vivía en el piso superior de la tienda de alimentos de sus padres. Su abuelo y tíos trabajaban en las minas. Aunque de chico daba frecuentes muestras de debilidad (”El llanto y la enfermedad eran mis marcas de fábrica”), Mr. Havlicek se convirtió en un atleta excepcional en varios deportes.
En Ohio State, donde el entrenador de futbol americano Woody Hayes lo reclutó sin éxito como mariscal de campo, Mr Havlicek jugaba primera base en el equipo de beisbol y en segundo año fue jugador regular en el equipo Buckeye de baloncesto que ganó su único campeonato nacional en 1960.
Dos años después, los Celtics lo seleccionaron de séptimo en el draft de la NBA y esperaban que no se decidiera por el futbol americano profesional, porque los Browns de Cleveland habían escogido a Mr. Havlicek en la séptima ronda de ese draft aunque él no había practicado ese deporte desde la escuela secundaria.
Luego que Mr. Havlicek fuese el último corte del campo de entrenamiento de los Browns, regresó a Boston y comió su primera comida en la cafetería Hayes-Bickford frente al Garden.
“Miren lo que tenemos aquí”, dijo maravillado el entrenador Red Auerbach mientras miraba a Me. Havlicek en constante movimiento durante la primera práctica del equipo.
Como los Celtics venían de su cuarta temporada seguida ganando el campeonato y estaban cargados de estrellas establecidas como Bob Cousy, Tom Heinsohn, Jones, y Russell, su novato fue inmediatamente considerado como substituto.
“Llegué en una gran situación donde tenía a todos esos veteranos a mi alrededor”, observó Mr. Havlicek quien era apodado “Hondo” por su parecido con John Wayne en aquella película de 1953. “Y en el proceso de ósmosis, me parece, me convertí en una de las personas en quienes ellos podían delegar”.
La versatilidad de Mr. Havlicek como piloto y alero lo convirtió en un sexto hombre natural, un papel creado por su compañero de equipo Frank Ramsey, quien se retiró después de la temporada siguiente.
“Pienso que las personas enfatizan mucho en los jugadores que comienzan el partido”, observó Mr. Havlicek, quien disfrutaba sus asignaciones. “El énfasis debería hacerse en los minutos jugados”.
Mr. Havlicek, quien promedió casi 37 minutos por juego durante su carrera, tenía una fuerza extraordinaria, apoyado en unos pulmones tan grandes que sus placas de rayos X tenían que ser tomadas por separado. Él estaba muy orgulloso por su durabilidad y confiabilidad; solo perdió 33 de 1303 juegos de temporada regular y salió del juego por faltas cometidas solo 21 veces.
“Debería haber una tecla gigante pegada a su espalda”, dijo Russell una vez. “Solo lo llamabas y tocabas, clic, clic, clic, y lo metías a jugar 48 minutos”.
Mr. Havlicek no tenía problema para estar en el tabloncillo el tiempo reglamentario y más allá.
“Estoy listo para jugar 48 minutos todo el tiempo”, decía él. “Descanso en los tiros libres y en los tiempos pedidos por los entrenadores”.
Marcar a Mr. Havlicek, quien se movía constantemente, era una tarea muy exigente.
“Era como un correcaminos que te hacía correr por cada atajo, por cada canal de irrigación, cortafuegos o baranda de corral”, observó el gerente general de los Lakers de los Angeles Pete Newell, cuyo equipo de la University of California perdió el título ante Ohio State en la final de 1960. “Tenías que correr muchísimo cuando jugabas contra él”.
La capacidad de Mr. Havlicek para mantenerse activo todo el tiempo juego tras juego fue muy valorada durante la reconstrucción de los Celtics al comienzo de la década de 1970, luego del retiro de Russell y Jones, cuando se convirtió en lo que Auerbach llamaba “las agallas del equipo”.
“Me convertí en el viejo del equipo en un año, debido a los retiros”, observó Mr, Havlicek.
Para entonces había asumido que estaba cerca del final de su carrera.
“Para ser honesto, nunca pensé que duraría más de ocho o nueve años”, dijo Mr. Havlicek. “Cuando llegué, ese era más o menos el límite”.
Aun así a los 30 años de edad, él era la piedra angular del equipo, lideraba la liga en minutos jugados.
