jueves, 11 de agosto de 2016
ROMA, 1960 ABEBE BIKILA CORRE UNA MARATON DESCALZO
NITSUH ABEBE. REVISTA DOMINICAL THE NEW YORK TIMES. AGOSTO 2016.
Algo divertido acerca de ser un etíope-americano llamado Abebe es que muchos viejos extraños quieren hablarte acerca de Abebe Bikila. En 1960, Bikila compitió en los Juegos Olímpicos de Roma, la capital de la nación que había, durante la niñez de Bikila, invadido y ocupado Etiopía durante medía década, llevándose con ella una gran cantidad de antigüedades y dejando detrás mucha muerte, infraestructura y gelato. Bikila corrió la maratón, en las calles de Roma, descalzo. (Los zapatos Adidas que le suministraron eran incómodos, además él había entrenado descalzo), Ganó, estableciendo una marca mundial para la maratón y se convirtió en el primer negro africano en ganar una medalla de oro. Puedo recordar a mi padre interpretar ese momento desde su niñez: Abebe Bikila cruzando la meta.
Fue un momento clásico olímpico; el hombre desconocido de una de las naciones independiente de África, entrando a la gran vieja ciudad del ocupante, determinado y descalzo, avanzando en la historia. (Los recuentos siempre enfatizan los pies descalzos, hasta el punto de asomar que quizás toda la nación de Etiopía no tenía para comprar un par de zapatos), Este es el tipo de cosa sobre el cual está construido el mito del escenario olímpico mundial: la noción de que en algún lugar árido de alguna nación olvidada una persona se esfuerza con algun don de potencial humano que puede, en ese escenario, dejar a un lado las asimetrías, fuerza militar, hegemonía cultural, dinero, que se interponen camino a la victoria.
Sin embargo aquí está el punto: ¿De verdad eso ocurre en los Juegos Olímpicos? ¿A menudo? Y cuando ocurre, ¿Cuáles son las probabilidades de que presencies eso como parte de la cobertura olímpica estadounidense, la cual generalmente sigue a nuestros atletas a través de muchos, muchos eventos aburridos en los cuales ellos ganarán medallas? ¿Es demasiado obvio decir que si realmente los Juegos Olímpicos trataran de verdad sobre el potencial humano individual, podrías esperar ver más medallistas interesantes de, no sé, Pakistan o Indonesia?
Es duro, en estos días, para mi ver las olimpíadas como otra cosa que no sea un experimento científico masivo y muy costoso, en el cual un puñado de supercompetitivos estados del primer mundo con grandes recursos para invertir en la producción de medallas filtran sus talentosos jóvenes atletas mediante programas de investigación orientados hacia el entrenamiento y las competencias clasificatorias, para optimizar tantas facetas como sea posible de su entrenamiento, dieta, psicología, suplementos y métodos elaborados de hacer trampa. Esto no es una prueba de potencial humano o talento atlético; es una prueba de habilidad organizacional corporativa, una manera en la que naciones enteras juegan con su ciudadanía de la forma como los niños juegan con sus figuras favoritas de acción. Y eso es antes de llegar a los Juegos Olímpicos de invierno, donde hasta ese reto se desvanece y todo lo que queda es un puñado de naciones premiándose con medallas por ser buenos en hechos especializados que la mayoría de los seres humanos del planeta no tendrían razones de contemplar, sin mencionar la fabricación de herramientas, pistas y aparatos involucrados.
Una vez que estos pensamientos llegan a tu mente, hay momentos cuando las historias individuales de coraje y devoción y levantarse ante los pronósticos que aparecen en las biografías de los atletas olímpicos comienzas a parecer tristes, como imaginar que una transición de un reloj cucú tenga emociones dramáticas al momento de avanzar a la próxima estación. Empiezas a preguntarte: ¿Por qué dejarle eso a la casualidad? ¿Por qué no trabajar en eso y hacer una coreografía de esos hechos como un arte? Busquen a los guionistas; déjenlos regalarnos un Abebe Bikila cada semana de cobertura.
Nitsuh Abebe es un editor de textos de la revista.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
martes, 9 de agosto de 2016
Ella nadó para escapar de Siria. Ahora nadará en Rio.
Charly Wilder. The New York Times. 01-08-2016.
Berlin.- Yusra Mardini, nadadora olímpica, tenía hora y media de sesión de entrenamiento diario de patadas de mariposa a lo largo de la piscina con un pato de plástico amarillo balanceándose sobre su cabeza.
Otras nadadoras jóvenes compartían el andarivel, pero Mardini de 18 años, mantenía su paso, avanzando por el medio, emergiendo al final de la piscina de tiempo en tiempo para intercambiar el pato, utilizado para entrenamiento de balanceo, por un snorkel (tubo de respiración) o tabla para patear.
Mardini había estado practicando desde octubre en el centro de entrenamiento en el Wasserfreunde Spandau 04, uno de los clubes de natación más viejos de la ciudad. La piscina fue construida por los nazis para los Juegos Olímpicos de 1936.
Todo acerca de la ruta de Mardini hacia los juegos de Rio ha sido inesperado. Ella competirá con el primer equipo de refugiados en unas Olimpíadas, un hecho que era impensable menos de hace un año cuando ella permanecía hundida hasta el cuello en el mar Mediterráneo nadando por su vida.
En agosto pasado, Mardini y su hermana Sarah huyeron de la guerra que asolaba Siria y se embarcaron en un viaje de un mes a través de Libano, Turquía y Grecia, hasta los Balcanes y Europa central, para llegar a Alemania, con riesgo inminente de captura y muerte. Cuando su embarcación se averió entre Turquía y Grecia, ella y su hermana, también nadadora, saltaron al agua y ayudaron a guiar al bote a puerto seguro.
La historia de Mardini llamó la atención pública en marzo cuando fue identificada por el Comité Olímpico Internacional como candidata a competir en un nuevo equipo de refugiados, hecho para atletas sin país o de otra manera sería excluida de los juegos. Ella fue lanzada a la luz pública, celebrada por los medios noticiosos como un rostro fresco de la llamada cultura de bienvenida de Alemania, una historia reivindicativa en el centro de la crisis global de refugiados.
Mardini fue nombrada oficialmente integrante del equipo de refugiados en junio junto a nueve atletas de Siria, Sudán del sur, República Democrática del Congo y Etiopía. El equipo competirá bajo la bandera y el himno olímpicos, entrará al estadio Maracaná este viernes 5 de agosto en la ceremonia inaugural de penúltimo, ante del anfitrión Brasil. Mardini competirá en los 100 metros libre y los 100 metros mariposa.
“Va a ser muy agradable”, dijo ella, al lanzar su morral rosado Nike sobre una mesa en la cafetería del centro de entrenamiento.
Ella se había enterado pocas semanas antes que había sido incluida en el equipo olímpico, por un grupo de periodistas quienes habían ido al apartamento donde ella vive ahora con su hermana.
“Porque nunca abro mis correos electrónicos”, dijo Mardini.
Entonces dijo que los periodistas le dijeron que una amiga de ella, Rami Anis, también nadadora siria, habíacalificado para el equipo también. “Entonces fue cuando dijo ‘¡Ahhh!’”, dijo Mardini.
