martes, 13 de octubre de 2015

El dulce olor de Amsterdam… y no es solo cannabis, dicen los cartógrafos de olores.

La investigadora de paisajes olfativos urbanos Kate McLean, viaja por el mundo ubicando esencias: Edinburgo huele a cervecería y excremento de pingüino, el verano de Nueva York está cargado de ajo y cerveza derramada, mientras que Amsterdam tiene olores de…¿humedad? Kate McLean. The Guardian. Miércoles 7 de octubre de 2015. “Eso huele como Amsterdam”, es una frase bien arraigada. Cada año alrededor de 1.5 millones de turistas visitan la ciudad para consumir legalmente cannabis en cafés con licencia especial, y cada vez las puertas abren para recibir a un cliente nuevo, un tufo potente escapa con la fuerza de un misil hacia la calle. Cualquiera que sea su opinión sobre el tema, la esencia de la marihuana y el hashih es fuerte. El distintivo y fácilmente reconocible olor se expande por las calles estrechas de De Wallen, flota entre las tabernas, clubs, bares y cafés del distrito de la luz roja y fluye a través del espacio abierto de Stationsplein mientras los nuevos asistentes en tránsito se sumergen en una experiencia completa y polisensorial de la ciudad. Como investigadora de escapes de olores y diseñadora de mapas, yo estaba genuinamente curiosa por descubrir cuan lejos llegaba el notorio famoso olor de Amsterdam y explorar los otros aromas que flotan alrededor de la ciudad, desde la constante y sutil presencia de cualquier olor de fondo hasta las esencias de vecindades específicas y los inesperados y curiosos aromas como son detectados por una población local. Para explorar las fugas de olores urbanos, organicé una serie de caminatas de olores con perfumistas, arquitectos de paisajes, estudiantes universitarios, pensadores de diseño y miembros del público general. Las caminatas ocurrieron durante cuatro días particularmente ventosos en la primavera de 2013. En vez de oler solo marihuana, lo que cubrieron los 44 caminantes de olores urbanos fue un vasto rango de 650 esencias percibidas, algunas pertenecientes a la ciudad y otras más en línea con expectativas de caminatas en la campiña o un meandro de una tierra extranjera. Las esencias urbanas distintivas, tal como las delineó la difunta especialista en fugas de olores urbanos Victoria Henshaw, incluían comidas (waffles, espárragos, pan, queso, grasa y manteca, tocino, salchichas alemanas, café y cerveza) humos de transito, olores sintéticos (goma, plástico, pintura atomizada, productos de limpieza, blanqueadores, químicos), materiales de construcción (madera, asfalto, pintura) y plantas (grama, vegetación, jardines). Los olores localizados específicamente (conocidos en el medio como olores “episódicos”) encontrados durante la serie de caminatas incluyeron a Albert Heijn (un supermercado local con un olor peculiarmente distintivo en la entrada de muchas de las tiendas), pescado mojado (en los negocios de pescado de las calles de los mercados), incienso y especias chinas (en Chinatown). El mercadeo de esencias, una extensión creciente de las marcas, aseguró que la esencia de una compañía de ropas estadounidense bien conocida fue claramente identificada a alguna distancia de la tienda. En Vondelpark y Sharphatipark, las flores y la lluvia aportaron gradaciones de hojas verdes volátiles. El tiempo y de nuevo, encontramos especialidades estacionales: las esencias eran aquellas del crecimiento fresco, de la primavera. Uno de los aspectos más disfrutables de mi práctica transgresiva es ver la cara de los olfateadores mientras ellos descubren un olor que no esperaban. La caminata de olores es una práctica activa, el cuerpo entero está involucrado como catadores de olores, se dobla y estira. Cacería de olores, ellos buscan posibilidad olfatoria, drenajes de carreteras, huecos, arbustos internos, bancos a lo largo del parque, materiales, humanos, animales no humanos y plantas son todos alojamientos de esencias. Mientras buscaban el olor de la orina, aparentemente una ocurrencia común en los semisótanos de Nieuwmarkt, lo que encontraron los caminantes de olores fue un aroma completamente inesperado. Sus cuerpos se sobresaltaron, había indignación la sorpresa en sus rostros porque habían hallado vahos de libros viejos, mustios y olvidados, ligeramente húmedos y lo suficientemente duros para sobresalir entre las fisuras de las puertas de vidrio con marco de metal. Todos se recostaron hacia