lunes, 14 de septiembre de 2015
Giuseppe Tornatore recuerda cuando Cinema Paradiso llega a 25 años.
Alex Simon. Huff Post. 10-11-2014.
Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore ganó el premio Oscar a la mejor película extranjera en 1990, despues de establecer records de taquilla el año anterior en todo el mundo. Paradiso tuvo un viaje rudo en su camino a la gloria, el escritor/director de entonces 32 años fue forzado a cortar casi 30 minutos de la versión original y enfrentar críticas ácidas e indiferencia de la taquilla en su estreno original en Italia. Es una metáfora apropiada para una película que se ha convertido en un cuento clásico acerca de la perseverancia y el destino.
Ambientada en Sicilia, comienza en los años justo después de la segunda guerra mundial y se extiende hasta finales de los años ’50, enmarcada en los recuerdos desde la actualidad de un renombrado director de películas (el actor/director francés Jacques Perrin) quien regresa a su pueblo siciliano por primera vez en 30 años, el héroe de Tornatore (y su alter ego) es el pequeño Totó, quién está obsesionado con las películas, y como son proyectadas, cuando el rudo pero sentimental proyeccionista Alfredo (Philippe Noiret) lo toma como su protegido. Pocas películas en la historia han articulado tan simple y poéticamente lo que es como tener un amorío con una película.
En el vigésimoquinto aniversario de su estreno norteamericano, Cinema Paradiso será homenajeada con una gala de pantalla de una versión restaurada, patrocinada por Luce Cinecittá y Dolce&Gabanna, en el legendario Egyptian Theater de Hollywood, como parte del AFI Fest, la noche del 10 de noviembre, con Tornatore entre los asistentes.
Guiseppe Tornatore se sentó conmigo durante una pausa en Beverly Hills para mirar en retrospectiva a su clásica película y la influencia que ha tenido hasta hoy. Aquí está lo que transpiró:
Tengo que agradecerle por esta película. Es una de mis favoritas de todos los tiempos. Cuando era niño, yo era Totó. Cada vez que oigo el tema de la película, de Ennio Morricone, empiezo a llorar, y no soy un llorón.
Giuseppe Tornatore: (risas) Gracias. Palabras como esas son muy gratificantes.
Empecemos por el comienzo: ¿Cómo fue concebida Cinema Paradiso?
Es una historia muy larga para contarla en una entrevista, trataré de hacerla simple. Tuve la idea inicial en el otoño de 1977. Yo trabajaba en los teatros de cine de mi pueblo como proyeccionista. Ese otoño, cerraron uno de los teatros más viejos que existía desde comienzos de los años ’30. El dueño decidió vender el edificio y tuvieron que sacar todas las sillas, y básicamente limpiar y desalojar el edificio. Él me dijo que podía llevarme lo que quisiera. Pasé tres o cuatro días ahí, ayudando a limpiar…todo estaba tan sucio, tan mustio, el olor, toda la atmósfera era muy triste. Me propuse convertir esa atmósfera en una historia. Por los próximos diez años, escribí notas mientras me llegaban las ideas. Entrevisté a muchos de los viejos proyeccionistas del pueblo para conocer sus historias, entonces escribí el guión. Siempre pensé que sería algo que realizaría cuando me hubiera establecido, tal vez en mi quinta o sexta película. Después de terminar mi primera película, mi productor me dijo “No tienes un proyecto que te apasione? ¿Algo que te mueres por hacer?” Le conté la historia completa de Cinema Paradiso, ahí. Él estaba tan impresionado que decidí hacerla como mi segunda película.
Recuerdo leer después de haberla visto en 1989 que era solo su segundo trabajo. Usted tenía apenas 30 años de edad y la película se sentía como si hubiese sido hecha por un director veterano, no un muchacho.
Si, la filmé a comienzos de 1988. Yo tenía 31 años. Cuando recibí el premio de la Academia, tenía 32 (risas).
En términos de su enamoramiento con el cine, ¿hubo una película o una serie de estas que lo obsesionara?
Nunca he sido capaz de dar una buena respuesta a esta pregunta, porque sé que siempre omitiré algo. Tuve la fortuna de crecer en Italia durante los años sesenta y setenta y ver tal gran variedad de películas, algunas obras maestras, algunas buenas, algunas terribles, todas fueron una educación para mí. Desde los siete años hasta los 26, yo veía al menos una película diaria en un teatro. Era una época cuando podías ver una película nueva de un maestro como Fellini, otra de alguien como Dario Argento, o una película tipo B poco menos que un pedazo de mierda, aprendí algo de todas. Eso es lo que le digo a los jóvenes quienes dicen que quieren ser cineastas: ‘¡Mirenlo todo!! Si solo ves el tipo de películas que piensas te gustaran, tu sensibilidad será muy estrecha.
Suena como que usted respeta el arte de filmar, más allá de la pantalla.
Si, es algo que aprendí como proyeccionista: No me importa si estás mostrando una pieza maestra on un pedazo de excremento, se trata la película que muestras con el mayor respeto y se genera la imagen más nítida y el mejor sonido posible para la audiencia. Respetas el trabajo del cineasta, sea que te guste o no.
Hablemos de las dos versiones de la película, las cuales son muy diferentes.