Mardini se había puesto una sudadera provista de un cierre de cremallera (obsequio de la marca de artículos deportivos alemana, Arena) y secó su cabello por capas sobre sus hombros. En cada oreja llevaba dos zarcillos: una perla y una piedra preciosa.
Mardini se mueve entre la frenética, incontenible excitación y la medio aburrida preocupación. Envía mensajes de texto frecuentemente. En otras palabras, es una adolescente normal.
“Cuando yo era una niña pequeña, me pusieron en el agua”, dijo Mardini, quien creció en el suburbio Daraya de Damasco. Su padre, entrenador de natación, empezó a prepararla cuando ella tenía 3 años. Mardini llegó a competir con el equipo nacional de Siria y recibió apoyo del Comité Olímpico Sirio.
Pero la guerra reventó en 2011, cuando ella tenía 13 años, y Mardini vio su relativa vida idílica empezar a transformarse.
“De pronto no podías ir donde querías, o tu mamá te llama cuando has salido y dice, ‘Regresa; algo está pasando allá afuera’”, dijo ella.
La escuela sería cancelada por varios días, dijo ella, “o alguien está disparando y tienes que correr”.
Aún así, dentro del mundo de sus amigos y compañeros de clase, dijo Mardini, la vida seguía igual la mayor parte del tiempo. “Nunca hablábamos de la guerra”, dijo ella. “¡Era un fastidio!”. Al comienzo todos hablaban de eso, pero luego de unos años, estábamos como: ‘¡Está bien, si voy a morir, voy a morir! ¡Pero déjenme vivir mi vida. Quiero ver a mis amigos!”
Suficiente es suficiente.
En 2012, el hogar de la familia Mardini fue destruido en la masacre de Daraya, uno de los peores atropellos del comienzo de la guerra, con cientos de decesos civiles. Las cosas siguieron deteriorándose. Dos de sus amigos nadadores fueron asesinados, dijo ella, y un día una bomba laceró el techo del centro donde ella entrenaba.
“Le dije a mi mamá, ‘Está bien, suficiente es suficiente’”, dijo Mardini. “Y ella dijo, ‘Bien busca a alguien en quien yo pueda confiar para que te lleve, y te puedes ir’”.
El 12 de agosto de 2015, Mardini y su hermana se fueron con dos primos de su padre y otro amigo. Volaron desde damasco hasta Beirut, Líbano, hasta Estambul, donde se contactaron con contrabandistas y un grupo de unos 30 refugiados con quienes se quedaron durante el viaje.
El grupo fue enviado a Izmir, Turquía, y luego llevado a un area boscosa cercana al mar para esperar para abordar un bote que los trasladara a la isla griega de Lesbos.
“Pensamos que éramos los únicos viajeros, pero había cuatro o cinco viajes cada día”, dijo Mardini. “Había 200 o 300 personas ahí, cada cual esperando hasta que no hubiera policía en el mar para irse”.
En la noche, los helicópteros patrullaban el area, dijo ella, pero las autoridades turcas nunca entraron al bosque.
“La policía tenía miedo porque los contrabandistas tenían armas”, dijo Mardini. Los contrabandistas, dijo ella, “no tenían miedo”.
Despues de cuatro días, Mardini y su hermana estaban apretujadas con otras 18 personas, incluyendo un niño de 6 años de edad, en un bote diseñado para cargar seis. En su primer intento, fueron capturados por agentes fronterizos y devueltos. En su segundo, el motor se dañó luego de 20 minutos, y el bote quedó a la deriva.
De las 20 personas a bordo, solo las hermanas Mardini y dos hombres jóvenes sabían nadar, así que los cuatro saltaron por la borda. Eran cerca de las 7 de la noche, y el cambio de marea había embravecido y picado el mar.
“Todos rezaban”, dijo Mardini. “Llamábamos a la policía turca, la policía griega, les decíamos. ‘¡Por favor ayúdennos. Tenemos niños! ¡Nos estamos ahogando!’ Y ellos seguían diciendo: “Volteen y regresen. Volteen y regresen’”.
Mardini y su hermana nadaron por tres horas y media, para ayudar a que el bote se mantuviera en ruta, aun cuando los dos nadadores masculinos se rindieron y dejaron que el bote los llevara. Hacía frío, dijo Mardini. Sus ropas la hundían, y la sal ardía en sus ojos y piel.
“Yo pensaba, ¿qué? ¿Soy nadadora, y al final voy a morir en el agua?”, dijo ella.
Pero ella estaba determinada a mantener una buena actitud, y no solo por su bienestar.
“El niño seguía mirándome asustado”, dijo ella, “así que estaba haciendo divertidos todos esos rostros”.
Una larga espera.
Eventualmente el bote llego a la costa de Lesbos, pero el viaje apenas comenzaba. Las personas del grupo caminaron por días y dormían en el campo o iglesias. Aunque tenían dinero, los taxis rechazaban detenerse para ellos, y los restaurantes a menudo rechazaban darle servicio.
“Pero también había buenas personas”, dijo ella. “Cuando llegué, no tenía zapatos, y había una muchacha griega, pienso que de mi edad, y nos vio y nos dio un abrigo para el niño, y me dio sus zapatos”.
Las hermanas viajaron a pie o en buses manejados por contrabandistas desde Grecia, a través de Macedonia, a través de Serbia hasta Hungría. Ellas estaban en Budapest en septiembre cuando las autoridades húngaras cerraron la estación central a los refugiados. Muchos, incluyendo a las hermanas Mardini, habían gastado cientos de euros en boletos de tren que ahora estaban prohibidos usar, lo que llevó a centenares de refugiados a protestar fuera de la estación.
“Yo estaba observando”, dijo Mardini. “Me decía: ‘¿Donde estoy? ¿Y que va a pasar si ellos me llevan a la cárcel ahora?’”
Eventualmente ellas salieron de Hungría, viajando a través de Austria y finalmente llegaron a Alemania, donde terminaron en un campo de refugiados en Berlin, compartiendo una tienda con seis hombres con quienes habían viajado.
“¡Yo estaba feliz! Dijo Mardini. “No tengo problemas. Estoy en Alemania. Tengo a mi hermana. Eso es todo”.
Las hermanas Mardini pasaron mucho de su primer invierno aleman esperando en largas colas en el punto de registro principal, la oficina estatal de salud y asuntos sociales, conocida por su acrónimo Lageso, para poner sus papeles de asilo en orden. A menudo tenían que esperar afuera por ocho horas a temperaturas congelantes solo para ser devueltas, les decían que regresaran el dia siguiente
“Ahí en Lageso, lloré más que durante el viaje”, dijo Mardini.
En principio, regresar al agua era la última cosa en su mente, pero luego de unas semanas, dijo ella, empezó a pensar en eso, especialmente cuando se enteró de que una amiga competidora había ganado una competencia en Asia.
“Me dije: ‘¡Mamá! ¡Ahh! ¡Yo debería estar ahí! ¡Soy major que ella!’” dijo ella.
