jueves, 7 de mayo de 2015
El doble ‘doble’ de Lasse Viren
21-04-2009.
Hay algunas estrellas del atletismo que sería difícil reconocer un año o dos después de terminar su carrera; se entregan a la buena vida luego de la disciplina requerida para mantenerse en el tope de sus condiciones. Casi 30 años después de su retiro de las pistas, Lasse Viren no es una de esas personas.
A pesar del inevitable cabello gris, y los anteojos, y su opinión de que pesa alrededor de cinco kilos más que los “59 o 60 kilos” de sus días grandes, cuando toco su puerta para acordar una hora para esta entrevista, él viene directamente desde el baño en pantalones cortos, mostrando una delgada figura, bronceada, torso tonificado, que lo hace la persona de 59 años más flaco y en forma que haya visto.
Nos encontramos en Belgrado, durante la semana del maratón en la capital serbia. Los organizadores tienen una tradición de invitar antiguas superestrellas, para ayudar a promover el evento en los medios locales. No podían haberlo hecho mejor. El finlandés es uno de los grandes de todos los tiempos.
Seis hombres y una mujer han ganado la doble distancia olímpica de 5000 y 10000 metros. Viren es el único que lo ha realizados dos veces seguridad, en 1972 y 1976, el doble ‘doble’. Además, eso ocurrió en los días cuando había rondas eliminatorias para los 10000 metros, en vez de la final directa que vemos en el presente. Y en su primera final olímpica, los 10000 metros de Munich ’72, un Viren desconocido se cayó en las primeras vueltas, y quedó rezagado a unos 50 metros de los lideres.
Él no entró en pánico. Se levantó, mantuvo un paso estable, regresó al pelotón, tomo la delantera, y ganó desprendido. ¡Nada menos que con record mundial! En Montreal ’76, él piensa que si hubiese tenido un par de días de descanso lego de su épica victoria en los 5000 metros, también podría haber ganado la maratón. “Corrí la final de los 5000, mi cuarta carrera en una semana, fui a la prueba de dopaje, luego a cenar. Para entonces era muy tarde, no dormí mucho. Fui directo a la salida de la maratón. Me sentí bien hasta el kilometro 37, entonces no tuve más energía”.
Terminó quinto en su primera maratón, y el record de Emil Zatopek de ganar las tres pruebas de aliento, 5000, 10000 metros y la maratón en su debut de Helsinki 1952, seguía intacto.
Viren es un personaje reservado pero amigable, y se tiene la impresión de que una sonrisa raramente está lejos de sus labios. Esta se amplia cuando él habla de cómo su entrenador le indicó seguir al campeón defensor, Frank Shorter de Estados Unidos, en la maratón de Montreal. “Luego de un rato Shorter se dio cuenta de mi táctica”, dice Viren, “porque cada vez que veía alrededor, yo estaba detrás de él. Pero cuando llegamos a una de las estaciones de beber agua, había tanta gente que no podía verlo. Frank levantó su mano, y me llamó, ‘Lasse, aquí estoy’”.
La confianza de Shorter fue perforada por el alemán oriental Waldemar Cierpinski, quien ganó el primero de dos títulos de la maratón olímpica.
Viren clasificó para los 10000 metros de los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980, pero dice que para entonces su motivación se había desvanecido. Aún así fue competitivo hasta 300 metros de la meta cuando Miruts Yifter se desprendió para ganar la primera porción de su doblete olímpico. Viren terminó quinto, pero había ayudado a su joven compatriota, Kaarlo Maaninka a mantenerse en contención por el tiempo suficiente para ganar la plata. Viren volvió a correr la maratón, pero abandonó en el kilómetro 35 con problemas estomacales.
Ël anunció su retiro luego de Moscú, pero admite que aceptó invitaciones a varias carreras largas en los siguientes dos o tres años. Maaninka después encontró a Dios, y admitió haberse dopado con sangre cuando consiguió las dos medallas olímpicas (bronce en los 5000 metros de Moscú también). Para el momento eso no era ilegal, esto siempre arrojó alguna sospecha sobre Viren. Su semblante permanece inalterable cuando le hago la pregunta. “Siempre he dicho que no hice nada malo. Sé lo que hice, el trabajo duro que hice”.
