viernes, 13 de enero de 2017

Un jardín ayuda a sanar a una familia

Emily Palmer. The New York Times. 23-12-2016. Un jardín del Bronx para todas las temporadas La mañana de su cirugía de cerebro programada, Sheila Young despertó y miró a su esposo, siempre madrugador, y se sorprendió de que estuviese aun en la cama. Ella lo empujó. Pero el cuerpo de él estaba rígido, la sangre fluía desde su boca. Las palaras de Ms. Young, frenéticas y debilitadas por su tumor cerebral, eran tan confusas que su hijo tuvo que llamar al 911. Cuando llegaron los receptores de la emergencia, trataron de colocarla a ella, en vez de su esposo, en la ambulancia. Ese día de diciembre de 2006, Ms. Young y su esposo, Michael, fueron tratados en el mismo hospital de Bronx. Mr. Young, quien se había mordido la lengua durante un ataque en la noche, se enteró que era epiléptico y severos problemas cardíacos. Ms. Young pospuso su operación, pero los médicos monitorearon su situación debido a una lesión menor que sufrió al ayudar a su esposo en la cama. Mientras esperaba en casa con su hermano mayor, su hija, Jada, entonces de 6 años de edad, temía si tendría que crecer sin sus padres. Alrededor de un año después, Ms. Young se sometió a una riesgosa, operación de 12 horas para extirpar un tumor benigno envuelto entre los nervios de su rostro que presionaba las venas de su cuello. La cirugía, a pesar de ser exitosa, paralizó el lado izquierdo de su cara. “Me parecía a un monstruo”, dijo ella, agregó que su mejilla izquierda se cayó cuatro pulgadas. “Al mirarme en el espejo, no me veía”. Mr. Young, quien había renunciado a su trabajo de carpintería para cuidar a su esposa, no pudo regresar a trabajar. Se sometió a una cirugía de corazón abierto un año después de la cirugía de su esposa. Fotografías familiares congeladas en el tiempo se alinean en las paredes del apartamento. La pareja, espalda con espalda, en traje de noche, sonríe desde un rincón de la sala. Cerca de ahí, una Ms. Young adolescente con un conjunto a cuadros posa abrazada con Michael Jackson en la recepción de un hotel de Nueva Jersey. En otra una Jada de cuatro años de edad con una bata blanca, la orgullosa ganadora de un desfile de belleza en Harlem, posa con su madre. Sonríen y saludan. Luego de su cirugía, Ms Young no se tomaría otra fotografía en seis años. La felicidad capturada en las fotos de la familia en las paredes de su apartamento de South Bronx se había desvanecido. La tensión de las enfermedades de sus padres hizo de Jada una joven retraída. Se retrasó en la escuela y faltaba a clases. En medio de la angustia familiar, ellos encontraron un santuario en un jardín cercano perdido entre montones de basura y negocios frecuentes de drogas. Donde otros veían decadencia, ellos vieron potencial. En los viajes al terreno, la familia se unió a los vecinos, para sacar la basura y eventualmente despejar el espacio de East 139th Street para revivir el jardín de la comunidad. Mr. Young sembró bulbos de arbustos florales en el jardín, cavó un estanque, construyó cobertizos de almacenamiento y diseñó parcelas para que algunos 20 vecinos cultivaran sus hierbas y vegetales. Jada, ahora de 16 años de edad y de hablar suave, cambia de actitud una vez que está dentro del Padre Plaza/Success Garden. El puede referirse con autoridad a cada planta: “Pimentones Serrano, calabaza, menta, berzas”, dijo ella, riendo. Ella atravesó el puente y el jardín en ruta hacia una casa fantasmal que fue construida días antes de Halloween. Adentro, telarañas verdes se estiraban a través del techo, zombies y duendes con ojos brillantes colgaban de la pared y un retrato holográfico de un niño mutando a esqueleto yacía sobre la mesa. Su padre ajusto las telas de araña en el pasillo de entrada. Construyó toda la casa en pocos días, Jada alardeó, al agregar: “Yo hice las telarañas”. Los dos, quienes a menudo trabajan juntos, transformaron el jardín para las fiestas de fin de año, dándole un ambiente de tierra de maravillas invernal. “No solo se trata de enseñarle a las personas acerca de frutas frescas y vegetales, sino de trabajar juntos para hacer las cosas”, dijo Mr. Young. “Puede sonar loco, pero este lugar minimiza lo negativo, resalta las fortalezas y construye nuestra comunidad”. La familia ha visto el poder curativo del jardín. Débil después de su cirugía cardíaca, Mr. Young, ahora de 55 años de edad, reconstruyó sus fuerzas cultivando vegetales y buscando un camino para usar sus destrezas de carpintería fuera de un trabajo a tiempo completo. Cuando su salud lo permite, él aún hace trabajo voluntario diario en el jardín. Jada se sintió orgullosa de cada planta, memorizando todas las variedades y reconstruyendo su confianza y autoestima, lo cual se ha manifestado en mejores notas este año escolar. Para Ms. Young, 55, la cura llegó con las visitas al jardín en los meses posteriores a la cirugía. Rodeada por los niños que visitan el jardín, ella se sobrepuso lentamente al miedo de lucir diferente. Ella notó que a los niños no les importaba la apariencia de ella. Ahora ella lidera el cercano Mott Haven Farmers Market, donde trabaja como voluntaria cada martes. Con renovado entusiasmo, Ms. Young se practicó cirugía reconstructiva y Botox para mejorar la movilidad y realinear su rostro. Mediante operaciones consecutivas, cubiertas por el seguro, su boca se está desdoblando lentamente, y ahora puede cerrar los ojos con naturalidad. En 2014, ella fue a un cine de Union Square en Manhattan y consiguió un trabaao de limpieza a medio tiempo, su primer trabajo desde el diagnóstico de su tumor en 2006. Allí le pagan 300 $ mensuales. Aún así los problemas de salud de la pareja han reducido severamente el ingreso familiar. Debido a los frecuentes ataques, Mr. Young no ha sido capaz de mantener un trabajo estable dese su diagnóstico. Al vivir de cheque en cheque, ellos reciben 1.439 $ en pagos mensuales de incapacitación de Social Security, así como 168 $ de cupones de alimentación. Pagan 418 $ de renta mensual, el resto es cubierto por un subsidio gubernamental. Mientras los Young se recuperaban en el jardín, animaron a Jada para que buscara otras salidas para aliviar la tensión. Ella se unió a Black Girls Rocks, una organización juvenil de asesoría y empoderamiento, y canta con Gospel for Teens, un programa educativo de Harlem para ensambles y artes. Ella también se unió a Catholic Big Sisters and Big Brothers, un programa afiliado de la Catholic Charities Archdiocese de Nueva York, una de las ocho organizaciones apoyadas por el Neediest Cases Fund de The New York Times. La organización suministró a Jada 275 $ desde el Neediest Cases Fund para reponer unos anteojos de lectura extraviados. Ahora Ms. Young posa de nuevo para fotografías familiares, con una sonrisa parcial. Sobre el tope del espejo del baño de ella están pegadas con cinta adhesiva las palabras, “My Black Is Beautiful”. Los médicos de Ms. Young le ofrecieron recientemente practicarle una cirugía cosmética para borrar las marcas de la década pasada. Pero Ms. Young no estuvo interesada. “No quiero ser 10 años más joven”, dijo ella. “Me tomó mucho tiempo para llegar a donde estoy”. Ella desea que sus médicos pudieran darle algo más. “Quiero sonreir otra vez”, dijo ella. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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