Es algo que siempre viene a colación, pero nunca he entendido porqué. Es común para la mayoría de las películas tener múltiples versiones. Por ejemplo, un director podría mostrar por primera vez su película en Cannes en una versión, entonces recortarla basado en como fue recibida inicialmente. Cuando la película fue estrenada en Italia, el tiempo de duración no fue bueno, y fracasó en la taquilla y con los críticos. Cuando tu película no es un éxito, a nadie le importa lo que tienes que decir. Los productores dijeron: “Tal vez es porque es muy larga ¿Por qué no la acortamos? Será mejor si tiene alrededor de dos horas de duración”. Así que decidí cortar 26 minutos de la película, la dejé en dos horas y cuatro minutos. Dije, ‘Ahora tiene dos horas, muéstrenme el gran éxito’. Y aquí está lo que ocurrió: exactamente la misma cosa. Críticas horribles. Cero taquilla. Hizo menos de 100000 $. Esa fue una experiencia terrible para mí. Entonces ganó el Grand Prix du Jury en Cannes en 1989 y todo cambió. Una vez que se convirtió exitosa muchas de las personas de la prensa quienes despotricaron la película vinieron con esta historia alternativa de que la versión larga era terrible y la película fue salvada porque la acorté a dos horas. No es verdad. Es como la línea de The Man Who Shot Liberty Valance: “Cuando la leyenda reemplaza a la verdad, imprime la leyenda”. (risas).
¿Ve usted las dos versiones como películas separadas o como la misma película?
Esa es una difícil de contestar. Me gustan ambas obviamente, pero prefiero la evolución del argumento en la versión larga. Me gusta en el final de la historia que el personaje de Alfredo tiene ese sorprendente lado oscuro, que el no es tan brillante como en la versión corta. Tambien me gusta la dicotomía en la vida de Salvatore, que el tenga un gran éxito profesional pero no tenga éxito en su vida personal.
La manera como interpreté el personaje de Alfredo en la versión larga fue que él era un artista tanto como lo era Totó/Salvatore, y que su creación era en quien se convirtió Salvatore. Él nunca habría sido un cineasta exitoso sin la guía de Alfredo.
Si, no solo eso, sino que en la versión larga Alfredo es como un gran personaje en una tragedia griega: es un mortal quien es capaz de determinar el destino de otro mortal. Así que perdimos eso cuando acorté la película, como también esa hermosa y trágica historia de amor entre Salvatore y Elena. Cuando acorte la película, me sentí como un animal cuya pierna cae aprisionada en una trampa, y escoge desgarrar la pierna y vivir, en vez de ser un prisionero.
Ahora me hace pensar en esa escena de A Pure Formality. ¿Fue esa escena de verdad una referencia oculta de lo que usted vivió con Cinema Paradiso?
(risas) Podría ser.
Díganos acerca de trabajar con el gran Ennio Morricone.
Ese fue uno de los grandes milagros de mi vida profesional. Ennio no es solo un gran músico, sino que tiene una de las personalidades más llevadera. El trabaja contigo no como un artista temperamental, sino como un carpintero. Es como si pudiera decirle “Ennio necesito una mesa de seis patas”. Él diría “Seguro”, y yo tendría la mesa de seis patas más perfecta y hermosa del planeta. Si le dijera con todo respeto, “Ennio, de veras no me gustan estas piezas de música que escribiste aquí, pero sé que trabajaste mucho tiempo y duro en ellas”, él las dejaría de lado y diría “Bien. Empecemos de nuevo”. Sabes que cuando trabajas con Ennio puedes confiar en él por completo y él da lo mejor de si y su talento. Es muy accesible, un verdadero colaborador.
Y su trabajo es una parte indeleble de la película.
Absolutamente, sin la música de Ennio no sería la misma película.
Cuéntenos acerca de la prueba del legendario actor francés Philippe Noiret como Alfredo.
Tuvimos tres grandes actores franceses en papeles principales: Philippe, Jacques Perrin y Brigitte Fossey, aunque Brigitte fue cortada en la versión corta. Ninguno de los actores italianos que queríamos estaban disponibles, o no les gustó el guión. Mi productor me preguntó un buen día, “¿Si te vieras forzado a escoger un actor extranjero para ese papel,quién sería?” Le dije, alguien como Philippe Noiret, porque yo veía a Alfredo y Totó como un oso y un pequeño ratón. Primero no aceptó, porque tenía compromisos con otras cuatro películas. Le pedimos, como un favor, que solo leyera el guión, con lo cual estuvo de acuerdo. Dos días después, él llamó, dijo que se había enamorado del guión, y si nosotros lo podíamos liberar de uno de esos cuatro contratos, él estaría dispuesto a hacer la película. Y dijo “Interpretaré cualquier personaje de esta película, hasta el niño”. (risas) Así fue como conseguimos a Philippe y él fue divertido.
Usted tiene 22 películas acreditadas como director en IMDb, muchas de las cuales son reconocidas con justicia como piezas maestras junto a Cinema Paradiso. Yo entrevisté a Francis Ford Coppola hace varios años y le pregunté si sentía que El Padrino era a la vez su salvación y su cruz a cargar. Él dijo si, que lo era, simplemente porque él había hecho tantas otras películas de las que está orgulloso, pero su epitafio va a decir “Francis Ford Coppola, director de El Padrino”. ¿Se siente usted así respecto a Cinema Paradiso?
Si, estoy muy feliz de ser identificado fuertemente con Cinema Paradiso. Entiendo que algunas de mis otras películas están muy opacadas por esta, pero amo lo que la gente recuerda esta película y me recuerde por ella y porque sea especial. Puedo ir a cualquier país del mundo para promocionar mi película nueva, y siempre me preguntan por Cinema Paradiso, con gran amor y afecto. Cuando escribí la historia, cuando hice la película, no estaba pensando en fama y fortuna. La película no es es producto de un cálculo. Fue el resultado de un sentimiento y descubrí después de muchos años que muchas personas han sido tocadas por él, me dicen como tú que ellos eran Totó. Me gusta decir que el mundo está poblado por una gran multitud de pequeños Totós, y eso es grandioso.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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