viernes, 25 de mayo de 2012

Episodios Olímpicos (XIII) Ni las injusticias detuvieron el ritmo de Emil Zatopek. Helsinki 1952.

Las hazañas de Zatopek aun resuenan en las páginas deportivas, en las pistas de atletismo, en la admiración del público. Este corredor de fondo y semifondo nació en Koprivnice, Moravia, Republica Checa, el 19 de septiembre de 1922. Los hombres de su familia habían creado una tradición como carpinteros. Su determinación por defender los derechos humanos, la integridad, tener una visión propia de la vida, disentir, le ganó que el gobierno de su país lo degradara del grado de Coronel del Ejército para enviarlo a las minas de Uranio de Bohemia en 1968, cuando el incidente de los tanques rusos en Praga. En la Olimpiada de 1952 Zatopek, el atleta más renombrado de la época, llegó a Helsinki tres días luego del resto de la delegación de su país, lo cual parecía ordinario. Entre varios atletas ansiosos de emular al héroe nacional se encontaba Stanislav Jungwirth, un prometedor corredor de 1500 metros. Debido a que su padre tenía ideas políticas distintas a las del régimen Jungwirth fue separado del equipo olímpico. Zatopek se pronunció de inmediato: "Si él no va, yo tampoco". Los dos se quedaron en Praga. Sin embargo era tal el prestigio mundial de Zatopek y la expectativa creada a nivel nacional por su actuación en las Olimpíadas que las autoridades debieron retroceder y ambos deportistas salieron rumbo a Helsinki. Jungwirth perdió la final en llegada de fotografía, cuatro años después entró sexto, en 1957 rompió el record mundial para los 1500 m. Emil Zatopek siempre comentó que nunca pensó que triunfaría. Su familia disentìa de su afición por el atletismo, no le veían mayor futuro en esa actividad. En 1941, cuando con contaba 19 años, el tiempo de Zatopek para los 1500 m. era 4 minutos 20 segundos, el cual agenciaban los estudiantes británicos en los 1600 metros. Mejoró gradualmente. En 1944 debía correr con zapatos de goma prestados. A pesar de esto, en el transcurso de dos semanas reventó las marcas nacionales para los 2000, 3000 y 5000 metros. Los periodistas de la Praga Bohemia telefonearon para verificar las noticias enviadas desde la rival Moravia. En 1946 viajó a Oslo para el Campeonato Europeo de atletismo. Allí terminó en el quinto lugar en la carrera de 5000 metros, detrás del veterano británico Sydney Wooderson. "Lo que aprendí en Oslo, fue que debes saber como correr de manera táctica y que debes guardar tus fuerzas para el final", recuerda Zatopek. En 1947 fue capaz de correr el octavo mejor crono para los 3000 metros en la historia de la competencia, sin embargo Zatopek recuerda: "Pero aún no me sentía como para ganar en una Olimpíada". Cuando llegó a la Villa de Umbridge en 1948 para los Juegos Olímpicos de Londres, entrenó tranquilamente, tocó la guitarra e insistió en desfilar durante la ceremonia inaugural, aún cuando los 10000 metros se correrían el día siguiente. Estableció una estrategia de carrera con su entrenador a fin de mantener un ritmo de 71 segundos por vuelta. Si iba muy rápido, el entrenador levantaría una camisa blanca; si iba muy lento, la camisa se teñiría de rojo. El rival a vencer era el poseedor del record mundial Viljo Heino de Finlandia. Después de ocho vueltas la camisa levantada era la roja. Zatopek apuró el paso y tomó la delantera. Heino recuperó el liderazgo solo por momentos, pero a un precio muy alto porque alteró su ritmo de carrera. Cuando iban 7 kilómetros perdió toda oportunidad. Zatopek imponía una nueva marca olímpica de 29: 59.6. El francés Alain Mimoun entró en un distante segundo puesto. Para los 5000 metros la batalla era contra el belga Gaston Reiff y el holandès Wim Slijkhuis. Los tres se mantuvieron en dura lucha a lo largo de la carrera. En la vuelta final Zatopek se rezagó algo. Slijkhuis flaqueó y el sorprendente checo remató para alcanzar el segundo lugar al tiempo que hacía pistonear a Reiff en un final electrizante que emocionó a la multitud. En 1949 Zatopek convivía con Dana Ingrova, una joven promesa del lanzamiento de jabalina. Durante la primavera de ese año acudieron al campo de entrenamiento soviético en el Mar Negro. "Pienso que querían saber como me entrenaba", comenta sonriendo el corredor de ritmo de locomotora. Eran jornadas faraónicas que