Un traductor egipcio quién la ayudaba frecuentemente en el campo de refugiados puso en contacto a Mardini con el cercano Wasserfreunde Spandau, y Sven Spannekrebs, un entrenador por mucho tiempo en el club, accedió a hacerle una prueba a ella. Cuando vio nadar a Mardini, Spannekrebs dijo, que estaba impresionado.
“La base técnica era muy buena”, dijo Spannekrebs, quien acompañó a Mardini para almorzar en la cafetería después que ella nadó en la mañana. “Despues de dos años sin entrenar, era como si el fondo aeróbico no fuese bueno. Su cuerpo estaba fuera de forma”.
“¡Yo no estaba tan mal!” dijo Mardini, al soltar sus cubiertos en protesta. Él le lanzó una mirada de incredulidad exagerada. Ella sonrió y concedió, “Está bien, tenía 25 días comiendo en Burger King y McDonald’s”
Una beca de entrenamiento.
Poco despues de empezar a entrenar a Mardini, Spannekrebs se convenció de que ella podría ser candidata para los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020. Pero cuando supieron que el Comité Olímpico Internacional iba a armar un equipo de refugiados, él y Mardini se dieron cuenta de que los sueños olímpicos de ella podían hacerse realidad mucho antes de lo esperado. En enero, el comité le otorgó una beca de entrenamiento a ella, y Spannekrebs empezó a entrenarla en una rigurosa programación diaria: sesiones de dos horas en el agua y otra hora de entrenamiento aeróbico al aire libre, con sesiones académicas intermedias.
“Ella es realmente una buena atleta”, dijo él.
Una medalla en Rio está fuera de alcance. Los tiempos más rápidos de Mardini son 1 minuto 8 segundos en los 100 metros mariposa y 1:02 en los 100 metros libre, nueve y 11 segundos por detrás de los tiempos oficiales de clasificación olímpica para esos eventos.
“Espero lograr mis mejores tiempos personales”, dijo Mardini.
Mardini utilizó algo del dinero de la beca para conseguir un apartamento con su hermana cercano al centro de entrenamiento. Sus padres y sus dos hermanas menores se les han unido en Berlin, y toda la familia ha recibido asilo temporal.
Mardini publica fotos selfies y citas inspiracionales en árabe e inglés en su página Facebook y en Instagram. Ella dijo que trataría de conocer algunos de sus atletas favoritos en Rio, particularmente el ídolo de su niñez, Michael Phelps.
Mardini dijo que le gustaría usar la atención que ha recibido para ayudar a otros refugiados. Eventualmente ella espera regresar a Siria para compartir su historia con la gente de allá.
“Recuerdo todo, por supuesto”, dijo ella. “Nunca olvido. Eso es lo que me impulsa para hacer más y más”.
“Llorar en una esquina, esa no soy yo”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 8 de agosto de 2016
Correr con dos piernas adicionales, y el doble de esfuerzo.
Lindsay Crouse. The New York Times. 29-07-2016.
Si te rompes el pie al entrenar para una media maratón y quieres correr de todas formas, en muletas, Maggie Nolting ofrece unos consejos: Envuelve los apoyos de las muletas con camisetas deportivas y masajea tus axilas con crema corporal; usa los guantes más gruesos que encuentres; y, por supuesto, optimiza tu salto.
Ella hablaba con propiedad. Cuando Nolting corrió una media maratón en Nevada en mayo, al tardar 3 horas, 32 minutos, 13 segundos, en muletas para atravesar las 13.1 millas, ella venció a 43 personas quienes corrieron con ambos pies.
Los estudios indican que moverse con muletas tradicionales como las de Nolting requiere cerca del doble de energía de una caminata regular. Pero quienes han tratado de correr de esa manera dicen que se siente que hay que dar más de eso.
“Fue la experiencia física más dura que haya hecho”, dijo Nolting, una actriz de 24 años de Los Angeles. “Una vez que empiezas, y es lento y doloroso, tu cerebro empieza a preguntar si eres insana, pero tienes que seguir intentándolo”.
El esfuerzo de ella en la media maratón fue el logro de solo una competidora en muletas en medio de una multitud de corredores a plenitud de condiciones. Cuando Nolting vuelva a correr con sus dos pies en pocas semanas, dejará si retar la marca del ascenso más rápido en muletas del Monte Kilimanjaro (4 días, 20 horas, 30 minutos). Lo mismo ocurrirá con la marca de más maratones en muletas (seis). Su intento ni siquiera rivalizará con la noticia más importante de correr en muletas del año pasado, cuando un hombre con rodilla artrítica terminó una carrera de 5 kilómetros en 44 minutos.
Pero determinada a registrar su legado, ella ha aplicado para Guinness World Records para reportar su tiempo como el mejor para una corredora con muletas en la media maratón.
Como con cualquier record, hay reglas estrictas para calificar. La misma pierna debe estar retirada del suelo todo el tiempo, sin cambiarla, por lo que algunos atletas se atan la pierna para mantenerla doblada. También hay dolores agravantes: escozor en las axilas, ampollas en las manos, vibraciones que impactan las muñecas. Los corredores que usan muletas se quejan de lo anacrónicos que pueden ser esos implementos. (Nolting usó las muletas tradicionales de apoyos axilares, muy distintas a las más prácticas muletas de antebrazos a menudo utilizadas por los atletas discapacitados). Y para rematar, los corredores no son particularmente reconocidos por la fortaleza de su tórax.
Antes de su inesperada transición a correr con muletas, Nolting había aparecido en las películas “Reels of Sewage” (2012) y “Killing Slashers” (2013), así como en algunos comerciales. Por ese mismo tiempo, ella desarrolló una pasión por correr y participó en varias medias maratones, con un mejor tiempo de 1:54:30. Ella entrenaba con un grupo de acondicionamiento físico al aire libre de 200 personas, parte de una red de trabajo llamada el November Project, y planeaba correr el Revel Mount Charleston Half Marathon a través del desierto de Nevada en mayo.
Entonces llegó una fractura en su pie izquierdo a mitad de una carrera en abril, pasó dos días en cama reflexionando en lo que había ocurrido. El médico de Nolting, quien también es parte de su grupo de acondicionamiento físico, le dijo que podía seguir ejercitándose, si podía evitar usar el pie lesionado.
“Así que hice movimientos con un pie, y supe que podía hacer cualquier actividad física que quisiera”, dijo ella. “Solo tenía que idear una estrategia”.
Su mente se enfocó en la carrera que había estado planificando correr. Basándose en su experiencia como navegante de los lagos de Minneapolis y luego en la University of Southern California, Nolting utilizó los músculos de sus brazos para convertir sus muletas en herramientas atléticas. Decidió correr la media maratón de todas formas.
Primero, corrió seis millas con muletas, dio varias vueltas alrededor de un reservorio, y la semana siguiente siguió con otros nueve intentos.
“Estaba adolorida, me dolían mucho las muñecas, y me ardían las axilas”, dijo ella. “Estaba cansada, pero sabía que podía seguir adelante”.