“Es un jugador completo…lo tiene todo”, dijo Hensohn, quien jugó tres temporadas con Mr. Havlicek y lo dirigió otras nueve. “No depende de nadie”.
Luego de rechazar una oferta de un millón de dólares para emigrar a la American Basketball Association en 1969, Mr. Havlicek dejó claro que esperaba ser compensado como el hombre importante del equipo. “Ahora es mi turno”, dijo él. “Por años, los mejores contratos fueron para otros jugadores del equipo, podía entenderlo. He alcanzado todos los patrones que los Celtics usan para recompensar a sus jugadores”.
Buscando la manera
Lo que distinguía a Mr. Havlicek de sus compañeros de equipo y los rivales era su atención obsesiva por los detalles, los cosméticos de su casillero estaban ordenados en orden descendente de altura.
“Soy un hombre de rutina y disciplina”, dijo él. “Todo en mi vida ha sido planificado”.
Pero cuando se trataba de encontrar maneras de jugar a pesar las lesiones sufridas en la postemporada, Mr. Havlicek era muy creativo. Luego de dislocarse el hombro derecho en el tercer juego de la serie final de la conferencia este en 1973, contra los Knicks de Nueva York, él se hizo el mejor de los vendajes y lanzó con su mano izquierda por el resto de la serie.
Al sufrir de fascitis plantar en el pie izquierdo al comienzo de los playoffs de 1976, Mr. Havlicek se puso hielo seis veces como le fue indicado, y perdió solo tres juego, y jugó 58 minutos en la épica victoria de triple tiempo extra ante los Suns de Phoenix en el Garden, que aseguró el décimo tercer título de Boston.
“Pienso que no te debería importar un poco de dolor si te pagan por jugar”, dijo él.
En 1977, cuando un derrame de líquido sinovial en la rodilla izquierda dificultaba sus lanzamientos, Mr. Havlicek simplemente inventó una rutina de emergencia.
“Gancho de mano izquierda, gancho de mano derecha, saltar en un pierna”, dijo él. “Lanzar con un medio salto…”
Aunque su excepcional condición física pudo haberle permitido jugar varios años más, Mr. Havlicek decidió retirarse a los 38 años de edad, al final de la temporada 1977-78, en la cual jugó los 82 partidos. Usó un frac en su juego final contra Buffalo en el Garden (“Debes usar ropa especial en ocasiones especiales) y jugó 41 minutos, anotó 29 puntos.
“Voy a recordar más a las personas de la tribuna”, dijo Mr. Havlicek, cuyo número 17 fue retirado el octubre siguiente. “Y a las pancartas que cuelgan del techo”.
Si hubiese jugado dos temporadas más, Mr. Havlicek habría sido compañero de equipo de Larry Bird, con quien una vez realizó un duelo uno a uno luego que Bird alardeara que habría dominado a Havlicek si hubiese jugado contra él.
“Dije, ‘Bien, hagámoslo ya’”, dijo Mr. Havlicek. “Hice un movimiento para tomar el balón, pero al hacerlo lo golpeé en una zona muy delicada. Él cayó y se quedó en el suelo por dos minutos. Le dije, ‘Es todo. Perdiste. No eres lo suficientemente duro como para haber jugado en mi época”.
Mr. Havlicek pudo haber pasado su retiro pescando, lo cual había sido una vocación de toda la vida. Por más de tres décadas, patrocinó un torneo de pesca de celebridades en Martha’s Vineyard a beneficio de Genesis Foundation for Children.
Como había ahorrado mucho de su salario e invertido desde temprano en los restaurantes Wendy’s, su situación económica era segura.
“No tengo que trabajar si no quiero”, dijo.
Mr. Havlicek no tenía interés en ser entrenador o ser un hombre de negocios convencional.
“Cuando me retiré, no quería estar en la situación de trabajar de 9 a 5”, dijo.
En lugar de eso, Mr. Havlicek se convirtió en orador de varias firmas, incluyendo a Xerox, cuyos competidores japoneses se parecían a los Lakers. Durante sus días como jugador activo, los Celtics tuvieron marca de 5-0 en las series finales de la NBA contra Los Angeles.
“El tipo es el embajador de nuestro deporte”, dijo su rival por mucho tiempo, Jerry West. “John siempre dio lo mejor de sí cada noche y tenía tiempo para todos, compañeros de equipo, aficionados, la prensa. Simplemente es el atleta ideal que todos esperan”.
