martes, 30 de agosto de 2016
Revisión: ‘Manos de Piedra’ (‘Hands of Stone’) devuelve a Robert De Niro al Cuadrilátero pero le quita los Puños.
Glenn Kenny. The New York Times. 25-08-2016.
Robert De Niro redefinió la actuación cinematográfica al someterse a un aumento de 30 kilogramos de peso para interpretar una desmejorada versión de Jake LaMotta, el boxeador de peso mediano, en la película de Martin Scorsese de 1980, “Raging Bull” (“El Toro Salvaje”). Mr. De Niro, de flexible, magro y letal como era LaMotta en su apogeo, se convirtió en una bola rechoncha y pesada de confusión y hostilidad en la vida post-boxística de LaMotta. (Él ganó un Oscar al mejor actor por sus dolores). Pero así como “Raging Bull” es el retrato exacto de un atleta y su deporte, no es una “película de boxeo”.
“Hands of Stone”, en la cual Mr. De Niro interpreta a Ray Arcel, el entrenador estadounidense quien trabajó con el boxeador panameño Roberto Durán en los años ’70 y comienzos de los ’80, es absolutamente una película de boxeo. Una sentimental y a veces torpe, que dispersa placeres aquí y allá, la actuación de Mr. De Niro entre ellos.
Escrita y dirigida por Jonathan Jakubowicz, la película empieza en el Madison Square Garden en 1971, con el Arcel de Mr. De Niro observando a Durán (Edgar Martínez) pelear ahí por primera vez. “Moverse en el cuadrilátero es un arte”, dice Arcel en voz alta. “Un regalo de Dios que fluye desde un peleador como una pintura fluye desde un artista”. Ese nivel de escritura prevalece a través de la película.
Mr. Jakubowicz intenta varias conexiones cinematográficas con “Raging Bull”, incluyendo tomas en blanco y negro durante un recuerdo de los años ’50. (El rechazo de Arcel a jugar pelota con los grupos violentos significa que está arriesgando su vida al trabajar con Durán en los años ’70). “Hands of Stone” también trata de replicar lo escalofriante de las escenas de boxeo de Mr. Scorsese y eso no se produce a poca distancia. El sentido del observador sobre quien está ganando una pelea descansará en el vaivén de la música.
Mientras Mr. Ramírez resulta excelente al interpretar la altivez y el físico imponente de Durán, la película tiene dificultades para hacerlo un personaje bien definido. ( A diferencia del LaMotta de Mr. De Niro en “Raging Bull”, Mr. Ramírez y Ana de Armas, como la esposa de Durán, mantienen su actuación en un arco narrativo que abarca 10 años y el nacimiento de cinco hijos). El lado oscuro de Durán, como es mostrado en esta película, no es suficientemente profundo, él es un talentoso boxeador cuya falta de disciplina lo lleva a tomar decisiones tontas.
La película tiende a darle al infame abandono de Durán durante la pelea de revancha por el título en 1980 con Sugar Ray Leonard (interpretado aquí por Usher) múltiples haces de explicaciones psicológicas. Pero el incidente sin embargo ocurre en la película como sucedió en la vida real: como una de las mayores demostraciones de egocentrismo de un atleta en el siglo veinte.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 29 de agosto de 2016
Memo para los padres: Retráiganse, y los niños aprenderán más.
Ruth Graham. The New York Times. 24-08-2016.
El Jardinero y el Carpintero
Lo que la Nueva Ciencia del desarrollo infantil nos dice de la relación entre padres e hijos.
Alison Gopnik.
302 pp. Farrar, Strauss & Giroux
Hay algo paradójico acerca de los libros de paternidad: Se dice que la lectura nos expande el mundo, pero la referida a cuidar niños pequeños pareciera encogerlo. Los padres pierden días enteros, ¡meses! ¡décadas! para monitorear los estados de ánimo y efluvios de sus hijos. ¿Por qué no duerme el bebé? ¿Por qué no obedece el niño pequeño? ¿Por qué el adolescente no duerme ni obedece? El amor es abundante, seguro, pero hay una gran cantidad de sinsabores asociados.
Por lo tanto es refrescante, leer un libro acerca de criar hijos, de una escritora cuyo instinto es observar desde lejos y mirar el trabajo desde una perspectiva más relajada. En libros previos, incluido “The Philosophical Baby”, la psicólogo del desarrollo Alison Gopnik ha alegado que las mentes complejas de los niños y la manera como ellos conciben el mundo pueden ayudarnos a entender mejor la condición humana. En su último, “The Gardener and the Carpenter”, ella toma un enfoque similar, al indicar que los niños son tan naturales para aprender, jugar e innovar que los padres deberían aflojar el comando y dejarlos hacer sus cosas. “No podemos hacer que los niños aprendan”, escribe ella, “pero podemos dejarlos aprender”.
Gopnik no se molesta buscando padres helicóptero o cazando mamás tigre, quienes a la fecha son fácil presa de los planificadores de paternidad. En vez de eso, ella apunta a la premisa de la paternidad moderna, “que si los padres practican las técnicas correctas, pueden hacer una diferencia sustancial en la manera como terminan sus hijos”. Criar niños se ha convertido en un trabajo, escribe Gopnik, y uno de alta presión aun para aquellos de nosotros quienes nos ufanamos de ser del tipo de bajo perfil. Por estos días, hasta dejar que los niños de uno jueguen afuera se ha convertido en una filosofía oficial, con su etiqueta propia (“rango libre”), libros guía y reglas. Su diagnóstico resonará dolorosamente para cualquiera que intenté criar seres humanos buenos en una cultura obsesionada con los resultados.
Dormir o llorar con ellos, hacer tareas escolares adicionales o dejar que los niños retocen, muy poco de esto tiene efectos predecibles en el futuro de un niño, escribe Gopnik. Basada en evidencias de varias fuentes que incluyen a la biología evolutiva y a su laboratorio de Berkeley, ella alega que los niños estarán muy bien sin importar lo que hagan sus padres. Por lo menos, no les irá muy diferente de lo que les iba a ir de todas formas. Los niños aprenden todo el tiempo, sea que un adulto piense que les está enseñando o no, y ellos son terriblemente astutos. En un experimento, por ejemplo, bebés de 18 meses de edad observan a alguien con sus brazos levantados en una sábana usar la cabeza para golpear una caja y hacer que esta se ilumine. Cuando es el turno de los niños de iluminar la caja, ellos usan sus manos. Pero si las manos del adulto están libres y trata de usar la cabeza para encender la luz, los niños usan sus cabezas también. Esa es una pequeña y destacada muestra de razonamiento para personas que aun usan pañales. Los capítulos intermedios de “The Gardener and the Carpenter”, están cargados de impactantes pequeños sumarios de investigaciones similares, que demuestran el grado de intuición de los niños de conceptos como probabilidad, confiabilidad y ontología.
Es al tomar en broma las implicaciones de toda esta evidencia donde las cosas se hacen confusas y frustrantes. El título de Gopnik viene desde su idea de que los padres modernos también enfocan a menudo sus tareas como un carpintero, tratando de darle forma a un material crudo hasta convertirlo en producto acabado. Es mejor ser jardinero, escribe ella, para cultivar “un espacio protegido y motivador donde las plantas florezcan” pero tomando en cuenta que la belleza más grande ocurre cuando evitamos el control total. Despues de todo, el asunto principal acerca del futuro es que no sabemos exactamente que enfrentaremos allí. Si los niños son formados especialmente para adaptarse e innovar, entonces es contraproducente sobrecargar de actividades su tiempo y sobredeterminar sus intereses.
Fiel a su ética, Gopnik es suave en sus prescripciones para padres solteros, aunque algunos de ellos pueden preguntarse que gracia tiene ser el “beatífico” jardinero de un niño de 6 años de edad insistiendo en pedir más tiempo con el iPhone. Ella ofrece algunos pensamientos concluyentes sobre las implicaciones políticas y educativas del modelo del jardín. Pero ella está más interesada en las proclamaciones acerca de cómo la relación entre los cuidadores y los niños nos enseñan lo que significar ser humano. Nadie contradice la idea, de que por ejemplo, criar niños tiene que ver con amor. Pero si nadie la contradice, ¿Por qué necesitamos leer capítulos para probarlo?
Al final, el carpintero de Gopnik empieza a lucir más como un hombre de paja. Solo los locos por el control acartonado se obsesionan porque sus hijos sean científicos o senadores y nada más. Por otro lado, ¿Cuántos padres podrían estar contentos acerca de “hacer de jardineros” para aceptar la apertura de Gopnik a “observar que los retoños más prometedores se marchitan inesperadamente”? Cada vez que Gopnik llega al punto de confrontar lo que esto parece en la práctica, ella se refiere a la “paradoja” y el “misterio” y la “profundidad moral” y se devuelve para asegurarle al lector que esto se refiere a la especie como un todo. “Desde el punto de vista de la evolución”, escribe ella, “tratar de modelar conscientemente en que se convertirán tus hijos resultará futil contraproducente”. Es bueno saber que los humanos estarán bien “desde el punto de vista de la evolución”. Pero nadie se levanta temprano para hacer el trabajo duro de una especie.
Ruth Graham es escritora colaboradora en Slate.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
viernes, 26 de agosto de 2016
Dos eventos menos, 16 millas más.
Lindsay Crouse. The New York Times. 24-08-2016.
Nadar casi una milla en aguas abiertas, manejar bicicleta por 25 millas y luego correr más de seis millas alrededor de Rio de Janeiro podría inspirar a algunos atletas a tomarse un descanso, particularmente si el esfuerzo les ha permitido ganar la primera medalla de oro en el triatlón olímpico en la historia de Estados Unidos.
Pero Gwen Jorgensen, quien hizo todo eso este sábado 20 de agosto, tiene otros planes: Ella correrá la maratón de la ciudad de Nueva York el 6 de noviembre. La carrera está a solo 11 semanas de distancia, y será 16.2 millas más larga que la más prolongada que Jorgensen haya corrido.
“Cuando le preguntas a los atletas que quieren hacer después de ganar el oro o el Super Bowl, ellos dicen que quieren ir al lugar más feliz del mundo”, dijo Jorgensen. “Correr es mi lugar más feliz. Es mi Disneylandia”.
Su primera maratón llegará luego de una preparación no convencional. Aunque Jorgensen, 30, es probablemente la principal atleta, masculino o femenino, en hacer su debut en la New York City Marathon, nada en su entrenamiento se ha enfocado en la prueba de resistencia que significa la carrera de 26.2 millas.
Ella no tiene un plan definido para hacer ajustes, dijo. Y puede aparecerse en el campeonato Mundial de Triatlón de Cozumel, México, en septiembre.
Aún así, Jorgensen dice que planea no solo completar la maratón de la ciudad de Nueva York sino competir en ella, entre el pequeño de corredoras profesionales, aunque dice que todavía no tiene una meta de tiempo. El mejor tiempo femenino de la maratón del año pasado fue 2 horas, 24 minutos, 25 segundos. El tiempo de Jorgensen para ganar el triatlón en Rio, fue 1:56:16, una prueba diferente, de significativa menor duración, no importa que tan bien ella lo haga en noviembre.
“Realmente no he tenido tiempo de pensar la mejor manera de entrenar para esa carrera, y mi esposo y yo seguimos diciendo que no creemos que yo vaya a tener que correr tantas millas”, dijo ella. “Puedo prepararme solo con entrenamiento de triatlón. Pienso que es suficiente. Nunca tienes la preparación perfecta para una carrera”.
Ryan Bolton, triatleta olímpico estadounidense en 2000 quien ahora entrena a Caroline Rotich, la keniana quien ganó la maratón de Boston 2015, y a Ben Kanute, triatleta olímpico estadounidense en Rio, está de acuerdo.
“Una persona quien gana en los Juegos Olímpicos, tendrá un gran beneficio a ese nivel de condiciones, pero preparase de manera perfecta para la maratón de Nueva York, eso es imposible”, dijo él. “Simplemente se debe decir: Ella probablemente no ha corrido tanto”.