La carrera con muletas requiere una preparación meticulosa, particularmente en términos de método. Al mejorar durante una sesión de entrenamiento en colinas, Nolting desarrolló una técnica que llamó el “salto de muleta” al mantener sus muletas desplazándose con un movimiento apropiado con una cadencia estable, en un ritmo que ella apreciaba como de caída controlada.
“Si solo camino con mis muletas, avanzaré, moviendo mi pie bueno, pero si corro, lo haré en una secuencia de muleta, pierna y salto extra”, dijo ella. “El salto extra es nuevo. Pero funciona. Adelantas más rápido”.
A medida que entrenaba, los hombros de Nolting se fortalecían, y el músculo de la pantorrilla de su pierna buena se hizo más robusto. Pero cuando ella se acercó a ala línea de salida de su media maratón en Nevada, cuidando de arrancar desde atrás, nadie estaba impresionado.
“Muchas personas al inicio de la carrera dijeron que yo estaba loca, que yo no lo lograría”, dijo ella. “Mientras llegaba a la séptima y octava millas me decía ‘No puedo creer que haya llegado tan lejos’. En las primeras millas los policías me dijeron que los llamara cuando necesitara que me sacaran de la carrera. Pero en la octava milla, ellos dijeron, ‘Nos vemos en la meta’”.
Ahí fue cuando ella empezó a pasar corredores. Algunos celebraban, otros se lamentaban.
Ella ajustaba su música al ritmo de sus movimientos ( rock clásico para mantener la durabilidad de sus zancadas largas; country para los ajustes rápidos), y se inclinaba hacia adelante en las bajadas, mantenía las muletas adelante para que el impulso no la hiciera caer.
“Se necesita más musculatura de brazos para lograr una gran avanzada, pero fui capaz de seguir la motivación de mi música y mezclarla con mi enfoque”, dijo ella. “Aún hasta la milla final”.
Al recortar su zancada e incrementar sus ajustes en un cambio de velocidad hasta la meta, ella terminó como la atleta 1.115, y la única con muletas, en cruzar la meta.
“Cuando terminé, me dolía la pierna, muchos extraños me asediaron, estaba nerviosa y me iba a caer”, dijo ella. “Pero tenía que seguir avanzando con mis muletas”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Coraje versus hambre
Las imágenes del televisor detuvieron la mano del hombre de mediana edad, Basilio se había levantado a las siete de la mañana, pensaba en como se las ingeniaría ese domingo para rasguñarle a aquel panorama de escasez y hambre los comestibles para el almuerzo de Sebastián. Podía ingeniárselas para plantarle frente al hambre, las punzadas estomacales y las salivaciones intensas, pero le partía el alma imaginar siquiera ver a su hijo de nueve años hundir la mirada y suspirar que tenía hambre. Por eso se paralizó ante aquella escena de la película. Un hombre relativamente joven, con sobretodo marrón y rostro demacrado entraba a un salón donde frecuentaban muchos de sus conocidos y allegados. En medio de la desesperación y las lágrimas, levantó la voz entrecortada para solicitar ayuda económica a fin de llevarle el sustento a sus hijos. Una escena que de pronto encajaba en la actualidad vertiginosa que vivía Basilio, podía sentir cada punzada de la vergüenza de aquel hombre demacrado en sus penas diarias.
Mientras pensaba a cual tipo de crédito recurriría esa mañana, Basilio vivía como suyos los episodios diarios de James Braddock en “Cinderella Man”, y también recordó a Jacinto cuando escuchó el nombre de Primo Carnera, otro boxeador de la época que se enfrentó con Max Baer por el título de los pesos pesados. Jacinto le había contado como había seguido con emoción los días previos a ese combate y como había lamentado y llorado la sangrienta y punzante derrota de Carnera ante el arrogante Baer. Ahora, además de las penurias que Braddock vivía por la depresión económica estadounidense de los años ’30, Basilio también se identificaba con él como el vengador del dolor de su padre como aficionado. Al final del revelador y angustiante episodio del salón de juegos donde supo quienes eran sus amigos y quienes apenas lejanos conocidos que veía de cerca, Braddock fue llamado por su apoderado boxístico quién le entregó el monto que le faltaba para completar el pago de los alimentos de sus hijos. Braddock lo miró con una expresión de bocanada de oxígeno en el último intento por superar la asfixia, no sabía como agradecer, no sabía como mirarlo a la cara.
Pocos días después el apoderado se acercó a los muelles donde Braddock trabajaba como estibador y le comunicó que había conseguido un permiso especial de la comisión médica de boxeo de Nueva York para que realizara una pelea única ante la nueva revelación del peso completo. Braddock pensó que era una broma, sabía que sus mejores días en el boxeo habían pasado por la lesión en su mano derecha. Sin embargo cuando vio la vehemencia y la intensidad de las palabras del entrenador empezó a escucharlo con más atención y terminó abrazándolo y agradeciéndole tantos buenos gestos para con él. Cuando llegó al camerino antes de la pelea encontró una escudilla de arroz y carne guisada, de su abdomen emergió una onomatopeya de estómago estrujado e intestinos oxidados, el apoderado preguntó a que se debía ese ruido y Braddock contestó que hacía rato su estómago estaba de duelo. En ese momento Basilio entendió con más precisión y propiedad la pertinencia de un deporte rudo, muchas veces criticado por lo primitivo de sus acciones, entonces vio como el boxeo, desde la barbarie de sus puñetazos sangrientos, mostraba un espacio para la épica, para la redención, para que el ser humano se levante desde su cenizas y recupera parte del terreno perdido ante las miserias de la vida.
Mientras dudaba y se estrujaba los cabellos por idear una manera de encontrar los medios económicos de llevarle algo de comer a su hijo, Basilio seguía ensimismado esa mañana dominical viendo como Jimmy Braddock contra todos los pronósticos venció a la revelación del peso completo y empezó una escalada de peleas en las que borró el remoquete de “carne de cañón” por el de un hombre que había regresado de las tinieblas a enfrentar al monstruo que descabezaba a sus rivales, al campeón mundial Max Baer, quien para Basilio era el régimen totalitario que dominaba su país en los últimos 17 años. Cuando Basilio vio a Braddock resistir e intercambiar puñetazos con Baer, round a round, minuto a minuto, segundo a segundo, hasta que sonó el campanazo del décimoquinto asalto y luego escuchó el veredicto a su favor, supo que el también se podía fajar con su monstruo particular con coraje, con empeño y determinación hasta finalmente lograr ese ansiado y definitivo veredicto de sacar al monstruo de la pesadilla de 17 años, no le importaría el dolor, los riesgos o cuantos días llevaría conseguir ese veredicto, solo tenía que creer en eso.
Alfonso L. Tusa C.
La pareja que atrae las miradas en la piscina olímpica.
Karen Crouse. The New York Times. 03-08-2016.
En el otoño de 2012, le pidieron a Shane Tusup que se involucrara más con la carrera de natación de Katinka Hosszu. Esa petición vino desde su novia, Katinka Hosszu, quien sugirió que él la entrenara. Muy dentro de si, dijo él, él sabía que eso podía funcionar, pero también sabía que algun día podrían lamentarlo.