incluían repeticiones de 20 x 200 y 40 X 400, el mismo entrenamiento empleado por Sebastian Coe 25 años más tarde. Ese mismo año impuso su primer record mundial, 29: 28.2 para los 10000 metros, mejorando la marca de Heino, este recuperó el record. Sin embargo Zatopek lo bajó dos veces más, agregando marcas en las diez millas, los 20 km y la carrera de una hora. El próximo año olímpico empezó con dificultades. Al correr con virosis en una competencia menor, Zatopek enfermó seriamente. El médico del equipo recomendó un descanso de tres meses porque corría el riesgo de contraer algún mal cardíaco, más sólo quedaban seis semanas para el inicio de las Olimpíadas de 1952. Zatopek decidió curarse por su cuenta a base de té y limones frescos. En su recuperación corrió en Budapest y Kiev creando preocupación a nivel nacional por lo discreto de sus tiempos. "Cuando llegué a Helsinki ya estaba sano", recuerda Zatopek. "era el poseedor de la marca y el campeón defensor de los 10000 metros, por eso no me preocupé mucho, a pesar de no estar en la mejor de mis condiciones". Desde las tribunas los legendarios Paavo Nurmi y Hannes Kolehmainen observaban la carrera. Zatopek una vez más, se lanzó a correr con ritmo demoledor. A mitad de carrera Gordon Pirie estaba extenuado. En la décimo octava vuelta Mimmoun quedó en el camino. Nuevamente record olímpico. Años después Zatopek le regalarìa su medalla al australiano Ron Clarke, poseedor de varias marcas mundiales, en compensación por que este nunca pudo ganar el oro olímpico. Sobre la carrera de 5000 metros Zatopek comenta: "Esa fue la mejor final que haya experimentado, competían grandes rivales como el favorito alemán Schade y Mimmoun, Pirie y Chataway de Gran Bretaña. Preparé todo para ganar en la última vuelta pero cuando vi que tres de mis rivales me pasaban, pensé que todo había terminado". Luego de los primeros dos kilómetros Zatopek tomó la delantera al rebasar al hasta entonces líder Schade. "Herbert se mantuvo conmigo por dos vueltas, intentando bajar la presión de alguien que el sabía podía vencerlo". Pero Schade forzó su marcha para empezar a decaer luego de completar los primeros tres kilómetros. Cuando sonó la campana de la última vuelta; Chataway, Mimmoun y Schade pasaron a Zatopek. Intentaban un remate largo, pero muy largo. "Mi experiencia me dice que los remates causan fatiga de inmediato. Primero cayó Chataway, luego Schade se derrumbó y yo sabía que Mimmoun no iba a durar mucho. Esto me dio oportunidad de un segundo aire", reflexiona Zatopek, cuya dicha aquel día fue aún mayor con la victoria de Dana en la jabalina femenina. Por último vino el maratón, el primero que corría. Por eso empezaron a llamarlo loco, cuando decidió hacer aquella carrera, sobre todo por el alto nivel de la competencia, además del agotamiento de las pruebas anteriores. A la distancia Zatopek sonríe, "El maratón no es una carrera muy difícil. Las otras competencias tenían que ver con velocidad. El maratón tiene que ver con la tasa de recuperación del corredor. Jim Peters, el británico, era el favorito, pero corría sin ningún tipo de control. En el maratón el control es todo. Como tenía el record de la hora, pensaba que todo podía salirme bien". Y así fue, Peters colapsó en el kilómetro 37. Zatopek, el corredor del cuerpo inclinado y la mueca de dolor en el rostro, ganaba también el maratón de la Olimpìada de 1952 completando la tripleta de carreras largas, algo sin precedentes en la historia de los Juegos. Antes del entrar al estadio para el final del maratón Zatopek se quitó sus zapatos manchados de sangre antes que su más cercano opositor llegara por aquellos predios. Zatopek se retiró de las competencias después de terminar sexto en el maratón de las Olimpìadas de Melbourne en 1956. Seis meses antes se había sometido a una operación de hernia. En 1998 Zatopek fue galardonado con la Orden del León Blanco, un reconocimiento nacional que le entregó el Presidente checo Vaclav Havel. Durante su último año de vida estuvo recluído en el hospital por neumonía y fractura de cadera. Falleció el 22 de noviembre de 2000, luego de ser admitido en el Hospital Militar de Praga a consecuencia de sufrir un ataque cardíaco el 30 de octubre del mismo año. Alfonso L. Tusa C.

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