Mientras corredores consumados a menudo han hecho la transición hacia los triatlones, el propietario de la marca estadounidense para la milla, Alan Webb, lo hizo hace varios años, pocos triatletas de alto nivel han tratado de convertirse en corredores destacados de larga distancia. Tampoco se sabe de una persona que compita en la élite de ambas disciplinas. Si Jorgensen fuese capaz de transformarse de campeona de triatlón olímpico en una de las principales maratonistas estadounidenses en 11 semanas, el cambio sería extraordinario.
“Cuando los deportes son similares, hay ciertos atributos, complexión, fisiología, etc., en los que debe destacar en cada uno”, dijo Bolton. “Un corredor élite podría ser un bue triatleta, pero no de clase mundial. Lo mismo podría decirse de un triatleta élite tratando de ser corredor puro”.
Sin embargo, la formación de Jorgensen, es la de una corredora talentosa. En la University of Wisconsin, ella pasó de ser nadadora a tratar de practicar pista y campo, para el campeonato Big Ten de 2009 en los 3000 y 5000 metros. Su mejor tiempo en los 10 kilómetros, 32;21 en 2014, compite con los tiempos más rápidos para 10K de Desiree Linden, 33, quien se ubicó séptima en la maratón olímpica del 14 de agosto.
“Lo que resulta interesante para mí es que la maratón de alguna manera se ha convertido en una oportunidad de avanzar para los especialistas de distancias cortas, y Jorgensen es una de ellos”, dijo Matt Taylor, el ejecutivo principal de la marca deportiva Tracksmith y antiguo corredor de distancia colegial de Division I. “Antes, los que imponían marcas eran tradicionalmente los que tenían resistencia pero eran muy lentos para la pista. Pero todavía hay una cantidad especial de entrenamiento que se puede necesitar para llegar allí”.
Jorgensen nunca ha competido en alguna carrera más larga que 10K; la maratón es 20 millas más larga.
“En los triatlones, generalmente vienes desde uno de los tres entornos, y ella ciertamente se ha ganado la clasificación de corredora”, dijo Taylor. Pero lo que es único acerca de los triatlones particularmente con la natación y el ciclismo, es que tu cuerpo te puede permitir ser obsesivo, y entrenar muchas horas al día. Con las carreras, no puedes hacer eso”.
Al inscribirse para la carrera de Nueva York, Jorgensen, quien es de St. Paul, Minn., llega a uno de los eventos más competitivos en la historia reciente de la maratón estadounidense. La prueba incluye 10 hombres y 11 mujeres quienes compitieron en las eliminatorias estadounidenses de la maratón olímpica de este año.
Las corredoras olímpicas de larga distancia Molly Huddle y Kim Conley también debutaran como maratonistas en Nueva York; Huddle estableció la marca estadounidense de 10K en Rio.
Los triatletas élite han corrido la maratón de Nueva York durante la última década, pero ninguno ha llegado con tanta expectativa como Jorgensen. La mayoría de los atletas quienes no son corredores profesionales y participan en la maratón de Nueva York por primera vez, corren con el pelotón general, como la tenista Caroline Woszniaki el año pasado (3 horas, 26 minutos); la gimnasta olímpica Kerri Strug en 2008 (3:56); y el antiguo campeón de ciclismo Lance Armstrong en 2007 (un veloz 2:46, pero luego fue descalificado debido a su dopaje).
Jorgensen dijo que decidió correr la maratón hace meses, luego que New York Road Runners, quien organiza la carrera, se le acercara. Parte de la razón puede ser financiera; para muchos atletas olímpicos, el halo que confiere una medalla olímpica puede ser importante. Pronto, hasta los medallistas de oro deberán apoyarse a si mismos.
Y Jorgensen ya tiene una conexión con la carrera. Ella es patrocinada por Asycs, la cual también patrocina a la maratón y paga algunos de los bonos más altos por presentación para los atletas de resistencia del mundo.
“2016 ha sido un gran año, y he estado enfocada en este oro olímpico de Rio por cuatro años”, dijo Jorgensen. “Pero siempre he observado a los principales corredores de larga distancia estadounidenses y siempre ha habido algo dentro de mí que me ha hecho querer correr una maratón”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
jueves, 25 de agosto de 2016
Corredor etíope no regresará a casa, pero no sabe a donde ir.
Jeffrey Gettleman. The New York Times. 23-08-2016.
Nairobi, Kenia.- El maratonista etíope quién realizara un gesto antigobierno mientras cruzaba la línea de llegada en segundo lugar en los Juegos Olímpicos de Rio no irá a casa.
El corredor, Feyisa Lilesa, no volará de vuelta a Etiopía este martes 24 de agosto con el resto de su equipo, dijo su agente, decidió permanecer en Brasil con un status de inmigración incierto.
“Él no planificó esto para nada”, dijo el agente de Mr. Lilesa, Federico Rosa, al hablar por teléfono desde Brescia, Italia. “Él no quiere ir a Etiopía, quiere ir a otro país. Estados Unidos sería una buena opción pero justo ahora no sabemos donde irá él. Estaba muy feliz después de ganar, pero también un poco confundido”.
Al levantar sus brazos y cruzarlos en X frente a su cara mientras traspasaba la línea de llegada este domingo, Mr. Lilesa, 26, ha denunciado al gobierno etíope, uno de los más represivos de África.
Su gesto, el cual repitió durante la ceremonia de premiación el domingo después de la carrera, fue el más visible de una creciente ola de protestas en meses recientes contra el gobierno de Etiopía. Esta inusual manifestación de protestas ha proliferado a lo largo de Etiopía, especialmente en Oromia, la región de donde procede Mr. Lilesa, y donde el gesto de brazos levantados cruzados frente al rostro se ha convertido en señal de desafío.
Decenas de miles de protestantes han sido encarcelados y cientos han sido asesinados, de acuerdo a Human Rights Watch. Mr. Lilesa dijo en entrevistas luego de la carrera que creía que si regresaba a su país, él también sería castigado. El gobierno etíope ha dicho que él no tiene nada que temer y que sería tratado como héroe a su regreso.
Mr. Rosa dijo que Mr. Lilesa era un joven hombre serio a quien “no le gusta jugarse”.
Algunos analistas deportivos han especulado que Mr. Lilesa, quien terminó la maratón olímpica en 2:09:54, y tiene uno de los 50 tiempos más rápidos de la historia, podría escoger correr por otro país, como Bahrein o Katar. Los estados del Golfo han pretendido a muchos otros atletas africanos con promesas de grandes emolumentos si ganan competencias internacionales.
Mr. Rosa dijo que Mr. Lilesa, quien ganó la maratón de Tokyo este año y tiene un contrato con Nike, no protestó en un esfuerzo por ganar dinero.
“Él no planificó para nada ir a otro país”, dijo Mr. Rosa. “Ni siquiera sé cuando decidió hacer eso. Él no me dijo nada de eso. Me sorprendió. No haces algo como eso por dinero. Hizo eso para defender a su pais”.
En una entrevista con periodistas este domingo 21 de agosto en Rio después e la carrera, Mr. Lilesa dijo que no discutió su protesta con su agente, entrenadores, compañeros de equipo o su familia. Su esposa y dos hijos están en Etiopía.
Si Mr. Lilesa quiere aplicar para asilo en Estados Unidos, sería difícil hacerlo desde Brasil. Podría tener primero que conseguir asilo en Brasil y luego aplicar ante las autoridades estadounidenses por el llamado programa humanitario. Bajo ese programa, el cual es utilizado de manera complementaria, a menudo para personas en peligro, Mr. Lilesa podría viajar a Estados Unidos y estar allí temporalmente. Una vez en suelo estadounidense, podría aplicar para asilo político.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Bobby Hutcherson, Vibrafonista de Colorido Rango Musical, fallece a los 75 años de edad.
Nate Chinen. The New York Times. 16-08-2016.
Bobby Hutcherson, uno de los vibrafonistas de jazz más laureados y admirados, falleció este lunes 15 de agosto en Montara, Calif.
Dejó de existir luego de una larga batalla con un enfisema, dijo Marshall Lamm, vocero de la familia de Mr. Hutcherson.
La carrera de Mr. Hutcherson levantó vuelo a principios de los años ’60, cuando el jazz empezó a liberarse de los complejos designios armoniosos y rítmicos del bebop. Él era muy fluido en ese lenguaje, pero también fue uno de los primeros en adaptar su instrumento al lenguaje postbop más libre, a menudo tocando acordes con un par de mazos en cada mano.
Él produjo más de 40 álbumes y apareció en muchos más, incluyendo algunos reconocidos como “clásicos”, como “Out to Lunch” del saxofonista alto, flautista y clarinetista bajo Eric Dolphy, y “Mode for Joe”, del saxofonista tenor Joe Henderson.
Ambos álbumes fueron un subproducto de la cercana afiliación de Mr. Hutcherson con Blue Note Records, desde 1963 hasta 1977. Él fue parte de una oleada de jóvenes artistas quienes definieron la etiqueta de búsqueda hacia el experimentalismo, incluyendo al pianista Andrew Hill y al saxofonista alto Jackie McLean. Pero también trabajó con estrellas del hard-bop como Dexter Gordon, y después se decantó por el jazz-funk y los ritmos afro-latinos.
Mr. Hutcherson tenía un sonido claro y punzante, pero su estilo era luminiscente y agradablemente fluído; más que Milt Jackson o Lionel Hampton, sus antecesores principales en el vibráfono, el hizo un arte de resonar sobretonos y de la cascada de campanitas.
Este colorido rango de sonido, el cual él a menudo usaba al servicio de la expresión emocional, fue la razón de la gran influencia que dejó en sus herederos de estilo como Joe Locke, Warren Wolf, Chris Dingman y Stefon Harris, quienes recientemente lo reconocieron como “ de lejos la persona más avanzada armónicamente que haya tocado el vibráfono”.
Robert Hutcherson nació en Los Angeles el 17 de enero de 1941. Su padre, Eli, era constructor de ladrillos, y su madre, Esther, era peluquera.
Al crecer en una comunidad negra de Pasadena, Mr. Hutcherson fue atraído por el jazz en parte por las inclinaciones de sus hermanos mayores: Su hermano, Teddy, había asistido a la escuela secundaria con Mr. Gordon, y su hermana, Peggy, era una cantante quien trabajaba con la orquesta de Gerald Wilson. (Despues salió de gira y grabó con Ray Charles como una Raelette).
Mr. Hutcherson quién tomo lecciones de piano desde niño, a menudo describía su transición al vibráfono como el resultado de una epifanía: Al caminar un día por una tienda de discos, oyó una grabación de Milt Jackson y quedó enganchado. Un amigo de la escuela, el bajista Herbie Lewis, incentivó su interés en el vibráfono, así que Mr. Hutcherson ahorró y se compró uno. Pronto fue seleccionado para tocar en un concierto con la banda de Mr. Lewis.
“Bien, yo toqué la primera nota”, recordó esa actuación en una entrevista de 2014 con JazzTimes. Agregó, “Pero desde la segunda nota, eso fue un caos completo. Nunca había oído a las personas abuchear y reir como esa vez. Me sentía humillado por completo. Pero mi mamá solo se reía, y mi padre decía, ‘Ves, te dije que deberías haber sido albañil’”.
Mr. Hutcherson perseveró, al trabajar con músicos como Mr. Dolphy, a quién había conocido cuando Mr. Dolphy fue novio de su hermana, y el saxofonista tenor y flautista Charles Lloyd. En 1962 se unió a una banda liderada por un par de subalternos de Count Basie, el saxofonista tenor Billy Mitchell y el trombonista Al Grey, los cuales lo llevaron a la ciudad de Nueva York con el compromiso de debutar en Birdland.
El grupo se disolvió poco después, pero Mr. Hutcherson se quedó en Nueva York, mientras se ganaba la vida manejando un taxi, carga el vibráfono en el baúl del carro. Vivía en el Bronx y se casó con su novia de la escuela secundaria, la antigua Beth Buford, con quien tuvo un hijo, Barry, la inspiración de su canción más conocida, el vals moderno “Little B’s Poem”.