Mr. Havlicek deja a su esposa Beth, y sus hijos Jill y Chris.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. 01 de mayo de 2019.
domingo, 3 de marzo de 2019
En 1969, o 2019, Navegar Alrededor del Mundo en Solitario es Frustrante
Chris Museler. The New York Times. 22 de febrero de 2019.
En 1968, nueve veleristas se dispusieron a competir en la Sunday Times Golden Globe Race, la primera competencia alrededor del mundo, organizada, en solitario, sin paradas. Ellos se dirigían a lo desconocido, sin idea de cómo sus veleros o sus mentes se comportarían en casi un año de aislamiento.
Algunos veleros se rompieron, lo cual forzó el abandono de varios competidores. Los veleristas sucumbieron ante la presión emocional. Un competidor, Donald Crowhurst, intentó alterar su circunnavegación, y entonces desapareció, abandonando su velero en el Atlántico.
Robin Knox-Johnston fue el único que terminó la competencia, al regresar el 22 de abril de 1969, luego de 312 días en el mar.
Para conmemorar el quincuagésimo aniversario de la competencia, otra Golde Globe Race fue planificada. Los organizadores pensaron que esta sería diferente, pero la moderna Golden Globe Race ha demostrado que no fue más fácil.
El pasado julio, 17 veleros de 37 pies de eslora partieron desde Les Sables-d’Olonne, Francia. Dos veleristas han regresado hasta la meta. Solo tres permanecen navegando; uno todavía está a meses de la meta. Otros abandonaron sus veleros a 15.000 millas de distancia en el Oceano Índico y todavía se recuperan de sus dramáticos rescates en el océano.
“No hemos tenido tantos competidores que hayan llegado a la meta como esperábamos”, dijo Don McIntyre, fundador de la competencia y circunnavegador.
La Golden Globe Race fue creada para promover la navegación oceánica en el velerista promedio, en veleros pequeños con presupuestos modestos. A los competidores no se les permite usar autopilotos eléctricos, en vez de eso usan aspas de viento para timonear como en la primera Golden Globe. Solo se permite comunicación por radio; se utilizan sextantes para la navegación.
Alrededor de 100 personas han navegado en solitario, sin paradas, alrededor del mundo por debajo de los tres grandes cabos, el Cabo de Buena Esperanza en SudÁfrica, Cabo Leeuwin en Australia y Cabo de Hornos en Chile, la ruta patrón para una circunnavegación en solitario. Muchos de esos veleristas han competido en la Vendée Globe, una carrera en solitario alrededor del mundo que empezó en 1989.
A diferencia de los botes modernos de alta velocidad de la Vendée, los cuales pueden escapar de tormentas al navegar a velocidades de 30 nudos, los botes pequeños, de quilla completa de la Golden Globe son regularmente alcanzados por las depresiones, especialmente en el océano sureño.
McIntyre dijo que los veleros de 37 pies usan mástiles modernos, diseñados para manejar el impacto de las pesadas olas oceánicas. Aún así varios botes han sido arrollados o desmantelados, la mayoría en el océano Índico.
Abhilash Tomy, un piloto naval indio, se lesionó la espalda severamente cuando su velero fue arrollado y desmantelado a mitad de camino entre el Cabo de Buena Esperanza y Australia, uno de los lugares más remotos del planeta. Otro competidor resultó desmantelado en la misma tormenta, la cual tenía vientos de 70 nudos y olas de 15 metros.
Susie Goodall fue rescatada a principios de diciembre después que su velero se fue a pique 2.000 millas al oeste de Cabo de Hornos. Con su velero inundado y sin motor o electrónica, ella solicitó rescate y fue levantada de su colapsado velero por la grúa de un carguero que pasaba.
Goodall todavía tiene que hablar en público de su experiencia.
“Susie estaba en una situación desesperada”, dijo McIntyre, quien habló con todos los veleristas afectados a través de la competencia para coordinar los rescates. “Ella le dedica su vida a esto. Entonces es rescatada por el gancho de una grúa, y todo desaparece instantáneamente”
McIntyre dijo que había hablado con Tomy acerca de su accidente y rescate, pero “huabía límites, era muy temprano”.
Mark Slats, uno de los dos veleristas que ha llegado a la meta, dijo que las tormentas parecían interminables y que los competidores se buscaban para apoyarse, un lujo que Knox-Johnston no tuvo en la primera Golden Globe.