Sin un plan a seguir, ellos se casaron y forjaron un acoplamiento profesional que ha producido seis medallas de campeonatos mundiales, incluyendo 4 doradas; dos premios a la mejor nadadora del año; y un record mundial. A lo largo del camino, su relación se ha convertido en una causa célebre en la piscina.
Muchos deportes, prominentemente el tennis, han tenido relaciones contenciosas entre atletas y entrenadores. Aquellas que involucran a padres que supervisan la carrera de sus hijos. Menos frecuente es el volátil entrenador que resulta el esposo de la atleta.
Jessica Hardy, una medallista olímpica quien solía entrenar con Hosszu en Los Angeles y escribió acerca de estar sujeta al abuso verbal y emocional durante su niñez, dijo, “He visto mucha conducta inapropiada en Shane”.
Ella agregó: “He visto a varios entrenadores exhibir ese tipo de conducta al trabajar, pero este es otro nivel. Es atemorizante”.
Hosszu y Tusup reconocen que su sociedad es complicada pero insisten que no es insana. Dicen que son capaces de separar su relación como atleta y entrenador de aquella de marido y mujer.
Hosszu, 27, esta programada para competir en cinco eventos individuales en los juegos veraniegos de Rio de Janeiro, más que Michael Phelps. Ella está compitiendo en sus cuartos juegos olímpicos, igual que Ryan Lochte. Esta clasificada como número 1 este año en dos eventos olímpicos, tantos como Katie Ledecky.
A diferencia de Phelps, Lochte o Ledecky, Hosszu nunca ha ganado una medalla olímpica. Hace cuatro años, la presión de lograr su primer podio para su nativa Hungría, cuya obsesión con el agua resalta en cada verano olímpico, afectó a Hosszu. Ella terminó cuarta en los 400 metros combinados individuales, el evento que había esperado ganar, así como octava en los 200 metros combinados individuales y novena en los 200 metros mariposa.
“En Londres, estaba tan asustada de lo que iba a pasar si perdía”, dijo Hosszu. “Fue de verdad muy feo. Me sentía como: ‘Esta es mi oportunidad: necesito demostrarlo. Es ahora o nunca’. Me puse toda esa presión encima”.
La Dama de Hierro
Luego de los juegos de Londres, ella se refugió en Hungría antes de regresar brevemente a la Universidad del sur de California, donde había entrenado en la preparación para los juegos olímpicos. En los próximos meses, ella enterró su antigua manera de ser y modeló a la competidora que sería conocida como la Dama de Hierro. Con el apoyo del estadounidense Tusup, Hosszu incrementó el grado de dificultad de sus programas competitivos.
Su razonamiento fue que mientras más eventos nadara en un día, menos presión sentiría para ser la mejor en cualquiera de ellos. La lógica de Tusup era que Hosszu, una profesional nueva, podía duplicar o triplicar su poder de ganancia al cambiar su programa de preparación. La idea de él, la cual desafiaba lo convencional, era entrenar menos y competir más.
Tres meses luego de los juegos olímpicos de Londres, Hosszu desplegó su programa de ocho eventos en una copa mundial de dos días, efectuada en una piscina de 25 metros en Beijing. Ella se inscribió en las pruebas de 100, 200 y 400 metros combinados indviduales; los 200 metros espalda, los 200 metros mariposa, y los 200, 400 y 800 metros libres. Subió al podio cinco veces, lo cual llevó a los miembros de los medios noticiosos chinos a preguntarle si era de hierro.
“La Dama de Hierro” se convirtió en titular, en el apodo de Hosszu y, en su momento, su alter ego.
Cuando la difidente Hosszu usa su traje de baño y alista su cabello de maestra de escuela en el gorro de latex de natación, se convierte en una superheroina con reservas de fuerza y confianza. La nadadora quien se sintió afectada por la presión en Londres desde entonces se ha convertido en la primera atleta en rebasar el millón de dólares en las series de premios metálicos de la copa mundial para pruebas individuales y promedió más de 100 pruebas anuales.
Ella ha logrado todo esto con su esposo supervisando todos los aspectos de su preparación, hasta las dificultades de la comunidad de la natación. Tusup es más temperamental que Hosszu, sus erupciones en el area de la piscina ha levantado miradas, quejas y llamados para que sea removido.
“Yo siempre digo que si encuentras un entrenador quien te puede hacer mejorar uno o dos pasos, o si hay algo que hacemos que no funciona y piensas que hay algo que debes cambiar, necesitas decírmelo porque entonces te apoyaré, ese entrenador se instalará, y seremos felices”, dijo Tusup. “Ella tiene esa opción hasta este día”.
Una campeona mundial de natación quien va a los Juegos Olímpicos con un esposo como entrenador es rara. En los juegos de Atlanta 1996, Michele Smith de Irlanda ganó tres medallas de oro mientras era entrenada por su esposo, un antiguo lanzador de disco. Ella había ascendido al tope de la competición internacional a una edad relativamente tardía y luego de una carrera mediocre. Dos años después, ella fue vetada de la natación cuando se determinó que había manipulado una prueba de drogas al alterar con alcohol su muestra de orina.
Hosszu ya era campeona mundial cuando Tusup, un espaldista de calibre nacional en su apogeo, asumió los entrenamientos de ella. Bajo la tutela de él, ella se ha convertido, en palabras de ella, “en una atleta de 24 horas diarias”.
Más fuertes juntos.
Tusup y Hosszu son como el agua de la piscine y el cloro: No vas a encontrar a uno sin el otro. En un período de 15 horas en Budapest a finales de noviembre, el único momento cuando estuvieron separados fue para cambiar de ropa o usar el baño. Nunca intercambiaron una palabra cruzada, y nunca parecieron bajar la guardia, quizás debido a los cuatro targos de espresso con hielo que se sirvieron como su manera diaria de mantenerse alertas.
Hosszu describió el acto del esposo-entrenador como “definitivamente difícil”, pero también compensatorio.
“Él es muy duro como entrenador”, dijo ella, “pero en casa es superdulce y cariñoso y muy divertido. Por lo que reimos mucho”.
Ellos se conocieron como estudiantes de primer año en USC, donde Tusup estudiaba actuación humana y competía en el equipo masculino de natación. Hosszu era una estudiante de psicología quién tuvo dificultades con el inglés cuando llegó, pero quien había sido la capitana del equipo femenino de natación para el momento cuando partió, con el título en la mano.
Cuando les preguntaron que les había atraído entre si, Hosszu dijo entre risas: “Somos raros; somos diferentes; no somos normales. Somos nosotros”.
Tusup, 28, tiene un cuerpo de fisicoculturista de fin de semana y varios tatuajes, incluyendo uno del tiempo del record mundial de su esposa. Sus modales pueden ser bruscos. Sus emociones están a flor de piel, lo que lleva a algunas personas a mantener su distancia.
Hosszu lo describió como impaciente y dijo que cuando el hace ajustes en los movimientos de ella, especialmente en los de espalda, “él espera que lo haga perfecto de inmediato”.
Ella agregó, “Por eso es que he mejorado tanto”.