Mr. Hutcherson consiguió una oportunidad cuando Mr. Lewis, su amigo de la niñez, llegó a la ciudad y le presentó al trombonista Grachan Mobcur III, quien a su vez le presentó a Jackie McLean. “One Step Beyond”, un album de Mr. McLean lanzado por Blue Note en 1963, presentaba al vibráfono de Mr. Hutcherson como el único instrumento armónico. Desde ese momento, él estuvo ocupado.
El primer album que él lanzó como líder fue “Dialogue” (1965), presentando a Mr. Hill, al trompetista Freddie Hubbard y al saxofonista y flautista Sam Rivers. Entre sus notables álbumes subsecuentes estuvo “Stick Up!” (1966), con invitados que incluían a Mr. Henderson y al pianista McCoy Tyner, con quienes él forjaría una alianza muy cercana.
Luego de ser arrestado por posesión de marihuana en Central Park en 1967, Mr. Hutcherson perdió su tarjeta de cabaret, la cual es requerida a cualquier músico para trabajar en los clubes de Nueva York. Regresó a California y estableció una sociedad con el saxofonista tenor Harold Land. Entre las grabaciones que hicieron juntos estuvo “Ummh”, una pieza de funk que se convirtió en éxito en 1970. (Luego fue versionada por el rapero Ice Cube).
A comienzos de los años ’70, Mr. Hutcherson compró un acre de terreno en la costa de Montara, Calif., donde construyó una casa. Vivió ahí con su esposa, la antigua Rosemary Zuniga, con quien se casó en 1972. Ella le sobrevive, junto a su hijo, Teddy Hutcherson, un gerente de producción de mercadeo para SFJazz, como también su hijo mayor, Barry Hutcherson, un baterista de jazz.
Luego de su estadía en Blue Note, Mr. Hutcherson lanzó álbumes en Columbia, Landmark y otros sellos, trabajando con Mr. Tyner, el saxofonista tenor Sonny Rollins y, en la pantalla, en la película de Bertrand Tavernier de 1986 “Round Midnight”, con Mr. Gordon y el pianista Herbie Hancock. Desde 2004 hasta 2007, Mr. Hutcherson hizo una gira con la primera edición del SFJazz Collective, un ensamble dedicado por igual al repertorio de jazz y a la creación de música nueva. Él fue nombrado Talento Nacional por el Arts Jazz Master en 2010.
Luego de lanzar una serie de grabaciones con el sello europeo Kind of Blue, regresó a Blue Note en 2014 para lanzar un esfuerzo de soul-jazz, “Enjoy the View”, con colaboradores que incluían al saxofonista alto David Sandborn.
Al conversar en años recientes, Mr. Hutcherson estaba feliz de citar un poco de la visión interior de un viejo amigo. “Eric Dolphy dijo que la música es como el viento”, le dijo al San Francisco Chronicle en 2012. “No sabes de donde viene, y no sabes a donde va. No la puedes controlar. Todo lo que puedes hacer es meterte en su esfera y ser arrastrado”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 22 de agosto de 2016
La línea de llegada
Meb Keflezighi. Corredor. The Players’ Tribune. 29-10-2015.
Siempre me han preguntado, “¿De cual carrera estás más orgulloso?”
La respuesta esperada es probablemente mi victoria en la maratón de Boston en 2014, o tal vez la carrera donde gané medalla de plata en Atenas. Pero aunque siento mucho orgullo por mis finales en el podio, algunas de mis carreras más memorables no están relacionadas con donde las terminé, sino como las terminé.
La maratón de New York City 2013 fue muy emocional por muchas razones. Las bombas de Boston el abril previo aún estaban frescas en las mentes de todos, así como la cancelación de la maratón de New York City 2012 debido al huracán Sandy. La importancia de la carrera de 2013 no se había perdido para mí. Cuando me inscribo para cualquier maratón entreno para ganar, pero pensaba que una victoria en esa carrera sería particularmente especial.
Desafortunadamente, una serie de lesiones mientras se aproximaba la carrera ocasionaron mi falta de condiciones para el momento cuando llegó el día de la carrera. Yo sabía que carecía de la preparación mínima para competir con los mejores maratonistas del mundo, pero decidí hacer el intento. Arranqué bien, pero en la milla 19, cualquier esperanza de ubicarme en los tres primeros lugares se había desvanecido. Mi cuerpo no podía hacerlo. Estaba adolorido y sabía que mi carrera había terminado. La falta de un entrenamiento adecuado y de un paso inicial agresivo me había afectado. No podía dar otro paso, tenía que dejar de correr totalmente. En ese momento, pensé en la camioneta van que se lleva a los atletas élite que abandonan la carrera. Sabía que era posible que fuese auxiliado por ese gigantesco preservador de vida, y recibir comida y bebida caliente. Pero también sabía que de alguna manera, necesitaba cruzar la línea de llegada ese día. Quería hacerlo por todas las personas quienes me habían apoyado hasta ese momento, y quería hacerlo por todos aquellos que hubieran soñado con terminar la maratón de Boston 2013, y la maratón NYC 2012. Estaba comprometido con llegar a la línea de llegada, aún si tuviera que hacerlo caminando.
A pocas millas de la meta, otro corredor llamado Mike Cassidy me alcanzó. Mike es un corredor élite local de Staten Island, y por una u otra razón, se convirtió en mi apoyo para terminar la carrera ese día. No conocía a Mike hasta que un amigo mutuo nos presentó esa mañana. Se debe admitir que Mike probablemente nunca esperó correr cerca de mí ese día, pero el hecho es que lo que él hizo ilustra la belleza de este deporte. Cada quien llega a una carrera con una meta específica, sea ganar, lograr cierto tiempo, clasificar para otra carrera o recaudar dinero para caridad. Pero a un nivel básico, una maratón es una carrera en la cual miles de personas comparten la singular meta de cruzar la línea de llegada. Mike Cassidy vio que yo tenía dificultades, e hizo lo que pudo para ayudarme a seguir adelante. Muchos antes de él trataron de animarme, pero ni siquiera pude pensar en eso hasta que llegó Mike.
Con dos millas por recorrer, nos animamos uno al otro para terminar la carrera de la mejor manera. Nos convertimos en el salvavidas del otro. Admito que al final de la carrera, él estaba más fuerte que yo. Él pudo haberme dejado atrás, pero se quedó conmigo, a mi paso. En ese momento, yo no era el medallista olímpico Meb Keflezighi, era solo un amigo corredor. Y él era solo un corredor.
Terminamos la carrera hombro a hombro, y seguimos siendo amigos hasta el presente.
Me gusta contar esa historia porque muestra uno de los aspectos únicos de de las maratones, y de correr en general. Esta es una actividad que reúne toda clase de personas. Es un deporte que no discrimina basado en raza, tamaño o edad. Esa es la razón por la que siempre se escucha la palabra “inspiradora” vinculada a los eventos de carreras atléticas. Observar un gran juego de baloncesto o futbol americano es inspirador a su manera porque se observa a esos sorprendentes atletas actuar a un alto nivel. Pero observar una maratón es inspirador porque si se mira en detalle a las personas que corren, se notará que alguien entre los competidores no es tan diferente de ti.
Hay un selecto grupo de personas quienes corren una maratón con la intención de ganar; soy afortunado de estar entre ellos. Pero el corazón y el alma de este deporte son las personas que no tienen ilusión de ganar o aun de terminar entre los primeros 100. Ellos corren para si, en memoria de alguien más o por una gran caridad. Y por eso es que ninguno de los espectadores que ven la maratón New York City se va después que pasa el pelotón de los líderes. Las personas se quedan por horas y horas para apoyar a esos individuos que corren solo por traspasar la línea de llegada.
Mientras me preparo para correr en mi décima maratón New York City este domingo, no estoy seguro de lo que esta próxima carrera me deparará. El denominador común más grande es que voy a correr para ganar. Siempre lo hago. Para mí “correr para ganar” no significa llegar en primer lugar, significa dar lo mejor de ti. Para eso entreno y eso es lo que espero. Este año, además de competir entre maratonistas de clase mundial, representando a Estados Unidos y mis patrocinantes, tengo el privilegio de ser embajador de Team For Kids, un programa de atletismo juvenil creado por New York Road Runners.
En pocas palabras, tengo muchas grandes razones de correr para ganar.
Mientras las maratones están entre los eventos más públicos que puedes hacer, las millas que de verdad cuentan son las que transcurren cuando nadie observa. Para la mayoría de los corredores, esas son las millas donde encuentran la paz.
Pasé la semana pasada de entrenamiento para esta venidera maratón en Mammoth Lakes, California. La altitud y el escenario lo hacen un gran lugar para correr. Empezaba mi entrenamiento a las 5:30 am para aclimatarme a la hora de partida de las 9:50 am en la costa este. Esta es solo una de las muchas pequeñas cosas que hago para tratar de ajustar mi cuerpo a la mejor condición antes de una gran carrera. Lo único es, que cuando empiezas a correr a las 5:30 am, todo está oscuro a tu alrededor.
Una mañana, yo estaba corriendo en la oscuridad y me sentí como un loco. Ni siquiera podía ver a donde iba. Pero vi esa pequeña luz flotando en la distancia. ¿Qué es eso? Aumenté el paso un poco, y mientras me acercaba, me di cuenta de que era un muchacho que hacía su carrera matinal usando una linterna en la cabeza. Al principio pensé, ¿Qué está haciendo? Pero a la vez, sentí una profunda conexión con él. Aquí está alguien tan dedicado a correr que ni siquiera espera la luz solar para empezar. Quien sabe que otras responsabilidades le aguardaban, pero él había buscado el tiempo para mejorar. Eso es inspiración.
Una de las razones por las cuales los corredores sienten ese intenso sentido de camaradería es debido a que algunas veces correr duele.
No importa cuan a menudo lo hagas o cuanto logres, en general, no correr es mucho más fácil que correr. Pienso que el hecho de que esta actividad sea inherentemente difícil es lo que nos vincula. Cuando me detengo y hablo con otro corredor, discutimos de para que corremos, que esperamos lograr y que hemos logrado. No importa de quien se trate, todos trabajamos por algo. Como corredores, eventualmente llegamos a un punto donde es más doloroso no correr, que correr.
Muchas personas se preguntan como se empieza a ser un corredor. Eso es lo que parece más asombroso. Ellos o esperan por el momento preciso o quieren algun tipo de dirección específica. Pero solo se trata de despertar, y poner un pie delante del otro. Cuando corres, no hay lugar donde quejarse, y hay algo refrescante respecto a eso. Tú determinas el paso, solo tú.
Yo no salí de la nada a correr una maratón en dos horas. De hecho, pienso que mucho de mi éxito se relaciona con sentirme bien con pequeños progresos. Empecé corriendo la milla, entonces pasé a los 5 kilómetros, luego los 10K, y luego la media maratón. En total, he corrido alrededor de 100.000 millas en mi vida, y ciertamente no llegaron de a 26.2 millas por vez.
Aunque correr se hace más fácil con el tiempo, no es que sea mucho más fácil.
No importa cuantas maratones haya corrido, aún cuando sé que estoy listo, siempre hay una incomodidad en el fondo de mi mente. Hay una burbujita de duda dentro de mí, la cual usualmente aflora durante el trayecto en bus hacia la línea de salida, que pregunta, ¿Por qué estoy haciendo esto otra vez? Sé que va a ser doloroso. No importa cuanto entrenes, siempre habrá un punto en la carrera cuando no quieras correr más. Si, puedes sentir una motivación natural causada por las endorfinas, pero las endorfinas no te salvaran cuando choques con el muro de la milla 17 o, si eres afortunado, la milla 20. Cada persona que corre la maratón choca con un muro en determinado momento. Es el momento de la carrera cuando tu mente tiene que hacerse cargo porque tu cuerpo está fallando. Entonces te miras hacia adentro, pero también piensas en esas personas a tu alrededor quienes te animan y apoyan. Entonces es cuando más agradecido estás con una parte de esta sorprendente comunidad.
He terminado muchas maratones e inmediatamente pensé, Nunca correré otra maratón. Pero, aquí estoy. Pienso que como corredor, generalmente te sientes tan bien como en tu última carrera. El punto es, que correr una buena carrera te hace sentir tan bien, que eso te hace recuperar del disgusto de una mala carrera. Vivo por ese sentimiento.