También está la curiosa historia de hace varios años de él intentando vender sus medallas, pero dice que fue una broma. Un periódico finlandés hizo una historia de cuanto costaba una medalla de oro olímpica, con los años de entrenamiento, los equipos, alimentación, fisioterapia, etc. Legaron a una cifra de cinco millones e marcos finlandeses, supongo que eso equivale a un millón de euros ahora. Les pregunté si me pagarían 20 millones de marcos por mis medallas, Pero era una broma”.
A pesar de la figura tallada, Viren, quien cumplirá 60 años en julio, dice que raramente corre en la actualidad. Eso es en parte la consecuencia de un accidente de tránsito de hace más de 20 años. Debi hacerme una operación, pero no me duele cuando camino, así que no me molestaré. Camino con mi perro en un circuito de dos o tres kilómetros cada mañana, y troto una o dos veces al mes”.
El hombre que comparte su fama en la historia del atletismo mundial y finlandés con una impresionante legión de leyendas, desde Hannes Kohlemainen y Paavo Nurmi hasta sus contemporáneos, Juha Vaatainen y Pekka Vasala, permanece tan esperanzado como cualquier otro en el llamado primer mundo en referencia a la sequía de campeones en la actualidad. “Cuando yo corría siempre había tres finlandeses, tres ingleses, tres italianos, y otros de Europa occidental y Estados Unidos. Ahora los jóvenes tienen tantas cosas que hacer en casa: computadoras, teléfonos celulares, juegos, deportes de equipo. Es la hora de los africanos, pero tal vez cuando ellos se hagan ricos, en aproximadamente 30 años, también engordarán y se harán flojos”.
Hay una larga tradición de atletas élite hombres y mujeres que migran hacia la política en Finlandia, el mejor ejemplo probablemente sea el antíguo saltador de altura ( 1.85 m. en 1924), y presidente por mucho tiempo (36 años), Urho Kekkonen. Un antíguo policía a comienzos de su carrera, Viren recibió la propuesta del partido conservador hace diez años, para lanzarse al parlamento, y ganó dos períodos de cuatro años cada uno. Desde 2007 ha participado como orador en el parlamento local de Myrskyla, el pueblo de 2000 personas, a una hora de Helsinki, donde él ha pasado la mayor parte de su vida.
Él parece un hombre aparentemente contento con su vida, algo que aflora con cada respuesta ecuánime a una sucesión de solicitudes de autógrafos y fotografías en la maratón de Belgrado, y en la recepción posterior. Aunque él come y bebe de manera abstemia en la cena, testamento de su delgada figura, no se niega cuando nuestro anfitrión sugiere una copa nocturna, aunque él se debe levantar cinco horas más tarde para tomar un avión a casa. Mientras bajamos un rakija o dos, el aguardiente local, le pregunto por Steve Prefontaine, el campeón estadounidense relegado al cuarto lugar en los 5000 metros de Munich pero quién, muchos en Estados Unidos pensaban que lo retaría en Montreal si no hubiese fallecido en un accidente automovilístico el año anterior.
En una de varias películas sobre la vida de Prefontaine se ha reportado que Viren estaba presente en Eugene la noche cuando la estrella de atletismo de Estados Unidos tuvo un accidente con su carro. “Debía estar en Eugene ese fin de semana”, dice Viren, “pero estaba lesionado, y no fui. A menudo me pregunto que habría pasado si hubiese estado ahí. ¿Habría estado en el carro con él?”
El resto se desconoce. El año siguiente, Viren ejecutó uno de los grandes remates de cualquier distancia en la historia de los Juegos Olímpicos. Arrancó punteando dese el inicio en los 5000 metros, y se mantuvo delante de renombrados rematadores como Dick Quax, Klaus Peter Hildenbrand, Rod Dixon, y Brendan Foster, todos ellos antíguos corredores de 1500 metros. Fue el segundo brazo de su ‘doble’ doble. Por lo tanto el nombre de Lasse Viren quedó grabado de manera indeleble en las mentes de aquellos quienes lo vieron; y en la memoria colectiva que es la historia olímpica en sí.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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