lunes, 7 de marzo de 2016

Phil Mickelson nunca conoció a Harper Lee, pero la admiración era mutua.

Karen Crouse. 24 de febrero de 2016. The New York Times. Palm Beach Gardens, Fla. Deslizarse por una montaña de nieve fresca nunca pasa de moda para Phil Mickelson, pero esa no es su parte favorita de los viajes para esquiar con sus tres hijos. Lo que le gusta más son las subidas en sillas hasta la cima, las cuales facilitan conversaciones que pueden tomar giros amplios y curiosos. Durante una vacación familiar la semana pasada en Montana, donde Mickelson disfrutaba un tiempo libre luego de terminar segundo en el Pebble Beach National Pro-Am, su hija mayor, Amanda, una estudiante de tercer año de secundaria, mencionó un libro que había terminado recientemente, “Go Set a Watchman” de Harper Lee. La secuela ocurre casi dos décadas después de los eventos de “To Kill a Mockingbird”, la querida primera novela de Lee acerca de una joven niña y su familia en la época de la depresión quienes son arrastrados al juicio de un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca. Al disentir contundentemente de la mayoría de los críticos, Amanda prefirió el segundo libro, dijo Mickelson. “A mi hija le gustó más el segundo libro porque tal vez retrata los personajes con una luz diferente, como la gente buena puede hacer cosas malas y la gente mala puede hacer cosas buenas y así sucesivamente”, dijo Mickelson entre los impactos de su ronda matinal del miércoles en el pro-am Honda Classic de Palm Beach Gardens. Él dijo que la discusión de las novelas había terminado con una solicitud de Amanda, 16, y sus hermanos, Sophia, 14, y Evan, 12, para que Mickelson tratara de visitar a Lee, conocida por su reclusividad. “Caramba, de verdad deberías tratar de ir a verla”, recordó Mickelson que le dijeron sus hijos. La discusión acerca de Lee ocurrió el viernes en la mañana. “Tres horas después, llegó la noticia en el cable de que ella había fallecido”, dijo Mickelson. La sugerencia de sus hijos no era absurda. La periodista Marja Mills, quien conoció a Lee mientras escribía un perfil periodístico de ella y llegó a intimar con ella y su hermana mayor Alice cuando Mills se mudó a Alabama por casi un año y se convirtió en vecina de ellas, escribió acerca de las hermanas en “The Mockingbird Next Door: Life With Harper Lee”. En el libro, Mills describió los juegos de futbol de Alabama y los Masters como parte de la dieta televisiva de Lee. Mills dijo que mientras investigaba para el libro, ella hablaba con personas quienes recordaban al padre de las hermanas, Amasa Coleman Lee, un abogado, quien jugaba golf en trajes de tres piezas. Él fue quien introdujo a Lee al deporte, el cual se convirtió en hobby atesorado. En una entrevista telefónica, Mills citó un artículo de un periódico de 1963 que había encontrado, el Lakeland Ledger, en el cual Lee decía: “Jugar golf es la mejor manera que conozco de estar sola y aun hacer algo. Golpeas una pelota, piensas y caminas”. La hermana de Lee era una abogada quien le dijo a Mills que veía el Masters como recompensa por terminar la declaraciones de impuestos de sus clientes. Mills dijo que la hermana de Lee le había dicho que las hermanas usualmente aupaban por competidores secundarios en el Masters. En 2004 ella escribió, “las Lee pasaron un buen momento al animar a Phil Mickelson en Augusta, donde él ganó por fin su primera competencia importante”. Eso fue una referencia a la victoria de Mickelson sobre Ernie Els para el primero de sus cinco títulos principales. Dos meses después de la publicación del libro de Mills en julio de 2014, le mostré a Mickelson una copia de la página en la cual era mencionado. Él estaba en el campeonato BMW de Colorado y sus ojos se iluminaron. Como la mayoría de los niños escolares de Estados Unidos, Mickelson leyó “To Kill a Mockingbird” en una clase de inglés. Y el alcance del libro, el cual fue publicado en 1960, ganó un premio Pulitzer y aún vende alrededor de 750.000 copias al año, se extiende mucho más allá e Estados Unidos. Rory McIlroy, quien creció en Irlanda del Norte, dijo que le fue asignado ese libro durante su primer año de escuela secundaria. Años después, pasajes del libre permanecen vívidos en la mente de Mickelson. Él estaba anonadado de saber que entre sus seguidores se encontraba la mujer quien le insufló vida al personaje de Atticus Finch, inspirado en el padre de Lee. ¿Qué tal si ellos pudieran conocerse? Hice una llamada telefónica al reverendo Thomas Lane Butts, un ministro metodista del pueblo de Lee, Monroeville, Ala. Butts servía como uno de los enlaces con Lee, quien estaba en un centro de cuidados diarios del pueblo. “Ni Dios podría llegar hasta ella”, dijo Butts de la octogenaria Lee, quien desde hacía mucho tiempo evitaba los celulares, los medios de comunicación social y llamadas de iniciativas sociales al centro donde ella vivía. Él sugirió que Mickelson escribiera una carta de introducción a Lee, la cual él dijo que entregaría. Lee, quien asistió a Oxford’s International Graduates’ Summer School en 1948, era una anglófila cuya lista de lecturas regulares incluía las publicaciones periódicas, The Spectator, The Times Literary Supplement y The Weekly Telegraph. Mickelson dijo que firmaría una bandera de alfiler desde Muirfield, el lugar de su victoria en el British Open 2013, para enviarla junto a la carta para Lee. La esposa de Mickelson, Amy, planeaba viajar a Denver para encontrarse con él para el fin de semana, y él le pidió que llevara una bandera de alfiler de Muirfield. Con un final de alto rendimiento en el BMW Championship, Mickelson clasificaría para el el Tour Championship de Atlanta. Si Lee estuviese dispuesta al encuentro, Mickelson volaría hasta Mobile y manejaría hasta Monroeville camino al Tour Championship con su esposa e hijos. Él se dijo que tipo de inolvidable experiencia sería para sus dos hijos menores, en particular, ser presentados a la autora de una de las grandes novelas clásicas estadounidenses antes de de leer la novela en la escuela. Pero ninguna bandera de alfiler de Mickelson llegó nunca a Monroeville. Luego de tener rondas de 70 y 76 en Cherry Hills Country Club, Mickelson se retiró. Su esposa nunca llegó a Denver, y Mickelson no formó parte de los 29 hombres en campo en Atlanta. La carta para Lee fue archivada temporalmente mientras Mickelson se preparaba para la Ryder Cup en Escocia. Alrededor del mismo tiempo, Tonja Carter, la abogada y amiga de Lee, descubrió el manuscrito que se convirtió en “Go Set a Watchman”. Pocos meses después, el anunció de su existencia creo un furor, con algunos preguntándose cuanto de la voluntad de Lee, quien tuvo un infarto en 2007, había en la decisión de publicar la novela. La controversia tuvo el efecto de empujar la carta para Lee a los rincones más remotos de la mente de Mickelson. Ahí se quedó hasta que los hijos de Mickelson la recuperaron. Por más que a Mickelson le habría gustado tener la oportunidad de conocer a Lee, quizás es mejor que ella permanezca en su mente como la prosa perfecta y no como la persona imperfecta. “Tuve muchas oportunidades de conocer a Hogan”, dijo Mickelson, al referirse al nueve veces ganador de torneos mayores Ben Hogan. “Nunca lo hice porque no quise perder esa mitología, verlo humanizado”. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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