El domingo, voy a ser una de muchas personas persiguiendo una meta. ¿Cómo la lograré? Me voy a despertar, y a poner un pie delante del otro.
Nos vemos en la línea de llegada.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Corredoras se ayudan mutuamente luego de una caída: ‘Párate. Tenemos que terminar esto’.
The Associated Press. 16-08-2016.
Rio de Janeiro.- La corredora neocelandesa Nikki Hamblin yacía sobre la pista, impactada luego de una fuerte caída y con sus esperanzas de medalla olímpica casi desvanecidas. De pronto, apareció una mano sobre su hombro y una voz en su oído: “Párate. Tenemos que terminar esto”.
Era la estadounidense Abbey D’Agostino, ofreciéndole ayuda.
“Yo estaba como que, ‘Si, si, tienes razón. Estos son los Juegos Olímpicos. Tenemos que terminar esto”, dijo Hamblin.
Fue una escena que refrescó los corazones de los aficionados durante una prueba clasificatoria de los 5000 metros femeninos. Hamblin y D’Agostino dejaron a un lado sus esperanzas de llegar a la final para auxiliar a una compañera de competencia.
Todo empezó cuando D’Agostino tropezó a Hamblin por detrás y ambas rodaron cuando faltaban 2000 metros de recorrido.
Hamblin se precipitó pesadamente sobre su hombro derecho. D’Agostino se levantó, pero Hamblin yacía sobre la pista. Parecía estar llorando. En vez de correr para acercarse a las otras competidoras, D’Agostino se agachó y puso su mano en el hombro de la neocelandesa, luego en su brazos para ayudar a levantarla, y le pidió con delicadeza que no renunciara.
“Esa muchacha es el espíritu olímpico personificado aquí”, dijo Hamblin de D’Agostino. “No la conocía. No sabía nada de ella. Esto es sorprendente. Es una mujer sorprendente”.
Resultó ser que D’Agostino probablemente necesitaba más ayuda. Ella pronto notó que se había lesionado el tobillo en la caída.
As it turned out, D’Agostino probably needed more help: She soon realized she’d hurt her ankle in the fall.
Esforzándose con obstinación, ella rechazó retirarse, corrió casi la mitad de la carrera con la lesión. Hamblin hizo lo que podía al correr por un momento para devolver el favor y ofrecer ánimo.
“Ella me ayudó primero. Traté de ayudarla. Ella estaba muy mal”, dijo Hamblin. Ella eventualmente tuvo que dejar atrás a D’Agostino y era un hecho que la estadounidense tendría que detenerse.
Pero no.
“No me percaté de que ella todavía estaba corriendo. Cuando volteé al llegar a la meta y ella todavía corría, me dije ‘¡Guao!’” dijo Hamblin.
Ella esperó a que su nueva a miga cruzara la meta, D’Agostino se había retrasado, y se abrazaron.
Esta vez, era D’Agostino quien lloraba.
Mientras D’Agostino estaba a punto de ser trasladada en una silla de ruedas, estiró su mano derecha y las dos corredoras se tomaron de los antebrazos por un momento.
En unos Juegos Olímpicos que han visto algunos incidentes desagradables, el judoka egipcio quien rechazó estrechar la mano de su oponente israelita, el abucheo de un saltador de garrocha por la multitud brasileña, Hamblin y D’Agostino generaron una memoria que capturó el espíritu olímpico.
Los oficiales olímpicos también decidieron que ambas corredoras y la austriaca Jennifer Wenth, quien también fue afectada por la colisión, tendrían puestos en la final del viernes 19 de agosto.
“Nunca voy a olvidar ese momento”, dijo Hamblin. “Cuando alguien me pregunté que ocurrió en Rio dentro de 20 años, esa será mi historia…Esa muchacha palmeando mi hombro (diciendo) ‘vamos, levántate’”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Arthur Hiller, director de ‘Love Story’ (‘Historia de Amor’) e imán de taquilla, fallece a los 92 años.
Dave Kehr. The New York Times. 17-08-2016.
Arthur Hiller, un director nominado al premio de la academia cuya larga carrera empezó en la televisión en vivo y floreció en los años ’70 con éxitos multitudinarios como “Love Story”, falleció este miércoles 17 de agosto en Los Angeles.
La academia de ciencias y artes cinematográficas anunció su deceso.
Mr. Hiller, quien por un tiempo fuese uno de los directores de Hollywood más potentes comercialmente, dirigió casi 70 largometrajes, películas de televisión y episodios de series en un amplio rango de géneros, desde el drama del holocausto “The Man in the Booth Glass” (1975) (“El Hombre de la Cabina de Vidrio”) hasta la comedia “The In-Laws” (1979).
Hizo dos películas exitosas con guiones de Neil Simon, “The Out-of-Towners” (1970) y “Plaza Suite” (1971), y dos con el popular equipo de Richard Pryor y Gene Wilder: “Silver Streak” (1976) y “See No Evil” (1989).
Pero el éxito comercial más grande de Mr. Hiller fue “Love Story” (1970), la cual generó imponentes ganancias de 106 millones de dólares cuando fue estrenada en 1970, el equivalente de cerca de de 665 millones de dólares de hoy. Basada en un guión de Erich Segal, un académico clásico de Yale (quien lo convirtió en novela de amplia acogida que vendió más de cinco millones de copias), la película trata del romance trágico de un estudiante rico de Harvard (Ryan O’Neal) y una músico profesional de Radcliffe (Ali McGraw), el producto de una familia italo-estadounidense de clase trabajadora.
En una época de grandes cambios sociales, “Love Story” ofreció un paliativo simple y fuerte, al hacer que las audiencias terminaran con los ojos vidriosos (aunque algunos la encontraban cursi) y catapultó las carreras de Mr. O’Neal y Ms. McGraw.
Al escribir de la película luego que la novela fue publicada, el crítico Roger Ebert fue tan admirador de una como desaprobador de la otra. “La película ‘Love Story’ es infinitamente mejor que el libro”, escribió él. “Pienso que eso tiene algo que ver con el gusto pausado de su director Arthur Hiller, quién ha optado por todas las cosas que Segal pensó era conveniente dejar fuera. Cosas como el color, carácter, personalidad, detalle y entorno”.
La dirección sencilla y enfática de Mr. Hiller aportó los temas de clase y reconciliación generacional implicados en la historia de Mr. Segal, mientras la música de Francis Lai se encargó del sentimiento.
El crítico canadiense Robert Fulford, al escribir en The National Post, vio a la película como un producto de su tiempo: “Su argumento es una lista de las obsesiones de 1970: furioso conflicto generacional, un hombre viejo rico y culpable simboliza al establecimiento, y la muerte llevándose la juventud y la belleza. Es una película de Vietnam en la cual Vietnam permanece fuera de pantalla”.
Característicamente, Mr. Hiller adelantó la producción en el tiempo previsto y con el presupuesto acordado, para ganar su única nominación al Oscar en el proceso. (Franklin J. Schaffner ganó el Oscar por “Patton”, la ganadora como mejor película de ese año). “Love Story” obtuvo otras seis nominaciones para premios de la academia, incluyendo las de mejor actor (Mr. O’Neal) y mejor actriz (Ms. McGraw). La composición de Mr. Lai ganó un Oscar.
La favorita personal de Mr. Hiller entre sus películas, el lo decía a menudo, era “The Americanization of Emily”, un largometraje de 1964 ambientado en el Londres de la guerra acerca del tentativo escarceo romántico entre una viuda (Julie Andrews) y un oficial naval estadounidense (James Garner) a medida que se acerca el día después (D-Day).
Escrita por Paddy Chayefsky, la película oscila con un balance precario e inusual entre la comedia social y el drama psicológico, y se afincó en la experiencia en tiempo de guerra de Mr. Hiller como pilotode la fuerza aérea real canadiense, establecida en Bretaña.
Mr Hiller hizo equipo otra vez con Mr. Chayefsky en 1971 para “The Hospital”, una sátira incisiva protagonizada por George C. Scott y Diana Rigg, ambientada en un centro médico disfuncional de Nueva York.
“No es simplemente que él obtiene actuaciones excelentes de sus estrellas”, escribió el critico Vincent Canby de Mr. Hiller en The New York Times, “sino que él busca para las películas los papeles que combinan, sospecho, tanto los dones naturales como el talento histriónico”.
Gentíl y famoso años después por su cabello largo plateado, Mr. Hiller era muy querido en la industria cinematográfica. Fue presidente del Directors Guild of America desde 1989 hasta 1993 y presidente de la Academy of Motion Picture Arts and Sciences desde 1993 hasta 1997. En 2002, recibió el Academy’s Jean Hersholt Humanitarian Award por su trabajo filantrópico.
Mr. Hiller nació el 13 de noviembre de 1923, en Edmonton, Alberta, uno de tres hijos de Harry Miller y la antigua Rose Garfin, inmigrantes judíos de Polonia. Su padre administraba una tienda de instrumentos musicales de segunda mano en Edmonton.
Su primer contacto con el negocio del espectáculo llegó a través de sus padres, quienes formaron un teatro comunitario en Edmonton para representar obras en yiddish. El ayudaba a sus padres a construir y pintar los escenarios, e hizo su debut actoral a la edad de 11 años.
Después de la escuela secundaria, Arthur se enlistó en la fuerza aérea real canadiense y piloteó bombarderos sobre territorio enemigo en Europa durante la segunda guerra mundial. Al regresar de la guerra, se inscribió en la University of Toronto, donde estudió leyes y psicología. El gusanillo de la vida actoral probó ser irresistible, un día Mr. Hiller entró a las oficinas de Toronto de la Canadian Broadcasting Corporation y preguntó a la recepcionista donde podía aplicar para trabajar.
“Tres semanas después yo estaba dirigiendo programas de entrevistas”, fue citado por Robert J. Emery en el libro de 2002 “The Directors: Take Two”.
Mr. Hiller comenzó en la radio pero pronto se graduó en el nuevo medio de la televisión, donde se especializó en el riesgoso y tenso trabajo de dirigir drama en vivo. En 1956 aceptó un trabajo y se mudó a Estados Unidos, donde se unió a un grupo impresionante de directores jóvenes, incluyendo a John Frankenheimer, Arthur Penn y Sidney Lumet, para trabajar en la serie de CBS “Playhouse 90”.
A medida que la televisión en vivo evolucionó a programación grabada hacia finales de los años ’50, Mr. Hiller se hizo colaborador regular de series como “Gunsmoke”, “Alfred Hitchcock Presents” y “Route 66”. Su primera película fue el romance adolescente “The Careles Years”, basada en guión escrito bajo pseudónimo por John Howard Lawson y Mitch Lindemann, quienes estaban en la lista negra para esa época.
Los apretados horarios de filmación y más apretados presupuestos de la televisión le habían enseñado a Mr. Hiller la importancia de una cuidadosa preparación, y su reputación como cineasta rápido, eficiente en gastos, se extendió en poco tiempo. A mediados de los años ’60 estaba bien establecido en Hollywood como director de comedias ligeras como “Promise Her Anything” (1965), con Warren Beatty y Leslie Caron, y “Penelope” (1966), con Natalie Wood.
Dirigió a Alan Arkin en la comedia sentimental “Popi” (1969) y de nuevo en “The In-Laws”, una farsa extravagante escrita por Andrew Bergman. Mr. Arkin interpretó a un dentista de Nueva York y Peter Falk a un agente del gobierno quien lo incluye en un plan para asesinar a un dictador suramericano.
Entonces llegaron las películas de Neil Simon y las comedias de Richard Pryor. Entre ellas hubo proyectos pesados, como el musical “Man of La Mancha” (1972), una tormentosa producción en la cual sustituyó a Peter Glenville como director; “The Man in the Glass Booth” (1975), para las series por suscripción American Film Theater, en la cual Maximilian Schell interpretó a un rico industrial judío que vive en Manhattan y es arrestado como criminal de guerra; y “Making Love” (1982), una de las primeras películas de Hollywood en presentar un asunto de amor entre dos hombres (Michael Onktean y Harry Hamlin) desde una óptica positiva.
Mr. Hiller es sobrevivido por su hija, Erica Hiller Carpenter; su hijo Henryk; y cinco nietos.
