miércoles, 15 de junio de 2016

La granola que es empacada en aglomerados.

Melissa Clark. The New York Times. A Good Appetite. 06-05-2016. Desde que la empecé a hacer hace varios años, he sido leal a una receta de granola que tomé de una compañía de Brooklyn llamada Early Bird. Hecha con aceite de oliva, jarabe de maple y una buena pizca de sal marina, está perfectamente balanceada entre sabrosa y dulce, semillas y nueces, con una dosis fragante de especias. Algunas veces varío las nueces, frutas secas y especias, pero siempre mantengo las proporciones básicas porque esta granola tenía todo lo que yo quería como acompañante de mi yogurt y frutas. Sin embargo, no tenía todo lo que mi esposo quería como cereal en su escudilla. Para él, a la granola le faltaba un elemento importante presente en ciertas marcas comerciales: los gruesos aglomerados. Los aglomerados aportan contraste textural respecto a la rigidez de la avena, al compactar la mezcla y añadir un tipo diferente de crujido, uno más aireado, menos denso. La pregunta era, ¿podía encontrar yo una versión casera que nos complaciera a ambos? Esta resultó ser una tarea nada fácil. La mayoría de las recetas caseras de granola aglomerada usa claras de huevo para compactar la avena, nueces y semillas. Esto funciona, pero la textura tiende a lo pegajoso y rígido antes que lo crujiente y ligero. Otros tipos de aglutinantes tampoco funcionaron: Mas miel la haría empalagosa, jarabe de dátil la haría saber como restos de galletas de avena, mantequilla de maní resaltaría todos los otros ingredientes, y salsa de manzana la haría extraña. Al final, la solución no fue un aglutinante, sino una pasta. Eso significa, moler algo de la avena y el coco hasta hacer una harina, entonces se agrega líquido para hacer una pasta que recubra toda la avena y nueces y las ayude a conectarse una con otra. No es un enlace cementado, es más como un acoplamiento tentativo que cruje y se suelta cuando se encuentra con un diente. Lo cual era lo que yo quería. En términos del líquido, el agua funcionó. Pero como esta no aportaba ningún sabor, experimenté con cidra de manzana, jugo de naranja, kombucha y agua de coco antes de finalmente decidirme por la leche de coco por su delicada dulzura. La leche de almendras también funciona, en este caso se podría agregar una gota de extracto de almendra a la mezcla. De cualquier manera, usted tendrá una granola aglomerada con un profundo sabor a coco y especias y una textura ligera y crujiente. Se puede acompañar con leche, agregar sobre el yogurt o comer directamente de la mano. Tiempo de preparación: 1 hora más el enfriamiento. Cantidad 8 tazas y media. Preparación 1. Calentar el horno a 325 grados. Colocar una bandeja cubierta con papel de aluminio. 2. En una olla mediana a fuego medio, combinar aceite de coco, aceite de oliva, jarabe de maple, azúcar, leche de coco y sal y calentar hasta que el azúcar se disuelva, entonces se agrega extracto de vainilla y se deja enfriar ligeramente. 3. Moler 105 gramos de avena y 12 gramos de coco en un procesador de comida hasta convertirlos en harina. Transferir a un recipiente grande y agregar con agitación el resto de la avena y el coco, las especias, las nueces y las semillas. Añadir la mezcla del jarabe de maple y agitar para homogeneizar. Dejar reposar por 10 minutos. 4. Pasar con las manos la mezcla de la avena hasta formar una capa sobre la bandeja preparada, y hacer los aglomerados con los dedos. 5. Hornear de 40 a 50 minutos, moviendo la mezcla (con cuidado de no romper los aglomerados) cada 15 minutos. La mezcla esta lista cuando se torna marrón dorado y se hace rígida. Continuará haciéndose rígida mientras se enfría. Llevar la bandeja a un lugar seguro y aireado para enfriar. Guardar en un recipiente hermético, a temperatura ambiente por hasta un mes. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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