lunes, 16 de julio de 2012

Episodios Olímpicos (XXXIX). Marie-José Perec. Atlanta 1996.

La primera atleta (de cualquier sexo) en ganar la carrera de 400 metros planos en dos Olimpíadas seguidas. Nació el 09 de mayo de 1968 en Basse-Terre, una isla del archipiélago de Guadalupe en las Antillas francesas. A los 16 se fue a vivir a París, ya mostraba talento para el atletismo. Empezó a entrenar con el técnico Jacques Piasenta. En 1989 logró el título de Campeona de Europa bajo techo en la prueba de 200 metros planos escenificada en La Haya. En el Campeonato Mundial bajo techo en Budapest finalizó en la sexta posición. En 1990 alcanzó su primera medalla en una competencia de prestigio al aire libre. Llegó tercera en los 400 metros planos de los Campeonatos Europeos de Split, Yugoslavia, en pos de las alemanas Grit Breuer y Petra Schersing. Su talento afloró en los Campeonatos Mundiales de 1991 en Tokio. Allí venció en los 400 metros planos con la mejor marca mundial del año 49,13 segundos. Llegó a las Olimpíadas de Barcelona con todas las miradas encima, y lo justificó al apoderarse de la medalla de oro en los 400 metros planos con tiempo de 48,83 delante de la campeona Olímpica vigente, la soviética Olga Bryzgina (49,05) y de la colombiana Ximena Restrepo (49,64). Era la segunda francesa que ganaba una medalla de oro Olímpica desde 1968 cuando Colette Besson ganó la misma prueba en Ciudad de México. En 1993 pasó momentos difíciles con las lesiones y las relaciones con su entrenador Jacques Piasenza se deterioraron al punto de separarse. En 1994 se trasladó a California y empezó a trabajar con el renombrado entrenador de velocistas, John Smith. La situación volvió a mejorar para Perec. En los Campeonatos Europeos de Helsinki 1994, triunfó con facilidad en los 400 metros planos y también logró otra medalla dorada con el relevo 4x400 metros, junto a Francine Landre, Viviane Dorsile y Evelyn Elien. Ese año volvió a registrar la mejor marca a nivel mundial: 49,77 agenciada en la reunión atlética de París. Participó en los Campeonatos Mundiales de Gotemburgo 1995 y alcanzó su segundo título mundial de 400 metros planos con 49,28 con gran margen sobre sus rivales. Con ese crono lideraba el ranking mundial por cuarto año consecutivo. Para las Olimpíadas de Atlanta 1996 se esperaba que ganara los 400 metros planos y lo ratificó al realizar la mejor carrera de su vida, su tiempo fue: 48,25, nuevo record Olímpico. En la carrera de 200 metros planos la favorita era la jamaicana Marlene Ottey. Perec derrotó a Ottey por un metro, con tiempo de 22,12 y completó el doblete de los 200 y 400 metros, algo que sólo había alcanzado la estadounidense Valerie Brisco-Hooks en Los Ángeles 1984. Luego de Atlanta los resultados destacables se esfumaron. Las lesiones y enfermedades la acorralaron. En 1997 se lesionó y luego de una fugaz reaparición cayó enferma con el virus Epstein-Barr, lo que le hizo perder toda la temporada de 1998. Reapareció en el año 2000 de manera discreta. Discutió con su entrenador John Smith a quién abandonó para emigrar a Alemania. Alli empezó a entrenar con Wolfgang Meier, el marido y ex entrenador de la plusmarquista mundial Marita Koch. Llegó a Sydney para las Olimpíadas de 2000. Se creó una gran expectativa por ver si Perec era capaz de rivalizar con la favorita australiana Cathy Freeman. Sin embargo Perec abandonó la ciudad varios días antes de la competencia por motivos que nunca fueron aclarados por completo. Según la propia Perec, había un individuo que la amenazaba en la puerta del hotel y temía por su seguridad. Aunque otros dicen que su condición física dejaba mucho que desear y debió marcharse para evitar dar la cómica. Luegos de varios años alejada de las pistas, Perec intentó regresar para los campeonatos Mundiales de París 2003. Después desistió y así terminó su carrera deportiva. Perec fue una de las mejores atletas de la década de los 90, destacaba por su elegancia al correr y sus largas piernas. Las lesiones marcaron su carrera, también las polémicas con sus entrenadores debidas en parte por su carácter un tanto difícil. Alfonso L. Tusa C.

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