Al adoptar un movimiento má rápido, Hosszu ha mejorado sus tiempos de estilo espalda significativamente. En 2012, ella no estaba entre las nadadoras mejor clasificadas en los 100 o 200 metros combinados. Cuatro años después, ella es una contendora de medalla olímpica en ambos eventos.
“Shane me ayudó a encontrar mi técnica”, dijo Hosszu, y agregó: “Él me dijo que yo era muy buena en esplada. En ese momento, yo no lo pensaba así”.
Hasta recientemente, la confianza en si misma permanecía detrás de su talento. Ella tiene una naturaleza autodesaprobatoria y una personalidad inclinada a conectar con otras personas. Su largo día de noviembre terminó con una firma de libros en un centro comercial de Budapest que se prolongó mucho más allá de lo programado porque ella pasó tres, cuatro y algunas veces hasta cinco minutos conversando con las personas de la cola, algunas de las cuales habían esperado dos horas para saludarla.
Cuando Hosszu y Tusup se casaron en 2013, fue como si sus fuerzas se convirtieran en una.
Hosszu tenía una ética de trabajo hercúlea pero sin metas grandes. Tusup es un gran pensador quién ha entrenado a Hosszu en el ABC del sueño americano: Ambición, Propiedad (Branding), Confianza.
“Desde que empecé a trabajar con Shane, tengo mucha más confianza”, dijo Hosszu. “Es una locura pensar que aún necesito que Shane me diga: ‘Si, eres grande. Si, puedes hacerlo’”.
Soñar en grande.
Hosszu está tratando de transmitir lo que ha aprendido a sus paisanos húngaros. Durante la visita de noviembre, Hosszu compitió en cada evento de las competencias femeninas nacionales. Tras bastidores, ella presionaba para mejorar las condiciones de los entrenamientos, las oportunidades de viajar y apoyo para otros miembros del equipo nacional de un deporte que le ha aportado a Hungría 66 medallas olímpicas, es su tercer total más alto, detrás de la esgrima y el canotaje.
El desacuerdo burbujeó hasta la superficie, llegó a los titulares en Hungría tres meses después cuando Hosszu rechazó el estipemndio de entrenamiento de la federación, el cual era de unos 40.000 $. Hosszu dijo que ella no necesitaba ese dinero y prefería que se lo dieran a sus compatriotas que tenían dificultades para cubrir sus gastos.
El debilitamiento del vínculo de Hosszu con su federación nacional fortaleció la alianza de ella con Tusup, quien le ha transmitido su tendencia de hacer actos heroícos a su esposa.
Dorina Szekeres, una olímpica húngara de 2012 quien está empleada por la agencia gerencial de la pareja, se sentó en las gradas para ver a Hosszu entrenar en Budapest mientras Tusup iba de arriba abajo en el area de la piscina, para observar los movimientos de ella y ofrecerle ajustes a su técnica. Szekeres, quien nadó en Indiana University, dijo que los nadadores de Estados Unidos tenían un esquema mental diferente al de los húngaros: Los estadounidenses son motivados a perseguir el arcoíris mientras en Hungría, donde las expectativas son manejadas cuidadosamente, los sueños son en blanco y negro.
“Tenemos las condiciones, pero no teníamos la confianza”, dijo Szekeres. “Eso es lo que aprendimos en Estados Unidos, que todo es posible. Si no estás en un ambiente que te diga que eres bueno, ¿Cómo vas a saber lo bueno que puedes ser? Katinka nunca vio el potencial que tiene. Mi viejo entrenador me pregunta como entrena ella, que hace en la sala de pesas. No es magia. Ella está trabajando. Se está esforzando cada día”.
La tendencia a los jardines ordenados de sueños truncados era un lamento del padre de Hosszu, Istvan, un baloncestista profesional quién decía que se había ganado el apodo de Sniper debido a su gran rango de lanzamientos. En una conversación mientras tomaba café durante la firma de libros de su hija, él dijo que notó hacia el final de su carrera que podía haber logrado más si hubiese tenido metas más ambiciosas.
“El sueño no era lo suficientemente grande”, dijo él en húngaro, Con Szekeres como intéprete.
Hosszu publica a menudo fotos de ella posando con pesas en sus cuentas de redes sociales, incluyendo una arrodillada en una pierna en el fondo de una piscina mientras ejecuta un giro de bíceps con una mancuerna. A veces ella se lleva a casa su filosofía, incluyendo su mantra, “El trabajo duro siempre da resultados”.
Ella le da crédito a su apego a la sala de pesas, junto a la eliminación de la comida rápida y los productos edulcorados de su dieta, para explicar su físico más ligero, más tallado en los años posteriores a Londres.
“Cada vez me exijo más y más y lo hago hasta los límites”, dijo Hosszu.
Dave Salo, quien entrenó a Hosszu en USC hasta poco antes de los Juegos Olímpicos de 2012, dijo que ella era una de las trabajadoras más esforzadas que había visto. La excepción estaba en la sala de pesas, donde él la describía como suave. Desde que ella empñezó a trabajar con su esposo, eso ha cambiado.
El lunes después de los nacionales húngaros, Hosszu pasó casi 90 minutos en un club de salud avanzando a su paso en un circuito de ejercitación junto a madres y jubilados que se ejercitaban en caminadoras, máquinas elípticas y bicicletas estacionarias. Tusup y Szekeres también estaban ahí, ocupados en sus propios ejercicios. Usando un dispositivo restrictor de oxígeno parecido a una máscarila antigases, Hosszu completó series múltiples de ejercicios variados, incluyendo saltar la cuerda, flexiones abdominales mientras sostenía una pesa, presiones de brazos y piernas y lagartijas.
Hardy, una atleta olímpica por Estados Unidos en 2012 quien entrenó con Hosszu en USC en la preparación para los juegos de Londres, se maravilló con su transformación.
“La primera práctica después de los Juegos Olímpicos de Londres, menos de tres meses después de las olimpiadas, ella regresó, y ya había estado entrenando con Shane, y vi a una Katinka diferente”, dijo Hardy. “Más enfocada y másen forma”.
Hardy agregó, “Ella trabajaba duro antes, pero no estaba tan motivada como ahora”.
Tusup fue su catalizador. El vio a Hosszu como la dama de Hierro antes que ella lo hiciera.
“Ella estaba insegura acerca del apodo”, dijo Tusup. “Ella decía: ¿ Soy de verdad la Dama de Hierro? ¿Voy a ser capaz de vivir con esa imagen?”
Siempre presionando.
Si Hosszu entretenía la duda, Tusup envisionaba símbolos de dólar. Hay dinero en juego para los nadadores profesionales en las reuniones de Copas Mundiales de Europa y Asia y las series de Garnd Prix de Estados Unidos. Los eventos ofrecen premios en efectivo a los tres primeros lugares de cada evento y bonos, totalizando más de 100.000 $, para los los primeros lugares. Tusup veía una oportunidad para que ellos viajaran por el mundo, como deseaban, mientras maximizaban el potencial competitivo de Hosszu.
Ella ha demostrado que es posible correr a la manera de uno para estar en forma antes que entrenar por meses entre las reuniones. Salo dijo que estaba feliz de ver “una más aguda y maliciosa” Hosszu nadar “de la manera que las personas siempre pensaron que ella era capaz”.