Su esposa Gwen Hiller, trabajadora social y bibliotecóloga, falleció en junio, también a los 92 años. Ella nació en Edmonton 10 días antes que su esposo. Su familia ha recordado que cuando eran compañeros escolares, él le declaró su amor a ella cuando tenían 8 años de edad. Su matrimonio duro 68 años.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
jueves, 18 de agosto de 2016
7 Películas Merecedoras de Oro Olímpico
Mekado Murphy. The New York Times. 10-08-2016
Con los Juegos en su apogeo en Rio, aquí están algunos de los momentos más brillantes, oscuros y divertidos en la historia de las películas relacionadas con las olimpiadas.
Chariots Of Fire (Carros de Fuego)
1981
¿Que mirada a las películas olímpicas estaría completa sin este largometraje basado en la emoción de la competencia? Enfocada en dos corredores seleccionados para representar a Gran Bretaña en los juegos de 1924, este drama basado en hechos reales también examina el papel que la religión jugó en sus vidas. Y por supuesto, está la obra de Vangelis Papathanassiou con el tema que se ha metido muy profundo en la cultura popular. La aclamada película ganó cuatro premios de la academia, incluyendo la mejor fotografía.
Cool Runnings
1993
“ ¿Practicantes de trineo jamaiquinos?” Algunos cartelones de la película “Cool Runnings” hacían esa pregunta en letras gigantes, y ese es el gancho de esta comedia, la historia de un inesperado equipo de trineo formado por un atleta velocista jamaiquino quien no logró el tiempo mínimo para los juegos de verano. Al comentar la película para The Times, Janet Maslin escribió que la visión de Jamaica era “casi tan auténticamente caribeña como Sebastian el cangrejo”, pero dijo que la película fue “actuada con esmero por un reparto atractivo”.
Race
2016
Este drama, estrenado en febrero, sigue cronológicamente el advenimiento de la estrella de la pista Jesse Owens, quien capturó la atención del mundo cuando ganó el oro no una sino cuatro veces en los juegos de Berlin de 1936. La película muestra el racismo que él vivió y las complicaciones para competir en un año cuando las olimpiadas fueron usadas como propaganda por los nazis.
The Bronze
2016
Olvida la gloria de competir en los juegos. La comedia “The Bronze” trata de gloria arrebatada. Melissa Rauch interpreta a Hope Ann Greggory, un gimnasta ganadora de medalla de bronce quien aún reciente esa victoria, aunque ocurrió hace más de un a década. En apariencia, Hope Ann parece una réplica de la desgraciada patinadora Tonya Harding. Hope Ann es bocona y reclamadora, no exactamente tu atleta olímpico típico de la gran pantalla.
Munich
2005
Steven Spielberg enfoca un capítulo gris de la historia olímpìca en esta película de terror ambientada en los juegos de 1972 en Alemania, donde 11 competidores israelíes fueron tomados como rehenes y asesinados por un grupo terrorista palestino. La película sigue la misión secreta del gobierno isrelí para asesinar al grupo Septiembre Negro. La acción enervante y no la competición olímpica, domina la película. La critica de The Times Manohla Dargis, la llamó “un sonoro entretenimiento lleno de escenas impresionantes y trabajo de cámara geométrico”.
Personal Best
1982
En este drama, una relación romántica se desarrolla entre dos estrellas de pista femeninas programadas para competir en los Juegos Olímpicos de 1980. La película incluyó una actuación importante en la carrera de Mariel Hemingway, y fue el debut como director de Robert Towne, el guionista de “Chinatown”. Muchos críticos elogiaron el enfoque realista del atletismo femenino, aunque Vincent Canby de The Times pensó que exageró en los cuerpos de las mujeres en cámara lenta. Él dijo que la pelícua tenía “chispas de ideas y de piel”.
Foxcatcher.
2014
Las ansias de éxito pasan una amarga factura en este drama basado en la historia verdadera del heredero de una empresa química John Eleuthére du Pont (Steve Carell) y su interés en el luchador olímpico Mark Schultz (Channing Tatum). Du Pont invita al atleta a entrenar en su finca, y lo que debería ser una oferta de sueño pronto se ensombrece y termina en asesinato. La película fue un éxito para los críticos y recibió cinco nominaciones para los premios de la academia.
lunes, 15 de agosto de 2016
Bobby Ryan Delantero/ Senators de Ottawa
The Players’ Tribune. 27-07-2016
Querida Mamá,
Te perdí hace pocos días, y ya te extraño mucho.
Aunque tuve la oportunidad de despedirme, todavía hay muchas cosas que me gustaría decirte.
Muchas personas conocen la historia de nuestra familia. Saben de cómo papá te asaltó cuando yo era un niño pequeño y como nuestra familia terminó mudándose a California t cambiando nuestros nombres para evitar que él fuese a la cárcel. Saben como él fue eventualmente atrapado y como tú y yo tuvimos que salir adelante por nuestra cuenta. Y saben como terminé siendo jugador profesional de hockey en la NHL a pesar de todo. Si, muchas personas nos han preguntado por esa historia, pero pienso que pocas personas saben de tu historia.
Yo tenía 12 años cuando papá fue apresado y se tuvo que ir lejos. Antes de eso, el había sido la cabeza de familia. Todo giraba en torno a él. Pero después que se fue , de pronto te hiciste cargo de más de lo que probablemente pensabas hacer, más de lo que cualquier padre debería hacer. No entraste en pánico. Siempre parecías tener el control, aunque pudieras sentir que no era así. E hiciste un trabajo sorprendente. Solo, un trabajo sorprendente.
Cuando pienso en ti, no pienso en lo que papá te hizo. No pienso en lo asustados que estábamos cuando él fue apresado. No pienso en nada de eso. En lugar de eso, la primera cosa que me viene a la mente, es California Pizza Kitchen.
Sé que estarías riéndote ahora al escuchar la mención de eso. California Pizza Kitchen era nuestro lugar.
Cuando estábamos por nuestra cuenta, teníamos muchos problemas financieros y no podíamos pagar mucho más allá de lo básico. Pero constantemente guardábamos dinero para que cada dos semanas pudiéramos salir a cenar juntos. Siempre íbamos a California Pizza Kitchen, usualmente de tarde para aprovechar el especial de la hora feliz.: Una ensalada Cesar y una pizza.
Colocábamos la orden, y entonces…conversábamos.
En ese momento recuperábamos el tiempo que permanecíamos separados porque tenías dos trabajos. En esa ventana del tiempo, no éramos pobres. No estábamos bravos o tristes. Éramos una familia.
Por supuesto, siempre hablábamos de hockey mientras comíamos. Eso era algo que de verdad consumía la vida de ambos porque aunque los tiempos eran duros, el hockey era algo positivo que podíamos compartir. Y no podía haber pedido por una mejor madre seguidora del hockey. Nunca me gritabas o tratabas de corregirme, y siempre sabías cuando yo necesitaba una animadora. Me entendías de una forma como nadie más lo hacía.
A veces te abrías acerca de nuestras dificultades financieras, pero nunca para poner una carga sobre mí Yo sabía que estabas extenuada. Podía verlo, Trabajabas 16 horas diarias para que yo pudiera alcanzar mi sueño de hacerme jugador profesional de hockey. Conseguiste un trabajo como asistente del gerente general de la pista de patinaje artificial durante el día para que yo pudiera patinar gratis, y trabajabas en el escritorio de confirmaciones de una aerolínea por las noches para que yo pudiera volar y asistir a los torneos en las giras de mi equipo. Y de alguna manera también encontrabas tiempo para hacer las tareas escolares conmigo, prepararme la cena y enseñarme a ser un hombre.
Yo siempre trataba de darte algún dinero cada vez que me pagaban el cheque de mi trabajo a medio tiempo en la tienda de implementos deportivos, pero nunca lo aceptabas. Me decías que pagar las cuentas era tu responsabilidad. Solías hacerme reir cuando decías que un día yo te compraría una casa maravillosa. Te hacías cargo de las cosas en ese momento, decías, pero eventualmente yo tendría la responsabilidad. Ahora que te fuiste, siento que fui privado de la oportunidad de hacerme cargo de ti de la manera que yo quería. Yo sabía que venía mi turno. Aunque sabía que nunca podría pagarte por lo que me diste, buscaría darte lo mejor mientras envejecieras.
A veces cuando salíamos a cenar, también hablábamos de las muchachas. Debido a nuestra situación, tratábamos de mantener un bajo perfil. Yo no tenía vida social, pero aún así tratabas de asegurarte que tuviera las destrezas sociales de un adolescente normal. No las tenía, pero al menos tratabas de transmitírmelas.
Sabías que yo tenía el ojo puesto en algunas de la patinadores de la pista, así que cada vez que una muchacha iba a la tienda a comprar patines, te asegurabas de que yo estuviese detrás del mostrador. Yo era muy torpe y timorato en esas situaciones, pero sé que era divertido para ti observarme tratar de salir adelante. Fuiste una gran motivadora, mamá.
Sacrificabas tu felicidad para asegurarte de que yo no tendría que sacrificar la mía. Doce años es una edad difícil. Es una especie de punto de inflexión, cuando los niños empiezan a adoptar los hábitos que tendrán en la adultez. Tampoco era que yo era un niño modelo. Yo estaba molesto y confundido. A veces me metía en peleas o tenía arranques de furia. Pero nunca dejabas que esas cosas pasaran desapercibidas. Siempre me mantenías consciente. Me dabas el espacio que yo necesitaba para ser adolescente, pero también aparecías cuando necesitaba aprender una lección. Básicamente, me enseñaste mucho acerca de lo que significa ser un buen padre.
Mientras reflexiono sobre nuestro tiempo juntos, hay algo que necesito decirte, y que el mundo me lo oiga decir: Gracias mamá. Muchas gracias.
Gracias por poner tu vida a un lado por varios años para que yo pudiera ser feliz. Sé que no tenías a nadie que te apoyara, pero entendías lo mucho que te necesitaba, y me diste todo.
Gracias por mostrarme lo que significa ser un profesional, por mostrarme que no importa cual obstáculo puedas enfrentar, el mejor enfoque siempre es bajar la cabeza e ir a trabajar.
Gracias por ayudarme por ayudarme en octavo y noveno grado cuando ninguno de los dos sabía lo que estábamos haciendo con las tareas escolares. Aún no puedo creer que sacamos 3.0 de nota.
Gracias por juagar tantos papeles en mi vida. Fuiste mi único padre por tanto tiempo, pero cuando llegó el momento fuiste capaz de dejarme ir para que conociera el mundo por mi cuenta. Sé lo difícil que fue eso para ti. Una de las razones más grandes por la que estoy donde estoy hoy se debe a que me pusiste en la posición de salir adelante. Y no solo de tener éxito, sino de hacerlo por mi cuenta.
Gracias por darme la bendición cuando te pregunté que pensabas acerca de mi intención de casarme con mi esposa, Danielle, aunque tú y yo nunca conversamos de que ella tomaría el cargo de la principal mujer de mi vida. Habías sido la persona más importante de mi vida por tanto tiempo, yo sabía que era un gran paso. Y tu apoyo mientras yo creaba una vida propia significó todo para mí.
Finalmente, gracias por el regalo que fue los dos días que pasaste con Riley, tu primera nieta, antes de marcharte. Aunque ella solo tenía seis semanas de dad, estoy muy feliz de que la hayas conocido y de que también te despidieras de ella. A medida que crezca, le voy a contar de ti y del amor que tenías en tus ojos cuando la sostuviste por primera y última vez.
Cerca del final de tu batalla con el cáncer de hígado, sé que hubo algunos días rudos cuando estabas muy enferma para comunicarte, pero también hubo un par de días que fueron perfectos. Estabas alerta y conversadora, hasta te levantaste de la cama. Solo estábamos los dos, y ambos sabíamos que probablemente sería la última vez que tendríamos una conversación.
Recuerdo que me dijiste que estabas tratando de no llorar.
Y dije, “Bien, porque nosotros no hacemos eso”.
Entonces reimos. Y tuve una oportunidad final de decirte cuanto te amo.