“Hubo un verdadero aspecto humano en la competencia”, dijo Slats, quien trató de aconsejar a Gregor McGuckin por radio sobre como manejar su velero en medio de grandes olas durante una tormenta antes que McGucking resultara desmantelado días después. “Nos ayudamos en medio de esto a través del radio”.
McIntyre dijo que muchos de los veleristas no estaban mentalmente preparados para el aislamiento de la competencia. “Estos veleristas vienen de un mundo diferente al de 1969”, dijo él. “Estamos tan acostumbrados a estar conectados. Esto derrumbó a muchas personas. Es una competencia sorprendente, y si no se está allí por las razones apropiadas, la mente encontrará la manera de retirarse de la competencia”.
Los involucrados también dijeron que los patrones de clima global están generando tormentas más fuertes.
“No quiero esconderme detrás de la mala suerte, pero en realidad parece cierto que las condiciones del océano del sur están cambiando y que el clima es más duro”, dijo McIntyre.
Knox-Johnston, quien ahora compite en la Clipper Race, una carrera de veleros alrededor del mundo con paradas para los aficionados, dijo que los efectos del cambio climático podían limitar este tipo de competencias.
“Sabemos que con el calentamiento de las aguas, la atmósfera se hace menos estable y hay más tormentas”, dijo él. “Si queremos que las personas crucen los océanos, tenemos que estudiar eso. ¿Serán las cosas eventualmente muy inseguras debido al clima?”
Jean-Luc Van Den Heede de Francia, quien ha competido en varias carreras alrededor del mundo, ganó el trofeo Golden Globe el 29 de enero, al finalizar en 211 días, 23 horas, 12 minutos. A los 73 años de edad, es la persona más longeva en completar la ruta en solitario y sin paradas, toma el testigo de Knox-Johnston, quien tenía 67 años cuando completó la Velux 5 Oceans Race en 2007.
“Tu mente nunca es la misma después de esto”, dijo Van Den Heede en una entrevista el día que terminó la carrera. “Aprendes a ser optimista, a tomar la vida como viene. Solo, tienes mucho tiempo para pensar, para observar tu vida. No tienes tiempo en la vida normal con las presiones y las reuniones. Aquí eres tu propio maestro”.
Slats, un holandés de 42 años de edad, terminó tres días después de Van Den Heede. Pasó al segundo lugar en el extremo frío del océano del sur y se colocó a 60 millas de Van Den Heede en un punto del Nor Atlántico.
“A veces bajo una vela y tengo que ir adentro a hervir agua y calentar mis manos antes de instalar la vela nueva”, dijo él.
A pesar de los accidentes, dijo Knox-Johnson, las lecciones aprendidas en la carrera beneficiarán a los veleristas.
“Estoy hablando con todos los competidores acerca de porque resultaron desmantelados”, dijo él. “Hemos aprendido lo suficiente para navegar con seguridad en el océano. Esto abrirá muchos horizontes. Tiene que ser correcto, es bueno para nuestro deporte”.
Se espera que Uku Randmaa e Istvan Kopar completen la carrera a mediados de marzo. Tapio Lehtinen, quién pasó Buenos Aires la semana pasada, debería terminar hacia finales de junio. Se espera que todos, a excepción de Lehtinen, afectado por un crecimiento masivo de cangrejos zánganos en el fondo de su bote, venzan el tiempo de 312 días de Knox- Johnston.
La Golden Globe Race ahora se programa cada cuatro años. Aunque algunos de los veleros de esta edición eran idénticos, la carrera de 2022 tendrá una clase abierta y otra para réplicas de “Joshua”, el velero rojo brillante que Bernard Moitessier navegara en la primera Golden Globe. El francés, después de circunnavegar el mundo una vez, decidió no terminar la carrera y se quedó en Tahití.
A pesar de su accidente en el mar, MsGuckin y Tomy planean competir en la carrera de 2022. McIntyre dijo que habría un máximo de 20 veleros permitidos, ya hay confirmados 12 participantes para la próxima carrera.
Hasta Goodall dijo que estaba interesada en competir otra vez.
“Algunas personas viven para la aventura; así es la naturaleza humana”, dijo ella en una declaración después de ser rescatada. “Y para mí, el mar es donde reside mi aventura”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C. 28 de febrero de 2019.
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