Él aún se preocupa,
“Pienso que el asunto más grande con ella es su esposo”, dijo él. “Pienso que se tiene que mirar su motivación. ¿Es miedo o confianza lo que la está conduciendo?”
En el duelo de Diciembre en la Piscina, una reunión de dos días en Indianapolis entre nadadores de Estados Unidos y Europa, el estadounidense Josh Prenot publicó en su cuenta Twitterun cideo de ocho segundos de Tusup lanzar un objeto al suelo y patear las pancartas de publicidad que se extendía a lo largo de la piscina, luego de la derrota de Hosszu ante Missy franklin en los 200 metros libres.
En Arizona, en abril, en una reunión de Gradn Prix organizada por el patrocinante del traje de baño de ella, Arena, Hosszu tuvo un raro mal día en la oficina, terminó quinta en los 200 metros combinados y los 200 metros esplada (ambos ganadfos por la estadounidense Maya DiRado, a quien enfrentará en Rio).
Despues de la prueba de espalda, Hosszu eitó hacer contacto visual con Tusup, quién la imprecaba mientras las nadadoras de los otros equipos miraban. Tusup continuó su crítica en el area de calentamiento, donde dos personas dijeron que lo oyeron decirle a Hosszu que se quedara en el agua y se ahogara. La noche terminó con Tusup besando a Hosszu en la frente y abrazándola en el area de la pisicina.
Hardy, quien también nadó en Arizona, dijo que eklla no había hablado con Hosszu desde una reunión de 2013 en la cual Tusup le dijo a Hardy que no hablara con Hosszu.
“Él dijo que yo la distraía”, Hardy, quien fuese una vez amiga íntima de Hosszu, dijo y añadió: “Ella parece feliz con la dinámica. Yo tengo empatía, pero no pienso que ella necesite o quiera la asistencia de alguien”.
Hosszu describió su relación con Tusup como “muy complicada”.
“Definitivamente soy la que más se contiene”, dijo ella. “Porque él es tan emocional y realmente quiere que cumplamos las metas que nos fijamos, por eso es que probablemente él es así”.
Hosszu agregó: “Siempre tratamos de motivarnos el uno al otro, pienso, y realmente tratamos, estoy tratando de pensar como decir esto, de ignorar todo lo demás por las metas. Así que si caemos en una pelea, sabemos porque o tratamos de entender porque, así que si él dice algo durante la práctica y yo sé que está hablando como un entrenador, no me sentiré ofendida. Probablemente estaría ofendida si él me hablara como esposo”.
Tusup defendió su conducta, diciendo que él no era burlón.
“Eso es lo que parece muchas veces”, dijo él. “Tengo mala reputación en Estados Unidos porque esos padres de las tribunas, ellos dicen cosas como, ‘Él es un idiota; la grita cuando no nada rápido’. No, la parte más difícil de la natación es que hay muchas veces que solo te conformas con hacerlo bien, y nosotros acordamos que la meta era nunca conform,arse con hacerlo bien, que íbamos a seguir tratando de mejorar, aúnque no lo consigamos, para ser grandes, sorprendentes, legendarios”.
Si, Tusup es duro, dijo el padre de Hosszu, pero así también era su primer entrenador, su abuelo, con quién ella entrenó hasta que tuvo 13 años de edad. Él una vez lanzó una de sus sandalias hacia su nieta durante un ejercicio, dijo Istvan Hosszu. Agregó que él aumentaría la velocidad a través de las calles para llevarla apracticar a tiempo si estaban retrasados para que ella no fuese el blanco de la ira de su entrenador.
“Ella era su única atleta”, dijo él al agregar, “Él era el abuelo, pero no en las piscina”.
Así es con Tusup. Él es el esposo, pero no en la pisicina.
“Ellos están enamorados; eso funciona; ¿Por qué no?”, dijo el padre de ella.
Como en 2012, Hosszu llega a los juegos esperando ganar una medalla de oro. Si eso no ocurre, ella estará bien, insiste ella.
“Shane siempre me recuerda, ‘Perdiste la prueba que pensabas no podías sobrevivir, y estás mejorando’”, dijo Hosszu, en referencia a los 400 metros combinados individuales de Londres. “¿Por qué tendrías que preocuparte por nada?”
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
miércoles, 3 de agosto de 2016
El obituario de Bobby Hebb.
Richard Williams. Jueves 5 de agosto de 2010. The Guardian
El verano de 1966 estaba lleno de canciones nuevas que parecían irradiar luz solar, entre ellas estaba Pretty Flamingo de Manfred Mann, Summer in the City de Lovin’ Spoonful, God Only Knows de los Beach Boys, Sunny Afternoon de los Kinks, The More I See You de Chris Montez, Elusive Butterfly de Bob Lind y Guantanamera de los Sandpipers, pero ninguna había durado más que Sunny, escrita y grabada por el cantante Bobby Hebb, quien ha fallecido de cáncer de pulmón a los 72 años.
La grabación de Hebb vendió un millón de copias en Estados Undios y la canción se convirtió en una de las más interpretadas y cantadas de su época. Los cientos de artistas quienes grabaron sus propias versiones incluyen a Marvin Gaye, Dusty Springfield, Stevie Wonder, Ella Fitzgerald, Frank Sinatra (con Duke Ellington), Cher, José Feliciano, Wes Montgomery, James Brown, the Ventures, the Four Seasons, Nancy Wilson, Jimmy Smith, the Four Tops, Booker T y a los MGs and Boney M.
La original, sin embargo, permanece indiscutiblemente como la mejor: dos minutos y 44 segundos de alquimia pop-soul irrepetible, grabada casi como relleno al final de una sesión en la cual se le había prestado más atención a otras canciones. Un giro de batería de dos segundos, una figura agradable de bajo, los acordes mentolados de un vibráfono, y una guitarra y un par de platillos introducían el ritmo de la ligera pero ardiente voz de Hebb, casi de inmediato reforzada por una sección de metales, batería y coros. Fue un obsequio para las discotecas de todas partes.
Hebb, un compositor de canciones sin éxito, había escrito la canción varios años atrás, y su letra provocó especulaciones. “Muy pocas personas de verdad sabían lo que yo quería decir con ‘Sunny’”, le dijo a un entrevistador de Nashville Scene. “A quien yo le hablaba, o de que hablaba… eso aún sigue siendo un misterio porque puede ser interpretado de varias maneras”. Pero la respuesta era, continuó él, muy directa: “Sunny es tu disposición. O tienes una disposición armoniosa o tienes una odiosa”.
Él nació en Nashville, Tennessee, hijo de músicos ciegos, él y su hermano Harold, quien tenía seis años de edad, actuaban en la calle como parte de la banda de batea de la familia, Hebb's Kitchen Cabinet Orchestra, cuando todavía eran niños. En sus años juveniles, Hebb se convirtió en el único miembro negro de los Smoky Mountain Boys de Roy Acuff, al tocar las cucharas y otros instrumentos, en una época cuando la música country comercial era exclusivamente para blancos.