Con las circunstancias de mi niñez, hubo muchas maneras en las que pudo encaminarse mi vida. Hubo muchas ocasiones cuando pude haber tomado la dirección equivocada, Pero en vez de eso, he alcanzado todos mis sueños. Cada uno.
Y eso se debió todo a ti.
Te amo mucho mamá. Te extraño.
Con amor.
Bobby.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
viernes, 12 de agosto de 2016
Tegla Loroupe le da a los refugiados olímpicos una lección de esperanza.
Jeré Longman. The New York Times. 04-08-2016.
Rio de Janeiro.- Los alemanes rodaban su equipaje hacia la villa olímpìca, los eslovacos se paraban orgullosamente ante el izamiento de su bandera nacional, y una delegación de Benin posaba para fotos en ropas de estampados amarillos y gorras rojo langosta. En las cercanías, una mujer de Kenia, diminuta y desapercibida, firmaba acerca de su proyecto para darle un hogar olímpìco a los atletas que no lo tienen.
“Paz, unidad a través de los deportes”, escribió ella en el mural.
Tegla Lorouope participará en sus cuartos juegos olímpicos, esta vez no como maratonista sino como embajadora de la paz para llamar la atención y compasión por la crisis mundial de refugiados.
Ella es líder de un grupo de 10 atletas desplazados, conocidos como el Equipo Olímpico de Refugiados. Ellos marcharan este viernes 5 de agosto en la ceremonia inaugural, llevando la bandera olímpica, escuchando el himno olímpico.
Cinco de esos atletas se prepararon para los Juegos de Rio en un campamento de entrenamientos operado por Loroupe en las colinas de las afueras de Nairobi, la capital keniana. “Pienso que tengo la fortaleza para probar que las personas pequeñas pueden hacer algo grande”, dijo ella.
Hay mucho por lo que ser escépticos y cínicos en relación a los Juegos de Verano, como la corrupción y el dopaje y el comercialismo, pero la ceremonia inaugural ouede proveer un respiro ante el pesimismo, un breve alivio a través del ideal olímpico.
Quizás nadie represente la esperanza en el deporte internacional con más resolución que Loroupe. Ella rechazó sucumbir a una expectativa de vida negativa como mujer joven y ha asumido su carrera luego de retirarse del atletismo ofreciendo posibilidad en vez de desespero.
“Las personas tratan a estos refugiados como criminales”, dijo Loroupe este lunes 1 de agosto. “Necesitamos tratarlos con respeto”.
En el mundo del atletismo, Loroupe, 43, es celebrada como la ganadora de la Maratón de Nueva York en 1994 y 1995, la primera negra africana en ganar una maratón importante, y una antigua dueña de la marca mundial de la distancia de las 26.2 millas (42.143 metros).
Pero su sus carreras han sido eclipsadas por su buena voluntad y activismo.
Bajo los auspicios de la Tegla Loroupe Foundation, ella ha organizado carreras por la paz entre tribus rivales, para tratar de resolver los conflictos con reconciliación en vez de armas.
Ella ha mediado disputas tribales por tierras, agua y pastoreo de ganado. De acuerdos a reportes noticiosos de 2010, Loroupe persuadió a 700 miembros de su tribu, el pueblo Pokot, para renunciar a 38 pistolas como parte de una campaña antiviolencia.
Ella ha hecho campaña contra la mutilación genital femenina y levantado la voz por derechos más amplios para las muchachas y mujeres de las sociedades patriarcales de África oriental.
Ella administra una escuela de casi 400 niños, para tratar de evitar que se conviertan en niños soldados, suministrando refugio para los huérfanos del sida o dislocados por la guerra, proporcionando la comida y educación ante el rostro de la pobreza, el conflicto y el escepticismo cultural.
En 2006, fue nombrada embajadora deportiva de las Naciones Unidas. Más adelante ese año, se unió al actor George Clooney y otros para iluminar la región de Darfur, afectada por la guerra, en Sudan.
“Siempre voy donde no hay buenas personas”, dijo Loroupe. “Quiero ayudarles”.
En 2011, los mayoritariamente cristianos de Sudan del sur lograron su independencia del Sudan mayoritariamente musulman. Los cinco refugiados olímpicos entrenados por Loroupe, dos mujeres y tres hombres, son de Sudan del sur. Fueron seleccionados durante pruebas realizadas para buscar corredores en 2015 en dos campamentos de refugiados dentro de las vecindades de Kenia.
A lo largo del mundo, hay 63.5 millones de personas desplazadas por las disputas y la persecución, de acuerdo a la agencia de refugiados de las Naciones Unidas. Esos refugiados son a menudo ignorados por los políticos e incapaces de reconectarse con sus familias o cualquier futuro promisor.
“En un año cuando los refugiados han encontrado limitaciones, campamentos y mentes cerradas, el Comité Olímpico Internacional hizo algo destacadamente abierto”, escribió Minky Worden de Human Rights Watch. “La creación de un equipo de refugiados redimensiona el debate, no para enfocarse en el miedo y el desplazamiento sino en la inclusión y celebración de la resiliencia y el potencial que representan todos los refugiados”.
Uno de los atletas olímpicos refugiados de Sudan del sur es Yiech Pur Biel, 21, quien corre los 800 metros y huyó de su villa en 2005 y se quedó en casa de un vecino mientras su madre y un hermano buscaron sobrevivir en Etiopía. Él dijo que no había oído de ellos desde entonces. Le han dicho que están bien, pero el también sabe que a las personas no les gusta dar malas noticias.
“Tegla es nuestra madre, no solo nuestra líder”, dijo Biel. “La mayoría de nosotros corre debido a la guerra. La señora Tegla nos da la oportunidad de que otras personas conozcan la historia de nuestras vidas. Y podamos olvidar lo que ocurrió antes. Podemos celebrar. Podemos tener esperanza, como todos”.
Otro de los refugiados olímpicos es Paulo Amotum Lokoro, 24, quien corre los 1500 metros. Se perdió mientras huía de su villa sudanesa en 2003, al no poder quedarse con sus padres. No se pudo reencontrar con ellos hasta tres años después en el campamento de refugiados Kakuma de Kenia. Allí fue donde Loroupe lo encontró el año pasado.
En principio, Lokoro pensó que no era lo suficientemente bueno para ser un corridor en serio. O que eso podía ser algun tipo de broma.
“No estaba en nada”, dijo Lokoro. “Ahora estoy en algo”.
Es una emoción que Loroupe lo entienda. Ella es una Pokot, no una Nandi, la tribu dominante keniana de la actualidad. En su villa nativa de Kapsait, cercana al límite con Uganda, los líderes de la comunidad no querían que ella corriera porque era mujer. Su padre no quería que ella fuera a la escuela.
Él esperaba que ella fuese una niñera.
“Su padre la llamaba ‘Inservible’; ese era su nombre para ella”, dijo Anne Roberts, una antigua coordinadora de atletas élite de la maratón de la Ciudad de Nueva York quien ha sido una amiga cercana de Loroupe por más de dos décadas.
Pero, por supuesto, Loroupe no era inservible. Ella se convirtió en una gran corredora. Y cuando los hombres de su grupo de entrenamiento le pidieron que cocinara su comida y lavara sus ropas, ella explicó que era una atleta, no una sirvienta.
Ella y Roberts hablaban a menudo de cómo la carrera de atletismo es corta y el resto de la vida largo. “Serás juzgada por lo que hagas después de tu carrera, no por lo que hagas durante esta”, le dijo Roberts a Loroupe.
En 2014, Thomas Bach, el presidente del Comté Olímpico Internacional, le presentó a Loroupe la idea de llevar un equipo de refugiados olímpicos a los Juegos de Rio. El año pasado, el COI estableció un fondo de 2 millones de dólares para el proyecto.
Cuando el equipo fue armado en junio, Bach dijo: “Este será un símbolo de esperanza para todos los refugiados de nuestro mundo, y hará al mundo más consciente de la magnitud de esta crisis. Es también una señal para la comunidad internacional de que los refugiados son también seres humanos y son valiosos para la sociedad”.
Los refugiados olímpicos podrán no ganar medallas, dijo Loroupe, “pero no desentonarán”.
Aún así, Loroupe ya pregunta. “¿Qué viene después de los Juegos?”
Rwecaudar fondos ha sido una constante batalla para su fundación de paz. Los olímpicos de Rio terminarán el 21 de agosto, pero la angustia de los refugiados no.
“No quiero que este proyecto muera”, dijo Loroupe. “Quiero seguir trabajando con estos refugiados. Quiero ser su embajadora”.
Ella tenía otro apodo cuando era joven: Chebaibai. La persona quien es feliz y divertida.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
jueves, 11 de agosto de 2016
En un Puente, la agilidad mental de un ciclista salva una vida en un anden.
Jim Dwyer. 04-08-2015. The New York Times.
En una foto de teléfono celular, un hombre joven se para en un anden del puente George Washington. Usa pantalones cortos azules de gimnasio con medias blancas, franela gris, gorra de beisbol beige. Sus brazos descansan sobre el riel. Detrás y debajo de él hay 70 metros de cielo, luego el río Hudson. La foto fue tomada un instante o dos antes que Julio De León alcanzara el punto medio de su recorrido semanal a través del puente.
“Este es el momento favorito de todos los ciclistas”, dijo Mr. De León. “Cuando la brisa da en tu rostro”.
Él hace ese viaje los jueves, ida y vuelta entre su hogar en Rockland County, N.Y., y su trabajo en la Upper West Side de Manhattan. Lo hace por el ejercicio y por los placeres de una estructura cuyo diseñador y arquitecto Le Corbusier, una vez describió como “el único lugar de gracia de una ciudad desordenada”.
El jueves pasado, 28 de julio, el segundo día más caliente del año, Mr. De León manejaba la bicicleta de vuelta a casa, en dirección oeste sobre el puente, disfrutaba el soplo de aire en su piel.
Entonces lo vio: un perro en la via, atado al riel. “Eso es algo inusual, miré a mi izquierda, y vi al tipo”, dijo Mr. De León.
El tipo era un joven de 19 años de edad de Massachusetts. Él había escalado sobre el riel que separa la via del anden de concreto. Mr. De León, 61, empezó a pasear a través del puente hace dos o tres meses luego que una lesión en la rodilla le impidió seguir corriendo. Sigue siendo un hombre en forma, tallado, para quien los paseos en bicicleta son una ejecución más no un cansancio. “Nunca me detengo cuando manejo bicicleta”, dijo él.
Excepto el pasado jueves.
Era cerca de las 5:30 de la tarde en un Puente cuyo dueño, la autoridad portuaria de Nueva York y Nueva Jersey, dice que es el más utilizado del mundo: una maravilla de la ingeniería que sirve a un infinito y enmarañado tráfico.
En lo que va de este año, ocho personas han saltado o caído a sus muertes desde este sitio de gracia. En otras cuarenta veces los transeúntes u oficiales de policía de la autoridad portuaria han intervenido.
Más temprano, un oficial había notado que el hombre joven caminaba de un lado a otro con el perro. Aparentemente estaba acercándose a la posición de peligro donde lo divisó Mr. De León. Pero el oficial se había marchado para el momento cuando el hombre escaló. Eso fue en plena hora pico.
“¿Como puede llegar allí la policía a las 5:30?” dijo Mr. De León.
Alguien tenía que hacer algo por él.
El menor de 10 hijos en una familia de inmigrantes de República Dominicana, Mr. De León ha trabajado como portero en el mismo edificio de West 82nd Street por 31 años, ha estado casado por 33 años y es padre de dos hijos y una hija.
“Me bajé de la bicicleta”, dijo Mr. De León, estirando sus brazos, como si se dispusiera a abrazar el aire. “Mostré mis manos de esa manera. Empecé a moverme hacia él poco a poco”.
No tenía un guión en el bolsillo, y estaba tan absorbido por el momento que no puede recordar sus palabras precisas. “Dije: ‘No hagas eso. Te amamos, mi corazón’, algo como eso”.
Lo que sea que haya dicho él, sus palabras fueron una bendición que lo acercaron al hombre joven.