atrás para reconfirmar el hallazgo. Un paseo al amanecer en el sureste de la ciudad develó otro olor inesperado, identificado en el cuaderno de olores como “caballo liviano” por el olfateador. Al revisar el paisaje nublado de Oosterpark, vimos una compañía de caballos empacando para marcharse, en medio de esta sobresalían un par de ponies. Sonreímos, reconocimos la capacidad ocasional del olor para previsualizar el mundo donde caminamos. El viento es una fuerza destructiva y productiva al diseñar mapas de olores. Por una parte, sirve para recordarnos la naturaleza temporal de un escape de olor; muy pocos olores persisten insidiosamente en nuestra existencia cotidiana en la ciudad, la brisa los dispersa, frustrando cualquier intento por identificar y compartir un olor. Pero entonces un viento estable puede traer los olores más inesperados a escena. Un caminante de olores escribió una nota diciendo que la ciudad algunas veces contiene un soplo de polvo de chocolate en el aire. Investigaciones posteriores indicaron que las industrias chocolateras de Zaandam eran la fuente, perceptible solo por el viento del noroeste. Todas la esencias de Amsterdam fueron percibidas ante el aroma de fondo de los canales, un tono sutil de leve decrepitud y descomposición, un olor gustativo parecido al de un abrigo comprado en un mercado callejero o a una bolsa plática que contiene un traje de baño usado de hace dos días y una toalla. Los olores son más pronunciados en ambientes calientes y húmedos: solo piense en el camerino de un gimnasio por un segundo y sabrá a lo que me refiero. Las moléculas de los olores se mueven más lentamente a medida que baja la temperatura, así que mientras en un día frío hay pocos olores por detectar, los días calientes pueden parecer super malolientes. El agua es el conducto para transferir las moléculas de esencias a las células de nuestros receptores olfativos. Me ocurrió que Singapur, con su clima ecuatorial y temperaturas promedio de 30 ºC sería una comparación interesante para un escape de olor en una primavera fría de Europa. Singapur está altamente clasificada en la escala citadina de “olfateadores controlados”. La ley prohíbe las frutas olorosas, en el sistema de transporte subterráneo y la ciudad tiene predilección por los centros comerciales cerrados ambientados artificialmente con esencias de firma. La visita de investigación fue un destapador de nariz. El area de Katong estaba dominada por roti-prata y curry, cocinados en edificios que abren totalmente hacia las calles. Mientras un caminante de olores exclamaba: “Estaba oliendo una flor muy nauseabunda. Entonces de la nada…¡Cena!” Los olores saltan rápidamente para llenar un espacio sin avisar su aparición, y así también se van. Descrita como “intoxicante” la esencia de (pronto será ilegal) shisha fue detectada solo en Kampong Glam, y solo de noche. Chinatown y Little India contenían una cacofonía de olores, día y noche, desde los aromas fuerte, herbosos, amargos, labiados de la medicina tradicional de hierbas hasta una mayor intoxicación en forma de ramos de jasmín. Los olores inesperados de Singapur incluyeron sudor seco en los jardines de la bahía, y cloro en la playa de East Coast Parkway. Y, sorpresivamente, había relativas pocas referencias olfativas de carros y humos de diesel. Pero Singapur está muy regulada respecto a la contaminación del aire, y es una ciudad limpia. Las especias de cocina y una humedad residual conforman los aromas de fondo del panorama olfativo de Singapur como “profundos secretos oscuros” y “los olores de la vida dura”, emergieron como curiosidades locales. Las otras ciudades exploradas primero con la nariz como parte de mi práctica de arte y diseño son Paris, Edinburgo,Glasgow, Milan, Ellesmere Port, Canterbury, Newport (Rhode Island), New York, Pamplona y Marsella. El perfil de olor de cada ciudad es necesariamente complejo y muy propio de la nariz del observador, porque cada uno de nosotros tomará y mezclará los olores para ensamblar un perfil olfativo del lugar. Esta combinación se convierte en un memorable caleidoscopio individual de la esencia de la ciudad. La cultura y la expectativa tienen peso específico en el panorama olfativo de una ciudad. Edinburgo retiene una pesada esencia industrial de la cervecería, un olor en vías de extinción en muchas ciudades en la medida que las principales fábricas de cerveza se mudan de la ciudad. Ciertos