martes, 26 de abril de 2016

Un pingüino de Nueva Zelanda, dificil de ver, es más difícil de preservar.

Marcel Haenen. The New York Times. 11-04-2016. Dunedin, Nueva Zelanda—Solo un observador minucioso puede encontrar al raro pingüino de ojos amarillos en las impenetrables colinas boscosas que rodean las playas de las islas del sur de Nueva Zelanda. Nativos de esta región, los pájaros se mueven bajo una cúpula de matorrales, árboles y ramas, a toda velocidad en busca de escondites tan pronto se acerca un humano. Increíblemente tímido, el pingüino de ojos amarillos es realmente una rareza. Mide cerca de 65 centímetros, con impresionantes ojos amarillos y una banda amarilla rodea su cabeza, es la especie más rara de pingüino, anida en el bosque y regresa allí. También se encuentra en severo peligro de extinción. A pesar de varias medidas aplicadas en años recientes para proteger las bandadas de este pingüino, el panorama permanece desolador. En promedio, solo 18 de 100 crías de pingüino sobreviven su primer año en el mar. Hace una década, la población fue estimada en 6.000. Hoy los conservacionistas reconocen que solo 2.000 pingüinos de ojos amarillos están vivos. “Este pájaro podría extinguirse pronto a menos que se tomen medidas de protección urgentes”, dijo Fergus Sutherland, quien por 25 años ha sido el guardián de la reserva de pingüinos, Te Rere, una extensión de 67 hectáreas, en los bosques Catlins. El pingüino de ojos amarillos estuvo en dificultades por primera vez cuando grandes zonas de su habitat natural fueron destruídas en el siglo pasado. Los granjeros deforestaron y quemaron los bosques donde vivía el pingüino para abrir espacio a la ganadería y el pastoreo. La reserva Te Rere fue fundada en 1989, cuando Mr. Sutherland tuvo éxito en persuadir a los granjeros de no destruir los bosques del extremo sur de South Island. Eventualmente, los esfuerzos por reforestar permitieron que alrededor de 120 pingüinos de ojos amarillos anidaran en los matorrales. En febrero de 1995, sin embargo, un incendio iniciado en una granja vecina se extendió hasta Te Rere, y quemó la mitad de la población. Mr. Sutherland revisa regularmente las trampas instaladas en el bosque para capturar, comadrejas, armiños y ratas que depredan a los jóvenes pájaros incapaces de volar, y recarga las trampas con huevos frescos para atraerlos. Los pingüinos también son víctimas de gatos y perros. En el verano aquí, algunas de las vías hacia las playas fueron cerradas al público, para proteger a los pingüinos. Hay avisos de advertencia que dicen “las personas que molesten a los pingüinos serán detenidas”, el público en general puede ver a los pingüinos solo desde puntos especiales de observación mientras estos se dirigen al mar al amanecer, entonces desaparecen de nuevo en el bosque al final de un día de búsqueda de alimentos. Durante la temporada de anidar de 100 días que termina en febrero, Yolanda van Heezik, una bióloga marina de la University of Otago de Nueva Zelanda, y Jim Watts, un vigilante del Department of Conservation, monitorearon la condición de siete nidos de pingüinos en una playa de la península de Otago. “Las parejas reproductivas siempre hacen sus nidos fuera de la vista de otros pingüinos”, dijo la Dra. Heezik. Mr. Watts visita los bebés pingüino cerca de 30 veces, los pesa regularmente, aunque la tarea puede ser peligrosa. “Ellos pueden usar sus aletas como un rifle y su mordida es muy dolorosa”, dijo Mr. Watts. Él alimenta a menudo a las crías de poco peso suministrándoles salmón con la mano. Los pingüinos heridos con severidad son transportados en cajas plásticas a Penguin Place, un centro de rehabilitación especial. Los pingüinos jóvenes a menudo sucumben ante la intensidad del calor, como fue el caso en diciembre cuando las temperaturas alcanzaron los 95 grados Farenheit. Y en años recientes, muchas crías han sufrido difteria aviar, la cual causa úlceras en sus bocas que hacen difícil comer y respirar. Mientras el pingüino de ojos amarillos puede estar bien protegido en tierra ahora, ellos pasan la mayor parte de sus días en el mar, donde están por su cuenta. El año pasado los veterinarios tuvieron que suturar alrededor de 50 pingüinos de ojos amarillos que fueron heridos por ataques de barracudas o tiburones. “Las poblaciones de peces son bajas, así que los pingüinos son atacados al competir por la misma comida”, dijo David McFarlane, gerente de campo del Yellow-eyed Penguin Trust, un grupo conservacionista sin fines de lucro. Por años, los conservacionistas han estado pidiendo una restricción a la pesca para proteger a los pingüinos. Pero Mr. Sutherland, un miembro del South-East Marine Protection Forum, un grupo gubernamental que recomienda la protección de sitios marinos al gobierno, se quejó de que “la influencia política de la industria pesquera es mucho mas fuerte que la nuestra”. Al otro lado del debate está Nelson Cross, quien representa a los pescadores recreacionales en el foro, y se opone a mayores restricciones a la pesca. Mientras Mr. Cross reconocía que había “instancias ocasionales donde un pingüino ha sido atrapado en una atarraya comercial”, él añadió que “no había evidencia de que la pesca recreacional impacte de alguna manera a los pingüinos”. Los científicos, no los pescadores, reclamó él, eran los verdaderos agresores. “Los pingüinos sufren por la interferencia humana”, dijo Mr. Cross. “Los humanos ignoran el hecho de que los pingüinos son animales salvajes y no una variedad doméstica acostumbrada al constante acoso y manejo en nombre de la investigación”. Los conservacionistas también esperan que la creciente industria del ecoturismo persuada al gobierno de Nueva Zelanda de tomar medidas para preservar la población de pingüinos del país, porque los pingüinos atraen turistas. Las tiendas venden pequeñas bolsa marrones de caramelos “pengüin poo”, y la fotografía del pingüino adorna los pipotes de basura mercadeados en Dunedin asi como el billete de cinco dólares del país. “El ecoturismo es un gran negocio”, dijo Mr. McFarlane. “Los pingüinos traen buenos ingresos a esta región. Es muy razonable conseguir más fondos para la protección de los pingüinos de ojos amarillos en este momento dramático de sus vidas”. Por el momento, las organizaciones privadas juegan un papel vital. La Reserva Te Rere gerenciada por Mr. Suthertland es propiedad de Forest & Bird, la organización conservacionista privada más grande de Nueva Zelanda. Durante la temporada de anidar, Mr. Sutherland garabatea en una libreta pequeña, registra cuidadosamente la condición de cada uno de los 70 pingüinos de Te Rere. Abajo, en una playa de guijarros, un pingüino adulto de ojos amarillos, inmóvil, mira hacia el mar. El pingüino apenas ofrece resistencia, pero emite un graznido primitivo y profundo cuando Mr. Sutherland lo sostiene por los flancos. El ave está herida, probablemente de una mordida de tiburón. Mr. Sutherland subió la pendiente cuidadosamente, colocó al ave en una caja de cartón. Tenía la esperanza de que el pingüino pudiera ser trasladado por vía aérea al veterinario especialista de Palmerston North, en North Island. Air New Zeland ofrece transportar los pingüinos heridos sin costo, dijo él. Pero pocas horas después, en el asiento trasero del carro de Mr. Sutherland, el pingüino murió en tranquilidad, una baja más en el censo de las aves de ojos amarillos. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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