“En un segundo, solo en un segundo, me moví y lo agarré así”, su brazo derecho se dobló como el bastón de un pastor, “y lo mantuve conmigo”, dijo Mr. De León. “Él empezó a ver a la realidad. Estaba llorando. Traté de calmarlo”.
Un peatón no percibido por Mr. De León también había visto al hombre joven en el andén; era quien había tomado la foto del celular. Cuando Mr. De León agarró al hombre joven, el hombre del teléfono pasó de observador a co-rescatista. Juntos, él y Mr. De León inmovilizaron al hombre afectado desde el riel, hasta la seguridad del camino.
Era impresionante que un hombre que primero había tomado una foto, aparentemente antes de movilizarse para ayudar; en admiración de Mr. De León, le envió la foto a él. El hombre declinó atender una llamada para hablar de su experiencia.
Es pertinente pensar que la tecnología digital ha degradado nuestro impulso de ser actores en el mundo y lo reemplazó por la habilidad del pulgar para observar y grabar. Pero “espectador” era el papel de la mayoría de nosotros mucho antes que fuesen inventados los smartphones.
Mr. De León no dejó ir al hombre joven una vez que estaba a salvo. “Llama a la policía”, le dijo al hombre del cellular.
Sus manos estaban ocupadas.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
ROMA, 1960 ABEBE BIKILA CORRE UNA MARATON DESCALZO
NITSUH ABEBE. REVISTA DOMINICAL THE NEW YORK TIMES. AGOSTO 2016.
Algo divertido acerca de ser un etíope-americano llamado Abebe es que muchos viejos extraños quieren hablarte acerca de Abebe Bikila. En 1960, Bikila compitió en los Juegos Olímpicos de Roma, la capital de la nación que había, durante la niñez de Bikila, invadido y ocupado Etiopía durante medía década, llevándose con ella una gran cantidad de antigüedades y dejando detrás mucha muerte, infraestructura y gelato. Bikila corrió la maratón, en las calles de Roma, descalzo. (Los zapatos Adidas que le suministraron eran incómodos, además él había entrenado descalzo), Ganó, estableciendo una marca mundial para la maratón y se convirtió en el primer negro africano en ganar una medalla de oro. Puedo recordar a mi padre interpretar ese momento desde su niñez: Abebe Bikila cruzando la meta.
Fue un momento clásico olímpico; el hombre desconocido de una de las naciones independiente de África, entrando a la gran vieja ciudad del ocupante, determinado y descalzo, avanzando en la historia. (Los recuentos siempre enfatizan los pies descalzos, hasta el punto de asomar que quizás toda la nación de Etiopía no tenía para comprar un par de zapatos), Este es el tipo de cosa sobre el cual está construido el mito del escenario olímpico mundial: la noción de que en algún lugar árido de alguna nación olvidada una persona se esfuerza con algun don de potencial humano que puede, en ese escenario, dejar a un lado las asimetrías, fuerza militar, hegemonía cultural, dinero, que se interponen camino a la victoria.
Sin embargo aquí está el punto: ¿De verdad eso ocurre en los Juegos Olímpicos? ¿A menudo? Y cuando ocurre, ¿Cuáles son las probabilidades de que presencies eso como parte de la cobertura olímpica estadounidense, la cual generalmente sigue a nuestros atletas a través de muchos, muchos eventos aburridos en los cuales ellos ganarán medallas? ¿Es demasiado obvio decir que si realmente los Juegos Olímpicos trataran de verdad sobre el potencial humano individual, podrías esperar ver más medallistas interesantes de, no sé, Pakistan o Indonesia?
Es duro, en estos días, para mi ver las olimpíadas como otra cosa que no sea un experimento científico masivo y muy costoso, en el cual un puñado de supercompetitivos estados del primer mundo con grandes recursos para invertir en la producción de medallas filtran sus talentosos jóvenes atletas mediante programas de investigación orientados hacia el entrenamiento y las competencias clasificatorias, para optimizar tantas facetas como sea posible de su entrenamiento, dieta, psicología, suplementos y métodos elaborados de hacer trampa. Esto no es una prueba de potencial humano o talento atlético; es una prueba de habilidad organizacional corporativa, una manera en la que naciones enteras juegan con su ciudadanía de la forma como los niños juegan con sus figuras favoritas de acción. Y eso es antes de llegar a los Juegos Olímpicos de invierno, donde hasta ese reto se desvanece y todo lo que queda es un puñado de naciones premiándose con medallas por ser buenos en hechos especializados que la mayoría de los seres humanos del planeta no tendrían razones de contemplar, sin mencionar la fabricación de herramientas, pistas y aparatos involucrados.
Una vez que estos pensamientos llegan a tu mente, hay momentos cuando las historias individuales de coraje y devoción y levantarse ante los pronósticos que aparecen en las biografías de los atletas olímpicos comienzas a parecer tristes, como imaginar que una transición de un reloj cucú tenga emociones dramáticas al momento de avanzar a la próxima estación. Empiezas a preguntarte: ¿Por qué dejarle eso a la casualidad? ¿Por qué no trabajar en eso y hacer una coreografía de esos hechos como un arte? Busquen a los guionistas; déjenlos regalarnos un Abebe Bikila cada semana de cobertura.
Nitsuh Abebe es un editor de textos de la revista.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
martes, 9 de agosto de 2016
Ella nadó para escapar de Siria. Ahora nadará en Rio.
Charly Wilder. The New York Times. 01-08-2016.
Berlin.- Yusra Mardini, nadadora olímpica, tenía hora y media de sesión de entrenamiento diario de patadas de mariposa a lo largo de la piscina con un pato de plástico amarillo balanceándose sobre su cabeza.
Otras nadadoras jóvenes compartían el andarivel, pero Mardini de 18 años, mantenía su paso, avanzando por el medio, emergiendo al final de la piscina de tiempo en tiempo para intercambiar el pato, utilizado para entrenamiento de balanceo, por un snorkel (tubo de respiración) o tabla para patear.
Mardini había estado practicando desde octubre en el centro de entrenamiento en el Wasserfreunde Spandau 04, uno de los clubes de natación más viejos de la ciudad. La piscina fue construida por los nazis para los Juegos Olímpicos de 1936.
Todo acerca de la ruta de Mardini hacia los juegos de Rio ha sido inesperado. Ella competirá con el primer equipo de refugiados en unas Olimpíadas, un hecho que era impensable menos de hace un año cuando ella permanecía hundida hasta el cuello en el mar Mediterráneo nadando por su vida.
En agosto pasado, Mardini y su hermana Sarah huyeron de la guerra que asolaba Siria y se embarcaron en un viaje de un mes a través de Libano, Turquía y Grecia, hasta los Balcanes y Europa central, para llegar a Alemania, con riesgo inminente de captura y muerte. Cuando su embarcación se averió entre Turquía y Grecia, ella y su hermana, también nadadora, saltaron al agua y ayudaron a guiar al bote a puerto seguro.
La historia de Mardini llamó la atención pública en marzo cuando fue identificada por el Comité Olímpico Internacional como candidata a competir en un nuevo equipo de refugiados, hecho para atletas sin país o de otra manera sería excluida de los juegos. Ella fue lanzada a la luz pública, celebrada por los medios noticiosos como un rostro fresco de la llamada cultura de bienvenida de Alemania, una historia reivindicativa en el centro de la crisis global de refugiados.
Mardini fue nombrada oficialmente integrante del equipo de refugiados en junio junto a nueve atletas de Siria, Sudán del sur, República Democrática del Congo y Etiopía. El equipo competirá bajo la bandera y el himno olímpicos, entrará al estadio Maracaná este viernes 5 de agosto en la ceremonia inaugural de penúltimo, ante del anfitrión Brasil. Mardini competirá en los 100 metros libre y los 100 metros mariposa.
“Va a ser muy agradable”, dijo ella, al lanzar su morral rosado Nike sobre una mesa en la cafetería del centro de entrenamiento.
Ella se había enterado pocas semanas antes que había sido incluida en el equipo olímpico, por un grupo de periodistas quienes habían ido al apartamento donde ella vive ahora con su hermana.
“Porque nunca abro mis correos electrónicos”, dijo Mardini.
Entonces dijo que los periodistas le dijeron que una amiga de ella, Rami Anis, también nadadora siria, habíacalificado para el equipo también. “Entonces fue cuando dijo ‘¡Ahhh!’”, dijo Mardini.
Mardini se había puesto una sudadera provista de un cierre de cremallera (obsequio de la marca de artículos deportivos alemana, Arena) y secó su cabello por capas sobre sus hombros. En cada oreja llevaba dos zarcillos: una perla y una piedra preciosa.
Mardini se mueve entre la frenética, incontenible excitación y la medio aburrida preocupación. Envía mensajes de texto frecuentemente. En otras palabras, es una adolescente normal.
“Cuando yo era una niña pequeña, me pusieron en el agua”, dijo Mardini, quien creció en el suburbio Daraya de Damasco. Su padre, entrenador de natación, empezó a prepararla cuando ella tenía 3 años. Mardini llegó a competir con el equipo nacional de Siria y recibió apoyo del Comité Olímpico Sirio.
Pero la guerra reventó en 2011, cuando ella tenía 13 años, y Mardini vio su relativa vida idílica empezar a transformarse.
“De pronto no podías ir donde querías, o tu mamá te llama cuando has salido y dice, ‘Regresa; algo está pasando allá afuera’”, dijo ella.
La escuela sería cancelada por varios días, dijo ella, “o alguien está disparando y tienes que correr”.
Aún así, dentro del mundo de sus amigos y compañeros de clase, dijo Mardini, la vida seguía igual la mayor parte del tiempo. “Nunca hablábamos de la guerra”, dijo ella. “¡Era un fastidio!”. Al comienzo todos hablaban de eso, pero luego de unos años, estábamos como: ‘¡Está bien, si voy a morir, voy a morir! ¡Pero déjenme vivir mi vida. Quiero ver a mis amigos!”
Suficiente es suficiente.
En 2012, el hogar de la familia Mardini fue destruido en la masacre de Daraya, uno de los peores atropellos del comienzo de la guerra, con cientos de decesos civiles. Las cosas siguieron deteriorándose. Dos de sus amigos nadadores fueron asesinados, dijo ella, y un día una bomba laceró el techo del centro donde ella entrenaba.
“Le dije a mi mamá, ‘Está bien, suficiente es suficiente’”, dijo Mardini. “Y ella dijo, ‘Bien busca a alguien en quien yo pueda confiar para que te lleve, y te puedes ir’”.
El 12 de agosto de 2015, Mardini y su hermana se fueron con dos primos de su padre y otro amigo. Volaron desde damasco hasta Beirut, Líbano, hasta Estambul, donde se contactaron con contrabandistas y un grupo de unos 30 refugiados con quienes se quedaron durante el viaje.
El grupo fue enviado a Izmir, Turquía, y luego llevado a un area boscosa cercana al mar para esperar para abordar un bote que los trasladara a la isla griega de Lesbos.
“Pensamos que éramos los únicos viajeros, pero había cuatro o cinco viajes cada día”, dijo Mardini. “Había 200 o 300 personas ahí, cada cual esperando hasta que no hubiera policía en el mar para irse”.
En la noche, los helicópteros patrullaban el area, dijo ella, pero las autoridades turcas nunca entraron al bosque.
“La policía tenía miedo porque los contrabandistas tenían armas”, dijo Mardini. Los contrabandistas, dijo ella, “no tenían miedo”.
Despues de cuatro días, Mardini y su hermana estaban apretujadas con otras 18 personas, incluyendo un niño de 6 años de edad, en un bote diseñado para cargar seis. En su primer intento, fueron capturados por agentes fronterizos y devueltos. En su segundo, el motor se dañó luego de 20 minutos, y el bote quedó a la deriva.
De las 20 personas a bordo, solo las hermanas Mardini y dos hombres jóvenes sabían nadar, así que los cuatro saltaron por la borda. Eran cerca de las 7 de la noche, y el cambio de marea había embravecido y picado el mar.
“Todos rezaban”, dijo Mardini. “Llamábamos a la policía turca, la policía griega, les decíamos. ‘¡Por favor ayúdennos. Tenemos niños! ¡Nos estamos ahogando!’ Y ellos seguían diciendo: “Volteen y regresen. Volteen y regresen’”.