días, el extracto de levadura invade el aire de Edinburgo, parece desplazarse como una nube por millas a través del terreno ondulado y volcánico desde Slateford Road hasta la cima de Carlton Hill. Una esencia curiosa en Edinburgo es la de los pingüinos en el zoológico. Las colonias de pingüinos salvajes son malolientes, citadas como “el peor olor que jamás encontrarás en tu vida”. Este emana de una combinación de lodo, excremento de pingüino y ¡pescado regurgitado para alimentar a los pequeños que a menudo no llega a su destino! Afortunadamente, ambas están localizadas relativamente fuera del centro de la ciudad. El panorama olfativo del otoño de Pamplona refleja la fijación de la población de la ciudad con la comida. El panorama olfativo de Glasgow es de construcción, las esencias de las bases regeneradas por partículas grasosas de comida colgando del muro omnipresente, con un gran olor específico de la naranja mecánica del sistema de tren subterráneo, húmedo, esponja metálica es una descripción, pero en realidad es solo el olor del tren subterráneo que empieza mientras bajas de las escaleras internas al anden. Un mapa de olores es una indicación de posibilidad, podría haber un olor en el local indicado… o no. El sistema de transporte subterráneo de cada ciudad tiene un olor único. En Paris, el metro huele diferente hasta en las paradas bajas de los trenes, lo cual puede ser debido al agua con fragancia usada para lavar las plataformas. Las esencias veraniegas de Canterbury incluyen lo literal, fresas frescas en el mercado, y lo lírico, el olor de la historia embebido en la arquitectura antigua. El panorama olfativo de Nueva York está cargado de ajo, bebidas verdes macrobióticas y cerveza derramada, descrita evocativamente como “el olor de los sueños rotos”. Mi proceso de creación de mapas de olores implica tomar datos directamente de los comentarios de los caminantes de olores y transcribirlos en símbolos en un mapa digital o físico. Algunos de los mapas más nuevos son animados. Los símbolos pueden ser acuarelas o íconos digitales en forma de isolíneas morfoseadas o puntos pequeños. Cada mapa también esta lleno de espacio blanco, aludiendo los grandes vacíos de olores donde simplemente no notamos los olores que nos rodean. Mientras algunos mapas son representaciones simbólicas científicamente precisas de la realidad de la superficie terrestre, el mapeo que utilizo en mi práctica es exploratorio, señala fenómenos transitivos y efímeros. Esto significa que cualquier mapa de olores impreso puede ser solo una indicación de posibilidad: podría haber un olor real en el lugar indicado por mi iconografía, pero de nuevo, podría no haberlo. Como no hay seguridad en el mapa, en su lugar se convierte en una herramienta y un conductor para mayor exploración, el mapa como una guía y señalador de los aspectos más escurridizos de nuestro vívido ambiente. Las caminatas de olores revelan como, a pesar del deseo humano de controlar, los flujos temporales y las fluctuaciones permanecen. Amsterdam en principio no emergió como una ciudad con esencia de cannabis durante mi primera semana de investigación, pero en una visita posterior, la esencia principal de marihuana asaltó mis fosas nasales día y noche. El panorama olfativo urbano es altamente temporal, emana de los ritmos de la ciudad, los ritmos de su gente y es afectado por las variaciones del clima asi como por los crecientes patrones de las estaciones. El rango de esencias en el panorama olfativo urbano es un recordatorio de nuestra inhabilidad para ejercer completo control sobre el ambiente, y una tendencia del panorama olfativo a evaporarse sirve de recordatorio de cómo los cambios de los inesperado son vividos en corto. Para hacerse más consciente de los olores cotidianos, más allá de los binarios de bueno y malo, se requiere curiosidad y disposición para pasar cinco minutos de cada día caminando con la nariz por delante, reorientando la percepción primaria del mundo desde visual a olfatoria. El proceso a menudo es sorprendente y resulta en una experiencia más rica del lugar, la reflexividad para bajar la marcha y considerar los olores como una nueva comprensión del mundo. Kate McLean ha escrito una guía para oler y prediseñar formatos de notas de olores que están disponibles en su página web, Sensory Maps. Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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