Sin embargo, él pasaba la mayor parte de su tiempo en los clubes de jazz y R&B (Rhythm & Blues) del norte de Nashville, allí tocaba la guitarra y la trompeta las cuales había aprendido a tocar durante el servicio militar en la naval de Estados Unidos. Se dijo que él apareció en una grabación de Bo Diddley, Diddley daddy, durante un viaje a Chicago en 1955, cantando como suplente o tocando las cucharas, pero no hay evidencia sonora de esto último. También cantaba con un grupo de doo-wop, los Hi-Fis, actuaba en sesiones con el Kid King’s Combo para el sello Excello, acompañando a los cantantes Jimmy Church y Earl Gaines, e hizo su debut grabando con su nombre propio para el sello Rich Records del disc jockey John Richbourg.
En 1961 se mudó a Nueva York, donde encontró un clima artístico más amigable. Sunny sería escrita allí, parcialmente como una reacción a la muerte de su hermano, quién fue asesinado en la salida de un club nocturno de Nashville en noviembre de 1963, el día después del asesinato de John F. Kennedy. “Necesitaba levantarme”, dijo Hebb. La canción llegó hasta él una mañana cuando había regresado a su casa en Harlem desde una sesión musical nocturna con muchas bebidas alcohólicas, la vista rosada del amanecer fue su inspiración inmediata.
Grabada por primera vez en 1965 por el cantante japonés Mieko Hirota, también apareció en un álbum del vibrafonista Dave Pike ese año, antes que Hebb fuese finalmente persuadido por su productor, Jerry Ross, para que la grabara. “Fue hecha como lo último de la sesión, cuando solo nos quedaban pocos minutos”, le dijo Hebb a la revista Goldmine. El resultado fue un número 2 en la cartelera pop de las 40 mejores de Billboard y un número 12 en el hit parade británico, donde entró en competencia con la versión de Georgie Fame. Más adelante, en 1966, Hebb se unió a la tercera gira de Los Beatles en Estados Unidos, las apariciones finales en vivo de ellos, para compartir escenario con las Ronettes, Cyrkle y Remains. Hebb nunca volvió a repetir la magia de Sunny, aunque algunos de sus sencillos subsecuentes, incluyendo A Satisfied Mind, Love Me y Love Love Love, se hicieron favoritos en los seguidores de alma norteña del Reino Unido. Un éxito posterior llegó a su carrera como compositor cuando A Natural Man ganó un Grammy con Lou Rawls en 1971.
El alcoholismo llegó más adelante, eso afectó su carrera de cantante, la cual se desvaneció a principios de los años ’70. Más adelante esa década, hubo un intento de exprimir una onza extra del jugo de su éxito más grande cuando lanzó una versión disco titulada Sunny ’76. En 2004, poco después de regrersar a su pueblo natal, apareció en el Grand Ole Opry por primera vez en 49 años y fue incluido en una exhibición del Salón de la Fama de la música Country titulada Night Train to Memphis: Music City Rhythm and Blues 1945-1970. El año siguiente grabó su primer álbum en 35 años, That's All I Wanna Know, y en 2008 hizo una gira corta por Japón. Pasó sus últimos años en Nashville.
Le sobreviven su hija, Kitoto, y cuatro hermanas.
• Bobby (Robert Von) Hebb, cantante and compositor, nació el 26 de Julio de 1938; falleció el 3 de agosto de 2010.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
martes, 2 de agosto de 2016
Haga del vibrante Mezze la comida completa.
David Tanis. The New York Times. 22-07-2016.
Una escudilla de aceitunas, un pedazo de queso feta asado, una pasta de berenjena ahumada, quizás algunas hojas de vid con jugo de limón o un plato de hummus. Todos estos son mezze, especie de pasapalos aperitivos que son servidos a temperatura ambiente, para acompañar la conversación y las bebidas.
El verano es el momento perfecto para adoptar esta costumbre, la cual se disfruta a través de todo el Mediterráneo oriental. Y aunque una vibrante ronda de mezze puede preceder una gran festividad o evento principal, una comida informal de mezze, servida dentro o fuera de casa, es una brillante solución para una cena veraniega.
Si el mezze (o meze, o mezedhes) es ordenado en un restaurant, donde los platos pequeños pueden cubrir toda la mesa, o servido en casa los domingos, cuando la mayoría de las familias se reúnen, la opción de bebida es una de varios tipos de anisados.
En Grecia es el ouzo; raki es la versión turca; arak es servido en Líbano y otros lugares. (Estos son similares al pastis francés o la sambuca italiana). Típicamente diluidas en agua, dos a uno, y vertidas sobre hielo, todas son bebidas para refrescar el clima caliente-
Cuando yo visité Estambul, mis anfitriones me llevaron a su lugar favorito de raki, donde pasamos horas alrededor de una mesa libando, mientras probábamos deliciosas ofertas de la cocina. Aprendí que el raki sin comida no tiene sentido.
Muchos mezze son preparaciones tipo ensalada o pastas que pueden ser hechas con anticipación. Los platos vegetales son ideales, especialmente ahora, con los mercados llenos de productos frescos del campo. Aquí ofrezco tres recetas de mezze vegetal de mi inspiración.
La berenjena es una fija del medio oriente, es usada de muchas maneras. Esta pasta de berenjena estilo turco puede ser hecha con anticipación, lista para untar en ruedas de canilla tostadas o pan pita caliente. Se acompaña con generosas cantidades de perejil y cebollín finamente picados.
La acidez se logra de tres maneras, jugo de limón, jarabe de granada y yogurt, todos contribuyen a darle acritud al sabor. Por supuesto, está el ajo y el aceite de oliva, y una pizca de pimienta cayena. Un procesador de comida puede facilitar el trabajo, y el sabor mejor al dejar reposar.
Para una fácil ensalada de pepino con sabores brillantes y complejos, se prefieren pepinos cultivados en el jardín veraniego, pero aún los pepinos de alta producción comercial son mejorados con esta mezcla de queso feta, menta, orégano y sumac. El sumac añade un agradable sabor que no provee el jugo de limón solo.
Se puede preparar todo por anticipado, pero para mantener la consistencia del pepino, no se debe condimentar más de 30 minutos antes de servir.
¿Tienes calabacines? ¿Muchos? Tráta de hacer esto. Tiras de calabacin ligeramente asadas, brevemente sumergidas en agua salada, hacen una sorprendente sabrosa ensalada de vegetales. También es apetecible, acompañada con una vinagreta de pimentones asados, molidos en el mezclador y decorada con tomates redondos y aceitunas.
La mayoría de los ingredientes necesarios mencionados se encuentran en las ferias campesinas o en supermercados. Algunos más inusuales, como el sumac, jarabe de granada y las hojuelas de pimienta cayena, se pueden comparar en línea.
Pero es más divertido comprarlos en una tienda del medio oriente. Ahí encontrarás la mejor oferta de pita y otras marcas de pan plano fresco, junto con aceitunas de todo tipo, pepinillos, dátiles e irresistibles dulces árabes.
Puedes estar seguro de encontrar otras importantes provisiones para tus mezze en el proceso.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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