Mardini y su hermana nadaron por tres horas y media, para ayudar a que el bote se mantuviera en ruta, aun cuando los dos nadadores masculinos se rindieron y dejaron que el bote los llevara. Hacía frío, dijo Mardini. Sus ropas la hundían, y la sal ardía en sus ojos y piel.
“Yo pensaba, ¿qué? ¿Soy nadadora, y al final voy a morir en el agua?”, dijo ella.
Pero ella estaba determinada a mantener una buena actitud, y no solo por su bienestar.
“El niño seguía mirándome asustado”, dijo ella, “así que estaba haciendo divertidos todos esos rostros”.
Una larga espera.
Eventualmente el bote llego a la costa de Lesbos, pero el viaje apenas comenzaba. Las personas del grupo caminaron por días y dormían en el campo o iglesias. Aunque tenían dinero, los taxis rechazaban detenerse para ellos, y los restaurantes a menudo rechazaban darle servicio.
“Pero también había buenas personas”, dijo ella. “Cuando llegué, no tenía zapatos, y había una muchacha griega, pienso que de mi edad, y nos vio y nos dio un abrigo para el niño, y me dio sus zapatos”.
Las hermanas viajaron a pie o en buses manejados por contrabandistas desde Grecia, a través de Macedonia, a través de Serbia hasta Hungría. Ellas estaban en Budapest en septiembre cuando las autoridades húngaras cerraron la estación central a los refugiados. Muchos, incluyendo a las hermanas Mardini, habían gastado cientos de euros en boletos de tren que ahora estaban prohibidos usar, lo que llevó a centenares de refugiados a protestar fuera de la estación.
“Yo estaba observando”, dijo Mardini. “Me decía: ‘¿Donde estoy? ¿Y que va a pasar si ellos me llevan a la cárcel ahora?’”
Eventualmente ellas salieron de Hungría, viajando a través de Austria y finalmente llegaron a Alemania, donde terminaron en un campo de refugiados en Berlin, compartiendo una tienda con seis hombres con quienes habían viajado.
“¡Yo estaba feliz! Dijo Mardini. “No tengo problemas. Estoy en Alemania. Tengo a mi hermana. Eso es todo”.
Las hermanas Mardini pasaron mucho de su primer invierno aleman esperando en largas colas en el punto de registro principal, la oficina estatal de salud y asuntos sociales, conocida por su acrónimo Lageso, para poner sus papeles de asilo en orden. A menudo tenían que esperar afuera por ocho horas a temperaturas congelantes solo para ser devueltas, les decían que regresaran el dia siguiente
“Ahí en Lageso, lloré más que durante el viaje”, dijo Mardini.
En principio, regresar al agua era la última cosa en su mente, pero luego de unas semanas, dijo ella, empezó a pensar en eso, especialmente cuando se enteró de que una amiga competidora había ganado una competencia en Asia.
“Me dije: ‘¡Mamá! ¡Ahh! ¡Yo debería estar ahí! ¡Soy major que ella!’” dijo ella.
Un traductor egipcio quién la ayudaba frecuentemente en el campo de refugiados puso en contacto a Mardini con el cercano Wasserfreunde Spandau, y Sven Spannekrebs, un entrenador por mucho tiempo en el club, accedió a hacerle una prueba a ella. Cuando vio nadar a Mardini, Spannekrebs dijo, que estaba impresionado.
“La base técnica era muy buena”, dijo Spannekrebs, quien acompañó a Mardini para almorzar en la cafetería después que ella nadó en la mañana. “Despues de dos años sin entrenar, era como si el fondo aeróbico no fuese bueno. Su cuerpo estaba fuera de forma”.
“¡Yo no estaba tan mal!” dijo Mardini, al soltar sus cubiertos en protesta. Él le lanzó una mirada de incredulidad exagerada. Ella sonrió y concedió, “Está bien, tenía 25 días comiendo en Burger King y McDonald’s”
Una beca de entrenamiento.
Poco despues de empezar a entrenar a Mardini, Spannekrebs se convenció de que ella podría ser candidata para los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020. Pero cuando supieron que el Comité Olímpico Internacional iba a armar un equipo de refugiados, él y Mardini se dieron cuenta de que los sueños olímpicos de ella podían hacerse realidad mucho antes de lo esperado. En enero, el comité le otorgó una beca de entrenamiento a ella, y Spannekrebs empezó a entrenarla en una rigurosa programación diaria: sesiones de dos horas en el agua y otra hora de entrenamiento aeróbico al aire libre, con sesiones académicas intermedias.
“Ella es realmente una buena atleta”, dijo él.
Una medalla en Rio está fuera de alcance. Los tiempos más rápidos de Mardini son 1 minuto 8 segundos en los 100 metros mariposa y 1:02 en los 100 metros libre, nueve y 11 segundos por detrás de los tiempos oficiales de clasificación olímpica para esos eventos.
“Espero lograr mis mejores tiempos personales”, dijo Mardini.
Mardini utilizó algo del dinero de la beca para conseguir un apartamento con su hermana cercano al centro de entrenamiento. Sus padres y sus dos hermanas menores se les han unido en Berlin, y toda la familia ha recibido asilo temporal.
Mardini publica fotos selfies y citas inspiracionales en árabe e inglés en su página Facebook y en Instagram. Ella dijo que trataría de conocer algunos de sus atletas favoritos en Rio, particularmente el ídolo de su niñez, Michael Phelps.
Mardini dijo que le gustaría usar la atención que ha recibido para ayudar a otros refugiados. Eventualmente ella espera regresar a Siria para compartir su historia con la gente de allá.
“Recuerdo todo, por supuesto”, dijo ella. “Nunca olvido. Eso es lo que me impulsa para hacer más y más”.
“Llorar en una esquina, esa no soy yo”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
lunes, 8 de agosto de 2016
Correr con dos piernas adicionales, y el doble de esfuerzo.
Lindsay Crouse. The New York Times. 29-07-2016.
Si te rompes el pie al entrenar para una media maratón y quieres correr de todas formas, en muletas, Maggie Nolting ofrece unos consejos: Envuelve los apoyos de las muletas con camisetas deportivas y masajea tus axilas con crema corporal; usa los guantes más gruesos que encuentres; y, por supuesto, optimiza tu salto.
Ella hablaba con propiedad. Cuando Nolting corrió una media maratón en Nevada en mayo, al tardar 3 horas, 32 minutos, 13 segundos, en muletas para atravesar las 13.1 millas, ella venció a 43 personas quienes corrieron con ambos pies.
Los estudios indican que moverse con muletas tradicionales como las de Nolting requiere cerca del doble de energía de una caminata regular. Pero quienes han tratado de correr de esa manera dicen que se siente que hay que dar más de eso.
“Fue la experiencia física más dura que haya hecho”, dijo Nolting, una actriz de 24 años de Los Angeles. “Una vez que empiezas, y es lento y doloroso, tu cerebro empieza a preguntar si eres insana, pero tienes que seguir intentándolo”.
El esfuerzo de ella en la media maratón fue el logro de solo una competidora en muletas en medio de una multitud de corredores a plenitud de condiciones. Cuando Nolting vuelva a correr con sus dos pies en pocas semanas, dejará si retar la marca del ascenso más rápido en muletas del Monte Kilimanjaro (4 días, 20 horas, 30 minutos). Lo mismo ocurrirá con la marca de más maratones en muletas (seis). Su intento ni siquiera rivalizará con la noticia más importante de correr en muletas del año pasado, cuando un hombre con rodilla artrítica terminó una carrera de 5 kilómetros en 44 minutos.
Pero determinada a registrar su legado, ella ha aplicado para Guinness World Records para reportar su tiempo como el mejor para una corredora con muletas en la media maratón.
Como con cualquier record, hay reglas estrictas para calificar. La misma pierna debe estar retirada del suelo todo el tiempo, sin cambiarla, por lo que algunos atletas se atan la pierna para mantenerla doblada. También hay dolores agravantes: escozor en las axilas, ampollas en las manos, vibraciones que impactan las muñecas. Los corredores que usan muletas se quejan de lo anacrónicos que pueden ser esos implementos. (Nolting usó las muletas tradicionales de apoyos axilares, muy distintas a las más prácticas muletas de antebrazos a menudo utilizadas por los atletas discapacitados). Y para rematar, los corredores no son particularmente reconocidos por la fortaleza de su tórax.
Antes de su inesperada transición a correr con muletas, Nolting había aparecido en las películas “Reels of Sewage” (2012) y “Killing Slashers” (2013), así como en algunos comerciales. Por ese mismo tiempo, ella desarrolló una pasión por correr y participó en varias medias maratones, con un mejor tiempo de 1:54:30. Ella entrenaba con un grupo de acondicionamiento físico al aire libre de 200 personas, parte de una red de trabajo llamada el November Project, y planeaba correr el Revel Mount Charleston Half Marathon a través del desierto de Nevada en mayo.
Entonces llegó una fractura en su pie izquierdo a mitad de una carrera en abril, pasó dos días en cama reflexionando en lo que había ocurrido. El médico de Nolting, quien también es parte de su grupo de acondicionamiento físico, le dijo que podía seguir ejercitándose, si podía evitar usar el pie lesionado.
“Así que hice movimientos con un pie, y supe que podía hacer cualquier actividad física que quisiera”, dijo ella. “Solo tenía que idear una estrategia”.
Su mente se enfocó en la carrera que había estado planificando correr. Basándose en su experiencia como navegante de los lagos de Minneapolis y luego en la University of Southern California, Nolting utilizó los músculos de sus brazos para convertir sus muletas en herramientas atléticas. Decidió correr la media maratón de todas formas.
Primero, corrió seis millas con muletas, dio varias vueltas alrededor de un reservorio, y la semana siguiente siguió con otros nueve intentos.
“Estaba adolorida, me dolían mucho las muñecas, y me ardían las axilas”, dijo ella. “Estaba cansada, pero sabía que podía seguir adelante”.
La carrera con muletas requiere una preparación meticulosa, particularmente en términos de método. Al mejorar durante una sesión de entrenamiento en colinas, Nolting desarrolló una técnica que llamó el “salto de muleta” al mantener sus muletas desplazándose con un movimiento apropiado con una cadencia estable, en un ritmo que ella apreciaba como de caída controlada.
“Si solo camino con mis muletas, avanzaré, moviendo mi pie bueno, pero si corro, lo haré en una secuencia de muleta, pierna y salto extra”, dijo ella. “El salto extra es nuevo. Pero funciona. Adelantas más rápido”.
A medida que entrenaba, los hombros de Nolting se fortalecían, y el músculo de la pantorrilla de su pierna buena se hizo más robusto. Pero cuando ella se acercó a ala línea de salida de su media maratón en Nevada, cuidando de arrancar desde atrás, nadie estaba impresionado.
“Muchas personas al inicio de la carrera dijeron que yo estaba loca, que yo no lo lograría”, dijo ella. “Mientras llegaba a la séptima y octava millas me decía ‘No puedo creer que haya llegado tan lejos’. En las primeras millas los policías me dijeron que los llamara cuando necesitara que me sacaran de la carrera. Pero en la octava milla, ellos dijeron, ‘Nos vemos en la meta’”.
Ahí fue cuando ella empezó a pasar corredores. Algunos celebraban, otros se lamentaban.
Ella ajustaba su música al ritmo de sus movimientos ( rock clásico para mantener la durabilidad de sus zancadas largas; country para los ajustes rápidos), y se inclinaba hacia adelante en las bajadas, mantenía las muletas adelante para que el impulso no la hiciera caer.
“Se necesita más musculatura de brazos para lograr una gran avanzada, pero fui capaz de seguir la motivación de mi música y mezclarla con mi enfoque”, dijo ella. “Aún hasta la milla final”.
Al recortar su zancada e incrementar sus ajustes en un cambio de velocidad hasta la meta, ella terminó como la atleta 1.115, y la única con muletas, en cruzar la meta.
“Cuando terminé, me dolía la pierna, muchos extraños me asediaron, estaba nerviosa y me iba a caer”, dijo ella. “Pero tenía que seguir avanzando con mis muletas”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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